Hola! Vaya que esta vez me tomé mi tiempo, pero lo necesitaba…. Estos últimos días han sido un poco… "complicados" por llamarlos de alguna manera, así que aproveché toda esa "presión" y la plasmé en este capítulo. Debo decir que no tengo nada contra los abogados - y similares -, solo cumplen su trabajo como cualquier otra persona… (así como yo, que espero conseguir trabajo el prox. año a toda costa… conocen a alguien que esté contratando gente por ahí?). Bueno, ahora si presentándoles el…
"Capítulo 11"
Había pasado casi un mes desde la detención en la Biblioteca con Black y Lupin. Debido a que era doble detención, a Snape le tocó en una segunda ocasión compartir con sus enemigos la desagradable experiencia de limpiar los inodoros del baño de chicos, con la siempre aplicada regla del 'No uso de magia', la cual le hizo ver a Snape que debía pensar por lo menos dos veces antes de mandarle un puño a alguien y en presencia de tanta gente. El invierno cada día se hacía más crudo, y aunque habían corrientes de viento helado que se colaban por los corredores, se sentía la calidez de la Navidad que se acercaba, ya que en dos semanas tendrían vacaciones de invierno. La mayoría de los alumnos, incluyendo a Snape, viajarían a sus casas a pasar las festividades son sus respectivas familias.
Evans por su parte viajaría al sur con su familia. Snape sabía que ella tenía una hermana insufrible en casa, razón por la cual no estaba muy animada por su viaje.
"Solo es por un corto tiempo" le comentó en una ocasión mientras ella hablaba de su hermana.
Las cosas habían mejorado para Snape en ese último mes. Su convivencia con Evans era mucho más estrecha; pasó de ser una simple relación de compañerismo a una verdadera amistad. Cuando no estaban estudiando, ella le contaba acerca del mundo muggle del cual provenía. Trataba de explicarle a su amigo que los muggles no eran incivilizados como él una vez los llamó, pero Snape era simplemente demasiado terco como para entender. Por su parte, él le hablaba a Evans de su familia: un padre estricto, una madre con una extraña fascinación por las pociones- de allí a que él también tuviese esa fascinación - y un hermano mayor trabajando como abogado para una empresa muggle el cual vendría a ser la vergüenza familiar. Sin embargo, a Evans le parecía la familia más curiosa de cualquiera que había escuchado hablar. Todo lo que hablaban y se contaban, demostraba el grado de confianza que el uno tenía con el otro.
Existía también otro asunto pendiente. Debido a que se había acercado a Evans, era casi inevitable acercarse a los Gryffindor, lo cual conllevaba acercarse a Potter y sus niñitas. Snape había notado que a Potter y a sus amiguitos se les habían alborotado sus hormonas femeninas, tuviesen o no. En clase de Pociones y Cuidado de Criaturas Mágicas el grupito, que se hacían llamar "Los merodeadores" se la pasaban aislados de las demás personas, reunidos en un círculo hablando entre cuchicheos y, ocasionalmente en medio de tanto chismorreteo, sus cabezas giraban en dirección de Snape. El efecto que esto producía en el Slytherin era una creciente curiosidad, la cual tenía que satisfacer a cualquier precio.
Con lo único que se le ocurrió "satisfacer esa curiosidad" fue entrometiéndose en los asuntos de "Los merodeadores". Al principio sólo los miraba actuar, mucho más cuando lo hacían de forma sospechosa. Luego trató por medio de Evans averiguar qué estaban tramando, pero debido a que ella no era amiga de Potter ni de ninguno de ellos no dio mucho resultados. En su investigación llegó a sentarse cerca al grupo en clase, incluso llegó a seguirlos. Pero todo llegó a su fin con un encuentro bizarro con Black al salir de clase de Aritmancia.
"Snape, es bueno que te encuentre por acá" dijo Black casualmente, fingiendo amabilidad.
"Que quieres Black?" preguntó Snape con voz pasiva y neutral.
