Notas de la "traductora" ^_^: Buenoo! Acá está mi segundo intento de traducir un fic. Este es mas largo que el anterior, y tiene mucho vocabulario nuevo para mi, así que espero que quede bien, crucen los dedos ^.^! El original fue escrito por Historia, en ingles, y se titula "Last chance at glory", yo solo estoy traduciéndolo. Me gustó este fanfic, porque, en cierta forma, la protagonista es Kaoru. Bueno, disfruten el fic!!

Notas de la autora: Ok, todos los que hayan leído algunas de mis historias anteriores probablemente van a darse cuenta de que esta es una completamente diferente, porque... bueno, es así. El estilo de escritura tal vez sea un poco extraño, pero eso es porque se suponía que iba a ser un doujinshi .

Como sea, aquí hay algunas indicaciones sobre la historia. Poner el formato en fanfiction.net es duro, así que tuve que poner códigos diferentes de los que pondría en mi pagina (como códigos de color)

Formato normal – Punto de vista de Kaoru (primera persona)

Negrita – Cualquier cosa imprenta (cartas, artículos, etc)

Negrita cursiva – Flashback

Cursiva – Punto de vista de Kenshin (tercera persona)

Debería estar mas claro cuando lo leyeran, pero solo por si acaso, supuse que valdría la pena poner estas aclaraciones al principio.

Está situada unas pocas semanas después de la partida de Sanozuke en el manga.

Ahora, sin ninguna otra interrupción de mi parte....

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Ultima chance para alcanzar la gloria

Capitulo 1: La invitación

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Cuando todas las batallas estuvieron terminadas, cuando todos los enemigos estuvieron derrotados, la vida en el dojo se había vuelto pacífica. Sano se había ido a explorar el mundo. Megumi había vuelto a Aizu. Misao y Aoshi habían regresado a su casa en Kyoto. Y de repente, éramos solo notros tres otra vez.

Debería haber sido diferente ahora, que ya habíamos compartido el dojo por tantos meses. Y de alguna manera, lo fue. Yahiko ya no era el desobediente y rebelde niño con una astilla en su hombro... Era el desobediente y rebelde joven con una astilla en su hombro. Bueno, estoy bromeando, pero al menos una parte es verdad. Yahiko está creciendo, y aunque nunca lo voy a decir en voz alta, no podría estar mas orgullosa de él. Mi pequeño hermano adoptado.

Pero entonces está Kenshin.

Pensé que era algo terrible que pudiera amar tanto a una persona sin saber si ella sentía lo mismo. Pero luego descubrí que hay algo mucho mas aterrador que eso. Finalmente descubrir que esa persona en realidad siente lo mismo.

Debería ser maravilloso, ya saben, descubrir la verdad después de tantas incertidumbres. Pero no es el final de la historia. Ahora hay aun mas incertidumbre. El fantasma de Tomoe se cierne sobre nosotros como una pequeña nube de lluvia. Pienso que a Kenshin le preocupa que tenga su mismo destino, ya que casi lo tuve. Y no puedo evitar preocuparme al pensar en que nunca podré ser como ella. Me parece tan perfecta, tan como una dama, lo que es completamente opuesto a lo que yo soy.  No logro entender como él pudo darle su corazón a una chica como ella y luego sentir lo mismo por alguien como yo.

Nunca podré ser como ella, lo se, pero.... es solo que no deseo perderlo. Así que jugamos a nuestro pequeño juego, como si todo estuviera normal, como si fuera ayer el primer día que nos encontramos. Y Yahiko, el pequeño estudiante obediente que algunas veces puede ser, también participa en el juego. Porque ninguno de nosotros quiere perder la pequeña felicidad que encontramos con las cuatro paredes de mi dojo.

