Aquí se supone que va el disclaimer habitual, ya sabéis que los personajes, lugares y todo eso no me pertenecen, son de J.K.R.

Capítulo 10 explicaciones

Lo primero que hicieron Sirius y la señora Weasley fue abrazar a los cuatro jóvenes. Aunque no fueron los únicos, Bella, Remus y el señor Weasley también los abrazaron, y algunos otros, como por ejemplo, Mundungus les estrechaban la mano o les daban una palmadita en el hombro

-Bueno creo que ya está bien de tanto abracito -dijo Dumbledore. En su voz y en su rostro había mucha preocupación, aunque lo que acababa de decir parecía más bien algo burlón. -Creo que nos debéis una pequeña explicación de lo ocurrido, aunque mejor dicho, lleváis una semana y poco más desaparecidos..

-¿Por qué diablos no mandasteis una lechuza? Estábamos preocupadísimos, no podía localizar ni si quiera al collar, nos temimos lo peor -se quejó Sirius.

-Sí, fue todo muy raro. Tú desapareciste para buscar a tu primo, no pongas esa cara Sirius me lo dijo, aunque luego pensamos que habías vuelto a aparecer porque Ron y Hermione nos dijeron que les estabas llamando desde la habitación así que supusimos que ya estarías de vuelta y bien. Ginny nos dijo que se iba al baño. Cuando pasó una hora y media comenzamos a preocuparnos por vuestra ausencia, y subimos a tu habitación. Nos volvimos locos cuando no vimos a nadie, hasta tu cuerpo había desaparecido!!!!! Entonces llamamos a Dumbledore y supusimos que había sido un plan de Voldemort, intentamos buscaros por medio del colgante pero no aparecíais en ningún sitio. Al principio pensamos que habíais muerto, aunque después supimos que habíais escapado de Voldemort, aunque seguíamos sin poder encontraros -empezó a contar Remus.

-Remus, creo que es preferible que los cuatro jovencitos nos cuenten su punto de vista y después ya les diremos lo que hemos descubierto, ¿estáis de acuerdo? -dijo Dumbledore. Todos asintieron. -¿Quién quiere empezar?

Ron, Hermione y Ginny miraron a Harry con cara de "creo que será mejor que lo expliques tú, porque nosotros no tenemos ni idea de lo que ha pasado" y Harry, como no, entendió muy rápido la indirecta, muy directa, de sus tres amigos.

-Vale, creo que será mejor que os lo cuente yo. Bueno pues como ya sabéis escuché que mi primo me pedía ayuda y me aparecí a su lado, aunque resultó que no era mi primo, era un mortífago que había tomado poción multijugos. Entonces Voldemort echó un hechizo a la habitación en la que estábamos todos para que nadie pudiese ni entrar ni salir de la habitación en la que estábamos a menos que supiese la contraseña. Parecía que Voldemort había descubierto la forma de poder verme, porque todos los mortífagos me miraban. Por cierto, creo que se os olvidó comentarme ciertos detalles sobre mi vida que me hubiesen servido de algo -dijo Harry. -Estoy harto de que me ocultéis las cosas y luego enterarme de todo por parte de Voldemort que no hace más que reírse de mí por el hecho de no tener ni idea de nada.

-¿De que estás hablando Harry? -preguntó Sirius. Parecía que realmente no tenía ni idea de lo que Harry estaba hablando, y no era el único, miró las caras de todos los presentes y se dio cuenta de que todos lo miraban con a misma cara que Sirius, como si no entendiesen nada. Aunque no todos tenían la misma cara, Dumbledore parecía saber que es lo que Harry decía.

-Así que te has enterado. Ya lo siento por no habértelo dicho antes, pero no estaba seguro de que fuese verdad.

-Dumbledore, ¿de qué estáis hablando? -preguntaron Remus y Sirius.

