Los Guardianes de Hogwarts.
Por: Karonte
Parte 1: La Puerta Prohibida.
Para inicios del séptimo curso en Hogwarts, los alumnos ya tienen una clara idea de que es lo que quieren hacer con sus vidas una vez finalizados sus estudios, algunos serán aurores, otros trabajaran en el ministerio, otros, tal vez sólo se casen y vivan de sus fortunas amasadas durante siglos por sus familias, otros tal vez pongan negocios y vivan decentemente en una casa propia, con vecinos amables. pero ese no es el caso de Aleatha Miller, una estudiante excelente, premio anual, prefecta de su casa y con las más altas calificaciones en los O.W.L's y N.E.W.T., un miembro de la comunidad estudiantil que no sólo tiene un futuro envidiable para los demás, pues a su corta edad ya ha recibido propuestas de empleo por todos lados, sino que también es una chica hermosa y con una familia de siglos de tradición mágica a la que le llueven propuestas de matrimonio. pero Aleatha no quiere nada de eso, se siente vacía y sin expectativas para su futuro, cualquiera que la mira desea ser ella, pero ella sólo quiere escapar de esa vida que encuentra vacía y sin sentido, nada la entusiasma.
-Ale!!- - dijo por tercera vez Ellen sacando a la chica de sus cavilaciones -ehh?... -Estas en las nubes, te estaba preguntando si ya terminaste el ensayo de Pociones, y si podías prestarme el libro de donde lo sacaste.- - dijo Ellen mientras miraba a la chica que parecía no prestarle atención -Si.. puedes tomarlo - - contestó poniéndose de pie y sacando el libro de su mochila -¿A dónde vas?- - preguntó tomando el libro -Afuera. estoy cansada.- - dijo y sin más salió de la biblioteca hacia los jardines -pero ¿Qué le pasa a esa chica?- - se dijo Ellen mientras observaba la figura de sua amiga alejarse del lugar, siempre era seria, pero ahora parecía como si su ánimo normal depresivo hubiera bajado una escala más, lo que podría parecer alarmante.
* * * * * * * * * * * * *
En el campo de Quidditch, el equipo de Griffindor practicaba sus nuevas técnicas y movimientos, pronto sería el partido contra Slytherin y tenían que estar preparados, Daniel, uno de los cazadores y el capitán del equipo gritaba órdenes a sus compañeros, que de vez en cuando se miraban unos a otros para comunicarse y lograr las jugadas. Todo estaba perfecto hasta que.
- Cuidado, Justin!!!- - gritó Patricia, la buscadora del equipo, al ver que una de las bludgers estaba a punto de golpear en la cabeza al guardián del equipo - Manten los ojos abiertos!! No podemos permitirnos quedar sin jugadores una semana antes del juego!!- - regañó Daniel, pero para su sorpresa el chico a penas y lo había tomado en cuenta. Estaba muy concentrado en aquello que veían sus ojos desde las alturas de su posición. - - Pero que día. - - se interrumpió el capitán, frustrado y enojado detuvo la práctica para lanzarse con su escoba hacia donde estaba Justin. -¿Qué te ocurre?, no puedes distraerte, eres el guardián de los aros, ¿cómo esperas detener la quaffle si no estas al 100% en el juego?- - reprochó Daniel, a este punto todos los demás miembros del equipo ya estaban volando hacia él, Daniel les indicó bajar a tierra y todos lo siguieron.
Después de haber casi amenazado a Justin con los puños para que recuperara la atención en el juego, el tiempo pasó y la practica terminó. Todos estaban sorprendidos de que su mejor guardián y más grande fanático al Quidditch estuviera tan poco interesado en el juego. Desde que lo conocían no había chico que pudiera compararse con el Griffindor, un gran atleta, excelente en los estudios, no había plática que llevara que no tuviera las palabras Quidditch, la copa, y vencer a Slytherin en el contenido. Todos los que lo conocían lo consideraban un buen amigo, leal y sobre todo muy audaz. Sin embargo ese día no se sentía con ánimos, por primera vez en 17 años sentía que su vida era un desperdicio, que no valía la pena y por supuesto que no tenía un sentido, a pesar de las miles de chicas que morían por que las viera, a pesar de los trofeos de Quidditch, a pesar de. todo.
* * * * * * * * * * * * * Marie se encontraba descansando bajo la sombra de un árbol, había pasado horas en los invernaderos trasplantando toda clase de plantas para la clase de Herbología, de los alumnos de Huffleppuf, ella fue la designada por la Profesora Weeping Bell para que realizara el trabajo por su constante y ferviente empeño. Desde que recordaba, siempre, desde su llegada a Hogwarts, había hecho cientos de amigos, era la chica más dulce y encantadora que todo mundo conocía y que a todo mundo ayudaba, su alma fiel y perseverante le habían dado fama por toda la escuela. Nunca se le podía ver enojada o sin una sonrisa en el rostro, nunca. hasta ahora.
No recordaba cuando había sido la última vez que se había encontrado sola en los pasillos caminando sin un rumbo fijo, la verdad era que nunca había sido así, siempre iba acompañada, siempre sonriente, siempre con una meta en la vida, pero ahora todo era distinto, se había levantado del lado izquierdo de la cama, todo le parecía tan gris. tan horriblemente deprimente, que no pudo evitar sentir una punzada en el pecho.