"Te voy a decir algo, y espero no tener que repetírtelo.." pausó y mirando con sospecha a su alrededor, continuó hablando en un murmuro "Eres fastidioso y lo sabes… siguiendonos por los corredores, tratando de escuchar nuestras conversaciones… honestamente, quien crees que eres? Eres un estúpido Slytherin--" Snape intentó interrumpirlo, pero Black siguió con el mismo murmuro monótono. "Pero sabes? Quiero ayudarte, en verdad desde el fondo de mi corazón deseo ayudarte. Sé que estás tratando de descubrir la forma de que Dumbledore nos expulse, en especial a James y a mí… pues te voy a facilitar las cosas… por qué no te das un paseo por el Sauce Boxeador?"
Todo lo que le acababa de decir Black era muy raro, en especial la última pregunta que extrañó Snape. "Para qué quiero hacer un paseo alrededor del Sauce Boxeador?" preguntó Snape desafiante.
"No dije alrededor, dije perfectamente 'por' el Sauce Boxeador… verás mi querido Severus, existe una manera de paralizar ese maldito árbol: es cuestión de coger un palo y apretar con este uno de los nudos del tronco… lo que buscas está dentro del árbol" Black respiró hondamente esperando una reacción por parte de Snape.
"Estás loco…" le sonrió malévolamente Snape.
"No me crees? Es tu problema… haz lo que te digo, pero solo podrás hacerlo entre hoy y mañana que siguen y solo por la noche"
"Tiene que ver con Lupin?"
Black no respondió, pero con su mirada le dio un afirmativo a Snape.
"Sirius!" alguien llamó del otro lado del corredor. Era James Potter sosteniendo su mochila y la de Black. "Padfoot, qué es lo que tanto haces?"
Black se sobresaltó con la presencia de su amigo, y su tono de voz cambió de súbito. "Ya voy James!" respondió. Volviéndose nuevamente, le dijo a Snape. "Piénsalo, en tu lugar yo no dudaría ni un instante en hacerlo". Girando sobre sus talones, salió corriendo velozmente en dirección de Potter.
Snape tomó la dirección contraria para así dirigirse a la Sala Común de Slytherin. '¿Qué se está creyendo Black?' se preguntó una y otra vez mientras caminaba, hasta que se encontró frente a la entrada de la Sala Común.
*****
Al día siguiente durante Cuidado de Criaturas Mágicas, alejados de sus compañeros de clase y del profesor, Snape le comentó a Evans sobre su encuentro con Black después de terminar las clases. Evans a quien hasta el momento le desagradaba Black, literalmente le aseguró a su amigo que se trataría de otra tonta broma más de los Gryffindors.
"Te aseguro que es una broma más de Sirius y sus amigos…" dijo Evans confiada. "Lo más seguro es que quieren que te saques un ojo, como casi le pasa a Davey Gudgeon"
"Y si no es una broma…?"
"Sev…" respondió Evans. Aparentemente Snape no tenía objeción alguna para que Evans lo llamase de esa manera. "Si lo haces, tendré que reportarte con el profesor Dumbledore, recuerda que no puedes andar paseando por los corredores de noche, menos afuera del castillo arriesgando tu vida. Además sabes que tengo ese derecho, recuerda que soy prefecta" Evans apuntó a su insignia con la P plateada.
"Lily! No serías capaz de reportarme!" exclamó Snape. "Sé que no eres capaz…" continuó, sus ojos similares a los de un animal cuando está apunto de atacar.
Evans se rindió ante su mirada y sonriendo ampliamente dijo: "Está bien, no soy capaz, no te reportaré… eres un tonto Severus" su sonrisa se amplió aun más. Tomando a Snape por el brazo y antes de que él pudiera decir algo, lo haló hacia las orillas del bosque donde se encontraban los demás poniendo atención a clase.
A pesar de las oposiciones de Evans, Snape se decidió por ir esa misma noche a averiguar el misterio del Sauce Boxeador, 'Si es que llega a ser un misterio..' pensó.
