Disclaimer: Los personajes y lugares que aparecen en el siguiente relato no
son míos son de J. K. Rowling, Warner Brothers y no sé quien más. Con la
excepción de anteriormente nombrada Brigitte Beauséant y alguien más por
ahí que no hayan salido en los cuatro primeros libros (no e leído el cinco
así que cualquier nombre similar será la coincidencia más grande de la faz
de la tierra) así que pido encarecidamente, nada de demandas, no creo
merecerlas.
Nota de la Autora: Hola gente linda, pero aun malvada, que no deja reviews. Aquí la tercera parte de esta historia, que creo que si sigue así, tendrá que subir a NC-17. Aunque no sé, díganme ustedes si lo creen necesario. En la segunda parte, Remus lindo decidió que no le importaba mucho que estuviera casada (vaya moral tan flexible la suya), pero ella descubrió las cicatrices de las batallas con los mortífagos y él le tuvo que contar porque la había dejado, ahora quédense con la siguiente parte de la historia. Pero antes review:
llSiRiArweNlllBlacKll: Hola SIRIArwen, creo que voy a llamarte Siri, para acortar un poco el nombre. Gracias por dejar review. El fic será corto, pero aun no decido que es lo que va a pasar al final. Aquí te va lo que sigue, y ten paciencia ya veras que pasa con ellos, espero que te guste.
Besos de Lorien Lupin.
"Mi reflejo en tus ojos dorados"
Autora: Lorien Lupin
Tercera parte:
Su mirada se posó en la mía, carente de expresión alguna que me diera una pista de lo que pasaba por su cabeza, y tras los que me parecieron los segundos más largos de la historia me ofreció una sonrisa ligera, se acercó a mi rostro y beso mi nariz. Yo sonreí y ella se acurrucó junto a mí, escondiendo la cara en la base de mi cuello, la oí decirme con voz de fingida seriedad.
Tiene usted mucho que explicar señor Lupin - me dijo enterrando su nariz en mi cabello y agregando - pero no ahora, en este momento sólo quiero disfrutar tenerlo de nuevo junto a mí.
Brigitte - llamé después de varios minutos del silencio más cómodo y maravilloso que existe, y muy a pesar mío.
¿Huummmm? - fue su respuesta.
Brigitte, con la tristeza de tener que desbaratar este momento. Y ten en cuenta que lo pregunto solamente porque no quiero que tengas ningún problema.
¡Habla ya cariño!
Está bien. ¿no crees que se hace tarde? Además no llegaste a dormir a casa. Como se llame debe estar preocupado.
Supongo que tienes razón, pero no quiero irme aún.
Yo tampoco quiero que te vayas.
¿Qué hora es?
Son las once y veinticinco - dije yo después de darle una mirada al reloj de mi cómoda.
¡Hummmm! - volvió a decir Brigitte, está vez con obvia molestia.
¿Qué?
Ya es muy tarde, supongo que debo irme.
Supongo que sí, pero recuerda que aun tenemos mucho que conversar.
No haré nada hasta que lo hayamos conversado primero - me prometió Brigitte, mientras se levantaba con la intención de darse una ducha rápida - me ducho y me voy.
Yo me voy a duchar en el otro baño - le informé y dándole un beso me fui a la ducha de la antigua alcoba de mis padres.
*****************
Finalmente estabamos en la puerta de mi casa; Brigitte se despidió de mí con un beso y prometió llamarme en la noche. La vi salir por la puerta pero antes de que la terminara de cerrar la llamé de nuevo.
¿Qué pasa amor? - me preguntó Brigitte volviendo a entrar y mirándome con una sonrisa.
¿Cómo se llama él? Tu. - me detuve, en ese momento aun no me sentía capaz de decir esa palabra.
Después del primer momento de arrebato en que se la lancé como un reproche, sentía que me arañaba la garganta cada vez que trataba de empujarla hacia arriba, por mi garganta. Pero Brigitte entendió, tras mi pausa, no sólo lo que quería decir, sino también lo difícil que era para mí decirlo y con una expresión sombría me dijo el nombre del que era su esposo.
