NA: Gracias por todas las review, muchachos ^_^ Esta historia es un poco mas dura de escribir que mis otras historias, ya que generalmente hago mas hincapié en la parte de la acción, y no tanto en el romance... y si, habrá romance. Bastante romance. Así que escríbame, así me harán pensar que no es tan malo como creo que es.
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Ultima chance para alcanzar la gloria
Capitulo dos: Entrenamiento
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Una semana pasó, y ahora ya solo quedaban tres antes del torneo. Trataba de no sentir nervios... pero era difícil. Vi a Vi a Yahiko mejorando, trabajando muy duro para acostumbrarse a usar la armadura y golpeando al maniquí una y otra vez, pero no puedo decir lo mismo de mi.
Había peleado contra el Juppongatana en Kyoto. Era una de las maestras mejor conocidas en mi parte de Tokio. Pero simplemente aun no sentía que fuera a ser suficiente. Las otras escuelas eran mas grandes, tenían mas maestros y especialmente... realmente tenían maestros en sus escuelas.
"Muy bien, Yahiko" lo llamé "Es suficiente por hoy." Se detuvo para recuperar el aliento. Asintió y salió del dojo, obviamente feliz de poder quitarse la pesada armadura.
Lo dejé ir y me volví hacia el maniquí con el ceño fruncido. Levanté el shinai y lo bajé rápidamente, sintiendo la vibración recorrer mis manos. No me sentía bien. Sin fuerza, sin velocidad. Por algo no había maestra en esta escuela.
Hice una pausa y cambié la posición de mis pies, levantando el shinai otra vez para efectuar el próximo golpe.
* * *
"¡Mal!" le llamó la atención, observando con desaprobación como hacía contacto el shinai de Kaoru. "No hay fuerza ni velocidad tras ese golpe. Hazlo de nuevo."
"¡Hai, sensei!" gritó Kaoru y golpeó otra vez al maniquí.
"¡Mal!" su padre volvió a llamarle la atención. " Otra vez."
Kaoru lo intentaba una y otra vez, ponía toda su energía en ello, pero él siempre le decía que estaba mal. Una semana entera de entrenamiento y aun no podía dominar el golpe mas simple. Levantó el shinai de nuevo y golpeó otra vez, y otra vez, y otra vez.
El dojo se iba vaciando mientras todos los estudiantes se iban a sus casas. El sol se puso, el sensei se fue a cenar pero aun se podía escuchar en el dojo los sonidos del shinai golpeando el maniquí. El padre de Kaoru se dirigió a la puerta y miró al interior, observando a su hija repetir el golpe otra vez, y otra vez.
Frunció ligeramente el ceño, preguntándose si debería ir y detenerla. Su cara expresaba una fiera determinación, y a juzgar por la sangre que descendía lentamente por su brazo, estaba forzando sus dedos hasta los huesos.
Permaneció en pausa un segundo, antes de irse, decidiendo que así era mejor. Ella pronto se rendiría.
* * *
Me moví para efectuar otro golpe, pero algo me detuvo. Parpadeé y me encontré con que mis brazos eran detenidos por un par de manos. Observé mejor y pude ver a Kenshin, que sacaba el shinai de mi mano lentamente.
"¿Nani?" pregunté completamente confundida.
"Has estado practicando por casi una hora" me dijo
Parpadeé otra vez y bajé mis brazos, viendo mi piel húmeda. ¿Realmente había pasado una hora? Aun podía sentir los retazos de memoria en mi mente. Que horrible había sido cuando me había levantado a la mañana siguiente en el dojo, mis manos echas tiras.
Pero esta vez… alguien me había detenido. Lo miré con una triste sonrisa mientas soltaba mis manos.
"Supongo… supongo que simplemente me dejé llevar" dije, casi lamentándome.
"Yahiko se fue por la noche pero dijo que tal vez tu siguieras aquí" dijo Kenshin, caminando hacia la puerta.
Lo seguí en silencio hasta la cocina, donde permanecía la cena, que se había enfriado hacía rato. Me senté silenciosamente, llevando la comida lentamente a mi boca, tratando de ignorar el dolor que me producían los palillos en las palmas de mis manos. Supongo que estaba tan concentrada en la simple acción de llevar la comida desde mi plato hasta mi boca que ni siquiera noté a Kenshin yendo al patio. Entonces de repente había un recipiente con agua en frente de mi.