Salió de la Sala Común alrededor de las 9 de la noche. Malfoy se percató del escape de Snape, insinuando que su amigo se encontraría con 'la sangre-sucia esa', pero Snape le aseguró que iría a la Biblioteca por una información para la clase de Aritmancia.
Una vez afuera del castillo, caminó con rapidez abriéndose paso entre la gruesa capa de nieve. Por un momento se sintió desorientado, pero la intensa luz de la luna llena que se reflejaba sobre la resplandeciente nieve le ayudo a divisar el Sauce Boxeador. Mientras más se acercaba al árbol, más se incrementaba el ruido de ramas estremeciéndose violentamente. Si era golpeado por alguna de las ramas sería mortal; por el otro lado, pensaba que haría un gran descubrimiento esa noche.
Después de caminar con dificultad debido al espesor de la nieve, finalmente Snape pudo encontrarse con el endemoniado árbol. Al ver la forma como se agitaban las ramas, consideró seriamente en regresar, pero cuando estuvo dispuesto a hacerlo, notó otro camino en la nieve que llevaban justo al punto donde él se encontraba. Ese camino fue más que suficiente para convencerlo que valdría la pena entrar al árbol, si es que de algún modo se podía.
Tal como le indicó Black, buscó una rama para poder tocar el tronco del árbol. Al no hallarla en el suelo, con ayuda de un poco de magia tuvo que treparse a otro árbol, para así poder cortar una. Cuando la obtuvo, se acercó al Sauce Boxeador con cautela, se inclinó un poco y con rama en mano, estiró el brazo hasta su máxima extensión. Todo su cuerpo temblaba y el frío penetrante tampoco le ayudaba. A su vez, podía sentir cómo las ramas se zigzagueaban a su alrededor, provocando pequeñas corrientes de aire y, justo cuando menos lo esperaba una de estas le azotó la mano con gran fuerza. Inmediatamente, Snape soltó la rama y perdió el equilibrio cayendo suavemente sobre la nieve.
"Mierda!" exclamó de dolor al ver su mano ensangrentada. Con su túnica limpió la sangre de la cortada y se puso de pie.
La rama con la que intentó entrar, había quedado justo debajo del árbol. Enojado, tuvo que repetir el mismo procedimiento de hacía unos instantes para conseguir una rama nueva, siendo que esta vez por prevención, cortó dos más. Se devolvió con las ramas en su mano sana, preguntándose cada vez más si valdría la pena lo que estaba haciendo. De nuevo, se encontró de frente con el árbol, el cual por la forma salvaje como agitaba las ramas, daba la impresión de que tuviese conocimiento de la presencia del estudiante.
Pasando saliva, Snape se acercó de la misma manera como había hecho antes. Con la respiración entrecortada y el cabello en sus ojos, logró acercarse aun más al árbol de nuevo con al brazo extendido. Sintió tantos nervios que decidió cerrar los ojos, aunque sabía que era lo más estúpido que podía hacer.
De momento sintió cómo la rama se quebraba y, maldiciendo en su mente, abrió sus ojos para encontrarse debajo de un árbol inmóvil y su tronco abierto mostrando un pasadizo secreto.
Snape quien no deseaba permanecer un segundo más debajo del árbol, entró al pasadizo secreto. Una vez adentro, empezó a caminar por el túnel, tanteando sus paredes húmedas y frías. No había dado ni tres pasos cuando su cabeza golpeó fuertemente una piedra que salía del techo. De inmediato sintió un roce tibio en su frente lo cual le indicaba la salida de sangre. Con tanto que le había pasado, era obligatorio que continuase? Pero la curiosidad lo carcomía, por lo que se impulsó a continuar. Usando el sentido común, levantó su varita justo al frente de sus ojos y con voz quebrantada de dolor, murmuró "Lumos!". Con un poco de luz, pudo avanzar mejor por el túnel. Entre más avanzaba, el túnel se ampliaba. Después de unos minutos pudo divisar una luz al final de este. Entusiasmado aceleró su paso hasta llegar a una casa vieja y empolvada.