-Usted lo sabía y no me dijo nada, pero ¿por qué?, quiero decir, es mi vida y tenía derecho a saberlo -dijo Harry, con un poco de enfado en su voz. Estaba harto de que lo trataran como un niño.

-¿Se puede saber de que estáis hablando? -preguntaron de nuevo.

-No te lo dije porque no estaba seguro de que fuese verdad, además no pensé que estuvieses preparado para saberlo -contestó Dumbledore.

-¿Y ahora estoy preparado?, porque creo que sigo estando igual de preparado que antes, y la forma en la que me enterado no es que haya sido la mejor, ¿No crees? -preguntó, de nuevo su enfado estaba creciendo, aunque poco a poco conseguía que su tono de voz no fuese muy alto.

-Lo siento, Harry, debí habértelo dicho antes, pero te repito que no lo sabía con certeza, ¿y si te lo hubiese dicho y no hubiese sido verdad?

-Perdón, pero alguien nos puede decir porque están discutiendo -preguntó de nuevo Remus.

-Creo que si alguien tiene que contaros algo ese es Harry, como el ha dicho antes es su vida y el tiene que decidir si deciros su secreto o no -Dijo Dumbledore.

Harry fue a hablar, pero se sentía mareado, tenía ganas de vomitar, y el haber discutido no le había sentado muy bien, que digamos. Fue a abrir la boca, pero decidió que era mejor mantenerla cerrada, por si acaso. Ginny vio que Harry no se sentí muy bien, así que decidió inventarse una excusa para que los dejaran salir de allí, y así Harry podría descansar. En parte ella se sentía un poco culpable de que Harry estuviese "enfermo" porque había pensado más en el hecho de querer salir de aquella casa que en la salud de Harry, aunque se contentaba con pensar que Harry la había obligado, por decirlo de alguna manera, a guardar silencio.

-Os importa guardar el interrogatorio para otro momento, es que estamos muy cansados, y necesitamos dormir -dijo Ginny. Hacía poco que se habían despertado pero aún así era la única excusa que se le había ocurrido a Ginny. Ron y Hermione también se habían dado cuenta de que Harry no se encontraba muy bien, y, a pesar de que pensaran que lo mejor sería que algún medimago lo viese, sabían que Harry les mataría por decir que no se encontraba bien. Últimamente había adoptado una forma de pensar que no les gustaba nada a ninguno de sus amigos, quería evitar a toda costa que nadie se preocupara por él, y era capaz incluso hasta de estar con cuarenta de fiebre que no se lo diría a nadie.

-Esto es importante señorita Weasley, ya sé que están cansados y supongo que tendrán hambre pero necesitamos saber que es lo que ha pasado -dijo Dumbledore, dando por zanjado el tema. Harry se estaba poniendo muy blanco y Ginny se dio cuenta así que por primera vez en su vida protestó al director.

-Sé que es importante señor Dumbledore, pero creo que cualquier cosa que os podamos decir ahora no solucionará nada, lo único importante es decirles que Voldemort está muy furioso porque nos escapamos de una forma muy peculiar y que.. -Ginny se calló.

-¿Qué pasa Ginny? -preguntó la señor Weasley.

-Bueno es que. No sé como decirlo. -empezó a titubear Ginny.

-OH, OH. Como no nos pudimos dar cuenta antes -parecía que los demás se estaban dando cuenta de lo que pasaba.

De repente Harry despareció de la habitación y poco tiempo después reapareció con colagusano atado. Ahora si que su aspecto físico no pasó inadvertido para nadie. Su cara, antes blanca, ahora tenía un color verdoso que hizo que más de uno se acercara para ver que estaba bien o que más de un se echara hacia atrás.

-Harry, ¿estás bien? -preguntó muy desconfiada Bella.

-Sí, ¿por qué? -contestó Harry no muy convencido de que se creyeran lo que decía. Se encontraba francamente mal. La habitación casi le daba vueltas y tenía muchas ganas de vomitar, aunque nunca lo admitiría. Notó que alguien le tocaba el brazo y dejó de pensar. -¿Qué?

