Capítulo-3

Descubrimiento

"¿Está el futuro vedado a mi pueblo?...Durante mucho tiempo creí que sí, pero ahora tengo un motivo más para vivir que solo la venganza y la lealtad a mi pueblo"


Todo parecía seguir como siempre había sucedido desde que a Zarbón se le ocurriera esa fantástica idea para dejar a los tres saiyans sin ningún orgullo de guerrero; al menos así seguía siendo para Raditz puesto que le ocurrió lo contrario que a Vegeta, que por el favor de Freezer, al final había conseguido recuperar la confianza del tirano, y también una nueva misión en su carrera de exterminador de vidas inteligentes del universo –vulgo "purgar planetas"- Por lo tanto, Vegeta también conseguía poner a prueba su talento de guerrero y así, avanzar un paso más en su carrera de llegar a ser más poderoso que Freezer. Sí, en esta ocasión el Príncipe saiyan podía considerarse afortunado, mientras que el más bajo de sus congéneres no pudo hace otra cosa sino seguir con la tarea que Zarbón le había encomendado desde un primer momento, y eso a pesar de su incremento de fuerza tras recuperarse de la paliza que Vegeta le propinó. De lo que sí logró librarse fue del desagradable olor del líquido verde que se le quedó impregnado en el pelo. La suerte no favorecía a Raditz, como era la tónica habitual de su vida, y ahora volvía encontrarse encerrado en esa sala con su aburrido trabajo y totalmente solo, pues Nappa fue destinado a otra sección con un trabajo más "a su medida": Zarbón tenía motivos para creer que Nappa carecía de la suficiente paciencia y tacto para un trabajo meticulosos como el de su compañero. Y la verdad es que eso era cierto: los saiyans eran guerreros, no técnicos.


A principio el saiyan de poblada y larga melena negra parecía tener que volver a pasar por el tedio de seleccionar, examinar, colocar, ordenar, repara y clasificar uno a uno todos los viejos archivos y registros de la base acumulados durante muchos años. Era sorprendente ver la cantidad de "negocios" que Freezer había llevado a cabo durante tantos y tantos años, desde mucho antes que los saiyans si quiera hicieran el pacto con él. Por tanto, a pesar de los salarios oficiales de sus soldados y sus correspondientes trapicheos, era asombrosa la cantidad a la que se elevaba su fortuna. Pero Raditz bien sabía que el ejercicio de "Mercenarios Traficantes de Planetas" que tenía Freezer era tan solo una forma de dar utilidad práctica a sus verdaderas intenciones: en realidad el motivo final de las actividades del bastardo cornudo no era otro que el de mostrar a todo el universo conocido que él era su dueño y señor. Él hacía y deshacía lo que se le antojaba con todas las demás formas de vida, de "jugar" con ellas y divertirse destruyendo pueblos y mundos enteros y las esperanzas de los supervivientes cogiendo para sí lo que se le antojaba bajo su criterio personal de "esto es bárbaro-esto otro es refinado"

"Prácticamente lo mismo que Vegeta. Freezer le ha enseñado bien" –se recordó de nuevo a si mismo Raditz



Sin embargo lo que amenazaba ser otra tediosa y aburrida sesión de trabajo hasta que a Zarbón se volviera a acordar de él, de repente se había vuelto más, mucho más... interesante. E igualmente dolorosa.

Contra todo pronóstico, Raditz había encontrado unos archivos olvidados que registraban las misiones de los habitantes de su planeta natal, Vegeta-sei.

Durante unos instantes que se hicieron eternos, Raditz no podía dar crédito a lo que veía: tenía ante si ese montón de placas de archivos que aparecían ante sus ojos como una especie de tesoro maldito ¡Esos archivos deberían haber desaparecido junto con su planeta!... pero no, allí estaban ¿Acaso era algo premonitorio o tan solo una maldita casualidad? Hacía solo un mes que realmente se había enterado de lo sucedido con su mundo natal y su pueblo, y ahora por un extraño giro del destino, había dado con los archivos que registraban todos los movimientos ordenados por Freezer durante los años de alianza entre su pueblo y el Maestro. Allí estaba todo: censos de soldados y escuadrones, misiones que habían efectuado, movimientos, tácticas, expedientes de soldados, etc... Un gigantesco archivo que teóricamente debería haber desaparecido junto con Vegeta-sei. El melenudo saiyan no pudo evitar sentir un interés casi doloroso por su descubrimiento y leer, esta vez sí, detenidamente cada uno de esos archivos.

"Tal vez esta sea una especie de copia de seguridad olvidad..." pensó. "Me cuesta creer que Freezer y el resto de su ejército de imbéciles no los destruyeran o escondieran mejor."

A medida que los iba inspeccionando, en su memoria volvían resonar claramente nombres y rostros de gente con la que una vez convivió y que ya nunca volvió a ver. Según iba leyendo allí estaban registrados todos los escuadrones que había tenido el Reino Saiyan en su ejército desde su alianza con Freezer, y también los nombres de sus miembros. También figuraban los nombres de los miembros de la elite, Nappa incluido, y sus correspondientes historiales... aunque de sobra conocidos por Raditz como para prestarles más interés. Y por supuesto los nombres de aquellos que habían sido miembros del consejo del Rey Vegeta, como Sullium y Zorn, quienes siempre habían hecho su trabajo con bastante juicio (algo de agradecer si se tiene en cuenta que al antiguo monarca saiyan a veces le sucedía lo mismo que a su hijo: era inteligente pero su arrogancia le volvía irracional). Y por supuesto Kale, que había estado dando las órdenes al escuadrón de Bardock y que el Rey Vegeta había ejecutado en persona por traerle malas noticias acerca de lo mal que estaba resultando la misión que el escuadrón del padre de Raditz. Esa fue una de las últimas misiones que los saiyans efectuaron para Freezer, y en la que Bardock estaba participando, como recordó Raditz en ese momento… Al parecer los problemas vinieron porque sus habitantes tenían curiosas habilidades extra-sensoriales. Esa misión fue la última que realizó Bardock en su vida, como bien sabía su todavía vivo hijo mayor.

Fue entonces cuando el saiyan tuvo un súbito interés que le apartó de mirar más fichas de antiguos conocidos y se concentró en leer las de aquellos que habían estado más cerca de él, así como los archivos históricos; después de todo, ¿qué interés tenía revisar los expedientes de miembros de la elite que llevaban casi 30 años muertos? Es más, tenía la sensación de que allí podría encontrar algo interesante. Durante un momento se le ocurrió la idea de informar a Vegeta sobre su descubrimiento usando algún canal privado de su scuter, pero se lo pensó mejor... "Ten cuidado con lo que vas a decir. Hablas demasiado" le advertía a menudo Nappa, y después de la paliza que Vegeta le dio hacía solo unos días, juzgó que era mejor indagar más a fondo antes de decirle nada a su Príncipe, no fuera a ganarse otra paliza por "importunarle con tonterías" O meterse en algún problema si el resto de los soldados fieles a Freezer captaban sus comunicaciones.

Juzgó que de momento, era mejor esperar un poco y averiguar algo más de la información de esos archivos



Una vez desechada la idea de comunicar su descubrimiento tan pronto, buscó los archivos de aquellos que le interesaban y el primero en que se detuvo fue en el de su padre y su escuadrón. Era extraño, también lo había encontrado con asombrosa facilidad, pero Raditz casi tenía miedo de mirar los retratos de su padre y sus compañeros después de tantos años, eran como ver a unos fantasmas. Sin embargo no pudo resistir el impulso de leer los expedientes escritos en lengua standar:

ESCUADRÓN Nº 27.548

*Especie:...........................................Saiyan

*Planeta de Procedencia:.................Wakusei Vegeta. Vegeta-sei

*Número de Miembros: ...................5

*Categoría:........................................B2*

*Fecha de apertura: ........................23.9.11101102

*Fecha de disolución: ......................----

*Misiones realizadas:.......................450

*Comandante Responsable: Kale is'h Pat.-Saiyan

"Sí, recuerdo bien que Kale supervisaba varios escuadrones. El de mi padre era uno de ellos." Se dijo Raditz según iba leyendo. Luego sonrió ante cierta ironía: la fecha de formación de ese escuadrón coincidía con la de su nacimiento. Pero llegados a este punto el melenudo saiyan contuvo la respiración.

*Miembros Integrantes:

Bardock –(Expediente Nº. 18.307)

*Cargo: Comandante de escuadrón

*Especie: varón saiyan

*Fecha de nacimiento: 17.8.1-110532

*Fecha de Incorporación: 23.9.1-1101102

*Categoría: soldado de tercera clase.

