Advertencia: Este fic contiene SEXO.
Disclaimers: o como se escriba. En este capítulo hay un poema que no me pertenece, es de Gustavo Adolfo Bécquer.
Isabo-Black: Si lo continuaré. Claro, Hermione y Ron se dieron cuenta, en este capítulo hablarán con Harry sobre Venus, porque no tienen muy buena opinión sobre ella.
Black Darck Lady: Gracias por leerlo jeje. Que va!! Slash noo!! Esque ese género no me va. Si, Harry es muy mono jeje. Veamos que hace Venus en su cuarto día y veamos también si empieza a tener claro por quien se decide.
MIS EXPERIENCIAS
4. Cuarto día
Me desperté de golpe porque una lechuza estaba dando con su pico la ventana que había entre mi cama y la de Sylvia. Pasé por encima de Taylor que aún seguía totalmente dormido con la boca abierta, lo que me hizo gracia. Traspase la cortina verde oscura y abrí la ventana al insistente animal.
Cogí el sobre que iba dirigido según una caligrafía muy fina escrita con tinta verde y plata para Sylvia. La desperté y se la di cuando empezaba a quejarse de que aún era temprano. Yo me volví a la cama y me acomodé al lado de Taylor, mirando el techo y sin poder volver a dormirme.
Mientras estaba pensando en Harry, oí el grito histérico de Sylvia, pensé en que esa niña no paraba de gritar, era agotador. Salí de la cama nuevamente y la pregunté qué narices le pasaba ahora. Ella me miró con esos fríos ojos azules en los que se veía que le faltaba alguna neurona, y sonriendo y agitando las manos me enseñó el pergamino que había en la carta que recibió.
Lo cogí sin mucho interés y empecé a leer:
"Tu pupila es azul, y cuando ríes su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y cuando lloras Las trasparentes lágrimas en ella Se me figuran como gotas del rocío Sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo Como un punto de luz radia una idea, Me parece en el cielo de la tarde Una perdida estrella."
Abrí mucho los ojos al reconocer el poema y ver quién lo había firmado:
"De Draco Malfoy para mi inspiración: Sylvia"
¡Su inspiración! ¡Pero si ese poema no lo había escrito él! La verdad es que me asombró que Draco conociese las obras de Gustavo Adolfo Bécquer, al fin y al cabo era un muggle español. Comencé a reírme cuando Sylvia me señaló la frase de Malfoy en la que la llamaba "inspiración" Se quedó mirándome sin entender y cuando la iba a decir que ese poema no era de Malfoy, sino que lo había copiado de un muggle, Taylor se levantó de la cama y Sylvia comenzó a gritar nuevamente.
Estuve a punto de darle un puñetazo, me estaba poniendo nerviosa con tanto grito. Además de tonta era una puritana, con esa estúpida manía de que los hombres no podían entrar en nuestra habitación. Agarré al soñoliento Taylor que se tapaba los oídos para no escuchar la voz chillona de Sylvia que le decía que saliese o avisaría a Snape.
Ambos nos fuimos a duchar, y quedamos en reunirnos en la entrada de la Sala Común, para bajar juntos al Gran Comedor.
Cuando estábamos subiendo unas escaleras oímos unas voces que nos resultaron familiares, estaban hablando en un rincón apartado, Taylor y yo nos acercamos sigilosamente, sin hacer el más leve ruido y vimos a Hermione, Ron y Harry hablando.
Hermione y Ron se miraban nerviosamente, mientras que Harry tenía cara en la que se podía adivinar que estaba enfadado. Entonces se oyó decir a Hermione: "Harry, somos tus amigos, y nos preocupa lo que esa serpiente pueda hacerte", cambio su voz a una más dulce al ver la mala contestación que le dio Harry cuando me llamó serpiente. Hermione lo intentó suavizar con palabras más generales: "Tienes que entrar en razón, ¡comer en la mesa de los Slytherins! ¿Te has vuelto loco? Además, sabes, ella no tiene muy buena reputación entre las chicas" Se veía como Harry estaba cada vez más nervioso, pero a causa del enfado que se iba incrementando: "Yo como donde me da la gana, y la mala fama será porque es diferente a vosotras, no se mete en la vida de los demás como tú" y tras decir esto se giró. Hermione se quedó boquiabierta y Ron añadió: "Harry, no me parece bien que la hables así" Harry se encaró a su mejor amigo: "¿Por qué no os podéis alegrar por mi? Vosotros dos estáis juntos, yo también tengo derecho a estar con la chica que me gusta, iros a pelearos como siempre entre vosotros y dejarme a mi en paz". La discusión estaba poniéndose violenta, Ron se quedó molesto y le dijo con rabia: "Sabes Harry, ella por el contrario tiene muy buena reputación entre los chicos, y tú sabes por qué".