-Que si estás bien seguro, no tienes buena cara -dijo Remus.

-Seguro que estoy bien, bueno, ¿qué más queríais saber? -preguntó para desviar la atención, pero entones Ginny les cortó a todos.

-No, no estás bien. Ya sé que te lo prometí, pero, ¿y si te pasara algo?.

-Ginny, por favor. Te lo pido por favor. Recuerdas lo que hablamos ¿verdad? -preguntó Harry intentando convencerla.

-Sí lo recuerdo perfectamente, prefiero que me dejes de hablar, pero que por lo menos estés bien. Tú también recuerdas lo del salón ¿verdad?, no puedo dejar que nada te pase -contestó Ginny. Mientras los dos jóvenes discutían los mayores les miraban como observando un partido de pin pon. Nadie, salvo Hermione y Ron que habían observado la escena del salón, sabía de qué estaban hablando Ginny y Harry.

-Por favor -volvió a repetir Harry.

-Lo siento -de repente su tono de voz cambio y su mirada se dirigió al director -Señor Dumbledore, creo que Harry necesita que le vea un medimago, lleva más de una semana con cuarenta de fiebre, vomitando y con sudores. No sé porque le ha dado esa actitud de no querer que nadie le ayude, pero me parece que necesita ayuda. Además el hacer tantos viajecitos le ha cansado mucho y necesita que alguien le de algo para el dolor de cabeza. Ayer le conseguí bajar un poquito la fiebre poniéndole una toalla en la frente, es un remedio muggle que funciona, pero aún así su fiebre era alta. Ya sé que no le debí haber dejado hacer el viaje hoy, pero el se empeñó y me dijo que me dejaría de hablar si le contaba a alguien que estaba enfermo -cuando acabó de contar todo esto ya no tenía la voz seguro como al principio, y no dejaba de mirar al suelo.

-¡Harry! -Le chilló Sirius - ¿Qué es esa estúpida actitud de no querer que nadie te ayude? -al ver que Harry no contestaba lo hizo Ginny.

-Cree que vosotros ya tenéis suficientes problemas como para encima ir quejándose el todo el rato -de nuevo dijo esto sin dejar de mirar el suelo. Harry intentaba odiar a Ginny por no haber guardado su secreto, pero cada vez que la miraba con cara de odio, ese odio se desvanecía, rápidamente se dio cuenta que le era imposible odiarle, además, no se sentía con tantas fuerzas como para andar odiando y discutiendo con alguien.

Bella se acercó a Harry con la intención de tocarle la frente, aunque este en un acto reflejo se alejó. Le entraron nauseas y decidió que lo mejor que podía hacer era desaparecer de allí.

-Lo siento, pero tengo que ir al baño, ahora vengo - dijo Harry.

Antes de que nadie le pudiese decir que no, o le pudiese detener empezó a correr con las pocas fuerzas que le quedaban y desapareció del gran comedor. Su primer destino fue el baño. No quería que nadie le encontrara así que decidió ir al baño de Mirtle la llorona. Por suerte para él, ella no se encontraba allí dentro. Una vez se hubo calmado, y hubo vomitado un par de veces se sentó el suelo del baño. Se sentía un poco mejor, "Por lo menos la habitación ya no me da tantas vueltas" pensó. Quería desaparecer por un tiempo. Por un par de horas, no sabía porque pero necesitaba estar sólo. Mientras pensaba todo esto estaba mirando a los grifos del baño. Entonces recordó la cámara de los secretos. Pensó que allí nadie lo podría molestar, nadie sabía como abrirla excepto él y Voldemort. Estaba pensando que tarde o temprano irían a buscarlo y pensó en dejar una nota. No supo como pero cuando pensó esto una pluma con tinta y un trozo de pergamino se le aparecieron delante. Entonces escribió una breve carta para que los demás no se preocuparan por él.