Su nombre es William Drake.
Gracias - dije yo sin poder pensar en algo que se ajustara mejor a la situación, Brigitte se acercó a mí aún más, y me besó en los labios.
Yo cerré los ojos y relegué al fondo de mi mente los gritos de mi conciencia, fuera lo que fuera, con lo que está intentara ahogar la voz de mí corazón, tendría que esperar a que Brigitte se hubiera ido a su casa. Antes de eso, ninguna otra cosa que no fuera la sensación de sus labios sobre los míos, podía ocupar mi mente.
Finalmente Brigitte se fue, y mi conciencia me gritó a voz en cuello que todo eso estaba mal, que no era correcto. Casi podía imaginarme a mis padres cayéndose de espaldas en donde sea que estuvieran ahora. Mi conciencia me informó también, que James y Lily, no hubieran estado de acuerdo, menos aun después de su propio matrimonio. Hubiera podido rebatir que, quizás Sirius me hubiera entendido, pero no quería pensar en él. Y después de pasear por toda la casa, con mi conciencia por única y molesta compañía, decidí salir a dar un paseo por el vecindario, quizás ir al parque y leer un rato. Resultó ser una muy mala idea, mi conciencia no estaba acostumbrada a ser ignorada tan olímpicamente, no desde los días del colegio y decidió seguirme en mi paseo.
Mis pasos me llevaron, primero por las casas del vecindario, por las que fui seguido por las curiosas miradas de mis vecinas. De seguro las dos ancianitas de la casa del frente habían visto a Brigitte entrar a mi casa anoche, y lo más probable es que la hubieran visto irse hace poco. Eran hermanas y vivían en esa casa desde hacía muchos años, recordaban a mis padres y debido al cariño que les habían tenido y al hecho de haberme visto crecer, me trataban como al nieto que ninguna de las dos había tenido; yo estaba seguro de que más adelante, en el momento en que consiguieran detenerme el suficiente, me preguntarían sobre la identidad de mi joven acompañante. Por el momento, y aunque ambas me saludaron amablemente desde el pórtico de su casa, yo no me detuve. Crucé el vecindario hacia el parque entre las miradas de algunos de mis vecinos. Con un libro en la mano, me adentré un poco en el parque y me detuve en una banca; en la cual me puse a leer. Ya dije antes que el paseo fue una mala idea, como dije también hace unos momentos, mi conciencia me siguió en dicho paseo, y por cada vecino curioso que me miraba y saludaba de manera un poco más fija que de costumbre, mi conciencia me hacía pensar, por una fracción de segundo, que aquella persona lo sabía todo. Pero la peor parte llegó cuando estuve cómodamente instalado en la banca del parque; las familias que yo había pasado en mi camino hacia ese lugar solitario, empezaban a llegar ahí también, y mi conciencia me hablaba de la misma manera tan directa y ajena a mí como siempre lo había hecho; como sí no fuera parte de mí. Me dijo que yo estaba destruyendo una familia, una familia que bien podría ser como aquellas que se divertían frente a mí.
No, no es lo mismo - me dije a mí mismo en voz muy baja, no me hacia falta que todo el mundo me creyera loco, ya tenía muchos problemas sin ese título como agregado.
"¿Por qué no? - casi pude oír decir a mi conciencia."
Porque no es lo mismo - volví a decirme en la misma voz baja - ella está casada pero me quiere a mí, no a él.
"Ese es un asunto diferente - volvió a decirme aquella voz que en realidad no podía oír - el hecho que ella no lo ame, no quita el hecho de que sean una familia. ¿O acaso tu le has preguntado si tiene o no hijos?"
Ninguna idea que pudiera refutar ese pensamiento vino a mi mente, durante varios minutos. Finalmente, mi alma se negó a creer en tal posibilidad.
