Quería dar las gracias a todos mis reviewers, que son muy maj@s. Un besote para cada uno. Aquí tenéis el siguiente capítulo.

Jack Dawson. Mas que decirle lo que pasó lo va a tener que averiguar ella. Dumbledore fue quien llamó a Daphne y le dijo que su sobrina era bruja, aunque no la llamó sólo para eso, algo se traen entre manos esos dos... (*_vale, no me hagas caso, estoy traumatizada desde que en un test me salió que mi pareja ideal era Dumblie_*). Por cierto que estuve viendo algo de los campeonatos en tv, y como eran desde Barcelona, me preguntaba "¿Estará JD por allí?" lo malo es que nadie me respondía y estoy cogiendo complejo de espejo mágico. Que sepas que no se me olvida que dijiste que continuarás tus fics...

Araya Figg.  ¡hei, que ilu! ¡Tú por aquí! Wow, no te esperaba, con lo ocupada que estas tu siempre... ¿ya en el colegio de nuevo? Espero que sigas teniendo tiempo para continuar escribiendo y que me puedas leer los próximos capítulos, pero no te agobies y disfruta los recreos ¡qué son pocos! (*_otro trauma personal, adoro los recreos, pero cuando una tiene un mal día, se queda sin ellos y eso no se olvida_*). A mí también me gustan aquellos tiempos de cuando Harry fue a Hogwarts (*_y de poco no vuelve, con todo lo que le pasa al pobre, Rowling la tomó con él, aunque por algo es su personaje, ¿no?

Ruth Snape.  Valla, parece que a todos os recuerda cuando Harry fue al callejón diagón... si, él me inspiró, aunque traté de hacerle diferente. Lily no va a tener una lechuza que se llame Hedwig (*_no me gustan las lechuzas, mi madre tenía una disecada en casa y me abominaba la idea de pasar cerca de ella por la noche, hasta que la pobre calló al suelo y perdió unas cuantas plumas... fue directa al trastero_*), ni va a ir a Gringotts (mas que nada porque ella no tiene una fortuna allí, ni siquiera tiene cuenta). Bueno, espero que sigas "muy mucho feliz" ¿eh?

Lynx-Luna.  ¿y ese cambio de nick? Renovarse o morir ¿nop?

¿Te gustó la pinta del dependiente? ¿no??? Pero si era "encantador" (*_no tanto como Gilceroy, ni Andrew, claro..._*) y el caldero, pues chorreante, ¿cómo va a ser? Y Remsie ¡¡es tan lindo!! No pude resistirme a ponerlo aquí. La varita de Lily iba a ser de "tendón de pierna izquierda de cola cuerno húngaro mayor de setenta años con dolor de cabeza" pero era un poco largo y no me sabía bien. Y luego pensé "¿por qué no de espíritu de cuarto..." pero era un personaje tuyo y un plagio muy descaraó. Luego me fui a pensar en Dobby, de ahí a los elfos, Légolas Hojaverde, Orlando Bloom, Piratas del Caribe y ya me lié. No creo que me deslíe hasta el siguiente capi, cuando ya haya visto la película en el cine...

         Bloomy. Lo terrible de su historia está por descubrir. Yo lo sé porque Ollivander y yo nos conocemos de hace tiempo (solo coleguitas de cervezas de mantequilla, claro). No te preocupes, yo sigo aquí, y seguro que no tan morena como tu, que a mi el sol me huye. Por cierto, que hay por aquí un personaje nuevo que me recuerda a ti y, no sé porqué a Orly-pooh (*_esto no es un trauma, mas bien una obsesión... wow_*)

CAPÍTULO CINCO

LA MAGIA HACE INTERFERENCIAS

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Un chico grandote, con el pelo negro largo y enmarañado, la miraba con ojos risueños, pero parecía estar más atento al unicornio plateado que a ella.

         - Hagrid ¿no es precioso? – Se oyó decir a sí misma.

         El chico asintió.

         - Es uno de los animales más perfectos que existen –dijo él, embelesado – Es mas lindo que muchas personas.

         Parecía que Hagrid tenía muchas ganas de acercarse al animal, pero se conformó con mirarlo de lejos.

         - ¿Crees que algún día el hombre dejará de perseguirlos para conseguir su cuerno mágico?

         - Somos terribles, lo destrozamos todo.

