Xellos abrió los ojos con sorpresa. Simplemente, no había esperado una
reacción tan directa.
Un escalofrío recorrió su espalda y se giró a contemplar a la hechicera. Reena tenía entre sus manos una gran bola roja y, de forma amenazante, le indicó con la cabeza que se adentrara en la casa.
No hacía falta ser muy avispado como para darse cuenta de que todo había ido mal. Las palabras de Reena, "Quien ha intentado matar a Filia...", sin duda significaban que Filia seguía con vida. Pero el Mazoku, se negó a creerlo, pensando que, el hecho de que su brillante plan no había funcionado, no era más que el producto de su imaginación.
Pero todo cambió al llegar al comedor, que, tal como observó el demonio, tenía un aspecto deplorable.
El salón seguía lleno de la sangre de la dragón dorado, sólo que estaba seca y unas apresuradas huellas se dibujaban en el suelo. Y allí, el peor de los presentimientos del Mazoku, se hizo realidad.
De pié, al lado de una fatigada Amelia con ojeras que no permitía que la ayudase, una luminosa y delicada figura, vestida con su vestido rosa y deslumbrante capa blanca, discutía despreocupadamente con la princesa de Saillune. Increíblemente, Filia Ul Copt, había vuelto a la vida.
Era lo peor que podía pasar, exceptuando el rebelar los secretos de su ama.
Xellos había fracasado. El disimulo inicial con el que tanto había contado no le serbia para nada, y, por si fuera poco, su vida corría ahora peligro, ya que podía sentir que la ira de Reena iba en aumento detrás de él.
Las dos mujeres que, hacía un segundo, habían estado discutiendo por la limpieza estaban ahora mudas del asombro, observando al recién llegado. Éste, saboreó con sumo placer el odio que destilaban los llorosos ojos de Filia, pero jamás, ese fuerte sabor le dejó antes una sensación tan amarga.
Desafiante, con la cabeza alzada en señal de superioridad, pero con los ojos llenos de lágrimas de desconsuelo y el corazón lleno de un odio y un dolor insoportables, Filia observó la oscura figura que se encontraba apenas a tres metros de ella. La que le había traicionado llevándola por el camino de la muerte en vez de por el de la pasión. La misma que antes había odiado por asesinar a los de su raza. Esa figura asquerosa y traidora, mentirosa y arrogante, tenía el descarado valor de mirarla a la cara sin inmutarse en absoluto.
No hacían falta palabras para que Xellos pudiera entender que el odio de Filia se había vuelto más fuerte y denso, y que, esta vez, le hirió más gravemente de lo que hubiera deseado. Pero Xellos no se movió, su expresión no varió. Sus ojos y boca siguieron abiertos en forma de sorpresa mientras los ojos de Filia le seguían lanzando miradas que se le clavaban como puñales y le cortaban la respiración. -Ni se te ocurra tele-transportarte o te mataré, aunque sea lo último que haga.
Reena había hablado detrás de él. Una furia incontrolable se adueñaba del cuerpo de la hechicera y Xellos bebió de esa ira con desahogo.
No importaba que se tele-transportara, todo había salido mal y no sabía a dónde ir para buscar un poco de amparo. No podía regresar así a la guarida del ama de las bestias, pues era seguro que Zelas le castigaría severamente, y seguro que con la muerte.
Se limitó a cerrar los ojos y sonreír como hacía de costumbre, pero desvió la vista a la barbilla de Filia para no encontrarse con la estupefacta mirada de la dragona.
Zelgadis y Gaudy habían aparecido en la escalera y miraban asombrados. Una tensión se creó en el ambiente, y nadie habló ni se movió. Sólo el rumor intermitente de la bola de fuego que Reena concentraba en sus manos irrumpía en la sala. -Mami, ¡mira lo que he hecho!
Val apareció con una bola de plastilina entre sus manos, sosteniéndola de forma muy parecida a la que Reena sostenía la bola de fuego.
El pequeño se situó en el espacio entre Filia y Xellos, mirando hacia su madre adoptiva. -Así yo también podré acabar con los malos cómo hace Reena.
Y para gran asombro general, el pequeño dragón antiguo se giró y lanzó la bola de dura plastilina contra la cara del demonio que estaba situado detrás suyo, el cual cayó al suelo aparentemente inconsciente.