*Fuerza de Combate: 3000 unidades (en progreso)

*Años de servicio: 15

*Estado: activo


Raditz miró el retrato de su Ojaji con ojos brillantes: tan solo era una imagen digital de pequeño tamaño, pero al verla el recuerdo que tenía de él se hizo totalmente presente. Podía ver claramente la habitual expresión de decisión y dureza característica de los saiyans con su ceño fruncido, y también, aunque en la imagen a penas se distinguía, veía con claridad la cicatriz en forma de cruz de su mejilla izquierda, una marca que según recordaba, la había tenido desde antes de nacer él. También podía ver con claridad, ahora que su memoria estaba más fresca, el tono moreno de tinte dorado de su piel característico de su familia paterna, pues su primo Tarles (1) también era de piel bastante morena. En la ficha figuraba que Bardock era un soldado de bajo rango, y eso era algo que Raditz no se atrevía discutir pues era algo que ambos llevaban escrito en los genes. Su tremenda debilidad al menor apretón en el rabo y el rostro imberbe de Bardock con más de 40 años de edad a sus espaldas eran buena prueba de ello. Sin embargo la capacidad de combate que su padre tenía en ese momento doblaba la suya propia ¿Razones?... bajo el punto de vista de Raditz había dos respuestas: la primera porque Bardock casi doblaba la edad que él tenía en ese momento, y la segunda porque había acabando muchas veces en un tanque de recuperación, lo que había producido ese aumento de fuerza tan grande. En cualquier caso Bardock era un caso un tanto atípico entre los soldados bajos de la sociedad Saiyan; el hecho de ser él mismo, un soldado de bajo rango, comandante de su propio escuadrón, era una de las anormalidades que tenía. La teoría de los "sleepers" que circulaba entre los soldados de bajo rango y que los miembros de la elite tanto se preocupaban en desmentir, cobraba fuerza en el Ojaji



No queriendo despertar más viejos fantasmas y pensamientos incongruentes sobre el rango familiar, Raditz siguió leyendo las fichas de los miembros que formaban el escuadrón de su padre y posó la vista sobre la del sargento del escuadrón, Toma. También fue como ver a un fantasma. Toma había sido el mejor amigo de su padre; todos lo eran, pero él era con quien estaba más unido. Esa era una circunstancia extraña porque normalmente los escuadrones cambiaban continuamente de miembros, ya sea por cubrir las habituales bajas, o por aumentar su eficacia según la misión que les encomendaran. Sin embargo Toma y Bardock se conocían desde antes que él naciera, y Toma era de los pocos que conocían el origen de la cicatriz de Bardock en la mejilla.

Toma no se parecía en nada a su padre, pero era el prototipo de saiyan de bajo rango: alto, pelo siempre negro habitualmente recogido en una coleta, imberbe y con un gusto en vestir más personal: tenía predilección por el tono azul y solía llevar un pañuelo atado en el brazo izquierdo, a semejanza de sus bandas, aunque nunca supo el origen de este ni por qué lo llevaba. Toma siempre estuvo más cerca de la familia de Bardock que los demás, y cuando Raditz era niño, él también solía entrenarlo junto a sus padres.

Pero ahora eso ya no tenía importancia, Toma había muerto junto a todos los demás.

***

-¿El planeta Yaddrath? –preguntó Freezer un tanto escéptico a su lugarteniente Zarbón- ¿Crees que es rentable?-

-Así lo parece, Maestro- contestó su azulino lugarteniente echándose hacia atrás su larga trenza de pelo verde con cierto gesto pedante-

-¿Por qué?-preguntó el tirano clavando la vista en él.

Zarbón tragó algo de saliva inconscientemente. Pese a los muchos años que ambos se conocían y de una relación más buena que lo habitual en el ejército, el exponente del glamour del ejército del tirano, sabía que había cosas que eran peligrosas de cara a Freezer.

-Yaddrath es un planeta muy rocoso que posee grandes cantidades de carbonita, que es ideal para los revestimientos de nuestras capsulas y naves-

-Eso ya lo sé-interrumpió Freezer.- ¿Qué tiene de importante?-

-… Dejadme que os explique, Maestro- apaciguó Zarbón- Nosotros ya tenemos importantes reservas de ese mineral, pero el Imperio Kolkiano están interesados en su explotación para poder fabricar nuevas naves de guerra.-

Freezer alzó una ceja con curiosidad.

-¿Y eso por qué? ¿No tienen ya suficientes?-

-Precisamente… Se está produciendo un levantamiento importante en una de las provincias del imperio y quieren preparar una flota para reprimirla.-explicó Zarbón- Están muy interesados. La petición fue formulada directamente al Imperio Cold.-

Freezer rió divertido al escuchar aquello. Le divertía la posibilidad de que un imperio tan importante como el Kolkiano, tuviera que negociar con el de su padre para poder mantener el orden. Había líderes que no sabían ser… líderes. Eso era algo que él sabía hacer muy bien.

- Muy bien, estudiaremos esa orden. –dijo por fin- ¿Qué sabemos de Yaddrath?-

-Los informes que tenemos no son muy alentadores, Maestro…-comenzó a explicar Zarbón- De hecho…-

***

Cuando Raditz comenzó a leer el expediente sobre Celipa, no pudo evitar que el extremo de su cola se sacudiera en movimientos suaves y acompasados, algo similar al de un gato cuando ha encontrado una presa. Era algo normal, ¡la foto de Celipa era la primera imagen que veía de una mujer saiyan en casi 30 años! Por supuesto había visto hembras de otras muchas especies a lo largo de sus misiones de reconocimiento y de conquista, algunas pertenecientes a pueblos muy parecidos al suyo… pero ninguna de ellas se podía comparar a una mujer saiyan. Y allí estaba ahora la foto de Celipa, con su cabello corto y castaño, su armadura color negro de un solo tirante y sus calzas amarillas, ropas casuales que los saiyan de bajo rango solían usar, y no como las elites, que siempre iban rigurosamente conjuntadas. Al igual que su madre, Celipa también lucía unos pendientes dorados, a ambas le gustaba adornarse con abalorios, y Raditz había heredado de su madre esa costumbre, por eso llevaba esas bandas en el brazo y en la pierna derechos que le conferían un aire más personal al conjunto.
Tal y como decía su ficha, esa mujer saiyan era la única integrante femenina del escuadrón de Ojaji desde el momento en que madre fue destinada a otro escuadrón, y por lo que él recordaba, era de baja estatura pese a ser una mujer saiyan. Por lo que también sabía, ella había sido amiga de sus padres, y también cómplice de su madre en algunos aspectos, así como la parte sensata del escuadrón de su padre. Por lo demás era una miembro más del montón de mujeres saiyan que servían en el ejército de Freezer, aunque ahora él casi se avergonzara de mover la cola de esa forma con solo verla.

Entonces miró de reojo la ficha anterior, la de Toma, y recordó algo que le ocurrió de niño: en una ocasión cuando él era todavía pequeño, sus padres y el resto de su escuadrón se reunieron para una sesión de entrenamiento, algo que ocurría a menudo entre los saiyans de igual rango. Raditz no sabría decir cómo exactamente, pero se dio cuenta de que algo había entre Toma y Celipa, algo similar a lo que él veía entre sus padres, pero en menor escala, he izo un comentario al respecto en voz alta… Y entonces sintió que una mano bastante fuerte le sacudía un guantazo y calló al suelo rondando por el golpe. Tal vez si hubiese estado en guardia habría podido evitar el golpe o al menos no caer de esa forma tan torpe, pero ahora solo pudo masajearse la mejilla roja por el golpe y mirar confundido a Celipa.

-¡Hablas demasiado, niño!- rugió Celipa disgustada mientras Toma mantenía un cautelosos silencio.



Aunque ahora recordaba aquel incidente incluso con nostalgia, Celipa había hecho ver dos aspectos importantes sobre él: primero, que los asuntos de pareja son eso, asuntos de pareja, no comidillas públicas y menos entre saiyans; y segundo, que él hablaba demasiado. Sobre lo primero ya no podía comprobar si era verdad o no puesto que no quedaba ninguna mujer saiyan viva, pero sobre lo segundo era algo cierto, Vegeta y Nappa se lo reprochaban con frecuencia, hablaba cosas que no tenía que hablar.



Sin embargo aquello también le recordaba cosas acerca de las relaciones entre la gente de su pueblo. Celipa era la única integrante femenina del escuadrón de su padre desde el momento en que destinaron a su madre a otro escuadrón, y eso solía ser lo normal ¿Por qué? Por la sencilla razón que el porcentaje de mujeres saiyan en relación al de hombres era menor: por cada tres nacimientos, solo uno era mujer (2). Como bien sabía Raditz las mujeres saiyan no tenían nada que ver con esas enclenques y ridículas hembras de otras especies que habitaban los planetas que conquistaban: para empezar eran más grandes y fuertes, aunque en relación a sus compañeros masculinos resultaran pequeñas a primera vista. También eran fieras luchadoras y compensaban su, en principio, diferencia de fuerza con los hombres de su especie siendo hábiles estrategas y fieras luchadoras. Por esa razón todos los escuadrones siempre solían tener uno o dos miembros femeninos entre sus filas. Sin embargo, siendo Toma y Celipa, o sus propios padres un ejemplo claro, lo cierto es que la relativa baja población femenina de los saiyans motivaba que las relaciones de pareja y la formación de familias no fuera algo realmente establecido socialmente.

Raditz y sus otros dos compañeros sabían que el tema del sexo no era ni mucho menos tan importante para un saiyan como parecía ser para otras muchas especies del universo, de hecho un saiyan encontraba mucho más interesante la lujuria del combate que la del sexo (3): para ellos lo más importante era combatir con regularidad, de hecho todo el estilo de vida de ese pueblo giraba totalmente en torno a la lucha; seguido después por la comida –los saiyans adoraban atracarse de comida- Y en tercer lugar, tal vez los asuntos de pareja y sexo, en los que también se incluían una buena pelea y la comida . Sin duda aquella característica había constituido una ventaja en la situación actual, de hecho se podría decir que Raditz era el que más se divertía en se aspecto, pues al ser el más débil: era el que más se tenía que esforzar en los combates, y por tanto el que más aliviaba sus instintos de lucha, e incluso de desahogo, al aliviar su odio hacia Freezer y su ejército usando como blanco de sus iras los habitantes de los planetas que le asignaban para purgar. Esa era la mejor terapia, una buena pelea tras una sesión completa de palizas y humillaciones, y uno se quedaba como nuevo. Vegeta no había tenido siquiera semejante suerte salvo en contadas ocasiones dado su poder. En realidad los tres saiyans no podían quejarse de tener un trabajo que era una continua orgía de luchas y combates, sus odios hacia el ejército de Freezer eran de índole muy distinta.