-¿Te encuentras bien Marie?- - preguntó un chico de Ravenclaw que pasaba y la vio llevarse la mano al pecho, se le veía tan extraña que no pudo evitar acercarse y tratar de ayudarla -Estoy bien Lucas, es sólo que. - - sin embargo se detuvo al ver la cara de preocupación del chico- - No es nada, sólo estoy algo cansada, parece que no fue mi día.- - agregó con un intento de sonrisa y el chico entendió que tal vez no era el momento de más preguntas. -Esta bien, Marie, pero si tienes algún problema no dudes en decírmelo ok?- - respondió guiñando un ojo -Ok Lucas- - contestó la chica y él se alejó.
Marie siguió caminando, segura de que se sentiría mejor una vez en su sala común. Era una chica muy bonita, su sonrisa era su carta de presentación y su saludo la mejor parte de encontrársela por los pasillos. Era una chica completamente buena y dulce, su alma bondadosa era la pauta de su vida. Quien no la conociera bien hasta diría que la chica era una muggle religiosa, esas que llaman monjas, pero distaba mucho de ser muggle, era una de las pocas familias de magos puros que habitaban la zona sur de Francia. Con una vida apacible y rica.
* * * * * * * * * * * * *
En el salón donde se reunía el club de duelo a cargo del Profesor de DCAO, Marcus Rochester, los alumnos seguían las indicaciones, el duelo iba a comenzar, siendo alumnos del último grado, se podía apreciar un gran nivel en los hechizos y sobre todo en el conjuro de maldiciones y contramaldiciones. Sin embargo había tal control y precauciones dentro del club, que era imposible que las maldiciones pudieran afectar verdaderamente a los alumnos. Mientras Rochester daba los últimos consejos a uno de los chicos, el otro duelista los veía de reojo, cruzado de brazos y en una actitud completamente altanera, su porte de príncipe lo hacía más intimidante y el frío de sus ojos podía calar los huesos de cualquiera, con una mueca mezcla de fastidio y arrogancia tomó su posición en cuanto el profesor los hubo llamado al centro de la tarima de duelos.
- Nada de maldiciones que tengan que ver con fuego- - aconsejó- - la última vez se estropearon unos libros muy importantes.
El otro chico al ver a su oponente frente a frente no pudo más que sentir como las piernas le flaqueaban y el estómago le daba un vuelco. - ¿Miedo?... descuida no muerdo. aún - - dijo burlándose de él -Nnn-nno. ja-más. - - contestó el chico completamente aterrado -Saluden y caminen a sus puestos- - ordenó el prof. Y lo obedecieron- - cuando cuente tres.1. 2. 3!!!- - grito y así como comenzó, terminó - La próxima vez abre los ojos cuando lances un hechizo- - le dijo con una sonrisa de burla mientras bajaba por la tarima.
El otro chico yacía en el suelo completamente paralizado. - Bien hecho Devon!!- - gritó una chica acercándose a él e intentando abrazarlo -Ni lo sueñes Sadia. - - fue la cortante respuesta del chico cuando ella trató de abrazarlo y él la rechazó con la mano mientras guardaba la varita dentro de la túnica.
Devon salió de la habitación sin siquiera decir adiós, estaba aburrido y molesto, no sabía cuantas veces había vencido a su rival en los duelos del club y eso empezaba a aburrirle, siempre el primero en todo, el millonario que conseguía lo que quería con sólo chasquear los dedos, el chico más apuesto de la casa y según él de la escuela entera, y aún habiendo burlado y humillado a su contrincante con el duelo más corto de la historia no se sentía satisfecho, él siempre deseaba y obtenía lo mejor, ¿Por qué no podía tener un rival decente? ¿por qué no alguien que durara hasta después del primer hechizo? ¿Por qué no podía tener lo que deseaba? Su alma siempre satisfecha hasta ese día encontró un hueco que llenar con algo más que adulación y dinero, burlas y humillaciones a otros, su ambición siempre había sido una. y ahora estaba frente a él.
Sus ojos brillaron y no pudo evitar sonreír con malicia.
- Vaya, vaya, vaya, pero a quien tenemos aquí. - - decía mientras se paseaba alrededor de ella como un predador acechando a su presa- - a su alteza, "la princesa" Aleatha Miller- - agregó con sarcasmo, poniendo principal énfasis en el calificativo
La chica no contestó, se limitó a mirarlo de reojo cruzada de brazos y sin la menor intención de contestarle, sin embargo el chico se había acercado demasiado a ella poniéndola a la defensiva.
