I know something about love…

Por: Ariadna.

El lugar era extremadamente tranquilo, no había civilización en varios kilómetros a la redonda, y el paisaje era hermoso. Catorce chicos acababan de llegar a una cabaña perdida en las montañas pensando en disfrutar de sus merecidas vacaciones…

Dos años y medio han pasado desde la última aventura en el Mundo Digital…

-¡¡ah, el aire limpio!!– exclamó Mimi respirando profundo, y levantando los brazos para sentir mejor la brisa que hacía volar sus cabellos. - ¡Cuánto lo echaba de menos!

-¡y la vista es asombrosa! – agregó Hikari, que estaba a su lado. – wow, no puedo creer que estemos aquí arriba…

-cierto, la gente del pueblo de allá abajo se ve tan pequeñita… - comentó Daisuke, riendo. - ¡esto será genial! ¡Tendremos una casa para nosotros solos!

-hay que agradecerle a Ken por el gesto. – Sora recordó, mirando la cabaña en la que iban a vivir por las siguientes dos semanas. Se giró al muchacho. – tu familia fue muy generosa en prestarnos la casa, Ken.

El chico se sonrojó cuando, por el comentario, todos los ojos se posaron en él.

-eh… no fue nada…

Taichi seguía mirando el paisaje.

-vaya… estar lejos de civilización por dos semanas, hace mucho que no hacíamos… ¿cómo sobreviviremos sin electricidad?

-no es para tanto, Taichi… - acotó Yamato. – solo necesitamos la comida suficiente y… eh… - se volvió hacia Ken con un gesto nervioso. – oye, ¿tu casa tiene baño?

-si… puede que hasta tan alto no llegue la luz eléctrica, pero mi papá arregló la cañería para tirar los… desperdicios… en un río cercano. También hay un lago un poco más abajo, para que podamos bañarnos, y un templo shintoísta algunos metros más arriba, ya no hay nadie ahí, pero es un lindo lugar para visitar.

Los chicos sonrieron entre ellos. No se aburrirían para nada…

Koushirou entró a la casa seguido de una curiosa Miyako para ver como era por dentro. No del todo espaciosa, pero servía a la causa, y de todas formas podían comer afuera, donde estaba instalada una gran mesa. Había dos cuartos, un baño pequeño, y la cocina estaba al lado del living, compuesto por dos sofás tamaño regular.

-todo parece bastante cómodo… - acotó la chica.

-uno de los cuartos está echo al estilo occidental y tiene una cama matrimonial, el otro cuarto es de ocho tatamis pero creo que podremos arreglarnos sólo con ese espacio, ¿no? Hay suficientes futones para todos en el armario. – explicó Ken.

-¿dónde están Iori, Takeru y Wallace? – consultó Michael cuando ya casi todos estaban dentro de la casa.

El resto del grupo se asomó hacia fuera y vio que el menor de ojos verdes parecía tratar de levantar a sus otros dos amigos, que estaban apoyados en el suelo, con cara de enfermos.

-¿qué les pasó a esos dos? – interrogó Koushirou.

-la altura los afectó. – replicó Iori. – puede que vomiten en cualquier…

PUAJ…

-… momento…

-¡QUE ASCO! – gritaron todas las chicas, negándose a ver más y volviendo a la casa.

Jou dio un respingo y se acercó a sus dos amigos enfermos, aguantándose el mal olor y el mal aspecto de lo que habían vomitado.

-creo que será mejor que tomen un poco de agua para limpiarse la garganta, y que luego se queden un rato en cama. – les recomendó. - así se sentirán mejor.

-¡na-ha! – interrumpió Taichi, negando con su cabeza. - ¡yo no duermo en el mismo cuarto que esos dos!

-Taichi, no bromees… - respondió el joven Takaishi frunciendo el ceño.

-no bromea… - Yamato emitió una mueca. – lo siento, Takeru, pero si vas a estar vomitando prefiero que… duermas en la cama matrimonial para estar más cómodo y así atenderte mejor. - el Ishida sonrió ante su lógica respuesta… a pesar de que se notó que fue invención de último minuto. - si, eso, dejemos que mi hermanito y Wallace duerman en la cama matrimonial.

Nadie se negó.

Iori ayudó a Takeru a ponerse de pie y Wallace fue ayudado por Jou. Los otros, incluso Yamato, decidieron hacerse los desentendidos y regresaron a la casa a desempacar sus pertenencias. Takeru prefirió recostarse inmediatamente mientras el otro rubio pasó al baño primero.

-¿es que acaso tú no vives en New York, Wallace? – lo interrogó el Kido cuando el otro ya estaba refrescándose la cara en el lavamanos. – ¿cómo puede afectarte esta altura cuando sus edificios son mucho más altos y la separación del suelo mucho más brusca?

-¿quién dijo que aguantaba subirme a la parte alta de esos edificios? – el norteamericano respondió amargado. Luego se giró al retrete pensando en que podría vomitar un poco más, se sorprendió al sentir su superficie blanda. - ¿qué es esto?

-¿qué es qué? – preguntó su superior de vuelta.

-esto… - indicó la cubierta del retrete. - ¿¿almohadas?? ¿¿En el WC??

-ah, si… ¿es que acaso está fría? – Jou hablaba como si se tratara de algo muy normal. – Ken no debe haber instalado la calefacción todavía… aunque claro, no creo que funcione sin electricidad…

-¿de que rayos estás hablando? ¿Un WC con calefacción?

-si… ¿por qué? ¿Tiene algo de malo?

-no, nada… - Wallace suspiró. – es sólo… raro. Los japoneses son raros.

-¿ya te sientes mejor?

-eso creo, - volvió a suspirar. - gracias por la ayuda.

Jou simplemente le dio unas palmadas en la espalda.

-de nada, puede que necesites más. - lo ayudó a ponerse de pie. - recuerda que pasaremos dos semanas en este lugar…

-y con este comienzo, no sabes cuanto me emociona saber que pasará después…

El chico de pelo azul sonrió, aunque notara el sarcasmo en la voz del menor. Éstas serían unas vacaciones que quedarían como un curioso recuerdo en su memoria, estaba seguro…

Fin del prólogo.