Capítulo-1

Orden

"¿Derrocar a Freezer? ¿Tan seguro está nuestro príncipe como para que un día seamos capaces.. sea él capaz de hacer eso?... ¿Y para qué? ¿Para vengar a nuestro pueblo o solo para sustituirle? ¿Tanto se parece mi príncipe a Freezer?"


Tras volver de su misión Raditz reflexionaba una y otra vez sobre lo ocurrido, y aún más, de lo que acaba de descubrir. Sus dos compañeros descansaban mientras tanto, Vegeta en un cuarto personal aparte debido a su rango, mientras que él, como de costumbre, compartía habitáculo con Nappa, cosa que no le agradaba: el enorme y calvo guerrero tal vez era muy eficiente en la lucha y en sus servidumbre a Vegeta, pero en lo que concierne a lo personal era tremendamente desorganizado, dejando su armadura y el resto de sus cosas tiradas en cualquier parte del ya de por si pequeño cuarto. Y si a eso se le suman sus sonoros ronquidos al dormir, la verdad es que Raditz no podía decir que ese "miembro de la elite" fuese su mejor compañía... aunque bien pensado, tal vez sí lo fuera mejor que la de otros muchos de los soldados de Freezer, más aún después de las sospechas y pensamientos que le atenazaban desde el discurso de Vegeta y Nappa de aquella tarde. En cualquier caso no tenía otra opción mas que aguantarse; él siempre se tenía que aguantar de todos e incluso por todos.

Resopló con disgusto y se incorporó de su lecho para luego sentarse sobre él hundiendo la cara entre las manos en un gesto que rara vez se concedía. No es que solo el concierto de ronquidos de Nappa ya no le dejara dormir, sino el torbellino de pensamientos, ideas y recuerdos que creía ya enterrados y que ahora le atormentaban desde que se enteró de lo ocurrido realmente con Vegeta-sei : durante años él no había tenido ni idea de lo que realmente ocurrió según sus otros dos compañeros y, después de tantos años viviendo en la ignorancia, acababa de enterarse. Sencillamente era imposible permanecer indiferente ante algo así.

Su rabo se balanceó con pesar de un lado a otro; ahora que estaba, o debiera estar relajado, podía tomarse la libertad de desenroscarlo y dejar que siguiera su curso. Sonrió levemente con placer al sentir el roce de sus largos cabellos sobre su cola, eso le producía una suave y agradable sensación: él era un guerrero de clase baja, y si bien el rabo de los saiyans era especialmente sensible, lo era más entre los miembros de clase baja. Raditz sabía muy bien que cualquiera que le cogiera por la cola y se la estrujara con cierta fuerza, conseguiría que sintiera tanto dolor y debilidad que caería redondo al suelo: ese el precio a pagar por tener el poder de transformarse con la luna llena y la principal causa de porqué llevarlo enroscado en su cintura a modo de cinturón, aparte del obligatorio protocolo saiyan de considerar de mala educación que todo el mundo pudiera ver como se le mueve a alguien la cola. Pero también sabía que él podía usarlo como una tercera mano y en ocasiones le había sido de ayuda en la lucha cuerpo a cuerpo. También debido a su tremenda sensibilidad, su cola habría sido de cierto uso si... si las circunstancias de su vida hubieran sido muy distintas a las de ahora. Pero esa noche tan solo podía conformarse con sentir las caricias de sus cabellos sobre su cola; un alivio pobre para lo que pensaba en ese momento.

"¿Realmente Freezer destruyó Vegetasei? ¿Acaso el resto de sus soldados fueron los que mataron a los escuadrones que no estaban en el planeta en ese momento?... Contra más pienso en ello, más convencido estoy de que Vegeta y Nappa están en lo cierto. Pero... ¿es que soy tan estúpido que no me he dado cuenta antes? ¿Cómo es que nunca pensé en esa posibilidad?" pensó con disgusto "No... Vegeta estuvo allí, era solo un niño pero estuvo allí, y Nappa también estaba con él.. así que forzosamente ellos deberían saber mejor que yo lo que ocurrió. Yo no estaba allí presente para verlo y enterarme de nada, sino en una misión en otro planeta muy alejado de Vegetasei.. una de mis primeras misiones como guerrero. No supe de nadie ni de nada durante meses, y hasta que la nave de Freezer no vino a recogerme, no me enteré de lo que había ocurrido.. Sencillamente no tenía otra forma de saber nada de lo sucedido hasta que llegué aquí y Freezer no me dijo 'su versión' de lo que pasó. Entonces por fin supe por qué nadie respondía a mis llamadas a la base" Radix apretó los dientes y el vello de su rabo se erizó "¡Maldita sea!, ¿Por qué ninguno de vosotros me dijo antes qué ocurrió en realidad!? Nunca tuve nada que me indujera a pensar que en realidad fue culpa de Freezer si vosotros no dabais nunca muestras de saberlo.¿¡Por qué me habéis hecho vivir tantos años en la ignorancia!? " exclamó soltando un puñetazo en el catre pero conteniéndose para no despertar a Nappa ni romper su lecho con su gran fuerza; en realidad es algo que no quería hacer en ese momento: contenerse"¿Acaso es porque no sabíais que yo no lo sabía?... No: Nappa no sabía que yo lo ignoraba, él se sorprendió al verlo. ¿Entonces es porque los dos creéis que un guerrero de clase baja como yo no sirve ni para saber la verdad de su pueblo? ...No, si él no lo sabía, eso es porque Vegeta quiere hacer creer de alguna forma a Freezer que los tres nos creemos su historia, engañando a sus aliados para engañar mejor a su enemigo... Y como de costumbre utiliza a alguien para sus propósitos: exactamente igual que hace Freezer" gruñó de nuevo.

- Necesito refrescarme un poco... –murmuró incorporándose de su lecho.

Caminó a oscuras por la habitación esquivando la armadura de Nappa gracias a su aguda visión de saiyan, y entró en el pequeño servicio del cuarto donde si encendió la luz. Allí abrió el grifo y un chorro de agua reciclada con sabor metálico salió a presión por el caño; entonces se enjuagó la cara hasta que hubo bebido y refrescado. Finalmente alzó la vista cansinamente hacia el espejo que había encima del lavabo, y vio reflejarse su rostro imberbe, tal como correspondía a los saiyans de clase baja, pero que ahora aparecía mojado y por el que escurrían gotas de agua. Entonces tuvo un súbito recuerdo.

- Madre... –volvió a murmurar, y luego gruñó molesto por pensar en algo así y recordarla súbitamente.

Pero ¿Por qué su recuerdo le asaltó precisamente en ese momento? Ella había muerto hacía ya muchos años ¿Entonces...?

Yo me parecía mucho a ella. De ella heredé esta cara de rasgos finos y este cabello largo tan distintos a los de padre... Cada vez que me miro al espejo es como si viera una versión masculina suya (*)... Pero ella murió... como todos. La diferencia está en que... que si lo que Vegeta y Nappa dicen que nuestro planeta lo destruyó Freezer y mató a toda la gente de nuestro pueblo... ella murió de una forma muy distinta. Madre murió poco antes de la destrucción de Vegetasei durante un combate en otro escuadrón distinto al de padre... Ella y padre deberían haber luchado juntos en ese momento, tal vez así...." agachó la vista con disgusto y frunció el ceño aún más de lo acostumbrado tras caer en la cuenta de algo más "¿O ella... o también padre murieron de la misma forma?, ¿los mataron los escuadrones de Freezer o murieron los dos en la explosión de Vegetasei?... ¡No!, madre murió bastante antes de eso, yo aún estaba en Vegetasei cuando eso ocurrió, entonces es normal que muriera durante un combate.. AL no ser que ese combate fuera contra algún batallón de Freezer. ¡Eso significaría que Freezer llevaba aniquilándonos desde mucho antes de la destrucción de Vegetasei sin que nosotros lo supiéramos!¡Puede que fuera algún escuadrón a las órdenes de Freezer quien la matase!" apretó los dientes y su rabo se retorció grotescamente " ¿...Y padre?. ¿Murió por culpa de la explosión de mi planeta o por culpa de uno de los batallones?" hizo una pausa "¡No: él murió en la explosión de Vegetasei! ¡Estoy seguro de eso! ¡Puedo estar seguro de eso!" sonrió con amargura.