Un par de horas más tarde del incidente (el cual había roto con la tensión y había creado grandes carcajadas), Reena interrogaba a Xellos acerca del ataque contra Filia, pero, como no escapaba ninguna información de los labios del demonio Reena decidió usar el método de la amenaza... - Más negro que la oscuridad, más rojo que la sangre que fluye, enterrado en las corrientes del tiempo, en vuestro sagrado nombre me... me... ¡¡MEDUSA!!¡¡NO VUELVAS A HACER ESO O TE VAS A ENTERAR PEDAZO DE IGOAEIHRUILGZ!!
La cabeza de Gaudy había ido a parar justo en el trasero de Reena. El cuerpo del espadachín, había sido impulsado por Filia que, al oír el conjuro, había querido evitar que su casa fuera destruida y había lanzado hacia la hechicera lo primero que tenía a mano... pero como no separara a Reena de Gaudy iban a acabar hundiendo el hogar de Filia igualmente, porque la pelirroja, había agarrado al guerrero por los pies y empezaba a sacudirlo contra todo lo que encontraba a su paso (incluido seres vivos).
El caos del salón-comedor, permitió a Xellos escapar de las garras de Reena. Aunque no había nada que le gustara más que los enojos de la pelirroja, no quería seguir allí más tarde para ser víctima de un Drag Slave.
Estaba resuelto a subir las escaleras, cuando le llamó una voz. La voz más fría que pudo escuchar en toda su existencia. Una voz que nunca creyó que iba a oír de los labios de un dragón dorado, la voz de los cuales, solía ser reconfortante y bella. -¿A dónde crees que vas?- Filia no prestaba atención al alboroto creado por Reena y Gaudy.
Un sentimiento de desconsuelo y un gran dolor se posaron en el pecho del Mazoku, que, contrariando la sensación de angustia, se giró con una sonrisa en el rostro. -Sore wa himitsu desu.- Filia entrecerró los ojos con malicia. ¿Qué pasaba?¿Desde cuando Filia era así? - Eso significa que intentas escaparte del ataque de Reena.- "Muy perspicaz" pensó él ensanchando más su sonrisa. Y en broma, creyendo por un momento que había logrado el perdón de la dragón dorado, dijo: - No querrás que me maten ¿verdad, labios de lagartija?
Filia sonrió, de la misma manera que él cuando hacía algo realmente malvado, con sumo placer en el rostro y reflejando una maldad única en todos los mundos, la maldad que provenía de los Mazoku.
Xellos, que no se esperaba esa reacción, abrió los ojos de amatista con sorpresa. La dragón dorado se acercó a su rostro de manera maligna y sensual, para que los oídos de Xellos pudieran escuchar sus susurros. - Sí, quiero que te maten, que te pudras en el infierno, que tu alma sea condenada en el mar del caos, para que nunca, ¡nunca! pueda salir. - Con esto, Filia se separó del aturdido demonio y, con rapidez, subió las escaleras.
Xellos se quedó completamente helado. Sin ninguna capacidad para pensar, ni moverse, ni ver. Sólo podía oír el eco de la voz de Filia resonando en su cabeza.
Notó un leve movimiento a su alrededor. Filia no se podía quedar sola, pues corría el riesgo de que Xellos la atacara de nuevo, y por eso Reena obligó al tullido guerrero subir las escaleras a todo trapo. Pero de esto el demonio no se enteró. - Bueno Xellos... Vamos a continuar con lo nuestro...
El Mazoku no respondió. - ¡Xellos! ¡EEEEOOOOOH!- La mano de la pelirroja hechicera, pasó por delante de los ojos del demonio.
Xellos volvió en sí. Reena observó cómo los ojos de éste empezaron a brillar con gran intensidad, como nunca ella los había visto.
Entonces, sin saber por qué, el demonio se recostó sobre su cuello y empezó a sollozar, empapando el cuello de la negra capa de la hechicera.
Reena no solía permitir que nadie se tomara esas confianzas (y menos alguien que no fuera Gaudy). Pero el llanto fue tan desesperado, que no se atrevió a decir nada, y pronto sintió una ternura y una piedad que la obligaron a consolar el sufrimiento del Mazoku.
Pasó algo más de una semana. Nada nuevo ocurrió, y la relación entre Xellos y Filia se distanció de sobremanera. Reena no dejó que se quedaran solos ni un momento, y cuando se encontraban, ninguno de los dos se miraba a la cara.
La comida era abundante esa noche. Reena, Gaudy y Val, devoraban con pasión todo lo comestible que se encontrara encima de la mesa.