Sin embargo los temas de pareja seguían estando allí. Para empezar los saiyans alcanzaban la madurez sexual al final de la adolescencia, pero eso no significaba que desde ese momento estuviesen ansiosos por buscar pareja: por esas edades también empezaban a desarrollar las que serían sus reales capacidades de combate, y muchos jóvenes saiyan encontraban mucho más interesante enzarzarse en luchas contra todo lo que uno pudiera luchar antes que ponerse a tontear entre ellos; además, estaba muy mal visto que un saiyan prestara mas atención a los temas de pareja antes que a formarse como guerreros adultos, así que hasta que no eran jóvenes maduros no empezaban a flirtear unos con otros. Sin embargo la sociedad de los saiyans, tremendamente jerarquizada, impedía que un miembro de clase alta buscara pareja entre los de clase baja, o viceversa, aunque por su puesto se daban casos casi "clandestinos" en los que esto ocurría en algún momento. Aunque Bardock nunca dijo nada al respecto por ser casi una cuestión de honor, lo cierto es que Tarles debía ser producto de alguna aventura de este tipo, pues el saiyan de tez morena y cabellos quebrados era demasiado poderoso para el canon de la familia.

La diferencia entre el número de mujeres y hombres también era una poderosa influencia en cómo se desarrollaban las relaciones de pareja: puesto que había tantos hombres sobre los que elegir, las mujeres saiyan podían tener varios compañeros a lo largo de su vida, y como resultado la mitad de los miembros de una familia solo lo eran en parte, salvo honrosas excepciones, en las que una pareja de bajo rango se comprometía de por vida. La situación cambiaba entre los miembros de clase alta, pues ellos estaban obligados por tradición a contraer matrimonio para así mantener un linaje incorrupto, pero en ocasiones surgían amantes al margen de esas parejas "oficiales", no había ningún problema excesivo en ello siempre y cuando fuera moderado y las relaciones se tuvieran tras la desaparición o muerte de el otro miembro del matrimonio para así evitar linajes dudosos; después de todo, había pocas mujeres, pero estaba muy mal visto cuando la relación era entre miembros de distinto rango. Ningún noble quería hijos de un plebeyo.



Sin embargo, pese a no ser un instinto demasiado poderoso, allí estaban ellos tres sin poder encontrar pareja con ninguna mujer saiyan que siguiera viva – ¡y la que se habría armado en caso de que alguna lo hiciera!- Los saiyans no suspiraban en demasía por el deseo de encontrar pareja y formar una familia o varias, esas cosas simplemente ocurrían cuando llegaba el momento y simplemente sucedían, no había que impacientarse por ello. Pero ahora eso era imposible, no quedaban más saiyans vivos que ellos tres, Freezer se había cuidad bien de que así fuera y no tuvieran la posibilidad de procrear más saiyans. Y aunque existía la posibilidad de la hibridación con alguna otra especie, a los tres se les ponían de punta todos los pelos de la cola con solo pensar en acostarse con una mujer de otra especie ¡¡Eso era asqueroso, casi zoofílico!! ¡Valía mucho más un buen combate!, ¡La lucha no se podía compara con ninguna otra cosa!... Bueno, un buen masaje ocasional en la cola, tampoco estaba mal. Aún así ninguno de los tres podía entender cómo sus "compañeros" del ejército preferían dedicarse al puterío viajando a planetas conocidos por sus locales de "relax" en los días de permiso… No era de extrañar que Freezer prefiriera no tener mujeres entre sus filas, no quería que aquello se convirtiera en una fiesta y por ende, en una guardería.

No obstante, al margen de todos esos pensamientos sobre su situación, Raditz sabía bien que el suyo también era un caso extraordinario, pues sus padres habían permanecido unidos por muchos años pese a ser de bajo rango, de hecho eran un matrimonio saiyan, algo que rara vez ocurría. ¿Cómo iba a ser de otra forma si tanto él como su hermano eran hijos de los mismos padres y había una diferencia de unos 10 años o más entre ellos? De ser de otra forma, ni él ni su también muerto hermano Kakarot solo habrían sido medio hermanos, y no hermanos totalmente…



Raditz frunció el entrecejo con gravedad cuando de repente recordó a Kakarot: era su hermanito, el segundo hijo de sus padres que nació poco antes de la destrucción de su planeta, y rara vez lo hacía porque Kakarot solo vivió unas semanas antes de morir en la explosión. Sin embargo…

El melenudo saiyan despejó su mente de todos esos pensamientos acerca de su desaparecido pueblo que le atenazaron durante horas, y se volvió hacia la pila de registros y expedientes sobre soldados saiyans… Debía estar en alguna parte…

***

Vegeta emergió de su cápsula espacial con una sonrisa de satisfacción en su rostro infantil, tal y como pudieron ver los dos soldados que salieron a recibirle. También pudieron ver que su armadura blanca estaba agrietada por varias partes y que una de las hombreras estaba rota, de igual forma que el mono azul que enguantaba todo su cuerpo estaba raído y rasgado en codos y rodillas. Algún que otro arañazo en la cara demostraba lo dura que había sido la lucha, pero eso no daba ninguna explicación a los dos soldados sobre el motivo de la sonrisa de satisfacción de Vegeta.

-¿Qué hacéis ahí parados, par de estúpidos?- bramó de repente Vegeta haciendo que los dos soldados se cuadraran de inmediato- ¡Ir a informar a Freezer de mi llegada!- ordenó con impaciencia

-¡Sí, Sr. Vegeta!-

Y diciendo esto, ambos soldados saludaron formalmente y se marcharon a trote hacia el interior de la base.



Una vez ambos soldados se hubieron marchado de allí, Vegeta esbozó una sonrisa más amplia mientras su cola se desenroscaba inconscientemente y comenzaba a balancearse suavemente de un lado a otro en movimientos acompasados mientras permanecía alzada. Alguien que fuera algo observador, sabría que eso era signo de un evidente placer o satisfacción. Entonces, como tomando conciencia de lo que pasaba, arranco el paso hacia le interior de la base volviendo a enroscar la cola alrededor de su cintura.

Los saiyans son guerreros por naturaleza, para ellos no hay nada mejor que un buen combate, algo que ponga al límite toda su capacidad de lucha, toda su fuerza, toda su técnica, todo su potencial… La excitación de una buena pelea estaba por encima del bien y del mal, no había razón para dejar escapar un buen combate. Y la razón de la satisfacción de Vegeta no era mas que esa: Freezer le había enviado a una misión lo bastante peligrosa para sus dos compañeros, él era el único que de verdad tenía poder suficiente como para enfrentarse a ellos y por tanto, le había enviado a él en vez de a todo su escuadrón.

Vegeta se había divertido.


Freezer sería objeto de todo el odio que Vegeta le pudiese profesar, el motivo de toda su desgracia y de su deshonor como Príncipe saiyan, pero Vegeta había obtenido una gran satisfacción en su última misión: había luchado como hacía mucho tiempo que no lo hacía, y ahora su pequeño pero musculosos cuerpo temblaba aún por la excitación que había experimentado. Sí, esta vez todo había salido redondo, había recuperado sus privilegios de cara al Maestro Freezer, había humillado a Gurdo, había experimentado la lujuria de unos buenos combates, y además, sería recompensado por su éxito… ¿Qué más podía pedir Vegeta? Algo muy distinto era lo que en realidad deseaba el Príncipe saiyan…

"Maldito bastardo de cola deforme" pensaba Vegeta mientras seguía por el pasillo camino de uno de los salones de Guerra para reportarse ante Freezer "Yo no soy tu mascota particular, ¡no olvides eso nunca! ¡No podrás utilizarme por siempre aunque me prometas combates eternos!" EL odio que Vegeta profesaba hacia Freezer era aún mayor que las satisfacciones que obtenía.

Sin poder hacer otra cosa que cumplir con el procedimiento de trabajo acostumbrado, siguió caminando hacia la Sala de Guerra donde le aguardaba Freezer



-¡Adelante!- ordenó Freezer con voz seca y tono neutro.

La puerta se abrió con el característico resoplido y Vegeta entró en la amplia sala donde Freezer le aguardaba, como era la costumbre, acompañado por Zarbón, quien también sostenía entre sus manos una placa de lectura. Era obvio que ambos estaban repasando el plan de trabajo.

- Capitán Vegeta del Escuadrón Saiyan, reportándose, Maestro Freezer- anunció el Príncipe saiyan con voz igualmente monótona al tiempo que hincaba una rodilla en el suelo.

¡Cómo lo odiaba! ¡Como odiaba arrodillarse de esa forma y anunciar un rango que no era más que el de "Capitán de escuadrón"!

Freezer hizo girar su levitante trono y miró con satisfacción a su saiyan favorito mientras que Zarbón miraba a ambos cautelosamente, aunque con cierta expresión de asco hacia Vegeta, ¿cómo se atrevía ese mono a presentarse con esa pinta ante el Maestro Freezer?

-Bien Vegeta, espero que esta vez me traigas mejores noticias que la última vez.- anunció el Maestro con cierta condescendencia sin aparente preocupación por el aspecto de sus ropas y armadura.

-Así es, Maestro- contestó Vegeta de forma obediente.

Ninguno de ellos lo advirtió, pero el puño que Vegeta tenía apoyado en el suelo en ese momento, se apretó con fuerza durante un leve instante.

-Esta vez no ha habido ningún error-

Zarbón miró de hito en hito al arrodillado Vegeta, no encontraba qué podía ver Freezer en él que le indujera a perdonarle con la misma rapidez que le castigaba.

-… He cumplido la misión que me asignaste en el plazo establecido sin ningún problema. – Entonces hurgó en el interior de su armadura blanca- Tomad, aquí tenéis mi informe.-

-Zarbón- arengó Freezer con una rápida mirada a su lugarteniente.

-Sí, Maestro. –contesto este obediente con su voz suave.

El azulino alienígena se adelanto y recogió de la mano del arrodillado Vegeta un chip cargado con el informe del saiyan, durante ese breve instante aquella escena tenía un dolorosos parecido a como si le estuviera ofreciendo una limosna.

