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Capítulo 20

Tan Cerca Pero Tan Lejos

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Lo de siempre, los personajes de Slayers pertenecen a su creador. Yo sólo soy dueña de la trama y responsable de torcer las personalidades de los personajes.

Ciertamente Lis-chan, eres el review número 100 y sabes qué? Ni yo misma me lo estoy creyendo. Fui a tu page y me gustó mucho el formato. No habrán muchas historias pero hay muchas otras cosas interesantes, =).

Cierto que se me emocionaron muchos por el besito ¡¡¡ehh!!! ¡¡Quién lo iba a decir!!

Gracias a todos los que dejaron su lindo review, Lis-chan (ganadora de un peluche de Xellos con todo y bastoncito por ser el review número 100 *si algún día encuentro dos, porque uno será para mí*), a Zelda M. (por ser el review número 99, se gana un peluche de dragón dorado.), a Wolf Greywords (por ser el review número 98 se gana un peluche de Zellas en su forma de loba.) y a Fany Metallium (por ser el review número 97 se gana un peluche de chibi Xellos.) Por cierto, si alguien sabe dónde los venden me deja saber.

En fin, la sangre no llega al río, al menos no en mis historias, no soy capaz de escribir escenas demasiado violentas, prefiero el romance, la aventura y algo de intriga. Además que ya hay quien escriba de los demás géneros, ¿para qué antojarme también?

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Enzeru se había encerrado en su recámara, un continuo temblor recorría su cuerpo mientras trataba de calmarse caminando de lado a lado. Un leve susurro caía de sus labios, apenas audible en su volúmen. Así lo encontró el Primer Ministro cuando entró a la habitación.

"¿Y bien? ¿Qué lograste con la princesa?" El joven lo ignoró por completo, ni siquiera lo había mirado aún cuando sabía que había entrado a la recámara. Enojado se acercó y lo tomó de los hombros zarandeándolo bruscamente. "¡Te estoy hablando mocoso del demonio!"

El susurro fue la única respuesta y entonces fue que se fijó en la mirada del chico, los ojos parecían helados en sus órbitas y la expresión algo desquiciada y el susurro una y otra vez sin poderlo entender. "¿Qué dices?" Dijo acercándolo aún más. Cuando finalmente entendió lo que Enzeru decía levantó la mano y lo golpeó con fuerza tirándolo al suelo.

"¡Te asusta un simple muchacho!" Gruñó amenazador. "Deberías temerme a mí más que a él, que tengo tu vida en mis manos." Siseó con furia al ver sus planes frustrados una vez más.

"Es un demonio. La muerte en carne y hueso. Destruirá todo lo que toquen sus manos porque sus manos están malditas. Es un demonio... sus garras se clavan en el corazón de los que cruzan su camino, su maldad calcina todo lo que respira a su alrededor. Nos destruirá a todos, dará nuestros cuerpos a los lobos cuando aún estemos respirando." Otra sonora bofetada resonó en el interior de la recámara y todo se volvió silencio hasta que una pequeña risa histérica comenzó a escucharse.

Enzeru yacía en el suelo, el labio inferior le sangraba levemente por el golpe y sus ojos continuaban muy abiertos. "Nos matará a los dos. Y se deleitará con nuestros gritos."

"¡Silencio!" Rugió el Ministro. "Eres un cobarde, sólo es un miserable demonio."

"Es el príncipe demonio. El que desapareció. Su madre lo busca. ¿Conoces a su madre? Es como la plaga, es peor que la bestia que crió en su seno." Dijo con una sonrisa el joven mientras observaba al Ministro acercarse y agacharse para escucharlo. Se arrastró para cerrar la distancia. "Su madre es una loba que busca a su cría, la que le robaron, y si el hijo no nos destruye, su madre lo hará. Ella es la emperatriz de la tierra salvaje donde sólo habitan bestias sedientas de sangre." Enzeru hablaba con una mezcla de ansiedad, desesperación y alegría. El Ministro entendió que el chico estaba algo más que intimidado pero toda aquella verborrea llamó su atención.

"Es sólo un demonio, un miserable demonio que no tiene poder." Dijo terminante el hombre, pero Enzeru lo tomó de las ropas.

"Yo lo he visto, vi sus ojos, sus garras, su aura maligna pulsando hambrienta a su alrededor." De repente se alejó del hombre y lo señaló tembloroso. "El vendrá por usted... no lo olvidará, él vendrá, lo consumirá con una mirada." Dijo mientras retrocedía como si el Ministro estuviera maldito.

