Cachorros.
Se alejó pensando en su futuro. Siempre le había gustado estudiar, historia era el ramo que más le había obsesionado. Pensó en estudiar, aún tenía fondos de los robados, suficiente para mantenerse el solo, sin tener que estar reparando el Gundam unos seis a siete años, sin trabajar. Además, habia escuchado de un instituto que le interesaba. Entonces el sonido del laptop amenazó con otra misión. Era un correo de Quatre. Lo abrió.
De: Quatre Raberva Winner.
Para: Heero Yui
Estatus: Normal.
Mensaje: Trowa se fue con su hermana. la muy fuckermather. Podrías venir a verme.
No era una misión, ese Quatre siempre molestaba por cosas nada importantes. Se puso a averiguar sobre el instituto, en la entrevista le dijeron que no tenían ningún problema en aceptarlo, pero que tendría que tener un apoderado.
Era un gran problema, a quién pedirle. A la hermana de Trowa, ni hablar, y al mismo Trowa y Wufei la ley les sometía a años de estudios. Lo otro sería a Sally, o Noein, pero la primera estaba en el espacio, y la otra inubicable. Con Lady Own, no la conocía. Seguro, cualquier combatiente podría servirle, pero necesitaba a alguien permanente y no estaba acostumbrado a pedir favores… ¡Quatre! Él tenía toda una tropa cesante, y hermanas. Además, podría ayudarle con su depre, ver un par de películas…
Claro, demás que él podría ayudarle. Lo llamó por teléfono, pero no le dieron con él. Dijeron que estaba deprimido. Pero al menos estaba en la tierra. Compró un ticket de avión para volar a su casa, le mandó un mail para avisarle que iría, y pensó en algo que alegrara a ése niño. Recordó su cabeza reclinada en su hombro en aquella lujuriosa noche de luna, su olor de oro, su cabello de sol. (Ver Efebos). Pensó en qué podría darle, aparte de una tonelada de envases de chocolate. No, eso le gustaba tomarlo del ombligo de su amante, y si Trowa lo había rechazado, no le sentaría. Luego pensó en que mencionó que le gustaban mucho los perros. Y decidió llevarle un cachorro. Personalmente le hubiera gustado un cachorro, pero nadie nunca había pensado en él más que en un soldado, o máquina. Fue al aeropuerto a preguntar sobre las normativas de seguridad, y supo que allí mismo, en el destino había una tienda de mascotas. Llamó para allá pidiendo que reservaran un cachorro de determinada raza. Tomó el avión, y durmió todo el trayecto. Al llegar al aeropuerto, pasó a recoger el susodicho animal, y lo llevó en brazos. Tomó un taxi para ir hasta la mansión de Quatre, la misma donde Trowa había tocado flauta junto a él. El chico rubio lo esperaba en uno de los jardines.
Desde luego que me asombré cuando recibí el mail de Heero. Nunca pensé, al enviárselo bajo los efectos del alcohol, que lo contestaría. Cuando desperté el debía venir en camino. Me levanté a bañarme, y a arreglar todo para él. Me había ayudado y cuidado durante nuestra detención, y me había seguido al reino Sanc. En cuanto le envié el mail diciéndole que íbamos a enviar los Gundam al sol, lo envió de inmediato… igual que Trowa. Se me hacía aún muy difícil no pensar en él. Estaba en un jardín, procurando relajarme, cuando lo vi llegar con sus jeans y camiseta color verde, y su bolso del hombro. Traía algo en brazos, parecía ser algo muy delicado. Lo llevaba como con cariño, aunque dudé eso de Heero. Sólo cuando bebe se relaciona físicamente con los demás, pensé. Llegué a donde estaba él, y cubrió aquel bulto con su chaqueta.
-Es un regalo- me dijo. –después te lo muestro.
-¿Un regalo?
-Sí, es para que te alegres.
Lo debo haber quedado mirando un buen cuarto de hora.
-Oye, vamos, no pongas ésa cara. Además, debo pedirte un favor.
-¿un favor? Claro, pero pasa, aquí hace frío.
Pasamos al comedor, nos tenían la cena lista. Heero dejó que se llevaran el bolso, y dejó con mucho cuidado el bulto aquel sobre la silla. Esa cosa me tenía intrigado, y Heero sonrió. Maldito.
-Shh… -Me susurró –está durmiendo.
-¿Qué cosa?