Sentí la mirada de Taylor en mi, supongo que estaría examinando la cara que había puesto cuando disimuladamente me acababan de llamar "puta". Me contuve para no ir y partirle la cara a ese pelirrojo mete-narices en otros asuntos. Por otro lado, Harry se fue sin decir ni una sola palabra más, dejando a sus dos amigos discutiendo entre ellos y echándose la culpa por quien había sido más torpe a la hora de decir las cosas.
Cuando llegamos al Gran Comedor vimos que Harry no estaba, así que supuse que se habría ido directo a su habitación. Terminé rápido y me despedí de Taylor que aún no había acabado. Salí a dar una vuelta antes de ir a la Sala Común de Slytherin. Una chica de Slytherin de séptimo curso me devolvió un libro de pociones de cursos avanzados que yo tenía y le había prestado.
Seguí andando con dirección al jardín, me apetecía tomar un poco el aire frío de una noche de Septiembre. Cuando crucé las escaleras que bajaban a las mazmorras, me choqué con Malfoy, creo que lo hizo intencionado, y me tiró el libro al suelo. Me quedé de pie mirándole desafiadamente a los ojos mientras él trataba de ponerme su más profunda mirada de odio. Me reí ante ese esfuerzo, cosa que le molestó, y yo le dije que me recogiese el libro, él miró el ejemplar de pociones, era bastante extraño y difícil de conseguir ese ejemplar y se notaba que era viejo y estaba muy usado, él se extrañó de que yo tuviese ese libro pero pronto me miró irónicamente y me dijo que no lo recogería.
Me estaban dando ganas de coger cualquier cosa y estampársela en esa cara de prepotente. La curiosidad le venció y finalmente preguntó: "¿Cómo es que tienes ese libro si de fijo no sabes ni leer?", ahora era mi oportunidad, me reí bajo y le contesté: "¡Oh! Me lo dice Draco Malfoy.que lee poemas de Gustavo Adolfo Bécquer, ¡un MUGGLE!, y la mejor parte, los escribí haciéndolos pasar como si fuesen de él".
Le había pillado y no me contestaba. Saqué mi varita y con un "accio libro" agarré el libro que había venido hacia mi y seguí para delante, empujando el hombro de Malfoy, el cual se giró bruscamente cuando pasé y me agarró de los hombros y me empujó hacia una pared, me di de espaldas y el libro casi se me vuelve a caer por la sorpresa. Le miré a los ojos mientras el seguía ejerciendo fuerza sobre mis hombros, que chocaban con la pared. De repente se quedó quieto mirándome a los ojos y luego sentí como me acariciaba con la mirada gris hasta llegar a mis labios. La presión sobre mis hombros disminuyó y cuando hice que me soltase bruscamente se dio la vuelta y se fue con paso ligero.
Yo estaba confusa, di una vuelta alrededor del lago y volví a la Sala Común, donde estaba Taylor hablando con algunos compañeros suyos, me acerqué y todos me saludaron animadamente, aunque no estaban muy de acuerdo con mi actitud al llevar a Harry a comer a la mesa de Slytherin. Estuvimos hablando hasta que se hizo un poco tarde y yo me despedí y subí a mi habitación, entre sin hacer ruido, porque sabía que mis compañeras estarían dormidas, y cual fue mi sorpresa al ver al lado de mi cama a Malfoy, el cual salía no con una cara muy feliz de la cama de Sylvia.
Se me quedó mirando cuando pasé por su lado sin hacerle caso, le dije que o bien se metiese en la cama de Sylvia o se fuese porque me iba a cambiar, me miró riendo irónicamente y me dijo que no vería nada más de lo que ya conocía. Le tiré el libro de pociones que aún seguía teniendo en la mano, el cual le dio en el pecho fuertemente y cuando iba a protestar ante esa actitud le dije: "Léetelo, que te gustará", y sin más comencé a descorrer la cortina para coger mi camisón.