Zarbón lo introdujo en una placa de lectura y pasó la vista por encima de lo que allí aparecía.

-Todo parece estar correcto, Maestro.- informó

Freezer asintió.

-Bien, Vegeta. Puedes irte a descansar. –hizo una pausa- Ya te informaré sobre tu recompensa.-

-Gracias, Maestro Freezer.-

Y diciendo esto, se incorporó, hizo una breve reverencia a modo de saludo, giró sobre sus talones, y salió de la sala en silencio.




Vegeta gruñó para sí mientras se alejaba por el pasillo en dirección a sus aposentos privados: una buena ducha, comida y un uniforme nuevo, y ya estaría totalmente recuperado. Pero, ¿cuántas veces se repetiría ese mismo proceso a lo largo de su vida? Arrodillarse.-Recibir órdenes- cumplir una misión-volver-informar-recuperarse y volver a arrodillarse.

No para siempre, siempre juraba…

Y ahora, ¿dónde se había metido Nappa?





Una vez que se hubo marchado, Zarbón miró interrogativamente a Freezer, este captó su mirada inquisitiva y le incitó a hablar con un gesto de los ojos.

-¿Sí, Zarbón?-

-¿Por qué, Maestro?-

-¿Por qué el qué?-

-¿Por qué sois tan permisivo con ese saiyan?... Vos mismo reconocisteis que los saiyans eran un peligro en potencia, por eso ordenasteis exterminar a ese pueblo y vos mismo matasteis a su rey y destruisteis su planeta. –preguntó Zarbón midiendo sus palabras.

-Porque Vegeta no es ninguna amenaza, Zarbón, y los otros dos menos todavía.-

-Perdón, pero ¿Estáis seguro, Maestro?- tanteo el alien de cabellos esmeralda- Quizás no lo sabéis, pero estoy informado de las actividades de esos saiyans, en especial de Vegeta.-

Freezer alzó una ceja interrogativamente.

-¿Qué sucede con ellos? ¿Han traficado con los planetas de reserva a mis espaldas como el comandante-jefe de la base Nº-67?- Freezer apartó la mirada de su lugarteniente. –Dudo que los saiyans hayan hecho algo así.- hizo una pausa- …Y aunque lo hicieran, no creo que se atreviesen después de ver cómo acabó ese comandante. –añadió con una sonrisa de satisfacción.

-No, Señor, no se trata de un robo o uso indebido de sus posesiones…-

-¿Entonces?-

-Se trata de que siempre son elementos conflictivos. –explicó Zarbón satisfecho de conducir a Freezer al terreno que él quería- Esos tres saiyans son incapaces de cooperar sin problemas con cualquier otro escuadrón de nuestro ejército. Son unos brutos indisciplinados que solo les interesa tener buenos combates, y uno de ellos es tan débil que no se le puede asignar ninguna misión de cierto riesgo. Además… -continuó diciendo con cautela- Vegeta siempre está en medio de cualquier disputa entre nuestros soldados. Kiwi, del comando amabenin, en varias ocasiones se ha visto expedientado por falta de disciplina en lo que concierne a las normas de combates sin permiso en la base, y siempre contra Vegeta. Y vos también sabéis de su enemistad con Gurdo, del Comando Gynew… Por no decir que antes de mandarle esta última misión a Vegeta, él mismo mandó a la enfermería médica al mas débil de sus hombres.- Zarbón inspiró profundamente, como si quisiera cobrar valor de cara a su Maestro -…Perdonad que os diga, Maestro… ¿Pero por qué sois entonces tan tolerante con ellos, o más en concreto con Vegeta?-

Freezer escuchó con atención durante todo ese tiempo a Zarbón, hasta que finalmente se avino a contestar.

-Los otros dos saiyans no me interesan gran cosa: en su momento Nappa era necesario para ocuparse de Vegeta cuando este era niño, y en cuanto a Raditz, si sobrevivió fue por error… Un error que no tiene mayor importancia ya que es muy débil y no supone ningún punto conflictivo, además, hasta ahora ha cumplido bien su trabajo.-

Zarbón aún miraba a Freezer como aguardando una respuesta final.

-En cuanto a Vegeta… Él sabe muy bien que no puede ni podrá nada contra mí. Y sería una pena desaprovechar al más valioso de todos los saiyans, ¿no crees?- preguntó volviéndose hacia Zarbón.

-Perdón, ¿Valioso?-

-Sí, eso es…- afirmó- Dime Zarbón, ¿Por qué perder a una preciosa mascota que siempre me obedece tan disciplinadamente y me proporciona tantos momentos de diversión con sus peleas con otros de mis soldados? Sería una gran pérdida desaprovechar semejante portento, ¿no crees?- pregunto con una sonrisa- Los otros dos habrían sido perfectamente prescindibles si no fuera por Vegeta, pero nunca esa maravilla de saiyan.-

Zarbón miró largamente a su Maestro, a pesar del mucho tiempo que le conocía, muchas veces no llegaba comprender sus razones. Para él era ya evidente que Freezer ambicionaba el poder del domino sobre las vidas de cualquier criatura racional, y por lo que acababa de escuchar, su interés en Vegeta era similar al de alguien –aunque no conociera la comparación- que posee un perro de pelea y disfruta viéndolo combatir. ¿Una mascota de pelea acaso es lo que era Vegeta?

Tal vez, pero Zarbón también empezaba a dar crédito a las sospechas de Gurdo. Vegeta obedecía fielmente, luchaba como una fiera, pero algún día se cansaría de ellos.

¿Y cuándo sería eso?

***

Ahí estaba, era una imagen de Kakarot de niño, tal y como era al poco de nacer. Raditz lo sabía bien, Kakarot había sido la viva imagen de su padre, pero en niño y con la piel blanca en vez del tinte moreno característico de su familia paterna y que sin duda ambos habían heredado de su madre. Por lo demás era idéntico a Ojaji, de la misma forma que él lo era a su madre.
Raditz examinó con cuidado la ficha de su hermano mientras poco a poco iba recordando todo lo que aconteció a su nacimiento. Kakarot había nacido pocas semanas antes de la destrucción de su planeta natal y no sin problemas, porque su madre parió de forma precipitada ya que había llegado herida de en medio de una misión, o al menos esa era la versión que tanto Bardock como Raditz conocían. No era muy usual que las mujeres saiyan encintas en estado avanzado se enfrentaran a misiones y combates peligrosos, así que si se embarcaban en alguna misión, esta era sin riesgos, como efectuar un reconocimientos de algún planeta que pudiera ser conquistado o algo similar. Sin embargo Raditz recordó, ahora con más conocimiento de lo realmente sucedido con su pueblo, que su madre regresó a Vegetasei herida de una misión y con su cápsula gravemente dañada. La única explicación que dio fue que la atacaron en algún momento durante el trayecto de regreso a Vegetasei, y la hirieron. En ese momento tanto él como su padre, y también su madre, pensaron que la atacaron los habitantes de ese planeta, pero ahora Raditz ya no se encontraba tan seguro sobre ese punto.



"¿Y si fue algún escuadrón de Freezer los que atacaron a madre? ¿¿Y si en realidad querían destruir su cápsula y matarla a ella?" contra más pensaba en esa posibilidad, más fuerza cobraba.



Fue el principio del fin, podía haber afirmado el melenudo saiyan según aquellos ya lejanos hechos volvían a su mente. Podía recordar cómo desde hacía ya algún tiempo, su padre, Bardock, había empezado a perder su entusiasmo y confianza en su pueblo: por supuesto estaba orgulloso de ser saiyan, todos lo estaban, el orgullo de ser saiyans era algo casi inherente a la especie. Pero Bardock había dejado de preocuparse por su familia y por todo lo que le rodeaba, daba la impresión de que lo único que le importaba era salir de misión y divertirse combatiendo con sus compañeros de escuadrón. Raditz le había oído decir antes del nacimiento de Kakarot que los saiyans, los de bajo rango, no tenían ningún futuro, que ellos y el resto de su familia eran tan solo un montón de deshechos de baja clase, y que eso a las elites y el ejército de Freezer les traía sin cuidado, que ¡adelante con su nueva política de enviar a los recién nacidos de bajo rango a otros planetas para conquistarlos!

Cuando eso sucedió, según recordaba Raditz, él quedó muy impresionado: él ya estaba enterado de esa nueva política, se había firmado más o menos por las mismas fechas que el nacimiento del Príncipe Vegeta, es decir, unos cinco años antes del de Kakarot. Freezer hizo la propuesta al Rey Vegeta de usar a los guerreros de baja clase de algún modo que resultara productivo mientras que los hijos de las elites eran adiestrados en su planeta natal. Tras unas primeras deliberaciones y dudas, se puso en marcha el plan de enviar a los hijos de los soldados de clase baja a otros planetas para su conquista tras haberlos programado de algún modo. El plan fue recibido con la habitual resignación de los soldados de clase baja, mientras que las elites se mostraban de acuerdo puesto que, de esa forma reafirmaban su poder: si un soldado de clase baja moría, no pasaba nada, y si sobrevivía y cumplía correctamente su misión, perfecto… Además de ganar puntos extras de cara a Freezer, demostrándole que incluso un crío saiyan de baja clase podía conquistar un planeta. En la práctica, el método de programación mental y los resultados obtenidos eran muy efectivos, pero la realidad era que la gran mayoría de los niños saiyan de esa condición fueron sometidos a ese destierro, y por ende resultaban una casta despreciada por el resto de los saiyans, no ya solo porque fueran del rango más bajo posible, sino porque además, resultaban casi autómatas, como si de alguna manera la programación recibida de recién nacidos perdurase en su mente y se comportaran como robots de lucha más que como verdaderos guerreros saiyan. En teoría muchos deberían haber sobrevivido a la explosión de Vegetasei, pero ahora los tres únicos supervivientes tenían la certeza de que ellos también fueron aniquilados sistemáticamente por las tropas de Freezer.