         Lily se dio cuenta de que estaba soñando. Parecía la continuación de su sueño con el unicornio. Intentó decir algo pero no pudo: parecía que era el sueño el que le controlaba a ella, como si en vez de un sueño fuese un recuerdo.

         Vio como el unicornio se alejaba y Hagrid le decía que tenían que salir del bosque porque no era muy seguro quedarse allí cuando estaba oscureciendo.

Mientras se alejaban oyeron unos ruidos extraños detrás de ellos, como si algo estuviese pisando algunas ramas secas, pero cuando se pararon a escuchar, el ruido cesó. Lily pensó que ese era el momento de salir corriendo, pero las piernas no le obedecían, sino todo lo contrario, su cuerpo se volvió en la dirección de la que había venido el ruido.

Hagrid le susurró al oído que no se moviese de allí, que él iría a comprobar que pasaba.

- ¡Aaaahhh!

- ¿Qué pasa? –preguntó Petunia de mal humor.

- Un sueño... ¡aún me duele el tobillo del mordisco que me han dado!

- ¡Eres una lunática! ¿Es que ya no voy a poder dormir de un tirón? Seguro que perdiste el calcetín y tu pié tocó algún hierro frío de la cama.

         Daphne y Lily pasaron todo el verano juntas, leyendo los libros do Lily y evitando a Petunia, que cada vez se ponía más insoportable.

- Si fuera hombre me cambiaría el apellido -decía Petunia en una de sus rabietas- y así nadie me relacionaría contigo. Cuando me case, todo cambiará para mejor. Viviré lejos de aquí y todos me creerán una persona intachable.

         Lo mejor que le pudo pasar, fue cuando  a las dos semanas Petunia insistió (casi durante todo el día) sobre que no podía dormir en su misma habitación porque la "magia" hacia interferencias en su aparato de radio y por las noches no podía escuchar su música. También decía que le dolía mucho la cabeza cada vez que Lily o Daphne pasaban por su lado. No hubo manera de hacerla cambiar de opinión y durmió en el sofá desde ese día hasta que logro que le arreglaran el cuarto de la plancha de la señora Evans como un nuevo dormitorio para ella.

El verano acabó más rápido de lo que en un principio habían pensado. La familia Evans se despidió aquella mañana de Lily en la casita de Holmes Street mientras desayunaban, porque luego todos tenían muchas cosas que hacer. El señor Evans tenía que entrar antes a trabajar, Petunia comenzaba en su colegio y la señora Evans tenía que ir a su acostumbrada jornada de ayuda a los ancianos, que era todos los lunes a primera hora de la mañana. Todos le dijeron lo mucho que la iban a extrañar, y que los escribiera con frecuencia. Claro, todos menos Petunia, que no paraba de decir cosas horribles sobre los internados y sus mil y una normas estrictas, pero Lily notó que se le veía algo triste.

La estación de King's Cross estaba llena de gente que se movía de un lado a otro con pesadas maletas. A Lily le habían comprado un baúl en el que le entraba todo, y eso era realmente increíble, porque a parte de todos los libros, el caldero, los rollos de pergamino y todo lo que llevaba a la escuela, se había asegurado de meter una gran cantidad de ropa muggle (que era lo único que tenía en su armario), un montón de cuadernos de fotos, un secador de pelo (aunque tía Daphne le había dicho que era una tontería llevarlo) y por lo menos nueve muñecos de peluche aun­que de pequeño tamaño. Eso sí, el baúl pesaba mucho, y como a tía Daphne no le funcionó el hechizo para aligerar el peso, el señor Evans le instaló unas redecillas para poder llevarlo mejor.

Mientras que tía Daphne fue a comprar el billete, Lily se entretuvo mirando a los que pasaban por delante de ella, pensando si serian magos o no. Con algunos lo tubo fácil, porque llevaban el uniforme de Hogwarts, pero de otros solo podía tener sospechas, al ver que llevaban, baúles, o jaulas con lechuzas, sapos o ratas.

Una de las chicas a la que había seguido con la mirada un buen rato, se dio cuenta y se quedo mirándola fijamente desde la barrera de los andenes nueve y diez sin pestañear. Era una chica alta y morena, con el pelo muy largo y una túnica de color cereza. Parecía estar esperando algo. A Lily le dio un poco de vergüenza mirarla tan descara­damente y desvió la mirada un poco, pero cuando volvió a mirar la chica ya no estaba allí.