Estos eran pensamientos alegres. Y debería haber estado mas feliz, caminando de vuelta al dojo con una bolsa llena de dinero a mi lado. Una semana completa de clases y ya tenía dinero suficiente para reparar el techo. Entonces, tal vez el lugar luciera un poco mas respetable, lo suficiente como para poder tener unos pocos estudiantes mas. Debería haber estado mas feliz.

También debería haber estado prestando mas atención. Después de todos los problemas que pasaron, ustedes podrán pensar que me había vuelto mejor descubriendo cuando alguien me sigue. Pero no fue hasta que mi llave estuvo en la puerta que escuché algo.

"KAMIYA KAORU"

Y hubiera sido muy difícil dejar de oír eso. Me di vuelta lentamente, dándome cuenta de que la puerta del dojo se abría mientras lo hacía. Antes de que pudiera dar una mirada a quien había gritado mi nombre, Kenshin ya estaba a mi lado, su mano descansando en la empuñadura del sakabatou.

Eran tres hombres, con uniformes y espadas en sus obis. Quienes quieran que fueran, no parecían muy complacidos de la presencia de Kenshin. Repentinamente aterrorizados podrían ser las palabras para referirme a la escena. Así que caminé hacia ellos y traté de terminar con la situación, antes de que se pusiera peor.

"Sí" dije "soy yo"

Uno de los hambres llevó su mano a su bolsillo y pude sentir a Kenshin, tenso, detrás mío. Levanté una mano tranquilizadora y miré al hombre a los ojos. Hubo un serpenteo y sacó un papel. Tomé el papel de su mano lentamente y el hombre se inclinó, para luego irse apresuradamente con sus dos camaradas.

"Extraño" dije mientras me encogía de hombros y regresaba a la casa.

"¿ Qué es lo que querían?" preguntó Yahiko, encontrándonos en la puerta.

"Tenían una carta para mi" repliqué mirándola. Tenía letras extranjeras, lo que la hacía aun mas extraña.

"¿ Qué dice?"

Retrocedí viendo a Yahiko husmear alrededor mío, tratando de ver lo que decía antes de que pudiera abrirla. ¡ Argh! Realmente era como un hermano menor a veces.

"Voy a decirte lo que dice después de que la halla leído" repliqué firmemente.

"Bah" dijo Yahiko "Como si fuera algo importante... Probablemente es de algún otro alumno que quiere cancelar las clases para no tener a una instructora tan fea como tu"

Retiro lo dicho. Retiro todo lo que halla dicho sobre este chico creciendo. Ese pequeño detestable...

"Maa maa" Kenshin dijo, reaccionando tan pronto vio que mi mano empuñaba el shinai " Estoy seguro de que Yahiko no lo decía en serio"

"Puedes apostar a que lo decía en serio, maldita sea"

Ustedes podrán pensar que Yahiko habría aprendido algo hasta ahora. Pero no. Lo dejé retorciéndose en el patio, recobrándose de el golpe del shinai en su cabeza mientras Kenshin trataba de mantenerlo conciente para arreglar los daños.

¡ Realmente! Le doy un lugar donde vivir, comida gratis, y todo lo que obtengo son insultos y una completa falta de privacidad. Apoyé mi bolsa en el suelo y me saqué el pesado abrigo, sentándome delante de una pequeña mesa que hacía las veces de escritorio. Sostuve la carta en mis manos y comenté lo extraña que era por tercera vez.

Le saqué cuidadosamente el sello de la parte de atrás y la desdoblé enfrente de mi. El contenido, afortunadamente, estaba en japonés. Había leído la mitad cuando me di cuenta de que debía ser un sueño. Comencé a leerla de nuevo y la leí hasta el final. Luego debo haberla leído al menos cinco veces mas.

No, no era posible.... No podía estar diciendo....

Me puse de pie, dándome cuenta de lo que significaba si era verdad. Una chance, finalmente tenía una chance. Salí corriendo hacia el patio, apenas escuchando el Kaoru-dono mientras me dirigía al pequeño cuarto en el que guardaba montones de cosas viejas. ¡ Estaban ahí, tenían que estar ahí!