Al menos ahora puedo pensar que la razón de la muerte de mi padre es más digna que por culpa de una piedra espacial... Eso es algo que nunca llegué a comprender: ¿cómo un pueblo tan fuerte como el nuestro no pudo evitar el impacto de un meteorito?... Es evidente que no pudo hacerlo porque el 'meteorito' era el mismo Freezer" levantó la vista de golpe y su cola sacudió sus cabellos enérgicamente con un furiosos latigazo "Freezer nos estuvo aniquilando uno a uno nuestros escuadrones durante meses sin que nos enteráramos y al final destruyó nuestro planeta!" afirmó para sí. "Y si a mi me dejó con vida cuando me recogió es porque no cree que yo sea un problema para él... Pero entonces, ¿por qué hizo lo mismo con mi Príncipe y Nappa?" su gesto se volvió pensativo "... Evidentemente a Nappa le dejó con vida por Vegeta: él era y es su mentor y entonces Vegeta era aún muy joven; además, necesitaría a alguien cercano a él para corroborar su historia y cuidar de él. Pero aún así, ¿por qué dejó con vida a Vegeta?...¿Por qué él es su favorito de todos nosotros?" se preguntó. "¿Es que no somos más que como unas mascotas para él?"

- ¡ Eh, Radix!: ¡apaga de una vez la maldita luz y duérmete! ¡No me dejas dormir con tus estúpidos paseos! –bramó Nappa de repente. A pesar de los esfuerzos de Radix, este había acabado por despertarse, y el saiyan de largos cabellos no tuvo más remedio que suspirar y dirigirse de nuevo a su catre: no era bueno hacer enfadar a un saiyan, y más a uno como Nappa

***

Aquella mañana los tres se dirigieron a comer algo a una de los comedores principales de la base con su típica arquitectura de paredes curvas y suelo de mampostería que iluminaban lámparas hábilmente disimuladas en las paredes y techo con diseños de formas redondeadas y amarillas. Allí, además de las consabidas mesas círculos y sillas dispuestas alrededor de estas, también había otras áreas reservadas al esparcimiento de los soldados del ejército de Freezer y es donde ahora se reunía cierto número de soldados tras cumplir sus turnos. La enorme sala estaba medianamente concurrida, con grupos de soldados de toda índole pero baja categoría que comían o bebían mientras charlaban en tono desenfadado y bravucón, o bien se dedicaban a matar el rato con distintos juegos de mesa. En general el ambiente era relajado pero eso no excluía que todos ellos, siendo soldados de Freezer, tuvieran el deber de llevar puestos sus scuters, y además de eso fuera un secreto a voces que en salas tan concurridas como esa es donde uno podía convertirse en un espectador de la parte pública de las intrigas que sucedían entre los soldados del ejército de Freezer. Sin embargo a ojos de Raditz el ambiente en principio relajado de aquel lugar no era demasiado diferente de las salas de guardia que una vez hubo en Vegetasei y que él, no sin un primer esfuerzo, había intentado ignorar. Pero había una gran diferencia aparte del ya mencionado ambiente de continuas intrigas: aunque en Vegetasei esas mismas salas también habían estado ocupadas por miembros de otras especies también pertenecientes al ejército de Freezer, en su planeta natal la mayoría de los ocupantes de esas salas habían sido otros saiyans; sin embargo en esa sala ocurría justo al revés, la mayoría de sus ocupantes no eran saiyans, sino una variada y populosa mezcolanza de especies que compartían todas ellas su estatus de guerreros, armaduras, scouters y deseos por hacerse un puesto de favor entre la jerarquía del ejército; los únicos saiyans de esa sala eran ellos tres mismos.

El trío se sentó algo separado del grueso de soldados que ocupaba la sala en ese momento y se concentraba en dar buena cuenta de lo que era el habitual rancho de comida para los soldados de la base en un intento de apartarse de sus compañeros. No era algo especialmente sabroso, pero si un buen cambio de las ya por costumbre variopintas comidas que ellos solían consumir cuando viajaban a otros planetas, lo que incluía desde exóticos frutos, algunos de ellos con curiosas propiedades (suerte de su estómago saiyan que les había librado de ellas) hasta los socorridos asados cuyo ingrediente principal eran los nativos de esos planetas. Se podría decir que en líneas generales el menú era más "civilizado" pero menos "sabrosón".

Raditz, que se había quitado su scouter de lente verde para dejarlo a un lado de sus platos, comía con más calma que sus dos compañeros, dejando a un lado aquello que por la razón que fuera no era de su agrado, y arrojando los huesos curiosamente rebanados a un plato para este menester; mientras Vegeta y Nappa estaban prácticamente encima de sus platos de comida y con la vista baja y sin quitarse el scouter. Los tres pretendían permanecer indiferentes a los populosos grupos de soldados que les rodeaban en la sala ya que en ese momento las conversaciones que inundaba la sala no resultaban de ningún interés para ellos, pues no tenían por qué preocuparles saber quién había ganado tal o cual apuesta o cómo demonios se podían quitar las manchas de combustible de los uniformes antes de una posible y repentina inspección de las tropas. Aún así Radix seguía dándole vueltas a lo acontecido el día anterior: al margen de la horrorosa revelación que Nappa le había hecho descubrir, había algo que aún no había descubierto pero que le perturbaba lo suficiente como para centrar toda su atención; aún así optó por no comentar nada a su dos compañeros todavía, ni demostrar su preocupación e incluso dolor por lo descubierto. Sin embargo el comportamiento evasivo de los otros dos respondía a otra clase de razones aparte del desinterés por los triviales asuntos de los soldados de clase baja... Razones que quedaron evidentes cuando Vegeta alzó la vista de la comida con una expresión de disgusto en su rostro infantil que apareció ensombreciendo su acostumbrado ceño fruncido; todo esto por oír acercarse unas leves y burlonas risas que precedían a un par de botas blancas que calzaban los pies de un tipo de verrugosa piel de tono violáceo.

-¡Vaya, vaya!-exclamó el recién llegado con tono burlón- ¡Aquí tenemos al Príncipe de los Monos y su mini-corte de monitos de circo!-

Vegeta se giró levemente para escupir, más bien disparar, el bocado de comida que aún tenía en la boca, y miró duramente al soldado de piel verrugosa y gruesos labios carnosos.

-¡Lárgate, Kiwi! –ordenó en tono furioso- ¡No tengo ninguna gana de ver tu arrugada cara mientras como; hace que me siente mal la comida!-

Por supuesto Kiwi no se fue, sino que sus gruesos labios se curvaron en una mueca aún más burlona y despreciativa para luego seguir hablando en el mismo tono.

-...Por ahí dicen que tú y tu mini-corte tardasteis mucho tiempo en cumplir vuestro último encargo por orden del Maestro Freezer. –explicó- Decidme, ¿qué era lo que teníais que hacer? –preguntó ahora mirando también a Nappa y Raditz- ¿...Contar con los dedos de la mano el número de cápsulas que necesitan los hombres de Gynew?-

La expresión de Nappa y Raditz se endureció, pero dejaron hacer a su Príncipe: Kiwi era más poderoso que ellos dos, de hecho su poder de combate se elevaba a las 18.000 unidades, lo que era lo mismo a la fuerza que Vegeta, a pesar de su juventud, tenía en ese momento –y que en su día había tenido su padre- Además de eso, Kiwi no es que ya despreciase a los saiyans como quien más quien menos hacían todos en el ejército de Freezer, sino que sus continuas burlas iban dirigidas principalmente hacia Vegeta con quien sostenía una disputa personal desde hacía años. La razón era, para no variar, una cuestión de poder y favoritismos: al igual que ocurría con los saiyans, no era ningún secreto que los miembros de la especie de Kiwi también habían sido exterminados por Freezer, y aquellos a los que había dejado con vida también habían acabado a su servicio, pero con la diferencia de que su número era mayor, hasta tal punto que entre ellos había algunos que abrigaban la esperanza de poder hacer pagar a Freezer el haberles exterminado, mientras que otros se resignaban a servir al "Maestro" El caso de Kiwi era ambiguo: Raditz y seguramente también Nappa, sospechaban que Kiwi en el fondo también odiaba a Freezer, pero él también odiaba a Vegeta desde el momento que el Príncipe saiyan apareció siendo un niño en el ejército de Freezer. Y le odiaba porque, al contrario que él, Vegeta contaba con el favor de Freezer. De hecho, apaate de claro está, sus generales inmediatos y de las Fuerzas Gynew, Vegeta podía presumir de tener cierto trato de favor por parte de Freezer respecto a otros de sus soldados que se encontraban en sus mismas condiciones... Aunque Raditz seguía preguntándose porqué Freezer actuaba de esa forma con Vegeta a pesar de los desprecios que él les hacía como el ocurrido el día anterior y que empezando por Kiwi, tampoco tomaba medidas claras para evitar esas disputas. Esa era, en resumidas cuentas, la razón por la que Kiwi siempre aprovechaba cualquier excusa para poner en evidencia la incompetencia de Vegeta, tanto ante el resto de los soldados y generales, como ante el propio Vegeta.