Sin embargo la reacción de Bardock ante esa ley fue, para sorpresa de su compañera y de su hijo mayor, de pura y simple aceptación. Aquella noticia dejó estupefacto a ambos: Raditz, que entonces apenas empezaba a alcanzar la adolescencia, se consideraba afortunado, ya que pese a ser de baja clase él se había criado con sus padres puesto que cuando el nació esa ley de conquista aún o había sido formulada e impuesta, y por tanto su infancia había transcurrido según los patrones tradicionales de los saiyans. Y además, esperaba un hermanito hijo de ellos mismos, algo inusual entre los saiyans donde los matrimonios o largas uniones de pareja entre los guerreros de clase baja eran escasos.

De igual forma quedó a su madre quien no podía creer que tras una relación tan larga y que además disfrutaba de un rango como el de Comandante de Escuadrón, su compañero accediese a abandonar a su segundo hijo de esa forma y aceptase los hechos como si nada. Ese punto provocó un importante empeoramiento en la relación de la pareja, que Raditz debido a su juventud y falta de conocimiento en lo que significan las relaciones entre la gente, no entendía y que ahora le resultaba terriblemente ajena y lejana. Pero ahora también la comprendía mejor: por alguna razón Ojaji había perdido la confianza en los designios de los dirigentes de su pueblo, y se desentendía de todos; mientras su compañera asistía a ese cambio de mentalidad con preocupación.

Más tarde, su madre, meses antes del nacimiento de Kakarot, fue destinada a otro escuadrón donde ocupaba le mismo puesto que Toma en el de su padre, pero siguió manteniendo relación con Bardock. Durante ese tiempo Celipa hizo las veces de confidente de la compañera de Bardock, dejando caer pequeños comentarios acerca del embarazo de su compañera y el futuro nacimientote su hijo, movida también por su empatía ante el deseo de ser madre. Sin embargo las respuestas del Ojaji siempre fueron las mismas, era hijo de un guerrero de clase baja y no tenía futuro. Por su parte Celipa nunca pasó de ahí en sus insinuaciones: una cosa era la amistad con su madre y otra la de meterse en las relaciones de pareja ajenas: para los saiyans ese era un asunto privado de cada cual, no un tema de chismes y habladurías.

Y de esa forma, lo que peor podía pasar, sucedió: la compañera de Bardock fue atacada al volver de una misión de reconocimiento cuando faltaba poco para el fin de su segundo embarazo. Llegó herida a Vegetasei y parió en malas condiciones ante la indiferencia de Bardock, que ni siquiera prestó gran atención a su compañera y su recién nacido hijo. Raditz sin embargo, permaneció con su madre y fue testigo de cómo ella le puso el nombre de Kakarot (4)


Los saiyans nacen más espabilados que los hijos de otras especies: sus ojos ya son grandes y negros, sus movimientos bastante ágiles y son capaces de coordinarlos al poco tiempo de nacer, aunque siguen siendo débiles e indefensos, sobretodo en relación a sus progenitores. Pero durante esas primeras semanas, ante la indiferencia de Bardock, que nunca vino a ver a su hijo, Kakarot; su madre y él mismo estuvieron juntos. Raditz solía hacerle alguna monería a su hermanito que según recordaba, era muy peleón pero sonreía con facilidad, y también gustaba de tirotearles a ambos de sus largos cabellos o comerse cualquier cosa que se pusiera a tiro.

Sin embargo ocurrió lo que la compañera de Bardock más temía: Bardock nunca quiso saber nada de su hijo menor, mientras que al mayor súbitamente le encargaron otra misión de reconocimiento en otro planeta muy lejano separándole entonces de ella. Además, Kakarot dio como resultado de los tests de potencial guerrero lo más bajo que podía haber entre los saiyans, condenándole sin poder evitarlo así al destierro que ella tanto temía, literalmente le quitaron a su hijo y lo llevaron a las cámaras de programación; Raditz estuvo presente durante todo el proceso La compañera de Bardock no pudo aguantar más presión y acabó por morir pocos días después del nacimiento de su segundo vástago. Una última deshonra de alguien que debería de haber muerto en un combate sino atacada por la espalda y muerta por la propia presión de sus desgracias y sus deshonrosas heridas.

Ahora Raditz podía ver aquellos días finales de su familia como su fueran un precedente de lo que ocurriría poco después con su pueblo: al poco de la separación de su hermano y la muerte de su madre, él había sido destinado a una misión en un planeta muy lejano del suyo natal y tanto entonces como ahora, le pareció una misión inútil, como si en realidad alguien o algo le hubiese querido alejar de su planeta o de su destino. Él no estaba enterado de los detalles, pero por lo que parece, Freezer nunca tuvo ningún interés real en el mundo de donde le recogieron. Por su parte, madre acabó muy afectada por lo ocurrido y por sus heridas, y de alguna manera eso provocó su muerte tras el nacimiento de Kakarot dejándose matar, un acto deshonroso para un saiyan, pero ahora su hijo mayor sospechaba que tal vez en realidad la mataran sus actuales "compañeros" de trabajo y no es que ella se dejara morir sin más.

Con Ojaji nunca supo que ocurrió realmente: no sabía si al final quiso conocer a su segundo hijo, no si llegó a enterarse de lo que él ahora creía que realmente ocurrió con su madre, no si murió en aquel planeta de extraños habitantes, si le mataron las tropas de Freezer o si murió en la explosión de Vegeta-sei… O tal vez…

-Dijeron que se había perdido la razón, que deliraba y veía fantasmas… -murmuró para si- Yo les creí… porque Ojaji nunca fue así antes-

¿O tal vez Ojaji murió de alguna forma especial? Por lo que Raditz había oído decir hacía casi un mes a Nappa y Vegeta, el Rey saiyan debía haber muerto luchando contra Freezer, cosa normal aunque le costase ver esa posibilidad. Entonces es de suponer que hubo más saiyans que se enfrentaron a Freezer, hubo algún tipo de rebelión o algo donde su padre también estuvo. No iba a hacerlo el Rey él solo: como su propia experiencia decía, un pueblo entero no puede ser tan idiota o pasivo como para dejarse matar sin luchar, y más tratándose de los saiyans. Raditz tenía dudas a este respecto: su padre despreció a su familia por considerar que los saiyans de bajo rango estaban marcados o porque, como algunos decían, deliraba. Así que viendo lo visto, a él no le habría importado esa rebelión… pero él sabía que algo tenía que haber pasado: aunque era un tema tabú entre los saiyans, lo cierto es que en determinadas circunstancias, se desarrollaban ciertos lazos psíquicos entre saiyans que se encontraban muy unidos (3), y Raditz podía estar seguro de poder haber sentido la rabia, el dolor y la impotencia de su padre en algún momento antes o durante la desaparición de su mundo, así como lo que ocurrió con este.



¿Qué había sucedido entonces? La fatalidad también se había disfrazado destino y le había salvado… Pero... ¿para qué? Raditz odiaba esa situación: ser uno de los tres supervivientes de su pueblo para vivir continuamente humillado por su Príncipe y por Freezer, y finalmente acabar con sus huesos blanqueados por el sol de algún planeta perdido en el universo, si es que antes ninguno de ellos se cansaba de él y le mataba.

Realmente odiaba a todos ellos, aunque la fidelidad a Vegeta y la presencia de Nappa le hicieran modificar aquella idea.

Sin embargo volvía a tener la sospecha de que algo se le escapaba.



Entonces, movido por el impulso, volvió a examinar la ficha de su hermano, y posó la vista al final de la misma. ¿Qué había pasado al final con él? Nunca lo supo realmente, pero creía que debió morir en la explosión de Vegeta-sei, ya que lo último que realmente supo sobre él era que había dado los resultados más bajos en los test de capacidad de combate y que le llevaron a las cámaras de programación. ¿Entonces?

Leyó con cuidado:

"Fuerza de combate: 2… Nivel: el más bajo… Destino:"


-¿¡Destino!?- exclamó de repente- ¿¡Pero le llegaron a destinar a alguna parte!?-

Sin poder creérselo, siguió leyendo:

"Programación y Destino: la Tierra…" siguió leyendo estupefacto –"Fecha de Partida:…"



No podía creerlo, pensó dejando caer los documentos, sencillamente no podía: nunca supo que eso fue lo que finalmente ocurrió con Kakarot. ¿Cómo iba a saberlo? Él no estaba allí para verlo, su madre estaba muerta y el Ojaji simplemente se desentendió de todo, así que podía haber pasado perfectamente, como parecía que así era. Kakarot no estaba ya en Vegeta-sei cuando Freezer lo destruyó, sino que partió en una cápsula horas antes de que eso ocurriera; fue de las últimas, si no la última, enviada antes del fatídico final de su pueblo, así que Kakarot se salvó de la explosión y podía estar vivo en alguna parte.

Pero no, seguía sin tener mucho sentido: ¿Por qué si las tropas de Freezer estuvieron aniquilando a todos los saiyans que en ese momento estaba fuera de Vegeta-sei, e igualmente planeaba destruir el planeta, envió una cápsula de misión en el último momento? ¿No iba a matarlo, a fin de cuentas?... Las únicas explicaciones posibles eran que la cápsula con el pequeño Kakarot en su interior fue enviada sin más, o que Freezer y sus tropas quisieran tener otro objetivo con el que jugar al "tiro al blanco"

Pero ¿y si no era así? Desde luego Kakarot ya no estaba en Vegetasei cuando Freezer destruyó el planeta, así que ¿y si se salvó? ¿Y si la cápsula no fue destruida y llegó a su destino sin problemas? ¿Y qué planeta era ese?

