Notas de la autora: Gracias por todas las review. Ellas definitivamente ayudan, créanme. Esto es mucho mas duro de escribir que acción, pero un poco mas fácil que humor ^_^
Solo un pequeño recordatorio, ya que se pone un poco condensado al final del capitulo:
Formato normal – Punto de vista de Kaoru (1era persona)
Negrita – Cualquier cosa imprenta (cartas, artículos, etc)
Negrita cursiva - Flashback
Cursiva – Punto de vista de Kenshin (3ra persona)
Es bastante obvio quien dice que, pero siempre sirve recordarlo por si acaso.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Ultima chance para alcanzar la gloria
Capitulo 3: La montaña
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
"¡Apúrate, Yahiko!"
Reacomodé el peso de mi hombro frunciendo el ceño. El camino hasta aquí había sido un poco más agotador de lo que había pensado. Por supuesto que con toda la comida y el equipo que traíamos, debería haberme dado cuenta de que iba a ser duro. No importa cuantas veces Yahiko me mirara, yo sabia que se alegraría cuando tuviera sabanas tibias y comida precocinada esta noche., cuando pudiera por fin descansar.
Hice una pausa y levanté la vista, finalmente viendo un alto en el follaje. Y ahí estaba. Monte Fuji, alzándose hacia los cielos, rodeado de nubes. Era una visión muy imponente. Me hacía sentir muy pequeña y completamente en contacto con la naturaleza. Era una buena idea, podríamos limpiar nuestras mentes, conectarnos con la naturaleza, y .....
"¡HEY BUSU! Mueve tu gran trasero del camino, "Yahiko dijo, caminado frente a mi.
Levante mi ceja. Una serie de dolorosos castigos pasaron por mi mente, seguidos rápidamente por el deseo de aplicar cada uno de ellos en mi imprudente estudiante.
"Es mas grande de lo que pensé que seria" dijo repentinamente y mi furia se esfumo. Estaba mirando a la montaña con la misma mirada de reverencia que yo tenia. "Siempre quise verla de cerca..." Se detuvo, y vi que algo cruzaba por su rostro.
Sonreí. Yahiko siempre tenia esa mirada cuando iba a decirme algo agradable pero no podía encontrar la fuerza para decírmelo. Está bien. Sabía lo que estaba pensando. Esta era una buena idea.
"Oh, lo veras muy de cerca" dije con una sonrisa. "Veras su cima." Asintió. Escalar el Monte Fuji sería un poco agotador, pero él no iba a protestar. "Pero primero... Hakone".
Yahiko se estremeció. "¿Vas a hacerte un portarretrato pintado otra vez?"
Lo golpeé en su cabezota. No había ninguna razón para recordar eso. Pero aun así me hizo sonreír al recordar a ese pobre artista y a sus "intentos" de vencer a Kenshin.
Suspiré. Era difícil no pensar en el ruroni pelirrojo durante ese viaje. ¿Por que todo me recordaba a él? No, no iba a distraerme. Iba a dejarlo ir a donde fuera que estuviera llendo a hacer lo que necesitara hacer. Esto era sobre Yahiko, y yo y nuestro entrenamiento.
Hakone apareció frente a nosotros y lucía tan maravillosa como la recordaba. Me pregunté si Yahiko sabría el significado que tenía ese lugar. El shogunado Tokugawa lo había construido para evitar que dos cosas dejaran Edo, armas y mujeres.
Pero nadie me detuvo esta vez. Nadie se enteró siquiera que pasamos por el pueblo. Esta vez no me interesaba Hakone. Fuji-san era el único lugar que quería visitar.
"¿Podemos parar por lo menos por una noche?" preguntó Yahiko
Lo mire enojada. "No estamos de vacaciones," le respondí. "Estamos en un entrenamiento. Dormiremos al descampado para prepararnos para le escalada de mañana."
"¿Por qué es tan importante escalarlo, de cualquier manera?" preguntó
"Porque hubo un momento en que no me permitían hacerlo.!
Yahiko me miró un poco confundido y tuve que explicarle que antes de Meijí, a las mujeres no les permitían estar en la montaña. Creo que estaba esperando que me enojara con él por no saber eso. Fue exactamente lo contrario. Yahiko formaba parte de una generación que nunca sabrían como era vivir bajo el régimen Tokugawa. Y cuando ellos fueran abuelos, la memoria desaparecería por completo.
