Al principio, caían unas gruesas y abundantes gotas de lluvia en la noche, así que Xellos se había refugiado debajo del porche de una casa, mientras toda la ciudad aun dormía.

No quiso presentarse ante su ama que, estaría realmente satisfecha con su trabajo, pues necesitaba aclarar sus ideas analizando lo sucedido, necesitaba pensar, dedicar un rato a si mismo examinando el interior de su, ahora malherida, alma.

Sentía que algo se le escapaba de las manos. Un dolor que le invadía todo el cuerpo, una debilidad que le hacía sentir escalofríos y que nunca antes se había encontrado en uno de los de su especie.

Nunca se había sentido tan desprotegido y tan extrañamente dolorido. Deseaba una respuesta a sus nuevas preguntas y reflexiones, ahora quería una explicación a cosas que nunca le habían preocupado, ya que nunca antes había sentido nada tan profundo como en esos momentos.

Se preguntaba si realmente los Mazoku no podían sentir nada más que odio y sentimientos negativos. ¿No sería esa cuestión una leyenda inventada por los trovadores para realzar el poder de las criaturas hijas del caos?. Si realmente no debía sentir algo positivo, debía suponer que las cosas agradables para él (a excepción del caos y la destrucción), cómo por ejemplo los helados de Saillune, no deberían resultarle agradables pues eso sería un sentimiento positivo parecido a la felicidad que, cómo a todos los Mazoku, le hacía sentir nauseas cuando lo notaba en el ambiente y lo odiaba con todas sus fuerzas.

En todo caso, si a él le gustaban cosas inofensivas como unos helados, debía suponer que no era un demonio normal. ¿Realmente era Xellos un ser tan especial?. Pensó en consultar esas cuestiones con su ama en cuanto resolviera el asunto de la dragón dorado.

De repente, la imagen del bello rostro de Filia perdiendo todo rastro de vida, invadió su mente de nuevo intensificando más sus emociones.

Xellos maldijo entre dientes encogiéndose sobre su pecho en el húmedo suelo del porche dónde se había sentado, enlazando con los brazos sus piernas y colocando la barbilla encima de las rodillas.

Algo se removió de nuevo en su interior, haciendo que ese recuerdo reciente saliera de nuevo a flote. Xellos se revolvió de nuevo comprendiendo con sorpresa la causa de su debilidad. ¡¡Era Filia!!. La mente del demonio se quedó en blanco unos segundos para después negarse a creer que esa era la razón de su desamparo.

Era totalmente imposible que la muerte de Filia fuera la causa de su desgracia. Él, que había luchado en la guerra por la resurrección de Shabranigudu. Él, que había exterminado cientos, miles de dragones con sólo mover un dedo. Él, que era temido y respetado por gran parte de los demonios. Se encogía ahora al recordar el rostro sin vida de una dragón dorado.

¡Qué humillación!. Haber sucumbido a la ternura y la dulzura con la que la dragona lo había tratado durante la última semana de las tres que había pasado junto a ella.

Odio y un sentimiento de amor propio se mezclaba con el dolor. Xellos pensaba en esas cosas mientras el rostro se le contraía en una horrible mueca que sería capaz de aterrorizar hasta al más valiente de los guerreros.

Si al menos pudiera anteponer algún recuerdo de Filia anterior a esa noche...

Con gran esfuerzo reprimió la cólera que sentía. Intentó concentrarse para no desencadenar el caos en esa ciudad en la que se encontraba, pues Reena aun se alojaba allí, y se descubrió pensando nuevamente en la dragón dorado. Parecía que Filia se ponía por delante de todo lo demás, aunque el recuerdo no era el que él deseaba tener.

Hacía un buen rato que la tormenta se había desplazado, y el Sol empezaba a asomarse en el horizonte tornando el cielo del color de la roja sangre.

Xellos soltó un gruñido fastidiado y se tele-transportó al tejado de la casa en la misma posición en la que había estado hacía unos segundos en el porche.

La gente de la ciudad pronto despertaría y abriría los comercios. De nuevo regresó Filia a su mente cómo si el peso de una terrible maldición recayera sobre él. La mirada de esos ojos amatistas se perdió en la luz solar, sin sentir, sin escuchar nada que sucediera en el exterior. Aislado en la profunda corriente del tiempo, intentando encontrar una pista, un indicio que explicara su comportamiento.