No - me dije a mismo tanto como aquella voz inaudible que en esos momentos no me decía nada más - ella no se hubiera quedado tanto tiempo fuera de su casa si fuera así. Me lo hubiera dicho. No te dijo que estuviera casada o sí - fue lo último que me dijo aquella voz inexistente.
Supongo que esas eran todas mis dudas. Me aterraba el hecho de separar a una familia, podía vivir con romper un matrimonio, pero no a una familia. Me aferré a la convicción de que Brigitte no me hubiera ocultado algo así, no después de que aclaramos las cosas por lo menos, y después de irme a almorzar al lugar de siempre, regresé a mi casa a esperar la llamada de Brigitte. La cual finalmente, y ya terminando la tarde, llegó.
Remus - me dijo su voz suavemente, haciéndome voltear hacia la chimenea, a la cual no estaba mirando en ese momento. Supe entonces que su esposo era mago, pues entre el fuego de mi chimenea, flotaba en ese momento la cabeza de Brigitte. No pude evitar sonreír al ver sus ojos azules brillando alegres a la luz de las llamas, iluminados tanto por el fuego, como por la sonrisa de autentica felicidad que en esos momentos aparecía en su rostro.
Yo me bajé del sillón en el que estaba sentado y me arrodillé frente a la chimenea, mi conciencia se había callado una vez más, silenciada por la luz de esa mirada; y mis labios volvían a esbozar la misma sonrisa de enamorado que a menudo habitaba mi rostro en mis tiempos de colegio, y algunos años más tarde.
¿No tuviste problemas? - le pregunté sin que me importara mucho lo que eso significaba.
No, se molestó un poco, pero se tragó mi excusa - me dijo ella frunciendo ligeramente el ceño, gesto que desapareció de su rostro en cuanto sus ojos, alejados durante un momento, volvieron a posarse en mi; en ese momento, una nueva sonrisa cruzó su rostro.
Qué bien, ¿pero no será peligroso que estés hablando conmigo desde la chimenea de tu casa? - Pregunté yo mirándola con una media sonrisa cariñosa.
No lo creo, William salió a comprar y tardará algo en volver - me dijo despreocupada, y luego con un gesto entre travieso y culpable agregó - le dije que quería helado y luego me negué a acompañarle a la tienda.
Yo le sonreí por toda respuesta, que me importaba a mí si el tal William sufría, o si era engañado y no lo merecía. En ese momento no me interesaba, yo también había sufrido. En mis veinticuatro años, probablemente había sufrido más de lo que él sufriría en toda su vida, Brigitte había sido mía primero y si ambos éramos felices juntos, no valía la felicidad de dos personas, más que la de una sola; en ese momento creí firmemente que sí.
Te amo - le dije mandándole un beso al aire.
Yo también te amo - me dijo ella, mandándome un beso de la misma forma - pero debo irme, su auto está entrando en la cochera y no creo que deba verme hablando contigo, haría preguntas.
Llámame o búscame mañana - le dije suavemente.
Lo haré. Adiós - me dijo y con un suave plop, desapareció de entre las llamas.
"¿Estás feliz? - Me dijo mi conciencia, esta vez hablándome a través de mi reflejo en el espejo de la sala - te acabas de convertir en el amante de una mujer casada, ya no sé que hago aquí, si vas a violar tus propios principios, creo que no me necesitas."
Ahora no, por favor - me rogué a mí mismo antes de alejarme del espejo y perderme de nuevo en las calles de la ciudad; necesitaba con urgencia un trago.
Fin de la tercera parte. ********************
Nota de la Autora: Bueno, hasta aquí la tercera parte, espero que les haya gustado. Ya es definitivo, Remus es amante de Brigitte. Si ella va a dejar o no al esposo, se verá más tarde, ellos acordaron decidirlo juntos. En el siguiente capítulo, aunque no sean capítulos propiamente dichos, veremos el inicio de esa relación clandestina, y las cosas a las que deben renunciar dada la naturaleza de la relación. Espero que lo hayan disfrutado y que dejen reviews.