Sin embargo Vegeta no tenía ninguna gana de tener que discutir los detalles de su trato preferente con aquel tipo de labios gruesos y ojos hundidos bajo unas prominentes cejas, y que en ese momento se mesaba una de sus barbas con su mano enguantada de blanco.

-¡Te he dicho que te largues, Kiwi!- repitió Vegeta esta vez con más vehemencia- ¡Sabes bien que mi trabajo fue correcto... ¿¡O es que quieres que te acuse ante Freezer de confabular entre sus tropas!?-Vegeta sabía que después de lo del día anterior no tenía los hechos a su favor, pero contaba con la esperanza de que Freezer le apoyaría frente a Kiwi como había ocurrido en otras ocasiones. Sin embargo Kiwi no se amedrentó; echó la cabeza hacia atrás y se carcajeó en voz alta.

-¡No te servirá!-reveló- Freezer se ha ido hace unas horas de vuelta a la base Nº 79 y ha dejado a Zarbón al cargo de esta base. –explicó atrayendo la atención de los tres saiyans. Entonces las carcajadas de Kiwi cesaron- ...Y todos sabéis cuál es la principal preocupación de Zarbón.-remató.

Por su puesto que lo sabían; a ojos de los tres Zarbón solo se preocupaba por dos cosas: la primera era servir a Freezer de la forma más fiel, correcta, leal e incluso pelotillera posible (aunque las malas lenguas decían que Dodoira también le servía de camarero); y la segunda, hacerlo de manera que todo quedase estéticamente correcta, desde su forma de hablar –ampliamente contrastada con las rudas maneras de la mayoría de los miembros del ejército de Freezer-, pasando por su forma de combatir acompañada por graciosas piruetas y gestos de la mano a la hora de lanzar rayos energéticos. Y por supuesto, en su propio aspecto, de hecho era de los pocos... poquísimos soldados que usaban abalorios (¡incluso una tiara en la frente!), recogía su pelo en un peinado (una socorrida trenza, todo sea dicho), y según algunas malas lenguas, usaba maquillaje. Raditz no estaba seguro de ese punto porque nunca pudo comprobarlo, (y tampoco tenía el deseo de hacerlo) ya que Zarbón nunca consideró digno hablar directamente con él, el último en la línea jerárquica de su clase... AL menos hasta ese momento.

-...De hecho estoy aquí porque me ha pedido que haga llamar a tu vasallo, el monito peludo.- explicó girándose hacia Raditz.

El saiyan de largos cabellos negros frunció el ceño aún más de lo acostumbrado y su expresión se endureció ¿Zarbón le reclamaba para una orden directa? Eso si que era una novedad... Ese presumido de piel azul nunca se había rebajado tanto como para ordenarle algo directamente; su príncipe todavía podía lidiar con él en alguna ocasión debido a su rango y a que Zarbón era uno de los principales generales de Freezer, incluso Nappa, pudo verse en la situación ¿pero con él? Qué extraño... nunca le hablaba si no era para insultarle.

Entonces clavó la vista en Kiwi dispuesto a enfrentarse a él a pesar de la diferencia de poder que había entre ambos; al margen de la sorpresa no estaba dispuesto a que Kwi se mofara más de él.

-...Ya me has oído. –continuó Kiwi con un tono entre burló y autoritario- Dentro de 10 minutos Zarbón te quiere ver en la sala de guerra ff-T,¿ me has entendido o no me has podido seguir, mono peludo?-

-Te he entendido lo suficiente como para saber que además de arrastrarte ante Freezer, también lo haces ante los sapos con trenza. –contestó Raditz sin vacilar, entonces sonrió y al hacerlo ese gesto tomo su típica expresión cínica, como si supiera algo más que los demás no supiesen- Dime, ¿ya te ha explicado sapo-Zarbón cómo te puedes maquillar las barbas?-

Kiwi dio un bote y su rostro de ojos hundidos pasó de la sorpresa a al furia con múltiples estados intermedios; la cínica sonrisa de triunfo que Radix tenía en ese momento era más que evidente.

-¡¡Maldito mono!! –exclamó-¡Tienes suerte de que Zarbón te necesite, si no te eliminaría ahora mismo!!-despotricó. Por alguna razón la respuesta de Raditz le había enfurecido más de lo que los demás esperaban, incluso Vegeta le miró perplejo. Pero Kiwi se recompuso con igual rapidez- YO de ti no hablaría tanto sino que me estaría callado, no fuera que alguno de los generales del Maestro Freezer pensase que sabes cosas que alguien como tú no debería estar enterado... –giró sobre sus talones y comenzó a alejarse, entonces se detuvo- Ya sabes, en la sala ff-T dentro de 10 minutos-

Raditz no dijo nada y le observó marchar.

Una vez que Kiwi se hubo alejado lo suficiente, Vegeta miró a su vasallo fijamente.

-¿ "Sapo con trenza"? –preguntó con cierta curiosidad pero en su acostumbrado tono autoritario y hablando en el casi desaparecido Saiyan-Go- ¿Qué querías decir con eso, Raditz?-

El guerrero saiyan de largos cabellos parpadeó con desconcierto ante la pregunta de su príncipe; como de costumbre era incapaz de evitar que su cara adoptase toda suerte de muecas cuando algo le pasaba por la cabeza.

- ¿No lo sabía, mi Príncipe? –exclamó- Entre algunos soldados corre el rumor que Zarbón tiene un poder que le hace más fuerte aún, pero que nunca utiliza...- explicó también en su lengua materna.

- ¿Un poder que le convierte en sapo? –preguntó Nappa en tono ocurrente.

Raditz se echó a reír.

- Sí... en un sapo muy poderoso.- explicó medio en serio medio en broma, entonces sonrió con cinismo- ...Se supone que solo unos pocos lo saben, Freezer entre ellos... A Zarbón no le debe agradar nada la idea de hacerse más poderoso convirtiéndose en sapo.-

-¿Es por eso por lo que Kiwi ha dicho que hay cosas que no deberías saber?-preguntó Nappa en tono cauteloso- Deberías tener cuidado, Raditz...-le advirtió consiguiendo atraer su atención y preocuparle.

Vegeta sin embargo no se sintió preocupado por su vasallo, no tenía por qué preocuparse por él; para el Príncipe Saiyan era más importante saber que... Zarbón tenía también cualidades de lucha ocultas que podían oponerse a sus planes, independientemente de que esas mismas cualidades fuesen un desagradable estorbo para él. En cualquier caso resultaba sorprendente ver esa facilidad, casi innata se podría decir, de Raditz para enterarse de... cosas interesantes. Si, de hecho si había algo que Vegeta podía ver útil en ese guerrero de Tercera clase era precisamente eso, de las cosas que se enteraba.

***

A su pesar, diez minutos más tarde Raditz se vio obligado a compadecer en la sala de Guerra ff-T para recibir las órdenes pertinentes de Zarbón (aunque él más bien lo calificaba como "su último capricho"), y acudió puntual a su cita de forma profesional: el hecho de odiar a Freezer y todo su maldito ejército no significa que tuviese que realizar mal su trabajo, cosa que por otra parte, le habría acarreado problemas.