El bultito gimió, y se revolcó en la chaqueta de Heero. Entonces vi que era un pequeño labrador color café. Igual a los perros que nos habían custodiado. Me acerqué al cachorro, era muy pequeño.
-Sólo tiene un mes –Heero lo acercó a mi cara envuelto aún en su chaqueta.- así que deberás tenerlo con calor.
Entró Rasid con la cena (¡esto me pasa por leer fics de Gundam! Con tal de no hacer un shojo…), y Heero puso al cachorro sobre sus piernas. El animalito se quedó dormido con las caricias de Heero. Comieron tranquilos, Heero le comentó de su decisión de dejar a Relena, ella podía penar en casarse con alguien de su categoría. Además, ella sólo estaba deslumbrada. Y le habló de su deseo de estudiar historia. Quería hacerse profesor para enseñar al las nuevas generaciones quién había sido Heero Yui, y que para eso necesitaba un apoderado. En ése momento, entró una muchacha. Saludó a Quatre en la mejilla. Heero se la quedó mirando, era mucho más bonita que la hermana de Trowa, Catherine. Se sentó al otro lado de Quatre.
-llegas justo a tiempo, hermana. Mira, éste es Heero, él también piloteó un Gundam.
-Ah, así que fuiste compañero de Quatre. Me había hablado de ti.
-Mh. –Heero se preocupó, aparte de ser piloto qué más pudo contarle.
-Él vino a verme porque necesita un favor, y tú puedes ayudarlo.
-Con mucho gusto, de qué se trata.
-Se trata de mis estudios. Puedo financiarlos, pero me exigen un apoderado.
-Ah, ¿y dónde estudiarás?
-En Mechanic Orange School. (Otro fic)
-mira, eh, qué suerte tienes. Queda muy cerca de la ciudad donde se erigirá un nuevo hospital. Trabajaré allí unos dos años, si se alarga cuatro. Oye Quatre, ¿Qué diablos piensas hacer tú?
-No he pensado en nada.
-Ah, ya sé. Como desde hoy soy la apoderada de Heero ¿Cuál es tu apellido?
-Yui.
-De Heero Yui, lo seré de Quatre. Te relego de tus obligaciones, las dejaremos en manos de nuestra madre y hermana, y tú estudiarás en ese instituto junto con Heero.
-Pero yo…
-He dicho.
-Vamos, Quatre, no será tan malo.
Terminaron de cenar, comentando de la escuela. Heero tuvo que mencionar sus estudios, a la hermana de Quatre pareció sorprenderle el hecho que en la clandestinidad y nombres falsos Heero siempre hubiera intentado estudiar.
-En cambio Quatre pasa eludiendo sus estudios, bebiendo –le quitó la copa de vino.
-Está bien, me voy a mi cuarto.
Heero se encogió de hombros y salió tras él. Lo siguió gatunamente, y entró sin que se diera cuenta. Cerró la puerta, le pasó pestillo, y Quatre lo vio dejar el perrito con mucho cuidado sobre un caro sofá. Sirvió una suave bebida para él, y se la ofreció. Heero parecía cambiado. Quatre empezó a hablar. En un momento había llegado a creer que era el único piloto Gundam con un destino, pero las cosas habían cambiado, y al parecer era el único que no lo poseía. Heero siempre había querido hablar de aquellas historias que llenaban su mente, y que aparecían publicadas en distintos diarios, siempre hablaba de los hechos con gran elocuencia y simplicidad, con gran talento. Era tan apreciado como desconocido. Un pobre poeta salvaje, como todos nosotros, escritores de fics, pero él tenía editorial. Duo tenía su colonia, y a Hilde, la chica que los había ayudado. Ella era una salvaje, no permitía que se le dejara de lado por ser mujer. Heero tenía su Relena. Trowa tenía su circo, y su hermana. Dijo sentirse feliz al llevar alegría al pueblo, conocer distintas naciones, e idiomas. Wufei tenía a Sally, y tras ella se había ido como preventivo. Sec tenía a Noein. Pero él, Quatre Raberva Winner, no tenía a nadie…
-No digas eso. Tienes familia. Tu hermana busca ser ése apoyo para ti.
-Pero ella…
-Además, la hermana de Trowa es… como decirlo, lo quiere, pero como se quiere a un hermano… no es lo mismo que Hilde y Duo…
-Aun así creo que Trowa no me querrá nunca.