- Creí que las ratas sólo salían de noche, pero creo que me equivoqué- - contestó sería e inexpresiva sin quitarle la vista al chico que la miraba con intensidad. -La gatita sacó las uñas- - dijo retándola frente a frente y burlándose de su comentario. -¿Por qué no te tiras a un pozo, Grant? Seré amable y lo sellaré antes de que puedas salir- - fue la contestación de la chica con furia brillando en sus ojos, sin embargo Devon sólo comenzó a reír despertando la ira de la muchacha. - Vaya Miller, no está bien que trates así a tu futuro esposo- - dijo esperando la contestación de la chica, sin embargo lo único que logró fue que ella riera ante la expectativa de casarse con él. - Puedes reír todo lo que quieras, Devon Grant jamás a dejado que una presa se le escape de las manos- - dijo recuperando la postura, estaba a punto de golpear a la chica por haber tenido la osadía de burlarse de él, sin embargo recordó su as bajo la manga. -Jamás me casaré contigo.- - comenzó a decir -Eso dices tú Miller, pero yo no estaría tan seguro. tus padres y los míos pueden ser muy persuasivos. . . - - la interrumpió disfrutando de la reacción de ella, pues la sonrisa se le había borrado de los labios de repente- - con el incentivo adecuado lograrías adorarme como un dios. - - agregó con voz suave y fría haciéndola sentir enferma. -Mi vida ya es bastante miserable ahora- - comenzó a decir con tristeza- - hacerla un infierno. sólo es adelantar lo inevitable, pero te digo esto y apréndetelo bien Grant- - dijo apuntándole con el dedo amenazadoramente- - Jamás, ni siquiera volviendo a nacer lograrías que pudiera verte diferente a la asquerosa serpiente que eres, y es así que vas a morir si es que sigues con esa idea absurda de casarnos.- - agregó, dando media vuelta para salir de ahí. -Ya lo veremos Miller,,, ya lo veremos.- - estaba dispuesto a seguir su camino, sin embargo hubo algo que llamó su atención.
Aleatha no pudo alejarse demasiado, estaba tan indignada, sabía que sus padres habían arreglado su matrimonio con Grant desde hacía más de tres años, no entendía como su propia familia podía condenarla a vivir en desgracia al lado de una persona, si se le podía llamar persona, a la que no amaba y que sólo la deseaba a su lado por cuestiones de linaje, y por supuesto por ser uno de los mejores especimenes femeninos de la escuela, según le había dicho el día que la enteró del compromiso. Si ya lo detestaba antes, ahora no podía más que odiarlo y odiarlo más.
Todo fue de repente, ella estaba enojada y caminaba como alma que lleva el diablo, y ellos venían distraídos, así que lo que siguió después fue un gran choque entre los tres, cuando se dieron cuenta los tres estaban en el suelo, Marie a un lado con todas sus cosas esparcidas por el suelo, Justin a su lado con una Aleatha confundida en los brazos. - Perdón, fue mi culpa. no los vi. - -dijo apenada la morena, completamente ruborizada por la posición en que se encontraba y con un extraño dolor en la cabeza. -¿estás bien, Ale?- - preguntó Marie una vez que los tres se levantaron y recogieron sus respectivas cosas del suelo. -Sí, y ustedes?- - contestó mientras revisaba que no hubiera caído nada de su mochila -Todo bien- - contestó Justin mirando a la chica, desde que la conoció el primer año en Hogwarts había estado prendado de ella, pero al parecer a ella le era completamente indiferente, pues no parecía corresponder a sus galanteos y mucho menos había aceptado salir con él. -¿a dónde te dirigías tan enojada?- - le preguntó Marie -De hecho iba a la sala común a dejar mis cosas y empezar mi ronda por los pasillos- - comenzó a explicar- -. pero tuve problemas con una rata en el camino hacia allá y decidí tomar un camino más largo- - agregó y volvió a sentir una pequeña punzada en la cabeza -Si quieres te acompañamos hacia allá. - - ofreció la rubia amablemente -No. yo. ahhh!!- - se interrumpió cuando la pequeña punzada en la cabeza se había convertido de repente completamente insoportable, con las manos en la cabeza cayó de rodillas ante los rostros asustados de ambos chicos. -¿qué te ocurre?- - preguntó Justin y Marie trató de acercarse a ella, sin embargo cuando trató de tocarla alguien se lo impidió -Yo no la tocaría de ser tú- - dijo Devon que salía de la nada, mientras miraba como la chica se quejaba del dolor en el piso. - Estas loco Grant!, debemos llevarla a la enfermería- - dijo Justin haciéndolo a un lado
Cuando el chico tocó su hombro para ayudarla a levantar, una extraña fuerza lo lanzó hacia el otro lado. - Te lo dije.. - - dijo burlón Devon -Maldición!!- - exclamó Justin, sentía el brazo completamente entumido -Que es lo que tiene?- - preguntó una asustada Marie - Por qué me lo preguntas a mí?- -dijo Devon -Tenemos que hacer algo!!-- gritó Justin -¿tenemos?... lo siento Sterling ese no es. - - -Basta!! Ya Cállate!!- - gritó Aleatha en el suelo mientras de sus ojos salían algunas lágrimas- - Ya déjame en paz!!- - fue lo último que gritó antes de desvanecerse en el suelo inconsciente. Todos estaban sorprendidos, Marie fue la primera en reaccionar.
