Capítulo-3
Descubrimiento
"¿Está el futuro vedado a mi pueblo?...Durante mucho tiempo creí que sí, pero ahora tengo un motivo más para vivir que solo la venganza y la lealtad a mi pueblo"
Todo
parecía seguir como siempre había sucedido desde que a Zarbón se le ocurriera
esa fantástica idea para dejar a los tres saiyans sin ningún
orgullo de guerrero; al menos así seguía siendo para Raditz puesto que le
ocurrió lo contrario que a Vegeta, que por el favor de Freezer, al final
había conseguido recuperar la confianza del tirano, y también una nueva
misión en su carrera de exterminador de vidas inteligentes del universo
–vulgo "purgar planetas"- Por lo tanto, Vegeta también conseguía poner a
prueba su talento de guerrero y así, avanzar un paso más en su carrera de
llegar a ser más poderoso que Freezer. Sí, en esta ocasión el Príncipe
saiyan podía considerarse afortunado, mientras que el más bajo de sus
congéneres no pudo hace otra cosa sino seguir con la tarea que Zarbón le
había encomendado desde un primer momento, y eso a pesar de su incremento
de fuerza tras recuperarse de la paliza que Vegeta le propinó. De lo que sí
logró librarse fue del desagradable olor del líquido verde que se le quedó
impregnado en el pelo. La suerte no favorecía a Raditz, como era la tónica
habitual de su vida, y ahora volvía encontrarse encerrado en esa sala con
su aburrido trabajo y totalmente solo, pues Nappa fue destinado a otra
sección con un trabajo más "a su medida": Zarbón tenía motivos para creer
que Nappa carecía de la suficiente paciencia y tacto para un trabajo
meticulosos como el de su compañero. Y la verdad es que eso era cierto: los
saiyans eran guerreros, no técnicos.
A principio el saiyan de poblada y larga melena negra parecía tener que
volver a pasar por el tedio de seleccionar, examinar, colocar, ordenar,
repara y clasificar uno a uno todos los viejos archivos y registros de la
base acumulados durante muchos años. Era sorprendente ver la cantidad de
"negocios" que Freezer había llevado a cabo durante tantos y tantos años,
desde mucho antes que los saiyans si quiera hicieran el pacto con él. Por
tanto, a pesar de los salarios oficiales de sus soldados y sus
correspondientes trapicheos, era asombrosa la cantidad a la que se elevaba
su fortuna. Pero Raditz bien sabía que el ejercicio de "Mercenarios
Traficantes de Planetas" que tenía Freezer era tan solo una forma de dar
utilidad práctica a sus verdaderas intenciones: en realidad el motivo final
de las actividades del bastardo cornudo no era otro que el de mostrar a
todo el universo conocido que él era su dueño y señor. Él hacía y deshacía
lo que se le antojaba con todas las demás formas de vida, de "jugar" con
ellas y divertirse destruyendo pueblos y mundos enteros y las esperanzas de
los supervivientes cogiendo para sí lo que se le antojaba bajo su criterio
personal de "esto es bárbaro-esto otro es refinado"
"Prácticamente lo mismo que Vegeta. Freezer le ha enseñado bien"
–se recordó de nuevo a si mismo Raditz
Sin embargo lo que amenazaba ser otra tediosa y aburrida sesión de
trabajo hasta que a Zarbón se volviera a acordar de él, de repente se había
vuelto más, mucho más... interesante. E igualmente dolorosa.
Contra todo pronóstico, Raditz había encontrado
unos archivos olvidados que registraban las misiones de los habitantes de
su planeta natal, Vegeta-sei.
Durante unos instantes que se hicieron eternos,
Raditz no podía dar crédito a lo que veía: tenía ante si ese montón de
placas de archivos que aparecían ante sus ojos como una especie de tesoro
maldito ¡Esos archivos deberían haber desaparecido junto con su planeta!...
pero no, allí estaban ¿Acaso era algo premonitorio o tan solo una maldita
casualidad? Hacía solo un mes que realmente se había enterado de lo
sucedido con su mundo natal y su pueblo, y ahora por un extraño giro del
destino, había dado con los archivos que registraban todos los movimientos
ordenados por Freezer durante los años de alianza entre su pueblo y el
Maestro. Allí estaba todo: censos de soldados y escuadrones, misiones que
habían efectuado, movimientos, tácticas, expedientes de soldados, etc... Un
gigantesco archivo que teóricamente debería haber desaparecido junto con
Vegeta-sei. El melenudo saiyan no pudo evitar sentir un interés casi
doloroso por su descubrimiento y leer, esta vez sí, detenidamente cada uno
de esos archivos.
"Tal vez esta sea una especie de copia de seguridad olvidad..."
pensó. "Me cuesta creer que Freezer y el resto de su ejército de
imbéciles no los destruyeran o escondieran mejor."
A medida que los iba inspeccionando, en su
memoria volvían resonar claramente nombres y rostros de gente con la que
una vez convivió y que ya nunca volvió a ver. Según iba leyendo allí
estaban registrados todos los escuadrones que había tenido el Reino Saiyan
en su ejército desde su alianza con Freezer, y también los nombres de sus
miembros. También figuraban los nombres de los miembros de la elite, Nappa
incluido, y sus correspondientes historiales... aunque de sobra conocidos
por Raditz como para prestarles más interés. Y por supuesto los nombres de
aquellos que habían sido miembros del consejo del Rey Vegeta, como Sullium
y Zorn, quienes siempre habían hecho su trabajo con bastante juicio (algo
de agradecer si se tiene en cuenta que al antiguo monarca saiyan a veces le
sucedía lo mismo que a su hijo: era inteligente pero su arrogancia le
volvía irracional). Y por supuesto Kale, que había estado dando las órdenes
al escuadrón de Bardock y que el Rey Vegeta había ejecutado en persona por
traerle malas noticias acerca de lo mal que estaba resultando la misión que
el escuadrón del padre de Raditz. Esa fue una de las últimas misiones que
los saiyans efectuaron para Freezer, y en la que Bardock estaba
participando, como recordó Raditz en ese momento… Al parecer los problemas
vinieron porque sus habitantes tenían curiosas habilidades
extra-sensoriales. Esa misión fue la última que realizó Bardock en su
vida, como bien sabía su todavía vivo hijo mayor.
Fue entonces cuando el saiyan tuvo un súbito
interés que le apartó de mirar más fichas de antiguos conocidos y se
concentró en leer las de aquellos que habían estado más cerca de él, así
como los archivos históricos; después de todo, ¿qué interés tenía revisar
los expedientes de miembros de la elite que llevaban casi 30 años muertos?
Es más, tenía la sensación de que allí podría encontrar algo interesante.
Durante un momento se le ocurrió la idea de informar a Vegeta sobre su
descubrimiento usando algún canal privado de su scuter, pero se lo pensó
mejor... "Ten cuidado con lo que vas a decir. Hablas demasiado" le
advertía a menudo Nappa, y después de la paliza que Vegeta le dio hacía
solo unos días, juzgó que era mejor indagar más a fondo antes de decirle
nada a su Príncipe, no fuera a ganarse otra paliza por "importunarle con
tonterías" O meterse en algún problema si el resto de los soldados fieles a
Freezer captaban sus comunicaciones.
Juzgó que de momento, era mejor esperar un poco
y averiguar algo más de la información de esos archivos
Una vez desechada la idea de comunicar su descubrimiento tan pronto,
buscó los archivos de aquellos que le interesaban y el primero en que se
detuvo fue en el de su padre y su escuadrón. Era extraño, también lo había
encontrado con asombrosa facilidad, pero Raditz casi tenía miedo de mirar
los retratos de su padre y sus compañeros después de tantos años, eran como
ver a unos fantasmas. Sin embargo no pudo resistir el impulso de leer los
expedientes escritos en lengua standar:
ESCUADRÓN Nº 27.548
*Especie:...........................................Saiyan
*Planeta de Procedencia:.................Wakusei Vegeta. Vegeta-sei
*Número de Miembros: ...................5
*Categoría:........................................B2*
*Fecha de apertura: ........................23.9.11101102
*Fecha de disolución: ......................----
*Misiones realizadas:.......................450
*Comandante Responsable: Kale is'h Pat.-Saiyan
"Sí, recuerdo bien que Kale supervisaba varios escuadrones. El de mi padre era uno de ellos." Se dijo Raditz según iba leyendo. Luego sonrió ante cierta ironía: la fecha de formación de ese escuadrón coincidía con la de su nacimiento. Pero llegados a este punto el melenudo saiyan contuvo la respiración.
*Miembros Integrantes:
Bardock –(Expediente Nº. 18.307)
*Cargo: Comandante de escuadrón
*Especie: varón saiyan
*Fecha de nacimiento: 17.8.1-110532
*Fecha de Incorporación: 23.9.1-1101102
*Categoría: soldado de tercera clase.
*Fuerza de Combate: 3000 unidades (en progreso)
*Años de servicio: 15
*Estado: activo
Raditz miró el retrato de su Ojaji con ojos
brillantes: tan solo era una imagen digital de pequeño tamaño, pero al
verla el recuerdo que tenía de él se hizo totalmente presente. Podía ver
claramente la habitual expresión de decisión y dureza característica de los
saiyans con su ceño fruncido, y también, aunque en la imagen a penas se
distinguía, veía con claridad la cicatriz en forma de cruz de su mejilla
izquierda, una marca que según recordaba, la había tenido desde antes de
nacer él. También podía ver con claridad, ahora que su memoria estaba más
fresca, el tono moreno de tinte dorado de su piel característico de su
familia paterna, pues su primo Tarles (1) también era de piel bastante
morena. En la ficha figuraba que Bardock era un soldado de bajo rango, y
eso era algo que Raditz no se atrevía discutir pues era algo que ambos
llevaban escrito en los genes. Su tremenda debilidad al menor apretón en el
rabo y el rostro imberbe de Bardock con más de 40 años de edad a sus
espaldas eran buena prueba de ello. Sin embargo la capacidad de combate que
su padre tenía en ese momento doblaba la suya propia ¿Razones?... bajo el
punto de vista de Raditz había dos respuestas: la primera porque Bardock
casi doblaba la edad que él tenía en ese momento, y la segunda porque había
acabando muchas veces en un tanque de recuperación, lo que había producido
ese aumento de fuerza tan grande. En cualquier caso Bardock era un caso un
tanto atípico entre los soldados bajos de la sociedad Saiyan; el hecho de
ser él mismo, un soldado de bajo rango, comandante de su propio escuadrón,
era una de las anormalidades que tenía. La teoría de los "sleepers" que
circulaba entre los soldados de bajo rango y que los miembros de la elite
tanto se preocupaban en desmentir, cobraba fuerza en el Ojaji
No queriendo despertar más viejos fantasmas y pensamientos incongruentes
sobre el rango familiar, Raditz siguió leyendo las fichas de los miembros
que formaban el escuadrón de su padre y posó la vista sobre la del sargento
del escuadrón, Toma. También fue como ver a un fantasma. Toma había sido el
mejor amigo de su padre; todos lo eran, pero él era con quien estaba más
unido. Esa era una circunstancia extraña porque normalmente los escuadrones
cambiaban continuamente de miembros, ya sea por cubrir las habituales
bajas, o por aumentar su eficacia según la misión que les encomendaran. Sin
embargo Toma y Bardock se conocían desde antes que él naciera, y Toma era
de los pocos que conocían el origen de la cicatriz de Bardock en la
mejilla.