El Ministro se levantó enojado. Ahora no tenía caso tratar de razonar con el chico, sería mejor dejarlo descansar. Salió y cerró la puerta tras de sí. Apresurado bajó por el pasillo cuando escuchó un grito. Volteó los ojos y maldijo entre dientes. "Condenada princesa, condenados mocosos." Y continuó pasillo abajo.

Apenas había desaparecido del pasillo una esbelta figura de largos cabellos se deslizó silenciosa hasta la puerta y sin mucho problema quitó el seguro, escurriéndose al interior de la recámara del joven.

Enzeru levantó la vista al sentir la presencia en su habitación, sus asustadas órbitas azules se encontraron con unos cálidos ojos grises. Trató de retroceder hasta quedar con la espalda contra la pared. Era una joven de largos cabellos blancos y piel bronceada, vestida como una sirvienta. Pero el joven podía ver en ella algo más que resaltaba claramente y que hacía que las ropas de sirvienta parecieran estar fuera de lugar. La joven se llevó un dedo a los labios para luego extenderle la mano. Con algo de temor Enzeru tomó la mano que se le ofrecía y siguió a la joven.

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El grupo de príncipes continuaba en la recámara de Xellos, con algo de aburrimiento y miradas cansadas Amelia, Zelgadis, Lina y Gourry observaban a Filia y a Xellos discutir y casi agarrarse de las greñas en una pelea interminable.

Amelia bostezó visiblemente. "Creo que yo me voy a dormir." Dijo para luego estirar los brazos en el aire. Zelgadis le dio una sonrisa al tiempo que Amelia se acercaba y le daba un beso de buenas noches.

Gourry, que estaba sentado en el alfeizar de la ventana ya estaba cabeceando pero Lina continuaba pensativa. "Gourry, ¿por qué no vas a tu habitación a descansar? Si sigues así podrías caerte del ventanal." Le sugirió Lina. El rubio se levantó algo atontado y se despidió de todos aunque no fue escuchado por un par de tercos príncipes.

Lina entonces se acercó a Zelgadis y ambos se sentaron en el suelo sobre una de las acolchadas alfombras.

"¿En qué piensas Lina?"

"Ummhh... Creo que nos equivocamos."

"En qué crees que estaba pensando el Ministro cuando lo trajo aquí a Tougen?" Musitó Zel.

"Pienso que intentaba utilizar a Xellos a su favor pero con Filia siempre a su lado no ha podido."

"¿Sentiste su poder?" Murmuró Zelgadis. "Fue impresionante." Lina asintió.

"Aterrador querrás decir. Si no hubiera sabido que el collar podía detenerlo puedes estar seguro que no me hubiera acercado."

"Sí, Monuke tuvo mucha suerte que estuvieras cerca."

"Monuke... esa serpiente, creo que le voy a preparar una despedida que nunca olvidará." Dijo con seriedad la peliroja. "Si tan sólo supieramos cuál hechizo van a utilizar el día del compromiso podríamos buscar la forma de falsificarlo."

"¿Qué objeto tiene falsificar el hechizo? De todas formas van a estar comprometidos."

"No seas denso Zel. Alguna razón debe tener el Ministro para exigir un hechizo."

"Tienes razón. De todas formas y regresando al tema de Xellos. ¿Qué vamos a hacer ahora que sabemos lo que es? Su raza trae mala suerte y podría ser peligroso."

"Tiene el collar." Dijo Lina como si aquella fuera una solución. Zelgadis le devolvió un sonido lleno de sarcasmo.

"¿Qué piensas que hará cuando se libere del collar?" Dijo al tiempo que hacía ponía una mano sobre su cuello como para protegerse de sus pensamientos.

"Ohh Zel, ¿crees que Xellos sea capaz de dañar a Filia?" Le dijo con incredulidad la peliroja.

"No lo sé. Realmente no lo sé. Pero algo es obvio. Están enamorados."

"¡¡NO ESTAMOS ENAMORADOS!!" Gritaron al unísono Xellos y Filia.

"Acéptenlo de una buena vez. Si no estuvieran enamorados el hechizo de Monuke no se hubiera roto."

"¿Cómo lo sabes?"

"Sólo lo sé." Les dijo la peliroja sin dar demasiado detalle e ignorando las miradas sospechosas que estaba recibiendo.

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Enzeru temblaba como una hoja aún cuando iba fuertemente sujeto de la mano de la joven. Mientras más se adentraban por los pasillos del palacio más le parecía que todo aquello era una especie de sueño inducido por el propio Ministro. La joven lo llevó hasta un enorme salón lleno de telas y materiales de costura. Ya en el interior la joven cerró la puerta y lo llevó hasta otra puerta donde lo esperaba un hombre alto y delgado.