Raditz suspiró con nerviosismo en un intento de aclarar su mente mientras se pasaba la mano por el rostro y su cola se sacudía furiosamente, demasiadas cosas en tan poco tiempo, demasiados descubrimientos después de casi 30 años. Era difícil mantener la calma y pensar con claridad

Si lo pensaba con cuidado, se daba cuenta de que había un 50% de posibilidades de que su hermano se hubiese salvado, y también de que sus actuales "compañeros" servidores de Freezer, le hubiesen matado. Pero, si se había salvado, ¿qué fue de él?

De nuevo bajó la vista y siguió leyendo el informe de su hermano. Entonces arqueó las cejas con sorpresa



-Le mandaron a un planeta que se llamaba Tierra... –murmuró- He visto ya ese registro antes-

Y con esa idea en mente, se volvió hacia la pila de informes ya revisados sobre planetas que Freezer mandó purgar. No le costó mucho encontrarla, estaba entre los de misiones perdidas.

-¡Qué extraño!... ¿Por qué está ahí?... Obviamente porque Kakarot no está aquí.-

Entonces procedió a leer el informe sobre ese planeta con cuidado.

-"Tercer planeta del sistema solar C-7-48-B… Gravedad: 1G… Atmósfera compuesta de Oxígeno, Nitrógeno y Dióxido de Carbono… Presión, 1A. … Lunas, 1" Hummm, unas condiciones muy suaves… al menos tiene luna- murmuró para si y continuó leyendo- "Riquezas geológicas: grandes cantidades de agua en estado dulce y salado, gran variedad mineral de elementos comunes…" Lo normal, eso se puede encontrar en muchos meteoritos, pero en menor cantidad- se saltó los informes geológicos del planeta y fue directamente a los de población- "Población: todas las formas de vida del planeta son de tipo orgánico, y de clase vegetal o animal. La población racional del planeta corresponde al tipo animal y se divide en dos tipos fundamentales: la mayoritaria corresponde al tipo "H" o humaoide, y la secundaria al tipo "W" o zoomorfica(6)…" –entonces se fijó en unos diagramas descriptivos sobre ambas especies que se encontraba en un archivo adjunto.

Tal y como suponía Raditz, los miembros racionales del tipo "H" de la Tierra eran como malas copias de un saiyan. Obviamente tenían esos mismos rasgos de mono sin pelo de los que Freezer tanto se burlaba, pero su complexión era tremendamente enclenque y sus cabellos, ridículos. Ni que decir tiene que no tenían cola. Pese a su tremendo parecido con los saiyans, Raditz no sintió ninguna simpatía por semejantes criaturas, ya había visto unas cuantas especies más por el universo que compartían esas mismas características, entre ellas algunos soldados de baja clase "compañeros" suyos. Pero eso no quitaba que fueran basura, poco más que animales que cazar y comer.

Volvió la vista hacia el informe sobre la otra especie "W" que compartía hábitat en el planeta como especie predominante racional, y se reafirmó en su idea: si la especie "H" ya era como una burda copia de un saiyan, los "W" estaban mucho más cerca de ser animales todavía, y por tanto resultaban mucho más ridículos. Sin embargo hubo algo que le llamó la atención entre todos esos informes: por lo que parecía la especie "W" poseía capacidades que les situaban por encima de la "H" pese a ser menores en número y más "animales" todavía. Los "H" no tenían ninguna capacidad en especial, tan solo su enorme parecido a un saiyan, pero sus fuerzas de combate apenas rondaban entre las 3 y 10 unidades; sin embargo los "W" tenían una fuerza de combate algo mayor, o al menos, ciertas capacidades como la de transformación, secreciones de defensa, etc… Raditz tuvo una ligera sensación de deja-vú al ver en ambos pueblos reflejada la historia del suyo y de los Tsufurs

En cualquier caso los habitantes de ese planeta eran pura basura, ni siquiera representaban un peligro real para un niño saiyan de baja clase como era Kakarot.



-"Pero si los habitantes de ese planeta son tan ridículos, entonces… ¿Por qué el informe de la Tierra estaba entre los de misiones perdidas?.. ¡Cht! ¡No es que la misión esté perdida, es que Kakarot está perdido!"- sonrió ante esa ironía- Kakarot pudo haberse salvado, le destinaron a un planeta sin ningún problema serio, y como nuestro pueblo desapareció, debe seguir allí todavía; eso explicaría porqué el informe también estaba entre misiones fallidas… Y yo tantos años sin saber nada sobre él- hizo una pausa- Si se salvó, tiene que haber sobrevivido allí durante todo este tiempo, no hay otra posibilidad porque su fuerza sería la más grande del planeta, no tendría ningún problema.-

Entonces se mesó la barbilla, Raditz era muy dado a hacer gestos y gesticular, sobre todo cuando no tenía que guardar las formas.

- Otra posibilidad es que cogiera su cápsula y se marchara del planeta de vuelta a Vegeta-sei, y al no encontrar nada, esté perdido en el Universo… Pero me extraña que en ese caso nunca hubiésemos dado con él ni por casualidad… Al no ser que Freezer si le hubiese encontrado y le matara en ese momento.-

Pese a esa evidencia, de alguna forma Raditz dudaba que eso fuera cierto, tenía la sensación de que Kakarot sí debía seguir vivo, no ya en la Tierra, tal vez en otro planeta.

-Es algo que tal vez yo también debería haber hecho en su día…- murmuró en tono de confesión- Ahora ya es demasiado tarde, pero en vez de esperar a que alguien respondiera a mis llamadas cuando me destinaron al culo de ninguna parte, y la nave de Freezer vino a recogerme, haberme largado de allí y vivir durante todo este tiempo por mi cuenta.- Sacudió la cabeza como si negara- Imposible… no podía quedarme sin saber qué pasó… Yo no soy como Tarles, y tampoco quiero hacer lo mismo que el Ojaji.-



Mientras que Bardock había renegado de los ideales saiyan con el tiempo, Tarles, su primo, en efecto habría obrado así desde el principio: él estaba orgulloso de ser un saiyan, pero puesto que él era uno de los miembros más poderosos de la familia, nunca se creyó plenamente obligado a obedecer a su Rey, y Raditz se habría apostado un apretón en la cola a que si Tarles se hubiese visto en la misma situación que él ahora, habría mandado todo al carajo y habría vivido por su propia cuenta. Sin embargo Raditz, al igual que Nappa, y tal vez por escarmiento de la actitud de su padre en los últimos tiempos antes de su muerte, seguía creyendo en la fidelidad al ideal saiyan y a su Rey, o mejor dicho, a su actual Príncipe, al margen de que no tuviera más opción que obedecer a Freezer. En una palabra: Raditz SI creía en el ideal saiyan y en lo que eso significaba, pero Tarles NO, no confiaba más en su propio poder.

Pero eso seguía sin responder a la pregunta clave: ¿Qué pasó realmente con Kakarot?



En su interior Raditz sabía de alguna manera que Kakarot seguía vivo, o al menos así lo quería creer, era como si esa sensación de que algo se le escapaba por fin tomase forma clara. ¿Cómo iba a ser de otra forma? Ante esa posibilidad Raditz se sintió, por decirlo de alguna forma, afortunado. Él no tendría el poder de Vegeta, ni si quiera podía soñar con la posibilidad de llegar a convertirse en el Super-Saiyan de leyenda, y tal vez algún día acabaría muerto por Freezer o alguno de sus soldados, o incluso por otra paliza de Vegeta… Puede que tal vez su Príncipe tuviera razón en lo que él ambicionaba y algún día él se convertiría en el Super-saiyan y derrotaría a Freezer… Pero Vegeta siempre sería el odioso bastardo que era con los suyos, pero Nappa siempre estaría a sus órdenes sin atreverse a cuestionar a su Príncipe y actuaría sin pensar en las consecuencias de sus actos, pero ellos seguirían siendo los últimos de su pueblo… Sin embargo él tendría a alguien de su sangre junto a él, alguien que era igual que él.



Dada la historia de su familia y su pueblo, ¿acaso no era lo mejor que podía pasarle?



Ahora bien, ¿cómo encontrarle, si es que seguía vivo? ¿Se acordaría Kakarot de él?... Por supuesto, estaba incluido en la programación, y además, ¿no era él con quien Kakarot jugueteaba siendo un bebé?

Lo único era descubrir qué había sido de él, y la mejor forma era empezar por ir al planeta donde fue asignado. Entonces, solo le quedaba una cosa por hacer, pensó mientras volvía a examinar los informes sobre la Tierra y se volvía a colocar el scuter de lente verde sobre el ojo izquierdo. Tenía que registrar todos esos informes y continuar con la revisión de los archivos.

***

Días después, habiendo descansado ya de su última misión, Vegeta ya vestía una nueva armadura, y la que lucía ahora era de tipo estándar, pero de color blanco y con placas de color ocre dorado que, de alguna manera, daban crédito de su rango superior. En ese momento se encontraba sentado en una especie de sofá en sus aposentos privados. No era gran cosa, pero solo los soldados de cierto rango en el ejército de Freezer podían disponer de semejantes comodidades y Vegeta, como ya se ha dicho, era uno de ellos. Su gesto lejos de ser reconocible debido a su continuo mutismo, parecía ser una curiosa mezcla de aburrimiento e impaciencia. Sin embargo Nappa, que como de costumbre se encontraba su lado, permanecía atento al más mínimo cambio que hubiese en ellas y siempre dispuesto a cumplir cualquier orden que Vegeta diese.

-¿Qué fue lo que Raditz dijo?- exclamó de repente el Príncipe saiyan- ¡No podemos esperar más tiempo a que llegue para embarcar hacia el planeta...!-entonces soltó un gruñido de descontento- Freezer quiere que lo purguemos ya mismo, y ese planeta se encuentra muy alejado de aquí… ¡Y no quiero tener más problemas con Freezer! –explicó con impaciencia mientras su cola, que se había soltado de su cintura, se balanceaba con disgusto hacia los lados en pequeñas pero furiosas sacudidas.