Heero observó en Quatre, igual que hace unos instantes en el comedor, la mirada que le había visto por la pantalla la primera vez que piloteó el Zero. Él había luchado en un principio casi por Hobby, por llevarle la contra a su padre; después de la muerte de éste, su blanco había sido la venganza. Algo lo hizo cambiar, y lo arrastró por medio mundo hasta el reino de Sanc, donde se encontraba una jovencita tan idealista como él. Ahora ya no había lucha, y no se le permitía tomar el lugar de antes en la empresa de su padre.
-Nunca digas nunca, jovencito. –Heero le daba la espalda. –Nunca, siempre, quiéreme más que a nadie, son las palabras más fáciles de decir, y las que más fácilmente arruinan las relaciones.-caminaba declamando.- Si quieres saber el camino más corto a la fría calle, son estas palabras. –Se volteó hacia él, acercándose hasta quedar muy cerca de su cara -A él no se las digas nunca. ¿Has entendido?
-¿Qué quieres decir con eso?
-No lo sé, lo leí hace tiempo.
-¿Leíste mucho?
-Cada vez que no estaba en batalla, o reparando el Gundam. Es la única manera de alcanzar las almas, de conocer a quienes vivieron antes de nosotros. Creo haber leído casi todos los libros que no han sido destruidos. O haberlos hojeado simplemente. Son mas bien pocos, muy poco se salvó de la tercera guerra…
-Eso fue antes de la creación de las colonias…
-Si, fue por ese motivo que se crearon. Hay muchas cosas interesantes de ese periodo. Es casi la base de nuestra sociedad actual. Pero lo que quería decirte, es que a Trowa le gustan los chicos, y tú les gustas a todos.
Quatre se sonrojó ligeramente.
-¿Te gusto a ti?
-Claro. ¿Acaso no recuerdas?... –Se sentó juguetonamente a su lado, sobre la cama. –Con Trowa estuvimos un tiempo, cuando nos volvimos a ver con el Mercurio y el Bayeic, tratamos de reanudar nuestra relación. Pero él y yo habíamos cambiado. –Heero se apoyó en sus palmas, echando para atrás la cabeza, y acabó semi acostándose. –ambos estábamos más seguros de a quién queríamos, aun a sabiendas que esto –describió un círculo con las manos. – era una sueño.
-¿Qué intentas decirme? Ve al grano- apuró el rubio.
En ése momento el perrito despertó. Heero se sentó otra vez, y miró al rubio a los ojos.
-Ya lo sabes.
Caminó donde el cachorrito gemía por leche. Le hizo cosquillas en la cabeza, Quatre pidió leche, y un lienzo limpio. Se arrodilló ante el bebé, y abrazó al castaño por la cintura, le dio un beso en la mejilla. Heero lo miró. Restregó su cabeza en forma de caricia. Iba a besarlo, pero tocaron la puerta.
-Amo Quatre, aquí traigo su orden.
Quatre se levantó a recibirlo, dio las gracias. Pasó de nuevo el pestillo. Heero tenía al cachorro en brazos. Se había sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Quatre se sentó frente a él, se envolvió un dedo en el lienzo, y lo acercó al hocico del cachorro, quien lo bebió rápidamente. Repitió la operación.
-Oye, cómo le pondrás.
-La verdad he estado pensando en eso. Se me había ocurrido Garurumon.
-Mh? ¿No crees que sea un nombre muy grande para un perrito?
-Entonces Gabumon.
-¿De dónde sacaste ésos nombres?
-Es que en vez de leer como tu, me dediqué a ver las series que transmitía la televisora, algunas desde antes de la colonia. Me gustaba una en especial…
-Ah… yo también veía algunas… me gustaban las de monstruos.
-Si, esta era de Digimons…
-Ah, que entraban en una computadora y eso…
-¡Sí! -Exclamó feliz Quatre.- Yo me creía Yamato…
-Oye, si yo uso su corte. Tú te pareces más al llorón de Takeru…
-Es cierto… ¡Oye! ¿Entonces… lo imitabas?
-Si.
Quatre no daba más de la risa. Se dio una vuelta de carnero, y Heero hubo de seguir dándole leche al perro. Se calmó cuando quedó totalmente tirado en el piso.
-¡Nunca me habían hecho reír tanto, Heero! Entonces Duo tenía razón…
-¿razón en qué?
-En que tú eras realmente un chico gracioso.
Heero hizo un gesto con las cejas de sorpresa, enarcándolas.