"Megumi-dono nos dio esto" dijo "debería ayudar."
Dejé que mis manos de hundieran e instantáneamente sentí un gran alivio del dolor. Miré dentro del agua, lentamente haciendo ondas con mi dedo. Solo era un mal recuerdo, pensé. Solo necesitaba recuperar la confianza.
Levanté la mirada y me encontré con unos tristes ojos violetas observándome. Incliné mi cabeza. Sí, definitivamente estaba empeorando las cosas entre nosotros. Pero como... como podía trabajar menos duro? Necesitaba probar que era digna del nombre Kamiya. Necesitaba restaurar el honor de mi escuela. Y necesitaba probarle a mi padre que era digna del titulo de maestra.
* * *
Kenshin observó su cabeza inclinarse hacia el recipiente, mirando a sus dedos en el agua. Su ceño se hizo mas profundo. Él sabía que estaba haciendo, este movimiento forzado para volverse mas fuerte, porque él mismo lo había hecho.
Recordó la manera en que sus manos habían sangrado en su primer intento de aprender a usar la espada. Hiko lo había reprendido por causar tanto daño en una sola sesión. Pero Kenshin había seguido intentándolo. Porque necesitaba mejorar para dejar de ser débil.
Sabía lo que estaba haciendo pero no entendía por qué. Nadie pensaba que ella era débil. Lo había probado en distintas batallas todo el tiempo. Aun cuando no estaba peleando era una de sus fuentes de energía. Nadie que él conociera hubiera cuestionado su bravura o su coraje.
Y entonces… lo vio en sus ojos otra vez. Dudas. Como si dudara de sus propios meritos.
Se levantó y se disculpó, llevando el recipiente con agua mientras se iba a su habitación y dejándolo preguntándose el por qué. ¿Qué estaba tratando de probar? ¿Y a quien?
Se le ocurrió que tal vez no fuera a alguien a quien conociera con precisión, tal vez fuera a alguien a quien nunca tuvo la oportunidad de conocer. Kaoru hablaba muy poco de su padre, solo decía que era muy estricto y que amaba a su escuela.
Se levantó y se dirigió a la puerta. ¿Era a su padre a quien Kaoru parecía tan desesperada en probarse? ¿Era su sombra la que causaba las dudas en sus ojos? Parecía una respuesta simple a sus problemas. Kaoru estaba preocupada por su escuela, así que solo estaba concentrándose en eso.
Pero también estaba esa duda en sus ojos solo cuando lo miraba a él.
* * *
"¡Kenshin!" lo llamé, cruzando lentamente el patio. No quería perder mas tiempo del necesario. Ya era lo suficientemente agravante cuando los guantes que Yahiko y yo habíamos estado usando se habían roto finalmente. Lo que significaba que las reparaciones del techo tendrían que esperar y que la escuela no estaría lista para recibir nuevos alumnos.
In embargo, considerando las desigualdades que estábamos enfrentando con las otras escuelas en el torneo, podría decirse que no era un problema tan grande. Yahiko dijo que había visto a algunos miembros de las otras escuelas practicando, y estaban sosteniendo batallas entre ellos para elegir a los mejores.
Yo solo tenía dos posibilidades con las que poder quedarme. Yo misma y Yahiko. ¿Cómo íbamos a tener alguna posibilidad contra ellos?
"Gomen, Kaoru-dono," dijo Kenshin, entrando súbitamente a la casa.
Asentí lentamente y me volví hacia el dojo. "¡Yahiko! ¡ Mil golpes!"
"Feh, fácil" dijo Yahiko sonriendo desde el porche
"Para cada serie de siete" agregué sonriendo, mientras veía la cómica expresión de su cara cayendo. "Estaremos de vuelta antes de que hayas terminado"
Kenshin mantuvo la puerta abierta mientras yo salía, tratando de lograr que mi pelo quedare en el lugar correcto. Aun estaba un poco rizado por el casco. Incluso mis ropas estaban rizadas por la armadura. Podría haberme tomado un minuto para cambiarlas, pero no había tiempo. El sol ya estaba amenazando con ponerse y las tiendas iban a cerrar si no nos apurábamos.