Toma no se parecía en nada a su padre, pero era
el prototipo de saiyan de bajo rango: alto, pelo siempre negro
habitualmente recogido en una coleta, imberbe y con un gusto en vestir más
personal: tenía predilección por el tono azul y solía llevar un pañuelo
atado en el brazo izquierdo, a semejanza de sus bandas, aunque nunca supo
el origen de este ni por qué lo llevaba. Toma siempre estuvo más cerca de
la familia de Bardock que los demás, y cuando Raditz era niño, él también
solía entrenarlo junto a sus padres.
Pero ahora eso ya no tenía importancia, Toma
había muerto junto a todos los demás.
***
-¿El planeta Yaddrath? –preguntó Freezer un tanto escéptico a su
lugarteniente Zarbón- ¿Crees que es rentable?-
-Así lo parece, Maestro-
contestó su azulino lugarteniente echándose hacia atrás su larga trenza de
pelo verde con cierto gesto pedante-
-¿Por qué?-preguntó el tirano clavando la vista en él.
Zarbón tragó algo de saliva inconscientemente.
Pese a los muchos años que ambos se conocían y de una relación más buena
que lo habitual en el ejército, el exponente del glamour del ejército del
tirano, sabía que había cosas que eran peligrosas de cara a Freezer.
-Yaddrath es un planeta muy rocoso que posee grandes cantidades de
carbonita, que es ideal para los revestimientos de nuestras capsulas y
naves-
-Eso ya lo sé-interrumpió Freezer.- ¿Qué tiene de importante?-
-… Dejadme que os explique, Maestro- apaciguó Zarbón- Nosotros ya
tenemos importantes reservas de ese mineral, pero el Imperio Kolkiano están
interesados en su explotación para poder fabricar nuevas naves de guerra.-
Freezer alzó una ceja con curiosidad.
-¿Y eso por qué? ¿No tienen ya suficientes?-
-Precisamente… Se está produciendo un levantamiento importante en una de
las provincias del imperio y quieren preparar una flota para
reprimirla.-explicó Zarbón- Están muy interesados. La petición fue
formulada directamente al Imperio Cold.-
Freezer rió divertido al escuchar aquello. Le
divertía la posibilidad de que un imperio tan importante como el Kolkiano,
tuviera que negociar con el de su padre para poder mantener el orden. Había
líderes que no sabían ser… líderes. Eso era algo que él sabía hacer muy
bien.
- Muy bien, estudiaremos esa orden. –dijo por fin- ¿Qué sabemos de
Yaddrath?-
-Los informes que tenemos no son muy alentadores, Maestro…-comenzó a
explicar Zarbón- De hecho…-
***
Cuando Raditz comenzó a leer el expediente sobre Celipa, no pudo evitar que
el extremo de su cola se sacudiera en movimientos suaves y acompasados,
algo similar al de un gato cuando ha encontrado una presa. Era algo normal,
¡la foto de Celipa era la primera imagen que veía de una mujer saiyan en
casi 30 años! Por supuesto había visto hembras de otras muchas especies a
lo largo de sus misiones de reconocimiento y de conquista, algunas
pertenecientes a pueblos muy parecidos al suyo… pero ninguna de ellas se
podía comparar a una mujer saiyan. Y allí estaba ahora la foto de Celipa,
con su cabello corto y castaño, su armadura color negro de un solo tirante
y sus calzas amarillas, ropas casuales que los saiyan de bajo rango solían
usar, y no como las elites, que siempre iban rigurosamente conjuntadas. Al
igual que su madre, Celipa también lucía unos pendientes dorados, a ambas
le gustaba adornarse con abalorios, y Raditz había heredado de su madre esa
costumbre, por eso llevaba esas bandas en el brazo y en la pierna derechos
que le conferían un aire más personal al conjunto.
Tal y como decía su ficha, esa mujer saiyan era la única integrante
femenina del escuadrón de Ojaji desde el momento en que madre fue destinada
a otro escuadrón, y por lo que él recordaba, era de baja estatura pese a
ser una mujer saiyan. Por lo que también sabía, ella había sido amiga de
sus padres, y también cómplice de su madre en algunos aspectos, así como la
parte sensata del escuadrón de su padre. Por lo demás era una miembro más
del montón de mujeres saiyan que servían en el ejército de Freezer, aunque
ahora él casi se avergonzara de mover la cola de esa forma con solo verla.
Entonces miró de reojo la ficha anterior, la de Toma, y recordó algo que
le ocurrió de niño: en una ocasión cuando él era todavía pequeño, sus
padres y el resto de su escuadrón se reunieron para una sesión de
entrenamiento, algo que ocurría a menudo entre los saiyans de igual rango.
Raditz no sabría decir cómo exactamente, pero se dio cuenta de que algo
había entre Toma y Celipa, algo similar a lo que él veía entre sus padres,
pero en menor escala, he izo un comentario al respecto en voz alta… Y
entonces sintió que una mano bastante fuerte le sacudía un guantazo y calló
al suelo rondando por el golpe. Tal vez si hubiese estado en guardia habría
podido evitar el golpe o al menos no caer de esa forma tan torpe, pero
ahora solo pudo masajearse la mejilla roja por el golpe y mirar confundido
a Celipa.
-¡Hablas demasiado, niño!- rugió Celipa disgustada mientras Toma
mantenía un cautelosos silencio.
Aunque ahora recordaba aquel incidente incluso
con nostalgia, Celipa había hecho ver dos aspectos importantes sobre él:
primero, que los asuntos de pareja son eso, asuntos de pareja, no
comidillas públicas y menos entre saiyans; y segundo, que él hablaba
demasiado. Sobre lo primero ya no podía comprobar si era verdad o no puesto
que no quedaba ninguna mujer saiyan viva, pero sobre lo segundo era algo
cierto, Vegeta y Nappa se lo reprochaban con frecuencia, hablaba cosas que
no tenía que hablar.
Sin embargo aquello también le recordaba cosas
acerca de las relaciones entre la gente de su pueblo. Celipa era la única
integrante femenina del escuadrón de su padre desde el momento en que
destinaron a su madre a otro escuadrón, y eso solía ser lo normal ¿Por
qué? Por la sencilla razón que el porcentaje de mujeres saiyan en relación
al de hombres era menor: por cada tres nacimientos, solo uno era mujer (2).
Como bien sabía Raditz las mujeres saiyan no tenían nada que ver con esas
enclenques y ridículas hembras de otras especies que habitaban los planetas
que conquistaban: para empezar eran más grandes y fuertes, aunque en
relación a sus compañeros masculinos resultaran pequeñas a primera vista.
También eran fieras luchadoras y compensaban su, en principio, diferencia
de fuerza con los hombres de su especie siendo hábiles estrategas y fieras
luchadoras. Por esa razón todos los escuadrones siempre solían tener uno o
dos miembros femeninos entre sus filas. Sin embargo, siendo Toma y Celipa,
o sus propios padres un ejemplo claro, lo cierto es que la relativa baja
población femenina de los saiyans motivaba que las relaciones de pareja y
la formación de familias no fuera algo realmente establecido socialmente.
Raditz y sus otros dos compañeros sabían que el tema del sexo no era ni
mucho menos tan importante para un saiyan como parecía ser para otras
muchas especies del universo, de hecho un saiyan encontraba mucho más
interesante la lujuria del combate que la del sexo (3): para ellos lo más
importante era combatir con regularidad, de hecho todo el estilo de vida de
ese pueblo giraba totalmente en torno a la lucha; seguido después por la
comida –los saiyans adoraban atracarse de comida- Y en tercer lugar, tal
vez los asuntos de pareja y sexo, en los que también se incluían una buena
pelea y la comida . Sin duda aquella característica había constituido una
ventaja en la situación actual, de hecho se podría decir que Raditz era el
que más se divertía en se aspecto, pues al ser el más débil: era el que más
se tenía que esforzar en los combates, y por tanto el que más aliviaba sus
instintos de lucha, e incluso de desahogo, al aliviar su odio hacia Freezer
y su ejército usando como blanco de sus iras los habitantes de los planetas
que le asignaban para purgar. Esa era la mejor terapia, una buena pelea
tras una sesión completa de palizas y humillaciones, y uno se quedaba como
nuevo. Vegeta no había tenido siquiera semejante suerte salvo en contadas
ocasiones dado su poder. En realidad los tres saiyans no podían quejarse de
tener un trabajo que era una continua orgía de luchas y combates, sus odios
hacia el ejército de Freezer eran de índole muy distinta.
Sin embargo los temas de pareja seguían estando allí. Para empezar los
saiyans alcanzaban la madurez sexual al final de la adolescencia, pero eso
no significaba que desde ese momento estuviesen ansiosos por buscar pareja:
por esas edades también empezaban a desarrollar las que serían sus reales
capacidades de combate, y muchos jóvenes saiyan encontraban mucho más
interesante enzarzarse en luchas contra todo lo que uno pudiera luchar
antes que ponerse a tontear entre ellos; además, estaba muy mal visto que
un saiyan prestara mas atención a los temas de pareja antes que a formarse
como guerreros adultos, así que hasta que no eran jóvenes maduros no
empezaban a flirtear unos con otros. Sin embargo la sociedad de los saiyans,
tremendamente jerarquizada, impedía que un miembro de clase alta buscara
pareja entre los de clase baja, o viceversa, aunque por su puesto se daban
casos casi "clandestinos" en los que esto ocurría en algún momento. Aunque
Bardock nunca dijo nada al respecto por ser casi una cuestión de honor, lo
cierto es que Tarles debía ser producto de alguna aventura de este tipo,
pues el saiyan de tez morena y cabellos quebrados era demasiado poderoso
para el canon de la familia.
