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Capítulo 13

Estamos aquí reunidos...

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Recuerden, los personajes de Slayers pertenecen a su creador, de ninguna forma me estoy adjuicando propiedad alguna sobre ellos.

Oigan, para todos los que se andaban quejando de que eran demasiado cortos los caps, aquí les dejo uno un poco más largo, aunque aún no llega ni a la mitad de lo que sería un cap usual de los mios.

Muchísimas gracias a... Karoru Metallium (Espero con ansias tu vuelta a la sección de Slayers), Wolf Greywords (La princesa sigue siendo algo fresa pero no tanto, así que el rosa ya no está muy de moda y veo que eso te anima), Fany (ciertamente el sastre no es humano, está más en las líneas de la raza de Xellos), MGA_FGA (la fiesta no fue nada emocionante para Filia, ya ven como son las cosas. Felicidades por tu fic en la sección!), Lis- chan (como ya dije, la fiesta no fue lo mejor) y Zelda M. (oye, al menos déjame escribir el cap, jajaja, gracias por estar al pendiente y actualiza pronto tú también) por sus reviews. Me animan muchísimo.

No sé si se hayan percatado, pero en este mes han entrado una buena cantidad de historias nuevas y continuaciones de otras muy buenas a la sección. ¡¡ESO ME GUSTA!! Animo a todos y ya me dejo de blah, blah, blah...

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Xellos estaba terminando de vestirse cuando se acercó al espejo para arreglar su chaqueta. Al mirarse en el cristal un extraño sentimiento lo embargó. Hacía exactamente dos años que había llegado como *compañero de juegos* de la princesa de Tougen.

La princesa había cumplido su promesa, había dejado de tratarlo como a un muñeco, claro que eso no le hacía que sintiera menos deseos de liberarse del collar. Los amigos de la princesa estarían presentes en la fiesta pero aún no habían llegado, el viaje desde los respectivos reinos era uno un tanto largo y se rumoraba que los caminos se habían vuelto cada vez más peligrosos. Incluso habían perdido comunicación con algunos de los reinos más lejanos porque los emisarios que partían no regresaban.

Un leve toque a la puerta lo sacó de sus cavilaciones.

"¿Sí?" Preguntó suavemente.

"Soy yo, Filia."

"Adelante." Se pasó una mano por los negros cabellos. Tendría que recogérselo para la fiesta, ya lo llevaba un poco más abajo de los hombros y la princesa no había querido que se lo cortara. Hizo una mueca de disgusto, la princesa le había ordenado que no tratara de cortarlo y no había podido convencerla de lo contrario. La princesa no había hablado desde que entrara y Xellos se volteó a verla. No pudo evitar sonreir con asombro.

"Filia, pensé que irías de blanco." Le dijo divertido y Filia hizo un puchero enojado.

"No iba a ir vestida de algodón gigante." Dijo mientras cruzaba los brazos sobre su albo pecho. El joven dejó escapar una risita divertida.

"Yare, yare, querida Filia, ¿de dónde sacaste ese traje?"

"¿Te gusta?" Dijo mientras daba una vuelta para mostrarlo.

"Es muy hermoso. Youki lo hizo, ¿cierto?" La princesa asintió.

"¿Ya estás listo?"

"Sólo me falta algo." Le dijo al tiempo que volvía a tomar un mechón de cabello en sus manos. "¿Puedo?" Le dijo con los ojos enormes la princesa. Xellos suspiró, si bien la princesa no lo trataba como a un muñeco, le encantaba peinar sus cabellos.

"Estás obsesionada, ¿lo sabías?"

"Por favor." Gimoteó. Finalmente asintió y Filia corrió a buscar el cepillo al tiempo que Xellos se sentaba frente al tocador de madera. Con mucho cuidado Filia comenzó a cepillar el cabello. En su boca sujetaba una tirita de cuero con la que finalmente sujetó las sedosas hebras, luego buscó un pequeño aro de plata con el cual cubrió el cuero.

