EL OMBLIGO DE HARRY
2. Yo busco la rata...
En este fic menciono hechos de los cuatro libros que Jk Rowling ha publicado de Harry Potter (bueno, son seis con los de Quiddich y animales...); si no has leído el último y no quieres evitarte la sorpresa, no sigas leyendo hasta que lo consigas.
(...) Harry se sorprendió de su suerte. Nunca pensó que su tío pudiera resultar tan ¿amable? no lo había regañado ni culpado por lo de Duddley. Ese no parecía Vernon Durlsley... Tía Petunia llamó a su marido.
-Bien, Harry, no quiero que entres ahí, así que sal inmediatamente hacia la casa de la vecina. SIN PROBLEMAS, recuerda.
Salió del 4 de Privet Drive sin despedirse de sus tíos. Sólo salió a la calle, e inmediatamente lamentó no haberse puesto camisa. Cuando se levantó de la siesta, había olvidado vestirse en condiciones. ¿Qué podría pensar la pobre señora Figg si entraba en su casa semidesnudo? Ya no podía volver a entrar donde sus tíos o se armaría la tercera guerra mundial. Decidió ir al patio trasero de la casa a ver si había algo de ropa tendida.
El césped estaba bien cortado. Pensó que había hecho un buen trabajo. Sobre la soga de tender sólo había un par de vestidos de tía Petunia, tres pantalones de tío Vernon y una camisa gigantesca de Dudley que decía I LOVE cheese, de color amarillo chillón. Se la puso, no tenía otra opción mejor, porque de no llevarla la anciana señora Figg podría acusarlo de intentar seducirla... (ya había intentado entrar por la puerta de la cocina, y estaba cerrada)
De camino hacia a la casa de su canguro, los jardines que fue pasando de largo estaban frondosos, y en ellos había flores de todos los colores imaginables. Pero nada comparado con las que había en los invernaderos de Hogwarts. Seguro que ninguna de esas florecillas intentaría morderlo...
Ya estaba llamando al timbre de la señora Figg, cuando recordó algo que llevaba dos semanas olvidado. Algo que oyó decir a Dumbledore mientras estaba en la enfermería.
- Sirius, necesito que salgas ahora mismo: tienes que alertar a Remus Lupin, Arabella Figg y Mundungus Fletcher: el antiguo grupo.
El antiguo grupo... ¿Arabella Figg? ¿Sería la anciana señora Figg? No recordaba su nombre de pila, pero bien pensado, podría ser cualquier otra persona. Él mismo había mirado un día el listín telefónico y había descubierto 43 Potter en Surrey. Pero no tenía ninguna familia, así que una coincidencia no significaba nada.
La anciana tardó lo suyo en abrir la puerta. Cuando lo hizo, Harry percibió el usual olor a repollo de la casa. Ella tenía una pequeña rata marrón entre las manos, que se le escapó nada mas inclinarse para verle mejor.
- ¡Oh! ¡¡Jerry!! –dijo asustada- ¿Has visto si salía a la calle mi ratita, Harry? le podría pillar un coche... ¡¡Jerry!! ¿Dónde estás ricura?
- Creo que entró en la casa señora Figg. No se preocupe, yo la ayudaré a buscarla...
-No importa, Harry, si está dentro, sabrá encontrar el camino a su jaula solita, es muy lista ¿sabes?
La señora Figg lo acompañó al salón mientras le contaba las proezas de su rata. Harry se preguntaba cómo habría pasado la mujer de tener gatos a tener ratas. También pensó que si tía Petunia lo hubiese acompañado se habría asustado al ver al animalito. Río su idea mentalmente.
- ¿Y tus tíos, muchacho? –preguntó ella.
- Dudley cayó al suelo y se lo llevaron a urgencias.
Harry esbozó una sonrisa, pero la hizo desaparecer rápidamente. El teléfono de la señora Figg sonó en ese instante, y ella se fue hacia el mueble y lo cogió.
- ¿Dígame? (...) ¡Oh! ¡¡Hola cariño!! (...) si, claro (...) pues no había pensado en ello (...) ¿seguro que era mañana? (...) por supuesto, no creo que haya ningún problema (...) aunque (...) ¡¡pues claro que no!! Ya pensaré algo. Nos vemos mañana (...) sí. Besitos.
Después se fue a la cocina. Harry pensó que se había olvidado de él, pero al rato apareció con una bandeja de polvorones. La dejó en la mesita diciéndole que cogiera y después conectó la televisión. Sin duda la merienda mas apropiada para el mes de agosto. En un momento le pareció ver a "Jerry" subir a la mesa hacia los pastelitos, pero sólo vio sus bigotes. Cuando le miró, el animalito se tiró de cabeza al suelo y se escondió debajo de un mueble.
La tarde transcurrió sin muchos cambios... hasta que ya bastante tarde, llamaron al timbre y la señora Figg se levantó para ver quién era. Harry esperaba en el salón, pero podía oír perfectamente cómo ella abría la puerta y saludaba a tío Vernon.
- ¡OH! ¡Buenas noches señor Dursley! ¿Qué tal está el pequeño Dursley?
- Un poco irritado. ¡No le gustan los médicos al pequeño tunante! –respondió él, con un petulante tono de voz- ¿Y usted señora Figg?
- Los años pasan rápido por mí, Dursley, estoy ya mayor. Pero mañana tengo visita y... no podré quedarme con Harry en un par de días.