La puerta automática de tres hojas correderas se abrió con una especie de resoplido al deslizarse estas en el interior de la pared gracias al sistema de aire comprimido que las activaba. Al hacerlo Raditz entró en la sala, sin aparentar ningún temor o sorpresa por lo novedoso de la situación, y se dirigió a donde aguardaba sentado tras un escritorio el propio Zarbón junto a dos soldados de clase baja, aún más que la suya. El lugarteniente de Freezer vestía con su acostumbrada armadura blanca que era la favorita entre los generales de alto rango de Freezer, pero a diferencia de la mayor parte de esos mismos generales, Zarbón gastaba calzas de color añil en lugar de botas, y además, llevaba una capa; todo esto pese a ser su rango similar al de otros generales, como Dodoria. Estaba leyendo con aparente interés unos documentos que aparecían en un aplaca digital que sostenía entre las manos y no pareció prestar ninguna atención al recién llegado mientras los dos soldados se limitaban a mantener la compostura. Sin embargo Raditz no esperó a que ese tipo de piel azul y ojos dorados se dignara a prestarle atención para anunciarse y decidió tomar la delantera; él no era Freezer y Raditz se creía en su derecho para permitirse una pequeña irreverencia, especialmente después de lo acontecido el día anterior, así que se arrodilló y puso en marcha su pequeño plan.

-Soldado Raditz, del escuadrón saiyan a su servicio, Lugarteniente... Zarbón- dijo con fría monotonía pero oculto deseo de fastidiar a Zarbón por su... inoportuna dedicación: en vez de esperar a que Zarbón le prestase atención, más bien él conseguiría su atención al llamarle él mismo, un hombre arrodillado.

Zarbón se limitó a mirarlo de reojo, la placa le cubría media cara desde el ángulo desde donde Raditz estaba y comprobó con desagrado que no pudo saber si su pequeño juego había fastidiado o no a Zarbón. El lugarteniente se limitó a apartar la placa digital extrayendo de ella microchip con la información que estaba leyendo, y vio que efectivamente el mono peludo había acudido a su orden de forma puntual, pero eso no borró una ligera y cínica sonrisa en su rostro de rasgos tal vez demasiado suaves para un hombre. Y no podía ser de otra forma ya que Zarbón se consideraba a si mismo como un soberbio exponente de la belleza con sus largos cabellos color esmeralda brillantes y bien peinados y cuidados, así como un cutis nacarado y una elegancia innatas. Eso era algo de lo que carecía totalmente el individuo que tenía arrodillado ante él: sí, tal vez su complexión física fuera la correcta, y tal vez sus largos cabellos pudiesen resultar espectaculares... Pero eso no quitaba que esos mismo cabellos que surgían como crestas en su cabeza le confirieran un aspecto animal, y más aún con esa cola y cara de mono sin pelo facial. Desde luego para Zarbón cualquiera de los tres saiyans eran repugnantes, y el hecho de tener que lidiar ahora con Raditz, un monaco peludo, tampoco era de su agrado, más cuando él venía exigiendo atención.

Raditz no lo sabía, pero de alguna forma su juego sí había tenido éxito...

- Adelante soldado Raditz.- dijo con fría cortesía acompañada de suave gesto de la mano para que se incorporara- Tu disciplina me sorprende.- confesó, pero el saiyan de largos cabellos no dijo nada, se limitó a esperar a que Zarbón continuara hablando y así lo hizo. -... En vista de vuestras.. digamos.. "efectividad retardada" por llamarlo de alguna forma... –la ceja de Raditz solo tembló ligeramente, pero fue solo su rabo, oculto tras su cabellos, el que realmente se retorció por lo que acababa de oír-... He decidido tomar medidas respecto a vosotros en la ausencia de Freezer asignándoos trabajos por separado.- explicó con su voz suave.

Los ojos de Raditz se abrieron por la sorpresa sin que él lo pudiera evitar: en algunas ocasiones los tres siayans habían trabajado por separado, pero la mayor parte de las veces lo hacían en equipo, de hecho, ellos tres eran el "Escuadrón Saiyan" del ejército de Freezer. En cualquier caso la reacción de Raditz eso pareció complacer a Zarbón como si el alienígena de cabellos verdes esperara su inevitable pregunta.

- ¿Puedo preguntar de qué se trata? –preguntó el saiyan mordiéndose la lengua- Debe ser algo... muy particular para haberme llamado solo a mí en vez de mi escuadrón al completo.-añadió astutamente en tono inocente.

Zarbón parpadeó ligeramente, no se esperaba esa respuesta, y menos de Raditz: tal vez Vegeta no era le único medianamente inteligente del grupo.

- En efecto, así es. –dijo con tranquilidad- He encontrado una serie de tareas que tú y los tuyos sí que estaréis realmente capacitados para realizar. –continuó explicando de forma que captó la atención de Raditz. –Te he hecho llamar porque la primera que tengo es para ti.-

- ¿De qué se trata? –preguntó de nuevo el guerrero saiyan con una creciente curiosidad que disimulaba su desconfianza.

Zarbón sonrió suavemente de una forma que Raditz, tras haberla visto en muchos de los generales de Freezer, calificaría de burlona; pero el gesto de su interlocutor no pasó de ahí y se avino a hablar.

- Bueno, he estado revisando los informes sobre vuestro escuadrón... –comenzó a decir de forma pausada- ...Y he podido comprobar que, en mi opinión, los tres sois eficientes, en especial vuestro Príncipe, Vegeta.- confesó con mucho para sorpresa de Raditz que no pudo evitar abrir ligeramente los ojos y más aún después de lo ocurrido el día anterior-... Sin embargo soy de la opinión de Freezer y, aunque sois eficientes, no lo sois tanto como otros escuadrones.-concluyó

- ¿¡Cómo...!? –no pudo evitar exclamar furiosos el saiyan al ver que se repetía lo mismo otra vez.

Zarbón arqueó una ceja y le miró con superioridad.

- Estoy diciendo que por muy eficientes que seáis, hay escuadrones que lo son más que vosotros y en las mismas circunstancias.- explicó con total tranquilidad.

- ¡¡Eso.. eso es...!! –comenzó a decir Raditz con la voz temblando por la rabia al sentir su orgullo herido no ya de saiyan, sino de guerrero. Pero no se atrevió a continuar hablando, sabía perfectamente que de cara a Zarbón él estaba en postura inferior: ese tipo azul era incluso más poderoso que Vegeta, y aunque por el placer de fastidiar a Zarbón, le habría escupido algo acerca de su antiestética transformación, prefirió hacer caso de la advertencia de Nappa y morderse la lengua, eso por no mencionar que primero tendría que lidiar con los otros dos soldados, que pretendieron permanecer indiferentes durante toda la escena.

- ¿Falso...? –adivinó el lugarteniente con una complaciente sonrisa. –Tal vez... –dijo apoyando la barbilla sobre los dedos entrelazados de su manos- ... Pero no me corresponde a mi cuestionar al Maestro Freezer.-explicó con tranquilidad.

Raditz le miró con odio pero sin moverse de su sitio, tan solo su cola oculta sobre su extraordinariamente larga y poblada melena negra se retorcía sin abandonar su puesto. Entonces esbozó una sonrisa cínica.

- Si tan inútiles crees que somos... ¿Por qué me has hecho llamar a mi en primer lugar?-preguntó.

-Porque quiero que tú y tus dos compañeros hagáis un trabajo a la medida de vuestras posibilidades. Y creo haber encontrado uno especial para ti.-

- Y...¿Cuál es ese trabajo?-

Zarbón cogió de nuevo la placa digital e introdujo un nuevo chip para leer el correspondiente documento.

- Debes revisar todos los archivos y documentos sobre misiones almacenados en las bases de datos de la Sección T-6.-

-¿¡¡Qué!!?, ¿¡¡Es una broma!!?-exclamó casi gritando sin llegar a creérselo- ¿¡¡Me estás diciendo que mi misión consiste en revisar archivos!!??-ahora Raditz si que no podía disimular su enfado.

