Disclaimer: Los personajes y lugares que aparecen en el siguiente relato no son míos son de J. K. Rowling, Warner Brothers y no sé quien más. Con la excepción de anteriormente nombrada Brigitte Beauséant y alguien más por ahí que no hayan salido en los cuatro primeros libros (no he leído el cinco así que cualquier nombre similar será la coincidencia más grande de la faz de la tierra) así que pido encarecidamente, nada de demandas, no creo merecerlas.

Nota de la Autora: Hola gente linda, pero aun malvada, que aun no deja reviews, pero no me importa. En el capítulo anterior Remisito se libró de un gran problema, pero uno nuevo se presenta. En este capítulo un giro en la historia y aparece un personaje ignorado hasta ahora. Antes del capítulo, review:

llSIRIArweNlllBlacKll: Hola de nuevo Siria, como estás que bueno que te gustó el capítulo, espero que te guste este también. Pasa algo importante y aparecen nuevos personajes. Sin más que decir me despido, bye.

Y ahora, sin más preámbulos al capítulo:
Lorien Lupin.
"Miembro de la Orden Siriusana"

"Mi reflejo en tus ojos dorados"

Autora: Lorien Lupin

Sexta parte:

Lo ilusa que es la juventud, en ese momento de verdad creí que me había librado de ese problema; y que esa desafortunada nueva coincidencia, no tendría consecuencias. Fui un tonto, lo admito; porque en el momento que yo resoplaba aliviado en un sillón de mi sala, el rostro nervioso de Brigitte volvió a aparecer entre las llamas y fingiendo nuevamente un tono casual empezó a hablar.

Hola, perdona que te moleste tan pronto, pero William y yo estamos organizando una fiesta este fin de semana y estaríamos encantados de que pudieras venir - exclamó Brigitte con el tono más natural que podía, pero mandándome miradas nerviosas con sus ojos azules que brillaban por los nervios.

Yo la interrogaba con la vista tratando de saber que debía contestar, pero ella agitaba la cabeza como señal de no saber el mejor modo de actuar, yo me disponía a rechazar la oferta amablemente, varias horas de convivencia con el tal William Drake, ni más ni menos que el esposo de mi amada Brigitte, era más de lo que me sentía capaz de soportar. Desgraciadamente la voz de William volvió a sonar, dirigiéndose a mí nuevamente, y el muy imbécil me invitó tan amable y educadamente que me fue imposible no aceptar, finalmente la cabeza de Brigitte y sus reprochadoras miradas desaparecieron de mi chimenea y yo volví a aventarme en el sillón, está vez no sintiéndome para nada aliviado.

Esa va ser una velada encantadora - ironizó mi molesta conciencia, mientras yo lanzaba una mirada al espejo de la sala y veía a mi reflejo sonriéndome con burla en los ojos.

Es que acaso me volví loco la otra noche, eso debe ser. Brigitte y yo jamás nos encontramos y yo simplemente estoy internado en el pabellón psiquiátrico de St. Mugo.

No muchacho, desgraciadamente no estás loco.

Debo estarlo, tú tienes que ser un síntoma de locura, estas conversaciones no son normales.

Quizás tienes razón, pero eso sería el colmo de la mala suerte.

Por lo menos esas raras conversaciones conmigo mismo y la presencia de Brigitte me distraían de la creciente sensación de nervios que me invadió con el transcurso de los días antes de la bendita fiesta, pero me decía a mi mismo que nada iba a suceder, y llegué a presentir que así sería. Así quedó demostrado una vez más que son las mujeres las del sexto sentido, y que yo; ya fuera por mi condición de varón o por simple negación de la naturaleza, carecía por completo de ese dichoso sentido extra.

El día de la fiesta llegó, yo estaba considerando seriamente no asistir y disculparme luego, pero desistí a último minuto. Me carcomían las ganas de saber como era el hombre que ante el mundo era la pareja de mi Brigitte. Así que me alisté con mucho más esmero del usual, y dejando a un lado la vanidad debo admitir que estaba yo para morirse. La mirada de Brigitte y de todas las demás mujeres de la fiesta me lo confirmaron momentos después.