Tía Daphne tardó un poco mas, seguramente esta vez si que se perdió buscando la taquilla, pero cuando volvió con el billete parecía muy emocionada.

- Bien, sigue siendo el anden nueve y tres cuartos, no hay problema.

- ¡pero si ese anden no existe!—exclamó Lily

- ¿no te he enseñado nada en este verano?

Con la expresión de maestro al que SUS alumnos no escuchan, Daphne le explicó como los magos lanzaban hechizos protectores sobre algunos lugares mágicos, para que si los muggles pasaban cerca no notasen su existencia. Pareció meditar unos instantes, mirando a ambos lados, pero luego recordó que ella había pasado a través de la barrera de los andenes nueve y diez.

- Pero no tienes que usar la varita ni nada?

- No, solo pasar decididamente.

Tras decir esto, Daphne cogió el baúl de Lily y lo empujó hacia la barrera. Había desaparecido. Lily se asusto por un momento, pero algo la obligo a salir corriendo hacia el lugar donde su tía había desaparecido, con los ojos muy apretados y las manos por delante de su cara.

Tía Daphne le ayudó a subir el baúl a un vagón del expreso de Hogwarts que estaba vacío aún. Por todos lados se oían risas de niños al encontrarse con sus viejos compañeros, y algún que otro llanto de los que parecían más pequeños. Todos estaban inquietos y nerviosos ante el evidente comienzo de la temporada escolar. Un chico pelirrojo pasó delante de ellas pidiéndole a su madre knuts para el carrito de los dulces. A una niña rubia se le escapó la lechuza y gritaba desesperada mientras pegaba pequeños saltitos y su padre hacía aspavientos con los brazos como intentando cogerla, pero la lechuza ya volaba muy alto.

- Umm, se me olvidaba –declaró tía Daphne tendiendo a Lily una pequeña bolsa de cuero. –Es dinero mágico, lo necesitarás en Hogwarts. Si se te acaba pronto mándame una lechuza.

Se despidieron con un abrazo.

A las once el tren comenzó a ponerse en movimiento. Daphne le decía adiós con la mano desde el andén, igual que la mayoría de los familiares que allí se quedaban. Lily temía que el Expreso de Hogwarts volcase con todos los niños pegados a las ventanas de ese lado.

Cuando ya se hubieron alejado lo suficiente como para no distinguir los rostros del anden, se volvió a su compartimento y se dio cuenta de que no estaba sola allí. Enfrente de ella, leyendo un libro, estaba la chica de la túnica color cereza que había visto antes. A su lado tenía un sombrero de pico sobre la jaula de una corneja negra.

- ¡hola! -dijo sentándose enfrente de ella.

A la chica pareció sorprenderle oír la voz de Lily. Despacio, levanto la vista de su libro y la miró cuidadosamente. A Lily le pareció que pasaba una eternidad hasta que la chica habló.

- ¡oh! Así que no eres muggle –dijo– no sabes el susto que me diste ahí fuera cuando no dejabas dé mirarme, porque eras tu, ¿no?

- Si, lo siento. Dicen que soy muy curiosa. Solo estaba intentando diferenciar a los magos de todos los que pasaban, no he visto muchos hasta ahora. Soy Lily Evans.

Se levantó y le tendió una mano a la chica, que puso un separador en su libro, lo cerró y aceptó la mano que le ofrecían.

- Sarah Bloom. Puedes llamarme Sally. ¿Así que eres de familia muggle?

- Si, podría decirse eso...

- ¿primero? —Y al ver el asentimiento de Lily prosiguió- Entonces igual que yo ¿sabes ya cuál será tu casa?

- No, tía Daphne me dijo que no me explicaría nada de eso para no quitarle el misterio a la selección.

- Era esa que te acompañaba ¿no?

- Sí, yo vivo un poco lejos de aquí, ¿y tú?

- Yo bastante cerca, por eso vine sola.

Se quedaron mirando un rato con un incómodo silencio, que Lily decidió interrumpir contándole a Sally como se había enterado ese verano de que era bruja y lo que le había dicho Daphne sobre Hogwarts.

- Ella estuvo solo dos años –decía- pero se lo pasó muy bien.

            - ¿la expulsaron entonces?

- No, la sacaron los abuelos, pero no me quiso decir porque.