Nappa era consciente de lo extraño que resultaba ese gesto en Vegeta, permitir que todos vieran el balanceo de su rabo; al igual que durante su estancia en Soran-7, supo que estaba realmente malhumorado

-...Raditz dijo que era muy algo importante, mi Príncipe. –explicó pacientemente Nappa con intención de bajarle su enfado.

-¡Más le vale que así sea!-



Nappa empezaba también a impacientarse cuando de repente las puertas corredizas de la habitación se abrieron de golpe con el acostumbrado resoplido, y Raditz entró nerviosamente en la habitación vistiendo con su acostumbrada armadura negra de placas color teja; Raditz siempre había demostrado tener preferencia hacia los tonos rojizos. Casi de forma automática, el melenudo saiyan ejecutó una reverencia a Vegeta y, sin abandonar su postura humilde, se dispuso a hablar, pero Vegeta le cortó de inmediato.

-¡Llegas tarde!! –exclamó en un tono cercano a la amenaza- Supongo que tendrás una buena explicación para que podamos justificarnos ante Freezer por nuestro retraso.-

Raditz parecía tan asustado como Vegeta por esa posibilidad, y se apresuró a responder

- Sí, mi Príncipe. He descubierto algo importante.- contestó en un tono extrañamente cercano al ¿nerviosismo?

-¿El qué? -

Tal vez Vegeta no había reparado en la extraña expresión que había en el rostro de Raditz, pues permanecía con la cabeza gacha en tono de humildad hacia su Príncipe para ganarse su perdón por llegar tarde y posiblemente, por importunarle. Pero Nappa pareció percibir una especie de extraña expresión en su voz y cara, como una nerviosa incredulidad.

-...Creo, creo... -vaciló- ...Creo que puede haber un saiyan más vivo aparte de nosotros- explicó

-¿¡¡Qué...!!?? –exclamaron sobresaltados y al unísono sus dos compañeros cuando oyeron aquello.

Ninguno podía creer lo que Raditz acababa de decir: tras la desaparición de su planeta ellos dos habían estado buscando a posibles supervivientes, siendo de esa forma como recogieron a Raditz en la nave de la flota de Freezer, pero después de encontrarle a él, ya no hubo más "posibles supervivientes"... Así que ¿qué iba a cambiar después de casi 30 años?

Contrarrestado el estupor de Nappa, Vegeta soltó una burlona risotada.


-¿Un saiyan superviviente? –exclamó en tono cercano a la burla.- ¿Cómo va a ser eso posible? ¡Nosotros tres somos los únicos! ¡Freezer se aseguró de que así fuera!-


-Bueno... es solo una posibilidad. –explicó Raditz ya no tan seguro de lo que decir: ¿había vuelto a hablar más de la cuenta?

-Una posibilidad... –espetó Vegeta- Más te vale que me expliques esa posibilidad.-

-Es… es mi hermano pequeño, Kakarot...-comenzó a explicar Raditz con inseguridad- Es... posible que siga vivo-

Nappa y Vegeta se miraron mutuamente y luego miraron sorprendidos a Raditz.

-¿Tú hermano? –exclamó el primero- ¿Tienes un hermano vivo? ¿Cómo?-

Vegeta torció el gesto e hizo una señal a Nappa para que callara.

-No tan deprisa. –ordenó –Si tienes un hermano, ¿cómo es que lo dices ahora y además afirmas que aún vive? -


Raditz se sintió más animado la hablar al ver que había despertado la curiosidad en Vegeta y comenzó a explicarles su teoría.

-Hace unos días supongo que encontré una copia olvidad de los archivos de Vegeta-sei... –comenzó a decir para asombro de sus dos compañeros- Y estuve leyendo todo lo que pude sin que me descubrieran... Fue entonces cuando me enteré de lo de mi hermano.-

-¿De qué te enteraste? –preguntó Nappa animado por la idea de que hubiera otro saiyan vivo después de tanto tiempo.

-Bueno, no tuve oportunidad de averiguar gran cosa... Pero sí que mi hermano Kakarot, que así se llamaba, había nacido pocas semanas antes de la destrucción de Vegeta-sei. –siguió explicando el melenudo saiyan cada vez más animado- Yo siempre le creí muerto cuando Freezer lo destruyó. –afirmó en un tono que parecía querer demostrar que él también estaba seguro de lo ocurrido con su planeta. –...Sin embargo al parecer fue enviado a otro planeta para su conquista poco antes de la destrucción de nuestro mundo. –concluyó sabedor de que esa era la mejor baza que tenía para demostrar su credibilidad. –Eso es lo que he descubierto y, por eso mismo, es por lo que creo que debe seguir vivo en alguna parte.-

-No tiene sentido- negó Vegeta para sorpresa de sus dos lacayos- Si eso que dices es verdad, entonces ¿por qué no se ha reportado nunca nosotros?- esbozó una sonrisa cruel- ¿O es que era tan débil que murió en el planeta que le asignaron? ... Tal vez las propias tropas de Freezer hicieran explotar la cápsula de tu hermano Kakarot-

Raditz frunció el ceño con disgusto ante el comentario de su Príncipe y respondió explicando su teoría.

-Sí, es posible... –admitió- Pero también es posible que llegara al planeta que le fue asignado.-se defendió.

Nappa miró detenidamente a su compañero, podía entender perfectamente su deseo de hacer creer verídico su descubrimiento, no ya porque era una alegría que hubiese otro saiyan vivo –aunque hubiese sido más productivo que fuese unA saiyan- sino porque para Raditz también entraban en juego motivos personales en aquello: no ya que fuera otro saiyan, no ya que este fuera de clase baja igual que él, sino porque también era su hermano pequeño. Pero Vegeta seguía tan escéptico en su postura como desde el principio, y aunque a Nappa le costara razonar las cosas de igual forma que su Príncipe, lo cierto es que la postura de Vegeta era la más lógica.

-Muy bien... Si como dices tu hermano ¿Kakarot? Llegó a salvo a ese planeta, ¿cómo es que no has sabido nada de él hasta ahora?-

-No lo sé- contestó Raditz azorado- No veo la razón por la que no hemos sabido nada de él –admitió- Pero se me ocurre que tal vez le ocurrió lo mismo que a mí: cuando terminó de cumplir su misión, quiso reportarse a la base y no pudo hacerlo nunca porque nuestro mundo ya no existía, y ninguno de nosotros tampoco sabía de su existencia, así que no tenía forma de avisarnos.- sus compañeros le escucharon atentamente – No veo que pueda haber otra posibilidad. Sin ninguna duda debe estar aguardando en un planeta que ya está limpio-

- Y... ¿no puede ser que no cumpliera su misión?- preguntó Vegeta- ...Si tu hermano pequeño fue enviado a un planeta para purgarlo, entonces debía de ser de clase realmente baja. –el tono de Vegeta sonaba a mofa.

Raditz luchó por que su cara no demostrara su descontento ante las negativas de Vegeta, pero su rabo tembló con disgusto.

-No lo creo. Por lo que pude averiguar, los habitantes de ese planeta no son más que morralla, su fuerza apenas ronda entre las 3 y 10 unidades.-explicó.-Además, por lo que parece, ese planeta también tiene Luna, así que no debería haber tenido ningún problema.-

Vegeta arqueó las cejas ante esa explicación.

-Pero aún así es una posibilidad, no un hecho. –negó

-Vegeta, mi Príncipe. –intervino por fin Nappa- ...Aunque sea solo una posibilidad, creo que deberíamos cerciorarnos primero de que hay vivo otro saiyan mas. –explicó- Es casi un milagro que eso pueda haber ocurrido y sería una tontería ignorar la existencia de otro saiyan cuando solo somos tres.-

Evidentemente Nappa quería hacer ver a Vegeta la importancia del descubrimiento de Raditz, y para este último, aparte de lo que ese hecho fuese en si, también era un motivo de alegría más personal. Nappa podía entender que para él no solo era importante descubrir a otro saiyan vivo, sino que además, para Raditz eso parecía significar mucho. Pero ahora todo dependía de la decisión de Vegeta.

El Príncipe saiyan se cruzó de brazos y clavó la vista en el suelo, como solía hacer cada vez que reflexionaba sobre algo importante, mientras jugueteaba con su scouter de lente rosa que pendía de una mano; entre tanto sus dos congéneres le observaban atentamente. Finalmente, tras unos minutos incontablemente largos, alzó la vista y se avino a hablar.

-Bien, Raditz. –exclamó en tono concluyente mirando a su estúpida expresión de asombro-.. Suponiendo que tu hermano Kakarot siga vivo, te doy permiso para que vayas a buscarle tú solo mientras estamos efectuando la misión que nos han ordenado.-

-¿Qué? –exclamó este sorprendido por semejante condición.- ¿Yo solo?, ¿Por qué?-

Vegeta le ignoró y se volvió hacia Nappa.-

-...Y tú vendrás conmigo al planeta que nos asignado para purgar.-

-Bien, Vegeta... Pero, ¿por qué?-

Vegeta apretó los dientes disgustado: ¿cómo era posible que esos dos fueran tan cortos de entendederas?

-¡Porque no podemos arriesgarnos! –espetó y se volvió hacia Raditz- ¿A qué planeta fue enviado tu hermano y dónde está?-le preguntó con brusquedad.


- El informe dice que fue enviado a un planeta de las secciones exteriores de la Vía Láctea, en un pequeño sistema de un solo sol que sus habitantes llaman "Tierra"- entonces bajó la vista- Está lejos de cualquier base -reconoció.