"Así que quiero escalarla ahora," terminé, "porque puedo hacerlo."
* * *
"¡No puedes continuar!"
"Otosan, me prometiste que tenía un mes para probarme. Aun tengo..."
"¡No! Fue una mala idea. No deberías haber llegado hasta aquí."
"Pero lo hice. ¿Por qué no me dejas tener la oportunidad de probar que puedo dominar el Kamiya Kasshin Ryu?"
"Porque tu… tu no deberías involucrarte en el arte de las espadas."
"¿Por qué? Si ahora una mujer puede dejar Tokio sin preguntar... Si puede escalar hasta la cima del monte Fuj, porque no puede manejar la espada? ¿Cuántas mujeres en el pasado lo han hecho, de todas maneras?"
"Mi hija no será una de ellas."
"Tu hija ha hecho su elección."
Hubo un largo silencio cuando la conversación llegó a ese callejón sin salida. La pequeña niña no se estaba moviendo, sino que estaba concentrada en el rostro de su padre. El la miró con furia enfrentando su mirada.
"No quería tener que hacer esto," dijo finalmente. " Pero vas a aprender la verdadera naturaleza de la espada. Mañana, pelearás y aprenderás."
* * *
Hakone quedó finalmente a nuestras espaldas y la ruta finalmente estaba dirigiéndose hacia Fuji. Decidí que hiciéramos una pausa, sabiendo que la espalda de Yahiko debería estar tan adolorida como la mía. Pero era obvio que no llegaríamos ese día.
Estuvimos unos minutos recobrando el aliento antes de comenzar a preparar el campamento. El sol ya había comenzado a ponerse, y necesitábamos fuego antes de que perdiéramos la poca luz que aun quedaba. Tan pronto como este estaba ardiendo, desempaquetamos las mantas y la comida, y solo nos relajamos.
Disfruté el silencio. Habiéndome acostumbrado a los sonidos de Tokio, momentos como este eran realmente preciosos. Los grillos cantaban en el fondo mientras el viento acariciaba los árboles. Era tan... pacífico.
"Ne, Kaoru?"
Parpadeé y miré a Yahiko, esperando el comentario irónico. "¿Nani?"
"Esto fue una buena idea" dijo firmemente. Yo solo asentí.
"This was a good idea," he said firmly. And I just nodded.
* * *
El silbato del tren se hizo escuchar una vez mas antes de salir de la estación y encaminarse a su próximo destino. Kenshin bajó los escalones, poniendo su bolso sobre su hombro y prestando atención a los sonidos y las vistas de Kyoto. Cada vez se le hacía mas fácil ir otra vez. Pero aun había muchas memorias que parecían muy frescas.
Hizo su camino a través de las calles, recorriendo cierto familiar camino hacia el Aoiya. Se sentía un poco culpable de aparecer allí así de repente, sin siquiera mandar una carta avisando de su llegada. Pero no había tenido tiempo de hacerlo.
Escuchó el ruido antes de ver siquiera el edificio. El Aoiya estaba lleno a la hora del almuerzo y tuvo que abrirse camino a través de la multitud para poder encontrar a alguien conocido.
"¡Himura-san!" dijo Omasu tan pronto como lo vio.
El se inclinó ligeramente en respuesta. "Hola otra vez Omasu-dono. Lamento que..."
"Llega tarde," dijo impacientemente. " El tren debe haber llegado al menos hace veinte minutos. ¿Por qué demoró tanto?"
Kenshin parpadeó sorprendido y luego sonrió. Por supuesto... ese lugar también era el hogar de los Oniwabanshu, un grupo de espías que probablemente sabían mas de Japón que el propio emperador. ¿Debería haber estado sorprendido de que su llegada no hubiera pasado desapercibida?
"Misao salió a buscarlo", dijo Omasu. "Aoshi está... meditando, por supuesto. Todos los demás están demasiado ocupados. Como puede ver hay mucha gente aquí."
"¿Puedo ayudar?" ofreció.
Omasu asintió. "Hay platos atrás que hay que lavar y…"
Omasu nodded. "There are dishes in the back that need to be done and…" se detuvo, abriendo mucho los ojos.
Los sentidos de Kenshin se punzaron y se preparó para lo que vendría. Pasó tan rápido que apenas pudo mantener el equilibrio cuando el peso de una pequeña chica se le pegó a toda velocidad.