De repente, algo cambió en el clima, y dos figuras no humanas aparecieron en la sala, causando alerta en todos los comensales. Reena dispuso las manos para formar una bola de fuego. -¡¡Alto!!- Uno de los demonios habló. -Hemos venido de parte del Ama de las bestias.
Xellos, que casi no se había inmutado, abrió los ojos en señal de alerta. - Ha llegado a los oídos del Ama de las bestias, que su general y sacerdote ha sido secuestrado -la cara del Mazoku, adquirió un tono de burla en la última palabra, que hizo que Xellos se sonrojara levemente- nos ha enviado para que le llevemos ante su presencia.
Zel los miró con desprecio. -¿Y por qué no le decís que venga ella? Este es nuestro prisionero- miró a Xellos de reojo con sorna.
Tanto los dos emisarios como Xellos, quedaron infinitamente sorprendidos con la proposición, momento que Reena aprovechó para atacar.
Y con humo saliendo de sus cabezas requemadas se marcharon mientras Zel les gritaba aún con tono de burla hacia Xellos. -¡¡¡Ya lo sabéis!!! ¡¡¡No lo vamos a soltar!!! ¡¡¡Así que si quiere conseguir al rehén, que venga ella misma¡¡¡
************
Bueno, ¿qué os ha parecido éste? Quiero opiniones, así que, como han hecho Raven y Fany Metallium, dejadme un review.
Por cierto, muchas gracias a los dos. Por lo menos alguien lee esto... (snif).
Oye Raven, muy buena la columna de el Altar de Zeros. La verdad, ¡!!!!mis súplicas también han sido escuchadas¡¡¡¡¡ !!Alguien también opina como yo¡¡ (snif, que ilu).
Bueno, me centro un poco que si no, no acabo, y es ya muy tarde (mi madre ya está por ahí con el mazo en la mano para que me vaya a dormir). Quiero decir que considero que en éste capítulo todo pasa muy rápido y tal vez algunas cosas no queden muy claras así que id preguntando que dentro de poco llega el fin. Aparte, no sé si Zelas envía mensajeros, pero bueno, es algo esencial.
De todos modos, lo dicho, dejad reviews, que lo considero un premio por escribir. Si a alguien le parece que éste fic es bueno que me lo diga y si no también. (Cómo se nota que tengo sueño, estoy de un pesado con los reviews...).
Sayonara, babies ^ ^, y grácias por leer.
Un escalofrío recorrió su espalda y se giró a contemplar a la hechicera. Reena tenía entre sus manos una gran bola roja y, de forma amenazante, le indicó con la cabeza que se adentrara en la casa.
No hacía falta ser muy avispado como para darse cuenta de que todo había ido mal. Las palabras de Reena, "Quien ha intentado matar a Filia...", sin duda significaban que Filia seguía con vida. Pero el Mazoku, se negó a creerlo, pensando que, el hecho de que su brillante plan no había funcionado, no era más que el producto de su imaginación.
Pero todo cambió al llegar al comedor, que, tal como observó el demonio, tenía un aspecto deplorable.
El salón seguía lleno de la sangre de la dragón dorado, sólo que estaba seca y unas apresuradas huellas se dibujaban en el suelo. Y allí, el peor de los presentimientos del Mazoku, se hizo realidad.
De pié, al lado de una fatigada Amelia con ojeras que no permitía que la ayudase, una luminosa y delicada figura, vestida con su vestido rosa y deslumbrante capa blanca, discutía despreocupadamente con la princesa de Saillune. Increíblemente, Filia Ul Copt, había vuelto a la vida.
Era lo peor que podía pasar, exceptuando el rebelar los secretos de su ama.
Xellos había fracasado. El disimulo inicial con el que tanto había contado no le serbia para nada, y, por si fuera poco, su vida corría ahora peligro, ya que podía sentir que la ira de Reena iba en aumento detrás de él.
Las dos mujeres que, hacía un segundo, habían estado discutiendo por la limpieza estaban ahora mudas del asombro, observando al recién llegado. Éste, saboreó con sumo placer el odio que destilaban los llorosos ojos de Filia, pero jamás, ese fuerte sabor le dejó antes una sensación tan amarga.
Desafiante, con la cabeza alzada en señal de superioridad, pero con los ojos llenos de lágrimas de desconsuelo y el corazón lleno de un odio y un dolor insoportables, Filia observó la oscura figura que se encontraba apenas a tres metros de ella. La que le había traicionado llevándola por el camino de la muerte en vez de por el de la pasión. La misma que antes había odiado por asesinar a los de su raza. Esa figura asquerosa y traidora, mentirosa y arrogante, tenía el descarado valor de mirarla a la cara sin inmutarse en absoluto.