La diferencia entre el número de mujeres y
hombres también era una poderosa influencia en cómo se desarrollaban las
relaciones de pareja: puesto que había tantos hombres sobre los que elegir,
las mujeres saiyan podían tener varios compañeros a lo largo de su vida, y
como resultado la mitad de los miembros de una familia solo lo eran en
parte, salvo honrosas excepciones, en las que una pareja de bajo rango se
comprometía de por vida. La situación cambiaba entre los miembros de clase
alta, pues ellos estaban obligados por tradición a contraer matrimonio para
así mantener un linaje incorrupto, pero en ocasiones surgían amantes al
margen de esas parejas "oficiales", no había ningún problema excesivo en
ello siempre y cuando fuera moderado y las relaciones se tuvieran tras la
desaparición o muerte de el otro miembro del matrimonio para así evitar
linajes dudosos; después de todo, había pocas mujeres, pero estaba muy mal
visto cuando la relación era entre miembros de distinto rango. Ningún noble
quería hijos de un plebeyo.
Sin embargo, pese a no ser un instinto demasiado
poderoso, allí estaban ellos tres sin poder encontrar pareja con ninguna
mujer saiyan que siguiera viva – ¡y la que se habría armado en caso de que
alguna lo hiciera!- Los saiyans no suspiraban en demasía por el deseo de
encontrar pareja y formar una familia o varias, esas cosas simplemente
ocurrían cuando llegaba el momento y simplemente sucedían, no había que
impacientarse por ello. Pero ahora eso era imposible, no quedaban más
saiyans vivos que ellos tres, Freezer se había cuidad bien de que así fuera
y no tuvieran la posibilidad de procrear más saiyans. Y aunque existía la
posibilidad de la hibridación con alguna otra especie, a los tres se les
ponían de punta todos los pelos de la cola con solo pensar en acostarse con
una mujer de otra especie ¡¡Eso era asqueroso, casi zoofílico!! ¡Valía
mucho más un buen combate!, ¡La lucha no se podía compara con ninguna otra
cosa!... Bueno, un buen masaje ocasional en la cola, tampoco estaba mal.
Aún así ninguno de los tres podía entender cómo sus "compañeros" del
ejército preferían dedicarse al puterío viajando a planetas conocidos por
sus locales de "relax" en los días de permiso… No era de extrañar que
Freezer prefiriera no tener mujeres entre sus filas, no quería que aquello
se convirtiera en una fiesta y por ende, en una guardería.
No obstante, al margen de todos esos pensamientos sobre su situación,
Raditz sabía bien que el suyo también era un caso extraordinario, pues sus
padres habían permanecido unidos por muchos años pese a ser de bajo rango,
de hecho eran un matrimonio saiyan, algo que rara vez ocurría. ¿Cómo iba a
ser de otra forma si tanto él como su hermano eran hijos de los mismos
padres y había una diferencia de unos 10 años o más entre ellos? De ser de
otra forma, ni él ni su también muerto hermano Kakarot solo habrían sido
medio hermanos, y no hermanos totalmente…
Raditz frunció el entrecejo con gravedad cuando de repente recordó a
Kakarot: era su hermanito, el segundo hijo de sus padres que nació poco
antes de la destrucción de su planeta, y rara vez lo hacía porque Kakarot
solo vivió unas semanas antes de morir en la explosión. Sin embargo…
El
melenudo saiyan despejó su mente de todos esos pensamientos acerca de su
desaparecido pueblo que le atenazaron durante horas, y se volvió hacia la
pila de registros y expedientes sobre soldados saiyans… Debía estar en
alguna parte…
***
Vegeta emergió de su cápsula espacial con una sonrisa de
satisfacción en su rostro infantil, tal y como pudieron ver los dos
soldados que salieron a recibirle. También pudieron ver que su armadura
blanca estaba agrietada por varias partes y que una de las hombreras estaba
rota, de igual forma que el mono azul que enguantaba todo su cuerpo estaba
raído y rasgado en codos y rodillas. Algún que otro arañazo en la cara
demostraba lo dura que había sido la lucha, pero eso no daba ninguna
explicación a los dos soldados sobre el motivo de la sonrisa de
satisfacción de Vegeta.
-¿Qué hacéis ahí parados, par de estúpidos?-
bramó de repente Vegeta haciendo que los dos soldados se cuadraran de
inmediato- ¡Ir a informar a Freezer de mi llegada!- ordenó con impaciencia
-¡Sí, Sr. Vegeta!-
Y diciendo esto, ambos soldados saludaron
formalmente y se marcharon a trote hacia el interior de la base.
Una vez ambos soldados se hubieron marchado de
allí, Vegeta esbozó una sonrisa más amplia mientras su cola se desenroscaba
inconscientemente y comenzaba a balancearse suavemente de un lado a otro en
movimientos acompasados mientras permanecía alzada. Alguien que fuera algo
observador, sabría que eso era signo de un evidente placer o satisfacción.
Entonces, como tomando conciencia de lo que pasaba, arranco el paso hacia
le interior de la base volviendo a enroscar la cola alrededor de su
cintura.
Los saiyans son guerreros por naturaleza, para ellos no hay nada mejor
que un buen combate, algo que ponga al límite toda su capacidad de lucha,
toda su fuerza, toda su técnica, todo su potencial… La excitación de una
buena pelea estaba por encima del bien y del mal, no había razón para dejar
escapar un buen combate. Y la razón de la satisfacción de Vegeta no era mas
que esa: Freezer le había enviado a una misión lo bastante peligrosa para
sus dos compañeros, él era el único que de verdad tenía poder suficiente
como para enfrentarse a ellos y por tanto, le había enviado a él en vez de
a todo su escuadrón.
Vegeta se había divertido.
Freezer sería objeto de todo el odio que Vegeta
le pudiese profesar, el motivo de toda su desgracia y de su deshonor como
Príncipe saiyan, pero Vegeta había obtenido una gran satisfacción en su
última misión: había luchado como hacía mucho tiempo que no lo hacía, y
ahora su pequeño pero musculosos cuerpo temblaba aún por la excitación que
había experimentado. Sí, esta vez todo había salido redondo, había
recuperado sus privilegios de cara al Maestro Freezer, había humillado a
Gurdo, había experimentado la lujuria de unos buenos combates, y además,
sería recompensado por su éxito… ¿Qué más podía pedir Vegeta? Algo muy
distinto era lo que en realidad deseaba el Príncipe saiyan…
"Maldito bastardo de cola deforme" pensaba Vegeta mientras seguía
por el pasillo camino de uno de los salones de Guerra para reportarse ante
Freezer "Yo no soy tu mascota particular, ¡no olvides eso nunca! ¡No
podrás utilizarme por siempre aunque me prometas combates eternos!" EL
odio que Vegeta profesaba hacia Freezer era aún mayor que las
satisfacciones que obtenía.
Sin poder hacer otra cosa que cumplir con el procedimiento de trabajo
acostumbrado, siguió caminando hacia la Sala de Guerra donde le aguardaba
Freezer
-¡Adelante!- ordenó Freezer con voz seca y tono neutro.
La puerta se abrió con el característico
resoplido y Vegeta entró en la amplia sala donde Freezer le aguardaba, como
era la costumbre, acompañado por Zarbón, quien también sostenía entre sus
manos una placa de lectura. Era obvio que ambos estaban repasando el plan
de trabajo.
- Capitán Vegeta del Escuadrón Saiyan, reportándose, Maestro Freezer-
anunció el Príncipe saiyan con voz igualmente monótona al tiempo que
hincaba una rodilla en el suelo.
¡Cómo lo odiaba! ¡Como odiaba arrodillarse de
esa forma y anunciar un rango que no era más que el de "Capitán de
escuadrón"!
Freezer hizo girar su levitante trono y miró con
satisfacción a su saiyan favorito mientras que Zarbón miraba a ambos
cautelosamente, aunque con cierta expresión de asco hacia Vegeta, ¿cómo se
atrevía ese mono a presentarse con esa pinta ante el Maestro Freezer?
-Bien Vegeta, espero que esta vez me traigas mejores noticias que la
última vez.- anunció el Maestro con cierta condescendencia sin aparente
preocupación por el aspecto de sus ropas y armadura.
-Así es, Maestro- contestó Vegeta de forma obediente.
Ninguno de ellos lo advirtió, pero el puño que
Vegeta tenía apoyado en el suelo en ese momento, se apretó con fuerza
durante un leve instante.
-Esta vez no ha habido ningún error-
Zarbón miró de hito en hito al arrodillado
Vegeta, no encontraba qué podía ver Freezer en él que le indujera a
perdonarle con la misma rapidez que le castigaba.
-… He cumplido la misión que me asignaste en el plazo establecido sin
ningún problema. – Entonces hurgó en el interior de su armadura blanca-
Tomad, aquí tenéis mi informe.-
-Zarbón- arengó Freezer con una rápida mirada a su lugarteniente.
-Sí, Maestro. –contesto este obediente con su voz suave.
El azulino alienígena se adelanto y recogió de
la mano del arrodillado Vegeta un chip cargado con el informe del saiyan,
durante ese breve instante aquella escena tenía un dolorosos parecido a
como si le estuviera ofreciendo una limosna.
Zarbón lo introdujo en una placa de lectura y
pasó la vista por encima de lo que allí aparecía.
-Todo parece estar correcto, Maestro.- informó
Freezer asintió.
-Bien, Vegeta. Puedes irte a descansar. –hizo una pausa- Ya te informaré
sobre tu recompensa.-
-Gracias, Maestro Freezer.-
Y diciendo esto, se incorporó, hizo una breve
reverencia a modo de saludo, giró sobre sus talones, y salió de la sala en
silencio.
Vegeta gruñó para sí mientras se alejaba por el pasillo en dirección a
sus aposentos privados: una buena ducha, comida y un uniforme nuevo, y ya
estaría totalmente recuperado. Pero, ¿cuántas veces se repetiría ese mismo
proceso a lo largo de su vida? Arrodillarse.-Recibir órdenes- cumplir una
misión-volver-informar-recuperarse y volver a arrodillarse.
No para siempre, siempre juraba…
Y ahora, ¿dónde se había metido Nappa?
Una vez que se hubo marchado, Zarbón miró interrogativamente a Freezer,
este captó su mirada inquisitiva y le incitó a hablar con un gesto de los
ojos.
-¿Sí, Zarbón?-
-¿Por qué, Maestro?-
-¿Por qué el qué?-
-¿Por qué sois tan permisivo con ese saiyan?... Vos mismo reconocisteis
que los saiyans eran un peligro en potencia, por eso ordenasteis exterminar
a ese pueblo y vos mismo matasteis a su rey y destruisteis su planeta.
–preguntó Zarbón midiendo sus palabras.
-Porque Vegeta no es ninguna amenaza, Zarbón, y los otros dos menos
todavía.-
-Perdón, pero ¿Estáis seguro, Maestro?- tanteo el alien de cabellos
esmeralda- Quizás no lo sabéis, pero estoy informado de las actividades de
esos saiyans, en especial de Vegeta.-
Freezer alzó una ceja interrogativamente.