"Listo." Dijo con una sonrisa mientras acomodaba su cabeza en el hombro del joven. Xellos sonrió levemente. La princesa estaba actuando cada día más extraña y no podía entender por qué. No que le molestara la proximidad de ella, en realidad, no podía relacionarse con ninguna otra persona en palacio por razones obvias.

En un principio sí le había molestado sobremanera que Filia no lo dejara solo ni un instante. Se sentía asfixiado. Pero con el tiempo había comprendido que no sólo la princesa quería evitar que alguien se aprovechara de su desventaja. En realidad sus mejores amigos eran aquellos cuatro que tenía y que sólo podían verla de vez en cuando, el resto del tiempo la pasaba sola. En el fondo la princesa la princesa necesitaba la compañía.

"Vamos entonces." Se levantó y le ofreció el brazo galantemente.

Lentamente bajaron las escalinatas hacia el salón principal. Todo el lugar estaba lleno de hermosas flores. Filia sonrió entusiasmada mientras Xellos la llevaba del brazo para que pudiera observar todos los detalles. La joven estaba muy complacida. Cuando al fin la princesa dio su aprobación, los sirvientes comenzaron a anunciar a los nobles que fuera de las puertas del salón esperaban a ser recibidos.

El Rey y la Reina llegaron cuando Filia ya había recibido la mayoría de los invitados de honor. Xellos los saludó con una profunda reverencia. A pesar de la situación en que se encontraba no había perdido del todo sus modales. De hecho, era en días como ese que olvidaba por unos momentos que era esclavo del collar y de la princesa.

Gourry y Lina estaban entre los que esperaban afuera y Filia y Xellos los saludaron efusivamente. Desde aquel día en que estuvieran frente a frente, Lina y Xellos habían aprendido a respetarse profundamente, claro que Lina aún no podía evitar sus explosivos arrebatos, ser la princesa de Herufaia ya era mucho decir.

"Lina, ¿has logrado encontrar algo con respecto al collar?" Esa era la pregunta de rutina de la princesa de Tougen. La cara de Lina tomó un tono triste y negó con la cabeza, haciendo decaer un poco las esperanzas de la princesa.

"Filia, no deberías ocuparte en eso ahora." La trató de animar Xellos. "Después de todo, es tu cumpleaños." La cálida sonrisa la animó bastante. ¿Cómo no sentirse feliz estando del brazo del joven más guapo de todo el reino de Tougen? Claro... Filia no lo hubiera aceptado voluntariamente frente a nadie, menos a sus amigos o frente al mismo Xellos.

Estuvieron charlando un poco más hasta que finalmente hicieron su entrada Zelgadis y Amelia. Filia los observó con una sonrisa conocedora. Durante los últimos meses esos dos se habían vuelto algo más que inseparables. Ya Zelgadis había mostrado su apego a la pequeña princesa de cabellos negros desde que esta fuera una niña, pero ahora era algo más tangible. Cuando la pareja se acercó Filia divisó un detalle en la mano de Amelia que la dejó muy asombrada.

La pequeña princesa se precipitó sobre Lina y Filia enseguida, dándoles un efusivo abrazo a las dos, luego saludó a Gourry y a Xellos, ambos le plantaron un beso en la mejilla.

"Amelia-san, ¿qué es esto?" Le preguntó Filia al tiempo que levantaba la mano de la morena para ver mejor.

"Ahh... es un anillo."

"Ya lo sé. ¿Quién te lo dio?" Le preguntó curiosa.

"Yo le di el anillo. Es un anillo de compromiso." Se adelantó Zelgadis con seriedad. Las dos chicas quedaron mudas del asombro mientras Amelia enrojecía visiblemente.

"Nuestros padres han decidido que para mantener la paz y reforzar los lazos que unen nuestros dos reinos sería mas conveniente si..."

"Un matrimonio arreglado." Lina casi escupió las palabras. "¿Cómo pudieron acceder a eso?" Les gritó enojada provocando que varios de los invitados voltearan para ver qué sucedía.