"¿ Kaoru-dono?"

Ignoré la voz detrás mío y empecé a hacerme camino a través de las cajas, tirándolas sobre mi hombro a la vez que lo hacía. Repuestos de te, no *duck * "Oro..." Balde para lavar la ropa, no *duck * "Oro..."  gran caja indefinida, uf, no *CRASH * "Ororororo..."

Maldición... ¡¿ Donde podría estar ?! Pero entonces las vi, en una esquina, cubiertas de polvo. Caminé lentamente hacia ellas, arrodillándome delante. Con una mano quité el polvo y vi las palabras escritas en ellas. Estas eran.

"¿Kaoru?" Yahiko preguntó desde la puerta

"Yahiko" respondí, sin darme cuenta de lo grave de mi voz "Ve y siéntate en el dojo, estaré ahí en un minuto" No hubo respuesta, no hubo discusión, simplemente se fue como yo le había dicho. Si siempre fuera así...

Con un gran esfuerzo logré llevar las dos cajas hasta la puerta. " Podrías ayudar" le dije a Kenshin mientras pasaba a su lado. ¿ Por qué solo se quedaba ahí sentado con los ojos en forma de espiral y esa tonta expresión en su cara? Completamente olvidadizo, a veces, pensé tirando una de las cajas en su falda.

Yahiko estaba esperándonos sentado en el dojo. Entré llevando una de las cajas y la dejé delante mío a la vez que me arrodillaba. Kenshin dejó la otra caja frente a Yahiko y se sentó silenciosamente cerca de nosotros.

Miré a Yahiko y vi que me observaba con determinación. Él sabía que esto era grande.

"Has estudiado el Kamiya Kasshin Ryu por mas de un año hasta ahora, correcto?"

"Hai" contestó firmemente

"Te has dedicado a la espada que protege"

"¡ Hai!"

"Entonces, pelearías para defender el honor de esta escuela?"

"¡ HAI!"

No hubo pausa, no hubo pregunta, traté de disimular mi sonrisa, pero estaba demasiado orgullosa. "Entonces, necesito que pelees a mi lado"

Abrí la caja que estaba frente a él. Frunció el entrecejo cuando introdujo una mano y tocó lo que estaba adentro. Sus manos descansaron en la tira de cuero, sacando la placa del protector del pecho y sosteniéndola.

"¿ Armadura?" preguntó.

"Hai" contesté "Armadura para prácticas. Para un torneo. El primer Torneo Anual de kendo de Tokio.

* * *

Periódico de Tokio

El torneo de kendo será en un mes

Los encuentros cerraran un debate entre dos políticos de alto rango

Durante la última cena estatal para la contingencia americana, Watanabe Heiji y Nakamura Motoru por poco comenzaron una lucha de espadas en la era Maiji de Japón. La intervencón de un tal Samuel Blackstone, hombre de negocios, evitó que ese encuentro se llevara a cabo, y ofreció organizar un torneo para terminar con la disputa.

Todo comenzó temprano aquella tarde, cuando Watanabe  declaró que cualquier deporte violento no debería tener lugar en un Japón pacífico. Pero Nakamura le refutó que algunas escuelas ya no se concentraban en la espada como en un instrumento para matar. El debate se degeneró rápidamente, cuando Watanabe, un conocido pacifista, acusó a Nakamura, un fuerte partidario del ejército, de intentar torcer al Japón en una hambrienta nación guerrera.

El señor Blackstone intervino, ofreciendo de cerrar la discusión con un torneo que exhibiría todos los estilos de la espada. Cuatro equipos serían de escuelas que estuviera evolucionando filosóficamente en contra de la violencia, y otros cuatro equipos serían escuelas mas militares.