Su mente se desplazó hacia el fatídico día en que se le había ocurrido el plan de confundir a la dragona a través de un sentimiento que él desconocía totalmente, pero que sabía que causaba dolor.

Los ojos de Xellos se abrieron desmesuradamente regresando otra vez a la realidad. Su espalda se irguió en un gesto de aviso y la respiración se le empezó a entrecortar.

¿Era posible? Al fin y al cabo, no sabía si los Mazoku tenían sentimientos propiamente humanos. Era algo que se había planteado preguntarle a su ama precisamente porque él no conocía la respuesta.

Pero, en todo caso... era absurdo... Era cierto que él había esperado algo no material por parte de Filia (cosa que había recibido), era cierto que en esos momentos estaba confundido y terriblemente dolido consigo mismo y que sólo deseaba que nada hubiera sucedido. Pero al fin y al cabo, no había hecho lo que fuera por Filia, es más la había asesinado. El dolor se extendió rápidamente por su pecho y de nuevo los ojos de amatista se humedecieron al igual que habían hecho a lo largo de esa noche, aun así, apartó todo eso a un lado sintiéndose miserable.

No era cierto. Eso no podía ser el amor. Reena y Gaudy no destilaban esos sentimientos cuando los vio abrazados. Además, no se había imaginado algo así... Él había creído... "¿pero en qué idioteces estoy pensando?".

La misma comodidad y maldad frutos de su naturaleza, que le habían empujado a matar a Filia, respondieron de nuevo.

El Sol estaba alto en el firmamento, y una frenética actividad había crecido en la calle, aun así nadie parecía haberse percatado de que Xellos estaba encima del tejado. El Mazoku decidió que se había hecho tarde, y que seguramente Reena y los otros, ya habrían descubierto el cadáver. Sabía que sospecharían de él, pero no tenían ninguna prueba (o al menos eso era lo que creía).

Se apareció delante de la tienda de cerámicas, y al mismo tiempo, casa de Filia Ul Copt, esperando encontrarla cerrada.

Pero para su sorpresa estaba abierta. No era posible. Un halo de esperanza, y a la vez de temor cruzaron rápidamente su pecho.

Emoción, o tal vez miedo, hicieron que empezara a temblar débilmente en medio de la bulliciosa calle. Lentamente, se acercó a la puerta mientras esbozaba un falsa sonrisa que no había lucido en toda la noche.

Entró en el interior... -¡¡Hola buenos días!! - Reena lucía una radiante sonrisa (tal vez demasiado efusiva para los clientes).

Por el rostro de la hechicera cruzó una sombra al verle, pero en fracciones de segundo le volvió a sonreír, esta vez con menos énfasis. -¡¡¡Hey Xellos!!! ¿Dónde te habías metido? -Sore wa himitsu desu - Xellos no había dado importancia al extraño gesto de la pelirroja , pero sabía que en su sonrisa había gato encerrado. Aunque, de todos modos lo consideró una simple sospecha por parte de la humana.

Reena lo miró maliciosamente al escuchar la típica frase del demonio, pero no le dijo nada hasta que Xellos se quiso adentrar en la casa. -No te intentes escapar, Xellos. -¿Eh? ¿Escaparme de qué? -disimuló. -No te hagas el loco... sé que, quien ha intentado matar a Filia, has sido tú.

Continuará...

******************* Bueno, no puedo más. He de poner algún comentario al final por que si no me muero y además le debo un respeto a Raven 174, que ha sido el único que parece haber leído esto... Bueno, lo cierto es que sí que parece un serial de esos de la radio (sólo que esto es un poco mas denso). La verdad, me duele admitir que estos dos últimos capítulos son muy parados y no ocurre nada, pero sin ellos no podría enlazar la historia (entiéndelo plis).

Otra cuestión es: ¡¡¡No podía dejar que ese palurdo se saliera con la suya!!! (y que conste que Xellos es uno de mis favoritos). En realidad, me dio la inspiración leyendo uno de esos fics en que todo sale bien, pero como a mi no me gustaba esa idea...

Bueno, me extiendo mucho, sé que este capítulo es pasteloso, pero aun así quiero que todo aquella, persona, animal, planta, hongo (en definitiva, cualquier ser vivo) que lo lea me honre con su opinión.

Muchas gracias por leerlo aunque en realidad es un fanfic de prueba (se llama imposible porque no había manera de colgarlo ^ ^ jejeje...).