Queridos amigos,

Os escribo esta carta para que sepáis que me encuentro bien. Me apetece estar sólo, así que me voy a ir a la cámara de los secretos. Ya sé que pensáis que es un poco arriesgado, pero lo único que quiero es estar sólo por un tiempo y la puerta de la cámara sólo la podemos abrir o yo o Voldemort y no creo que él se presente aquí.

Estaré bien, os lo prometo.

No os preocupéis, volveré para la hora de cenar o quizás para desayunar.

Os quiero,

Harry Potter.

Releyó la carta un par de veces y pensó que con eso bastaría. Se apretó el collar muy fuerte para que Sirius pudiese localizar la carta y sin perder tiempo abrió la entrada y desapareció.

Caminó por la cámara un tiempo sin rumbo fijo. Lo único que le apetecía era andar y no pensar en nada, aunque de vez en cuando no podía evitar pensar en Ginny. Sentía una sensación extraña cada vez que pensaba en ella. Trataba de sentirse enfadado pero luego pensaba cosas como "No sé de que me quejo, yo hubiese hecho lo mismo". No supo cuanto tiempo había pasado, pero después de andar, andar, y seguir andando llegó al centro de la cámara. Le entraron unas ganas terribles de tumbarse y descansar un tiempo, y, de nuevo, una cama se apareció ante él. No quiso saber porque pasaban esas cosas, sólo agradeció en alto. Se tumbó y se quedó dormido. Cuando se despertó pensó que no llevaba durmiendo ni cinco minutos. Se sentía igual de cansado. No sabía dónde estaba, o quizá sí. Después de caminar un rato reconoció la casa dónde se encontraba. Era la casa a la que había ido a atender el llamado de su primo. Tenía curiosidad por saber de quien era esa casa, ya que tenía que estar vacía para que Voldemort pudiese andar por allí a sus anchas. Vio un cuadro que mostraba a una persona que se le hacía conocida. No había conocido a esa persona, pero conocía a otra que se le parecía mucho. Miró en el pie de foto y vio que había una inscripción dorada muy bonita. En ella se podía leer claramente Tom Riddle. Entonces comprendió. El de la foto se parecía mucho a Voldemort, aunque no era él porque el de la foto parecía muchísimo más mayor, así que debía ser el padre de Voldemort, y la mansión tenía que ser la mansión Riddle. Mientras pensaba esto empezó a oír unas voces que venían desde una habitación al lado del cuadro. La puerta estaba medio abierta así que sin tocarla entró en la habitación. Voldemort estaba en el centro de la habitación. A su alrededor había unos veinte mortífagos.

-Alguien me pude decir dónde están ese mocoso y sus tres amigos -decía Voldemort con furia en su voz. -Llevan más de una semana desaparecidos y nadie sabe dónde están. Lleváis mucho tiempo buscándolos y ninguno de vosotros veinte sabe decirme dónde están. Alguien tiene algo que decirme -dijo Voldemort.

Nadie contestaba, parecía que todos tenían miedo a que les lanzara algún hechizo por no saber el paradero de los cuatro jóvenes.

-Bien, veo que nadie sabe nada, pues en la próxima reunión que tenemos sobre este tema, si nadie sabe nada empezaré a castigar muy severamente a la gente, quiero resultados y los quiero ya!!!!!!!! -empezó a decir Vodemort. Cogió su varita de la túnica murmuró unas palabras y después apuntó al centro de la habitación -Crucio -dijo y todos los presentes en la habitación, incluso Harry, pudieron sentir el dolor de la maldición que les acababan de lanzar - Podéis iros antes de que me arrepienta.

Nada más pronunciar estas palabras, sonaron un montón de plops y la gente fue desapareciendo. En ese momento Harry sintió como lo zarandeaban y se despertó. Su cuerpo entero estaba lleno de moratones y magulladuras, incluso tenía alguna que otra herida. Abrió los ojos, aunque nada más hacerlo lo primero que hizo fue darse la vuelta y vomitar hacia el lado que no había nadie. Se sentía mareado, aunque una vez hubo vomitado se empezó a sentir mejor. Entonces levantó la cabeza y recordó dónde estaba y quién le había despertado.