"Lina... ssshhhh." Le urgió Gourry. "No provoques una escena aquí. Es el cumpleaños de Filia." Murmuró el rubio preocupado y con una triste sonrisa.

"Pero es que..."

"Gourry tiene razón Lina." Añadió Xellos. "¿Por qué no mejor nos divertimos un poco?" Dijo con media sonrisa y se volteó para dirigirse a Filia. "Me concedería el honor de bailar esta pieza conmigo?" Le anunció al tiempo que llevaba su mano izquierda a la espalda y extendía la otra hacia Filia.

"Será un placer." Le contestó entre risitas mientras ponía la blanca mano en la del joven y se dejaba llevar. Lina murmuró enojada pero finalmente aceptó la mano que Gourry le ofrecía mientras Zelgadis y Amelia se unían al grupo con la mayor naturalidad, como si no hubieran anunciado a sus amigos el evento más importante de sus vidas.

"Lina, no debiste enojarte con Zelgadis ni con Amelia." Le murmuró el rubio al oido.

"Pero es que Gou, ¿cómo pueden aceptar tan tranquilamente una imposición tan grande?" Comentó la peliroja con dolor en la voz.

"Sólo míralos juntos Lina. ¿Acaso estás tan ciega que no puedes ver lo que está justo frente a ti?" Gourry dio una vuelta para la joven pudiera ver a la pareja que no muy lejos bailaba. Zelgadis atendía fijamente cada palabra que la pequeña princesa Amelia decía y una pequeña sonrisa adornaba su rostro. Adicional a eso, Amelia sonreía perdida a la vez que se sonrojaba de vez en cuando.

"Gourry..."

"¿Sí, Lina?"

"Yo... creo..." La peliroja bajó la cabeza sin querer ver en aquellos momentos las dos claras órbitas como cielos despejados que eran los ojos del rubio. Gourry siempre la había visto de aquella forma que a ella le parecía tonta. Levantó un poco el rostro, pero no lo suficiente como para llegar hasta los ojos. Lina decidió que lo mejor sería cerrar la boca en esos momentos. Gourry era, en todo caso, su mejor amigo, prácticamente el único que podía darse el lujo de tener. Al igual que Amelia y Filia y los príncipes, los herederos al trono no disfrutaban del privilegio de tener muchos amigos.

A los oídos de Lina habían llegado comentarios de que sus padres pensaban que sería buena idea comprometerla. Eso le había provocado el arranque de ira más grande de toda su vida... aún en el palacio estaban reconstruyendo el ala norte. Pero lo que le había dolido más que todo era el hecho de que ni siquiera pensaban consultarla. Temía ir a parar con algún desconocido y lo peor de todo, temía que la separaran de los únicos amigos que conocía, especialmente del rubio.

"Oi, Lina. Creo que ya abrieron las estaciones de comida." Le comentó el rubio con una enorme sonrisa. A la peliroja se le iluminó el rostro y antes de que tuviera que decirlo, Gourry la dirigía hacia una de las mesas.

Xellos y Filia observaron a la pareja salir del centro de baile y sonrieron en complicidad, ya los conocían. La joven princesa sonrió y señaló prestamente a donde bailaban Zelgadis y Amelia. El joven de cabellos color chocolate llevaba con delicadeza y ternura la figura de la joven en sus brazos. Era obvio que los padres de ambos habían percibido la d inámica entre ambos jóvenes y se habían apresurado a tomar ventaja de la situación.

"Parecen dos tortolitos." Suspiró Filia. Xellos volteó los ojos.

"¿No te cansas de hacerle de cupido a esos dos?" Le dijo en son de broma y Filia le dio un leve codazo.

"Es romántico." Afirmó.

"No es dificil que lo sea teniendo en cuenta que se aman el uno al otro. Pero imagina si ese no fuera el caso."

"Umhh... eso sería desastroso, de hecho... sería lo más horrendo que podrían hacer unos padres a su hija."

