CAPITULO 5: HADES EN SHUN

Mu contemplaba el cielo de noche cuando un joven llegó a la entrada de la casa de Aries. Era Ikki, y traía puesta su armadura de Fénix.

-¿Qué haces aquí?- dijo Mu- sabes que los caballeros de Bronce tienen prohibido acercarse al santuario...-

-Lo sé, Mu, no me sermonees. Venía a preguntarte sobre esa joven que supuestamente es una diosa. ¿Es la misma niña que...?-

Mu hizo un gesto afirmativo.

-Entonces, ¿qué es lo que ha pasado con ella todos estos años?,y tu, ¿cómo la conoces?-

-Un día, hace ya muchos años, fui llamado a la fundación Kiddo. Seiya y Shun estaban preparándose para partir. Fui conducido a la oficina del señor Kiddo por un sirviente-.

-Tatsumi- dijo Ikki. Mu afirmó y continuó.

-Sí. Cuando me dirigía allá, vi a Seiya y a tu hermano siendo conducidos fuera de la mansión. Dos niñas estaban espiándolos. Una era Saori, y sonreía. La otra lloraba. Era más pequeña, y sus cabellos formaban rizos negros...- hizo una pausa y continuó- Cuando Seiya y Shun fueron subidos a dos autos distintos, y se fueron alejando, la niña se sentó en el suelo, abrazó sus rodillas y hundió la cara entre sus brazos, llorando en silencio. Mi corazón se conmovió. Olvidando el motivo de mi visita, fui hacia ella y le pregunté porque lloraba. No me contestó...-

-¿Porqué me cuentas todo esto, Mu?-dijo Ikki- Yo sé que había una niña que siempre acompañaba a Saori-.

-Sé que viniste a preguntarme no por curiosidad, sino porque realmente te preocupas por la tristeza que está llenando el corazón de tu hermano- dijo Mu con tranquilidad- La niña que acompañaba a Saori era Erika-.

-No puede ser- dijo Ikki- Erika se hizo pasar por un niño. Cuando fue descubierta, fue enviada a otro orfanato...-

Mu movió su cabeza negativamente.

-Cuando fue descubierta, el anciano señor Kiddo decidió retenerla en su casa, para que le hiciera compañía a Saori. Erika nunca abandonó la casa, hasta el día que tu hermano se fue a la isla de Andrómeda. Ese mismo día, yo fui llamado por el señor Kiddo para traerla aquí y protegerla-.

-¿Tu...?- comenzó Ikki, pero no terminó.

-Sí- dijo Mu, y se sentó en el primer escalón delante de la casa de Aries- yo era muy jóven aún, y acababa de recibir la armadura de Aries. Como ustedes fueron enviados con otros caballeros a aprender a luchar, yo tenía el deber de enseñarla a defenderse. No convertirla en un caballero como las otras niñas del Santuario, porque es la reencarnación de una diosa. A veces, yo la encontraba llorando. Siempre me señalaba a Marin y a Seiya, y me decía que hubiera querido que Shun estuviera en lugar de Seiya-.

-¿Y estuvo aquí todo el tiempo?-

-No- dijo Mu, bajando la mirada con aire de tristeza- Tiempo después de su llegada, el Patriarca comenzó a entrenar caballeros malvados. El santuario ya no era seguro para ella, porque había espías por todas partes. Dejé la casa de Aries y llevé conmigo a la niña al castillo de Yamiel. Ahí, sin saber que yo era el caballero dorado de Aries, Kiki se ofreció a ser mi ayudante. En Yamiel creí que estaría a salvo, pero me equivoqué. Bajé la guardia...-

-¿Qué dices?-

-Un día que yo no estaba en el castillo, una mujer vestida de negro llegó. Se llevó a Erika sin que Kiki pudiera hacer algo. Cuando llegué, ya era demasiado tarde. La mujer, supe después, era la malvada hermana de Hades, quien escapó de Atena en la última guerra santa. Y se la había llevado al castillo del dios de la muerte- Mu dijo melancólico- Ahí, Erika una vez los engañó, diciendo que iba a matar a Atena...la dejaron salir y fue cuando volvió a ver a Shun-.

-¿Y porqué no dijo quien era desde el principio?- dijo Ikki, algo enfadado- ¿crees que estuvo bien que jugara con los sentimientos de Shun?-.

-Al principio, ella creía que lo que había sentido por él no tenía importancia, pero cuando lo vio...- Mu suspiró.