Las reglas estarían funcionando, pero imitarían las prácticas de entrenamiento de la mayoría de las escuelas de espadas. Una armadura protectora se llevará y las espadas de madera serán las únicas permitidas. Habrá un luchador por cada escuela, pero cada uno podrá tener un segundo para pelear una de las batallas si fuera necesario.

Una lista de ocho equipos fue establecida, y la fecha fue fijada para un mes mas adelante. Watanabe eligió Shiinto Kurochiku Ryu, Aka Dokuja Ryu, Ishikiri Ryu y Kokufuu Ryu. Nakamura eligió Tanaka Byakuren Ryu, Kamiya Kasshin Ryu, Suzuki Kawa Ryu y Takayama Hitsuji Ryu.

* * *

"¡¡KAORU!!"

"¡¡Solo un minuto!!"

Oh, él es tan frustrante. Pequeño hermano molesto. Eso es EXACTAMENTE lo que es.

Arreglé la protección para el pecho, tratando que cayera correctamente en el mío. Había sido echa para mi, pero ya hacían al menos cinco años desde la última vez que la había utilizado y había... bueno... crecido desde entonces. Seguían los guantes, y al menos ellos aún me entraban, pero años guardados los habían dejado duros. Los saqué tratando de flexibilizar el cuero, pero iba a tomar mas tiempo poder ponerlos en forma.

"¡Ah! ¡¡ Que pasa con las mujeres que siempre demoran años para estar listas!!"

"Maa maa"

Agarré el casco y lo cerré. Me estaba enojando. E iba a encasquetarlo en su pequeña cabeza para que aprendiera a no insultar a su sensei si quería disfrutar de una vida larga y sin dolor.

"¡Yahiko!" dije abriendo la puerta "¡ Ya tuve suficiente de..."

Me callé viendo las miradas de sorpresa en sus rostros. Dándome vuelta, miré a mi cuarto, encontrando mi reflejo en el espejo. Las rejas del casco dificultaban la visión, pero no vi nada extraño. Me saqué el casco, gruñendo ligeramente cuando mi cabello se enredó.

"¿ Cual es el problema?" pregunté ni bien había terminado de sacármelo.

Yahiko solo negó con la cabeza, aún sorprendido "Era como un verdadero samurai..."

"Baka" dije "Por supuesto que lo era. La armadura está modelada para ellos, y si sales de tu perezoso trasero, también te vas a poder ver como uno"

El insulto le hizo fruncir el entrecejo. Entró a su cuarto para ponerse su armadura, y yo saboree la idea de hacerlo tener que pedir mi ayuda. Eso heriría su ego y lo dejaría mas tranquilo por un tiempo.

Aún nos faltaba una cosa. Teníamos las armaduras y las espadas, pero a menos que practicáramos contra nosotros, no había nada que golpear. Entonces se me ocurrió una idea, y volteé hacia Kenshin, el ruroni ya estaba retrocediendo, instintivamente sabiendo que algo muy malo iba a pasarle.

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"No"

"Demo, otosan..."

"Absolutamente no. Ninguna hija mía va a tomar la espada"

"Demo..."

"Las mujeres son débiles. Ellas no merecen la espada."

Kaoru se paró, su pequeño cuerpo de nueve años no se veía imponente para nada cuando se paró y puso sus manos en sus caderas."Pero soy la única ahora. La única que puede llevar adelante la escuela"

"Tengo estudiantes que lo harán mejor de lo que tu podrías. No durarías un mes"

"Sí lo sería. Y para entonces voy a ser mejor que cualquiera de tus alumnos principiantes de ahora"

