Capítulo 3:

- Tus ojos brillan otra vez, amiga mía...

La mañana se levantó, con trinos de pájaros y gaviotas cantando al unísono. El sol despuntó por el este, y los tonos naranjas y amarillos tiñeron de oro las colinas y los árboles. La brisa del mar llegaba hasta su ventana. Hoy era el día. Lo sabía. Hoy comenzaba su vida de nuevo. Sabía que era una búsqueda innecesaria, sin aliento, sin esperanza, pero lo necesitaba... Necesitaba hacer algo. Saber que no se había quedado de brazos cruzados...

Que aunque no lo encontró, lo había buscado...

- Arenor...- susurró a la brisa y se sintió sonreir- Arenor!- gritó al viento, y se sintió casi volar- Aunque tenga que ir hasta las Aguas del despertar y volver, te encontraré, donde quiera que estés, donde quiera que te halles... Aunque sólo encuentre lágrimas en mi camino, te buscaré. No sé cuanto tiempo me queda, pero esta es mi promesa...

Miró al mar, al horizonte, al aún oscuro océano que poco a poco se desperezaba. Y vió a las últimas estrellas mientras la brisa le acarició tiernamente la cara... Cerró los ojos, y volvió a sonreir, esta vez con tristeza

- Lamento haberos odiado todo este tiempo...- susurró- una vez fuisteis testigos de lo que nos unió, sed testigos nuevamente, cuando nuestras almas se vuelvan a encontrar, ya sea en vida... o en muerte...

Dejó que las finas cortinas de su habitación bailaran con la brisa, mientras ella se volvía y se disponía a empaquetar lo poco que consideró suficiente para sobrevivir al camino...

- Por una doncella hemos tenido que abandonar nuestro hogar, y por un doncella estamos corriendo el riesgo de perder nuestras vidas...

- No seas tan pesimista, joven guerrerro. Acaso no hemos llegado a nuestro destino sin percance alguno?

- Ya, pero... llevar una doncella con nosotros... Ella no sabrá defenderse si sufrimos un ataque en el camino de vuelta a Imladris!

- Serthor, para que estamos aquí si no?

El joven apartó la vista y resopló. Erestor sonrió ante la reacción tan infantil. Shertor aún era joven. Apenas había traspasado la linea de la adolescencia y sin embargo, había destacado sobre todos los guerreros del ejército de Imladris con tanta facilidad, que hasta el propio Glorfindel se vio sorprendido cuando en un combate de entrenamiento, se encontró en el suelo, desarmado y sin la mínima posibilidad de contragolpe. "Sin embargo" pensó "hasta que no alcance un poco más de sentido común, tanta habilidad con la espada no le servirá de nada"

- ¿Tardaremos mucho en llegar?- preguntó Serthor, nuevamente, mirando al Noldo en actitud de derrota

- ¿Tanta prisa tienes?

- No. Lo que pasa esque me ruge el estómago, nada más. Y no sé cuanto tiempo más aguantaré si sigo comiendo lembas...

Erestor rio de buena gana a la vez que el estómago de Serthor comenzaba a hacer sonidos inexplicables.

- Bien, bien... no creo que tardemos más de...

- ... un par de de dias?- cortó el joven acongojado - Eso me dijiste hace una semana!

- No, minutos... Acaso no hueles ya la esencia del mar?

Serthor cerró los ojos y respiró profundamente. Y sorprendentemente, no fue salitre lo que percibió. Sino el olor de un buen asado de ciervo con manzanas y uvas. Azuzó su caballo sin dilación, para la sorpresa de Erestor y los 3 guerreros más que les acompañaban.

- ¡Serthor! ¿¡A dónde vas?! - gritó el Noldo

- ¡¡A donde el instinto de mi estómago me lleva!!

*toc toc toc*

Nastel abrió la puerta, extrañado, preguntándose quién podría querer visitarlos a la hora de la cena. Y cual no fue su sorpresa, al encontrarse bajo las hiedras de la puerta, un elfo, con una capa granate, adornada con la insignia de Imladris.

- Cariño, quién...?- comenzó Lirian pero callándose de repente al ver a quien esperaba en la puerta, con una sonrisa de cordialidad.

Cabellos negros, ojos grises, mirada llena de fuego... sin duda alguna, era un Noldo... y sin más dudas aún, era un alto cargo de Rivendel.

- Permitid que me presente; soy Erestor, consejero del Señor de Imladris

Nastel salió del trance al oir la voz grave y seria del Noldo, y llevándose la mano al corazón, saludó.

- Yo soy Nastel, y esta- dijo tomando la mano de su mujer y adelantándola un poco- es mi mujer, Lirian

- Un placer conocerla, señora- respondió el Noldor haciendo una reverencia con su cabeza

- Bueno, supongo que habréis venido a...