Se acercó a ella y llevó su mano hacia el cuello para sentir su pulso, estaba pálida y asustada, sin embargo no se comparaba con la chica desmayada, que estaba más blanca que un papel y tan fría como el hielo. - Debemos llevarla a la enfermería, está bien. eso creo- - dijo y quitó la mochila de la chica, sin más que decir, Justin se levantó y con el brazo ya mejor se acercó a ella, sin embargo antes de que pudiera tocarla, Devon se interpuso. -Yo la llevaré- - dijo mirando que el chico aún no tenía muy bien el brazo- - ni siquiera lo pienses Sterling, ella es mi prometida y es más propio que yo me encargue de ella- - agregó mirándolo retadoramente, sin embargo Justin no se dejó intimidar. -No creo que sea el momento de buscar gloria y ventaja de la situación- - dijo el chico -Ah por favor, él que sea, pero ya vámonos!!- - interrumpió la rubia antes de que comenzara la discusión, Devon se volteó y con una sonrisa burlona tomó a la chica en brazos y seguido de los otros dos se dirigieron a la enfermería.
Dos semanas después. - No es posible que aún no despierte, me molesta no saber nada!! - - se quejó Marie que caminaba con Justin hacia el comedor -Parece que el director llamó a sus padres, pero parece que no han tenido noticias- - se lamentó Justin que al parecer estaba muy preocupado por la chica, cuando llegaron al comedor ninguno de los dos pudo evitar mirar hacia la mesa de Slytherin, en donde Devon comía rodeado de varias chicas sin prestarles atención, desde hacía varios días lo habían visto extraño, sabían que Aleatha era su prometida, pero no parecía estar muy preocupado por ella, sólo el día que la llevaron a la enfermería había estado con ella unas horas y después no le habían vuelto a ver. -Estoy preocupada Jus, y qué si le pasa algo más a Ale de lo que nos han dicho-dijo sentándose junto al chico en la mesa de Griffindor.- - además está prohibido ir a verla. -Yo también estoy preocupado. ¿qué te parece si nos escabullimos en la enfermería después de la ronda de los prefectos- - propuso -Esta bien, te veré en los baños del segundo piso, conozco un pasadizo que nos puede llevar cerca de la enfermería. - - dijo después de meditar la proposición Después, esa noche después de que el prefecto de Hufflepuff hubo entrado en la sala común, Marie se escabulló a través de la puerta y con sumo cuidado llegó hasta los baños del segundo piso, en dónde ya la esperaba Justin. -Creí que no llegarías. - - -Lo siento es que casi me topo con Peeves, afortunadamente estaba demasiado ocupado escribiendo cosas en el pizarrón de Aritmancia para notarme- - se disculpó y en un dos por tres los dos chicos se deslizaron por el pasadizo y llegaron a unos cuantos metros de la enfermería en dónde todo estaba tranquilo y muy callado. -Parece que Mrs. Pomfrey está en su oficina, podemos entrar sin problemas.- - dijo Justin en un susurro casi inaudible. En cuanto los dos chicos cruzaron la puerta no pudieron evitar asustarse, al parecen había alguien ahí que no habían notado, con sigilo ambos se escondieron detrás de algunos anaqueles de pociones y escucharon. - Tengo que saberlo!! Dímelo!!- - escucharon la voz exigiendo respuestas y no pudieron más que asombrarse al percatar que el dueño de esa voz era nada menos que Devon Grant. -¿Grant?¿qué hace aquí?- - preguntó Justin en voz muy baja para que no los descubriera -No tengo idea, será mejor escuchar lo que dice- - contestó Marie aguzando el oído -Tienes que responder Aleatha!!, exijo que me des la ubicación exacta!!- - se escuchaba realmente frustrado -Pero que diablos hace?- - preguntó indignado Justin al ver como el chico le hablaba -Qué esta pasando, porque la trata así?- - preguntó asustada Marie
Sin embargo ambos callaron cuando escucharon que la voz de Aleatha hablaba en un suave susurro. - Pierdes tu tiempo, ella jamás te dirá nada.- - -Te arriesgas a que la mate?- - -No te atreverías, no con Dumbledore en esta escuela, no conmigo como su protectora. - - -No aguanto más quiero ver que pasa- - dijo Justin desesperado asomando la cabeza por un rincón, Marie también se asomó, pero ella no podía ver más de lo que lo hacía el chico. Justin se sorprendió, pensó que después de tantos años de audacias y travesuras, de paseos a escondidas por el Bosque Prohibido, lo que vería sería a dos personas hablando y tal vez después de ver que ella estaba bien él podría írsele encima a Grant y romperle la cara a golpes por tratarla de esa manera, pero no, lo único que alcanzóa hacer fue a quedarse completamente paralizado ante la escena que se desarrollaba frente a sus ojos. Aleatha estaba rodeada de un aura extraña, era como verla atrapada en un remolino de humo brillante, azulado y plateado, sus cabellos estaban sueltos y a pesar de la falta de corriente de aire en la habitación jugaban como si el viento los moviera, de pie, frente a Devon hablaba con suavidad y a la vez se notaba la determinación y firmeza en el tono de su voz. - No estés tan segura, puedo matarla, a ella y a todos los estudiantes que quiera, con Dumbledore aquí o sin él, con tu protección o sin ella. - - dijo Devon y para su mayor sorpresa, sacó la varita y apuntó a la joven, sus ojos tenían un extraño brillo, parecían inyectados de ira y de sangre, estaban llenos de maldad- - Cru.- - no pudo terminar el hechizo, pues a lo lejos, Madame Pomfrey parecía estar acercándose, de inmediato guardó la varita y pudo vislumbrar una sonrisa en el rostro de la chica frente a él. - No podrás dañar a nadie. jamás encontrarás la entrada y aún si lo haces. nunca podrás abrir la Puerta Prohibida. no has sido elegido. tú entre miles. no eres un elegido. Salazar Slytherin.