Hubo una pausa "Un mes, Kaoru. Un mes es todo lo que tienes"

~~~~

"Demo... Kaoru-dono...."

"Shh, no es tan malo" le dije a Kenshin mientras ataba la última cuerda del protector del pecho de Yahiko. Tomé su casco y lo puse con un poco de fuerza en su cabeza, ganándome unas cuantas maldiciones de su parte (Sano... una mala influencia, incluso cuando ya se había ido) dándome otra razón para sonreír.

Acomodé su casco, poniéndolo en la forma correcta y prácticamente podía sentir su furia a través de él. Pero lo ignoré, y me limité a alcanzarle un shinai.

"Ahora solo intenta uno o dos golpes a la cabeza"

Yahiko frunció el ceño "¿No le pegaré al casco?"

Negué con la cabeza "¿Por qué piensas que hacemos tantos de estos? ¿Por qué crees que te corrijo continuamente?"

Observé como alzó su shinai y luego lo bajó en un golpe. Controló el casco sin ningún problema. Tuve que sonreír y silbar un poco "Te dije que..."

"De acuerdo, ahora inténtalo en la... práctica" No pude evitarlo. Simplemente empecé a reír.

Pobre Kenshin. Se que esto debe parecer cruel. Pero tienen que admitirlo... Daba gracia mirarlo, a él, que una vez fue el hitokiri mas temido del Japón, en situaciones como esta. Creo que fui justa. Necesitábamos un objetivo contra el que poder practicar, y Kenshin era la única persona que quedaba. Además, le di todas las almohadas extras que tenía.

Así que ahí estaba. Parado en la mitad del patio con alrededor de una docena de almohadas atadas en su cabeza, pecho y brazos. Yo confiaba en que Yahiko lo golpeara correctamente y no le hiciera ningún daño real... creo.

"Perdón, perdón.." dije levantando una mano y tratando de no reírme.

"Kaoru-dono... realmente no creo que..."

"Estarás bien" dije con una sonrisa "Yahiko, inténtalo"

Yahiko asintió y miró a Kenshin con aprehensión. Un poco mas lento que de costumbre, golpeó con su shinai hacia la cabeza de Kenshin... y no le pegó a nada mas que aire. ¿Nani?

"¡Kenshin!" le llamé la atención "¡No te muevas!"

"Demo..." pero solo lo miré, y eso fue suficiente para que se callara.

Yahiko intentó de nuevo, pero con un pequeño "oro", Kenshin retrocedió. "¡Kenshin!"

"Kaoru-dono, no es mi culpa, no lo es. Es que es un instinto en mi moverme cuando algo trata de golpearme"

Fruncí el ceño, y me puse detrás de él, tirando el casco y poniendo mis manos en su espalda. "Así, ahora tendrás que quedarte aquí. Yahiko, una vez mas."

Siempre hay un pequeño segundo entre el momento en que uno se da de que hizo algo algo realmente estúpido hasta que las consecuencias en verdad suceden. Vi el shinai cayendo, y fiel a su palabra, Kenshin se movió. Lo que tuvo el desafortunado efecto de dejarme en el camino de la espada de madera que venía.

Unos segundos mas tarde estaba sosteniendo mi dolorida cabeza entre mis manos, y tuve que preguntarme... en todas nuestras batallas, Kenshin parecía tener una velocidad sobrehumana para bloquear cualquier cosa que los sujetos malos arrojaran a sus amigos ¿Entonces por qué demonios no pudo bloquear el golpe de Yahiko antes de que llegara a mi cabeza?

Leyó la pregunta en mi cara y sonrió inocentemente. Inocente... eso supuse, mientras cerraba fuertemente mi puño.

La puerta se abrió súbitamente y entró Gensai-sensei, seguido rápidamente por Ayame y Suzume. Las pequeñas corrieron hacia Kenshin (por supuesto... incluso con las pequeñas es un imán) y empezaron a reírse de él, que continuaba con almohadones atados por todo el cuerpo.

"Kaoru..." dijo Genzai-sensei mirando a Kenshin "Aa..."

"Gomen, Genzai-sensei" dije, dejando el shinai "Estábamos practicando para..."