"¡Himura!" dijo Misao alegremente. Lo soltó lo suficiente como para que el pobre hombre pudiera recobrar el aliento. "¡Llegas tarde! Fui a buscarte.
"Gomensai, Misao-dono," replicó con una sonrisa.
"Oi," los llamó Omasu. "Si ustedes dos ya terminaron de hablar, realmente podríamos utilizar un poco de ayuda aquí."
"¡Vamos!" Misao replicó, arrastrando a Kenshin en su espalda.
* * *
"¡ Lo Logramos!" dijo Yahiko
Asentí. " A la base al menos." Mirando a la montaña, realmente tuve que preguntarme si habría sido una buena idea. Fuji se veía tan... alto. E impasible, y...
"¿Realmente vamos a escalar eso?" preguntó Yahiko.
No iba a volverme atrás ahora, así que lo miré firmemente y asentí. Entonces di el primer paso y empecé a escalar.
Al principio era fácil, solo un pie tras el otro pie. Pero medio día de marcha y era prácticamente imposible seguir caminando derecho. Mis pies me dolían, mi espalda se estaba quejando a gritos. Quería parar.
Miré atras y Yahiko estaba siguiendome silenciosamente. Su cara nunca expresaba sus emociones. El era muy fuerte, me di cuenta. Solo once años de edad y ya era tan fuerte. Solo me pude preguntar a donde lo llevaría su camino en el futuro.
No quería detenerme, pero alguien mas intervino. La correa se mi bolsa de rompió súbitamente y la bolsa calló dando volteretas hacia Yahiko. El se apresuró a moverse, deteniendo la bolsa antes de que fuera mas lejos.
"¡Ten cuidado!" gritó " Che… estas intentando matarme?"
"Yo no hice que la correa se rompiera,", protesté.
"Feh, conociéndote, probablemente si lo hiciste."
Lo mire ceñuda y traté de contener mi furia.
"Y esta es la bolsa que tiene la comida," dijo, apoyando en el suelo su paquete. " Si perdiéramos la comida tendríamos que comer lo que fuera que encontráramos en esta montaña. ¡No sabemos lo que es venenoso y lo que no! Claro, si tu lo cocinaste..."
"¡Ya es suficiente, Yahiko-CHAN!"
"¡No me digas CHAN!"
Nos miramos el uno al otro por unos instantes antes de caer al suelo, rendidos de cansancio. Esa pequeña pelea había logrado noquearnos, a los dos.
Empecé a reir. Era bastante gracioso, despues de todo. Y cerca a mi, se que escuché a Yahiko reirse por lo bajo también.
"Bueno, ya que te sentaste," dije " podemos también comer el almuerzo."
"¡Yo no me senté! ¡Tu te sentaste primero!"
"Tu dejaste tu paquete en el piso primero."
"¡No, no lo hice! El tuyo calló primero!"
"¡Porque la correa se rompió!"
"¿Y de quien es la culpa, tanuki musume?"
* * *
"Vamos tanuki musume. Dame tu major golpe."
Los ojos de Kaoru se abrieron de forma desmesurada. ¿Como acababa de llamarla? Sus manos apretaron el shinai con fuerza. Su pierna derecha avanzó, lentamente deslizándose por el suelo. El movimiento fue tan suave que su oponente nunca lo vio.
Lo único que vio fue el shinai cayendo directamente sobre su cabeza. Tropezó y calló de espaldas, golpeándose duramente. Todo el grupo que observaba comenzó a reír.
"¿De que se están riendo?" gritó el sensei, "Una niña de la mitad de su edad acaba de vencer a uno de sus compañeros. ¿Eso es gracioso?"
"No, sensei" fue la rápida respuesta.
Kaoru se enderezó y miró a su padre, con los ojos muy abiertos. Ni siquiera entonces iba a estar de su lado.
"Esta pequeña niña débil no debería ser un problema para ninguno de ustedes" dijo. "Matsuda" agregó mirando al hombre que yacía en el piso. "Sal de este dojo. Ve a tu casa y practica. Hasta que no puedas bloquear un simple golpe, no tienes permitido volver aquí."
El hombre miró a su sensei sin demostrar emociones y se inclinó ligeramente. Toda la furia y el odio que estaba sintiendo lo reservó para Kaoru y lo dejó salir en una furiosa mirada que le dirigió cuando salía.
No, su padre no iba a estar de su lado. Iba a ser completamente lo contrario.