Desde la entrada observó que habían unas escaleras, se animó a proseguir cuando repentinamente escuchó un gruñido que provenía de la esquina de la sala. Aterrorizado, vio a un lobo enorme que se acercaba a él. Sus dientes afilados estaban bañados en saliva y sangre del propio animal. Snape intentó moverse, pero todo su cuerpo se sentía de plomo. Podía escuchar la respiración del lobo, y sus gruñidos retumbar por toda la casa. El lobo agachó su cabeza y su pelaje de erizó totalmente. Iba a atacar, Snape estaba seguro de eso, pero por qué demonios no podía moverse? Ningún miembro de su cuerpo respondía, quería correr, quería gritar, pero no podía, se sentía sin fuerzas, sin energía. El lobo se inclinó aun más y mirando a Snape a los ojos, dio un salto gigante hacia él. Snape pudo ver cómo el lobo intentó abalanzarse sorbe él, pudo alcanzar a sentir el aliento del animal, cuando una fuerza lo haló de la túnica, haciéndolo retroceder a él y al lobo.
Snape cayó al suelo, atontado por lo sucedido. Subió la mirada y vio que James Potter lo sostenía de su túnica y que la razón que había hecho retroceder al lobo había sido un hechizo.
El lobo se dispuso a atacar otra vez, pero Potter gritó con determinación: "Expelliarmus!" y el lobo retrocedió unos pasos.
"Corre Severus, Remus no sabe lo que hace! Corre!" gritó Potter frenéticamente, sin quitarle la mirada al animal.
Snape se puso de pie. 'Remus? Pero…' pensó Snape en un pequeño instante, mientras todo se le aclaraba. El lobo era Remus. Remus Lupin. Eso explicaba muchas cosas. Sus ausencias cada mes, que resultaban ser los días de luna llena. La detención en la Biblioteca. La vez que accidentalmente lo había visto a él y a Madam Pomfrey caminar por los alrededores del castillo al anochecer. Su débil semblante después de sus ausencias. Tantos secretos entre él y sus amigos. Los gritos de La Casa de los Gritos, no eran demonios ni fantasmas, era Lupin. Todo encajaba a la perfección. Con la sangre fluyéndole con rapidez por las venas, Snape salió corriendo del túnel, aun con su varita iluminada. No pensó en Potter quien se había quedado solo con el animal, no pensó en su cabeza ni en su mano, solo pensó en divulgar por el colegio el hecho que Remus Lupin era un licántropo.
Salió del túnel y corriendo pesadamente, alcanzó la entrada del castillo solo para encontrarse con un enfadado Albus Dumbledore.
"Severus Snape" dijo el profesor Dumbledore con voz imponente.
Snape se mantuvo paralizado viéndole directamente a los ojos. Tampoco había pensado en Albus Dumbledore.
"James Potter" volvió a hablar Dumbledore. Snape, volteando en seco, vio a Potter llegar tras él con la misma expresión de pánico que él tenía.
"Síganme" habló con seriedad el director.
Los tres caminaron silenciosamente por los corredores del colegio, cada uno de ellos absorto en sus pensamientos. Snape había hecho un descubrimiento increíble y lo hizo sin salir casi ileso. Aunque su acto requirió coraje, no era el momento preciso para sentirse orgulloso. El hecho de caminar tras la sombra del director le recordaba que con seguridad estaría en graves problemas.
No supo cómo, pero minutos después se hallaron en la oficina de Dumbledore, un espacio circular adornado con cuadros de antiguos directores de Hogwarts.
Dumbledore quien en menos de tres zancadas se encontraba detrás de su escritorio, habló con voz gruesa:
"Les pediría que me contaran los hechos. Sin embargo" pausó y su mirada se perdió en los ojos de Potter.