Pero la persona a la que en realidad quería yo impresionar sin darme cuenta, el hombre al que yo quería apabullar no se inmutó. A pesar de que en apariencia, porte y personalidad era yo mucho más imponente que él, e incluso más joven, él no pareció receloso en ningún momento. Quizás era su misma edad, William era por lo menos 10 años mayor que Brigitte y yo; pero en cuanto entré por la chimenea, sonrió amablemente y me expresó su alegría por conocer por fin a uno de los amigos de colegio de Brigitte, y ya no pude sentir por él todo el desprecio que hubiera querido sentir. Para mi desgracia, realmente me agradó el esposo de la mujer a la que amaba. ¿No les parece irónico?

Finalmente me paré frente a mi chimenea y echando los polvos flu al fuego, partí hacia la casa de Brigitte. Me recibieron ella y su esposo William, que en ese momento estaban de pie junto a la chimenea, recibiendo a sus invitados junto con un elfo doméstico que se llevaba las capas de ambos. Por primera vez mis ojos se posaron sobre el hombre que había llevado a Brigitte al altar. Ella no me había mostrado foto alguna de él; en realidad ella no guardaba ninguna foto en su cartera, la única foto que yo le había encontrado, escondida dentro de un viejo estuche de maquillaje que jamás usaba, era una foto mágica de nosotros dos en el fiesta de graduación de Hogwarts. Así que como ya dije era la primera vez que William Drake tenía un rostro en mi mente, y la imagen que ahora ocupaba su nombre me tranquilizó mucho. William no era particularmente apuesto, su imagen no era nada imponente, estoy seguro que si me lo hubiera encontrado en cualquier otro lugar o circunstancias lo habría olvidado pocos minutos después de perderlo de vista. Era más bajo que yo, prácticamente del tamaño de Brigitte, de contextura media, definitivamente más grueso que yo. Su cabello negro era opaco, y en sus ojos negros de mirada amable, no había nada de extraordinario, era completamente opuesto a mí en aspecto, no supe decir si lo era también en su forma de ser, y si era por esas razones que ella lo había elegido, porque no quería acordarse de mí.

Bienvenido señor.

Remus Lupin, es un placer - exclamé por formulismo cuando William me saludo extendiendo la mano con gesto amable.

Hola Remus, bienvenido - exclamó Brigitte extendiendo una mano que yo besé cortamente.

El resto de la fiesta transcurrió de la forma más normal que era posible, conversé con bastantes personas, amigos del trabajo de William, familiares de William, amigos de ella y él. Por suerte, no vi a ninguno de los familiares de Bri, estoy seguro que no me hubieran olvidado, no después del escándalo que hubo cuando nos fuimos a vivir juntos y del escándalo aun mayor que hubo cuando me fui del departamento, sin haberle propuesto matrimonio en ningún momento. También me alegró no encontrar en la reunión a ninguno de los antiguos amigos de Brigitte. Aquellos que junto a mis amigos, conformaban nuestro circulo social al momento de separarnos.

Muchas mujeres en la fiesta me hacían claras invitaciones para que nos conozcamos más a fondo, yo las evitaba como podía, hasta que me encontré una con la que me vi obligado a excusarme y salir disparado hacia el piso superior y esconderme temporalmente en el baño de la planta alta. Cada pocos minutos me asomaba hacia abajo, todo para comprobar una y otra vez que la insistente dama aun estaba al pie de la escalera, esperando a que yo bajara. Ya había pasado como diez minutos en el dichoso baño cuando volví a salir al pasillo, para acercarme una vez más a la baranda de la escalera. Y allí me topé con Brigitte, casi no habíamos hablado en toda la noche, unas pocas veces se había acercado a mi y se había quedado junto a mi, pero en dos de esos momentos se había acercado William, y tras unos estresantes diez minutos de conversación sobre nuestros años en Hogwarts, Brigitte se había alejado con la excusa de ir a ver como estaba la cena.

