I know something about love…

Por: Ariadna.

Primera Semana: Día 3: Yamato.

Ummm, algo malo pasa conmigo…

Estoy tocando mi armónica.

Yo nunca toco mi armónica a no ser que tenga algún problema, y ahora justamente tengo uno.

Tuve la mala idea de venir con mis amigos a pasar las vacaciones en la punta de un cerro desconocido.

Ok, después de tantos años, estoy acostumbrado a ellos, pero… argh, ¡si que molestan!

Daisuke ronca demasiado, Miyako sólo se queja de la falta de comodidad, Mimi de los insectos, y Wallace parece estar cada día peor con sus nauseas. Definitivamente ese chico no está bien… cualquier persona que no disfrute de mi comida no está nunca bien.

Pero mi peor problema… son tres, en realidad.

Koushirou a estado actuando extraño últimamente… me presta demasiada atención… él nunca me había prestado tanta atención.

Ok, es cierto que tenemos una relación, er… especial… no novios, pero tampoco simples amigos, sin embargo…

Taichi.

O más bien, Taichi y Sora. Siempre juntos.

La pareja perfecta… luego de Hikari y Ken, claro.

Amigos desde siempre. Después que Sora y yo termináramos una relación que duró cinco meses, ella se refugió en sus brazos, y él la aceptó gustoso…

Y yo me refugié en Koushirou.

¿Qué está mal con esta imagen entonces?

Que yo quiero a Taichi.

Pero Taichi tiene a Sora, y yo a Koushirou.

A veces creo que pienso demasiado, y por eso tengo tantos dolores de cabeza pensando en ellos…

Aún así…

-HEY, CUIDAAAA… AAAAHHHH!!!

-YAAAAAMAAAAA…

PAF!!

No alcancé a darme cuenta que pasaba y Michael y Miyako me caen encima.

-¿¿qué rayos…??

El par de tontos resbaló en la parte alta del acantilado y terminaron rodando hasta donde me encontraba yo.

-¿estás bien? – le pregunta Michael a la chica.

-si, eso creo… - se acomoda sus lentes y le sonríe.

Lancé un bufido.

-no estaría mal que se preocuparan un poco por mí, ¿saben? – exclamo, desde el suelo. – ayúdenme a ponerme de pie…

-lo sentimos. – se disculpa Miyako.

Me saco la tierra del cuerpo y asiento.

-¿¿están bien allá abajo?? – escucho el grito de Taichi.

-si… "bien"… - murmuro por lo bajo.

Miyako se vuelve a disculpar, pero esta vez la ignoro, me doy cuenta que algo me falta…

-¡mi armónica!

Reviso con mi vista alrededor, ¿dónde está? Debe haber salido volando, pero no tan lejos…

Comienzo a buscar. Rayos, rayos… ¡no se puede perder!

Pasan cinco largos minutos y aún no aparece… ¿es que Miyako y Michael no están buscando también? Giro hacia atrás y no los veo.

¡¿Qué?! ¡Se fueron sin decir nada! Los mataré apenas encuentre mi armónica…

Escucho su sonido. Suena muy mal, pero no creo que haya mucha gente con armónicas por acá…

Levanto mi mirada.

Taichi está frente a mí.

La armónica en sus manos.

-¿buscabas esto?

-si, gracias. – suspiro, aliviado, cuando siento el instrumento en mis manos de nuevo. - ¿dónde se metieron ese par de tontos?

-¿te refieres a Miya y Michael? – me sonríe. – los dejé escapar de ti una vez que hallé la armónica, tú no te diste ni cuenta…

-pues no tenías porqué salvarlos, no les iba hacer nada. - digo, con voz algo herida por el comentario. Es cierto, de todas maneras, apenas encuentre a los idiotas…

-déjalos tranquilos, creo que tuvieron suficiente con esa caída. – Taichi comenta, riendo. – además, eso les pasa por ponerse tan nerviosos…

Alzo una ceja.

-¿nerviosos?

Una nueva sonrisa se forma en su rostro. Sé muy bien como diferenciar la sonrisa amable de Taichi y la burlona. Ésta es definitivamente burlona.

-los pillé besándose, y se volvieron como locos dando excusas. Lo siguiente que sé, es que resbalan y caen sobre ti, jaja.

-pues no fue tan gracioso recibirlos encima…

-supongo. – se encoge de hombros.

Suspiro y paso mi mano derecha por mi hombro izquierdo, justo donde me había golpeado al caer. Cuando vuelvo mi atención a Taichi, él está mirando con curiosidad el bosque donde estamos…

-¿qué hacías acá solo?

Dudé mi respuesta, pero al final, simplemente dije:

-nada, pensar.

-ah…

Silencio de nuevo.

Me pone nervioso cuando calla de esa manera, como si va a decir más, pero espera un momento propicio.

-es malo cuando tú piensas.

Parpadeé.

-¿qué?

-que no deberías pensar. Siempre haces alguna tontería después, como deprimirte o algo así. No me gusta.

No esperé eso venir.

¿Qué diablos puedo decir a algo así?

Taichi no esperó una respuesta y comenzó a caminar, de regreso a la casa.

-por cierto, Koushirou está buscándote, - dice, de espaldas a mí. - no deberías preocuparlo desapareciendo así.

Yo asiento con la cabeza, a pesar de saber que no me ve.

La confusión es mucha… yo quiero a Koushirou, pero…

Agito mi cabeza, tratando de no pensar más.

Tal como dijo Taichi, pensar para mí nunca es bueno…

¿Pero qué más puedo hacer entonces?

Lo ignoro, no quiero responder, no me gusta pensar en la respuesta tampoco…

Guardo la armónica en mi bolsillo y sigo a Taichi camino a la casa, con los demás.

Tal vez soportar las manías de cada uno me evitará tener que pensar demasiado…

Fin del tercer Archivo.