Capítulo 5
Amigos
Como siempre, los personajes de Slayers no me pertenecen ni me estoy adjudicando propiedad alguna sobre ellos.
Quiero agradecerles a Zelda, StarAriala (Fi-chan) y MGAFGA por sus reviews. Espero que les guste este capítulo.
A la mañana siguiente Filia se levantó muy tarde como era su costumbre. Hizo su rutina matutina, arreglándose luego para salir a jugar, como siempre hacía. Se vio al espejo y sonrió arrogantemente. "Los guardias no sabrán qué los golpeó." Y se echó a reir. A Filia le gustaba hacerle bromas a los guardias de palacio, escabuyéndose luego y haciendo que los castigaran por perder a la princesa.
Al salir del cuarto se tropezó, de no haber sido por una rápida reacción de su parte, hubiera caido de bruces al piso, sin embargo, quedó de rodillas. Al voltearse para ver con qué se había tropezado se sorprendió profundamente. En el suelo, frente a su puerta estaba Xellos. Aparentemente el ruido acababa de despertarlo.
"¿Xellos?" Dijo sorprendida.
"¿Ummhhh...?" Dijo algo adormilado.
"¿Pasaste la noche aquí afuera?" Le dijo asombrada.
"Hai." Le susurró con voz ronca por el sueño.
"¿Por qué?"
"No me dijiste dónde podía dormir." Replicó mientras se restregaba los ojos con un gesto cansado.
"Baka, sólo tenías que ir a cualquiera de las habitaciones que estuviera vacía." Le dijo enfadada.
"No lo dijiste." Le contestó un poco molesto y algo rojo por la verguenza.
"¿Es que no puedes pensar por tí mismo?" Se burló.
"¡Claro que puedo pensar por mi mismo!" Le gritó.
"¿Entonces?" Le dijo la princesita sintiendo que la poca paciencia que tenía se le agotaba.
"No puedo hacer nada si no lo ordenas primero..." Dijo en un susurró y esquivando la mirada de la princesa. Tener que depender absolutamente de la pequeña malcriada le causaba una profunda verguenza, además de enojo y coraje.
"¿Por qué no puedes hacer nada si no te lo ordeno?" Preguntó curiosa pero enojada aún.
"Es por el collar..." Ella lo observó esperando a que continuara.
"Es un collar de servidumbre, es mágico, hace que obedezca al pie de la letra todo lo que se me ordene."
Filia no podía creerlo, se quedó en silencio tratando de asimilar lo que el joven le acaba de decir, finalmente se puso de pie mientras que Xellos permaneció en el mismo lugar.
"Supongo que tendré que probarlo por mi misma. ¡De pie!" De inmediato Xellos estuvo de pie frente a ella a pesar de que todo el cuerpo le dolía por la posición que había convservado durante toda la noche. "¡Vamos!" Volvió a ordenarle y Filia se adentró nuevamente en su cuarto, seguida de Xellos. Al entrar cerró la puerta.
"Ummhh..." Se quedó pensativa, quería ver si era cierto lo que Xellos le acababa de decir. "Bueno... ayer me dijiste que no jugarías conmigo mis juegos de niña tonta..." Xellos palideció al escucharla.
"Mmhh... quiero... Ahh, no quiero, te ordeno que te vistas con uno de mis trajes para así poder jugar a las muñecas." Sonrió complacida, la expresión que Xellos tenía era digna de observarse. Sin embargo no dijo ni una palabra para contradecirla, simplemente se acercó hasta donde estaban guardados los trajes de Filia, escogió uno y lo llevó a la cama.
De inmediato comenzó a desvestirse. Filia se puso roja y cuando finalmente consiguió su voz le gritó.
"¿Qué haces?" Xellos se detuvo unos segundos, apenas comenzaba a desvestirse.
"Estoy haciendo lo que me pediste." Le dijo con una sonrisa burlona. "¿Cómo se supone que me pondré uno de tus trajes si tengo otra ropa puesta?" Mientras le daba una mirada satisfecha.
Filia enrojeció completamente y lo meditó uno segundos, tras un rubor más profundo.
"Ahh... bien..." Y Xellos comenzó nuevamente a desvestirse.
"¡NO, deténte¡te creo, te creo!" Suspiró aliviada cuando el joven cruzó los brazos con una sonrisa complacida.
"Xellos, acércate." Xellos se acercó y ella tocó el collar. Lo analizó unos instantes y finalmente comenzó a buscar por dónde quitárselo.
"Princesa Filia, es un collar mágico, no creo que puedas quitármelo a menos que sepas el hechizo..." Susurró con seriedad cambiando en un instante su expresión previa.
"Kuso¡maldito collar¿Quién te lo puso, el Ministro?" Xellos negó con la cabeza. "¿Entonces?" Volvió a preguntar.
"Un hombre, no recuerdo su nombre, ni su rostro, se me ordenó olvidarlo." Dijo suavemente.
"¿Qué más te ordenó ese hombre?" Preguntó la princesa cruzándose de brazos.
"Me ordenó olvidar de dónde vengo y quién soy... sólo me dijo que me llamaba Xellos y que soy..." No terminó la frase, trató nuevamente de decirlo pero no pudo.