-Exactamente. Esas son mis órdenes.- contestó Zarbón con indiferencia.

-¡¡ No.. no puedes hacer eso!!-exclamó el saiyan aún más furioso apretando los puños.- ¡Yo SOY un guerrero, no un.. un vulgar encargado de los archivos!!-en su ímpetu había arrancado furiosos hacia la mesa donde Zarbón aún estaba sentado, pero en ese momento los dos soldados que le custodiaban se interpusieron entre él y su objetivo, haciendo que en ese momento tomase conciencia de donde estaba.

Radix se detuvo en seco y miró con odio al azulino Lugarteniente de Freezer.

- Si, así es... –contestó con suavidad para su sorpresa, ya que se había esperado otra clase de reacción- Eres un soldado que puede servir perfectamente para este cometido. –explicó y entonces sonrió con desprecio- He revisado tus expedientes y he podido comprobar que posees una gran dedicación y profesionalidad en tus objetivos, aunque algunas veces pecas de ser demasiado simplista, incluso en tus estrategias; además, eres el único de los tres miembros de tu escuadrón que demuestra tener cierto interés en la tecnología que manejamos. Precisamente por eso creo que eres el más indicado para eso. –en su suave y educada forma de hablar había un claro desprecio.

El saiyan de largos cabellos se contuvo solo puedo contenerse y apretar los puños con rabia. Él reconocía que todo lo que Zarbón decía era cierto, pero ni mucho menos eso significaba que su trabajo perfecto era el papeleo; es más, si había lago a lo que un saiyan tenía más temor que aun enemigo imbatible, era al papeleo y los asuntos burocráticos.

-Así lo haré...- contestó con resignación, después de todo no tenía otra opción.

-Muy bien-aprobó Zarbón mientras se examinaba sus uñas aguamarina- Puedes empezar por los archivos de esta base; más tarde se te irán facilitando los informes de las demás bases. Puedes retirarte- concluyó con un gesto de la mano.

***

-"¡Maldito sapo bastardo, presuntuosos, rastrero... miserable hijo de un 'agarra-rabos'!!" pensaba Raditz mientras se dirigía a la sección donde se almacenaban todos los archivos y documentos por un pasillo poco transitado permitiendo así que su rabo diera furiosas sacudidas tras de si "¡¡Espero que algún día de asfixies con tu caja de maquillaje y pueda darme el gustazo de hacerte escupirla apretando tu garganta!!... ¡No deberías jugar de esa forma con un guerrero saiyan si no quieres acabar viendo cómo alguien retuerce tus tripas!!" Sus imaginativos deseos de cómo acabar con Zarbón y el sufrimiento que deseaba para él era un alivio pobre desde su posición; el lugarteniente de Freezer que, tal y como había podido comprobar al final sí que usaba maquillaje, era muy superior a él, e incluso a Vegeta. Aun así Raditz se podía considerar afortunado: de haber sido cualquiera de los demás generales de Freezer, seguramente habría acabado en un tanque de recuperación en la enfermería, especialmente en el caso de Dodoria, general que tenía fama, y de hecho así era, de aniquilar cualquier cosa que le levantara la voz. Raditz suspiró ante ese repentino pensamiento, realmente si había tenido suerte "Sé perfectamente que ese trabajo es un 'marrón' que no sirve para nada... Pero tendría que controlarme más; Vegeta puede darse el lujo de acabar con aquello que le moleste o se le interponga, pero si yo no pienso antes en las consecuencias, podría morir hoy mismo" volvió a suspirar "Nappa tiene suerte de que el Príncipe le vigile..."

Casi sin darse cuenta sus pasos le fueron acercando a la sección de archivos cuando sus agudos oídos de saiyan oyeron unas voces familiares para todos los miembros del ejército de Freezer que resonaba a la vuelta de una esquina algo más adelante. Instintivamente se detuvo y enroscó de nuevo su larga cola alrededor de la cintura al reconocer a los dueños de las voces; había que estar prevenido (**)

-¡No... no y no! –decía una voz ronca- ¡Repitámoslo otra vez!

-Pero Capitán... –se quejó otra voz más suave.

-El Capitán tiene razón, Jess... debemos coordinar más nuestros movimientos- contestó otra voz gangosa.

"¡Los Gynew!"exclamó Raditz para si "Sabía que estaban en la base... pero ¿Qué están haciendo aquí en un pasillo tan apartado?"

Tímidamente se acercó a la esquina y se asomó para espiar. No por su forma de actuar tan cautelosa y socavada, sino porque en circunstancias como esa, era la mejor forma de no acabar metido en líos, y los Gynew eran los más poderosos después de Freezer, las Fuerzas Especiales, los miembros de la elite.. y también una panda de soldados caprichosos e inmaduros con vocación de bailarines reprimidos. Raditz tenía tantos motivos para odiarlos como para despreciarlos y temerlos.

Finalmente acabó por asomarse por la esquina y pudo ver la amplia espalda de Reekon, que debido a su envergadura, aún mayor que la de Nappa, le ocultaba de la vista de los otros cuatro: a un lado pudo distinguir una masa blanca y algodonosa que, sin duda, era la poblada cabellera de Jess, de la que él estaba muy orgulloso; algo más allá, destacando por su gran altura incluso por encima de la mata de cabellos pelirrojos de Reenkon, estaba Bata quien presumía de ser el hombre más rápido del universo conocido; y en medio del círculo, se distinguían los cuernos y el cráneo venosos de Gynew, el capitán. A Gurdo no se le veía por ningún lado.

-¡Vamos, otra vez!- arengó Gynew de nuevo; entonces su voz se volvió burlona- A quien consiga hacerlo mejor le daré este bombón de chocolate... –dijo.

- ¡Ooooh, Capitán! –exclamaron Jess y Reekon.

- ¡Nada de "peros"!... ¡Comencemos de una vez!-

El saiyan de largos cabellos negros seguía oculto tras la esquina sabedor de que al no llevar ninguno de ellos puesto su scouter, no sabrían que él estaba ahí. Empezó a valorar la posibilidad de ignorarles y pasar de largo, hasta que le asaltó de nuevo la pregunta de ¿qué estaban haciendo esos cinco, o mejor dicho, cuatro idiotas en ese pasillo tan apartado de las principales áreas de la base? Entonces optó por espiarles a ver qué hacían.

-¡Jess!-

-¡Reekon!-

-¡Bata!-

-¡ Y Gynew!-

-¡Juntos como los dedos de una mano, somos...!-

-¡Las Fuerzas Especiales de Freezer!-

Gritaron uno a uno hasta completar su discurso, todo eso acompañado de un baile de dramáticas piruetas y posturitas coreográficas. Era evidente que estaban ensayando sus acostumbradas exhibiciones que precedían a sus combates o cualquier otra cosa que hicieran.

"¡Idiotas!" pensó Raditz en silencio desde la esquina "Siguen tomándose todo esto como un simple juego... ¡Solo les interesa comerse esos dulces alienígenas y que les aplaudamos por sus estúpidos bailes!" resopló para sí "¡Nunca serán conscientes de lo que significa ser soldado de Freezer!"

- ¿Y bien, Capitán? –preguntó Bata -¿Cree que ahora nos ha quedado mejor?-

Gynew parecía no saber qué responder ya que no contestaba. Entonces intervino Reekon.

-Yo creo que nos ha quedado bastante bien, pero que deberíamos admitir de nuevo a Gurdo, Capitán... Lo de "juntos como los dedos de una mano" no tiene mucho sentido si somos solo cuatro..-

-¡Nada de eso! –exclamó de repente la ronca voz de Gynew -¡Gurdo no tenía ningún derecho a 'Detener el tiempo' solo porque creyera que su postura no era correcta! ¡Y seamos cuatro o cinco esto tiene que salir bien!-

Desde su posición Raditz no pudo evitar dar un respingo al oír aquello. "¿Qué es lo que ha dicho? ¿¿Gurdo puede detener el tiempo??"