-¿Qué sucede con ellos? ¿Han traficado con los planetas de reserva a mis
espaldas como el comandante-jefe de la base Nº-67?- Freezer apartó la
mirada de su lugarteniente. –Dudo que los saiyans hayan hecho algo así.-
hizo una pausa- …Y aunque lo hicieran, no creo que se atreviesen después de
ver cómo acabó ese comandante. –añadió con una sonrisa de satisfacción.
-No, Señor, no se trata de un robo o uso indebido de sus posesiones…-
-¿Entonces?-
-Se trata de que siempre son elementos conflictivos. –explicó Zarbón
satisfecho de conducir a Freezer al terreno que él quería- Esos tres
saiyans son incapaces de cooperar sin problemas con cualquier otro
escuadrón de nuestro ejército. Son unos brutos indisciplinados que solo les
interesa tener buenos combates, y uno de ellos es tan débil que no se le
puede asignar ninguna misión de cierto riesgo. Además… -continuó diciendo
con cautela- Vegeta siempre está en medio de cualquier disputa entre
nuestros soldados. Kiwi, del comando amabenin, en varias ocasiones se ha
visto expedientado por falta de disciplina en lo que concierne a las normas
de combates sin permiso en la base, y siempre contra Vegeta. Y vos también
sabéis de su enemistad con Gurdo, del Comando Gynew… Por no decir que antes
de mandarle esta última misión a Vegeta, él mismo mandó a la enfermería
médica al mas débil de sus hombres.- Zarbón inspiró profundamente, como si
quisiera cobrar valor de cara a su Maestro -…Perdonad que os diga, Maestro…
¿Pero por qué sois entonces tan tolerante con ellos, o más en concreto con
Vegeta?-
Freezer escuchó con atención durante todo ese
tiempo a Zarbón, hasta que finalmente se avino a contestar.
-Los otros dos saiyans no me interesan gran cosa: en su momento Nappa
era necesario para ocuparse de Vegeta cuando este era niño, y en cuanto a
Raditz, si sobrevivió fue por error… Un error que no tiene mayor
importancia ya que es muy débil y no supone ningún punto conflictivo,
además, hasta ahora ha cumplido bien su trabajo.-
Zarbón aún miraba a Freezer como aguardando una
respuesta final.
-En cuanto a Vegeta… Él sabe muy bien que no puede ni podrá nada contra
mí. Y sería una pena desaprovechar al más valioso de todos los saiyans, ¿no
crees?- preguntó volviéndose hacia Zarbón.
-Perdón, ¿Valioso?-
-Sí, eso es…- afirmó- Dime Zarbón, ¿Por qué perder a una preciosa
mascota que siempre me obedece tan disciplinadamente y me proporciona
tantos momentos de diversión con sus peleas con otros de mis soldados?
Sería una gran pérdida desaprovechar semejante portento, ¿no crees?-
pregunto con una sonrisa- Los otros dos habrían sido perfectamente
prescindibles si no fuera por Vegeta, pero nunca esa maravilla de saiyan.-
Zarbón miró largamente a su Maestro, a pesar del mucho tiempo que le
conocía, muchas veces no llegaba comprender sus razones. Para él era ya
evidente que Freezer ambicionaba el poder del domino sobre las vidas de
cualquier criatura racional, y por lo que acababa de escuchar, su interés
en Vegeta era similar al de alguien –aunque no conociera la comparación-
que posee un perro de pelea y disfruta viéndolo combatir. ¿Una mascota de
pelea acaso es lo que era Vegeta?
Tal vez, pero Zarbón también empezaba a dar
crédito a las sospechas de Gurdo. Vegeta obedecía fielmente, luchaba como
una fiera, pero algún día se cansaría de ellos.
¿Y cuándo sería eso?
***
Ahí estaba, era una imagen de Kakarot de niño, tal y como era al poco de
nacer. Raditz lo sabía bien, Kakarot había sido la viva imagen de su
padre, pero en niño y con la piel blanca en vez del tinte moreno
característico de su familia paterna y que sin duda ambos habían heredado
de su madre. Por lo demás era idéntico a Ojaji, de la misma forma que él
lo era a su madre.
Raditz examinó con cuidado la
ficha de su hermano mientras poco a poco iba recordando todo lo que
aconteció a su nacimiento. Kakarot había nacido pocas semanas antes de la
destrucción de su planeta natal y no sin problemas, porque su madre parió
de forma precipitada ya que había llegado herida de en medio de una
misión, o al menos esa era la versión que tanto Bardock como Raditz
conocían. No era muy usual que las mujeres saiyan encintas en estado
avanzado se enfrentaran a misiones y combates peligrosos, así que si se
embarcaban en alguna misión, esta era sin riesgos, como efectuar un
reconocimientos de algún planeta que pudiera ser conquistado o algo
similar. Sin embargo Raditz recordó, ahora con más conocimiento de lo
realmente sucedido con su pueblo, que su madre regresó a Vegetasei herida
de una misión y con su cápsula gravemente dañada. La única explicación que
dio fue que la atacaron en algún momento durante el trayecto de regreso a
Vegetasei, y la hirieron. En ese momento tanto él como su padre, y también
su madre, pensaron que la atacaron los habitantes de ese planeta, pero
ahora Raditz ya no se encontraba tan seguro sobre ese punto.
"¿Y si fue algún escuadrón de
Freezer los que atacaron a madre? ¿¿Y si en realidad querían destruir su
cápsula y matarla a ella?" contra más pensaba en esa posibilidad, más
fuerza cobraba.
Fue el principio del fin, podía haber afirmado
el melenudo saiyan según aquellos ya lejanos hechos volvían a su mente.
Podía recordar cómo desde hacía ya algún tiempo, su padre, Bardock, había
empezado a perder su entusiasmo y confianza en su pueblo: por supuesto
estaba orgulloso de ser saiyan, todos lo estaban, el orgullo de ser
saiyans era algo casi inherente a la especie. Pero Bardock había dejado de
preocuparse por su familia y por todo lo que le rodeaba, daba la impresión
de que lo único que le importaba era salir de misión y divertirse
combatiendo con sus compañeros de escuadrón. Raditz le había oído decir
antes del nacimiento de Kakarot que los saiyans, los de bajo rango, no
tenían ningún futuro, que ellos y el resto de su familia eran tan solo un
montón de deshechos de baja clase, y que eso a las elites y el ejército de
Freezer les traía sin cuidado, que ¡adelante con su nueva política de
enviar a los recién nacidos de bajo rango a otros planetas para
conquistarlos!
Cuando eso sucedió, según recordaba Raditz, él quedó muy impresionado:
él ya estaba enterado de esa nueva política, se había firmado más o menos
por las mismas fechas que el nacimiento del Príncipe Vegeta, es decir,
unos cinco años antes del de Kakarot. Freezer hizo la propuesta al Rey
Vegeta de usar a los guerreros de baja clase de algún modo que resultara
productivo mientras que los hijos de las elites eran adiestrados en su
planeta natal. Tras unas primeras deliberaciones y dudas, se puso en
marcha el plan de enviar a los hijos de los soldados de clase baja a otros
planetas para su conquista tras haberlos programado de algún modo. El plan
fue recibido con la habitual resignación de los soldados de clase baja,
mientras que las elites se mostraban de acuerdo puesto que, de esa forma
reafirmaban su poder: si un soldado de clase baja moría, no pasaba nada, y
si sobrevivía y cumplía correctamente su misión, perfecto… Además de ganar
puntos extras de cara a Freezer, demostrándole que incluso un crío saiyan
de baja clase podía conquistar un planeta. En la práctica, el método de
programación mental y los resultados obtenidos eran muy efectivos, pero la
realidad era que la gran mayoría de los niños saiyan de esa condición
fueron sometidos a ese destierro, y por ende resultaban una casta
despreciada por el resto de los saiyans, no ya solo porque fueran del
rango más bajo posible, sino porque además, resultaban casi autómatas,
como si de alguna manera la programación recibida de recién nacidos
perdurase en su mente y se comportaran como robots de lucha más que como
verdaderos guerreros saiyan. En teoría muchos deberían haber sobrevivido a
la explosión de Vegetasei, pero ahora los tres únicos supervivientes
tenían la certeza de que ellos también fueron aniquilados sistemáticamente
por las tropas de Freezer.
Sin embargo la reacción de Bardock ante esa ley fue, para sorpresa de
su compañera y de su hijo mayor, de pura y simple aceptación. Aquella
noticia dejó estupefacto a ambos: Raditz, que entonces apenas empezaba a
alcanzar la adolescencia, se consideraba afortunado, ya que pese a ser de
baja clase él se había criado con sus padres puesto que cuando el nació
esa ley de conquista aún o había sido formulada e impuesta, y por tanto su
infancia había transcurrido según los patrones tradicionales de los
saiyans. Y además, esperaba un hermanito hijo de ellos mismos, algo
inusual entre los saiyans donde los matrimonios o largas uniones de pareja
entre los guerreros de clase baja eran escasos.
De igual forma quedó a su madre quien no podía
creer que tras una relación tan larga y que además disfrutaba de un rango
como el de Comandante de Escuadrón, su compañero accediese a abandonar a
su segundo hijo de esa forma y aceptase los hechos como si nada. Ese punto
provocó un importante empeoramiento en la relación de la pareja, que
Raditz debido a su juventud y falta de conocimiento en lo que significan
las relaciones entre la gente, no entendía y que ahora le resultaba
terriblemente ajena y lejana. Pero ahora también la comprendía mejor: por
alguna razón Ojaji había perdido la confianza en los designios de los
dirigentes de su pueblo, y se desentendía de todos; mientras su compañera
asistía a ese cambio de mentalidad con preocupación.
Más tarde, su madre, meses antes del nacimiento
de Kakarot, fue destinada a otro escuadrón donde ocupaba le mismo puesto
que Toma en el de su padre, pero siguió manteniendo relación con Bardock.
Durante ese tiempo Celipa hizo las veces de confidente de la compañera de
Bardock, dejando caer pequeños comentarios acerca del embarazo de su
compañera y el futuro nacimientote su hijo, movida también por su empatía
ante el deseo de ser madre. Sin embargo las respuestas del Ojaji siempre
fueron las mismas, era hijo de un guerrero de clase baja y no tenía
futuro. Por su parte Celipa nunca pasó de ahí en sus insinuaciones: una
cosa era la amistad con su madre y otra la de meterse en las relaciones de
pareja ajenas: para los saiyans ese era un asunto privado de cada cual, no
un tema de chismes y habladurías.