-¿Te dijo eso?
-Bueno, -Quatre se puso boca abajo apoyado en sus codos.- según él eres un loco maniático…
-Ah. –El perro se quedó dormido de nuevo. –la verdad se parece más a Patamon…
-Oh, ¿Vas a seguir con que soy Takeru? –Le reclamó. Heero dejó el cachorro en el sofá. Se tendió al lado de Quatre, abrazándolo por los hombros. Le volteó la cara hacia sí.
-Igual te pareces.
Rió un tanto con su broma. Quatre bajó la cara, y se tuvo que reír también.
-Mejor te vas a dormir.
-Oye, eso es peligroso, yo duermo mucho.
-¿En serio?
-¿No has leído todos los fics de Jakito? (XP autora del fanfic que estás leyendo.)
-Mh, no. (bueno, quizás los de Duo… y los de Berusaiyu… y de…)
-Bueno, no importa. Aunque esperaba dormir contigo, parece que te sucedió algo similar que conmigo y Trowa.
-¿Qué? – Quatre vio incorporarse a Heero, y caminar hacia la puerta.
-Cuando decides que quieres a alguien, te parece difícil estar con otra persona. Es el sentido de "Laura", una canción de mi época favorita. Mañana te la canto en guitarra eléctrica.
-Me parece. Buenas noches, Heero. Quatre se levantó, al ver que ya estaba cerca de la puerta. Y se estiró, cerrando los ojos.
-Buenas noches, Quatre –pronunció antes de plantarle un beso y salir disparado. Quatre rió.
-Es un verdadero payaso, tal como Trowa.
A la mañana siguiente, un soldado le comentaba al amo Quatre, riéndose de que había tenido que tocar una alarma para despertar al invitado. Heero apareció por la puerta, tras el soldado, el pelo aún húmedo de la ducha, y le rodeó el cuello.
-¡Quédate quieto!
El soldado palideció, inconscientemente. Quatre no aguantó, y empezó a reír. Heero soltó al soldado.
-¡Eres un payaso!
-Gracias, Gracias –reverenció imitando a Trowa.
-Vamos a la sala de música… es por aquí. –lo tomó de la mano para guiarle. Heero parecía imperturbable, pero se preguntaba si no le daba temor que su hermana se diera cuenta… aunque sospechaba que ella sabía más de Quatre de lo que éste quería darse cuenta. Cantaron un buen rato. Les llevaron allá el desayuno. Lo que Quatre no sabía era que le esperaba una sorpresa. Ya era más de mediodía. Su hermana los acompañaba desde hace rato con canciones también. Quatre estaba fascinado. Tenía como el sentimiento que ambos estaban planeando algo, no lo dejaban distraerse, no querían que pensara.
Heero le había avisado que un chico muy amigo de Quatre quería verlo, pero habían convenido que fuese una sorpresa. Parecía que Quatre vivía lejos del tiempo. Tenían la hora de llegada del amigo. La hermana estaba cantando algo de Dido, y de Garbage. Habían sentado a Quatre de espaldas a la puerta. Habían dado orden de hacer pasar al invitado, de tener exquisitos manjares. De tener listo un almuerzo. ¡Ese Heero se estaba convirtiendo en un buen chico anime! La verdad no sé porqué lo hice. Me dio la corazonada. Ya en mi cuarto, llamé a Trowa. Le dije dónde estaba, y que onda. Y él me contestó que el circo estaba en la tierra, y muy cerca de la casa de Quatre. Que saldría al amanecer, y que quería darle una sorpresa a Quatre.
-¿Qué sorpresa? Inquirí preso de la curiosidad.
-Es que le diré mis sentimientos por él. Si no podemos estar juntos, al menos lo sabrá.
-¿Y por qué no podrían estar juntos?
-Presiento que él me rechazará.
-Ustedes son un par de tontos. Dejarán de serlo luego sí. Lo mío es que iré a la escuela, al Orange…
-Ah, si esa ley. También me falta un año. Ya que irás allí, trataré de ir a esa para no estar tan perdido. Nunca tuve mucha educación formal, yo siempre he trabajado. ¿porqué te ríes?
-Porque Quatre irá allí también…
-Maldito payaso que eres, Heero…
-¡Oye! Necesitaba un apoderado… y tu hermana no me quiere demasiado…
-No desde esa vez que nos pillaron… -Rio.
-¡Dijiste que no lo recordarías! –Contestó riendo.