Pensé que ya se habría marchado, pero no me giraría ni por nada del mundo, soy demasiado orgullosa para volverle a ver la cara en ese momento. Me cambié rápidamente y cuando estaba metiéndome en la cama, sentí como me agarraban por la cintura y me empujaban para entrar rápidamente. Iba a decirle de todo cuando me tapó la boca y se coló él también en mi cama cerrando tras de él la cortina.
Me puso el dedo sobre el labio para indicarme que no gritase y se me quedó mirando mientras recorría con la yema de un dedo mi camisón de seda china negra que me había regalado mi padre cuando vino de China.
Yo no sabía qué hacer o qué decirle. Finalmente le dije: "¿Es que Sylvia no te da lo suficiente para que te quedes a gusto?" Me miró serio y luego sonrió para decir: "Mmm, sabes, ella no me ha dejado ni tocarle casi el culo". Me reí para mis adentros pero con indiferencia le dije: "Pues ese no es mi problema, ahora si me haces el favor, sal de mi cama" y me giré dándole la espalda.
Creo que se quedó cortado al principio, pero pasado un minuto le sentí acercarse y me susurró en la oreja: "Lo eres todo para mí Venus, dame una oportunidad". Le miré incrédula, sin entender cómo me había dicho eso. Empecé a articular una palabra pero no sabía qué decir.
Él se me acercó y me selló la boca con un beso. Me rodeó con sus brazos mientras me seguía besando delicadamente. Posó una mano sobre mi vientre, el calor de su mano traspasó la fina tela del camisón y sentí un cosquilleo por mi ombligo.
Deslizó el tirante de mi camisón por el hombro, que besó varias veces. Él se quitó la túnica y se abrazó a mi para que le diese calor. Me terminó de sacar el camisón y estando en ropa interior comenzó a besar todo mi cuerpo, recorriendo delicadamente cada rincón y encontrando puntos que me excitaban que jamás lo llegué a imaginar.
Yo no estaba segura, pero empecé a acariciarle el costado sintiendo como le gustaba al verle cerrar los ojos, se parecía a un gatito que ronronea jeje. Me terminó de desnudar y se me quedó mirando agradecido todo mi cuerpo y volvió a darme placer besándome nuevamente. Cuando llegó al monte de venus, me abrió delicadamente las piernas un poco y comenzó a besar mi clítoris. Sentí como su lengua jugueteaba con esa parte y como me estaba mojando poco a poco, mientras yo gozaba él introdujo primero un dedo para darme más placer aún. Yo casi no podía evitar gritar del placer que me estaba dando. Pronto metió otro dedo más, yo no cabía de gusto, y se me escapó un pequeño gemido.
Él paró y me miró sonriendo, yo le acaricié la cabeza en señal de que siguiese y no se deteniése, y sin tener que hacer o decirle nada más se agachó nuevamente y volvió a introducir os dos dedos. Comencé a moverme y agarré con fuerza la colcha porque no aguantaba más los gritos, mi respiración era muy agitada, moví las piernas porque el gusto que me estaba dando se hacía casi insoportable, pero él las agarró fuertemente abriéndolas un poco más para tener mayor acceso y sentí como estaba apunto de venirme.
Cogí la almohada con fuerza y la mordí para evitar gemir y que mis compañeras se diesen cuenta, él al sentir que yo estaba apunto, incrementó el ritmo y comenzó a absorber y chupar mi clítoris con más vehemencia, mientras que sus dedos entraban y salían más rápidamente.
Entonces intenté cerrar las piernas como acto reflejo al sentir que me iba a correr en un segundo, y él mantuvo firmemente mis piernas abiertas y no se detuvo aunque le susurré que no aguantaba más y que el placer me estaba matando. Volvió a incrementar la insistencia al chuparme y besarme e introduciendo sus dedos y justo cuando me iba a correr metió otro dedo más, lo sentí bien adentro y su lengua que jugueteaba con mi clítoris también la sentí, haciéndome que me corriese en un orgasmo impresionante.
Cuando me corrí saco los dedos y dejó lamer tan insistentemente mi clítoris, mis piernas se relajaron un poco, y él relajó los brazos. Terminó de chupar un poco más y subió recorriéndome el ombligo con tiernos besos, pasando por mis pechos, en los que se entretuvo, mientras con una mano volvía a introducirme dos dedos y con la otra me acariciaba el otro seno, y fue subiendo con su lengua a mi cuello, mientras aumentaba la velocidad con sus dedos, realmente estaba disfrutando muchísimo y sentía como él se esmeraba en que tuviese placer.
