Los Guardianes de Hogwarts. Por: Karonte.

Continuación Parte 2:

Esa noche, después de la cena, todo estaba muy callado por los pasillos, hacía bastante frío, así que ambos chicos se habían puesto abrigos sobre las pijamas, entraron con cuidado a la biblioteca, el aspecto era bastante más tenebroso de lo que habían imaginado, los estantes llenos de libros y la varita que les iluminaba el paso lograba efectos visuales de sombras aproximándose. Después de cerciorarse de que no había moros en la costa, los dos chicos abrieron con sumo cuidado el cerrojo que separaba su destino del resto de la biblioteca y entraron sigilosamente, sin embargo no tardaron mucho en encontrar respuestas a lo que buscaban.

En la parte más apartada de la sección prohibida, había algunos escritorios para poder hacer la consulta de los libros, pues estos no podían salir del lugar. Caminaban despacio, con sigilo, y miedo de que en cualquier momento pudieran ser sorprendidos por alguien, además había que agregar el hecho de que parecía que los libros les estuvieran llamando, se escuchaban susurros en dialectos o idiomas que no conocían, tan lejanos que apenas podían ser audibles. -No creo que esta sea una buena idea Jus- - dijo Marie aferrada del brazo del muchacho que caminaba al frente -Ya estamos aquí Marie, sería una pérdida de tiempo dar marcha atrás ahora- - contestó mientras apuntaba la luz hacia el frente - Me da mala espina este lugar. siento como si algo malo pasara. ¡¡¿Qué es eso?!!- - exclamó la rubia blanca del susto señalando hacia delante

Frente a ellos, a unos cuantos metros podía escucharse el sonido de un libro siendo hojeado, ambos se paralizaron, Justin fue el primero en reaccionar y caminar hacia dónde se escuchaba el ruido, aguzando los sentidos como un reflejo ambos aferraron con más fuerza sus varitas dispuestos a usarlas si era necesario. Mientras se acercaban, poco a poco podían escuchar un susurro, una voz suave que parecía estar recitando, pero era casi inaudible para realmente ser comprendida. Unos cuantos pasos más y estarían frente al extraño. sus corazones empezaron a latir más rápido. un metro y seria visible la sombra reclinada sobre el libro. sólo dos pasos más y la luz de las varitas lo descubrirían.

La luz iluminó la figura sentada en el escritorio envuelta en una capa negra con capucha, escribiendo algunas notas sin percatarse de que estaba acompañada. -Pero ¿Qué haces tú aquí?- - fueron las palabras de Justin al reconocer a Aleatha, quien un tanto sorprendida los volteó a ver con sus negros ojos, como un reflejo soltó la pluma y llevó la mano al pecho, como si aferrara algo. -Ale!!... hemos estado muy preocupados por ti. - - fue lo único que atinó a decir Marie, sin embargo no obtuvieron respuesta de la chica. Justin trató de acercarse, sin embargo la reacción de la joven les tomó desprevenidos, se levantó tan rápido que la silla en dónde estaba sentada cayó al suelo haciendo que el ruido resonara por todo el lugar. Cuando Justin trató de dar otro paso hacia ella, lo rechazó de nuevo dando pasos hacia atrás, y alzando su mano para que se detuviera, se le veía asustada. -Descuida Ale, no diremos que te encontramos aquí- - trató de tranquilizarla Marie, sin embargo ella no contestó