-Bien, nos veremos mañana. Allí me contarás quién te gusta.
Y ya estaban todos reunidos cantando. Trowa apareció, y abrazó a Quatre por la espalda. Se dieron un beso en la mejilla. A ambos les brillaban los ojos. Por la puerta se asomó una cabeza castaña, pero no tanto como Heero, y no tan rubia como Quatre. Era Duo.
-Me lo encontré en el aeropuerto. –explicó Trowa.
Hablaron de sus nuevas vidas. Duo vino a la tierra para conseguir que lo dejaran estudiar en la colonia, puesto que Hilde no tendría que hacerlo, era mayor de edad, y allí le contestaron que no sería posible. La hermana de Quatre se retiró.
-Pero cuéntanos de ti, Heero –chan. –pidió Duo - ¿Cómo estás con la jovencita, eh? Parece que no muy bien, puesto que estás aquí.
-La verdad es que no se, yo…
-¡Les tengo una sorpresa! –Apareció Catherine –Ustedes son unos consentidos, a su escuela irán muchos personajes famosos que han salvado el mundo igual que ustedes, y alguno que otro gobernante. Ahí estarán los guerreros de Atenea, Saint Seiya, y me acabo de enterar a quién mandaron del Reino Sanc a que se educara en Mechanic Orange High School…
las reacciones a "Reino Sanc" fueron diversas, a Heero se le cayó la cara en las manos, y miró al lado, Duo se apoyó en el respaldo con las palmas en la nuca, Quatre miró con los ojos brillantes a su hermana, y Trowa solo sonrió.
-¡A Relena Darlian! ¿Qué les parece? Y eso no es todo… -Esperó concentrar la atención de los chicos, antes de lanzar la segunda sorpresa –A que no saben a quien bajarán del espacio para que cumpla su último año… cambiará su camisa Preventers por una insignia naranja…
-¿Wufei? –Preguntó Trowa, sorprendido. (Y deseoso)
-¿Wufei? –sonrió Duo, sin creerlo. (también deseoso)
-¿Wufei? –Recordó Quatre. (con asco)
-¿Wufei? –al mismo tiempo que los cuatro anteriores.
-Si, ¡El mismo! Sally dice que será su apoderada, y que le costó obligarlo pero al final pudo… Pero es hora del te, vamos a la terraza.
Tomaron el te comentando estupideces, la hermana fue a terminar de arreglar los asuntos de Heero y de su trabajo, Hilde estaba en lo mismo por Duo. A Trowa le pareció que Heero seguía ocultándoles información, de algún modo. De repente se puso de pie, y se fue al cuarto de Quatre, a buscar el cachorro sin nombre. Lo llevó abajo, y comenzó a darle leche. Duo y Trowa miraron el espectáculo. Quatre les explicó.
-Vaya, -Duo sin recuperarse de la sorpresa.- no me lo hubiera imaginado.
-Yo sí. – Expresó Trowa. Heero siempre fue así, muy amable. Pese a ser el mejor soldado, junto con Wufei, siempre fue muy amable. Quizá en exceso. La verdad, Heero fue quien me enseñó que había que dejarse guiar por las corazonadas.
El pobre Duo no podía estar más sorprendido, la jovencita había dicho algo similar de Heero. Quatre dijo estar totalmente de acuerdo. El perrito comenzó a andar, y a correr. Era un poco torpe, se caía. Heero lo observaba. Se acercaron a él los ex pilotos.
-Tengo un nombre: Amistad. –Dijo Trowa.
-No me gusta –Opinó Duo, Heero lo miró de reojo.- Prefiero algo más fiero, como Raptor…
-Tu mismo dijiste que los nombre sólo importaban para que los demás nos llamasen…
-Pero es que habrá que llamar al perro de alguna forma para que venga –Apuntó Heero.
-Es cierto –Duo se agachó, y se puso a llamarlo –Venga perrito, deja a ese pesado de Heero…
-Y vaya con su mamá Duo…- Imitó su tono de voz, Heero.
Quatre y Trowa empezaron a reír. Duo se había quedado paralizado y blanco.
-¡Ya sé! –La hermana de Quatre apareció de nuevo de quién sabe donde (tal como el doctor J, o B de Slam Dunk) –pueden llamarlo "Hijo de Gundam" ¿Qué les parece?
-No. –Heero fue seco.- a los perros hay que ponerles nombres de una o dos sílabas. Si no, no entienden.