Parte 1: La Puerta Prohibida.
Para inicios del séptimo curso en Hogwarts, los alumnos ya tienen una clara idea de que es lo que quieren hacer con sus vidas una vez finalizados sus estudios, algunos serán aurores, otros trabajaran en el ministerio, otros, tal vez sólo se casen y vivan de sus fortunas amasadas durante siglos por sus familias, otros tal vez pongan negocios y vivan decentemente en una casa propia, con vecinos amables. pero ese no es el caso de Aleatha Miller, una estudiante excelente, premio anual, prefecta de su casa y con las más altas calificaciones en los O.W.L's y N.E.W.T., un miembro de la comunidad estudiantil que no sólo tiene un futuro envidiable para los demás, pues a su corta edad ya ha recibido propuestas de empleo por todos lados, sino que también es una chica hermosa y con una familia de siglos de tradición mágica a la que le llueven propuestas de matrimonio. pero Aleatha no quiere nada de eso, se siente vacía y sin expectativas para su futuro, cualquiera que la mira desea ser ella, pero ella sólo quiere escapar de esa vida que encuentra vacía y sin sentido, nada la entusiasma.
-Ale!!- - dijo por tercera vez Ellen sacando a la chica de sus cavilaciones -ehh?... -Estas en las nubes, te estaba preguntando si ya terminaste el ensayo de Pociones, y si podías prestarme el libro de donde lo sacaste.- - dijo Ellen mientras miraba a la chica que parecía no prestarle atención -Si.. puedes tomarlo - - contestó poniéndose de pie y sacando el libro de su mochila -¿A dónde vas?- - preguntó tomando el libro -Afuera. estoy cansada.- - dijo y sin más salió de la biblioteca hacia los jardines -pero ¿Qué le pasa a esa chica?- - se dijo Ellen mientras observaba la figura de sua amiga alejarse del lugar, siempre era seria, pero ahora parecía como si su ánimo normal depresivo hubiera bajado una escala más, lo que podría parecer alarmante.
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En el campo de Quidditch, el equipo de Griffindor practicaba sus nuevas técnicas y movimientos, pronto sería el partido contra Slytherin y tenían que estar preparados, Daniel, uno de los cazadores y el capitán del equipo gritaba órdenes a sus compañeros, que de vez en cuando se miraban unos a otros para comunicarse y lograr las jugadas. Todo estaba perfecto hasta que.
- Cuidado, Justin!!!- - gritó Patricia, la buscadora del equipo, al ver que una de las bludgers estaba a punto de golpear en la cabeza al guardián del equipo - Manten los ojos abiertos!! No podemos permitirnos quedar sin jugadores una semana antes del juego!!- - regañó Daniel, pero para su sorpresa el chico a penas y lo había tomado en cuenta. Estaba muy concentrado en aquello que veían sus ojos desde las alturas de su posición. - - Pero que día. - - se interrumpió el capitán, frustrado y enojado detuvo la práctica para lanzarse con su escoba hacia donde estaba Justin. -¿Qué te ocurre?, no puedes distraerte, eres el guardián de los aros, ¿cómo esperas detener la quaffle si no estas al 100% en el juego?- - reprochó Daniel, a este punto todos los demás miembros del equipo ya estaban volando hacia él, Daniel les indicó bajar a tierra y todos lo siguieron.
Después de haber casi amenazado a Justin con los puños para que recuperara la atención en el juego, el tiempo pasó y la practica terminó. Todos estaban sorprendidos de que su mejor guardián y más grande fanático al Quidditch estuviera tan poco interesado en el juego. Desde que lo conocían no había chico que pudiera compararse con el Griffindor, un gran atleta, excelente en los estudios, no había plática que llevara que no tuviera las palabras Quidditch, la copa, y vencer a Slytherin en el contenido. Todos los que lo conocían lo consideraban un buen amigo, leal y sobre todo muy audaz. Sin embargo ese día no se sentía con ánimos, por primera vez en 17 años sentía que su vida era un desperdicio, que no valía la pena y por supuesto que no tenía un sentido, a pesar de las miles de chicas que morían por que las viera, a pesar de los trofeos de Quidditch, a pesar de. todo.
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No recordaba cuando había sido la última vez que se había encontrado sola en los pasillos caminando sin un rumbo fijo, la verdad era que nunca había sido así, siempre iba acompañada, siempre sonriente, siempre con una meta en la vida, pero ahora todo era distinto, se había levantado del lado izquierdo de la cama, todo le parecía tan gris. tan horriblemente deprimente, que no pudo evitar sentir una punzada en el pecho.