Kenshin seguía mi paso, sin murmurar ni una palabra de protesta. En realidad, no hablaba mucho de nada en absoluto. Y había estado así desde hacia unos días atrás, desde que me había arrancado del dojo.
¿Finalmente Había ocurrido? Tuve que preguntarme. ¿Finalmente se había dado cuenta de que yo nunca iba a ser una verdadera señorita como Tomoe? Podía ver las miradas de las personas mientras pasábamos. La mirada de ' Ahí va la mujer kendoka' que obtenía de otras mujeres todo el tiempo.
No me molesté en devolverlas, simplemente dejé que la gente a mi alrededor continuara mirando, en un arco iris de lindos kimonos y porcelana. Solo estaba concentrada en una cosa. Conseguir esos guantes y volver al entrenamiento.
El Mercado del distrito aun estaba activo cuando llegamos. Me abrí camino a través de las personas y llegué a la tienda que estaba buscando. El propietario me conocía, así que logramos acordar un precio justo. Incluso me deseó buena suerte en el torneo.
Cuando salí asentí a Kenshin, para hacerle saber que ya estaba. Entonces se me ocurrió que nunca me pregunté por qué había querido ir solo. Era un día brillante, no había peligro. Y no parecía que necesitara nada.
Iba a preguntar cuando sentí algo suave rozando mi hombro. Deteniéndome, me di vuelta y vi el kimono de seda colgando del techo. sabia que debería haber continuado, pero algo me hizo girar. Mi mano toco lentamente la tela...
* * *
El sol se había puesto y Kaoru estaba exhausta. Le había ido mejor en la practica de ese día, pero los vendajes de sus manos se estaban volviendo rojos de nuevo por las ampollas rotas. Debería haber pedido mas medicina, se dio cuenta, sin pensar en la mirada que su padre le hubiera dado cuando lo hiciera.
Su cara silenciosa siempre decía demasiadas cosas. Decía que era una tontería que siguiera intentando y que debería rendirse. Y Kaoru estaba empezando a preguntarse si no estaría en lo correcto. Fue hasta su cuarto y se detuvo frente a la puerta. Atisbó por un vestigio lo que había dentro, y se sorprendió de verlo.
Su padre estaba allí, asiendo un kimono de seda que Kaoru sabia que había pertenecido a su madre. La luz de la vela mostró su rostro. Kaoru retrocedió. ¿Estaba llorando? ¿Sobre el kimono de su madre? Pero, él nunca había mostrado ninguna pena por la muerte de su madre. Solía gritarle todo el tiempo. Por qué... por qué estaba llorando?
Kaoru apenas recordaba los meses entre los que su madre se había enfermado hasta que había muerto. Pero recordaba los gritos. Su padre siempre estaba gritándole a su madre, diciéndole que era débil.
Hasta ahora, a Kaoru nunca se le había ocurrido que su padre no había odiado para nada a su esposa. Pero el la había visto marchitar poco a poco, y había hecho lo único que sabia. Tratar de volverla fuerte. Cuando ella murió, fue como si él hubiera fallado.
Kaoru golpeó la puerta, oyendo el sonido de adentro mientras su padre movía las cosas. Hubo unos pocos minutos de pausa antes de que la puerta se abriera y él la mirara, su cara impasiva. No dijo nada, pero vio que sus manos necesitaban mas medicina. Kaoru comenzó a alejarse, pero se detuvo.
"Voy a ser fuerte, otosan" dijo mirando sobre su hombro. "Voy a probarte que puedo ser fuerte"
* * *
"Kaoru-dono?"
Dejé caer el kimono rápidamente, sintiendo un peso en mi corazón. Parpadeé un par de veces, volviendo a la normalidad. Miré a Kenshin, forzando una sonrisa.
"Creo que Yahiko me pegó mas fuerte en la cabeza de lo que había pensado" dije rápidamente, comenzando a caminar y mirando a mis pies.
Otosan… pensé mientras me alejaba. ¿La razón por la que nunca quisiste enseñarme tu arte fue por lo que pasó con mamá? ¿Te asustaba la idea de que de alguna manera siguiera su destino si trataba de seguir el tuyo?