"Para el torneo" replicó "Sí, lo leí en el periódico. Quería preguntarte si necesitabas el maniquí de entrenamiento de vuelta. Me lo prestaste hace unos años para que pudiera enseñar a algunos estudiantes sobre la estructura del cuerpo."

Chasqueé mis dedos. ¡Eso era! Lo había olvidado completamente... Kenshin me dirigió una mirada como preguntándome si en verdad lo había olvidado o no. Así que solo le devolví una sonrisa inocente.

* * *

Kenshin observó como Kaoru y Yahiko acompañaban a Genzai-sensei y a las niñas a su casa, para buscar el maniquí. Sacudiendo su cabeza ligeramente, se quitó las almohadas. Podría haber deseado que Kaoru se hubiera acordado antes del maniquí, pero no hubiera importado. Él no le habría dicho que no.

El dojo estaba tranquilo, y Kenshin podía caminar sin interrupciones. Sus pies recorrieron el familiar camino y una sonrisa cruzó su rostro. Era agradable tener algo familiar, algo que pudiera decir que formaba parte de su vida.

Tantos años vagabundeando... él nunca pensó que finalmente podría encontrar un lugar en el que quedarse... donde descansar.

Se sentó en una roca cerca al estanque del koi y se quedó mirando al pez que nadaba en él. En muchos sentidos, se sintió como el pez, feliz de simplemente nadar en el mismo lugar por el resto de sus días.

Pero faltaba una pieza del rompecabezas, un último paso para que pudiera sentir que su vida era perfecta.

Y ella estaba afuera, justo en ese momento, llevando un pesado maniquí de entrenamiento para poder mejorar sus habilidades y las de Yahiko. Ese torneo la había atrapado con un fervor que no había visto en mucho tiempo. Sabía que era para restaurar el honor de su escuela, que era su mejor, y posiblemente última, chance. Pero había algo mas, él podía sentirlo. Y había algo en sus ojos que raramente veía. Dudas. Y era solo cuando lo miraba a él.

Sabía que no estaba ayudando mucho a mejorar el asunto. Había sido mas fácil con Tomoe, debido a las circunstancias que los habían rodeado. Sonrió ante el recuerdo de su primer amor, y del corto período de felicidad que compartieron. Por unos pocos meses, había creído verdaderamente que podría vivir como un pacífico granjero

Tal vez era por eso que seguía dudando. Sabía lo que era la felicidad, y sabía lo que era perderla... casi la había perdido, hacía no tanto tiempo atrás. Pero había ganado la conversión de la pesadilla de la muerte de Kaoru en solo eso, una pesadilla. Cuando dejaron Kyoto, después de la derrota de Enishi, todo debería haber sido aclarado.

¿Entonces por qué había dudas en los ojos de Kaoru? ¿Y por qué sentía que los suyos reflejaban los de ella? ¿Qué palabras podrían aclarar todas las dudas de una buena vez?

** *

"¡Yahiko, tienes que continuar!" le dije, viéndolo jadear bajo el peso de la armadura.

No habían muchas personas en la ruta campestre, pero las pocas que habían, nos miraban con incredulidad mientras pasábamos. Podía oír a Yahiko gruñendo detrás, pero lo ignoré. ¿Qué, acaso creía que era mas fácil para mi?

La armadura retenía mucho calor, y los vendajes alrededor de mi pecho me dificultaban la respiración. Aún peor, probablemente la armadura estaba lastimando partes de mi piel, pero no lo notaría hasta mas tarde, en la noche.

Suspiré. No tenía tiempo para las delicadezas de la piel femenina. No es que alguna vez las hubiera tenido. Pero a veces, caminando por las calles de Tokio, casi deseaba ser como las otras mujeres. Perfectas muñecas de porcelana.

