a Samuel Bequet (¡gracias por prestarme tu frase!)

je je, sí, ya sé que este gran autor del teatro del absurdo no tiene nada que ver con Harry Potter, pero no importa, se lo dedico absurdamente.

Me quejo

No estoy enamorado de nadie ni pienso estarlo. Y si lo estuviera, no sería por su manera salvaje y atractiva de mover su cabello, ni por las miradas intensas de color verde que me lanzara, ni porque fuera un elegido. Tampoco porque fuera la persona más hermosa del mundo, o la más inteligente, ni siquiera la más interesante. Y no descubriría de repente lo que siento por aquella persona, sería muy despacio, poco a poco me empezaría a gustar... Y lo más seguro es que mis sentimientos no fueran correspondidos.

Dejo la pluma súbitamente. Alguien está abriendo la puerta, así que escondo mi carta en lo más profundo de mis bolsillos, y volteo. Mary Sue entra a mi despacho, moviendo sus caderas perfectas a un ritmo perfecto, mientras su cabello salvaje se desplazaba con el viento venido de ninguna parte, ocultando ligeramente su hermoso rostro.
- Ah, hola, lectora.
-Hola, sevy. ¿Ya descubriste tus verdaderos sentimientos acerca de mí?
Pero nuevamente la puerta se abre, interrumpiendo a la diosa de pelo rubio. Esta vez deja paso a un hombre de cuerpo escultural, con un cabello sedoso y largo.
- Hola, Severus. Sé que este no es el mejor momento para decírtelo, pero te amo, y yo creo que tu no sientes lo mismo por mí, pero no importa, porque las lectoras saben perfectamente que vamos a terminar teniendo sexo desaforado uno con otro...
Veo a mis dos pretendientes exasperado, saco mi varita y los desaparezco. Déjenme escribir.

No soy sexy, ni siquiera guapo. Soy malhumorado, poco amable, y estoy lleno de defectos. Me gusta amargar la vida de las personas, arruinar amores, hacer pociones, vengarme de todo lo que he sucumbido, el café fuerte y sin azúcar, favorecer a aquellos que me recuerdan a mi pasado e infante yo. No me gusta bañarme, sonreír, las transformaciones, los dulces, todas aquellas cosas que me dan tanto miedo, los unicornios y los muggles.

Me vuelven a interrumpir. Levanto la cabeza. Aquí está, la persona a la que más detesto en todo el universo.
- Snape – murmuro fríamente.
- ¡Que onda, Severus! ¿Cómo va la vida? Supe que rechazaste a los chicos que te mandé... bueno, no pude encontrar nada mejor, pero ya aparecerá el hombre o la mujer de tu vida, tiene que estar por algún lado.
Miro al Snape mejorado que me sonríe, con sus dientes blanquísimos, esperando una respuesta con una paciencia admirable.
- Te estás volviendo un Lockhart detestable, ¿sabes?
No se toma a mal mi insulto. Simplemente me sigue mirando, con unos ojos seductores y una cara de puchero que harían derretir a cualquiera.
- ¡¡¡¡Maldita sea, sal de mi vida de una vez por todas!!!!

Una imagen de perfección exigida me persigue incansablemente, junto a todas las parejas que me imponen y las aventuras que yo jamás correría. Las lectoras y escritoras me transforman, me quitan mi esencia, me matan poco a poco con estúpidas palabras de amor.

Esta vez, no logro desaparecer a mi adversario. Escribo rápidamente las últimas frases de mi carta, que aviento por la ventana. Mientras tanto, el hermoso Severus va creciendo, creciendo, siempre un poco más, un poco más, hasta que...

Dudo que esto conmueva a nadie, y no pienso ponerle drama, así que continua tus lecturas, lectora, mándale un saludo de mi parte al próximo Snape que veas, y déjame disfrutar mi amargura, tomar mi café, hacer mis pociones, y huir de los corazones de las maniáticas como tú.