Recordé todas las veces en que casi se había cumplido ese pensamiento. ¿En todo este tiempo de trabajar para parecerme mas a mi padre, había estado simplemente caminando alrededor de un circulo lleno convirtiéndome en mi madre? ¿Una mujer cuya debilidad eventualmente la llevó a su muerte?
Ahí estaba Kyoto, cuando Kenshin se había ido y yo ni siquiera quería moverme de mi cama. Era justo como ella, justo como mi madre, hacer algo así. Rendirse sin pelear. Y la única razón por la que conseguí levantarme fue por mis amigos.
Miré hacia Kenshin, leyendo la preocupación en su rostro. Algo me apretó el corazón, un súbito sentimiento de que lo estaba haciendo de nuevo. De que me estaba rindiendo sin pelear. ¿Qué si no era como Tomoe? Yo era Kamiya Kaoru. Había peleado en batallas con Kenshin y los otros en muchas ocasiones. Era fuerte...
Pero no, me di cuenta. Si fuera fuerte, entonces no debería haber estado caminando por la calle con ese sentimiento de miedo. Y no debería haber estado asustada de perder en el torneo. No debería haber estado preocupada por no ser lo suficientemente buena para participar en el torneo... o contra Tomoe.
"Gomen" dije y retomé el paso. "Pero necesito llevarle estos a Yahiko ya" Y antes de que lo dejara contestar, corrí hacia el dojo.
* * *
Kenshin la observó correr y solo pudo preguntarse que le habría atravesado la mente en ese momento. Había visto un rango entero de emociones atravesar sus ojos. Esperó hasta que ella desapareciera por la calle y optó por otra ruta. No iba a tener la chance de hablar con ella en ese momento.
Unos pocos minutos después, entró en la clínica de Genzai. Las niñas no corrieron a su encuentro, lo que significaba que probablemente estarían dormidas. No es que le hubiera molestado la atención, pero necesitaba unos momentos de una charla tranquila con Genzai.
El anciano doctor observó la mirada en el rostro de Kenshin, y le pidió que fuera en busca de un poco de te. Genzai esperó, decidiendo no presionar la situación y mejor esperar a que el confundido ruroni comenzara.
"Gensai-sensai," dijo Kenshin dejando la taza. "¿Cómo era el padre de Kaoru?"
Genzai asintió, dándose cuenta de que sus suposiciones eran correctas. "¿Kamiya-san?" hubo una pausa "Era un muy buen hombre, muy estricto pero... por razones que él creía correctas"
"¿A que se refiere?"
Genzai suspiró. "La muerte de su esposa lo afectó mucho. Siempre había sido un soldado fuerte y confiaba en que podía proteger a su familia y a su hogar de lo que fuera. Pero... hay ciertas cosas contra las que un hombre ni puede pelear. Cuando sucedió la tragedia necesitaba algo que culpar. Así que culpaba a su debilidad como mujer por su incapacidad de luchar contra la enfermedad, y se aferró a su hija."
Genzai sonrió débilmente "Pero conoces a Kaoru… cuando era pequeña era igual de terca y no iba a aceptar la solución de su padre. Así que cuando dijo que quería seguir su camino, l hizo, aunque fuera muy joven. Se obligó a si misma con tal fervor... es difícil de explicar"
"No lo es" dijo Kenshin súbitamente " Porque creo que lo está haciendo otra vez"
Genzai asintió "No es ninguna sorpresa. Tal vez no lo muestra con verdaderas emociones, pero el hecho de que la escuela de su familia pueda recuperar el honor le pesa mucho. Le ha sido dada la chance... es prácticamente lo mismo que cuando encontró la manera de entrar en la vida de su padre de nuevo."
Se detuvo, sosteniendo la taza en sus manos "Pensé que sería diferente esta vez, ya que ahora hay gente a su alrededor para ayudarla. Pero es la misma historia que he escuchado tantas veces. El hombre mas inteligente puede dar el consejo correcto para resolver cualquier dilema. Pero solo los mas sabios pueden realmente seguir el consejo para poder salir de la crisis que atraviesan.