Justin en otro intentó más audaz, se acercó a ella y la tomó por la muñeca de la mano que trataba de impedirle que se acercara, la respuesta fue un sonoro grito, lleno de angustia y dolor. -SUÉLTAME!!!... NO ME TOQUES!!!- - gritó Aleatha con lágrimas en los ojos y arqueando el cuerpo en un espasmo de dolor. Justin la soltó de inmediato y Aleatha retrocedió vacilante, huyendo de él, aún tenía una mano aferrada al pecho mientras con la otra trataba de alejarlos de ella. Marie realmente preocupada y asustada también trató de acercarse, y la reacción de la chica fue más que obvia, retrocedió y sin darse cuenta resbaló cayendo al suelo, la escena era aterradora. - NO TE ACERQUES!!!... NO ME LASTIMES!!!- - gritó en tono lastimero, su rostro estaba cubierto de lágrimas, tenía una expresión de dolor y se arrastraba como podía hasta topar con uno de los libreros, en dónde se encogió, esperando que los dos chicos no se acercaran más. Justin y Marie se habían quedado petrificados, clavados en el suelo sin saber si alejarse y dejarla como estaba o tratar de ayudar de alguna manera. Miles de pensamientos cruzaron sus mentes, sentían pena por no poder ayudarla, les dolía verla así. -BASTA!!!... HE DICHO QUE BASTA!!!- - volvió a gritar, su rostro estaba pálido y deformado por el dolor, su cuerpo temblaba en espasmos, como si estuviera bajo la maldición cruciatus, fue entonces que se llevó ambas manos a la cabeza, la capa se abrió y dejó al descubierto una luz que brillaba en color azul, muy tenue, la cual parecía provenir de algún tipo de medallón. Justin frustrado por no poder ayudarla, se sintió completamente inútil, ¿Qué podía hacer? ¿Esperar a verla morir del dolor? O tratar de hacer algo, pero ¿qué?... Marie estaba desesperada, no podía verla así, deseaba con todo su corazón hacer que el tormento de la chica terminara, pero ¿cómo?... Fue entonces que Justin trató de volver a acercarse, y en esta ocasión Aleatha arqueó el cuerpo hacia atrás y de repente un símbolo desconocido apareció en su frente, como si hubiera sido grabado con una daga afilada, era color rojo brillante, Marie lo detuvo y con fuerza jaló de él hacia atrás, alejándose unos pasos de la chica, de repente, la luz tenue del medallón brillo con más fuerza que el símbolo y poco a poco la luz azul fue consumiendo a la luz roja, hasta que el símbolo de la frente de Aleatha estaba por completo azul. -Es suficiente!!- - dijo una voz enérgica tras los chicos, en ese momento Aleatha caía desvanecida en el frío suelo de la habitación, completamente inconsciente. -Profesor Dumbledore!!- - exclamaron los dos chicos al ver al mago acercarse con presteza a la chica y tomarle el pulso, después de que se aseguró de que estaba bien respiró aliviado. -Srita. Piaf haga el favor de avisarle a Madame Pomfrey que la Srita. Miller ha tenido una recaída y usted Sr. Sterling vaya por el profesor Webster y dígale que necesitamos más suero- -dijo con su acostumbrado tono calmado y amable, sin embargo se le notaba serio. - - Ella estará bien. - - agregó para convencerlos ya ambos salieron de la biblioteca apresurados para hacer lo que se les ordenó.

Después Aleatha fue llevada a la enfermería y revisada por Madame Pomfrey, Justin llegó corriendo con Webster que venía con un frasco en las manos, del que escurría continuamente vapor en un tono azul brillante. Marie y Justin aún no se recuperaban de la impresión, el profesor Flitwick fue llamado junto con Mcgonagall, como jefe de la casa de Ravenclaw y directora adjunta, debían estar enterados de lo que ocurría con sus alumnos, después de que Dumbledore dio algunas indicaciones a los profesores reunidos, se dirigió a los dos chicos, que se les veía un tanto espantados y preocupados por su amiga. -Profesora Mcgonagall, hágame el favor de llevar a al Srita. Piaf y al Sr. Sterling, a sus dormitorios- - dijo Dumbledore- - Mañana tendrán respuesta a algunas de sus preguntas, pero ahora no es el momento, lo prometo- - agregó al ver que los chicos no tenían intención de irse a dormir. -Pero Profesor Dumbledore. - -Nada de peros Sterling, ya escuchaste al director, no es el momento- - interrumpió la Mcgonagall y con una mirada severa hizo que ambos la siguieran, mientras el director, Webster, Fitwick y Madame Pomfrey se quedaban en la enfermería.

Justin y Marie regresaron ambos a sus salas comunes, y la profesora Mcgonagall tuvo que amenazarlos a ambos que si volvían a salir de sus dormitorios se les suspendería y habría detención para ambos con Webster. Los dos chicos no pudieron hacer más que obedecer, al día siguiente tendrían respuestas o por lo menos eso les había prometido Dumbledore. Sin embargo no dejaban de pensar que realmente tenía que ser algo muy malo, pues ni siquiera el hecho de estar fuera de la sala común de sus casas había tenido importancia como para que les castigaran, los profesores se notaban más preocupados por el estado de su amiga que por su falta a unas cuantas reglas de la escuela.