"Bienvenido príncipe Enzeru." El hombre le hizo una corta reverencia y al escucharlo hablar pudo reconocerlo como el sastre real. Cierto que sólo lo había visto en una ocasión mientras el Ministro lo controlaba pero podía recordarlo, en especial por los llamativos ojos verdes. Sin embargo había algo diferente, era como una presencia conocida. El hombre le hizo un gracioso ademán con la mano para que se sentara en un sillón cercano al suyo y los ojos del joven se abrieron con temor. Aquel hombre tenía garras y ahora que lo miraba mejor pudo entender. El sastre real poseía un aura muy similar a la del joven Xellos y sus pupilas estaban rasgadas.

Trató de retroceder pero el gentil agarre de la joven lo mantuvo en su lugar e incluso lo hizo sentar. Cuatro jovencitas más de características similares entraron al lugar y se sentaron alrededor de ellos.

"Joven Enzeru, sé que no está aquí por su voluntad, sé que el Ministro es el responsable de ello y que de alguna forma lo está coaccionando. Estoy en contra de los métodos de submisión que utiliza el Ministro y por eso quisiera poder ayudarlo a salir de toda esta situación." Sonrió suavemente pero el joven sólo tembló más.

"Usted es un demonio." Lo señaló con un dedo trémulo.

"Hai." Enzeru comenzó a temblar nuevamente y su rostro se volvió pálido. Youki se levantó y se arrodilló frente al joven, con un gesto suave lo tomó del rostro. "Espera, no tienes por qué temer." Le dijo tratando de calmarlo. "Sólo quiero ayudarte." Al tiempo que lo decía el sastre tomaba su forma más humana.

Enzeru comenzó a tranquilizarse y el hombre se sentó a sus pies. "¿Por qué no nos cuentas cómo fue que el Ministro logró atrapar a un ninfo del mar?"

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Lina estaba harta de la discusión y así lo dejó saber. "Si no dejan de discutir en estos momentos los voy a enviar al próximo reino en un viaje sin escalas." Dijo interponiéndose entre ambos. Filia y Xellos se detuvieron unos instantes por la amenaza pero ambos continuaban igual de enojados el uno con el otro. "Deberían madurar, parecen dos chiquillos testarudos." Suspiró masajeándose las sienes. "¡Abran los ojos por L- sama!"

"¿Abrir los ojos, Lina? Si ya sé que Filia es una princesa malcriada, mimada y mandona. Y yo sólo soy una marioneta, como un perro con correa y collar que la tiene que seguir a donde quiera que vaya, temiendo que en cualquier momento me ordenen hacerme el muerto." Filia lo observó asombrada, se llevó una mano al pecho tratando de respirar pues un agudo dolor le impedía siquiera moverse. Un dolor tan fuerte en su alma que su cuerpo lo podía sentir claramente. Retrocedió levemente, temerosa de que las piernas no la fueran a sostener.

"Creo que necesito un poco de aire." Susurró insegura, los enormes ojos azules brillosos de humedad. Algo aturdida salió de la recámara y se dirigió a la propia. Lina le dio una mirada frustrada a Xellos y salió tras Filia.

Xellos emitió un gruñido rabioso y se dejó caer sobre la cama boca abajo. "Odio este lugar." El sonido salió algo mascullado por tener la cara sobre la almohada. Zelgadis se acercó despacio y con mucho cuidado se sentó en la orilla de la cama. Pasaron unos minutos en completo silencio hasta que Zelgadis volvió a hablar.

"Xellos. Quizás no es el momento más apropiado." Le dijo tentativamente. "Pero quería preguntarte. Cuando estabas en el balcón con Filia y Monuke, ¿recordaste algo?" Xellos se levantó un poco para contestarle.

"¿Por qué iba a recordar?" Dijo lleno de curiosidad.

"Xellos... ¿acaso no te sentías diferente?"

"No, sólo me sentía algo..." *¿celoso?* Se quedó pensando unos instantes pero de repente sacudió la cabeza testarudo y vovió a gruñir. "No, no me sentía diferente."

"Xellos, tu físico cambió totalmente. Tus ojos eran de otro color... ...eran rasgados. Y tu pelo también era de otro color. Y a tu alrededor había una especie de obscuridad... Kisama, Xellos." Le dijo algo nervioso. "Eres un demonio." Al sonido de la palabra Zelgadis obtuvo toda la atención del joven que se levantó sobre sus codos.

"¿Qué dices?"

"Lina y yo te vimos, Gourry también. Fue algo impresionante."