No hacían falta palabras para que Xellos pudiera entender que el odio de Filia se había vuelto más fuerte y denso, y que, esta vez, le hirió más gravemente de lo que hubiera deseado. Pero Xellos no se movió, su expresión no varió. Sus ojos y boca siguieron abiertos en forma de sorpresa mientras los ojos de Filia le seguían lanzando miradas que se le clavaban como puñales y le cortaban la respiración. -Ni se te ocurra tele-transportarte o te mataré, aunque sea lo último que haga.
Reena había hablado detrás de él. Una furia incontrolable se adueñaba del cuerpo de la hechicera y Xellos bebió de esa ira con desahogo.
No importaba que se tele-transportara, todo había salido mal y no sabía a dónde ir para buscar un poco de amparo. No podía regresar así a la guarida del ama de las bestias, pues era seguro que Zelas le castigaría severamente, y seguro que con la muerte.
Se limitó a cerrar los ojos y sonreír como hacía de costumbre, pero desvió la vista a la barbilla de Filia para no encontrarse con la estupefacta mirada de la dragona.
Zelgadis y Gaudy habían aparecido en la escalera y miraban asombrados. Una tensión se creó en el ambiente, y nadie habló ni se movió. Sólo el rumor intermitente de la bola de fuego que Reena concentraba en sus manos irrumpía en la sala. -Mami, ¡mira lo que he hecho!
Val apareció con una bola de plastilina entre sus manos, sosteniéndola de forma muy parecida a la que Reena sostenía la bola de fuego.
El pequeño se situó en el espacio entre Filia y Xellos, mirando hacia su madre adoptiva. -Así yo también podré acabar con los malos cómo hace Reena.
Y para gran asombro general, el pequeño dragón antiguo se giró y lanzó la bola de dura plastilina contra la cara del demonio que estaba situado detrás suyo, el cual cayó al suelo aparentemente inconsciente.
Un par de horas más tarde del incidente (el cual había roto con la tensión y había creado grandes carcajadas), Reena interrogaba a Xellos acerca del ataque contra Filia, pero, como no escapaba ninguna información de los labios del demonio Reena decidió usar el método de la amenaza... - Más negro que la oscuridad, más rojo que la sangre que fluye, enterrado en las corrientes del tiempo, en vuestro sagrado nombre me... me... ¡¡MEDUSA!!¡¡NO VUELVAS A HACER ESO O TE VAS A ENTERAR PEDAZO DE IGOAEIHRUILGZ!!
La cabeza de Gaudy había ido a parar justo en el trasero de Reena. El cuerpo del espadachín, había sido impulsado por Filia que, al oír el conjuro, había querido evitar que su casa fuera destruida y había lanzado hacia la hechicera lo primero que tenía a mano... pero como no separara a Reena de Gaudy iban a acabar hundiendo el hogar de Filia igualmente, porque la pelirroja, había agarrado al guerrero por los pies y empezaba a sacudirlo contra todo lo que encontraba a su paso (incluido seres vivos).
El caos del salón-comedor, permitió a Xellos escapar de las garras de Reena. Aunque no había nada que le gustara más que los enojos de la pelirroja, no quería seguir allí más tarde para ser víctima de un Drag Slave.
Estaba resuelto a subir las escaleras, cuando le llamó una voz. La voz más fría que pudo escuchar en toda su existencia. Una voz que nunca creyó que iba a oír de los labios de un dragón dorado, la voz de los cuales, solía ser reconfortante y bella. -¿A dónde crees que vas?- Filia no prestaba atención al alboroto creado por Reena y Gaudy.
Un sentimiento de desconsuelo y un gran dolor se posaron en el pecho del Mazoku, que, contrariando la sensación de angustia, se giró con una sonrisa en el rostro. -Sore wa himitsu desu.- Filia entrecerró los ojos con malicia. ¿Qué pasaba?¿Desde cuando Filia era así? - Eso significa que intentas escaparte del ataque de Reena.- "Muy perspicaz" pensó él ensanchando más su sonrisa. Y en broma, creyendo por un momento que había logrado el perdón de la dragón dorado, dijo: - No querrás que me maten ¿verdad, labios de lagartija?
Filia sonrió, de la misma manera que él cuando hacía algo realmente malvado, con sumo placer en el rostro y reflejando una maldad única en todos los mundos, la maldad que provenía de los Mazoku.