Y de esa forma, lo que peor podía pasar, sucedió: la compañera de
Bardock fue atacada al volver de una misión de reconocimiento cuando
faltaba poco para el fin de su segundo embarazo. Llegó herida a Vegetasei
y parió en malas condiciones ante la indiferencia de Bardock, que ni
siquiera prestó gran atención a su compañera y su recién nacido hijo.
Raditz sin embargo, permaneció con su madre y fue testigo de cómo ella le
puso el nombre de Kakarot (4)
Los saiyans nacen más espabilados que los hijos
de otras especies: sus ojos ya son grandes y negros, sus movimientos
bastante ágiles y son capaces de coordinarlos al poco tiempo de nacer,
aunque siguen siendo débiles e indefensos, sobretodo en relación a sus
progenitores. Pero durante esas primeras semanas, ante la indiferencia de
Bardock, que nunca vino a ver a su hijo, Kakarot; su madre y él mismo
estuvieron juntos. Raditz solía hacerle alguna monería a su hermanito que
según recordaba, era muy peleón pero sonreía con facilidad, y también
gustaba de tirotearles a ambos de sus largos cabellos o comerse cualquier
cosa que se pusiera a tiro.
Sin embargo ocurrió lo que la compañera de Bardock más temía: Bardock
nunca quiso saber nada de su hijo menor, mientras que al mayor súbitamente
le encargaron otra misión de reconocimiento en otro planeta muy lejano
separándole entonces de ella. Además, Kakarot dio como resultado de los
tests de potencial guerrero lo más bajo que podía haber entre los saiyans,
condenándole sin poder evitarlo así al destierro que ella tanto temía,
literalmente le quitaron a su hijo y lo llevaron a las cámaras de
programación; Raditz estuvo presente durante todo el proceso La compañera
de Bardock no pudo aguantar más presión y acabó por morir pocos días
después del nacimiento de su segundo vástago. Una última deshonra de
alguien que debería de haber muerto en un combate sino atacada por la
espalda y muerta por la propia presión de sus desgracias y sus deshonrosas
heridas.
Ahora Raditz podía ver aquellos días finales de su familia como su
fueran un precedente de lo que ocurriría poco después con su pueblo: al
poco de la separación de su hermano y la muerte de su madre, él había
sido destinado a una misión en un planeta muy lejano del suyo natal y
tanto entonces como ahora, le pareció una misión inútil, como si en
realidad alguien o algo le hubiese querido alejar de su planeta o de su
destino. Él no estaba enterado de los detalles, pero por lo que parece,
Freezer nunca tuvo ningún interés real en el mundo de donde le recogieron.
Por su parte, madre acabó muy afectada por lo ocurrido y por sus heridas,
y de alguna manera eso provocó su muerte tras el nacimiento de Kakarot
dejándose matar, un acto deshonroso para un saiyan, pero ahora su hijo
mayor sospechaba que tal vez en realidad la mataran sus actuales
"compañeros" de trabajo y no es que ella se dejara morir sin más.
Con Ojaji nunca supo que ocurrió realmente: no
sabía si al final quiso conocer a su segundo hijo, no si llegó a enterarse
de lo que él ahora creía que realmente ocurrió con su madre, no si murió
en aquel planeta de extraños habitantes, si le mataron las tropas de
Freezer o si murió en la explosión de Vegeta-sei… O tal vez…
-Dijeron que se había perdido la razón, que deliraba y veía fantasmas…
-murmuró para si- Yo les creí… porque Ojaji nunca fue así antes-
¿O tal vez Ojaji murió de alguna forma
especial? Por lo que Raditz había oído decir hacía casi un mes a Nappa y
Vegeta, el Rey saiyan debía haber muerto luchando contra Freezer, cosa
normal aunque le costase ver esa posibilidad. Entonces es de suponer que
hubo más saiyans que se enfrentaron a Freezer, hubo algún tipo de rebelión
o algo donde su padre también estuvo. No iba a hacerlo el Rey él solo:
como su propia experiencia decía, un pueblo entero no puede ser tan idiota
o pasivo como para dejarse matar sin luchar, y más tratándose de los
saiyans. Raditz tenía dudas a este respecto: su padre despreció a su
familia por considerar que los saiyans de bajo rango estaban marcados o
porque, como algunos decían, deliraba. Así que viendo lo visto, a él no le
habría importado esa rebelión… pero él sabía que algo tenía que haber
pasado: aunque era un tema tabú entre los saiyans, lo cierto es que en
determinadas circunstancias, se desarrollaban ciertos lazos psíquicos
entre saiyans que se encontraban muy unidos (3), y Raditz podía estar
seguro de poder haber sentido la rabia, el dolor y la impotencia de su
padre en algún momento antes o durante la desaparición de su mundo, así
como lo que ocurrió con este.
¿Qué había sucedido entonces? La fatalidad
también se había disfrazado destino y le había salvado… Pero... ¿para qué?
Raditz odiaba esa situación: ser uno de los tres supervivientes de su
pueblo para vivir continuamente humillado por su Príncipe y por Freezer, y
finalmente acabar con sus huesos blanqueados por el sol de algún planeta
perdido en el universo, si es que antes ninguno de ellos se cansaba de él
y le mataba.
Realmente odiaba a todos ellos, aunque la
fidelidad a Vegeta y la presencia de Nappa le hicieran modificar aquella
idea.
Sin embargo volvía a tener la sospecha de que
algo se le escapaba.
Entonces, movido por el impulso, volvió a examinar la ficha de su
hermano, y posó la vista al final de la misma. ¿Qué había pasado al final
con él? Nunca lo supo realmente, pero creía que debió morir en la
explosión de Vegeta-sei, ya que lo último que realmente supo sobre él era
que había dado los resultados más bajos en los test de capacidad de
combate y que le llevaron a las cámaras de programación. ¿Entonces?
Leyó con cuidado:
"Fuerza de combate: 2… Nivel: el más bajo…
Destino:"
-¿¡Destino!?- exclamó de repente- ¿¡Pero le llegaron a destinar a
alguna parte!?-
Sin poder creérselo, siguió leyendo:
"Programación y Destino: la Tierra…"
siguió leyendo estupefacto –"Fecha de Partida:…"
No podía creerlo, pensó dejando caer los
documentos, sencillamente no podía: nunca supo que eso fue lo que
finalmente ocurrió con Kakarot. ¿Cómo iba a saberlo? Él no estaba allí
para verlo, su madre estaba muerta y el Ojaji simplemente se desentendió
de todo, así que podía haber pasado perfectamente, como parecía que así
era. Kakarot no estaba ya en Vegeta-sei cuando Freezer lo destruyó, sino
que partió en una cápsula horas antes de que eso ocurriera; fue de las
últimas, si no la última, enviada antes del fatídico final de su pueblo,
así que Kakarot se salvó de la explosión y podía estar vivo en alguna
parte.
Pero no, seguía sin tener mucho sentido: ¿Por qué si las tropas de
Freezer estuvieron aniquilando a todos los saiyans que en ese momento
estaba fuera de Vegeta-sei, e igualmente planeaba destruir el planeta,
envió una cápsula de misión en el último momento? ¿No iba a matarlo, a fin
de cuentas?... Las únicas explicaciones posibles eran que la cápsula con
el pequeño Kakarot en su interior fue enviada sin más, o que Freezer y sus
tropas quisieran tener otro objetivo con el que jugar al "tiro al blanco"
Pero ¿y si no era así? Desde luego Kakarot ya
no estaba en Vegetasei cuando Freezer destruyó el planeta, así que ¿y si
se salvó? ¿Y si la cápsula no fue destruida y llegó a su destino sin
problemas? ¿Y qué planeta era ese?
Raditz suspiró con nerviosismo en un intento
de aclarar su mente mientras se pasaba la mano por el rostro y su cola se
sacudía furiosamente, demasiadas cosas en tan poco tiempo, demasiados
descubrimientos después de casi 30 años. Era difícil mantener la calma y
pensar con claridad
Si lo pensaba con cuidado, se daba cuenta de
que había un 50% de posibilidades de que su hermano se hubiese salvado, y
también de que sus actuales "compañeros" servidores de Freezer, le
hubiesen matado. Pero, si se había salvado, ¿qué fue de él?
De nuevo bajó la vista y siguió leyendo el
informe de su hermano. Entonces arqueó las cejas con sorpresa
-Le mandaron a un planeta que se llamaba Tierra... –murmuró- He visto
ya ese registro antes-
Y con esa idea en mente, se volvió hacia la
pila de informes ya revisados sobre planetas que Freezer mandó purgar. No
le costó mucho encontrarla, estaba entre los de misiones perdidas.
-¡Qué extraño!... ¿Por qué está ahí?... Obviamente porque Kakarot no
está aquí.-
Entonces procedió a leer el informe sobre ese
planeta con cuidado.
-"Tercer planeta del sistema solar C-7-48-B… Gravedad: 1G… Atmósfera
compuesta de Oxígeno, Nitrógeno y Dióxido de Carbono… Presión, 1A. …
Lunas, 1" Hummm, unas condiciones muy suaves… al menos tiene luna-
murmuró para si y continuó leyendo- "Riquezas geológicas: grandes
cantidades de agua en estado dulce y salado, gran variedad mineral de
elementos comunes…" Lo normal, eso se puede encontrar en muchos
meteoritos, pero en menor cantidad- se saltó los informes geológicos del
planeta y fue directamente a los de población- "Población: todas las
formas de vida del planeta son de tipo orgánico, y de clase vegetal o
animal. La población racional del planeta corresponde al tipo animal y se
divide en dos tipos fundamentales: la mayoritaria corresponde al tipo "H"
o humaoide, y la secundaria al tipo "W" o zoomorfica(6)…" –entonces se
fijó en unos diagramas descriptivos sobre ambas especies que se encontraba
en un archivo adjunto.
Tal y como suponía Raditz, los miembros racionales del tipo "H" de la
Tierra eran como malas copias de un saiyan. Obviamente tenían esos mismos
rasgos de mono sin pelo de los que Freezer tanto se burlaba, pero su
complexión era tremendamente enclenque y sus cabellos, ridículos. Ni que
decir tiene que no tenían cola. Pese a su tremendo parecido con los
saiyans, Raditz no sintió ninguna simpatía por semejantes criaturas, ya
había visto unas cuantas especies más por el universo que compartían esas
mismas características, entre ellas algunos soldados de baja clase
"compañeros" suyos. Pero eso no quitaba que fueran basura, poco más que
animales que cazar y comer.