Inexplicablemente esa fue la noche anterior a Navidad más larga en Hogwarts que cualquier otra en años pasados. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

La mañana siguiente fue sin duda alguna muy extraña, pues ni Marie ni Justin se interesaron por la cantidad de paquetes que tenían a los pies de sus camas, sin embargo ambos tuvieron que mostrar algún interés para que ninguno de sus compañeros sospechara algo de lo que estaba ocurriendo, pues según ellos era demasiado importante lo que pasaba y tal vez hasta peligroso para que los demás alumnos se dieran cuenta de ello.

Lento se les hizo el tiempo para bajar a desayunar, como siempre, las Navidades en Hogwarts eran espectaculares, se respiraba un ambiente de alegría, los profesores en su mesa reían y disfrutaban, a los alumnos se les juntaba a todos en una mesa para que compartieran el alimento ese día, sin embargo ellos eran los únicos que podían notar cierta tensión en los rostros de los profesores, pues ningún alumno a parte de ellos notaba diferencia alguna en el desayuno de Navidad de ese año con respecto a los anteriores.

Justin y Marie decidieron sentarse juntos, rechazando algunas de las invitaciones de sus amigos y compañeros, la única que no aceptó rechazo alguno fue Sadia, que de inmediato ocupó el lugar junto al chico y lo acaparó para que éste no hablara con la rubia. Al terminar el banquete y después de algunas palabras del director, la profesora Mcgonagall se acercó a ellos. - Sr. Sterling, Srita. Piaf, hagan el favor de venir conmigo- -dijo y ambos la siguieron fuera del comedor seguidos por las miradas de Sadia, que pensaba que se habían metido en problemas.

Sin decir una sola palabra los chicos la siguieron, con esperanzas de que ese mismo día tendrían respuesta todas las preguntas que les atormentaban. -El profesor Dumbledore ha dicho que pueden pasar a ver a la Srita. Miller a la enfermería- - dijo encaminándolos hacia allá -pero creí que hablaríamos con el director- - dijo Marie extrañada de lo que decía la profesora, pues bien se imaginaba el por que de las crisis de su amiga cuando ellos se acercaban demasiado. -El profesor Dumbledore ha dicho que tendrán las respuestas que buscan, y que ha pedido la propia Srita. Miller ser quien les diga todo lo que quieren saber.- - fue lo último que dijo Mcgonagall, pues habían llegado a la entrada de la enfermería, en dónde le dijo a Madame Pomfrey que los dos chicos tenían permiso del director para ver a la enferma, y a regañadientes la mujer los dejó entrar. -Si hay señales de que la Srita. Miller se empieza a sentir mal, hagan favor de llamarme. - - fue lo único que dijo la mujer y los dejó pasar.