"Kaoru es inteligente, pero terca. Y mientras yo se que ha sido la fuente de la fuerza de muchos de ustedes, ella no verá su propia fuerza ahora mismo. Ella podrá predicar la importancia de trabajar en equipo, pero ella no lo usará por miedo de involucrar a otros. Creo que puede entender eso, Himura-san"
Kenshin asintió lentamente. "Gracias, Genzai-sensei. Creo que ahora veo las cosas mucho mas claras." Lentamente, se puso de pie.
"Me alegra poder ayudar, especialmente cuando concierne a Kaoru" dijo Genzai "Pero Himura-san... hay una cosa que debe recordar" Kenshin lo miró
"Kaoru es fuerte" Genzai enfatizó "pero... el camino de kenjutsu que eligió la aleja de otras mujeres y la deja fuera del curso de una vida normal" se detuvo "Cuanto mas se concentre en su arte, mas pensará que se está alejando de la normalidad. Y no importa que tanto actué como si no le importara, la conozco desde hace el suficiente tiempo como para saber que sí le importa. Este torneo es como un camino que se abre para ella. Ganar significa restaurar el honor de su escuela y de su familia, pero tal vez, en sus ojos, dar el paso final para separarse de su chance de vivir una vida normal. Esa creencia puede ser lo que la retiene. Y aunque sus acciones puedan inclinarlo a decirle que deje de presionarse, creo que es completamente lo contrario a lo que ella necesita. Con su ayuda y la de los demás, Kaoru puede ganar este torneo sin lastimarse a si misma. Necesita ganar este torneo para poder terminar con sus dudas y miedos"
* * *
La idea me llegó al día siguiente. Yahiko seguía viendo a las otras escuelas practicar, y eso lo preocupaba mas de lo que debería. Y yo apenas podía concentrarme con todas las distracciones de Tokio. Así que lo hablé con Yahiko y decidimos que era una buena idea. Iríamos al monte Fuji por una semana y entrenaríamos allí. Nos permitiría aclarar nuestras mentes antes de la ultima semana anterior al torneo.
Yo necesitaba ir. Necesitaba dejar de pensar en todas las cosas que plagaban mi mente y solo concentrarme en mi entrenamiento. No mas memorias del pasado, no mas preocupaciones sobre el futuro y no mas...
Me detuve viendo a Kenshin preparar el desayuno en la cocina. De acuerdo, una parte de mi sabia que solo estaba escapando de todo el problema, pero... ya no podía enfrentarlo. debería haberlo encarado de una vez, decirle que sabia que nunca iba a ser como las otras mujeres y que sabia... sabia que...
Mis dedos rozaron el marco de la puerta mientras trataba de encontrar las palabras correctas, pero él escuchó el sonido y se volvió hacia mi. Y ahí estaban esos ojos violetas observándome, y todo lo que quería decir simplemente murió en mis labios.
"Kaoru-dono?"
"Yahiko y yo nos iremos" solté de golpe. Pareció un poco asustado "A entrenar" dije mas calmada. "Las otras escuelas... creo que Yahiko se preocupa demasiado por ellas y necesito llevarlo para que se tranquilice, una semana como mucho."
"Tiene sentido" replicó. Traté de encontrar las palabras para decirle que necesitaba que se quedara, pero se me adelantó. "también tengo que ocuparme de algo. Así que también pensaba irme por una semana"
Hubo una pausa y asentí. ¿Algo de que ocuparse? Quería preguntar que era. Todo mi ser estaba gritándome que debía preguntarle que era. Pero...
"Entonces le pediré a Genzai-sensei que cuide el dojo" dije con una sonrisa. Oí la puerta abrirse y a Yahiko llamándome, así que me fui rápidamente.
¿Realmente quería saber? Si hubiera sido una misión para la policía, simplemente me lo habría dicho. Así que esto debía ser algo... personal. Algo de lo que no querría hablar. Un millón de cosas cruzaron mi mente, la mayoría, malas. Entonces hubo un pequeño sentimiento de miedo en mi que me dijo que realmente no querría saberlo.
El patio se extendía frente a mi. Miré a Yahiko asintiendo y devolviéndole la sonrisa. Alejarnos un poco de todo seria bueno, parecía decir.
Si, pensé, todos necesitábamos un tiempo alejados de todo.
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NT: ¿¿y?? Que les pareció?? Gracias por leer, si descubren algún error o algo, no duden en avisarme ^^. Gracias por leer!!