- ¡...Hasta que no pida perdón no volverá a venir a nuestros ensayos!- afirmó con aplomo el Capitán.

- Pero Capitán Gynew –le interrumpió Reekon –¡Gurdo no tiene la culpa de hacer esas cosas solo porque esté enfadado por culpa de ese engreído de Vegeta que se mete con él!- le defendió; no era algo extraño, Reekon era quien tenía una relación más profunda con Gurdo, y por tanto quien más se preocupaba de él.

Sin embargo Gynew resopló y Jess soltó una carcajada.

- Gurdo se altera con demasiada facilidad... –opinó- Todos sabemos que Vegeta es solo un simple Saiyan que nunca llegará a nada en el ejército del Maestro Freezer.-

- Sí, estoy de acuerdo contigo, Jess –le apoyó Bata –Ninguno de esos tres saiyans vale lo bastante como para poder rivalizar con un grupo como el nuestro... ¡Solo nosotros poseemos verdaderas posturas de ataque!-

-¡Ya basta de charla! –ordenó de nuevo Gynew consiguiendo que todos ellos le obedecieran- Sigamos practicando. Quiero que quede perfecto para nuestra próxima pública actuación en esta base y cuando quede perfecta, os daré un bombón a cada uno.-Aunque pareciera increíble, Gynew debía de ser el más realista de todos ellos, porque sus arengas surtieron efecto y al momento los cuatro comenzaron a repetir su numerito de nuevo.

Raditz vio, más bien oyó, que seguían con sus ridículas exhibiciones, y perdió el interés por seguir espiándoles, optando por continuar caminando en silencio hacia las salas de archivos que se encontraban al final del pasillo contiguo. Desde luego también había podido hacer un par de descubrimientos interesantes: los Gynew se reunían en los pasillos menos transitados de la base para ensayar sus posturas y exhibiciones de ataque u otras que sirvieran para ensalzar la grandeza del "Maestro Freezer". Pero el descubrimiento más interesante era eso acerca de Gurdo y algo que hacía sobre "Detener el Tiempo": Raditz sabía que Vegeta, aunque también llevado por su desprecio hacia los más débiles que él, no sabía a ciencia cierta por qué Freezer mantenía entre sus filas a un tipo como Gurdo entre su "Fuerzas Especiales de Asalto". Gurdo era pequeño, rechoncho, paticorto, cuatro-ojos, de aspecto ridículo, y según Vegeta, olía tan mal que no soportaba su olor... Es decir, el perfecto candidato para ser un soldado de baja categoría dentro del ejército de Freezer, pero hete aquí que resulta que Gurdo tenía... poderes interesantes, y seguramente esa era la razón de que perteneciera a ese escuadrón de bailarines gilimemos.

Sumergido en esos pensamientos, el saiyan de largos cabellos llegó finalmente ante la puerta de la sección de Archivos cuando una sonrisa cínica y amarga se dibujó en sus labios: Vegeta encontraría muy interesante la información de lo que se acababa de enterar, pero también le resulta incómodo pensar que esa era la única razón por la que Vegeta le tenía en cuenta.

Raditz respetaba y debía lealtad a su Príncipe, pero este no le respetaba a él y Vegeta tampoco parecía deber lealtad a su pueblo. Solo le interesaba su gesta personal contra Freezer y todos su generales.

***

Vegeta miró con disgusto el panorama que se extendía a sus pies; allí abajo tan solo había un montón de nativos del planeta Soran-7 trabajando en las minas de las que extraían un extraño mineral de propiedades elásticas con las que, gracias a una serie de aleaciones y tratamientos químicos, la avanzada tecnología de los científicos de Freezer fabricaba los uniformes con los que vestía a sus soldados y él mismo. Naturalmente Freezer lo tenía todo previsto y sus científicos conocían otras fórmulas para obtener el mismo resultado, pero el proceso era mucho más costoso, así que seguían extrayendo mineral con ese objetivo. Pero a Vegeta todo eso no le importaba nada.

Gruñó con disgusto y su cola se sacudió enérgicamente tras de si dando furiosos latigazos, pero con indiferencia ante los presentes, algo inaudito ya que Vegeta nunca permitía que alguien pudiera ver claramente las expresiones de su cola, incluso ante la presencia de Nappa, quien también le había acompañado hasta Soran tras la reunión que ambos habían mantenido con Zarbón dos días antes. Vegeta solo podía odiar aún más a Zarbón, y consecuentemente a Freezer, por lo cómo se habían desarrollado las cosas tras la vuelta de ambos de aquella, según ellos "Fácil misión" hacía casi una semana. ¿Cómo se atrevía ese tonto presumido a encargarles esa estúpida misión?

En efecto: poco después de que Radix tuviera su correspondiente misión con el "sapo azul" como él lo llamaba cuando tenía la oportunidad ahora que sabía su pequeño secreto, Zarbón les había hecho llamar a ellos también y les encomendó otra misión, según él, a su medida.

"Príncipe Vegeta" había dicho "He estado mirando cuál puede ser vuestra mejor tarea de cara a vuestras posibilidades, y creo haber encontrado una que creo que es perfecta para alguien como vos" Vegeta tenía que reconocer que la refinada forma de hablar de Zarbón le resultaba halagadora en algunas ocasiones... al menos parecía respetar su rango. "He podido observar que poseéis dones de observación y mando, así como una gran voluntad y perseverancia.. por eso mismo creo que vuestro trabajo ideal es vigilar las minas de eliscón que tenemos en Soran-7" Y esa fue su orden...

Por supuesto Vegeta montó en cólera al oír aquello: ¡el era el Saiyan-jin No Ooji, no un vulgar director de una explotación minera!, ¡ÉL tenía dotes de mando, por supuesto!... ¡pero para dominar a todos bajo su poder, no para dar órdenes y dirigir a un grupo de nativos de Soran en unas minas!. Sin embargo no pudo mas que callarse y obedecer las despectivas órdenes de Zarbón, aunque al menos consiguió que ese idiota presumido permitiera que Nappa le acompañara. Sin embargo Vegeta sabía que eso no era solo por que Zarbón le respetara algo más que algunos otros soldados, sino porque Nappa era bastante estrecho de miras como para encomendarle un trabajo a él solo, y Zarbón prefirió dejar que fuera con él antes de encomendarle algo "demasiado complicado".

Sin embargo Vegeta estaba furioso por algo más que la humillación de Zarbón, reflejo de la de Freezer: su azulino lugarteniente había tenido una idea más retorcida de lo que parecía a primera vista por encomendarles misiones estúpidas e indignas de saiyans como ellos, también había conseguido separarles.

Vegeta frunció aún más su ceño sin prestar atención a Nappa, intentado concentrarse en atar los cabos y todas sus posibilidades. ¿Acaso era separarles lo que Zarbón quería?, ¿es que sospechaba algo acerca de su más tarde o más temprana, futura venganza hacia Freezer y todos ellos?... No, él no lo creía así; Zarbón no tenía una mentalidad inclinada a la traición o la venganza, y consecuentemente no pensaba que los demás tal vez sí. Para Zarbón, aunque Vegeta no sabía por qué, lo más importante era servir a Freezer y su ejército de la forma más correcta, estética y bla, bla, bla... posible. Además, estaba muy seguro de su poder, tanto por su fuerza de combate como por su posición de privilegio dentro del Ejército. Entonces, ¿les había separado solo para que sufrieran más por sus humillantes órdenes? Y en ese caso, ¿por qué separó a Raditz de ellos dos?... Tal vez él era el único "separable".

Vegeta alzó una ceja y miró de reojo a Nappa, que como de costumbre, aguardaba a cualquier cosa que le dijera su Príncipe para actuar. Nappa era su más fiel soldado: ese Saiyan de alto rango y ya entrado en años había estado a su lado desde que él era muy pequeño, sirviéndole como su mentor, guardaespaldas, general, ect... y parecía estar en todo momento convencido de cuál era su deber y cumplirlo a rajatabla, así que Vegeta sabía que Nappa siempre le apoyaría en sus decisiones y lucharía junto a él. No había ninguna duda de su utilidad. El único inconveniente era que Nappa, pese a su gran fuerza (aún inferior a la suya) y su extrema fidelidad, era corto de entendederas... o al menos eso parecía, pues muchas veces daba la impresión de no comprender claramente sus explicaciones o propósito y se quedaba sin saber qué decir o cómo actuar. Pero, ¿era eso realmente o era que Nappa si le comprendía pero dudaba de sus ideas y por eso vacilaba? Vegeta no tenía una respuesta clara, aún así no importaba: su fidelidad era su mayor utilidad.

