EL OMBLIGO DE HARRY
7. Recuerdos de un animago
Hermione intento levantarse, pero a trompicones. Andando de espaldas, y con el movimiento del vehículo, volvió a caer, esta vez amarrándose a la camisa de Harry para coger estabilidad.
- Harry, ¿qué es esto? –preguntó asustada
-¿qué?
- Tu ombligo Harry...
- ¿mi qué?
Harry empezaba a preguntarse si Hermione no sería en el fondo una pervertida, cuando al levantarse la camisa lo notó. O más bien lo echó un vistazo, porque su amiga le bajó rápidamente la camisa, mientras le miraba con preocupación.
- ¡Ssssshhhh! –murmuró- será mejor que no le enseñemos a nadie esto, hasta que estemos en lugar seguro.
- Pero...
- Es mejor que nadie lo vea.
Y se tumbó en una de las camas. La cabeza de Harry daba vueltas, pero no sabía ya si era por la conducción temeraria o por tantas cosas como habían sucedido y no entendía. Se sentó a su lado y cerró los ojos. Su mano se deslizó hasta uno de sus bolsillos, y algo se movió entre los dedos. Era uno de los Recuerdos. Hermione debía tener el otro.
- Esto, ¿Herm?
- ¿Si Harry?
- ¿Y el Recuerdo que te presté?- Harry no vio la cara de la chica, pero por lo que tardaba en responder, no lo tenía- ¿lo perdiste cuando caímos? –preguntó algo incómodo.
- Bueno, no exactamente –dijo Hermione con voz nerviosa- Lo perdí antes, en la casa de tu vecina. No te enfades, con todo el lío, se me olvidó volver a buscarlo.
Parecía lógico. Si ella lo hubiese tenido antes, ahora podría ver lo que ella recordaba del ataque, pero no le llegaba nada... aunque tenía una extraña sensación. No podía decírselo a Hermione, ella parecía sentirse ya bastante culpable, como para seguir haciéndole preguntas. Y seguramente no le entendería si dijese "Herm, creo que siento algo, vamos a ver que recuerdos tiene la señora Figg".
- Me voy a otra cama a... descansar un rato, cuando lleguemos me despiertas –dijo al fín.
- ¿Estás enfadado?
- No te preocupes, le podía haber pasado a cualquiera.
Harry se echó en la cama de delante a la de su amiga, que estaba vacía. A su derecha, un mago malhumorado leía un libro de J. K. Rowling sobre unos magos que formaban la orden del fénix. Harry no lo había leído, pero le habían dicho que la vida del protagonista no era fácil después de todas las cosas extrañas que le pasaban.
En el autobús no hacía frío, pero se arropó con una manta azul y cerró los ojos. Volvió a meter su mano en el bolsillo y apretó el recuerdo con fuerza. Si algo tenía que ocurrir, esperaba que no fuese muy brusco, para que los demás no se enterasen. Pero viéndolo de otra forma, ¿qué recuerdos iba a tener su anciana vecina? Gatos; seguro que veía gatos y ratas...
Al principio no pasó nada, pero luego Harry comenzó a sentir frío, y todo se volvió borroso. Una extraña sensación de ingravidez le tomó por los pies y pareció arrastrarle a otro lugar lejos de allí. Era como si él mismo estuviese corriendo descalzo sobre hierva húmeda. O más bien en la selva, porque lo que en principio le pareció hierva, ahora le llegaba por encima de la cabeza. Cuando por un momento, la visión se detuvo, pudo ver un alto muro de piedra. Enfrente de él, un agujero por el que pasó despacio, mirando bien a todos lados.
- ¡¡¡¡pufff!!!! –Un abejorro del tamaño de una sandía pasó por delante de él volando. Enseguida todo se volvió confuso y distorsionado de nuevo.
La segunda vez que paró, ya podía ver con claridad a su alrededor. Todo se encogió, incluso la hierva, que ya volvía a tener su verdadero tamaño. Entró en una especie de cueva, iluminada por una antorcha cada par de metros. Las antorchas parecían bocas de serpientes vomitadoras de fuego. Algo muy tétrico.
Caminaba por un pasadizo muy largo, y bajo sus pies crujía la arena. Ahora andaba despacio, y en un momento, intentó esquivar un charco, y en el reflejo vio que una capucha negra cubría casi por completo su cara. Casi cuando iba a verla, su pié salpicó en el agua y dejo de ver el reflejo. Intentó memorizar el sinuoso camino entre las bifurcaciones de la cueva, derecha, izquierda, medio, izquierda...
- Harry ¿estás bien? – preguntó Hermione.
- Claro –dijo él medio traspuesto- sólo dormía ¿hemos llegado ya?
- No, solo venía a decirte que lo siento. Hoy he estado un poco borde contigo... no era mi intención.
- Lo comprendo, no pasa nada.
- ¿En serio no te enfadaste?