-¿Te encuentras bien Marie?- - preguntó un chico de Ravenclaw que pasaba y la vio llevarse la mano al pecho, se le veía tan extraña que no pudo evitar acercarse y tratar de ayudarla -Estoy bien Lucas, es sólo que. - - sin embargo se detuvo al ver la cara de preocupación del chico- - No es nada, sólo estoy algo cansada, parece que no fue mi día.- - agregó con un intento de sonrisa y el chico entendió que tal vez no era el momento de más preguntas. -Esta bien, Marie, pero si tienes algún problema no dudes en decírmelo ok?- - respondió guiñando un ojo -Ok Lucas- - contestó la chica y él se alejó.
Marie siguió caminando, segura de que se sentiría mejor una vez en su sala común. Era una chica muy bonita, su sonrisa era su carta de presentación y su saludo la mejor parte de encontrársela por los pasillos. Era una chica completamente buena y dulce, su alma bondadosa era la pauta de su vida. Quien no la conociera bien hasta diría que la chica era una muggle religiosa, esas que llaman monjas, pero distaba mucho de ser muggle, era una de las pocas familias de magos puros que habitaban la zona sur de Francia. Con una vida apacible y rica.
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En el salón donde se reunía el club de duelo a cargo del Profesor de DCAO, Marcus Rochester, los alumnos seguían las indicaciones, el duelo iba a comenzar, siendo alumnos del último grado, se podía apreciar un gran nivel en los hechizos y sobre todo en el conjuro de maldiciones y contramaldiciones. Sin embargo había tal control y precauciones dentro del club, que era imposible que las maldiciones pudieran afectar verdaderamente a los alumnos. Mientras Rochester daba los últimos consejos a uno de los chicos, el otro duelista los veía de reojo, cruzado de brazos y en una actitud completamente altanera, su porte de príncipe lo hacía más intimidante y el frío de sus ojos podía calar los huesos de cualquiera, con una mueca mezcla de fastidio y arrogancia tomó su posición en cuanto el profesor los hubo llamado al centro de la tarima de duelos.
- Nada de maldiciones que tengan que ver con fuego- - aconsejó- - la última vez se estropearon unos libros muy importantes.
El otro chico al ver a su oponente frente a frente no pudo más que sentir como las piernas le flaqueaban y el estómago le daba un vuelco. - ¿Miedo?... descuida no muerdo. aún - - dijo burlándose de él -Nnn-nno. ja-más. - - contestó el chico completamente aterrado -Saluden y caminen a sus puestos- - ordenó el prof. Y lo obedecieron- - cuando cuente tres.1. 2. 3!!!- - grito y así como comenzó, terminó - La próxima vez abre los ojos cuando lances un hechizo- - le dijo con una sonrisa de burla mientras bajaba por la tarima.
El otro chico yacía en el suelo completamente paralizado. - Bien hecho Devon!!- - gritó una chica acercándose a él e intentando abrazarlo -Ni lo sueñes Sadia. - - fue la cortante respuesta del chico cuando ella trató de abrazarlo y él la rechazó con la mano mientras guardaba la varita dentro de la túnica.
Devon salió de la habitación sin siquiera decir adiós, estaba aburrido y molesto, no sabía cuantas veces había vencido a su rival en los duelos del club y eso empezaba a aburrirle, siempre el primero en todo, el millonario que conseguía lo que quería con sólo chasquear los dedos, el chico más apuesto de la casa y según él de la escuela entera, y aún habiendo burlado y humillado a su contrincante con el duelo más corto de la historia no se sentía satisfecho, él siempre deseaba y obtenía lo mejor, ¿Por qué no podía tener un rival decente? ¿por qué no alguien que durara hasta después del primer hechizo? ¿Por qué no podía tener lo que deseaba? Su alma siempre satisfecha hasta ese día encontró un hueco que llenar con algo más que adulación y dinero, burlas y humillaciones a otros, su ambición siempre había sido una. y ahora estaba frente a él.
Sus ojos brillaron y no pudo evitar sonreír con malicia.
- Vaya, vaya, vaya, pero a quien tenemos aquí. - - decía mientras se paseaba alrededor de ella como un predador acechando a su presa- - a su alteza, "la princesa" Aleatha Miller- - agregó con sarcasmo, poniendo principal énfasis en el calificativo
La chica no contestó, se limitó a mirarlo de reojo cruzada de brazos y sin la menor intención de contestarle, sin embargo el chico se había acercado demasiado a ella poniéndola a la defensiva.