-Entiendo- dijo Ikki.

-Lo que es importante- dijo Mu- fue lo que me dijo cuando curé sus heridas. El castillo de Hades estaba entonces casi vacío, excepto por la hermana de Hades y algunos sirvientes. No sé si el sello de Atena sigue intacto o no, pero si se ha roto, comenzará una terrible guerra...-

Ikki guardó silencio. Así que no solo Shun se había enamorado de la diosa, sino que ella también lo quería desde que ambos eran niños...y por eso su tristeza. Levantó la mirada y le sorprendió ver los ojos de Mu llenos de lágrimas, como los de su hermano cuando lo dejó...

-Mu- dijo Ikki- ¿tu la...?- pero Mu negó con la cabeza.

-No es nada- dijo limpiándose los ojos con el dorso de la mano- No solo me siento mal por haber faltado a mi promesa dos veces, sino que esa niña fue como mi hermana menor y estoy triste por el destino que le espera...-

Ikki se dio la vuelta, tratando de no pensar lo que sentiría si, como a Mu, le arrebataran a su hermano menor. Bajó los escalones, alejándose de la casa de Aries, murmurando:

-Gracias, Mu. Me encargaré que los otros caballeros de bronce se mantengan alejados...-

Mu no respondió. Entró a la casa de Aries, aún limpiando su rostro de sus lágrimas, aunque éstas seguían saliendo de sus ojos.

-Le he fallado dos veces- se decía- no merezco llamarme su guardián, pues dos veces he fallado en protegerla...dos veces se la han llevado...-

Miró al cielo y...

-¿Qué es ese cosmo que se acerca?- dijo, dejando por fin su llanto.

Un hombre encapuchado se acercó a la entrada de la casa de Aries.

-¡Alto!- dijo Mu- no puedes estar aquí. Un paso más y perderás la vida-.

El extraño ignoró esto y siguió caminando, acercándose más a la casa.

-Mu- dijo- no hay manera de que me puedas dañar-.

-¿Qué dices?- dijo Mu.

-¿Acaso has olvidado ya mi rostro?-

Mu lo miró.

-No...no es posible...tu?-

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NOTA: AQUÍ COMIENZA LA SAGA DE HADES, hasta el momento en el que Saga, Shura y Camus son llevados ante Atena (si no la han visto algunas cosas no van a tener sentido...)

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Saori tomó la daga entre sus manos, ya que Saga se negó a tomar su vida...

Entre los escombros de la casa de Virgo, Seiya y los otros presentían lo que iba a suceder...

-Saori...no lo hagas...Saori...- gritaba Seiya. Shun trataba de ayudarlo a caminar... no podía gritar, pero estaba asombrado de lo que Saori parecía estar a punto de hacer...

Sin embargo, Saori se atravesó la garganta con la daga dorada...

-Nooooo!!!- gritó Seiya.

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La noticia de la muerte de Atena llegó a muchas partes del mundo. A miles de kilómetros del Santuario, una joven de cabellos negros miraba a través de la ventana del castillo de Hades en dirección al Santuario...sus lágrimas mojaban sus mejillas: acababa de escuchar la conversación de Zeros de Frog con Radamanthys...

-Saori...¿que has hecho?- murmuró, mientras escuchaba los gritos de Radamanthys, siendo torturado por Pandora... Los gritos cesaron, y Pandora entró a la habitación. Erika se puso de pie.

-Dentro de una hora te enviaré a dos de las sirenas, que te llevarán a tu nueva habitación. Me temo que no puedes quedarte aquí...así que disfruta el sol que tanto te gusta por última vez-

-Pandora...-comenzó a decir Erika, pero se detuvo.

-¿Qué sucede?-

-Quisiera que...-comenzó a decir, aún sin estar segura de preguntarlo.

-¿Qué quisieras, niña?- le dijo Pandora con dulzura...con una dulzura temible, que no tranquilizó a la joven.

-Quería pedirte...pedirle a Hades... por la vida de dos personas...- dijo, pensando en Shun y en Mu.

Pandora la miró de nuevo, adivinando sus pensamientos.

-No puedes hacer nada para evitarlo. Es tu destino...-

-Te lo suplico...- dijo llorando, cayendo de rodillas a los pies de Pandora. Ésta la levantó.

-No deberías comportarte así- le reprochó- en unas horas serás la Reina del Inframundo... En cuanto a tus amigos- continuó- veré que no tengan una muerte muy dolorosa...- y salió, dejándola sola.

