I know something about love…
Por: Ariadna.
Primera Semana: Día 6: Michael.
Bostezo de nuevo…
-hey, ya es como la quinta vez que bostezas. – me dice Wallace, mirándome curioso. - ¿es que no dormiste anoche?
Murmuro entre dientes, pero prefiero no responder…
No quiero hablar de eso.
Wallace se encoge de hombros y se adelanta a conversar con Daisuke. Iori está unos pasos antes platicando con Taichi y Ken. Los seis nos encaminábamos por el bosque, en busca de una cueva de la cual nos había comentado Ken. Supuestamente, el interior de la cueva daba a misteriosos túneles que por lo largo del camino y cansancio, la familia Ichijouji jamás había podido terminar de recorrer.
Los chicos decidieron tomar el riesgo y llegar hasta el final.
No sé que hago aquí.
…
Ah, si, mantenerme lejos de Miyako.
…
Sigh…
Yo… no pensé que ella se pondría a llorar cuando le dije que quería que fuésemos sólo amigos…
Es… lo natural, ¿no?… Salí con su mejor amiga por un año completo… ella se parece demasiado a Mimi, sólo usé a Miyako para olvidarla, ese beso que nos dimos tres días atrás… no significó nada.
Pero lloró.
La hice llorar.
…
-¡hey, Michael! ¿¿En qué mundo estás?? – alguien me gritó.
Wallace y los demás ya llegaron a la entrada de la cueva, y yo estoy lejos aún.
Corrí para alcanzarlos y miré el lugar con detenimiento.
La verdad… para alguien que le desagrada la oscuridad, éste definitivamente no es su lugar. Con razón ninguna de las chicas quiso venir…
La curiosidad puede más en algunos hombres supongo. Aunque es extraño no ver a Koushirou acá… supongo que prefirió quedarse con Yamato.
Wallace me palmea la espalda y me empuja dentro de ese gran hoyo negro que vinimos a recorrer.
Miro a mi amigo con detención. ¿Por qué está tan entusiasmado con este viaje? En la mañana tenía las mismas nauseas de todos los días desde que llegamos aquí… pero cuando le propusieron venir, cambió de ánimos.
Extraño…
Sólo habían dos linternas, por lo que fui un par de pasos atrás de la que traía Taichi. Es más fácil distinguir su sombra que la de Ken, con todo ese cabello…
Daisuke comienza a contar alguna historia de terror de cuando fue a visitar a sus abuelos locos en Nagasaki, pero con eso sólo logra asustar a los insectos que nos rodean…
Comenzaron a pasar las horas…
Debo aceptar que luego que Daisuke y Wallace se cayeran y quedaran cubiertos en lodo el asunto comenzó a hacerme gracia. La cueva es realmente misteriosa, con extraños símbolos dibujados en las paredes, y sonidos que tenían hasta a Taichi con los nervios de punta.
Ken parecía el más divertido con nuestra excursión, conociendo ya todo el recorrido, o gran parte de él al menos. Al final todos comenzamos a contar anécdotas de alguna aventura infantil… que no involucrara digimons, claro. Somos algo más en la vida que niños elegidos, ¿no es así?
Como sea, justo tuve la mala idea de no traer un reloj conmigo, y por la cantidad de tiempo que había pasado desde que vimos por última vez la luz del sol, ya me había perdido entre las horas…
-¿no será mejor volver ya? – propuso Iori, igual de preocupado que yo. – debe haber oscurecido, y la cueva no nos está llevando a ninguna parte…
-hace sólo un rato que pasamos el punto hasta donde llegó la familia de Ken la última vez. – recordó Taichi. – no podemos echarnos atrás ahora, ¡hay que ver que hay más allá!
Sentí un par de suspiros resignados, al parecer Taichi y Daisuke eran los únicos aún interesados.
Nos mantuvimos en silencio por un rato más, lo que atrajo a mis pensamientos nuevamente dos rostros femeninos…
Cuando estoy con Mimi nunca hay silencio… sólo hubo silencio dos veces entre nosotros. Cuando le dije que me gustaba, y cuando ella rompió conmigo.
Aún no sé muy bien que fue lo que hice para que ella decidiera acabarlo, pero respeté su decisión, siempre y cuando me dejara seguir siendo su amigo. Y así es ahora.
Pero ella no sale de mi cabeza.
Y Miyako…
Miyako merece estar con alguien más, como… Ken, si no fuera novio de Hikari, claro. O como Taichi, si no fuera novio de Sora… y sé que definitivamente Iori desearía estar a su lado, incluso si ahora él está con Takeru. Entonces… ¿por qué se fijó en mi?
¿Por qué se dejó llevar por mí cuando me sentí solo?
¿Por qué cometí semejante tontería de darle esperanzas?
Wallace me habló de eso ayer, después de que yo hablara con ella. Me dijo que tal vez todo era porque yo quería tener esperanzas de encontrar a alguien más, de dejar a Mimi en el pasado como ella había hecho conmigo, para seguir adelante.
Pero no creo estar haciendo eso si beso a su mejor amiga, con lo parecidas que son… ¿no?
No lo sé…
El camino se está volviendo tedioso. Yo me quejo, Wallace se queja. Daisuke murmura algo relacionado con el poco espíritu de aventura de los extranjeros y yo suelto un respingo.
-hace horas que no comemos, ni descansamos. No sabemos que hora es ni hacia donde vamos. Mi espíritu de aventura quiere irse a casa y tomar una ducha, Daisuke. ¡Estoy siendo práctico!
-es sólo un poco más, no te quejes tanto.
-cálmense ¿quieren? – pidió en tono serio Iori. - Si se pelean no resuelven nada.
-¿pero y qué quieres que haga? – insistí. – ninguno de ustedes quiere volver a casa por temor a enfrentarse lo que sea que haya allá, ¡no por las ganas de quedarse acá!.
-¿de qué estás hablando? – irrumpe Taichi. - ¡eres tú el que vino aquí en primer lugar para no estar cerca de Miyako después de lo que hiciste!
-¿qué fue lo que le hiciste a Miyako? – interrumpe Iori, mirándome directamente a los ojos.
-nada, no sé a qué se refiere Taichi…
-claro, seguro que no. – replica él sarcástico.
-no es como que tú puedas decir mucho más, Taichi. – sale a defenderme Wallace. – podrías haberte quedado disfrutando de la luz del sol con tu novia, ¿no? ¿Para qué venir para acá cuando ella está allá?
-no insinúes cosas de las que no sabes. – le advirtió Taichi, ya mucho más que enojado.
-todo el mundo sabe que algo está funcionando mal ahí. – continuó mi amigo.
Y tragué saliva. Tal vez habíamos llegado demasiado lejos…
Escuchamos un carraspeo fuera de nuestra discusión. Todos nos giramos a ver a Ken.
-les tengo malas noticias. – dijo, haciendo que todos calláramos a la vez. – estamos perdidos.
Fin del sexto Archivo.