- Creí que las ratas sólo salían de noche, pero creo que me equivoqué- - contestó sería e inexpresiva sin quitarle la vista al chico que la miraba con intensidad. -La gatita sacó las uñas- - dijo retándola frente a frente y burlándose de su comentario. -¿Por qué no te tiras a un pozo, Grant? Seré amable y lo sellaré antes de que puedas salir- - fue la contestación de la chica con furia brillando en sus ojos, sin embargo Devon sólo comenzó a reír despertando la ira de la muchacha. - Vaya Miller, no está bien que trates así a tu futuro esposo- - dijo esperando la contestación de la chica, sin embargo lo único que logró fue que ella riera ante la expectativa de casarse con él. - Puedes reír todo lo que quieras, Devon Grant jamás a dejado que una presa se le escape de las manos- - dijo recuperando la postura, estaba a punto de golpear a la chica por haber tenido la osadía de burlarse de él, sin embargo recordó su as bajo la manga. -Jamás me casaré contigo.- - comenzó a decir -Eso dices tú Miller, pero yo no estaría tan seguro. tus padres y los míos pueden ser muy persuasivos. . . - - la interrumpió disfrutando de la reacción de ella, pues la sonrisa se le había borrado de los labios de repente- - con el incentivo adecuado lograrías adorarme como un dios. - - agregó con voz suave y fría haciéndola sentir enferma. -Mi vida ya es bastante miserable ahora- - comenzó a decir con tristeza- - hacerla un infierno. sólo es adelantar lo inevitable, pero te digo esto y apréndetelo bien Grant- - dijo apuntándole con el dedo amenazadoramente- - Jamás, ni siquiera volviendo a nacer lograrías que pudiera verte diferente a la asquerosa serpiente que eres, y es así que vas a morir si es que sigues con esa idea absurda de casarnos.- - agregó, dando media vuelta para salir de ahí. -Ya lo veremos Miller,,, ya lo veremos.- - estaba dispuesto a seguir su camino, sin embargo hubo algo que llamó su atención.
Aleatha no pudo alejarse demasiado, estaba tan indignada, sabía que sus padres habían arreglado su matrimonio con Grant desde hacía más de tres años, no entendía como su propia familia podía condenarla a vivir en desgracia al lado de una persona, si se le podía llamar persona, a la que no amaba y que sólo la deseaba a su lado por cuestiones de linaje, y por supuesto por ser uno de los mejores especimenes femeninos de la escuela, según le había dicho el día que la enteró del compromiso. Si ya lo detestaba antes, ahora no podía más que odiarlo y odiarlo más.
Todo fue de repente, ella estaba enojada y caminaba como alma que lleva el diablo, y ellos venían distraídos, así que lo que siguió después fue un gran choque entre los tres, cuando se dieron cuenta los tres estaban en el suelo, Marie a un lado con todas sus cosas esparcidas por el suelo, Justin a su lado con una Aleatha confundida en los brazos. - Perdón, fue mi culpa. no los vi. - -dijo apenada la morena, completamente ruborizada por la posición en que se encontraba y con un extraño dolor en la cabeza. -¿estás bien, Ale?- - preguntó Marie una vez que los tres se levantaron y recogieron sus respectivas cosas del suelo. -Sí, y ustedes?- - contestó mientras revisaba que no hubiera caído nada de su mochila -Todo bien- - contestó Justin mirando a la chica, desde que la conoció el primer año en Hogwarts había estado prendado de ella, pero al parecer a ella le era completamente indiferente, pues no parecía corresponder a sus galanteos y mucho menos había aceptado salir con él. -¿a dónde te dirigías tan enojada?- - le preguntó Marie -De hecho iba a la sala común a dejar mis cosas y empezar mi ronda por los pasillos- - comenzó a explicar- -. pero tuve problemas con una rata en el camino hacia allá y decidí tomar un camino más largo- - agregó y volvió a sentir una pequeña punzada en la cabeza -Si quieres te acompañamos hacia allá. - - ofreció la rubia amablemente -No. yo. ahhh!!- - se interrumpió cuando la pequeña punzada en la cabeza se había convertido de repente completamente insoportable, con las manos en la cabeza cayó de rodillas ante los rostros asustados de ambos chicos. -¿qué te ocurre?- - preguntó Justin y Marie trató de acercarse a ella, sin embargo cuando trató de tocarla alguien se lo impidió -Yo no la tocaría de ser tú- - dijo Devon que salía de la nada, mientras miraba como la chica se quejaba del dolor en el piso. - Estas loco Grant!, debemos llevarla a la enfermería- - dijo Justin haciéndolo a un lado
Cuando el chico tocó su hombro para ayudarla a levantar, una extraña fuerza lo lanzó hacia el otro lado. - Te lo dije.. - - dijo burlón Devon -Maldición!!- - exclamó Justin, sentía el brazo completamente entumido -Que es lo que tiene?- - preguntó una asustada Marie - Por qué me lo preguntas a mí?- -dijo Devon -Tenemos que hacer algo!!-- gritó Justin -¿tenemos?... lo siento Sterling ese no es. - - -Basta!! Ya Cállate!!- - gritó Aleatha en el suelo mientras de sus ojos salían algunas lágrimas- - Ya déjame en paz!!- - fue lo último que gritó antes de desvanecerse en el suelo inconsciente. Todos estaban sorprendidos, Marie fue la primera en reaccionar.
Se acercó a ella y llevó su mano hacia el cuello para sentir su pulso, estaba pálida y asustada, sin embargo no se comparaba con la chica desmayada, que estaba más blanca que un papel y tan fría como el hielo. - Debemos llevarla a la enfermería, está bien. eso creo- - dijo y quitó la mochila de la chica, sin más que decir, Justin se levantó y con el brazo ya mejor se acercó a ella, sin embargo antes de que pudiera tocarla, Devon se interpuso. -Yo la llevaré- - dijo mirando que el chico aún no tenía muy bien el brazo- - ni siquiera lo pienses Sterling, ella es mi prometida y es más propio que yo me encargue de ella- - agregó mirándolo retadoramente, sin embargo Justin no se dejó intimidar. -No creo que sea el momento de buscar gloria y ventaja de la situación- - dijo el chico -Ah por favor, él que sea, pero ya vámonos!!- - interrumpió la rubia antes de que comenzara la discusión, Devon se volteó y con una sonrisa burlona tomó a la chica en brazos y seguido de los otros dos se dirigieron a la enfermería.