Pasó media hora...y de pronto sintió que el castillo se estremecía...

-¿Qué pasa?- se dijo.

Entraron las dos sirenas que envió Pandora.

-Perséfone- dijeron- debemos llevarte al Inframundo de inmediato-.

-¿Porqué? Aún falta media hora...-

-Hay tres caballeros dorados que están tratando de entrar al castillo: Escorpión, Leo y Aries-.

-Mu- murmuró ella. Las dos sirenas la tomaron entre los brazos...

-No...sueltenme...- dijo. Entonces...

-¿Qué es eso? El cosmo de cuatro jóvenes- dijo una de las sirenas

-Son los caballeros de bronce...- dijo la otra.

-¡Shun!- pensó Erika, pero las sirenas se la llevaron...

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Los caballeros de Bronce dejaron a Mu, Milo y Aioria peleando contra Radamanthys, cuando sintieron que los cosmos de los tres caballeros dorados acababan de desaparecer...

-Sintieron...?- dijo Shun, y todos se entristecieron.

-Vamonos-dijo Seiya- hay que ayudar a Saga y a los otros.

Desde la cúpula de cristal, vieron a los tres caballeros dorados: Saga, Camus y Shura en el suelo. Zeros de Frog golpeaba al segundo. Hyoga apretó el puño enfurecido...

-Vamos a darles su merecido- dijo el cisne.

Los cinco rompieron la cúpula de cristal y saltaron dentro. En el momento en que Shun puso los pies en el suelo... lo sintió...un cosmo poderoso y, a la vez, compasivo...era ella.

-Erika- pensó.

El tiempo de Saga, Shura y Camus se había terminado, y los tres desaparecieron. Los cuatro caballeros de bronce cruzaron la puerta por donde Pandora iba bajando. Ella bajaba los escalones serenamente, a pesar de que los caballeros la seguían.

-Espera- dijo Seiya- ¿quién eres?- pero Pandora lo ignoró.

-Espera- dijo Shun, y Pandora se detuvo. Los ojos de uno se fijaron en los del otro por un momento, y Pandora continuó descendiendo.

-'¿Qué pasa?'- pensó Shun-'es solo una mujer y, sin embargo, me llenó el corazón de miedo...'-

-Espera, Shun- dijo Seiya.

Radamanthys los esperaba...pelearon con él inútilmente...al final, Seiya y Radamanthys cayeron en el hoyo que los conduciría al Inframundo...

Shun, Shiryu y Hyoga miraron el hoyo...

-Debemos adquirir el Octavo Sentido, y solo hay una manera de hacerlo- y los tres saltaron tras Seiya...

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Shun despertó. Miró a su alrededor. Seiya seguía inconsciente, y no había rastro de Radamanthys, de Hyoga o de Shiryu.

-Seiya- Shun lo llamó- despierta...-

-Shun- dijo el Pegaso- ¿qué pasó?¿ que...?¿dónde estamos? ¿y los demás?-.

Shun se encogió de hombros. Ambos se pusieron de pie y decidieron dirigirse a Giudecca, donde estaba el trono de Hades.

(En el camino, Seiya y Shun conocieron a Orfeo, quien decide ayudarlos a llegar a Giudecca, escondiéndolos en un cofre lleno de rosas...)

Al llegar al trono de Hades, Orfeo se sacrifica para ayudarlos a matar por lo menos a Radamanthys...pero no lo logra...

Radamanthys está a punto de atacar a Seiya cuando...

Una sombra se deslizaba atrás de Shun...éste sintió su presencia...alguien lo vigilaba... se volvió, y sintió que su cuerpo quedó paralizado... una sombra como la suya entró a su cabeza...

Dentro de él, Shun vio a otro hombre igual a él.

-¿Quién eres?-

-Soy Hades, el nuevo amo del mundo...-

-¿Y que quieres?- preguntó Shun.

-Usar tu cuerpo, que fue preparado para mi reencarnación. Con tu ayuda, gobernaré el mundo...-

-No estoy dispuesto a permitirte eso...-

-Tal vez has olvidado que yo soy un dios, mientras tú eres un humano débil. No tienes opción, es tu destino...-dijo Hades- ahora, tu alma es lo único que me estorba...-dijo apartando a Shun...

Fuera de su cuerpo, Shun escuchó su propia voz diciendo:

-Detente, no me gustan las peleas...-

Y Radamanthys obedeció. Seiya también lo entendió: Shun se había vuelto Hades.