Besos para mis lectores y toda la gente linda del ff.net.
Lorien Lupin.
Nota de la Autora: Hola gente linda, pero aun malvada, que no deja reviews. Aquí la tercera parte de esta historia, que creo que si sigue así, tendrá que subir a NC-17. Aunque no sé, díganme ustedes si lo creen necesario. En la segunda parte, Remus lindo decidió que no le importaba mucho que estuviera casada (vaya moral tan flexible la suya), pero ella descubrió las cicatrices de las batallas con los mortífagos y él le tuvo que contar porque la había dejado, ahora quédense con la siguiente parte de la historia. Pero antes review:
llSiRiArweNlllBlacKll: Hola SIRIArwen, creo que voy a llamarte Siri, para acortar un poco el nombre. Gracias por dejar review. El fic será corto, pero aun no decido que es lo que va a pasar al final. Aquí te va lo que sigue, y ten paciencia ya veras que pasa con ellos, espero que te guste.
Besos de Lorien Lupin.
"Mi reflejo en tus ojos dorados"
Autora: Lorien Lupin
Tercera parte:
Su mirada se posó en la mía, carente de expresión alguna que me diera una pista de lo que pasaba por su cabeza, y tras los que me parecieron los segundos más largos de la historia me ofreció una sonrisa ligera, se acercó a mi rostro y beso mi nariz. Yo sonreí y ella se acurrucó junto a mí, escondiendo la cara en la base de mi cuello, la oí decirme con voz de fingida seriedad.
Tiene usted mucho que explicar señor Lupin - me dijo enterrando su nariz en mi cabello y agregando - pero no ahora, en este momento sólo quiero disfrutar tenerlo de nuevo junto a mí.
Brigitte - llamé después de varios minutos del silencio más cómodo y maravilloso que existe, y muy a pesar mío.
¿Huummmm? - fue su respuesta.
Brigitte, con la tristeza de tener que desbaratar este momento. Y ten en cuenta que lo pregunto solamente porque no quiero que tengas ningún problema.
¡Habla ya cariño!
Está bien. ¿no crees que se hace tarde? Además no llegaste a dormir a casa. Como se llame debe estar preocupado.
Supongo que tienes razón, pero no quiero irme aún.
Yo tampoco quiero que te vayas.
¿Qué hora es?
Son las once y veinticinco - dije yo después de darle una mirada al reloj de mi cómoda.
¡Hummmm! - volvió a decir Brigitte, está vez con obvia molestia.
¿Qué?
Ya es muy tarde, supongo que debo irme.
Supongo que sí, pero recuerda que aun tenemos mucho que conversar.
No haré nada hasta que lo hayamos conversado primero - me prometió Brigitte, mientras se levantaba con la intención de darse una ducha rápida - me ducho y me voy.
Yo me voy a duchar en el otro baño - le informé y dándole un beso me fui a la ducha de la antigua alcoba de mis padres.
*****************
Finalmente estabamos en la puerta de mi casa; Brigitte se despidió de mí con un beso y prometió llamarme en la noche. La vi salir por la puerta pero antes de que la terminara de cerrar la llamé de nuevo.
¿Qué pasa amor? - me preguntó Brigitte volviendo a entrar y mirándome con una sonrisa.
¿Cómo se llama él? Tu. - me detuve, en ese momento aun no me sentía capaz de decir esa palabra.
Después del primer momento de arrebato en que se la lancé como un reproche, sentía que me arañaba la garganta cada vez que trataba de empujarla hacia arriba, por mi garganta. Pero Brigitte entendió, tras mi pausa, no sólo lo que quería decir, sino también lo difícil que era para mí decirlo y con una expresión sombría me dijo el nombre del que era su esposo.
Su nombre es William Drake.