Dos semanas después. - No es posible que aún no despierte, me molesta no saber nada!! - - se quejó Marie que caminaba con Justin hacia el comedor -Parece que el director llamó a sus padres, pero parece que no han tenido noticias- - se lamentó Justin que al parecer estaba muy preocupado por la chica, cuando llegaron al comedor ninguno de los dos pudo evitar mirar hacia la mesa de Slytherin, en donde Devon comía rodeado de varias chicas sin prestarles atención, desde hacía varios días lo habían visto extraño, sabían que Aleatha era su prometida, pero no parecía estar muy preocupado por ella, sólo el día que la llevaron a la enfermería había estado con ella unas horas y después no le habían vuelto a ver. -Estoy preocupada Jus, y qué si le pasa algo más a Ale de lo que nos han dicho-dijo sentándose junto al chico en la mesa de Griffindor.- - además está prohibido ir a verla. -Yo también estoy preocupado. ¿qué te parece si nos escabullimos en la enfermería después de la ronda de los prefectos- - propuso -Esta bien, te veré en los baños del segundo piso, conozco un pasadizo que nos puede llevar cerca de la enfermería. - - dijo después de meditar la proposición Después, esa noche después de que el prefecto de Hufflepuff hubo entrado en la sala común, Marie se escabulló a través de la puerta y con sumo cuidado llegó hasta los baños del segundo piso, en dónde ya la esperaba Justin. -Creí que no llegarías. - - -Lo siento es que casi me topo con Peeves, afortunadamente estaba demasiado ocupado escribiendo cosas en el pizarrón de Aritmancia para notarme- - se disculpó y en un dos por tres los dos chicos se deslizaron por el pasadizo y llegaron a unos cuantos metros de la enfermería en dónde todo estaba tranquilo y muy callado. -Parece que Mrs. Pomfrey está en su oficina, podemos entrar sin problemas.- - dijo Justin en un susurro casi inaudible. En cuanto los dos chicos cruzaron la puerta no pudieron evitar asustarse, al parecen había alguien ahí que no habían notado, con sigilo ambos se escondieron detrás de algunos anaqueles de pociones y escucharon. - Tengo que saberlo!! Dímelo!!- - escucharon la voz exigiendo respuestas y no pudieron más que asombrarse al percatar que el dueño de esa voz era nada menos que Devon Grant. -¿Grant?¿qué hace aquí?- - preguntó Justin en voz muy baja para que no los descubriera -No tengo idea, será mejor escuchar lo que dice- - contestó Marie aguzando el oído -Tienes que responder Aleatha!!, exijo que me des la ubicación exacta!!- - se escuchaba realmente frustrado -Pero que diablos hace?- - preguntó indignado Justin al ver como el chico le hablaba -Qué esta pasando, porque la trata así?- - preguntó asustada Marie
Sin embargo ambos callaron cuando escucharon que la voz de Aleatha hablaba en un suave susurro. - Pierdes tu tiempo, ella jamás te dirá nada.- - -Te arriesgas a que la mate?- - -No te atreverías, no con Dumbledore en esta escuela, no conmigo como su protectora. - - -No aguanto más quiero ver que pasa- - dijo Justin desesperado asomando la cabeza por un rincón, Marie también se asomó, pero ella no podía ver más de lo que lo hacía el chico. Justin se sorprendió, pensó que después de tantos años de audacias y travesuras, de paseos a escondidas por el Bosque Prohibido, lo que vería sería a dos personas hablando y tal vez después de ver que ella estaba bien él podría írsele encima a Grant y romperle la cara a golpes por tratarla de esa manera, pero no, lo único que alcanzóa hacer fue a quedarse completamente paralizado ante la escena que se desarrollaba frente a sus ojos. Aleatha estaba rodeada de un aura extraña, era como verla atrapada en un remolino de humo brillante, azulado y plateado, sus cabellos estaban sueltos y a pesar de la falta de corriente de aire en la habitación jugaban como si el viento los moviera, de pie, frente a Devon hablaba con suavidad y a la vez se notaba la determinación y firmeza en el tono de su voz. - No estés tan segura, puedo matarla, a ella y a todos los estudiantes que quiera, con Dumbledore aquí o sin él, con tu protección o sin ella. - - dijo Devon y para su mayor sorpresa, sacó la varita y apuntó a la joven, sus ojos tenían un extraño brillo, parecían inyectados de ira y de sangre, estaban llenos de maldad- - Cru.- - no pudo terminar el hechizo, pues a lo lejos, Madame Pomfrey parecía estar acercándose, de inmediato guardó la varita y pudo vislumbrar una sonrisa en el rostro de la chica frente a él. - No podrás dañar a nadie. jamás encontrarás la entrada y aún si lo haces. nunca podrás abrir la Puerta Prohibida. no has sido elegido. tú entre miles. no eres un elegido. Salazar Slytherin.