-¿Qué..?, ¿Cómo?, ¿Cómo has entrado aquí? -consiguió preguntar al fin Harry.

-Bueno, no sé si lo recuerdas, pero yo he estado aquí muchas más veces de las que has estado tú, algo se me tenía que quedar

-¿Qué hora es?, ¿Saben los demás que tú estás aquí dentro? -preguntó de nuevo Harry.

-Son las tres de la madrugada, nadie sabe que yo estoy aquí, porque nadie sabe que yo se entrar aquí. Tienes que volver, llevan arriba desde que te fuiste intentando abrir la cámara, yo he tenido que bajar con tu capa invisible y esperar a que alguien se descuidara un momento para poder abrir la cámara y colarme sin que se dieran cuenta. Esto está muy oscuro, Lumus -murmuró Ginny. Entonces vio que a Harry le sangraba el labio y que tenía un montón de moratones. -¿Qué te ha pasado?

-Nada -mintió Harry.

-No me mientas, tienes el labio sangrando y un montón de moratones por todas partes -dijo Ginny con la voz muy seria. -Lo mejor será que salgamos de aquí, que te vea algún médico y después si quieres ya me dirás que ha pasado y si no pues bueno no te lo puedo reprochar después de todo revelé el secreto que me dijiste que guardara.

-Tranquila, no te culpo de nada, te lo prometo. Es más si hubiese ocurrido del revés yo también me hubiese ido de la lengua. Supongo que estabas preocupada por mí, es normal después de todo -contestó Harry.

-¿En serio que no estás enfadado? -preguntó con voz desconfiada.

-De verdad que no estoy enfadado.

Entonces Ginny en un acto reflejo abrazó a Harry con todas sus fuerzas causándole dolor en sus moratones de la espalda.

-AH! Ginny, me estás haciendo daño -dijo Harry.

Ginny rápidamente aflojó un poco aunque no se separó de él, sus caras se quedaron a poca distancia, y poco a poco sus labios se fueron acercando, hasta que al fin se fundieron en un beso. No supieron cuanto tiempo había pasado desde que habían empezado a besarse, pero los dos se sentían tan bien que no querían que ese beso acabara nunca. Una vez se separaron Ginny habló.

-Tenemos una conversación pendiente, pero creo que lo mejor será que primero vayamos arriba, supongo que te echarán una buena bronca y a mí otra por haber ocultado que sabía como entrar y por haberme metido sin decírselo a nadie, después supongo que dejarás que te vea un médico y por fin, cuando ya estés bien hablaremos de lo que estuvimos hablando, ¿estás de acuerdo? -preguntó Ginny.

-Que remedio -contestó Harry divertido.

Ambos se dirigieron a la salida sabiendo que era lo que les esperaba.

******************************************************************

Fin del capítulo 10. Espero que les haya gustado.

Lo primero es pedir perdón por haber tardado tanto tiempo en actualizar, pero es que me he ido una semana de vacaciones y no he podido actualizar porque no tenía ordenador en la habitación del hotel (lógicamente).

Contestación a los poquísimos review que me han dejado.

Tana Abbot: lo de la enfermedad de Harry supongo que saldrá en el próximo capítulo. Lo de la segunda salida, tendrás que esperar un poquito más para saberla. Gracias por dejar un review, te lo agradezco muchísimo.

Lala: Gracias por los ánimos, no he podido subir antes este capítulo porque he estado de vacaciones. Sorry. Espero que te haya gustado el final de este capítulo (lo digo por lo de Harry y Ginny).

Gracias a todos los que leen este fic aunque no dejen review, pero me gustaría muchísimo más, y lo agradecería muchísimo más si me dejasen un review.