Snape observó a Potter por el rabillo de sus ojos, sin atreverse a mover su cabeza ni un milímetro. Potter, temblando de su cabello alborotado hasta la punta de sus zapatos mojados a causa de la nieve, apenas podía sostenerle la mirada al director.
La puerta de la oficina se abrió abruptamente, ingresando a esta la Profesora McGonagall. "Por todos los cielos… Qué está sucediendo? Vine en cuanto pude, Dumbledore". Su mirada recorrió todo el lugar hasta pillar la mano de Snape, donde otro "Por todos los cielos!" se le escapó de la boca.
"Minerva--" pero Dumbledore fue interrumpido al ingresar el Profesor Howe a la oficina, con su cara caída, ojos pequeños y brillantes.
Howe, al hablar repitió casi las mismas palabras que McGonagall. "Qué está pasando? Vine en cuanto pude, Dumbledore". Snape volteó a mirar la puerta, imaginándose que algún otro profesor entraría, diría las mismas palabras y empeoraría la situación.
"El señor Potter y el señor Snape tienen algo que decirnos… señor Potter?" insinuó Dumbledore, sus barbas temblando con cada palabra que decía.
"Bueno…" se decidió a hablar Potter, después de un buen momento de silencio. "Verá profesor… Ud. sabe que hoy es luna llena, por lo que Remus… tendría su transformación…" Dumbledore asintió mientras McGonagall se llevaba la mano a la frente. "Pues Sirius nos dijo que sería cómico si le contábamos a Severus qué debía hacer para descubrir a Remus… Ud. sabe, ir al Sauce Boxeador y pinchar un nudo con una rama para entrar a la Casa de los Gritos…" Potter pausó esperando alguna pregunta por parte del director. Al sentir el obvio silencio del ambiente, continuó hablando aun más nervioso que antes. "Yo le dije a Sirius que no era buena idea decirle a Severus, que su vida correría peligro… Sirius me prometió que no lo haría, que no le diría a Severus… pero hoy en la mañana, Peter me dijo que Sirius le había dicho a Severus, por lo que decidí evitar algo peor y fui por Severus al Sauce Boxeador… pero Profesor, escúcheme… Sirius no lo hizo de mala intención… todo pasó tan rápido…" dijo, pasando de momento a una posición defensiva. "Además Sirius no lo creía capaz de ir, Profesor por favor, no castigue a Sirius, él no lo hizo para causar un mal, solo pensó que sería divertido--"
En ese momento alguien golpeó a la puerta. 'Que no sea otro profesor…' pensó Snape amargamente. Pero su sorpresa fue otra, ya que la persona que ingresó al recinto, era el mismo Sirius Black.
Al entrar, Black entró en pánico al ver quieres estaban en el lugar. Su rostro palideció y sus azules ojos se abrieron a su mayor extensión.
"Siga señor Black" dijo Dumbledore mientras Black cerraba la puerta tras de si. "Por lo que me está diciendo señor Potter, no solo Ud. y sus amigos sabían de la transformación del señor Lupin, sino que también sabían su escondite y cómo llegar a este. Y haciendo mal uso de esa información, no solo pusieron en peligro sus propias vidas, sino también la de un compañero, y todo por una broma de mal gusto"
Instantáneamente Black miró a Snape. Su pánico era más que evidente. Por otra parte, la mano de McGonagall se había trasladado a su boca en señal de horror, mientras los ojos de Howe pasaban de pequeños a inmensos en un segundo.
"Dumbledore, es evidente que estos dos" Howe apuntó a Potter y a Black ".. deben ser expulsados"
Snape no pudo evitar mirar a su jefe de casa con una expresión de agradecimiento.
Sin embargo, el director meneo su cabeza en forma de negación.
"Nadie será expulsado…" dijo con tranquilidad. "Pero me temo que serán suspendidos"
"NO, por favor!" exclamó Potter.
"Señor, no nos haga esto, se que hice mal pero no me suspenda! No nos suspenda!" exclamó Black aun más fuerte.