Pero nunca iba a ser así. Había elegido mi camino hacía mucho tiempo, para seguir las huellas de mi padre, y no las de mi madre. No es que nunca pensará en como hubiera sido mi vida si me hubiera convertido en una señorita refinada como quería mi padre. Esos días, lo escuchaba todas las noches en mi mente, antes de dormir. Y estaba decepcionado. La escuela está vacía, el dojo está arruinado, y mi heredera es solo una maestra auxiliar, él diría.

Y estaría en lo cierto. Pero iba a cambiar todo eso. Le iba a probar, a él y a todos los demás, que era digna de su escuela. Y que iba a devolverle su prominencia.

Pero me preguntaba si al hacer esto, no iba a alejarme mas de Kenshin. Me estaba convirtiendo rápidamente en la inversa de Tomoe. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que él...

"¡OI!"

Dejé de correr y de pensar lo suficiente como para darme cuenta de que había llegado al final de la calle.¡Lo hicimos! ¡Le había dicho a Yahiko que correríamos hasta el final de la calle y realmente lo habíamos logrado! Me volteé para felicitarlo y darme cuenta de mi error.

Las ataduras estaban demasiado ajustadas, y me habían robado el oxígeno sin que me hubiera dado cuenta. Y de repente, el mundo también se había ido.

* * *   

Las manos de Kaoru tocaron el barro. Su respiración era muy pesada. Su cara estaba empapada de humedad, no solo por la lluvia que caía del cielo, sino que también por sus propias lágrimas. Miró hacia la calle y se dio cuenta de todo lo que le faltaba aún.

Su primer día de entrenamiento y apenas podía correr la distancia de esa calle. ¿Cómo iba a probarle a su padre que podía ser una estudiante digna si ni siquiera podía recorrer esa pequeña distancia?

Se detuvo súbitamente, sintiendo el barro entre los dedos de sus pies desnudos y en las ampollas, que ya había estallado y se habían abierto. Pero alejó al dolor, y lentamente comenzó a correr otra vez, tratando de ir contra el viento y la lluvia mientras se acercaba al final de la calle.

Cuando finalmente llegó, cayó una vez mas al suelo, dejando que la lluvia rodara por su rostro.  Llevó sus manos a su cara y se dio cuenta de que sus uñas estaban negras, cubiertas de barro. Sentándose, miró en un charco y vio el daño.

El kimono estaba destruido. La que una vez hubiera sido la mas hermosa de las telas, se había perdido entre el barro. Su cara estaba prácticamente negra debido a la mugre, sus ojos tenían dos círculos negros a su alrededor y estaban rojos luego de su llanto. Su cabello se había desprendido de su elaborado rodete y yacía de cualquier manera sobre sus hombros.

¿Era realmente ella? Llevó una mano hacia el charco y toco el agua, dejando que su reflejo parpadeara un poco antes de desaparecer completamente bajo el súbito estallido de lluvia. Se paró  miró hacia la calle. Cerrando sus puños, reemprendió su carrera, ignorando el dolor como una niña.

* * *

"¡Kaoru!"

Logré abrir mis ojos y descubrí que estaba mirando hacia el cielo azul. Yahiko cerca de mi, tiraba de mi manga. Tomé aire y asentí, tratando de sentarme.

"Gomen" le dije "No me di cuenta de que las vendas estaban tan ajustadas, se hacía difícil respirar"

"¿Estas segura de estar bien?" preguntó

Le sonreí débilmente. ¿Preocupación? Bueno, por supuesto. Nosotros nos preocupábamos el uno por el otro constantemente.

"Estoy bien" le dije sonriendo "Vamos, necesitamos correr de vuelta"

"Demo..."

"No" interrumpí, sintiendo lo que seguiría "Y tampoco le digas a Kenshin. Fue solo un arrebato de estupidez de mi parte"

Yahiko me miró con el ceño fruncido "La estupidez es normal en ti"

Pude haberme enojado, pero sabía que me estaba insultando en la forma de ' estoy preocupado por ti'  así que lo dejé pasar. Saben... tal vez si Yahiko y yo dejáramos por uno momentos de insultarnos mutuamente podríamos hablar de lo que sentimos el uno por el otro.