Me miró traviesamente y me besó, dándome primero pequeños mordiscos juguetones en los labios, para luego comenzar una lucha fogosa de lenguas.
Él aún seguía con la ropa interior, le bajé los calzoncillos y acaricié su miembro que estaba muy erecto. Le hice sacar los dedos, y me puse sobre él, moviéndome de forma que mi clítoris acabase rozando su puntita y ejerciéndole un poco de presión, noté como le gustaba eso, porque pronto su respiración se hizo muy agitada y de vez en cuando soltaba algún gemido, tuve miedo de que alguna se despertase, así que aplaqué sus ruidos mediante besos.
Luego, cogí suavemente su pene y me senté sobre él lentamente mientras introducía su punta en mi vagina, él dejó escapar aire al respirar profundamente. Yo comencé a moverme solo con su puntita en mi interior, y cada vez a bajar un poco más para que se fuese introduciendo más pene, daba vueltas circulares, sentí que le gustaba así que no me detuve, y finalmente bajando de golpe introduje su pene completamente y me comencé a mover en círculos y de arriba abajo.
Se agarró a la cama y tiró de las sábanas de las que yo había tirado antes, me comenzó a besar con intensidad, mientras yo aumentaba la velocidad.
A medida que pasaba el tiempo sentía como nos besábamos para evitar que ninguno de los dos gimiese como teníamos ganas de gemir, y yo aceleré el ritmo, ayudada por él que subía su cadera cuando yo bajaba y me empujaba hasta el fondo agarrándome del trasero.
Finalmente, me fijé en que él cerró los ojos y puso una cara que me hizo mucha gracia, estaba a punto de correrse y estaba gozando al máximo, al igual que yo. Así pues, se corrió y me agarró fuertemente hacia él, abrazándome y besándome delicadamente.
Yo caí rendida sobre él, apoyando la cabeza sobra su hombro, él tenía a la altura de mi oreja los labios, así que me empezó a soplar mientras me acariciaba el pelo delicadamente con una mano y con la otra me recorría la espalda.
Nos quedamos dormidos cuando pasó un rato, después de habernos besado intensamente.
Disclaimers: o como se escriba. En este capítulo hay un poema que no me pertenece, es de Gustavo Adolfo Bécquer.
Isabo-Black: Si lo continuaré. Claro, Hermione y Ron se dieron cuenta, en este capítulo hablarán con Harry sobre Venus, porque no tienen muy buena opinión sobre ella.
Black Darck Lady: Gracias por leerlo jeje. Que va!! Slash noo!! Esque ese género no me va. Si, Harry es muy mono jeje. Veamos que hace Venus en su cuarto día y veamos también si empieza a tener claro por quien se decide.
MIS EXPERIENCIAS
4. Cuarto día
Me desperté de golpe porque una lechuza estaba dando con su pico la ventana que había entre mi cama y la de Sylvia. Pasé por encima de Taylor que aún seguía totalmente dormido con la boca abierta, lo que me hizo gracia. Traspase la cortina verde oscura y abrí la ventana al insistente animal.
Cogí el sobre que iba dirigido según una caligrafía muy fina escrita con tinta verde y plata para Sylvia. La desperté y se la di cuando empezaba a quejarse de que aún era temprano. Yo me volví a la cama y me acomodé al lado de Taylor, mirando el techo y sin poder volver a dormirme.
Mientras estaba pensando en Harry, oí el grito histérico de Sylvia, pensé en que esa niña no paraba de gritar, era agotador. Salí de la cama nuevamente y la pregunté qué narices le pasaba ahora. Ella me miró con esos fríos ojos azules en los que se veía que le faltaba alguna neurona, y sonriendo y agitando las manos me enseñó el pergamino que había en la carta que recibió.
Lo cogí sin mucho interés y empecé a leer:
"Tu pupila es azul, y cuando ríes su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y cuando lloras Las trasparentes lágrimas en ella Se me figuran como gotas del rocío Sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo Como un punto de luz radia una idea, Me parece en el cielo de la tarde Una perdida estrella."