Sally le contó que en su familia todos eran magos, pero que desde que su hermano pequeño había muerto (al recibir el impacto de una blugler mientras asistía a un entrenamiento de Quiddich), sus padres viajaban mucho y apenas los veía.

Del compartimento de al lado les llegó el sonido de voces. A Lily le picó la curiosidad y se levantó para abrir la puerta, de modo que pudieron oír claramente parte de lo que decían.

- Vamos Gil, ¿a mí también me puedes firmar un pergamino?

- ¡oh! ¡Eres tan guapo!

Lily cerró la puerta.

            - ¿Quién es ese Gil?

- Debe ser Gilceroy Lockhart, un alumno de... quinto. Salió hace una semana en la revista corazón de bruja como "el estudiante de Hogwarts con la sonrisa más encantadora".

Sally sacó de su baúl un ejemplar de la revista y se la dio, abierta por la página donde un mago joven, con el pelo rubio y los ojos azul celeste, sonreía, y de vez en cuando subía una ceja de manera provocadora. Se sorprendió de que la foto se moviese, pero como Sally lo miraba como si fuese lo más normal del mundo, se la devolvió murmurando "el típico niño mono"

— ¿tienes hermanos? -preguntó Lily- esto.., quiero decir, a parte de... bueno...

Se puso colorada temiendo haber metido la pata, y se pegó a la ventana intentando ver algo en el paisaje.

— No... pero tengo un par de primos en Hogwarts, él a punto de empezar cuarto, y su hermana en sexto, pero hoy no ha venido ninguno.

Las dos se quedaron un rato en silencio, casi sin mirarse. Sally ya iba a empezar a leer de nuevo cuando llamaron a la puerta, pero antes de que pudiera decir nada entró un chico moreno y con el pelo un poco largo, que se quedó mirándolas con una mueca divertida en la cara.

-¡wow! –dijo- ninguna de vosotras es James. Lo siento. Por cierto, la señora con el carrito de los dulces está en el pasillo, si queréis coger algo bueno lo mejor es que salgáis ahora antes de que los demás se enteren.

Y salió de nuevo guiñándoles un ojo.

- A ese no le conozco -dijo Sally- pero parece un poco creído.

- No me fijé bien -mintió Lily, que se había quedado embobada mirando la puerta.

Después de estar un buen rato ojeando las revistas que había traído Sally, las distrajo de nuevo el ruido de voces en el pasillo. Parecía como si todos estuviesen saliendo.

— ¿Crees que Gil habrá salido al pasillo con todas sus fans? -Dijo Lily con ironía.

— Es posible, pero creo que lo mas seguro es que sea el carrito de los dulces. En todos los trenes hay uno.

Lily se acordó del chico moreno cuando salió y vio el pasillo lleno de niños que rodeaban a una señora bajita que parecía sufrir la avalancha con absoluta resignación. Cuando los mas de veinte niños gritones hubieron pedido y se fueron a sus compartimentos, se decidió a acercarse y pedir algo de lo que quedaba, y para su sorpresa aún quedaban unas cuantas dosis de chocolate en forma de rana.

 El resto del viaje a Hogwarts siguió sin ninguna complicación. Parecía que habían pasado mucho tiempo en el tren, porque cuando una voz anunció que faltaban solo cinco minutos para llegar, a Lily ya le dolía el estómago, aunque no sabía si era por hambre o por la cantidad de ranas de chocolate que había comido.

Se pusieron el uniforme del colegio y cuando el tren paró, comenzaron a arrastrar sus baúles hacia la puerta, pero una voz que llamaba a los de primero les dijo que las dejaran en los vagones. Lily suspiró de alivio y siguió a Sally hasta un grupo donde parecían estar todos los de primero, serían unos cuarenta, y un hombre del doble de alto de lo normal y la cara cubierta de pelo.

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¡Hi! Os voy a dejar aquí... por si acaso me lío y se me hace eterno el capítulo, que me estoy emocionando. Ya sé que no tiene mucha a ventura, pero es una forma de ver cómo me sentiría yo misma en Hogwarts.

He de admitir que no sé que pensar. No me he leído el quinto libro entero aún (soy mas lentaaaaaaaa) pero Rowling está poniendo las cosas muy difíciles...

Por cierto que quiero cambiar el título del fic, pero no se me ocurre nada... si se os ocurre algo, dejádmelo en un review,

NOS VEMOS!!!