"¿Que eres qué?" Chilló impaciente la princesa.
"Sore wa himitsu desu, se me ordenó nunca decirlo." Le contestó con una sonrisa culpable.
Filia lo observó fastidiada. No le gustaba para nada lo que había costado su regalo, la libertad de un ser humano. Claro que se las cobraría al Ministro, pero en ese momento su única preocupación era Xellos.
"Supongo que tendré que ser muy específica con lo que ordene." Dijo pensativa.
"Hai."
"Entonces voy a ordenarle a las sirvientas que te preparen un baño, para que puedas bañarte y cambiarte, ellas te llevarán ropa. Cuando termines de bañarte puedes regresar aquí y descansar todo lo que necesites..." Caminó pensativa. "Claro... cuando despiertes esperame aquí." Hizo ademán de salir pero regresó abruptamente.
"Casi lo olvido¿has comido algo?"
"No." Dijo Xellos cruzando los brazos sobre su pecho y sujetándose los hombros con un gesto de verguenza total.
"Entonces acompañame a desayunar luego del baño, luego podrás regresar aquí y descansar."
Xellos hizo una pequeña reverencia, mientras Filia salía de la habitación y le ordenaba a las sirvientas que preparan un baño para Xellos y le buscaran ropa apropiada para el castillo.
El día pasó sin grandes inconvenientes. Xellos durmió casi todo el día, estaba muy cansado y no sabía por qué. Tuvo pesadillas, todas llenas de cosas que parecía recordar pero no podía concentrarse. Se revolvió inquieto en la cama hasta que despertó abruptamente. Pasó su mirada por la habitación, algo le decía que esa no era la habitación donde debía estar.
"Vaya que dormiste mucho." Escuchó una voz chillona que ya comenzaba a detestar. Xellos se restregó los ojos aún adormilado. Filia se encontraba sentada graciosamente en una de las butacas que habían dentro de la habitación.
"¿Qué hora es?" Preguntó.
"Es temprano aún... dormiste todo el día de ayer y toda la noche, aparentemente estabas muy cansado." Chilló nuevamente. Xellos se comenzaba a preguntar si la voz de la princesa cambiaría cuando madurara o se quedaría con aquella horrenda voz.
Gruñó levemente y se cubrió con las cobijas.
"Hey, no te vuelvas a dormir, tenemos mucho que hacer hoy." Le gritó Filia.
"¿Qué tenemos que hacer hoy?" Le preguntó Xellos mientras se levantaba de la cama automáticamente.
"Iremos a la biblioteca real a buscar el orígen del collar que llevas puesto. Si tenemos suerte quizás encontremos el hechizo para quitártelo." Le dijo orgullosa de la idea.
"¿Deseas quitarme el collar de servidumbre?" Le dijo incrédulo mientras buscaba entre la ropa que la servidumbre le había traido algo de su agrado.
"Así es." Le dijo la princesa. Xellos se decidió por una camisa púrpura y pantalones oscuros. Se detuvo un momento acariciando la tela de la camisa pensativo.
"Si lo haces me iré de inmediato." Le dijo finalmente y se adentró en el baño de la recámara.
"¿Por qué?" Le gritó la princesa desde la butaca. Xellos tardó en responderle, pero al cabo de un rato se asomó a la puerta del baño con la camisa ya puesta.
"Sé que tengo un hogar, sé que tengo una familia, cuando me quites el collar recordaré todo y regresaré con ellos." Volvió a desaparecer.
"Bien... no tengo inconvenientes en que lo hagas. No quiero retenerte contra tu voluntad. Pero al menos podrías dejar que te ayude a encontrarlos no?" Le volvió a gritar.
Xellos no sabía qué decirle a la pequeña princesa. Al principio le había parecido muy grosera y malcriada, pero apenas unas horas y comenzaba a ver en ella algo especial. Terminó de vestirse y arreglarse y salió. Filia se quedó asombrada, de repente le parecía que Xellos era más que un simple esclavo o sirviente. Tenía cierto aire real que parecía rodearlo.
"Gracias." Le susurró con mucha seriedad.
"Ahh, no es nada, para eso son las princesa." Dijo arrogantemente. "Vamos a desayunar." Xellos salió de inmediato tras la princesa.
"Y yo que comenzaba a pensar que no eras una niña malcriada." Comentó. Filia no se molestó en voltear la cabeza para hablarle.
"Si no dejas de ser tan arrogante te ordenaré que me digas Excelentísima Princesa Filia cada vez que te dirijas a mi Divina Persona." Y continuó dando pequeños saltitos mientras caminaba.
"Pero que..." Se mordió la lengua, aún no estaba muy seguro de si la princesa cumpliría su amenaza y decidió no probarla.
Gomen ne, minna-san. Disculpen la tardanza, pero no han sido fáciles estos últimos días. Los que saben por lo que estuve pasando quiero decirles que gracias por su apoyo y por su tiempo, ha sido muy importante para mí. Cuidense mucho y no permitan que el estrés les retuerza el pescuezo.
Ja ne!