Abrí mucho los ojos al reconocer el poema y ver quién lo había firmado:
"De Draco Malfoy para mi inspiración: Sylvia"
¡Su inspiración! ¡Pero si ese poema no lo había escrito él! La verdad es que me asombró que Draco conociese las obras de Gustavo Adolfo Bécquer, al fin y al cabo era un muggle español. Comencé a reírme cuando Sylvia me señaló la frase de Malfoy en la que la llamaba "inspiración" Se quedó mirándome sin entender y cuando la iba a decir que ese poema no era de Malfoy, sino que lo había copiado de un muggle, Taylor se levantó de la cama y Sylvia comenzó a gritar nuevamente.
Estuve a punto de darle un puñetazo, me estaba poniendo nerviosa con tanto grito. Además de tonta era una puritana, con esa estúpida manía de que los hombres no podían entrar en nuestra habitación. Agarré al soñoliento Taylor que se tapaba los oídos para no escuchar la voz chillona de Sylvia que le decía que saliese o avisaría a Snape.
Ambos nos fuimos a duchar, y quedamos en reunirnos en la entrada de la Sala Común, para bajar juntos al Gran Comedor.
Cuando estábamos subiendo unas escaleras oímos unas voces que nos resultaron familiares, estaban hablando en un rincón apartado, Taylor y yo nos acercamos sigilosamente, sin hacer el más leve ruido y vimos a Hermione, Ron y Harry hablando.
Hermione y Ron se miraban nerviosamente, mientras que Harry tenía cara en la que se podía adivinar que estaba enfadado. Entonces se oyó decir a Hermione: "Harry, somos tus amigos, y nos preocupa lo que esa serpiente pueda hacerte", cambio su voz a una más dulce al ver la mala contestación que le dio Harry cuando me llamó serpiente. Hermione lo intentó suavizar con palabras más generales: "Tienes que entrar en razón, ¡comer en la mesa de los Slytherins! ¿Te has vuelto loco? Además, sabes, ella no tiene muy buena reputación entre las chicas" Se veía como Harry estaba cada vez más nervioso, pero a causa del enfado que se iba incrementando: "Yo como donde me da la gana, y la mala fama será porque es diferente a vosotras, no se mete en la vida de los demás como tú" y tras decir esto se giró. Hermione se quedó boquiabierta y Ron añadió: "Harry, no me parece bien que la hables así" Harry se encaró a su mejor amigo: "¿Por qué no os podéis alegrar por mi? Vosotros dos estáis juntos, yo también tengo derecho a estar con la chica que me gusta, iros a pelearos como siempre entre vosotros y dejarme a mi en paz". La discusión estaba poniéndose violenta, Ron se quedó molesto y le dijo con rabia: "Sabes Harry, ella por el contrario tiene muy buena reputación entre los chicos, y tú sabes por qué".
Sentí la mirada de Taylor en mi, supongo que estaría examinando la cara que había puesto cuando disimuladamente me acababan de llamar "puta". Me contuve para no ir y partirle la cara a ese pelirrojo mete-narices en otros asuntos. Por otro lado, Harry se fue sin decir ni una sola palabra más, dejando a sus dos amigos discutiendo entre ellos y echándose la culpa por quien había sido más torpe a la hora de decir las cosas.
Cuando llegamos al Gran Comedor vimos que Harry no estaba, así que supuse que se habría ido directo a su habitación. Terminé rápido y me despedí de Taylor que aún no había acabado. Salí a dar una vuelta antes de ir a la Sala Común de Slytherin. Una chica de Slytherin de séptimo curso me devolvió un libro de pociones de cursos avanzados que yo tenía y le había prestado.
Seguí andando con dirección al jardín, me apetecía tomar un poco el aire frío de una noche de Septiembre. Cuando crucé las escaleras que bajaban a las mazmorras, me choqué con Malfoy, creo que lo hizo intencionado, y me tiró el libro al suelo. Me quedé de pie mirándole desafiadamente a los ojos mientras él trataba de ponerme su más profunda mirada de odio. Me reí ante ese esfuerzo, cosa que le molestó, y yo le dije que me recogiese el libro, él miró el ejemplar de pociones, era bastante extraño y difícil de conseguir ese ejemplar y se notaba que era viejo y estaba muy usado, él se extrañó de que yo tuviese ese libro pero pronto me miró irónicamente y me dijo que no lo recogería.
Me estaban dando ganas de coger cualquier cosa y estampársela en esa cara de prepotente. La curiosidad le venció y finalmente preguntó: "¿Cómo es que tienes ese libro si de fijo no sabes ni leer?", ahora era mi oportunidad, me reí bajo y le contesté: "¡Oh! Me lo dice Draco Malfoy.que lee poemas de Gustavo Adolfo Bécquer, ¡un MUGGLE!, y la mejor parte, los escribí haciéndolos pasar como si fuesen de él".