La última vez que se había acercado a hablar conmigo, un elfo había salido para informar que la cena estaba lista y habíamos pasado al comedor. Después de eso no había habido oportunidad y luego había aparecido la mujer que esperaba abajo y que no se había apartado de mí por bastante rato.

Remus, por fin te encuentro a solas. - exclamó acercándose a mí, abrazándome por la cintura y besándome en los labios, antes de separarse de mi, y cogiéndome la mano llevarme de regreso al baño - es mejor salir del pasillo - exclamó con voz traviesa una vez cerrada la puerta.

¿Estás loca? - exclamé mirándola con sorpresa, pero sin poder evitar sonreírle - no podemos.

¿Y por qué no? - exclamó ella mirándome sensualmente y poniendo sus manos en mi pecho me empujó lentamente hasta que quedé sentado en la tapa cerrada del inodoro.

Brigitte recogió un poco su túnica color lavanda y se sentó en mi regazo, con las piernas a los lados de mi cadera y echándome los brazos al cuello empezó a besarme mucho más apasionadamente que en el pasillo.

Mis labios recorrían su cuello y ella parecía empezar a olvidarse de que nos encontrábamos en su casa, y que su esposo, y otras veinticinco personas se encontraban a pocos pasos de nosotros, bajando la escalera no más estaba una de ellos.

Bri, no podemos hacer esto. - exclamé yo cuando las risas de alguien en el piso de abajo me regresaron a la realidad - no aquí, no ahora.

Umm, supongo que tienes razón - exclamó Brigitte soltando mi oreja y mirándome a los ojos con ligera decepción en su rostro, que ahora estaba cubierto de un ligero color rojo.

Lamentablemente la tengo - exclamé yo con media sonrisa.

Brigitte me dio otro corto beso en la boca y se levantó, dirigiéndose al espejo para arreglarse. Se peinó el cabello que yo le había revuelto y con un hechizo quitó las arrugas que se habían formado en su túnica, luego se lavó el maquillaje y rápidamente se lo aplicó de nuevo.

Como nueva - exclamó mirándose al espejo por última vez, y luego con una sonrisa se volteo hacia mí que ya de pie la miraba con una sonrisa - ahora déjame que te arreglé a ti también. Mira como te he dejado - exclamó riendo cortamente y empezando a peinar mí cabello, que ella había dejado todo revuelto.

Yo la dejé hacer, le gustaba hacer esas cosas, arreglarme le gustaba mucho, no se porque. Me arregló la túnica, quitó las marcas de su lápiz labial de mi rostro y alrededores y poniendo su mano en mis labios besó el dorso de su mano que ocultaba mi boca.

Te besaría pero después te tengo que volver a desmaquillar - dijo sonriendo y separándose de mí, abrió la puerta - yo bajo de primero y luego tú te escabulles abajo, procurando que te vean la menor cantidad de gente posible.

Como tú digas - le dije mientras ella tomaba mi mano y salíamos de regreso al pasillo.

Y ahí frente a nosotros, una de las personas que me había alegrado no ver en la fiesta. Alexandra Gubert estaba de pie frente a nosotros, viéndonos con gran sorpresa, especialmente a mí.

¿Remus Lupin? - exclamó arrugando ligeramente el ceño en un gesto de confusión.

Hola Alexandra - fue lo único que exclamé yo, soltando al instante la mano de Brigitte.

Fin del capítulo seis. ******************

Nota de la Autora: Hola gente linda y malvada. Hasta aquí el capítulo seis, o la sexta parte, como dice arriba de todo. ¿Quién es la tipa que los encontró? ¿Le dirá a alguien? ¿Se fregó Remus? Bueno dejen sus opiniones, bye.

Besos para todos mis queridos lectores y para toda la gente linda del ff.net.

Lorien Lupin.
"Miembro de la Orden Siriusana"