Gracias - dije yo sin poder pensar en algo que se ajustara mejor a la situación, Brigitte se acercó a mí aún más, y me besó en los labios.
Yo cerré los ojos y relegué al fondo de mi mente los gritos de mi conciencia, fuera lo que fuera, con lo que está intentara ahogar la voz de mí corazón, tendría que esperar a que Brigitte se hubiera ido a su casa. Antes de eso, ninguna otra cosa que no fuera la sensación de sus labios sobre los míos, podía ocupar mi mente.
Finalmente Brigitte se fue, y mi conciencia me gritó a voz en cuello que todo eso estaba mal, que no era correcto. Casi podía imaginarme a mis padres cayéndose de espaldas en donde sea que estuvieran ahora. Mi conciencia me informó también, que James y Lily, no hubieran estado de acuerdo, menos aun después de su propio matrimonio. Hubiera podido rebatir que, quizás Sirius me hubiera entendido, pero no quería pensar en él. Y después de pasear por toda la casa, con mi conciencia por única y molesta compañía, decidí salir a dar un paseo por el vecindario, quizás ir al parque y leer un rato. Resultó ser una muy mala idea, mi conciencia no estaba acostumbrada a ser ignorada tan olímpicamente, no desde los días del colegio y decidió seguirme en mi paseo.
Mis pasos me llevaron, primero por las casas del vecindario, por las que fui seguido por las curiosas miradas de mis vecinas. De seguro las dos ancianitas de la casa del frente habían visto a Brigitte entrar a mi casa anoche, y lo más probable es que la hubieran visto irse hace poco. Eran hermanas y vivían en esa casa desde hacía muchos años, recordaban a mis padres y debido al cariño que les habían tenido y al hecho de haberme visto crecer, me trataban como al nieto que ninguna de las dos había tenido; yo estaba seguro de que más adelante, en el momento en que consiguieran detenerme el suficiente, me preguntarían sobre la identidad de mi joven acompañante. Por el momento, y aunque ambas me saludaron amablemente desde el pórtico de su casa, yo no me detuve. Crucé el vecindario hacia el parque entre las miradas de algunos de mis vecinos. Con un libro en la mano, me adentré un poco en el parque y me detuve en una banca; en la cual me puse a leer. Ya dije antes que el paseo fue una mala idea, como dije también hace unos momentos, mi conciencia me siguió en dicho paseo, y por cada vecino curioso que me miraba y saludaba de manera un poco más fija que de costumbre, mi conciencia me hacía pensar, por una fracción de segundo, que aquella persona lo sabía todo. Pero la peor parte llegó cuando estuve cómodamente instalado en la banca del parque; las familias que yo había pasado en mi camino hacia ese lugar solitario, empezaban a llegar ahí también, y mi conciencia me hablaba de la misma manera tan directa y ajena a mí como siempre lo había hecho; como sí no fuera parte de mí. Me dijo que yo estaba destruyendo una familia, una familia que bien podría ser como aquellas que se divertían frente a mí.
No, no es lo mismo - me dije a mí mismo en voz muy baja, no me hacia falta que todo el mundo me creyera loco, ya tenía muchos problemas sin ese título como agregado.
"¿Por qué no? - casi pude oír decir a mi conciencia."
Porque no es lo mismo - volví a decirme en la misma voz baja - ella está casada pero me quiere a mí, no a él.
"Ese es un asunto diferente - volvió a decirme aquella voz que en realidad no podía oír - el hecho que ella no lo ame, no quita el hecho de que sean una familia. ¿O acaso tu le has preguntado si tiene o no hijos?"
Ninguna idea que pudiera refutar ese pensamiento vino a mi mente, durante varios minutos. Finalmente, mi alma se negó a creer en tal posibilidad.
No - me dije a mismo tanto como aquella voz inaudible que en esos momentos no me decía nada más - ella no se hubiera quedado tanto tiempo fuera de su casa si fuera así. Me lo hubiera dicho. No te dijo que estuviera casada o sí - fue lo último que me dijo aquella voz inexistente.