"Kamiya Kasshin Ryu es un estilo de protección. ¿Cómo pueden esperar proteger a la gente si ni siquiera pueden protegerse ustedes mismos de una niña?" miró alrededor del cuarto. "¿Quién es el próximo?"
* * *
"¡¡No me llames ESO!!" grité tirándole lo que tenía mas cerca. Retrocedió y volvió con una sonrisa, lo que significaba que no estaba preparado para el segundo tiro. Le di de lleno en su frente, Yahiko maldijo mientras caía de espaldas.
Puso su mano en su frente, y volvió ligeramente roja. ¿Sangre? Sus ojos parecían decir. Rodé mis ojos y abrí mi mano para mostrarle las bayas que había levantado del suelo. Su furia creció al menos diez veces mas, pero yo solo me eché a reír. Después de unos pocos segundos, pareció darse cuenta de la parte graciosa y comenzó a reír.
"Si, es algo gracioso," dijo parándose y limpiándose el cabello. "¡Pero vamos a ver que te parece a ti!"
Se movió mas rápido de lo que pensé que podría y sentí las bayas golpear mi cabello. Dejé salir un pequeño grito horrorizado antes de salir tras él.
"¡Vuelve aquí!" grité corriendo tras él mientras subía a unas rocas.
No se me ocurrió preocuparme por las bolsas que dejábamos atrás. De cualquier manera, no habíamos visto a nadie mas mientras escalábamos ¿Qué podría pasar?
* * *
El sucio camino se veía tal como él recordaba. La pequeña cabaña frente a él continuaba lanzando una nube de humo blanco hacia el cielo. Parecía que nada había cambiando desde la ultima vez que Kenshin había estado ahí.
Sorprendente. Esa es la única palabra que pudo utilizar para describirlo. Había enfrentado todo tipo de peligros en sus batallas, vencido a los mejores espadachines de Japon, y aun así… aun así sentía que su estómago no lo había seguido por la ruta.
Se detuvo frente a la puerta y golpeó. Hubo una pausa y algunos sonidos adentro antes de que la puerta se abriera completamente.
Hiko Seijuurou estaba frente a él, una montaña de hombre. La capa ondulante descansando sobre sus hombros, cubierta ligeramente por la cascada de cabello. Sus ojos miraron arriba y luego abajo, al pequeño pelirrojo que tenía enfrente.
"Baka deshi," dijo sin ningún tipo de alegría.
"Shishou," Kenshin dijo, arrodillándose en el suelo. "Lamento disturbarlo."
"Parece que tu único propósito en la vida es disturbarme," dijo Hiko "¿Qué quieres? Sabes todo lo que puedes aprender sobre el Hiten Miturugi Ryu," Hiko se detuvo. "Por supuesto, no se trata de eso, cierto? ¿Qué, entonces?"
"Shishiou… vine para hacerle una pregunta… sobre…"
Hiko hizo una pausa y luego comenzó a reír, un retumbante sonido hizo eco en las montañas. Kenshin se veía algo perplejo. "Di que esto es sobre un enemigo," Hiko rió. "Di que es sobre una amenaza al Japón."
"No," dijo Kenshin sofocadamente. "No es..."
"Se que no lo es, baka deshi" dijo Hiko, lentamente volviendo a recobrar el control. "Es solo que no puedo creer que hallas venido hasta aquí a hablar de mujeres."
Kenshin se detuvo y se preguntó que tan buena idea había sido. Pero entonces... a quien mas le hubiera preguntado? A pesar de que Hiko siempre lo reñía, Kenshin sabía que era lo mas cercano que a un padre que podría tener. Pero entonces... ese era Hiko.
"Mira a tu alrededor," dijo Hiko "¿Estas seguro de que es a un hombre que vive solo en un bosque a quien deberías estar preguntándole?"
Kenshin asintió. Esa era su respuesta. " lamento haberlo disturbarlo" dijo poniéndose de pie.
"Hey," dijo Hiko. "¿Crees que puedes molestarme y luego tan solo irte? Consigue el balde y trae algo de agua."
Kenshin parpadeó. El no podía estar hablando en serio. Pero unos pocos minutos después, se encontró a si mismo llevando un balde lleno de agua ruta arriba camino a la pequeña cabaña de Hiko. Esto era ridículo... pero quien mas le habría contestado, al fin y al cabo? ¿¿Aoshi?? ¡Ja! Y aunque Sano estuviera ahí, Kenshin no pensaba que su amigo fuera la mejor fuente de información.