Volvió la vista hacia el informe sobre la otra
especie "W" que compartía hábitat en el planeta como especie predominante
racional, y se reafirmó en su idea: si la especie "H" ya era como una
burda copia de un saiyan, los "W" estaban mucho más cerca de ser animales
todavía, y por tanto resultaban mucho más ridículos. Sin embargo hubo algo
que le llamó la atención entre todos esos informes: por lo que parecía la
especie "W" poseía capacidades que les situaban por encima de la "H" pese
a ser menores en número y más "animales" todavía. Los "H" no tenían
ninguna capacidad en especial, tan solo su enorme parecido a un saiyan,
pero sus fuerzas de combate apenas rondaban entre las 3 y 10 unidades; sin
embargo los "W" tenían una fuerza de combate algo mayor, o al menos,
ciertas capacidades como la de transformación, secreciones de defensa, etc…
Raditz tuvo una ligera sensación de deja-vú al ver en ambos pueblos
reflejada la historia del suyo y de los Tsufurs
En cualquier caso los habitantes de ese planeta eran pura basura, ni
siquiera representaban un peligro real para un niño saiyan de baja clase
como era Kakarot.
-"Pero si los habitantes de ese planeta son tan ridículos, entonces…
¿Por qué el informe de la Tierra estaba entre los de misiones perdidas?..
¡Cht! ¡No es que la misión esté perdida, es que Kakarot está perdido!"-
sonrió ante esa ironía- Kakarot pudo haberse salvado, le destinaron a un
planeta sin ningún problema serio, y como nuestro pueblo desapareció, debe
seguir allí todavía; eso explicaría porqué el informe también estaba entre
misiones fallidas… Y yo tantos años sin saber nada sobre él- hizo una
pausa- Si se salvó, tiene que haber sobrevivido allí durante todo este
tiempo, no hay otra posibilidad porque su fuerza sería la más grande del
planeta, no tendría ningún problema.-
Entonces se mesó la barbilla, Raditz era muy
dado a hacer gestos y gesticular, sobre todo cuando no tenía que guardar
las formas.
- Otra posibilidad es que cogiera su cápsula y se marchara del planeta
de vuelta a Vegeta-sei, y al no encontrar nada, esté perdido en el
Universo… Pero me extraña que en ese caso nunca hubiésemos dado con él ni
por casualidad… Al no ser que Freezer si le hubiese encontrado y le matara
en ese momento.-
Pese a esa evidencia, de alguna forma Raditz
dudaba que eso fuera cierto, tenía la sensación de que Kakarot sí debía
seguir vivo, no ya en la Tierra, tal vez en otro planeta.
-Es algo que tal vez yo también debería haber hecho en su día…-
murmuró en tono de confesión- Ahora ya es demasiado tarde, pero en vez de
esperar a que alguien respondiera a mis llamadas cuando me destinaron al
culo de ninguna parte, y la nave de Freezer vino a recogerme, haberme
largado de allí y vivir durante todo este tiempo por mi cuenta.- Sacudió
la cabeza como si negara- Imposible… no podía quedarme sin saber qué pasó…
Yo no soy como Tarles, y tampoco quiero hacer lo mismo que el Ojaji.-
Mientras que Bardock había renegado de los
ideales saiyan con el tiempo, Tarles, su primo, en efecto habría obrado
así desde el principio: él estaba orgulloso de ser un saiyan, pero puesto
que él era uno de los miembros más poderosos de la familia, nunca se creyó
plenamente obligado a obedecer a su Rey, y Raditz se habría apostado un
apretón en la cola a que si Tarles se hubiese visto en la misma situación
que él ahora, habría mandado todo al carajo y habría vivido por su propia
cuenta. Sin embargo Raditz, al igual que Nappa, y tal vez por escarmiento
de la actitud de su padre en los últimos tiempos antes de su muerte,
seguía creyendo en la fidelidad al ideal saiyan y a su Rey, o mejor dicho,
a su actual Príncipe, al margen de que no tuviera más opción que obedecer
a Freezer. En una palabra: Raditz SI creía en el ideal saiyan y en lo que
eso significaba, pero Tarles NO, no confiaba más en su propio poder.
Pero eso seguía sin responder a la pregunta
clave: ¿Qué pasó realmente con Kakarot?
En su interior Raditz sabía de alguna manera que Kakarot seguía vivo, o
al menos así lo quería creer, era como si esa sensación de que algo se le
escapaba por fin tomase forma clara. ¿Cómo iba a ser de otra forma? Ante
esa posibilidad Raditz se sintió, por decirlo de alguna forma, afortunado.
Él no tendría el poder de Vegeta, ni si quiera podía soñar con la
posibilidad de llegar a convertirse en el Super-Saiyan de leyenda, y tal
vez algún día acabaría muerto por Freezer o alguno de sus soldados, o
incluso por otra paliza de Vegeta… Puede que tal vez su Príncipe tuviera
razón en lo que él ambicionaba y algún día él se convertiría en el Super-saiyan
y derrotaría a Freezer… Pero Vegeta siempre sería el odioso bastardo que
era con los suyos, pero Nappa siempre estaría a sus órdenes sin atreverse
a cuestionar a su Príncipe y actuaría sin pensar en las consecuencias de
sus actos, pero ellos seguirían siendo los últimos de su pueblo… Sin
embargo él tendría a alguien de su sangre junto a él, alguien que era
igual que él.
Dada la historia de su familia y su pueblo,
¿acaso no era lo mejor que podía pasarle?
Ahora bien, ¿cómo encontrarle, si es que seguía
vivo? ¿Se acordaría Kakarot de él?... Por supuesto, estaba incluido en la
programación, y además, ¿no era él con quien Kakarot jugueteaba siendo un
bebé?
Lo único
era descubrir qué había sido de él, y la mejor forma era empezar por ir al
planeta donde fue asignado. Entonces, solo le quedaba una cosa por hacer,
pensó mientras volvía a examinar los informes sobre la Tierra y se volvía
a colocar el scuter de lente verde sobre el ojo izquierdo. Tenía que
registrar todos esos informes y continuar con la revisión de los archivos.
***
Días después, habiendo descansado ya de su última misión,
Vegeta ya vestía una nueva armadura, y la que lucía ahora era de tipo estándar,
pero de color blanco y con placas de color ocre dorado que, de alguna manera,
daban crédito de su rango superior. En ese momento se encontraba sentado en una
especie de sofá en sus aposentos privados. No era gran cosa, pero solo los
soldados de cierto rango en el ejército de Freezer podían disponer de semejantes
comodidades y Vegeta, como ya se ha dicho, era uno de ellos. Su gesto lejos de
ser reconocible debido a su continuo mutismo, parecía ser una curiosa mezcla de
aburrimiento e impaciencia. Sin embargo Nappa, que como de costumbre se
encontraba su lado, permanecía atento al más mínimo cambio que hubiese en ellas
y siempre dispuesto a cumplir cualquier orden que Vegeta diese.
-¿Qué fue lo que Raditz dijo?- exclamó de repente el
Príncipe saiyan- ¡No podemos esperar más tiempo a que llegue para embarcar
hacia el planeta...!-entonces soltó un gruñido de descontento- Freezer
quiere que lo purguemos ya mismo, y ese planeta se encuentra muy alejado de
aquí… ¡Y no quiero tener más problemas con Freezer! –explicó con
impaciencia mientras su cola, que se había soltado de su cintura, se
balanceaba con disgusto hacia los lados en pequeñas pero furiosas
sacudidas.
Nappa era consciente de lo extraño que resultaba
ese gesto en Vegeta, permitir que todos vieran el balanceo de su rabo; al
igual que durante su estancia en Soran-7, supo que estaba realmente
malhumorado
-...Raditz dijo que era muy algo importante, mi Príncipe. –explicó
pacientemente Nappa con intención de bajarle su enfado.
-¡Más le vale que así sea!-
Nappa empezaba también a impacientarse cuando de
repente las puertas corredizas de la habitación se abrieron de golpe con el
acostumbrado resoplido, y Raditz entró nerviosamente en la habitación
vistiendo con su acostumbrada armadura negra de placas color teja; Raditz
siempre había demostrado tener preferencia hacia los tonos rojizos. Casi de
forma automática, el melenudo saiyan ejecutó una reverencia a Vegeta y, sin
abandonar su postura humilde, se dispuso a hablar, pero Vegeta le cortó de
inmediato.
-¡Llegas tarde!! –exclamó en un tono cercano a la amenaza- Supongo que
tendrás una buena explicación para que podamos justificarnos ante Freezer
por nuestro retraso.-
Raditz parecía tan asustado como Vegeta por esa
posibilidad, y se apresuró a responder
- Sí, mi Príncipe. He descubierto algo importante.- contestó en un tono
extrañamente cercano al ¿nerviosismo?
-¿El qué? -
Tal vez Vegeta no había reparado en la extraña
expresión que había en el rostro de Raditz, pues permanecía con la cabeza
gacha en tono de humildad hacia su Príncipe para ganarse su perdón por
llegar tarde y posiblemente, por importunarle. Pero Nappa pareció percibir
una especie de extraña expresión en su voz y cara, como una nerviosa
incredulidad.
-...Creo, creo... -vaciló- ...Creo que puede haber un saiyan más vivo
aparte de nosotros- explicó
-¿¡¡Qué...!!?? –exclamaron sobresaltados y al unísono sus dos compañeros
cuando oyeron aquello.
Ninguno podía creer lo que Raditz acababa de
decir: tras la desaparición de su planeta ellos dos habían estado buscando
a posibles supervivientes, siendo de esa forma como recogieron a Raditz en
la nave de la flota de Freezer, pero después de encontrarle a él, ya no
hubo más "posibles supervivientes"... Así que ¿qué iba a cambiar después de
casi 30 años?
Contrarrestado el estupor de Nappa, Vegeta soltó
una burlona risotada.
-¿Un saiyan superviviente? –exclamó en tono cercano a la burla.- ¿Cómo
va a ser eso posible? ¡Nosotros tres somos los únicos! ¡Freezer se aseguró
de que así fuera!-
-Bueno... es solo una posibilidad. –explicó Raditz ya no tan seguro de
lo que decir: ¿había vuelto a hablar más de la cuenta?
-Una posibilidad... –espetó Vegeta- Más te vale que me expliques esa
posibilidad.-
-Es… es mi hermano pequeño, Kakarot...-comenzó a explicar Raditz con
inseguridad- Es... posible que siga vivo-
Nappa y Vegeta se miraron mutuamente y luego
miraron sorprendidos a Raditz.
-¿Tú hermano? –exclamó el primero- ¿Tienes un hermano vivo? ¿Cómo?-
Vegeta torció el gesto e hizo una señal a Nappa para que callara.
-No tan deprisa. –ordenó –Si tienes un hermano, ¿cómo es que lo dices
ahora y además afirmas que aún vive? -
Raditz se sintió más animado la hablar al ver
que había despertado la curiosidad en Vegeta y comenzó a explicarles su
teoría.
