Quédate Conmigo
Por: Sakura Li
Capítulo 2 : El nuevo SocioPor tercera vez sonó el despertador, y Tomoyo ya no podía soportarlo. Sabía que tenía una reunión muy importante en la empresa esa mañana, pero aquella terrible jaqueca con la que había amanecido le quitaba lo encantador del día. Dio un par de vueltas más en la cama colocándose la almohada sobre el rostro y cubriéndose con las cobijas, pero aquél terrible sonido hizo que perdiera la poca paciencia con la que despertó. Esta vez lanzó una almohada tirando el despertador al piso, provocando un ruido sordo y rompiéndose en dos.
'¡¡¡Qué diablos!!!'– pensó.
Pasó largo rato antes de que se produciera algún movimiento en la habitación. Todo estaba inmóvil, incluso ella, que por las gruesas cobijas no se podía notar el movimiento de su respiración. Nuevamente dio un giro quedando acostada boca arriba mirando fijamente el techo. Suspiró. Francamente no tenía ánimo para nada. Después de otro rato de silencio, se levantó de la cama y se dirigió hacia el pequeño balcón que tenía la gran habitación. Abrió las cortinas que cubrían las puertas, dejando pasar una deslumbrante iluminación. Sus ojos se encandilaron por breves segundos hasta que finalmente pudo admirar el hermoso día que acontecía. Caminó hacia el balcón y se recostó sobre él. Su mente estaba bien lejos de la realidad, pensando en lo feliz que era su amiga y lo que podría estar haciendo en estos momentos. Un leve rubor cubrió sus blancas mejillas y no pudo evitar ponerse nerviosa ante sus pensamientos.
'¡¡¡¿¿En qué rayos estaba pensando??!!!'
Entonces pudo escuchar la voz de Noriko que la llamaba desde el piso inferior con el teléfono en la mano. Por lo visto era una llamada importante. Capaz y era de su propia madre. Rápidamente corrió hacia la salida de su habitación y bajó las escaleras para encontrarse con Noriko. Un poco agitada tomó el teléfono y con unas señas le preguntó a la joven quién era, a lo que ella sólo se limitó a acercar su dedo índice por el cuello en señal de decapitación. Tomoyo suspiró. Ya sabía quién era.
"A... aló?? "– preguntó con cierto nerviosismo sabiendo que su mamá estaría algo molesta.
"¡¡¡¿¿POR QUÉ NO HAS VENIDO??!!! LA REUNIÓN EMPIEZA EN 30 MINUTOS!!!!"
La voz de Sonomi no se escuchaba "algo" molesta, si no mas bien furiosa. Y tenía razón para estarlo. Hasta la pobre Noriko se compadeció de Tomoyo, que en ese momento tenía el teléfono a una distancia prudencial de su oído. Los gritos de Sonomi se escuchaban fuertes y claros como si ella misma tuviera el teléfono pegado al oído.
"TENEMOS UN IMPORTANTE CLIENTE QUE QUIERE SER SOCIO Y NO PODEMOS HACERLO ESPERAR... Tomoyo... – Sonomi se tranquilizó- por favor no me defraudes."
"Estaré allí para la reunión mamá. Es sólo que no me sentía bien. Pero allí estaré." – Suspiró cerrando el teléfono. Noriko sólo la veía preocupada. Ella sonrió.
"Estoy bien, en realidad no quería ir a esa reunión pero qué remedio. ¿Me ayudas?"
"Vaya a su habitación señorita, y tome un baño de agua caliente. Yo mientras le prepararé el desayuno y algunos analgésicos que de seguro la harán sentir mejor." – le dijo sonriendo.
"Gracias."
Tomoyo subió rápidamente las escaleras hacia su habitación. La chica daba vueltas en el armario buscando un atuendo "lo suficientemente elegante y juvenil que fuera de acuerdo a la ocasión". Cuando al fin pudo hallarlo, se metió al baño tratando de no demorarse mucho. Fue el baño más corto que se haya dado en toda su vida. Rompió su propio record. Sólo había demorado 12 minutos!!
"No está mal... nada mal..." – pensó.
Después de su auto-felicitación, empezó a vestirse y a atragantarse con los pancakes que Noriko le había preparado. Unos segundos más tardes volvió a cepillar sus dientes y bajó al estacionamiento. Justo cuando pensó que ya nada podría retrasarla más, no encontraba las llaves de su auto y, para colmo de males ese día, precisamente ese día, las choferes y guardaespaldas estaban en su día libre. Se detuvo un momento y respiró profundamente, si no lo hubiera hecho de seguro hubiera estallado. Luego buscó nuevamente en su bolso y las encontró en uno de los pequeños bolsillos laterales en que ni siquiera se dignó en buscar porque nunca los utilizaba. Con una pequeña sonrisa se despidió de Noriko que la veía desde la entrada de la casa, y siguió su curso hacia la empresa.
El sonido de las bocinas de los autos le recordaron la jaqueca con la que despertó. Sólo faltaban 5 minutos para que empezara la reunión y ella estaba envuelta en un terrible tráfico. Buscó los analgésicos en su bolso ya que, con el apuro, no se los había tomado en el desayuno. Mientras tomaba un poco de agua, unos sujetos que estaban cerca del auto hablaban sobre el motivo del tranque. Un accidente provocado por un conductor ebrio. Por suerte no hubo muertos pero eso era lo que menos le importaba ahora. Llamó a su madre para que le diera un poco más de tiempo. Ella accedió. Después de unos 15 minutos la vía estaba libre y finalmente pudo llegar a su destino.
Unos momentos más tardes, Tomoyo llegó a la oficina un poco agitada por la carrera que había hecho desde el estacionamiento subterráneo hasta el 5to piso.
Seis elevadores y todos llenos. A todo el personal se le ocurre llegar tarde hoy – pensó mientras salía del tocador de damas, ya que por la carrera había quedado hecha un desastre.
Al llegar a la sala de juntas no había nadie en el lugar, así que se sentó a esperar a que llegaran el resto de los administrativos. Su madre le dijo que iba a darle un tour a el nuevo socio mientras ella llegaba, por lo menos sabía la causa de la ausencia de los demás. Después de unos momentos de espera, se puso a dar vueltas en la silla giratoria como una niña. La jaqueca había pasado gracias a los analgésicos proporcionados por Noriko. Ahora podía atender mejor al nuevo socio. Siguió dando vueltas en la silla con tal de no aburrirse. Sin darse cuenta, alguien entró a la sala. Se acercó, detuvo la silla y se agachó quedando su rostro a la altura del rostro de la chica. Ella, un poco asombrada, no reaccionó al ver al chico que estaba frente a ella. Ella se perdió en la infinidad de sus profundos ojos y él le esbozó una cálida sonrisa al momento en que ella se sonrojaba por su cercanía.
¿¿Qu.. qué haces aquí?? – dijo finalmente cuando pudo reconocerlo.
Tomoyo, déjame presentarte al nuevo socio de esta empresa... – dijo Sonomi orgullosa – Él es... Eriol Hiraguizawa.
Notas de autora: Tal como prometí, aquí les va el segundo capítulo de este fic. Al principio pensé en dejarlo al abandono, pero cambié de opinión. Espero poder seguirlo, aunque sinceramente no sé en qué terminará este asunto.
Dedicatorias: A todos las personas que lean este fic, gracias a todos. Este capítulo va para ustedes. n_n
Nos vemos en el próximo capítulo. ^_^
Sakura Li