Suspiró mientras apoyaba el balde en la cabaña. Hiko lo miró con una sonrisa y rió por lo bajo. Kenshin tembló. Hiko no había sido para nada la mejor elección.
"¿es todo, shishiou?" preguntó
Hiko señaló el balde y luego al pote sobre el fuego. Kenshin se detuvo por un segundo y luego siguió las instrucciones.
"¿Puedo irme ya?" preuntó
"Puedes irte cuando tu quieras," replicó Hiko. "Es solo que es sorprendente que aun escuches a lo que te digo."
Hiko suspiró y se sentó. "¿Qué estas haciendo aquí, baka deshi? ¿Por qué no estas en Tokio produciendo un par de niños con tu chica?"
Kenshin se sentó en el suelo y cruzó sus brazos. Hiko volvió a reir. "Solias hacer eso cuando eras mas joven. Significaba que no querías hablar sobre algo. Pero quieres hablar sobre eso, ya que viniste hasta aquí." Agregó, "Y yo soy tu shishiou así que debería poder contestar cualquier pregunta que tengas."
Kenshin permaneció tenso por un momento, pero después se relajó un poco. "Es... no es simple."
"Por supuesto que no" Hiko replicó. "Si lo fuera, cual sería el punto de venir hasta aquí? ¿Entonces te dijo que no?"
"No, no es eso."
"¿Le preguntaste?"
"No… yo…"
"¿Por que no?"
Kenshin hizo una pausa. "Dudas," replicó.
"¿Dudas?"
"En sus ojos. Siempre hay dudas. Creo que se por qué, pero... no se que hacer." Kenshin se detuvo. Hubo silencio. Luego de unos minutos miró a Hiko.
"Baka deshi," dijo repentinamente el hombre. "¿Qué te enseñé?"
"¿Qué?" preguntó Kenshin, algo confuso.
"¿Que debes hacer cuando ves que hay dudas en los ojos de tu oponente?"
"Atacar," replicó Kenshin. "No darles tiempo de pensar... solo atacar. Pero... ¡esto no es lo mismo!"
"¿No lo es?" replicó Hiko. "¿Por qué no?"
"¡Ella no es un enemigo! ¡No es alguien a quien hay que atacar!"
"No, no le es," Dijo Hiko con un suspiro mientras tomaba un sorbo del te que había en su taza de cerámica. Kenshin negó con la cabeza. ¡Lo que decía Hiko no tenia sentido! Hiko frunció el ceño y dejó su taza dentro del agua caliente.
"¿Qué pasa cuando dejas que un enemigo piense sobre sus dudas?" preguntó.
"Pues… depende."
"No," replicó Hiko. "Siempre es lo mismo. Las dudas lo dominan por completo y ellos terminan corriendo o colapsando en su propia cobardía. Eso es lo que pasa con las dudas. En el minuto en que las tienes, es casi imposible deshacerte de ellas y solo siguen empeorando. Como un espadachín, puedes usar eso y terminar con tu oponente, destruir tu objetivo antes de que tenga tiempo de escapar. Pero en la vida... las dudas son algo mucho mas crueles. Porque no hay forma de escapar de ellas como si lo hay de una espada."
Un completo silencio calló sobre el cuarto, solamente roto por el sonido del agua hirviendo en el pote. Hiko extendió su mano y tomó su taza. "Dime, cuando viniste a Kyoto... ella alguna vez dudó de que tu ibas a regresar?"
Kenshin meditó unos instantes, recordando partes de las historias que había escuchado. "Por un tiempo..."
"Pero entonces vino hasta aquí," replicó Hiko. "Eso significa, que superó sus propias dudas para hacerlo. ¿No sería sabio hacer lo mismo para ella ahora?"
"pero yo no du…"
"¿Entonces por que estas aquí?" lo interrumpió. Tomó un sorbo de su taza y asintió firmemente. "ningún hombre puede dejar su pasado, lo malo de él... ni lo bueno. Pero temerle, continuar temiendo que todo te vuelva a repetir otra vez, significa vivir una vida de dudas. No es necesario decirle adiós... solo gracias y continuar."
Kenshin levantó la mirada y observó a Hiko beber su te. "Shishiou..."