-Hace unos días supongo que encontré una copia olvidad de los archivos
de Vegeta-sei... –comenzó a decir para asombro de sus dos compañeros- Y
estuve leyendo todo lo que pude sin que me descubrieran... Fue entonces
cuando me enteré de lo de mi hermano.-
-¿De qué te enteraste? –preguntó Nappa animado por la idea de que
hubiera otro saiyan vivo después de tanto tiempo.
-Bueno, no tuve oportunidad de averiguar gran cosa... Pero sí que mi
hermano Kakarot, que así se llamaba, había nacido pocas semanas antes de la
destrucción de Vegeta-sei. –siguió explicando el melenudo saiyan cada vez
más animado- Yo siempre le creí muerto cuando Freezer lo destruyó. –afirmó
en un tono que parecía querer demostrar que él también estaba seguro de lo
ocurrido con su planeta. –...Sin embargo al parecer fue enviado a otro
planeta para su conquista poco antes de la destrucción de nuestro mundo.
–concluyó sabedor de que esa era la mejor baza que tenía para demostrar su
credibilidad. –Eso es lo que he descubierto y, por eso mismo, es por lo
que creo que debe seguir vivo en alguna parte.-
-No tiene sentido- negó Vegeta para sorpresa de sus dos lacayos- Si eso
que dices es verdad, entonces ¿por qué no se ha reportado nunca nosotros?-
esbozó una sonrisa cruel- ¿O es que era tan débil que murió en el planeta
que le asignaron? ... Tal vez las propias tropas de Freezer hicieran
explotar la cápsula de tu hermano Kakarot-
Raditz frunció el ceño con disgusto ante el
comentario de su Príncipe y respondió explicando su teoría.
-Sí, es posible... –admitió- Pero también es posible que llegara al
planeta que le fue asignado.-se defendió.
Nappa miró detenidamente a su compañero, podía
entender perfectamente su deseo de hacer creer verídico su descubrimiento,
no ya porque era una alegría que hubiese otro saiyan vivo –aunque hubiese
sido más productivo que fuese unA saiyan- sino porque para Raditz también
entraban en juego motivos personales en aquello: no ya que fuera otro
saiyan, no ya que este fuera de clase baja igual que él, sino porque
también era su hermano pequeño. Pero Vegeta seguía tan escéptico en su
postura como desde el principio, y aunque a Nappa le costara razonar las
cosas de igual forma que su Príncipe, lo cierto es que la postura de Vegeta
era la más lógica.
-Muy bien... Si como dices tu hermano ¿Kakarot? Llegó a salvo a ese
planeta, ¿cómo es que no has sabido nada de él hasta ahora?-
-No lo sé- contestó Raditz azorado- No veo la razón por la que no hemos
sabido nada de él –admitió- Pero se me ocurre que tal vez le ocurrió lo
mismo que a mí: cuando terminó de cumplir su misión, quiso reportarse a la
base y no pudo hacerlo nunca porque nuestro mundo ya no existía, y ninguno
de nosotros tampoco sabía de su existencia, así que no tenía forma de
avisarnos.- sus compañeros le escucharon atentamente – No veo que pueda
haber otra posibilidad. Sin ninguna duda debe estar aguardando en un
planeta que ya está limpio-
- Y... ¿no puede ser que no cumpliera su misión?- preguntó Vegeta- ...Si
tu hermano pequeño fue enviado a un planeta para purgarlo, entonces debía
de ser de clase realmente baja. –el tono de Vegeta sonaba a mofa.
Raditz luchó por que su cara no demostrara su
descontento ante las negativas de Vegeta, pero su rabo tembló con disgusto.
-No lo creo. Por lo que pude averiguar, los habitantes de ese planeta no
son más que morralla, su fuerza apenas ronda entre las 3 y 10
unidades.-explicó.-Además, por lo que parece, ese planeta también tiene
Luna, así que no debería haber tenido ningún problema.-
Vegeta arqueó las cejas ante esa explicación.
-Pero aún así es una posibilidad, no un hecho. –negó
-Vegeta, mi Príncipe. –intervino por fin Nappa- ...Aunque sea solo una
posibilidad, creo que deberíamos cerciorarnos primero de que hay vivo otro
saiyan mas. –explicó- Es casi un milagro que eso pueda haber ocurrido y
sería una tontería ignorar la existencia de otro saiyan cuando solo somos
tres.-
Evidentemente Nappa quería hacer ver a Vegeta la importancia del
descubrimiento de Raditz, y para este último, aparte de lo que ese hecho
fuese en si, también era un motivo de alegría más personal. Nappa podía
entender que para él no solo era importante descubrir a otro saiyan vivo,
sino que además, para Raditz eso parecía significar mucho. Pero ahora todo
dependía de la decisión de Vegeta.
El Príncipe saiyan se cruzó de brazos y clavó la
vista en el suelo, como solía hacer cada vez que reflexionaba sobre algo
importante, mientras jugueteaba con su scouter de lente rosa que pendía de
una mano; entre tanto sus dos congéneres le observaban atentamente.
Finalmente, tras unos minutos incontablemente largos, alzó la vista y se
avino a hablar.
-Bien, Raditz. –exclamó en tono concluyente mirando a su estúpida
expresión de asombro-.. Suponiendo que tu hermano Kakarot siga vivo, te doy
permiso para que vayas a buscarle tú solo mientras estamos efectuando la
misión que nos han ordenado.-
-¿Qué? –exclamó este sorprendido por semejante condición.- ¿Yo solo?,
¿Por qué?-
Vegeta le ignoró y se volvió hacia Nappa.-
-...Y tú vendrás conmigo al planeta que nos asignado para purgar.-
-Bien, Vegeta... Pero, ¿por qué?-
Vegeta apretó los dientes disgustado: ¿cómo era
posible que esos dos fueran tan cortos de entendederas?
-¡Porque no podemos arriesgarnos! –espetó y se volvió hacia Raditz- ¿A
qué planeta fue enviado tu hermano y dónde está?-le preguntó con
brusquedad.
- El informe dice que fue enviado a un planeta de las secciones
exteriores de la Vía Láctea, en un pequeño sistema de un solo sol que sus
habitantes llaman "Tierra"- entonces bajó la vista- Está lejos de cualquier
base -reconoció.
-Es eso a lo que me refiero. No podemos arriesgarnos a que Freezer vea
cómo los tres nos fugamos de aquí para ir a un planeta tan lejano sin razón
aparente.-explicó cargándose de paciencia-Necesitamos una buena excusa, así
que para arriesgar lo menos posible, Raditz irá solo.-
Los dos saiyans se quedaron mudos ante las explicaciones de Vegeta, no
era tan fácil abandonar una base de Freezer y viajar a algún planeta por
cuenta propia. Por supuesto algunas veces los soldados lo hacían, pero
cuando estaban de permiso o eran tropas menores cuyos comandantes les
permitían algún momento de esparcimiento. Pero este no era el caso, ni
ellos estaban de permiso, ni Freezer dejaba nunca que sus saiyans actuaran
demasiado por libre.
-Se me ocurre que la Tierra puede ser una buena excusa. –sugirió Raditz
tras una incómoda pausa. –Si mi hermano fue enviado a la Tierra por orden
del ejército de Freezer, entonces el propio Freezer quería ese planeta pero
nunca lo tuvo. Así que si se lo ofrecemos nosotros por nuestra cuenta,
tendremos una buena excusa para justificar nuestra "escapada"... –sonrió
con cinismo y cruzó los brazos sobre el pecho, un gesto que solía adoptar,
curiosamente, cuando estaba satisfecho con algo o se sentía dueño de la
situación- Es algo que Dodoria suele hacer, ofrecer planetas a Freezer como
regalo- añadió.
-Sí... Es una buena excusa. –afirmó Vegeta tras escucharle atentamente-
Si tu hermano ha podido conquistar ese planeta y se lo ofrecemos a Freezer,
ese maldito bastardo no podrá castigarnos por haber actuado por nuestra
cuenta.-
-...Y también para que aceptara que Kakarot estuviera con nosotros.-
añadió Raditz con una astucia que disimulaba su entusiasmo.
Nappa parpadeó sorprendido, no se le había
ocurrido pensar en eso. Tal vez Freezer aceptó que hubiese quedado otro
"mono" más aparte de él mismo y Vegeta, pero no era tan fácil que después
de casi 30 años, cuando Vegeta ya se había convertido en un hombre,
aceptase la presencia de otro saiyan más. Vegeta, sin embargo, se volvió
hacia Raditz y le miró con dureza.
-Aun así, arriesgo mucho con esto.- afirmó- Y no quiero que nada salga
mal, Raditz.-
-Confío en que no será así, mi Príncipe.-
Vegeta gruñó y miró a ambos fijamente.
-Yo no confío tanto, así que para que las cosas salgan bien, vais a
hacer lo que yo os ordene exactamente, ¿entendido? No quiero que discutáis
mis órdenes.- ambos asintieron- ...Raditz, a mi no me importa tu hermano
igual que a ti.- le dijo con dureza- La única razón por la que quiero que
venga con aquí es porque no nos vendrá mal que otro saiyan esté con
nosotros y que los que quedamos vivos, permanezcamos todos juntos. Así que
como ya te he dicho, irás tú solo a la Tierra a buscar a tu hermano,
¿entendido?-
-Sí.-
-Yo no creo igual que tú que siga vivo, y la verdad, tampoco me importa
demasiado- continuó explicando- ...Pero tanto si lo encuentras como si no,
no se te ocurra volver con las manos vacías-sentenció.
Los dos saiyans miraron a su Príncipe
confundidos por ese punto.
-Mi Príncipe, ¿quieres decirme que si mi hermano ya no está allí, debo
purgar el planeta por mi cuenta para ofrecérselo a Freezer?-
-Por su puesto que sí, idiota. ¿No es eso lo que acabas de
decir?-contestó- Tanto si tu hermano sigue vivo como si no, más te vale que
tengas una buena excusa ante Freezer- Raditz asintió en silencio al ir
comprendiendo lo fatal de esa posibilidad- .. Y otra cosa. Si ambos creéis
que Kakarot nunca se reportó porque no sabe lo ocurrido con nuestro mundo,
en ese caso cuando lo hayas encontrado, tú Raditz, le explicarás
exactamente lo mismo que Freezer te dijo que ocurrió con el Planeta
Vegeta.-
-¿¡Qué!? –exclamó el melenudo saiyan sorprendido.- ¿¡Por qué mentirle!?
–añadió escandalizado por la idea. No quería que Kakarot tuviera que
sufrir el mismo engaño en que él creyó durante tanto tiempo.
-Freezer y sus malditos generales nos estarán monitorizando durante todo
el tiempo una vez que descubran que tú te has ido a la Tierra sin permiso.-
comenzó a explicar Vegeta con impaciencia- ¿No querrás que ellos se enteren
que nosotros sabemos lo que de verdad ocurrió, y que ir a buscar a tu
hermano es parte de mi plan??- razonó Vegeta con lógica aplastante.