"O a su hijo." Añadió Xellos. "Tienen suerte." La princesa asintió mientras Xellos le daba otra vuelta por el salón.

Al cabo de estar bailando un buen rato, la música se detuvo abruptamente. Filia buscó a su alrededor para saber la razón y demandar una pronta continuación pero se percató que su padre estaba por dirigirse a los presentes. Con un gesto de su mano la llamó a su lado y Filia accedió de inmediato. Xellos la siguió para luego detenerse a una distancia prudente de la pareja.

"Como es sabido de todos ustedes, mi querida hija Filia cumple hoy sus catorce años. Es por eso que deseo hacerles un importante anuncio." Todos en el salón guardaron un profundo silencio mientras Filia observaba a su padre y luego con una pequeña sonrisa a su madre.

"Es para mi un gran orgullo anunciarles a todos que el príncipe de Giman ha pedido la mano de la princesa en matrimonio. Por lo que dentro de poco Tougen estará celebrando una ceremonia de compromiso...." Filia no terminó de escuchar nada de lo que su padre estaba hablando. Estaba demasiado atontada como para reaccionar. Su padre acababa de anunciar que la comprometería con alguien que ella ni siquiera conocía. Eso... en su opinión... era demasiado.

Lo que vino después no lo hubiera podido recordar aunque hubiera querido. El resto del día pasó como en un estado de shock extremo. De haberse fijado hubiera notado los repetidos intentos de Xellos por animarla, por hacerla reaccionar. Sus amigos trataron de consolarla también, pero si no le había hecho caso al joven, a ellos apenas los percibió.

Cuando abrieron los regalos uno a uno frente a ella su expresión apenas cambió. Pero uno de los regalos era de parte del príncipe de Giman. Contuvo su respiración cuando el sirviente acercó la pequeña cajita. En su interior Filia ya sabía lo que contenía, no tenía que abrirla para saberlo, pero sus padres la obligaron. Sacó un hermoso anillo y cuando sus padres la instaron a ponerlo en su dedo sintió que el pecho se le apretaba.

Con lentitud puso el anillo en su dedo, como quien recibe una sentencia de muerte. Sintió que todo le comenzaba a dar vueltas y que la respiración le faltaba. En seguida sintió un brazo sujetarla y al levantar la vista se encontró con los ojos de Xellos que la observaban detenidamente con una especie de súplica en ellos. *No hagas nada de lo que puedas arrepentirte ahora.* Claro que tenía que actuar como la princesa que era, pero qué dificil se le hacía en esos momentos. "Es muy hermoso." Susurró y sus padres sonrieron complacidos.

Filia estuvo muy quieta el resto del cumpleaños, ni los payasos, ni el espectáculo ofrecido por los malabaristas, ni la comida, ni los invitados, nada, nada le parecía que valiera la pena en esos momentos. Volvió a ver el anillo en su dedo.

"¿Es así como se siente estar atrapado?" Musitó. Xellos la miró sin entender. "¿Es así como te sientes con el collar? Asfixiado, atrapado, sin esperanza de poder escapar y a merced de todos."

"Filia..." Su voz era tierna, con un tono preocupado. "Ya pensaremos en algo..." Le dijo tentativamente y por unos instantes pareció desesperado por encontrar algo que distrajera a la princesa. "Oye, Filia, por qué no vamos a comer algo? Ven." La princesa lo siguió, más por estar perdida en sus pensamientos que por otra cosa.

Mientras caminaban hacia una de las mesas la mente de Xellos iba a mil por hora. Por lo pronto quería borrar aquella tristeza del rostro de Filia, pero él la conocía muy bien y sabía que mañana en la mañana sería otra historia...

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En fin, ¿les gustó? ¿no les gustó? Al que me vuelva a decir que está corto le voy a borrar los ojos de la cara... ejem.... no es cierto... además, si le borro los ojos cómo van a leer el siguiente cap?

Dudas, preguntas, críticas constructivas y correciones (en especial), no duden en déjarmelo saber, todo se acepta.

Se cuidan mucho, hasta la próxima.