Le había pillado y no me contestaba. Saqué mi varita y con un "accio libro" agarré el libro que había venido hacia mi y seguí para delante, empujando el hombro de Malfoy, el cual se giró bruscamente cuando pasé y me agarró de los hombros y me empujó hacia una pared, me di de espaldas y el libro casi se me vuelve a caer por la sorpresa. Le miré a los ojos mientras el seguía ejerciendo fuerza sobre mis hombros, que chocaban con la pared. De repente se quedó quieto mirándome a los ojos y luego sentí como me acariciaba con la mirada gris hasta llegar a mis labios. La presión sobre mis hombros disminuyó y cuando hice que me soltase bruscamente se dio la vuelta y se fue con paso ligero.
Yo estaba confusa, di una vuelta alrededor del lago y volví a la Sala Común, donde estaba Taylor hablando con algunos compañeros suyos, me acerqué y todos me saludaron animadamente, aunque no estaban muy de acuerdo con mi actitud al llevar a Harry a comer a la mesa de Slytherin. Estuvimos hablando hasta que se hizo un poco tarde y yo me despedí y subí a mi habitación, entre sin hacer ruido, porque sabía que mis compañeras estarían dormidas, y cual fue mi sorpresa al ver al lado de mi cama a Malfoy, el cual salía no con una cara muy feliz de la cama de Sylvia.
Se me quedó mirando cuando pasé por su lado sin hacerle caso, le dije que o bien se metiese en la cama de Sylvia o se fuese porque me iba a cambiar, me miró riendo irónicamente y me dijo que no vería nada más de lo que ya conocía. Le tiré el libro de pociones que aún seguía teniendo en la mano, el cual le dio en el pecho fuertemente y cuando iba a protestar ante esa actitud le dije: "Léetelo, que te gustará", y sin más comencé a descorrer la cortina para coger mi camisón.
Pensé que ya se habría marchado, pero no me giraría ni por nada del mundo, soy demasiado orgullosa para volverle a ver la cara en ese momento. Me cambié rápidamente y cuando estaba metiéndome en la cama, sentí como me agarraban por la cintura y me empujaban para entrar rápidamente. Iba a decirle de todo cuando me tapó la boca y se coló él también en mi cama cerrando tras de él la cortina.
Me puso el dedo sobre el labio para indicarme que no gritase y se me quedó mirando mientras recorría con la yema de un dedo mi camisón de seda china negra que me había regalado mi padre cuando vino de China.
Yo no sabía qué hacer o qué decirle. Finalmente le dije: "¿Es que Sylvia no te da lo suficiente para que te quedes a gusto?" Me miró serio y luego sonrió para decir: "Mmm, sabes, ella no me ha dejado ni tocarle casi el culo". Me reí para mis adentros pero con indiferencia le dije: "Pues ese no es mi problema, ahora si me haces el favor, sal de mi cama" y me giré dándole la espalda.
Creo que se quedó cortado al principio, pero pasado un minuto le sentí acercarse y me susurró en la oreja: "Lo eres todo para mí Venus, dame una oportunidad". Le miré incrédula, sin entender cómo me había dicho eso. Empecé a articular una palabra pero no sabía qué decir.
Él se me acercó y me selló la boca con un beso. Me rodeó con sus brazos mientras me seguía besando delicadamente. Posó una mano sobre mi vientre, el calor de su mano traspasó la fina tela del camisón y sentí un cosquilleo por mi ombligo.
Deslizó el tirante de mi camisón por el hombro, que besó varias veces. Él se quitó la túnica y se abrazó a mi para que le diese calor. Me terminó de sacar el camisón y estando en ropa interior comenzó a besar todo mi cuerpo, recorriendo delicadamente cada rincón y encontrando puntos que me excitaban que jamás lo llegué a imaginar.
