I know something about love…

Por: Ariadna.

Primera Semana: Día 2: Wallace.

No hay nada peor que despertar con nauseas.

No, si hay algo peor… despertar con nauseas y tener a alguien sobre ti que impide moverte.

Eso es definitivamente MALO.

-GET OFF, TAKERU!!

Mi compañero de cuarto abre un poco los ojos, y nota la incómoda posición en que estamos…

-eh? ¡Perdón!

Gira rápidamente y me da el paso para correr al baño…

Dios… mencioné que ODIO las alturas??

En fin, todo sea para pasar unas vacaciones con amigos… me hubiese sentido muy extraño de dejar ir a mis digimon al Mundo Digital y quedarme solo en casa. Además, fue Koushirou quien me invitó…

Salgo después de un rato, con el estómago aún revuelto, pero creo que estoy mejorando… Takeru me queda mirando sonrojado.

Ah, se me había olvidado que los japoneses son tan irremediablemente tímidos…

-perdón. No estoy acostumbrado a dormir en esta clase de camas, menos acompañado…

-no te preocupes, - le sonreí. – al menos nadie nos vio en esa posición, si Iori o Daisuke hubieran entrado un rato atrás…

El rubor aumentó en sus mejillas.

-¿por qué dices Daisuke? Digo, a él le daría lo mismo…

Suspiro. Realmente, mis amigos japoneses son un caso. Nunca se dan cuenta de lo que hay frente a sus ojos… no puedo hacer nada por Takeru, pero al menos me gustaría que Koushirou no fuera así, me ahorraría mucho trabajo…

-¿te sientes mejor tú? – le pregunté.

-si, estoy bien, incluso tengo hambre… ¿y tú?

-sobrevivo…

Golearon a la puerta. Jou y Yamato asomaron sus cabezas desde afuera.

-¿cómo se encuentran? – comenzó Jou.

-¡ya tengo hambre! – exclamó Takeru, mirando a su hermano.

-ok, vamos a preparar el desayuno entonces… - respondió éste, y salieron de la pieza.

-¿aún con nauseas, Wallace? – continuó Jou, que se quedo conmigo.

-sólo un poco… ya se me pasará.

-cualquier cosa y me avisas, ¿ok?

-claro…

Él se retira y quedo solo. Me mantengo en silencio…

¿Por qué rayos Jou se preocupa y Koushirou no? digo, no me molesta que Jou se preocupe… me… me gusta…

Mierda, me sonrojé… ¡odio sonrojarme!

Bueno, pero el asunto es que… yo decidí por Koushirou.

No Jou, Koushirou.

Siempre me ha atraído la gente inteligente, siempre me gustó Koushirou, desde que lo conocí… pero éramos simples amigos, él parecía demasiado distante como para darme ninguna esperanza… además, ¿qué podía saber yo del amor a los once años? No es que ahora sea tan viejo, pero… luego, hubo un tiempo en que me gustó Ken… hasta que me di cuenta que era demasiado *derecho*, y volví a Koushirou… pero nada, y después Jou… ¿quién diría que alguien como yo se volvería un enamoradizo empedernido? Al menos no parezco serlo por fuera, que si no si que me daría vergüenza… no me gusta ser así.

Puede que sea la soledad, pero diablos, ¡esa ya no es excusa! Con Mimi, Michael y el resto de los elegidos que viven en New York me es imposible sentirme solo…

Siento que vuelven a abrir la puerta.

Espero, deseo, que sea él…

-¿Kou…? - me detengo. – ah, eres tú Michael…

-sheez, is nice to see you too…

Ignoro el comentario.

-prometimos hablar siempre en japonés para mejorar tu acento, ¿recuerdas?

-ok, ok… - él ríe, acercándose un poco más. - ¿pero a quien esperabas?

Evito su mirada, ¡se está divirtiendo a mi costa!

-a nadie.

-claro…

No dice nada más y se sienta en la cama.

-uh, que cama más cómoda… - comentó. – anoche fue la primera vez que dormía en futones, fue chistoso… aunque extraño, parecen sacos de dormir en vez de verdaderas camas.

Mientras hablaba me volví a recostar, del otro lado de donde estaba él.

-¿y al lado de quién dormiste? – le pregunté con una sonrisa burlona. Que él haya dejado de molestarme no implica que yo sea benigno y no decida pasar un buen rato a su costa. – seguro Mimi te ofreció un lado en su cama…

No alcancé a ver la almohada que me golpeó en la cara.

-ouch…

-para tu información, dormí entre Daisuke y Miyako. – respondió, con aire herido. – y Mimi no es más que una amiga ahora.

-claro, claro… eso es lo que dices, pero no lo que te gustaría, ne?

Una segunda almohada me cae encima.

-ay, ¡no es para tanto! – protesté, tirándole el objeto de vuelta. – and it's true, isn't it?

Su cara está tan roja que comienzo a creer que se le han pegado las mañas japonesas cuando se tratan estos temas… claro que no fue Mimi quien se las pegó, ¡esa chica de seguro trae sangre occidental en sus venas! Si no, no sería tan enervantemente intrusa…

-¡hola!

Y hablando del rey de roma…

Mimi entró a la habitación a paso firme, sonriendo de oreja a oreja.

-¿qué están haciendo mis estadounidenses favoritos solos en una habitación oscura? – soltó una risa, y se aceró más. – cualquiera diría que interrumpo algo…

-no digas locuras, Meems…

Ella frunce el ceño.

-argh, Wal, ¿cuántas veces te he dicho que no me digas así?

-sorry, Meems…

Michael se ríe y Mimi nos golpea levemente a ambos en el hombro, quejándose.

-dejen de estar aquí como unos vagos, ¡vamos a desayunar!

-thanks, but no. – agité mi cabeza. – mi estómago aún está revuelto, lo que menos siento ahora es hambre…

-¡tonterías! – mi amiga nos agarró del brazo y nos sacó a ambos a la luz. – comer es lo mejor que puedes hacer por tu salud, y todos están esperando.

En las afueras de la casa ya estaban los demás. Koushirou me saludó como si nada… y volvió a su conversación con Yamato.

Argh, supongo que todo es Yamato para él…

Giro mi vista y veo a Jou hablando con Daisuke, éste último completamente hecho tomate…

Suspiro de nuevo… no puede ser…

¿Es que jamás me llegará a gustar alguien que no esté interesando en otro?

Mimi vuelve a tirar de mí, y me obliga a sentarme mientras Taichi ayuda a Sora a servir.

Miro mi plato.

Creo que necesito ir al baño de nuevo…

Fin del segundo Archivo.