"¡Oi, busu! Vamos, tengo hambre, y hoy cocina Kenshin, así que no moriré envenenado.

Ahh... tu que sabes. Sí, en verdad tengo la urgente necesidad de expresar mis sentimientos a Yahiko. "No me llames así, Yahiko-CHAN" grité mientras levantaba el shinai y corría tras él, gritando unos pocos insultos mas.

* * *

Kenshin los observó entrar, un poco sorprendido de la cantidad de energía que aun les quedaba después de correr. En realidad, aun estaban corriendo. O mas bien, Yahiko estaba escapando de Kaoru y su shinai.

Desaparecieron por la esquina y Kenshin sonrió, caminando hacia la ropa que ahora estaba seca. El viento sopló súbitamente y Kenshin miró hacia el oscuro cielo. Lluvia?

Apenas tuvo tiempo de pensar en esto, cuando se dio cuenta, la lluvia ya caía torrencialmente del cielo. Frunció el ceño ante la ropa, que ahora se estaba mojando. Todo ese trabajo...bueno, no era que realmente le molestara hacerlo de nuevo. Lavar la ropa era meditación, después de todo.

Escuchó unos gritos detrás de la casa, y rápidamente dejó a sus pensamientos de lado, mientras se apresuraba a ver que sucedía.

Ya no tenían las araduras. Las habían dejado para no arruinar el cuero. Pero parecía que lo que fuera por lo que estaban discutiendo, aun seguía en sus mentes. Parecía ser que Kaoru trataba de golpear a Yahiko en la cabeza con su shinai, y los dos salpicaban barro hacia todos lados mientras peleaban.

Kenshin corrió hacia ellos para separarlos, cuando súbitamente se percató. No estaban gritando para nada. Estaban riendo. Kaoru trataba de atrapar a Yahiko, pero resbalaba en el barro, y esa era la misma razón por al que él no podía escapar. Así que mejor que seguir discutiendo, habían comenzado a reírse, y ya no podían parar.

Kenshin observó la escena con una creciente sonrisa. A pesar del frío de la lluvia, Kenshin no se quería mover. Mirar a esos dos jugando en el barro y en la lluvia, le producía un sentimiento muy cálido. Finalmente se detuvieron y lo miraron con sonrisas culpables en sus rostros.

"Realmente está lloviendo, ne?" preguntó Yahiko, mirando a sus ropas empapadas.

"Mou, Kenshin, que le pasó a la ropa?"pregunté mirándolo.

La cara de Kenshin cayó lentamente. Entonces fue Kaoru quien quiso saber que había pasado exactamente. Lo miró enojada mientras intentaba ir hacia él. Pero volvió a resbalar en el barro. Todos esos años de entrenamiento e iba a perder contra un poco de barro?

Por alguna razón, Kaoru logró conseguir balance y comenzó a avanzar hacia él, murmurando algo sobre que las cosas nunca iban bien en ese lugar. Kenshin se dio cuenta de que esa debía ser la idea de Dios sobre una broma cuando súbitamente resbaló, cayendo y arrastrando a Kaoru.

Los dos se golpearon duramente contra el suelo y Kenshin sintió el barro entre su cabello. Logró enderezarse para asegurarse que Kaoru estuviera bien. Ella se sentó y lo miro con llamaradas de furia en sus ojos. Sonrió lo mejor que pudo, preguntándose que podría hacer para salvarse de su ira.

Pero alguien intervino. Desde el otro lado del patio, Yahiko se estaba matando de la risa. Eso fue suficiente para que Kaoru cambiara de objetivo. Poniéndose de pie, comenzó a perseguir a su estudiante.

Kenshin suspiró y se dirigió al baño, dándose cuenta de que todos iban a tener que calentarse luego de esa noche.

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Bueno, que les pareció?? Voy a subir los próximos capitulos lo mas pronto posible, por favor dejen reviews! Gracias por leer!!!