En cuanto a Raditz.. ¿Era realmente tan valioso como para que Zarbón le asignase otra misión? ¿ y cuál era esa misión? Vegeta no tenía la respuesta a ninguna de las dos preguntas: al final no se pudo enterar de cuál era la misión de Raditz ni de dónde estaba, pero trató de imaginar la solución de la primera... ¿Quién era Raditz realmente?: un guerrero de clase baja, muy baja clase. Su fuerza apenas superaba las 1000 unidades, y muy poco había cambiado desde que Vegeta le conocía siendo un joven adolescente: al parecer era hijo de un comandante de un escuadrón que se había ganado cierto respeto pese a su bajo rango, pero nada más. Vegeta sabía que Raditz era más inteligente que Nappa, pero él parecía esconderlo pues solo durante las misiones de "purgar" planetas demostraba su verdaderas capacidades en estrategia y planes a seguir.. aunque a juicio de Vegeta eran demasiado simplistas y, consecuentemente algunas veces se pasaba de listo. Igualmente Vegeta tenía la sensación de que Raditz nunca se mostraba tal cual era realmente ante su Príncipe, incluso aunque su cara (y rabo) fueran tan elocuentes.. era natural pues, ¿Qué pintaba un guerrero de clase tan baja junto a su Príncipe y Nappa?... Vamos, ¡ si era una escoria de saiyan! De hecho lo único bueno que veía en él era, aparte de su gran fidelidad ( cosa normal : ¿cómo un saiyan como él se iba a atrever a llevar la contraria a su Príncipe?), su talento para la mecánica y electrónica (era el único de ellos que sabía arreglar scouters y hacer chapucillas con los fallos mecánicos de las cápsulas (***)) y su capacidad innata para enterarse de cosas interesantes. Definitivamente Vegeta no le veía ninguna otra cualidad aprovechable, es más, su ingenuidad, debilidad y carácter desinhibido le enfermaban. ¿Cómo podía un saiyan que se preciara ser tan espontáneo?. Desde luego Raditz solo era alguien útil en algunos aspectos, pero fácil de desechar cuando llegara el momento.

Pero Vegeta aún seguía enfrascado en sus pensamientos de cómo hacer para poder enfrentarse a Freezer.

- Nappa.- le llamó de repente.

- ¿Sí, mi Príncipe?-

- Acompáñame a un lugar lejos de esta letrina.- ordenó con su acostumbrado giro de talones y dirigiéndose hacia la salida mientras volvía a enroscar su cola alrededor de su cintura.

- A sus órdenes, mi Príncipe.-

Algo más tarde ambos llegaron volando en una planicie rodeada de colinas lejos de donde se encontraban las minas de eliscón y de cualquier mirada curiosa. Al margen de que en las minas solo hubiera mineros, capataces y guardias de distintos rangos todos bajo sus órdenes, Vegeta quería llevar a cabo su pequeña investigación sin que nadie pudiera dar cuenta de cuáles eran sus acciones estando allí.

Aterrizó suavemente sobre un pie y aguardó a que Nappa hiciera lo propio.

-Apaga los canales de tu scouter, Nappa. –ordenó- No quiero que nadie sepa qué haremos aquí.-

El enorme guerrero calvo hizo lo que su Príncipe le ordenó y atajó el scouter de este que acababa de arrojarle tras quitárselo.

-Vegeta-sama, ¿qué os proponéis?-preguntó confundido.

-Quiero que compruebes mi fuerza con tu scouter. –explicó y su fiel guardaespaldas le miró confundido, cosa que hizo que su príncipe frunciera aún más el ceño. –Concentraré mi fuerza todo lo que pueda y tú la medirás con tu scouter.-reveló.

Nappa asintió.

-De acuerdo, pero recuerda que debes hacerlo despacio si no queréis que el scouter reviente.-

-Ya lo sé.- dijo dándole la espalda. -¿Preparado? –preguntó una vez que se hubo alejado lo suficiente de él.

-Sí, mi Príncipe.-

Vegeta no respondió, sino que su rostro infantil cobró una expresión aún más dura que de costumbre y apretó los dientes al tiempo que sus músculos y su cuerpo se tensaban; lenta pero imparablemente olas de energía procedentes de su ser se iban concentrando a su alrededor produciendo llamas azuladas que envolvieron su cuerpo produciendo chasquidos al cortar el aire y la tierra comenzó a temblar. Nappa observaba con detenimiento cómo las cifras de su scouter iban aumentando de forma inexorable según enfocaba el lugar en donde Vegeta estaba: 12.000... 12.300... 14.000... 16.120... 17.050... 18.000 y ahí se detuvo. Ahora Vegeta se encontraba al máximo de su posibilidades: todos los músculos de su pequeño (en relación a sus compañeros) cuerpo estaban tensados, incluso su rabo enroscado alrededor de su cintura parecía que iba a saltar como un muelle; su rostro se desfiguraba con el esfuerzo y su rutilante melena crestada ondeaba a causa de la energía que desprendía su dueño; eso por no mencionar que el suelo temblaba por su energía levantando cascotes y escombros que oleadas de aire arrojaban en imprevisibles direcciones y que se había abierto un claro entre las nubes del cielo. Sí, ahora se podía decir que Vegeta estaba en toda su gloria de guerrero.

Finalmente se relajó, peor el scouter seguía mostrando las 18.000 unidades concentradas en ese mismo punto

-¿Cuánto? –preguntó Vegeta jadeante.

- 18.000 unidades, mi Príncipe. -

-¿¡Solo!? –exclamó y Nappa abrió la boca con intención de decir algo, pero Vegeta siguió gritando.- ¡¡Kusho!! ¡Creía haber aumentado más mi fuerza tras la última misión, peor sigo teniendo 18.000 unidades nada más!!... ¡¡No es ni la décima parte de la fuerza de Freezer!!-

Nappa vaciló inseguro de mostrar su opinión a su enfurecido señor, pero la dura mirada que Vegeta le dirigió, le obligó a hacerlo.

-Vegeta... creo que 18000 unidades no es una cifra tan mala; es la misma fuerza que tenía vuestro padre, el rey... y la habéis alcanzado a una edad mucho más temprana.-

- ¡Ya lo sé, idiota! –exclamó- ¡Pero sigue siendo muy baja! ¡A este paso tardaré una eternidad en poder ser lo suficientemente fuerte como para poder enfrentarme a él, incluso contando con el zenkai! ¡El único saiyan realmente capaz de derrotar a Freezer tendría que ser el super-guerrero de leyenda!-

Nappa observó con cuidado a su príncipe: era igual que su padre, orgulloso, impetuoso, ambicioso y seguro de si mismo; pero también inteligente y en ocasiones, irracional, ya que esas mismas características le perdían. Sin embargo había algo de lo que sí que podía estar más seguro.

- Vegeta, déjame recordarte que vuestro padre creía firmemente que tú serías el Super-guerrero de leyenda. Entonces... -

-¡Cállate y no metas a mi padre en esto! –ordenó furioso mientras se paseaba de arriba a bajo. -¡Claro que yo seré el Super-guerrero de leyenda!... ¡¿Quién creerías que lo sería!? ¿¡Raditz!?...- preguntó como si fuera algo obvio- ¡Vamos!: ¡ese idiota ni siquiera sabía qué ocurrió realmente con nuestro planeta! – añadió.

Nappa torció el gesto de forma imperceptible: es cierto que el hijo de Bardock era un guerrero de clase baja y ellos eran de la elite, pero eso no significaba que tuviera que menospreciarle tanto cuando apenas eran tres saiyans contra todo el ejército de Freezer. Por débil que Raditz fuera siempre era una ayuda, además, para Nappa, Raditz no era un compañía demasiado mala.