En silencio, los dos chicos caminaron hacia la única cama que estaba ocupada en el lugar, Aleatha estaba sentada recargada en varios almohadones, al parecer, Madame Pomfrey la había estado consintiendo de más, y es que realmente era una pena que pasara Navidad en la enfermería, traía un camisón blanco, su cabello negro estaba suelto, sólo sostenido con una cinta a manera de diadema, aún llevaba al cuello el medallón. Estaba leyendo una carta que había traído una hermosa lechuza blanca. A los pies de la cama había muchos obsequios. - Feliz Navidad Ale!!- - dijo Marie para hacerle notar su presencia, la chica soltó la carta que tenía en las manos y para sorpresa de ambos chicos, Aleatha los miró de frente. -Feliz Navidad Marie, Feliz Navidad Justin!- - dijo con una leve sonrisa, pero a ambos les pareció muy sincera. -Feliz Navidad!- - dijo Justin un poco sonrojado, ella jamás le había sonreído así antes, siempre había sido amable, pero ella sólo sonreía así con Ellen y otros Ravenclaws, nunca con él o con otras personas- - Veo que te sientes mejor- - agregó y ambos chicos se acercaron a la cama, sin embargo la chica les detuvo -Hasta ahí, por favor- - dijo alzando su mano para detenerlos a unos cuantos metros de ella, su voz sonó un poco temblorosa- - Aún no puedo controlarlo. - - agregó al ver las caras de ambos extrañados, los chicos con cara de asintieron y jalaron dos sillas para sentarse a esa distancia. - Gracias.- - dijo Aleatha con su sonrisa suave- - Entiendo que estén confundidos con mi comportamiento y que a lo mejor piensen que soy desagradecida porque ustedes me ayudaron el día que me desmayé, pero no es así, les juro que si no me he comportado como debería es por una razón muy importante. - - decía con la vista clavada en la carta que tenía sobre las piernas. -Nosotros no. -Espera, no me digas nada aún, han venido por una explicación y yo pienso dárselas- - interrumpió a Marie que empezaba a excusarse -¿Qué es lo que te está pasando Ale?, hasta parece que nosotros somos los que te causamos daño- - dijo Justin y la chica no pudo evitar voltear a verlo con ojos de "lo siento tanto" Supongo que iniciaré desde el inicio de este tormento, he nacido con una habilidad tan extraña en el mundo de la magia como en el de los muggles- - comenzó su explicación- - . soy. empática. puedo sentir lo que piensas, lo que sientes. -como leer la mente?- - preguntó Justin -no, más bien puedo leer las emociones y sentirlas hasta un alto grado, como si fusionaras lo que sientes con lo que yo siento, es un don muy envidiado por magos, pero debo decir que también puede ser una maldición, durante casi toda mi vida he estado aprendiendo a controlarlo, a diferenciar que es lo que siento y que es lo que los demás me provocan sentir- - terminó de decir y un gran silencio se hizo en el lugar, los dos chicos suponían que continuaría a explicarles todo lo de la puerta, Slytherin, Grant y el porqué la habían encontrado en la sección prohibida y lo que siguió, sin embargo tal parecía que la chica no pensaba decir nada más -¿eso es todo?- - preguntó Justin algo inseguro y Aleatha lo miró con dureza - Qué más quieres saber?- - dijo con suavidad -Todo lo demás!!!- - dijo enojado y hasta un poco indignado con la respuesta escueta de la joven -No tengo más que decirles- - contestó -Insultas nuestra inteligencia Aleatha, tú estas escondiendo algo y te exijo que nos digas la verdad- - dijo Justin poniéndose de pie, realmente enfadado. La chica en esos momentos sintió una punzada y se llevó la mano a la cabeza - Justin, tranquilízate!!- - dijo Marie tomándolo del brazo y jalándolo hacia atrás, pues en su enojo se había acercado más de lo permitido -No me tranquilizo Marie!!- - dijo soltándose de ella- - Quien diablos te crees Aleatha??, la princesa de los engaños??, nosotros sólo queremos ayudar y tú no nos tratas insultando nuestra inteligencia diciendo sólo parte de lo que está pasando!!- - agregó muy enojado

El medallón de Aleatha comenzó a brillar con más intensidad en tanto el chico gritaba con más fuerza, Marie trataba a toda costa de hacer que Justin se tranquilizara, pues había notado que la chica en la cama comenzaba a sentirse mal de nuevo. De pronto la luz se hizo muy intensa, y una descarga recorrió el cuerpo de la chica haciendo que Justin y Marie fueran empujados hacia atrás por unas ondas de energía, fue entonces que la voz de Aleatha se escuchó suave y a la vez tan fría como el hielo. -No se entrometan!!- - dijo y sus ojos brillaron de forma extraña * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Madame Pomfrey los había casi echado del lugar en cuanto escuchó que había un gran escándalo. Justin tomó a Marie de la muñeca y salieron del lugar, Justin iba como alma que lleva el diablo, tan enfadado que no se daba cuenta que a Marie le costaba trabajo seguirlo. No esperaba que ella los tratara así, no soportaba que los humillara de esa manera. - Justin espera!! ¿quieres detenerte un segundo?- - dijo Marie Justin la soltó y en un arranque de ira aventó al suelo su bufanda con fuerza. - Maldición!!!- -dijo frustrado -quieres tranquilizarte? No te das cuenta que ella está tratando de protegernos!!- - dijo Marie exasperada de que el chico fuera tan explosivo -Pero ¿por qué? Me molesta no saber nada, me enoja que no pueda confiar!! -A veces saber demasiado es peligroso- - dijo Marie -No puedo aceptarlo!!