Harry notó un forzado silencio. A su tío no debió sentarle muy bien eso. Pensó que no estaba bien escuchar conversaciones ajenas, pero estaba mortalmente aburrido. Se acercó a la puerta del salón para oír mejor. El señor Dursley estaba susurrando algo.
- ... entonces, bien ¿no?
- Haré lo que pueda –respondió ella.
Demasiado tarde para oír algo interesante, y demasiado cerca de la puerta para volver al sillón. Aunque la anciana no era muy rápida, llegó al salón antes de que pudiera reaccionar.
- ¡OH Harry, que susto! –chilló al chocarse con él.
- Esto... estaba... buscando a Jerry. No aparece –dijo simulando que se agachaba mirando el suelo.
- Bueno, no importa. Han venido a buscarte –dijo ella dulcemente- nos veremos otro día.
Y se acercó a Harry, dándole un beso en la frete. Nunca nadie lo había besado así. Ni siquiera antes la propia señora. Le miraba con... ¿ternura? Era algo parecido a cómo le miraba la señora Wesley. El tío Vernon gruñó como saludo.
Los dos caminaron en silencio hasta la casa, dónde les esperaba tía Petunia con un consomé de zanahoria sobre la mesa. Parecía desganada, pero con esa cena, no era de extrañar. Dudley tenía mala cara y un collarín rosa alrededor de su generoso cuello. Harry le ofreció una sonrisa. Era una sonrisa de indiferencia, pero su primo la interpretó como burla y comenzó a gritar:
- ¡yo no quiero que Harry se quede aquí! ¡Él me hizo esto!
- Harry, ve a tu cuarto –dijo el señor Dursley sin levantar la vista de su consomé.
- Yo...
- A TU CUARTO –sentenció tío Vernon.
Mientras se marchaba, oyó como Dudley canturreaba feliz. No podía ser que le dieran todos sus caprichos. Empezaba a pensar que si realmente moría lo enterrarían con él. Imaginó que hubiese gustado presentarle al profesor Snape, a ver si se llevaban bien o qué. Se le ocurrían un par de pociones para darle.
En su habitación se encontró a Hedwig revoloteando contenta. La acarició ahuecándole las plumas y pensó que era un buen momento para escribir a sus amigos, quizá con la respuesta le mandarían algo de comida, porque estaba bastante hambriento. Tía Petunia seguía con la dieta general para todos. Tomo papel y pluma, y comenzó sin pensarlo mucho:
Querida Hermione,
¡No imaginas lo largas que se me hacen las vacaciones! Ayer recibí una lechuza de Ron desde Sudáfrica, donde está con Bill y los gemelos de vacaciones. No sabes como le envidio. Supongo que tú estarás en Bulgaria... espero que Hedwig te encuentre pronto.
Los Dursley me han vuelto a dejar sin cena solo porque a Dudley le pareció oportuno. Esta tarde cayó al suelo y está resentido conmigo ¡yo no le hice nada! Y lo peor es que mis tíos se van de vacaciones y nadie quiere cuidarme... pero tampoco dejarme solo por si quemo la casa. No sabes como os extraño a ti y a Ron.
Espero que estés bien.
Cariños,
Harry
Eso fue todo. La carta le salió sola, pero aunque parecía muy corta decidió mandarla, sólo esperaba no deprimir mucho a Hermione con sus miserias. Ató la carta a una pata de su lechuza y le abrió la ventana. Por un momento siguió con la mirada su vuelo. No volaba muy alto, pareció entretenerse un rato entre las casas de Privet Drive, pero no podía estar seguro, porque ya empezaba a oscurecer. A la luz de una farola creyó verla, pero después, algo negro detrás de ella.
- Va, será su sombra –se dijo- no tengo que ser paranoico.
Se desvistió y se puso los pantalones del pijama. Mientras se tumbaba en la cama oyó a Dudley gritar que él quería estar YA en la playa, y que tía Petunia le respondía que mañana saldrían... y se quedó dormido.
**** ¿Porqué hay una rata en casa de la vecina? ¿Quién será la misteriosa cita de la señora Figg? ¿Quién cuidará a la Harry por dos días? ¿Porqué Harry escribe SÓLO a Hermione? ¿Hedwig volaba sola?
Se admiten apuestas, propuestas y palabras de ánimo XD
*** Harry ha estado a punto de meterse en problemas – pero no (jejeje, que respire hondo mientras pueda, jejeje)
Dudley no ha muerto – de momento (aunque hubiese peticiones para ello).
Parece que no se va a poder quedar con la señora Figg el resto del verano.
Lo del ombligo... se va a hacer esperar un poco (Wuahahahaaaa, pero que mala soy...)
Gracias a Misa Kats, Kathy, Synn, Hermione 73 y Fatima Gochi por sus reviews, me emociona que os guste. Siento lo del spoiler... en serio. Me sentí fatal cuando me di cuenta... voy a poner una advertencia al comienzo.
**Este fic no pretende moralizar (buff, que palabrooooo) sólo entretener, y como poco, ya me estoy entreteniendo yo al escribirlo (jejeje).
* Por supuesto que todos los personajes y ambientes son de Rowling, no le he pedido que me los preste, pero es poco probable que lea esto, asi que... :P Estoy pensando introducir alguno nuevo, ¿Qué tal Voldie de profesor de DCAO? (pero que digo, voldie no es nuevo... jops! esta Rowling robándome ideas...)
(*) El siguiente capítulo tardará poco, porque ya lo tengo. Os animo a dejarme reviews, porque me hacen mucha ilusión...