Y de repente, un joven de cabellos cortos castaños, y ojos grises y vivos, se puso delante de Erestor e hincando una rodilla en el suelo, tomó a Lirian de la mano. La miró con ojos serios

- Mi señora, sé que no es el más apropiado momento, y ni siquiera hay la suficiente confianza, pero... levamos dos semanas de camino desde Imladris y en todo este tiempo no hemos comido más que lembas y...

- ¡SHERTOR!- gritó Erestor sorprendido por la cara dura del joven

Shertor levantó la cabeza y sonrió nervioso. Se levantó y soltó la mano de Lirian.

- Esque tengo hambre...- susurró entre dientes mientras Erestor suspiraba pesadamente

Lirian sonrió ligeramente

- No hay problema en compartir nuestra cena con vosotros. A fin de cuentas, es lo mínimo después de venir hasta aquí a por nuestra hija

- Pero...- comenzó Erestor

- No valen peros. Ven jovencito- continuó Lirian mirando al joven de cabellos castaños- ayúdame a prepararlo todo ya que tantas ansias tienes de comer

Los ojos de Shertor se encendieron de alegría y siguió a Lirian hasta la cocina. Nastel invtó a los otros cuatro enviados de Rivendell a entrar.

- Asi pués, la estancia de la doncella será temporal solamente?- preguntó Erestor sin entender demasiado- El Señor Elrond dijo que...

- No, no me malinterpretéis.- Nastel suspiró pesadamente- Bien, Erestor... conocísteis a mi mujer cuando aún formaba parte del ejercito de Imladris...

- Cierto...

- Entonces conocísteis su cabezonería y su poco respeto por su propia integridad física...

- Cierto también- volvió a asentir Erestor sin poder reprimir una sonrisa, mientras recuerdos del pasado volvían a su memoria.

- Veréis... Sé que Listel no se curará de esa pena de amor... de ese... castigo, mientras no se aventure Tierra Media a través buscándole...

- ¿Y qué pretendéis...?

- A ella le dije que iría a Imladris a recuperar fuerzas. Que el Último Hogar le haría recuperar su fuerza perdida... y que allí estaría hasta que su cuerpo tuviera el suficiente vigor, como para poder emprender su búsqueda

- Pero si no me equivoco, vos no queréis eso... cierto?

- Erestor, quien quiere ver a su hija, marchita como una flor, cruzando la Ciénaga de los Muertos, buscando un cadaver carcomido por los años, despedazado por las bestias...

- Entonces, debo suponer que debo comunicarle al Señor Elrond que Listel no debe abandonar bajo ningún pretexto Imladris...

- Quizás allí... oh, Manwe...- Nastel escondió su cara entre sus manos, signo de desesperanza y cansancio- Pocos jóvenes quedan en este pueblo ya, todos son demasiado conocidos para Listel. Mi única esperanza es, que durante su recuperación, encuentre a alguien con la gracia suficiente para levantar su castigo... Si no es así, temo por su vida...

- Listel no es de casta débil. Lirian era fuerte, alta en espíritu... vos érais osado y valiente... Listel no desfallecerá, su sangre es demasiado fuerte como para sucumbir a las sombras...

- Que Mandos te oiga, Erestor... que mandos te oiga...- suspiró Nastel

- Pero bueno, Shertor!!!- se oyó la voz de Lirian gritando- ¿¿No puedes esperar un poco?? ¡La fruta es para después del venado!

Un agradable olor invadió la sala de repente y Lirian apareció con las fuentes de la cena, seguida por Shertor que portaba sendas bandejas de uvas y cerezas en sus manos. Y si uno se fijaba bien, podía ver un sospechoso jugo rojo en los labios del joven. Los 5 hombres que aguardaban en la sala, se sentaron a la mesa de roble. Y justo cuando Sherthor se iba a sentar, dispuesto a avalanzarse sobre la apetitosa carne que reposaba ante sus ojos, Lirian le cogió del brazo.

- Shertor, ¿te importaría ir arriba y traer a mi hija?- preguntó con una amable sonrisa

- Pero...- suplicó Sherthor

- Obedece, Sherthor- dijo Erestor con un tono poco amigable

El pobre joven se encogió de hombros, y reprimiendo las ganas de llevarse un racimo de uvas de las bandejas, salió de la sala, y se dirigió escaleras arriba.

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NdA: Lamento haber tardado esta eternidad en actualizar. Y pido disculpas a todos por ello. He tenido uan serie de problemas personales y no he tenido la ocasión de poder retomar la historia. Pero ahora ya todo está resuelto y podré volver a trabajar en este fic con la regularidad que merece ^^. A todas las que habéis esperado pacientemente, mis más sinceras gracias. Espero no defraudaros. Qui´zas este capítulo no sea tn bueno como los otros, pero todo será cuestión de volver a coger el ritmo. Sin más, un beso a todos.

Y gracias una vez más, de todo corazón.

~Ireth

PD Y continuará, prometido ~_^