Hiko levantó una mano. "No pienses en decir nada tierno ahora. No hice esto por ti. Exeptuo tu primer nacimiento aquí antes de que se conviertan en cinco. Tal vez entonces pueda entrenar a alguien que sea digno de heredar el Hiten Mitsurugi Ryu."
* * *
"¡Yahiko! ¡¡VUELVE AQUI!!
Yahiko bordeó un precipicio, moviéndose diestramente entre las rocas. Me detuve para recuperar el aliento, dándome cuenta de que era mas duro de lo que yo recordaba. ¿Estaba tan fuera de forma?
"¡KAORU!"
Me apuré a correr hacia el precipicio desde el cual había escuchado el grito de Yahiko. Resbalé para detenerme frente a él y me pregunté que lo habría hecho gritar así. Y entonces lo vi. Una verja frente a él y otra mas en la distancia.
"¿Lo logramos?" preguntó
Asentí. Habiamos estado escalando por un largo tiempo. Y había leido que solo debería llevar algo mas de medio día para lograrlo. Me cubrí la boca para esconder mi sonrisa. Pero él la vio y la compartió. Después de todo... solo nosotros dos podríamos estar tan concentrados en matarnos el uno al otro como para correr y cubrir de golpe toda la parte que nos faltaba de la escalada.
"¿Podemos ir a la cima?"
Asentí otra vez y miré como avanzaba, de a pocos pasos a un tiempo. Quería decirle que tuviera cuidado, que era mas difícil respirar aquí. Pero su energía juvenil ya lo estaba llevando a la cima.
Tomé aliento y lo seguí. En la cima, Yahiko permaneció de pie, admirado por lo que vio. Al este estaba el contorno mas desnudo de Tokio. Los bosques verdes parecían rodearlo completamente y a la montaña también. A la distancia estaba el océano, de un claro azul hasta donde se pudiera ver.
"Es… tan lindo" dijo finalmente.
Asentí. "Realmente lo es."
"Yo siempre quise venir aquí," empezó. " Mi padre me dijo que me traería, pero..." Yahiko se detuvo.
Cuidadosamente puse una mano en su hombro. Levantó la vista y me miró por un momento, como pensando en que decir.
"Arigato," dijo finalmente. Y yo solo asentí.
Nos volvimos a la belleza de la vista. Maestra y estudiante... pero algo mas. Mi pequeño hermano.
"¿Kaoru?" él dijo.
"¿Si, Yahiko?"
"¿Que es eso?" preguntó apuntando hacia el agua. Guardé silencio observando, tratando de descubrir a que se refería. El océano era casi todo azul, hasta donde podía ver. Pero entonces, al final... Gris, blanco y difuso. Y aumentando su tamaño rápidamente. Sacudí mi cabeza.
"No creo que sea algo bueno," dije súbitamente.
"¿es un tifón?" preguntó.
La estación era la correcta, pero… no podía ser.¡ No ahora!
"¡El equipo! Dije, rápidamente dándome cuenta de nuestro error. "tenemos que volver y recogerlo." Y comencé a descender de nuevo. Podíamos hacerlo, podíamos conseguir todas las cosas y luego regresar, a buscar refugio en la urna de allí.
La lluvia comenzó antes de que estuviéramos siquiera en la mitad del camino. Y no era el tipo de agradable lluvia de verano. Eran grandes y furiosas gotas de agua que caían desde el cielo. ¿Qué tan lejos estaba el equipo? ¡No podíamos haber estado corriendo por mas de una hora! El cielo se puso negro y los vientos comenzaron. Corriendo hacia abajo volvía las cosas mas difíciles.
"¡Kaoru!" gritó Yahiko, tirando de mi manga. "¡Tenemos que volver!"
¡Pero no! ¡El equipo! ¡La armadura! No podía dejarlas. ¡No tenía mas dinero para reemplazarlas! Pero Yahiko tenía razón... esto se estaba poniendo muy peligroso.
"¡Vuelve al refugio, Yahiko!" grité sobre el viento "Tengo que conseguir el equipo!"
"¡Baka! Crees que te dejaré aquí sola!"
"¡Yahiko, no discutas conmigo!"
"¡No! ¡No voy a…"
Se escuchó un furioso rugido y miré hacia arriba. Parecía que media montaña estaba cayendo hacia nosotros. Avalancha, mi mente gritó, tienes que...