El Príncipe saiyan observó con disgusto como la
expresión de Raditz cobraba ese estúpido semblante de asombro que siempre
adoptaba cuando se sorprendía por algo, entonces asintió.
-Sí, entiendo.-
-Además, en caso de que tu hermano no estuviera vivo y tú tuvieras que
purgar solo el planeta, no creo que sea algo que te disgustase mucho,
¿verdad?- añadió su Príncipe con un guiño de complicidad- Después de no
tener nada de acción durante tanto tiempo, será un buen entrenamiento.-
Raditz sonrió ante esa posibilidad: lo que Vegeta decía era cierto,
hacía más de un mes no tenía una buena pelea, estaba aburrido de permanecer
encerrado en un depósito de archivos durante días, y luego, después de un
viaje de casi 6 meses según había calculado, necesitaría un buen
entrenamiento. De todas formas era sorprendente que Vegeta se hubiese
referido a él en esos términos, pero aunque la promesa de un combate era
reconfortante para él, no que sus adversarios fuesen unos bichos con una
fuerza máxima de 10 unidades. Si al menos hubiese alguno de 500 o 1000...
-¡Claro! –sonrió.
-Bien, ve a ese planeta, recluta a tu hermano y tráetelo con nosotros.
–enumeró Vegeta- Cuando lo hayas hecho, le ofreceremos a Freezer el planeta
que tu hermano debe haber purgado, y luego ya veremos.-
-Entendido Vegeta, así lo haré. Yo me haré cargo de Kakarot.-
-¿Y nosotros? –preguntó entonces Nappa.
-Tú y yo iremos al planeta que Freezer nos ha pedido que purguemos
ahora. –explicó Vegeta volviéndose hacia su gigantesco guardaespaldas y
poniéndose en pie. –Así ese bastardo no podrá decir que no hemos cumplido
sus órdenes. Le serviremos dos planetas en bandeja; creo que así perdonará
el viaje de Raditz y que su hermano esté con nosotros.- entonces se volvió
de nuevo hacia Raditz- ¿Sabes dónde se encuentra esa Tierra donde está tu
hermano?-
El melenudo saiyan le miró confundido durante
unos instantes y luego asintió sacando dos chips de un bolsillo.
-Sí. Me hice con dos copias de las coordenadas de ese planeta por si
acaso.- explicó dándole una a su Príncipe- Así podríamos ir cuando
quisiéramos.-
Nappa sonrió para sí mientras veía como Vegeta
introducía uno de los chips de datos en el pequeño aparato que siempre
llevaba guardado en el bolsillo interno de su armadura. Como de costumbre
Raditz siempre tenía algún plan previsto, aunque luego tuviera que
discutirlo con Vegeta. Este, por su parte, comenzó a leer los datos que
aparecían en la pantalla.
-Hmmmm. –suspiró- ...Ese planeta y nuestro destino están muy alejados-
enunció sin referirse a nadie en particular- Hay casi un año de viaje
entre nuestro destino y la Tierra...- entonces alzó la vista y miró a
ambos- Raditz, tú nos acompañarás hasta la mitad de nuestro trayecto, y
luego te separarás de nosotros para dirigirte a la Tierra- el melenudo
saiyan asintió- Así no tendrán tiempo de informar a Freezer de que te has
ido en dirección contraria.-
-Entiendo...-
Vegeta volvió a mirar a ambos como queriendo
cerciorarse que esos dos tontos le habían entendido, y a continuación, giró
sobre sus talones.
-Entonces vayámonos ya. –ordenó saliendo de la sala.
Sus dos subordinados asintieron y salieron tras
él en dirección al puerto embarcadero dispuesto a comenzar un viaje, cuanto
menos, diferente.
***
Una vez allí las cosas trascurrieron con toda normalidad sin
que nada hiciera pensar en las verdaderas intenciones de los saiyans. Los tres
saiyans procedieron con la habitual rutina de chequear el combustible de sus
cápsulas y sus sistemas vitales, como era el procedimiento usual, mientras eran
ayudados por varios soldados menores, pues este sería un viaje muy largo. A
continuación introdujeron en el ordenador de navegación los chips con las
coordenadas de su trayecto y embarcaron cada uno en la suya. Las puertas se
cerraron con un resoplido acompañado de un chasquido metálico privándoles así de
cualquier otra visión que no fuera la que los ventanucos de la puerta
proporcionaban, y a continuación, con un zumbido, comenzaron a despegar
suavemente del suelo. Una vez que se encontraron a cierta altura, las tres
cápsulas juntas salieron disparadas hacia el espacio hasta convertirse en tres
puntos brillantes en el cielo que luego desaparecieron.
Los dos guardias les contemplaron marchar.
-Buena suerte, chicos- dijo uno a modo de despedida. Su compañero se
rió de él.
-¿"Buena suerte"? –se mofó- Por favor, ¡son saiyans!... Es mejor que
no tengas que tratar demasiado con ellos.-
-Hmmm... Tal vez tengas razón.-
Mientras el vapor que inducía la hibernación comenzaba a inundar su
cápsula, Vegeta reflexionaba con la calma que proporcionaba su soledad al
no tener que dar explicaciones a sus dos tonto-lacayos. Bajo el punto de
vista de ser el soberano de su pueblo, la verdad es que el descubrimiento
de otro saiyan vivo sí era algo alentador y reconfortante, pero bajo el
punto de vista de la situación actual, apenas era un pobre alivio: ese
Kakarot no era más que un saiyan de clase muy baja, había sido enviado a
conquistar un mundo siendo un bebé. Solo lo más bajo de lo más bajo
sufría esa clase de "destierro". Además, si es cierto eso de que parte
del carácter se lleva en los genes familiares, para Vegeta la expectativa
de tener a otros Raditz pululando a su alrededor no era muy cómoda. Es
cierto que Raditz le servía fielmente, no podía ser de otra forma; pero
ese nuevo saiyan también sería de clase baja, y si era como su hermano,
también pondría esas mismas caras estúpidas cada vez que algo le
sorprendía. ¡Cht!... En cualquier caso era mejor que nada: si no había
tal Kakarot, entonces tendrían un planeta con que obsequiar a Freezer, y
si el tal Kakarot seguía vivo, habría un saiyan más entre sus filas. En
caso de ese plan saliera mal, quien lo acabaría pagando sería Raditz, y
eso tampoco sería la peor de las pérdidas. Su plan era sencillamente
bueno y tenía que salir bien por fuerza.
Para Nappa la idea de que por fin hubiese aparecido otro saiyan vivo
después de tantos años, y que Vegeta se hubiese dado cuenta de lo que ese
descubrimiento significaba, era muy alentadora. Los saiyan eran muy
longevos, y lo bastante fuertes como para poder sobrevivir a las
adversidades comunes, así que tal vez no estuviese todo tan perdido y en
el futuro apareciesen más saiyans que hubiesen sobrevivido a los impulsos
homicidas de Freezer. Su única queja era que prefería hubiese sido una
mujer saiyan, porque de poco sirve que su pueblo se reagrupe de nuevo si
todos son hombres y no hay descendientes. Era lo mismo que extinguirse
poco a poco. De todas formas, aunque entendía que Raditz tuviera ese
entusiasmo, sería mejor que se calmara un poco: en realidad no sabían qué
iba a encontrarse.
Por su parte Raditz tenía una sensación agridulce: si era cierto que
Kakarot seguía vivo, se podía considerar afortunado, pues aunque los
saiyans no eran dados a las muestras abiertas de afecto, lo cierto es que
él tendría algo que sus dos compañeros no tenían, un familiar con quien
luchar... y además de su mismo grado, no un par de pedantes miembros de
la elite que le menosprecian por ser de clase baja. Era tan simple como
que Kakarot llenaría ese vacío que había sufrido durante casi 30 años.
Sin embargo aunque él se negara a creer lo contrario, lo cierto es que no
era una certeza que su hermanito siguiera vivo, sino una posibilidad... y
si fallaba en esa posibilidad, entonces su cabeza corría mucho peligro.
Raditz tenía la incómoda certeza de que una de las razones por las que
Vegeta le había enviado a él solo a buscar a su hermano, era porque si
algo fallaba, sería él solo quien pagaría el error.
Con estos y otros inquietantes pensamientos,
se fue sumergiendo en un sueño que duraría casi seis meses y que, con
algo de suerte, cambiaría su vida.
Sin
embargo ninguno de los tres podía ni siquiera imaginar lo que de verdad
iba a encontrarse Raditz en la Tierra... y la forma en que eso les
afectaría
Notas
(1) En realidad Tarles es un personaje creado solo para
una de las películas que no se menciona por ningún otro lado. Sin embargo
debido a su enorme parecido con el canon familiar de Goku, lo he querido
introducir aquí como un familiar suyo, en este caso como un primo, licencia
que me he tomado de los fics de Dragoness. En otros fics también aparece
como familiar (hermano, tío) pero rechazo totalmente la idea de que sea
hermano gemelo de Goku ya que, como he dicho, eso no se demuestra por
ningún lado.
(2) Que nadie se sorprenda, pero esa es la conclusión a la que he
llegado después de ve la serie y el manga: los saiyans NO son como los
humanos, a ellos les interesa más la lucha, y si no fuera así, entonces
¿por qué Goku no prestó ninguna atención a ninguna chica en toda su
adolescencia? ¡Ni siquiera entendía por qué Chichi quería estar con él! En
cuanto a Vegeta se puso muy nervioso cuando Bulma le comentó que
aunque la encontrara muy atractiva, no la hiciera "nada raro" Si Vegeta se
puso tan mojigato, es que no tenía ninguna experiencia al respecto ni de lo
que significa tratar con mujeres.
(3) En la película se ve claramente que Bardock no sabía el nombre de su
hijo, pero Raditz sí: es factible entonces que a Goku el nombre saiyan se
lo pusiera su madre.
(4) Me refiero a la famosa "atadura" de los fics en inglés. No creo que
sea tan exagerada como algunos fics cuentan, pero si que hay cierta empatía
entre individuos cercanos (también ocurre en algunos humanos): en la serie
se puede ver cómo Goku sitió la muerte de Krilín y de Muten la primera vez
que murieron aun sin saber nada de lo que ocurría. Y en el manga también se
ve que cuando Vegeta muere al enfrentarse a Boo, se despide de su familia,
y Bulma sabe que "algo malo" le ha pasado. Por eso afirmo en este fic que
Raditz sabía que algo había pasado con su padre y su mundo.
(5) Me refiero a los Woolongs, es decir todos esos animales
antropomorfos de la serie, como Oolong, Puar o el Rey