-¡Y está claro que yo aún no lo soy porque apenas logro llegar a las 18.000 unidades!- concluyó deteniendo sus paseos de ida y vuelta. Entonces se mesó la barbilla mientras bajaba la vista. -... La solución sería que pudiera aumentar mi fuerza de una forma mucho más rápida. –pensó en voz alta y Nappa le miró desorientado una vez más- ...Y para eso debería sobrevivir a la muerte.-reveló.

Esta vez su fiel guardaespaldas si que logró entenderlo: Vegeta estaba dispuesto a auto-inflingirse heridas mortales con tal de sobrevivir a ellas y así poder aumentar su fuerza. Una medida demasiado drástica.

-... Pero si lo hago, no funcionará. –afirmó como si leyera los pensamientos de Nappa. – Para poder aumentar mi fuerza tendría que combatir muy duramente... o sobrevivir a las heridas que alguno de vosotros me pudiera inflingir. Pero eso es imposible... –

Nappa dio un respingo al oír aquello: ¿su príncipe quería que le dieran una paliza?

-... Es imposible porque ninguno de vosotros dos tiene fuerza suficiente como para hacerlo, y además, enseguida se levantarían sospechas.- concluyó.

El enorme guerrero calvo apenas pudo suspirar aliviado al ver que Vegeta había desechado esa idea tan descabellada, pero seguía preocupado por las maquinaciones de su príncipe.

- Esta visto que voy a tener que esperar una eternidad para poder convertirme en el super-saiyan y enfrentarme a Freezer. Ahora mismo no tengo nada a mi favor.-su tono lleno de lógica disimulaba la resignación ante lo evidente.

-¿Entonces...? –preguntó Nappa expectante.

Vegeta se volvió hacia él y clavó sus oscuros ojos de saiyan en el maduro y feo rostro de su lacayo. Como de costumbre no se veía ninguna emoción en ellos, solo un ceño fruncido que enmarcaba una mirada dura de un rostro aún infantil haciéndole parecer mayor. Nappa siempre esperaba que Vegeta le diera las órdenes directas pues a su príncipe no le gustaban nada las insubordinaciones, y además, a pesar de conocerle desde niño, para Nappa era casi imposible descifrar los pensamientos en un rostro tan inmutable como el de Vegeta.

-Nos volvemos a las minas. –ordenó por fin mientras volvía a lazar el vuelo- Aquí no hay nada que hacer y lo único que podemos esperar es que Freezer nos vuelva a asignar otra misión de riesgo. Es la única forma que tengo ahora de aumentar mi fuerza.-

Nappa suspiró: Vegeta siempre hablaba en singular, refiriéndose solo a si mismo... ¿Acaso ni Raditz ni él mismo importaban en la lucha contra Freezer? Lo único que podía esperar por ahora es que acabase la absurda misión que Zarbón les había encargado a los dos.

***

Raditz gruñó por decimotercera vez en lo que iba de su particular jornada de trabajo: los archivos de la sección T-6 se remontaban a hacía casi 35 años atrás y después de tanto tiempo ahí había de todo lo imposible bien mezclado y revuelto, lo que hacía su trabajo aún más duro. Llevaba horas sentado ante diversas pantallas de ordenador y a su alrededor se amontonaban montañas de placas de lectura de archivos, chips donde se contenían esos mismo archivos, así como una caja de herramientas ya que como pudo comprobar muy a su pesar, sus habilidades para la electrónica le hicieron buena falta debido a la cantidad de archivos cuyos circuitos estaban dañados después de tantos años. Poco a poco aquel aparente desorden, se convirtió en un desorden aún mayor de columnas de placas de lectura y montones de chips que, debido a una mala jugada de su balanceante cola, habían acabado derrumbándose para formar un nuevo y desordenado montón. El saiyan de largos cabellos miró con desesperación al nuevo desorden que su cola había provocado; se maldijo a si mismo y a su suerte: estaba solo en la sala y él, siempre que podía saltarse el protocolo, relajaba su cola normalmente enroscada al rededor de la cintura, pero sus furiosos movimientos consecuencia de su estado de ánimo, habían tenido una consecuencia desastrosa.

-¡¡Maldita sea!! –rugió- ¡Llevo días con el rabo aparcado todo el día delante del ordenador y ahora esto!- hizo una pausa para mirar con desesperación el montón recién formado cuando algo atrajo su atención- ¡Lo qué faltaba!... ¿¿Qué hacen aquí los archivos del planeta Karon??-exclamó extrayendo un microchip de datos de en medio del montón.- ¡...Esto debería estar en la sección K-5!-

El melenudo saiyan frunció el ceño aún más de lo habitual cuando le asaltó la curiosidad, y sin pensárselo más veces, introdujo el chip en su ordenador. Al momento los datos allí guardados empezaron a aparecer en la pantalla, y por mucho que le escocieran los ojos de llevar horas delante del maldito proyector, leyó con detenimiento los informes.

- "Transcurso temporal alterado" –leyó- "...los nativos poseen la capacidad de alterar el tiempo de forma que transcurra según sus necesidades"- no pudo evitar que le picara la curiosidad- "Tampoco parecen necesitar ningún tipo de sustento biológico, comen por puro placer"- Raditz resopló con desagrado al leer eso: la comida era uno de los pocos placeres que se podía permitir.. y a todo los saiyans les encanta comer. Entonces sus ojos se abrieron aún más. –"Los nativos no poseen gran capacidad de combate, pero se encuentran muy organizados en grandes ejércitos. Por ello y por la capacidad de alterar el tiempo, se recomienda el uso de las Fuerzas Especiales de Ataque"-

El saiyan esbozó una sonrisa cínica.

- ...Ahora entiendo mejo porqué Gurdo está con ellos. Si efectivamente posee la capacidad de detener el tiempo, es normal que necesitaran de él para conquistar Karon...-entonces gruñó con amargura- ...Los que son menos considerados al final son los que más falta acaban haciendo, incluso con un idiota como Gurdo. –dijo sin dirigirse a nadie en particular pero con un claro doble sentido.


(*) Al margen de esos fans que solo por el hecho de que Radix sea el "cruel hermano de Goku", su madre (Kinoko, Taniipu, Stranwberry, Pata o cualquier otro nombre de los que he visto) debía de ser otra mujer, lo cierto es que Radix, durante el encuentro con su hermano, hablaba de su padres en plural y con mucho respeto hacia ellos en la versión japonesa original. También del obvio y reconocido el parecido entre Goku y el padre de ambos. Es pues normal que se piense que la madre de Goku debía de ser muy parecida a su hijo mayor y que compartiría con él su característica melena negra, como se puede ver en gran número de doujinshi japoneses sobre los padres de ambos.

(**) Como se puede ver en la serie/manga, el rabo de los saiyans no es solo un motivo de su orgullo y de su capacidad de transformación, sino una extremidad muy elocuente y sensible de su anatomía cuyos movimientos comunican abiertamente el estado de ánimo de su dueño. En el caso de Radix, su cola parece ser más larga que la del resto de los saiyans: Vegeta por ser más bajo, y por lo tanto más corta, y en el caso de Nappa, demasiado corta para alguien de su envergadura. En cuanto a su sensibilidad también se puede ver que Radix y Goku sí sufrían mucho daño cuando se la agarraban mientras que Nappa y Vegeta no. Es por tanto de suponer que los guerreros de alta categoría no sufrían ese problema en igual medida.

(***) Curiosamente en muchos fics en inglés donde este personaje aparece forma "respetuosa", Radix resulta tener talento para la mecánica y electrónica (¡incluso en algunos ayuda a Bulma!) En mi opinión es debido a que es el único de todos ellos que dice "¡Tendré que arreglarlo!" (refiriéndose al scouter) tanto en el manga como en al serie, mientras que ni Nappa ni Vegeta nunca hacen o dicen algo así; es más, Vegeta nunca a aparece que ayudara a Bulma con alguna clase de conocimiento científico aunque proceda de una civilización más avanzada tecnológicamente que la terrestre. Es por eso por lo que creo que es cierto que Radix sí debía entender algo sobre tecnología