Marie desesperada sacudió al chico gritándole, nadie nunca la había visto así. - Ella nos ha dicho todo lo que necesitamos saber! Tal vez lo demás lo podamos deducir!!- - le dijo con mirada dura y de poca paciencia

Justin se calmó, jamás había visto a Marie reaccionar de esa manera, nunca, ni siquiera la había visto enojada. La rubia lo soltó y caminó hacia la biblioteca, Justin la siguió de cerca, y con determinación se dirigió a uno de los estantes mientras el chico se sentaba en una de las mesas, dos minutos más tarde, Marie regresaba con varios libros. - Toma, busca algo ahí sobre empatía- - dijo mientras ponía frente a él dos grandes volúmenes. -¿Qué buscarás tú?- - preguntó el chico al ver que la rubia sacaba un pedazo de pergamino y dibujaba en él unos trazos -Esto. - - dijo mostrándole el papel con un símbolo escrito en él, el cual Justin reconoció como aquel que había aparecido en la frente de Aleatha la noche anterior. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * Varias horas pasaron después de que ambos chicos salieran de la enfermería, Aleatha estaba sentada, en sus manos tenía el medallón, aún recordaba la noche en que lo había obtenido. (Flashback) "- -Sabe lo que eso significa?- - preguntó amablemente como siempre - -Sí lo sé- - contestó segura - -Entonces quiere arriesgarse- - - -Si. - -No la veo muy convencida, desde mi punto de vista, lo mejor sería enviarla a St. Mungo por si las dudas- - - -Estaré bien, sólo tengo que aprender a controlarlo... - -Como quiera Srita. Miller, de todas formas tomaremos precauciones, estará usted aislada de cualquier contacto, así que trate de evitar cualquier relación con alguien hasta que logre cerrar su mente, el medallón es una gran ayuda, pero no es una garantía. - -Gracias por darme la oportunidad. "

Aleatha estaba triste, le dolía no poder decir la verdad a los dos chicos, los únicos que se habían preocupado por ella, los únicos que estaban felices de verla bien, y ahora los había rechazado, los había lanzado fuera de eso.

-El portador de un gran secreto está maldito con la soledad- - escuchó en su cabeza -Lo sé. - - respondió mientras las lágrimas volvían a correr por sus mejillas. * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * Mientras tanto en la biblioteca ya casi era hora de cerrar, cuando Marie saltó de su silla dando un grito triunfal, a lo que Madame Pince sólo le dedico una mirada asesina para que guardara silencio. Justin se levantó de su asiento, y la miró en espera de respuestas. Sin embargo la expresión de triunfo de la rubia desapareció poco a poco para dar paso a un gesto de completa y total preocupación. - ¿Qué pasa?¿qué encontraste?- - preguntó Justin ansioso por saber -Oh Dios mío. creo que tenemos grandes problemas. - - dijo mientras señalaba la página del libro con una expresión de "no puede ser", en la hoja se encontraba un símbolo idéntico al que Marie había dibujado y que ambos sabían lo habían visto en la frente de Aleatha.

"El símbolo de la muerte lenta, o de phobos, ha caracterizado a la magia rúnica muy antigua y ya casi olvidada, pocos fueron los magos que conocían este símbolo y que lo utilizaban, pues es de alto grado de dificultad, fue prohibido su uso por los graves y mortales efectos que puede causar en sujetos que poseen algún tipo de habilidad psíquica o empática, ya que abre las puertas de la habilidad aumentándola a niveles alarmantes, de manera que aquellos que pueden leer la mente o sentir emociones se ven saturados de los mismos en un corto tiempo. La maldición de Phobos, como es conocida, en un tiempo fue una maldición imperdonable, se equipara con las consecuencias del cruciatus, sobre todo si existe un vínculo de cualquier tipo con el sujeto marcado. No se conoce una cura satisfactoria, pues sólo puede ser removida por aquél que la causó, aunque existen registros de que algunos magos sobrevivieron a la maldición aislándose del mundo. Actualmente se cree que esa magia oscura se perdió."

CONTINUARÁ. Notas de la autora: Todos los nombres conocidos son propiedad de J.K. Rowling y no escribo esto con fines lucrativos, sólo por diversión ^_^