"En cuanto a Ud. señor Snape" continuó el anciano director, ignorando las protestas de los otros dos estudiantes. "Fue muy cobarde de su parte no venir a decirme lo que sucedía. Además de cobarde, fue un acto muy estúpido. Todos cometieron actos estúpidos. Hasta el señor Potter, quien aunque le salvó la vida, un acto heroico en esa situación no era lo más sabio--- " Snape se sorprendió no solo por las palabras usadas por el director o por la súbita decisión, sino porque no había caído en cuenta que Potter en verdad le había salvado la vida.
"Pero profesor, Potter y Black casi me matan--"
"Quiero que los tres vayan a sus dormitorios y empaquen, mañana a primera hora habrán tres carruajes que los llevarán a Hogsmeade. Allá esperarán al expreso Hogwarts que los llevará a Uds. junto con otros aldeanos a la estación King Cross, donde sus padres los estarán esperando, yo mismo me haré cargo de notificarles de su llegada. Estarán dos semanas en sus casas haciendo trabajo escolar que posteriormente les estaré mandando…" Pausó, y luego añadió: "Señor Snape, antes de ir a su Sala Común, debo decirle que queda estrictamente prohibido de decir una palabra a nadie de lo que ha sucedido, ni siquiera un acercamiento… si llega a suceder, me veré obligado a expulsarlo--- también pase por el Ala Hospital antes de irse a dormir" Pero a Snape no le importaba ni su mano, ni su cabeza. En ese momento sintió que se le venía el mundo encima. Dos semanas suspendido?
Los tres alumnos salieron cabizbajos de la oficina. Snape esperaba que McGonagall los siguiera, repitiéndoles en un tono más agudo y alarmante, lo estúpidos que fueron y cómo se merecían el castigo más severo.
No supo cuando se separó Snape de Potter y Black, pero sí supo que al instante siguiente la enfermera del colegio, Madam Pomfrey, le estaba apretujando la mano y la cabeza con vendajes. Cuando ella terminó de hacerle las curaciones, Snape salió como un rayo del Ala Hospital, con una rabia que le hervía hasta la cabeza y los vendajes.
Al llegar a su dormitorio en la Sala Común, encontró a todos sus compañeros en la típica ronda de ronquidos profundos. Haló su maleta de debajo de su cama, y la colocó sobre esta. Empezó a agarrar toda la ropa que pudo del armario con su mano sana y la metió en la maleta forzosamente.
"Qué es ese ruido? Quién anda ahí?" una voz preguntó en la oscuridad. Snape decidió hacer el menor ruido posible para no atraer al dueño de la voz. Pero sus esfuerzos fueron inútiles al sentir una mano que se posaba suavemente sobre su hombro.
"Severus, qué te pasó?" la mano de Higgs viajó automáticamente hasta los vendajes de la cabeza.
"Nada Patrick, vuélvete a dormir, lárgate…" siseó Snape, todavía empacando.
"Y esta ropa?" insistió su compañero.
"Te dije que te largaras!" Snape tomó a Higgs de sus hombros y lo empujó contra la pared helada de piedra. La reacción de Higgs ante el golpe fue lenta.
Alguien encendió una antorcha del dormitorio. Una vez iluminado, Snape vio que todos sus amigos estaban despiertos y mirándolo con asombro. Nadie pronunció palabra alguna durante unos segundos. Luego Malfoy se aventuró a hablar: "Severus… amigo… estás bien?"
"Sí, lo estoy… y si no les importa, me voy a dormir…" Snape retiró la maleta de la cama, arrojándola al suelo. Se encaramó sobre su cama y cerró las cortinas con brusquedad. Sintió movimientos alrededor, y escuchó la voz de Malfoy "Ven Patrick, te ayudo a pararte"
Por un momento no hubo ruido alguno, hasta que la voz de Higgs frente a su cama penetró en la noche con una única palabra: "Imbécil…!"
Gracias por leer!