Yo no estaba segura, pero empecé a acariciarle el costado sintiendo como le gustaba al verle cerrar los ojos, se parecía a un gatito que ronronea jeje. Me terminó de desnudar y se me quedó mirando agradecido todo mi cuerpo y volvió a darme placer besándome nuevamente. Cuando llegó al monte de venus, me abrió delicadamente las piernas un poco y comenzó a besar mi clítoris. Sentí como su lengua jugueteaba con esa parte y como me estaba mojando poco a poco, mientras yo gozaba él introdujo primero un dedo para darme más placer aún. Yo casi no podía evitar gritar del placer que me estaba dando. Pronto metió otro dedo más, yo no cabía de gusto, y se me escapó un pequeño gemido.
Él paró y me miró sonriendo, yo le acaricié la cabeza en señal de que siguiese y no se deteniése, y sin tener que hacer o decirle nada más se agachó nuevamente y volvió a introducir os dos dedos. Comencé a moverme y agarré con fuerza la colcha porque no aguantaba más los gritos, mi respiración era muy agitada, moví las piernas porque el gusto que me estaba dando se hacía casi insoportable, pero él las agarró fuertemente abriéndolas un poco más para tener mayor acceso y sentí como estaba apunto de venirme.
Cogí la almohada con fuerza y la mordí para evitar gemir y que mis compañeras se diesen cuenta, él al sentir que yo estaba apunto, incrementó el ritmo y comenzó a absorber y chupar mi clítoris con más vehemencia, mientras que sus dedos entraban y salían más rápidamente.
Entonces intenté cerrar las piernas como acto reflejo al sentir que me iba a correr en un segundo, y él mantuvo firmemente mis piernas abiertas y no se detuvo aunque le susurré que no aguantaba más y que el placer me estaba matando. Volvió a incrementar la insistencia al chuparme y besarme e introduciendo sus dedos y justo cuando me iba a correr metió otro dedo más, lo sentí bien adentro y su lengua que jugueteaba con mi clítoris también la sentí, haciéndome que me corriese en un orgasmo impresionante.
Cuando me corrí saco los dedos y dejó lamer tan insistentemente mi clítoris, mis piernas se relajaron un poco, y él relajó los brazos. Terminó de chupar un poco más y subió recorriéndome el ombligo con tiernos besos, pasando por mis pechos, en los que se entretuvo, mientras con una mano volvía a introducirme dos dedos y con la otra me acariciaba el otro seno, y fue subiendo con su lengua a mi cuello, mientras aumentaba la velocidad con sus dedos, realmente estaba disfrutando muchísimo y sentía como él se esmeraba en que tuviese placer.
Me miró traviesamente y me besó, dándome primero pequeños mordiscos juguetones en los labios, para luego comenzar una lucha fogosa de lenguas.
Él aún seguía con la ropa interior, le bajé los calzoncillos y acaricié su miembro que estaba muy erecto. Le hice sacar los dedos, y me puse sobre él, moviéndome de forma que mi clítoris acabase rozando su puntita y ejerciéndole un poco de presión, noté como le gustaba eso, porque pronto su respiración se hizo muy agitada y de vez en cuando soltaba algún gemido, tuve miedo de que alguna se despertase, así que aplaqué sus ruidos mediante besos.
Luego, cogí suavemente su pene y me senté sobre él lentamente mientras introducía su punta en mi vagina, él dejó escapar aire al respirar profundamente. Yo comencé a moverme solo con su puntita en mi interior, y cada vez a bajar un poco más para que se fuese introduciendo más pene, daba vueltas circulares, sentí que le gustaba así que no me detuve, y finalmente bajando de golpe introduje su pene completamente y me comencé a mover en círculos y de arriba abajo.
Se agarró a la cama y tiró de las sábanas de las que yo había tirado antes, me comenzó a besar con intensidad, mientras yo aumentaba la velocidad.
A medida que pasaba el tiempo sentía como nos besábamos para evitar que ninguno de los dos gimiese como teníamos ganas de gemir, y yo aceleré el ritmo, ayudada por él que subía su cadera cuando yo bajaba y me empujaba hasta el fondo agarrándome del trasero.
Finalmente, me fijé en que él cerró los ojos y puso una cara que me hizo mucha gracia, estaba a punto de correrse y estaba gozando al máximo, al igual que yo. Así pues, se corrió y me agarró fuertemente hacia él, abrazándome y besándome delicadamente.
Yo caí rendida sobre él, apoyando la cabeza sobra su hombro, él tenía a la altura de mi oreja los labios, así que me empezó a soplar mientras me acariciaba el pelo delicadamente con una mano y con la otra me recorría la espalda.
Nos quedamos dormidos cuando pasó un rato, después de habernos besado intensamente.