"Es imposible. No recuerdo nada de eso, sólo recuerdo haber visto a Filia y a Monuke en el balcón..." La imagen de la princesa besando a Monuke le provocó malestar. Luego la imagen del rostro de Filia luego de besarla le provocó una especie de dolor sordo. "No sentí nada diferente. Nada en absoluto."

"¿Podría intentar algo? Sólo una órden." Dijo quedamente el joven de cabellos color chocolate.

"Yare, yare, ¿desde cuándo alguno de ustedes me pide permiso para darme una órden?" Masculló con ironía. Zegladis se llevó una mano a los ojos en un gesto cansado.

"Xellos, necesito tu ayuda en esto. No quiero que un demonio me consuma sólo porque no pudiste controlar tu poder." Suspiró, su amigo tenía razón, debía ser cuidadoso. Si era cierto lo que Zel le estaba diciendo entonces él era una criatura peligrosa. Se sentó en la cama con lentitud y se quedó unos mintuos meditando los pro y los contra. Finalmente accedió.

"Bien." Se puso en pie. "¿Qué quieres que haga?"

"Pues, quiero que te concentres. Trata de controlar tu poder."

"¿Qué es lo que piensas hacer?"

"Voy a ordenarte que tomes tu forma de demonio. Si es cierto que lo eres entonces te transformarás como lo hiciste cuando estabas en el balcón. Si no eres un demonio no sucederá nada. Al menos esa es mi teoría."

"Humh... De acuerdo." Xellos tomó varias respiraciones. "Estoy listo."

"Xellos, te ordeno que tomes tu forma demoníaca para que yo pueda verte como realmente eres." El collar comenzó a pulsar suavemente y la transformación ocurrió de inmediato.

Los cabellos de Xellos tomaron su color natural y sus ojos negros se tornaron de un color púrpura claro, sus pupilas rasgadas, su piel algo bronceada se tornó pálida y un tanto luminosa. Xellos no sintió ningún cambio, pero cuando vio la expresión de Zelgadis cambiar por una de asombro y admiración se tornó rápidamente hacia el espejo.

Levantó una mano hacia el cristal y lo acarició suavemente. Por primera vez se sentía normal. El aura distintivamente maligna lo rodeó por unos instantes, pero la suprimió con naturalidad. "Asombroso." Musitó mientras se observaba más detenidamente.

"Y ahora ¿puedes recordar algo de tu pasado?" Preguntó Zelgadis.

Xellos se concentró, sus recuerdos tratando de escapar la espesa neblina que los cubría. Unos mechones platinados... unos ojos dorados. Una selva de exhuberante vegetación y una voz sedosa llamando su nombre con insistencia. Se llevó una mano a la frente con aprehensión, la necesidad de contestarle a esa voz era imposible de contener. ¿Pero cómo se suponía que tenía que responder?

"Aquí estoy..." Susurró con los ojos muy apretados. "Aquí estoy..." Zelgadis lo observaba sin comprender pero con preocupación. No sabía qué le estaba sucediendo a su amigo, pero parecía que de un momento a otro perdería el control pues el aura comenzó a pulsar de completa obscuridad a un color violeta intenso. "Por favor... ven por mí."

En otro lugar unos ojos dorados se abrieron azorados. Zellas detuvo su montura y con trepidación observó a su alrededor, jalonenado a la bestia para que girara. El caballo protestó ante el injusto trato pero obedeció. "¿Xellos?" Podía escucharlo tan cerca de ella, como si estuviera nuevamente a su lado. Podía sentirlo nuevamente como hacía dos años no había podido. "¡Xellos!" Gritó con todas sus fuerzas.

En palacio Xellos pudo escuchar el grito pero también comenzaba a sentir como si le faltara la respiración. Aún no se había dado cuenta de que el collar refulgía con toda su intensidad tratando de evitar la conexión entre madre e hijo. "Madre." Zelgadis se apresuró a sujetar a un Xellos que perdía el conocimiento, agotado por el esfuerzo de la comunicación.

Lejos de allí una especie de aullido, parecido a un lastimero grito de angustia se escuchó en todo el campamento de la Emperatriz de Koubuchi.

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Y bien, ¿qué les pareció? Seguro me dirán, más X/F, pero de eso habrá suficiente dentro de un par de capítulos más. No se asombren cuando después de la partida de Monuke del castillo los acontecimientos avancen un año más, quedan advertidos.

Bueno, dudas, preguntas, críticas, sugerencias, flamas, todo es bienvenido. Gracias por leer y se cuidan mucho. Ja ne!