-Mh… entonces Sandrock… ni Heavyarms…-Reflexionó Trowa.
-Ni Shishigami (¿O cómo se autodenominaba Duo?)-Duo. (¡Shinigami! Ates que se me olvide ¡Shinigami!)
-Puede ser Zero. –Miraron a Heero.
-Muy feo.
-Además era un monstruo…
-Y qué tal Inuyasha.
-Muy largo.
Los chicos se entretuvieron pensando en un nombre. La hermana volvió a desparecer.
-¡Ya sé!- Exclamó de repente Heero –Duo, acompáñame a mi cuarto a buscar la computadora, buscaremos nombres en la red.
-Claro, amigo.
Fueron arriba, donde estaba alojándose Heero. Para entretener a Duo el tiempos suficiente y para que Trowa le dijera a Quatre lo que tenía que decirle, tendría que hacer lo que más le gustaba.
-Duo –comenzó a decir- tenemos tiempo, estamos relajados, no hay nadie cerca ¿Qué se te ocurre? –se tendió en la cama, boca arriba.
-Mh, muchas cosas –comenzó a gatear hasta donde estaba Heero. Le bajó el cierre del pantalón, y empezó a hacerle sexo oral. Heero lo paró, se sentó en la cama.
-Ven, baja, así no te cansarás tanto.
-Vaya, que considerado. –Se bajó de la cama para arrodillarse al lado de ésta, y siguió haciéndole la francesa a Heero. Éste comenzó a acariciar su nuca, a atraerlo y rechazarlo. La otra mano agarraba la colcha. Duo miraba al chico, tenía los ojos cerrados, sonreía. Siempre que lo veía dormir, lo veía como a un bebé. Heero terminó con un gruñido contenido, se echó para atrás en la cama. Tocaron la puerta.
-¿Quién es?
-Soy yo, Quatre, se demoraron mucho, así que los vinimos a ver.
Ya se habían separado, y Heero se preguntó si su plan no había funcionado. Pero no habían tocado la computadora. Duo fue a abrir y Heero tomó su laptop.
-Es que no habíamos podido conectar a Internet. –Miró a Trowa y Quatre, y supo que su plan había dado resultado. Tenía dos mail. Uno era de Hilde… lo abrió.
-¡Duo! ¿Estás con Heero? Bien, te informo que me quedaré en la tierra mientras debas estudiar. Cambio y fuera.
El otro era… De Relena.
-¿Heero? Quería decirte que aunque no te pueda volver a ver, estaré pensando en ti. Espero que puedas estudiar, recuerdo haberte visto de lejos leyendo.
Heero apretó "responder".
-¿Re… Relena? Iremos juntos a la escuela… según el informe viviremos con Duo y Quatre en la misma casa… Trowa y Wufei vivirán en otra… la pequeña Marimella también estará allí. Nos vemos en un mes.
Así que era eso lo que ocultaba… Miró a Trowa, quien abrazó a Quatre. A pesar de el gesto, Quatre se veía triste. -Por supuesto. Ya lo sabía… Duo comprendió que todo había sido planeado por Heero. Quatre tenía la misma cara que Duo. Entonces el perrito bostezó en brazos de éste.
-Eso es lo que llamo: "El corazón del espacio"
-Yo lo llamo: "Misión: Completa"
Sonrieron.
-Vamos, cachorros, dentro de un mes empezaremos a ser escolares –interrumpió Duo –pero que les parece si celebramos con una orgía Baquica?
-Me parece muy bien.
-Excelente idea.
-Sólo un detalle –Dijo Quatre, todos lo miraron, creyeron que iba a salir con la tonta bromita de "pero sin alcohol", siendo él quien más bebía –Heero, este… Se transforma cuando bebe.
-Ahora que lo pienso es verdad- Asintió Trowa.
-¡Pues con más razón! ¡Vamos! Desde ahora no somos más pilotos Gundam, ¡somos cachorros!
Este fic es traumatizante. Terrible. Conecté el fic con uno en que trabajo desde hace tiempo, Mechanic Orange High School. Escuela de conductores de Mechas, y todo anime que haya salvado el mundo. Y no pude escribir Lemon. Parece que es el último Yaoi que escribo. Y no puedo evitar pensar que sólo Quatre y Trowa son pareja, que Heero es el más lindo. En Mechanic, se da una suerte de rivalidad entre Heero y Yamato. Pero no es Yaoi. Es todo.
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