Supongo que esas eran todas mis dudas. Me aterraba el hecho de separar a una familia, podía vivir con romper un matrimonio, pero no a una familia. Me aferré a la convicción de que Brigitte no me hubiera ocultado algo así, no después de que aclaramos las cosas por lo menos, y después de irme a almorzar al lugar de siempre, regresé a mi casa a esperar la llamada de Brigitte. La cual finalmente, y ya terminando la tarde, llegó.
Remus - me dijo su voz suavemente, haciéndome voltear hacia la chimenea, a la cual no estaba mirando en ese momento. Supe entonces que su esposo era mago, pues entre el fuego de mi chimenea, flotaba en ese momento la cabeza de Brigitte. No pude evitar sonreír al ver sus ojos azules brillando alegres a la luz de las llamas, iluminados tanto por el fuego, como por la sonrisa de autentica felicidad que en esos momentos aparecía en su rostro.
Yo me bajé del sillón en el que estaba sentado y me arrodillé frente a la chimenea, mi conciencia se había callado una vez más, silenciada por la luz de esa mirada; y mis labios volvían a esbozar la misma sonrisa de enamorado que a menudo habitaba mi rostro en mis tiempos de colegio, y algunos años más tarde.
¿No tuviste problemas? - le pregunté sin que me importara mucho lo que eso significaba.
No, se molestó un poco, pero se tragó mi excusa - me dijo ella frunciendo ligeramente el ceño, gesto que desapareció de su rostro en cuanto sus ojos, alejados durante un momento, volvieron a posarse en mi; en ese momento, una nueva sonrisa cruzó su rostro.
Qué bien, ¿pero no será peligroso que estés hablando conmigo desde la chimenea de tu casa? - Pregunté yo mirándola con una media sonrisa cariñosa.
No lo creo, William salió a comprar y tardará algo en volver - me dijo despreocupada, y luego con un gesto entre travieso y culpable agregó - le dije que quería helado y luego me negué a acompañarle a la tienda.
Yo le sonreí por toda respuesta, que me importaba a mí si el tal William sufría, o si era engañado y no lo merecía. En ese momento no me interesaba, yo también había sufrido. En mis veinticuatro años, probablemente había sufrido más de lo que él sufriría en toda su vida, Brigitte había sido mía primero y si ambos éramos felices juntos, no valía la felicidad de dos personas, más que la de una sola; en ese momento creí firmemente que sí.
Te amo - le dije mandándole un beso al aire.
Yo también te amo - me dijo ella, mandándome un beso de la misma forma - pero debo irme, su auto está entrando en la cochera y no creo que deba verme hablando contigo, haría preguntas.
Llámame o búscame mañana - le dije suavemente.
Lo haré. Adiós - me dijo y con un suave plop, desapareció de entre las llamas.
"¿Estás feliz? - Me dijo mi conciencia, esta vez hablándome a través de mi reflejo en el espejo de la sala - te acabas de convertir en el amante de una mujer casada, ya no sé que hago aquí, si vas a violar tus propios principios, creo que no me necesitas."
Ahora no, por favor - me rogué a mí mismo antes de alejarme del espejo y perderme de nuevo en las calles de la ciudad; necesitaba con urgencia un trago.
Fin de la tercera parte. ********************
Nota de la Autora: Bueno, hasta aquí la tercera parte, espero que les haya gustado. Ya es definitivo, Remus es amante de Brigitte. Si ella va a dejar o no al esposo, se verá más tarde, ellos acordaron decidirlo juntos. En el siguiente capítulo, aunque no sean capítulos propiamente dichos, veremos el inicio de esa relación clandestina, y las cosas a las que deben renunciar dada la naturaleza de la relación. Espero que lo hayan disfrutado y que dejen reviews.
Besos para mis lectores y toda la gente linda del ff.net.
Lorien Lupin.