Xellos, que no se esperaba esa reacción, abrió los ojos de amatista con sorpresa. La dragón dorado se acercó a su rostro de manera maligna y sensual, para que los oídos de Xellos pudieran escuchar sus susurros. - Sí, quiero que te maten, que te pudras en el infierno, que tu alma sea condenada en el mar del caos, para que nunca, ¡nunca! pueda salir. - Con esto, Filia se separó del aturdido demonio y, con rapidez, subió las escaleras.
Xellos se quedó completamente helado. Sin ninguna capacidad para pensar, ni moverse, ni ver. Sólo podía oír el eco de la voz de Filia resonando en su cabeza.
Notó un leve movimiento a su alrededor. Filia no se podía quedar sola, pues corría el riesgo de que Xellos la atacara de nuevo, y por eso Reena obligó al tullido guerrero subir las escaleras a todo trapo. Pero de esto el demonio no se enteró. - Bueno Xellos... Vamos a continuar con lo nuestro...
El Mazoku no respondió. - ¡Xellos! ¡EEEEOOOOOH!- La mano de la pelirroja hechicera, pasó por delante de los ojos del demonio.
Xellos volvió en sí. Reena observó cómo los ojos de éste empezaron a brillar con gran intensidad, como nunca ella los había visto.
Entonces, sin saber por qué, el demonio se recostó sobre su cuello y empezó a sollozar, empapando el cuello de la negra capa de la hechicera.
Reena no solía permitir que nadie se tomara esas confianzas (y menos alguien que no fuera Gaudy). Pero el llanto fue tan desesperado, que no se atrevió a decir nada, y pronto sintió una ternura y una piedad que la obligaron a consolar el sufrimiento del Mazoku.
Pasó algo más de una semana. Nada nuevo ocurrió, y la relación entre Xellos y Filia se distanció de sobremanera. Reena no dejó que se quedaran solos ni un momento, y cuando se encontraban, ninguno de los dos se miraba a la cara.
La comida era abundante esa noche. Reena, Gaudy y Val, devoraban con pasión todo lo comestible que se encontrara encima de la mesa.
De repente, algo cambió en el clima, y dos figuras no humanas aparecieron en la sala, causando alerta en todos los comensales. Reena dispuso las manos para formar una bola de fuego. -¡¡Alto!!- Uno de los demonios habló. -Hemos venido de parte del Ama de las bestias.
Xellos, que casi no se había inmutado, abrió los ojos en señal de alerta. - Ha llegado a los oídos del Ama de las bestias, que su general y sacerdote ha sido secuestrado -la cara del Mazoku, adquirió un tono de burla en la última palabra, que hizo que Xellos se sonrojara levemente- nos ha enviado para que le llevemos ante su presencia.
Zel los miró con desprecio. -¿Y por qué no le decís que venga ella? Este es nuestro prisionero- miró a Xellos de reojo con sorna.
Tanto los dos emisarios como Xellos, quedaron infinitamente sorprendidos con la proposición, momento que Reena aprovechó para atacar.
Y con humo saliendo de sus cabezas requemadas se marcharon mientras Zel les gritaba aún con tono de burla hacia Xellos. -¡¡¡Ya lo sabéis!!! ¡¡¡No lo vamos a soltar!!! ¡¡¡Así que si quiere conseguir al rehén, que venga ella misma¡¡¡
************
Bueno, ¿qué os ha parecido éste? Quiero opiniones, así que, como han hecho Raven y Fany Metallium, dejadme un review.
Por cierto, muchas gracias a los dos. Por lo menos alguien lee esto... (snif).
Oye Raven, muy buena la columna de el Altar de Zeros. La verdad, ¡!!!!mis súplicas también han sido escuchadas¡¡¡¡¡ !!Alguien también opina como yo¡¡ (snif, que ilu).
Bueno, me centro un poco que si no, no acabo, y es ya muy tarde (mi madre ya está por ahí con el mazo en la mano para que me vaya a dormir). Quiero decir que considero que en éste capítulo todo pasa muy rápido y tal vez algunas cosas no queden muy claras así que id preguntando que dentro de poco llega el fin. Aparte, no sé si Zelas envía mensajeros, pero bueno, es algo esencial.
De todos modos, lo dicho, dejad reviews, que lo considero un premio por escribir. Si a alguien le parece que éste fic es bueno que me lo diga y si no también. (Cómo se nota que tengo sueño, estoy de un pesado con los reviews...).
Sayonara, babies ^ ^, y grácias por leer.