- ¡Me enfadaré como no me dejes dormir!-la voz de Harry sonó tan brusca que hasta él se sorprendió. Hermione arrugó su nariz y se dio media vuelta, volviendo a caer sobre la señora en camisón, que esta vez se levantaba para coger unas galletitas de limón de la mesa del otro mago.
El autobús paró y el mago que estaba a la derecha de Harry se levantó y salió, aún con cara de mareo, y con su libro bajo el brazo. Cuando el autobús se puso en marcha, oyó como la señora con la que Hermione había chocado le decía que si la siguiente no fuese su parada, le echaría un hechizó "almohada de plumas" para que el próximo choque fuese al menos agradable.
Harry volvió a cerrar los ojos, pensando lo que había visto. Si Hermione no le hubiese interrumpido, quizá habría tenido alguna pista más. Ese reflejo no podía ser de la señora Figg, a no ser que ella fuese un mortífago... porque la capucha negra, daba que pensar. Y al principio del recuerdo había tenido la impresión de ser un animal pequeño... luego teníamos que el Recuerdo lo tenía un mortífago que además era animago... pero ¿quién?
Tenía que averiguarlo, y para eso, tenía que volver a meterse en el Recuerdo. Aún no sabía bien el mecanismo del mismo, pero parecía que era una especie de pensadero, aunque se metía en la piel de quien tenía el recuerdo en sus manos.
Volvió a meter su mano en el bolsillo y apretó con fuerza el recuerdo. Notó frío de nuevo, y una inquietante angustia. Ahora estaba parado en una sala de piedra, que bien podrían haber sido las mazmorras donde Snape les daba clases si todo no estuviese tan vacío. El suelo estaba lleno de arena, como el pasillo que había recorrido antes, y no había ninguna ventana, sólo un cubo lleno de una sustancia verde, con algo oscuro flotando en ella.
De una de las paredes se abrió una puerta, o más bien un enorme agujero, que antes no estaba allí. Su nerviosismo iba en aumento, y cuando una enorme serpiente salió reptando del agujero, un escalofrío recorrió su cuerpo. El animal se movía lentamente hacia él, y poco a poco se le fue acercando. No podía moverse.
Del otro lado del agujero se oyó una risa más escalofriante aún que la visión de la enorme serpiente a punto de atacar. Todo se volvió oscuro, parecía que el dueño de los recuerdos había cerrado los ojos. Pudo notar como la serpiente comenzaba a enrollarse por sus pies y comenzaba a trepar, girando sobre sus piernas, hasta que llegó a la altura de su pecho.
El cuerpo entero se le estremecía. La piel de la serpiente estaba fría y pegajosa, y su seseo le llegaba a los oídos con la misma intensidad con la que oyes el tic-tac de un reloj de cuco una noche en la que no consigues dormir. De pronto, todo su cuerpo comenzó a dolerle, y sintió que su cuerpo se encogía. Volvió a ver todo borroso. Por un momento parecía haber escapado de la serpiente y estar corriendo desesperadamente por salir de allí.
Un rallo de luz verde lo detuvo en seco. Comenzó a retorcerse y a gruñir. Creía quedarse sin aire, y que su corazón iba a estallar. Hasta que el rayo cesó.
- Vaya, una ratita que quería escapar de la ratonera... –era una voz aguda y fría la que hablaba. Su estómago se revolvió y cerró los ojos antes de levantar la cabeza. Parecía no querer ver a quien le hablaba.
- No, yo no... mi Lord...
- Entonces, ¿porqué no querías jugar un poco con Nagini? Ella te aprecia, ¿sabes?
- No, no... mi Lord, yo...
- ¡Crucio!
Comenzó a retorcerse de dolor. Todo el cuerpo le dolía cuando la maldición cesó y la serpiente volvió a subir por sus pies. Lentamente, dejando una baba fría y pegajosa por todo su cuerpo.
****Mi anterior capítulo no ha tenido mucha aceptación, por no decir ninguna, así que me estoy planteando dejar el fic. Yo siempre he sido mas o menos optimista, pero se me está acabando la ilusión. De momento subo este capítulo que me gustó mucho como iba quedando y me da pena dejarlo tirado.
¿Qué es lo que esconden los muggles? Estamos muy cerca de saberlo ¿Qué ha pasado con los padres de Hermione? Bueno, esperemos que estén bien, aunque no os lo puedo asegurar... ¿Porqué ella no usó el Recuerdo para avisar a Harry cuando pasaron diez minutos? Ya sabemos que lo perdió, ¿pero quién lo tiene ahora? ¿Arabella Figg? ¿Es ella un mortífago?
Se admiten apuestas, propuestas y palabras de ánimo XD**Pues nada, que aquí está otro capítulo cortito, y muy cerca ya, tenemos la respuesta al título del fic.
* Está claro que todos los personajes y ambientes son de Rowling, aunque yo los decore un poco. No le he pedido que me los preste, pero es poco probable que lea esto, asi que... :P He felicitado a Voldie por su actuación, y dice que quiere salir más aún. No sé... Ya le he dicho que no puede ser profesor de Hogwarts, que mi fic acabará antes, pero el muy pesado...