La ola nos golpeó antes de que tuviéramos tiempo de reaccionar. Me sentí arrastrada, luchando por mantenerme arriba de la creciente marea de mugre. Vi la gran roca y levanté mi mano, amarrándola rápidamente y luego sujetándome con las dos manos.
Me di cuenta de que algo venía hacia mi y solté una mano, dejándola caer en la suciedad y atrapando la figura que venia hacia mi. Estuve tirando por unos minutos hasta que logré sacar a Yahiko tan cerca de la roca como fuera posible. El que no reaccionara confirmó mis temores. Estaba inconsciente por el frió.
El barro empezó a reducir su velocidad, me di cuenta de que era mi única posibilidad. Bajar con el flujo significaba que podía perder el control muy fácilmente y quedar enterrada sin darme cuenta. Tenía que escalar contra él, encontrar algún refugio y esperar a que todo acabara.
Bajé un pie y comencé a avanzar, empujando contra el barro.
"¡OTRA VEZ! Takayama… eso fue patético! ¡ Ella te venció en dos golpes! ¡EL PROXIMO!
podía hacer esto. Solo tenia que creer que podía.
"¡Tres de ustedes! ¿Por qué tres de mis estudiantes han sido vencidos tan fácilmente?"
Otro paso y mis músculos estaban quejándose a gritos por un descanso. El barro llegaba solo a mis rodillas ahora, pero aun era difícil avanzar contra él.
"Es solo una pequeña niña ¡ No debería ser tan duro vencerla!"
Mi pie resbaló y golpeé duramente el suelo, apenas logrando sujetar a Yahiko. Mi mano se estaba enterrando rápidamente en el barro. ¿Estaba corriendo mas fuerte otra vez?
"¡Ella es solo una pequeña niña débil!"
It was getting stronger! The rain was picking up again so the mud would come again. I needed to move. I needed to get away from here as quickly as possible.
¡Se estaba haciendo mas fuerte! La lluvia se estaba volviendo mas fuerte, así que el barro volvería mas fuerte. Necesitaba moverme. Necesitaba salir de aquí tan pronto como fuera posible.
Kenshin se sentó frente a la tableta memorial, mirando el incienso quemarse, la espada de filo invertido descansando en su falda. Palabras silenciosas pasaron por su mente y sonrió. había sido un buen tiempo. Uno de los pocos buenos de su pasado. Y el no quería despedirse de eso para nada.
La humedad de mi cara no se debía solo a la lluvia, un sabor salado quemaba mis labios. Era demasiado, no podía hacerlo. No podía luchar mas.
El no quería decir adiós. así que solo dijo gracias.
No, no puedo rendirme, me di cuenta, mirando a Yahiko. No puedo rendirme porque necesito ponernos a salvo, a los dos. Porque Yahiko dependía de mi para salvarse.
Sacó la espada de su vaina, dejando que el filo atrapara la luz.
Porque puedo hacerlo.
Lentamente, inclinó su cabeza, dando vuelta el filo, dejando que la otra parte de la hoja tocara su cuello.
Puedo hacerlo.
Empujó hacia arriba, cortando el largo cabello rojo hasta que el filo estuvo libre de Nuevo. Miró hacia su mano, viendo el manojo de cabello. Sonrió ligeramente y lo dejó caer frente a él.
Voy a hacerlo.
"¿Quién mas? ¿Todos mis años como maestro han sido gastados en vano?"
Un paso a la vez, pensé. así es como siempre he hecho las cosas.
"Ella a vencido a todos y a cada uno de ustedes…"
Y funcionó. El rió de barro estaba detrás de mi y la parte as elevada de la montaña estaba actuando como una pequeña isla de seguridad. Colapsé ahí mismo, trallendo a Yahiko cerca de mi mientras el barro avanzaba de nuevo, resbalando por la montaña pero lejos de nosotros.
Levanté la vista hacia el cielo y dejé que la lluvia cayera por mi rostro, lavándola de lagrimas y suciedad. Y sonreí.
"Otosan... he completado mi promesa, Un mes y he vencido a todos tus estudiantes principiantes. Ahora debes enseñarme el camino de la espada. Enséñame el Kamiya Kasshin Ryu."
* * *
Notas de la traductora: ¿Quedó bien? Perdón por la demora y felices fiestas a todos!! Y bueno, quería agradecerle muy especialmente a Hitokiry Lady... Amiga, me gustaría poder decirte mas, pero es este momento solo se me ocurren dos palabras... muchas gracias!!!