-Es eso a lo que me refiero. No podemos arriesgarnos a que Freezer vea cómo los tres nos fugamos de aquí para ir a un planeta tan lejano sin razón aparente.-explicó cargándose de paciencia-Necesitamos una buena excusa, así que para arriesgar lo menos posible, Raditz irá solo.-

Los dos saiyans se quedaron mudos ante las explicaciones de Vegeta, no era tan fácil abandonar una base de Freezer y viajar a algún planeta por cuenta propia. Por supuesto algunas veces los soldados lo hacían, pero cuando estaban de permiso o eran tropas menores cuyos comandantes les permitían algún momento de esparcimiento. Pero este no era el caso, ni ellos estaban de permiso, ni Freezer dejaba nunca que sus saiyans actuaran demasiado por libre.



-Se me ocurre que la Tierra puede ser una buena excusa. –sugirió Raditz tras una incómoda pausa. –Si mi hermano fue enviado a la Tierra por orden del ejército de Freezer, entonces el propio Freezer quería ese planeta pero nunca lo tuvo. Así que si se lo ofrecemos nosotros por nuestra cuenta, tendremos una buena excusa para justificar nuestra "escapada"... –sonrió con cinismo y cruzó los brazos sobre el pecho, un gesto que solía adoptar, curiosamente, cuando estaba satisfecho con algo o se sentía dueño de la situación- Es algo que Dodoria suele hacer, ofrecer planetas a Freezer como regalo- añadió.

-Sí... Es una buena excusa. –afirmó Vegeta tras escucharle atentamente- Si tu hermano ha podido conquistar ese planeta y se lo ofrecemos a Freezer, ese maldito bastardo no podrá castigarnos por haber actuado por nuestra cuenta.-

-...Y también para que aceptara que Kakarot estuviera con nosotros.- añadió Raditz con una astucia que disimulaba su entusiasmo.

Nappa parpadeó sorprendido, no se le había ocurrido pensar en eso. Tal vez Freezer aceptó que hubiese quedado otro "mono" más aparte de él mismo y Vegeta, pero no era tan fácil que después de casi 30 años, cuando Vegeta ya se había convertido en un hombre, aceptase la presencia de otro saiyan más. Vegeta, sin embargo, se volvió hacia Raditz y le miró con dureza.

-Aun así, arriesgo mucho con esto.- afirmó- Y no quiero que nada salga mal, Raditz.-

-Confío en que no será así, mi Príncipe.-

Vegeta gruñó y miró a ambos fijamente.

-Yo no confío tanto, así que para que las cosas salgan bien, vais a hacer lo que yo os ordene exactamente, ¿entendido? No quiero que discutáis mis órdenes.- ambos asintieron- ...Raditz, a mi no me importa tu hermano igual que a ti.- le dijo con dureza- La única razón por la que quiero que venga con aquí es porque no nos vendrá mal que otro saiyan esté con nosotros y que los que quedamos vivos, permanezcamos todos juntos. Así que como ya te he dicho, irás tú solo a la Tierra a buscar a tu hermano, ¿entendido?-

-Sí.-

-Yo no creo igual que tú que siga vivo, y la verdad, tampoco me importa demasiado- continuó explicando- ...Pero tanto si lo encuentras como si no, no se te ocurra volver con las manos vacías-sentenció.

Los dos saiyans miraron a su Príncipe confundidos por ese punto.

-Mi Príncipe, ¿quieres decirme que si mi hermano ya no está allí, debo purgar el planeta por mi cuenta para ofrecérselo a Freezer?-

-Por su puesto que sí, idiota. ¿No es eso lo que acabas de decir?-contestó- Tanto si tu hermano sigue vivo como si no, más te vale que tengas una buena excusa ante Freezer- Raditz asintió en silencio al ir comprendiendo lo fatal de esa posibilidad- .. Y otra cosa. Si ambos creéis que Kakarot nunca se reportó porque no sabe lo ocurrido con nuestro mundo, en ese caso cuando lo hayas encontrado, tú Raditz, le explicarás exactamente lo mismo que Freezer te dijo que ocurrió con el Planeta Vegeta.-

-¿¡Qué!? –exclamó el melenudo saiyan sorprendido.- ¿¡Por qué mentirle!? –añadió escandalizado por la idea. No quería que Kakarot tuviera que sufrir el mismo engaño en que él creyó durante tanto tiempo.

-Freezer y sus malditos generales nos estarán monitorizando durante todo el tiempo una vez que descubran que tú te has ido a la Tierra sin permiso.- comenzó a explicar Vegeta con impaciencia- ¿No querrás que ellos se enteren que nosotros sabemos lo que de verdad ocurrió, y que ir a buscar a tu hermano es parte de mi plan??- razonó Vegeta con lógica aplastante.

El Príncipe saiyan observó con disgusto como la expresión de Raditz cobraba ese estúpido semblante de asombro que siempre adoptaba cuando se sorprendía por algo, entonces asintió.

-Sí, entiendo.-

-Además, en caso de que tu hermano no estuviera vivo y tú tuvieras que purgar solo el planeta, no creo que sea algo que te disgustase mucho, ¿verdad?- añadió su Príncipe con un guiño de complicidad- Después de no tener nada de acción durante tanto tiempo, será un buen entrenamiento.-

Raditz sonrió ante esa posibilidad: lo que Vegeta decía era cierto, hacía más de un mes no tenía una buena pelea, estaba aburrido de permanecer encerrado en un depósito de archivos durante días, y luego, después de un viaje de casi 6 meses según había calculado, necesitaría un buen entrenamiento. De todas formas era sorprendente que Vegeta se hubiese referido a él en esos términos, pero aunque la promesa de un combate era reconfortante para él, no que sus adversarios fuesen unos bichos con una fuerza máxima de 10 unidades. Si al menos hubiese alguno de 500 o 1000...

-¡Claro! –sonrió.

-Bien, ve a ese planeta, recluta a tu hermano y tráetelo con nosotros. –enumeró Vegeta- Cuando lo hayas hecho, le ofreceremos a Freezer el planeta que tu hermano debe haber purgado, y luego ya veremos.-

-Entendido Vegeta, así lo haré. Yo me haré cargo de Kakarot.-

-¿Y nosotros? –preguntó entonces Nappa.

-Tú y yo iremos al planeta que Freezer nos ha pedido que purguemos ahora. –explicó Vegeta volviéndose hacia su gigantesco guardaespaldas y poniéndose en pie. –Así ese bastardo no podrá decir que no hemos cumplido sus órdenes. Le serviremos dos planetas en bandeja; creo que así perdonará el viaje de Raditz y que su hermano esté con nosotros.- entonces se volvió de nuevo hacia Raditz- ¿Sabes dónde se encuentra esa Tierra donde está tu hermano?-

El melenudo saiyan le miró confundido durante unos instantes y luego asintió sacando dos chips de un bolsillo.

-Sí. Me hice con dos copias de las coordenadas de ese planeta por si acaso.- explicó dándole una a su Príncipe- Así podríamos ir cuando quisiéramos.-

Nappa sonrió para sí mientras veía como Vegeta introducía uno de los chips de datos en el pequeño aparato que siempre llevaba guardado en el bolsillo interno de su armadura. Como de costumbre Raditz siempre tenía algún plan previsto, aunque luego tuviera que discutirlo con Vegeta. Este, por su parte, comenzó a leer los datos que aparecían en la pantalla.

-Hmmmm. –suspiró- ...Ese planeta y nuestro destino están muy alejados- enunció sin referirse a nadie en particular- Hay casi un año de viaje entre nuestro destino y la Tierra...- entonces alzó la vista y miró a ambos- Raditz, tú nos acompañarás hasta la mitad de nuestro trayecto, y luego te separarás de nosotros para dirigirte a la Tierra- el melenudo saiyan asintió- Así no tendrán tiempo de informar a Freezer de que te has ido en dirección contraria.-

-Entiendo...-

Vegeta volvió a mirar a ambos como queriendo cerciorarse que esos dos tontos le habían entendido, y a continuación, giró sobre sus talones.

-Entonces vayámonos ya. –ordenó saliendo de la sala.

Sus dos subordinados asintieron y salieron tras él en dirección al puerto embarcadero dispuesto a comenzar un viaje, cuanto menos, diferente.

***

Una vez allí las cosas trascurrieron con toda normalidad sin que nada hiciera pensar en las verdaderas intenciones de los saiyans. Los tres saiyans procedieron con la habitual rutina de chequear el combustible de sus cápsulas y sus sistemas vitales, como era el procedimiento usual, mientras eran ayudados por varios soldados menores, pues este sería un viaje muy largo. A continuación introdujeron en el ordenador de navegación los chips con las coordenadas de su trayecto y embarcaron cada uno en la suya. Las puertas se cerraron con un resoplido acompañado de un chasquido metálico privándoles así de cualquier otra visión que no fuera la que los ventanucos de la puerta proporcionaban, y a continuación, con un zumbido, comenzaron a despegar suavemente del suelo. Una vez que se encontraron a cierta altura, las tres cápsulas juntas salieron disparadas hacia el espacio hasta convertirse en tres puntos brillantes en el cielo que luego desaparecieron.
Los dos guardias les contemplaron marchar.

-Buena suerte, chicos- dijo uno a modo de despedida. Su compañero se rió de él.

-¿"Buena suerte"? –se mofó- Por favor, ¡son saiyans!... Es mejor que no tengas que tratar demasiado con ellos.-

-Hmmm... Tal vez tengas razón.-





Mientras el vapor que inducía la hibernación comenzaba a inundar su cápsula, Vegeta reflexionaba con la calma que proporcionaba su soledad al no tener que dar explicaciones a sus dos tonto-lacayos. Bajo el punto de vista de ser el soberano de su pueblo, la verdad es que el descubrimiento de otro saiyan vivo sí era algo alentador y reconfortante, pero bajo el punto de vista de la situación actual, apenas era un pobre alivio: ese Kakarot no era más que un saiyan de clase muy baja, había sido enviado a conquistar un mundo siendo un bebé. Solo lo más bajo de lo más bajo sufría esa clase de "destierro". Además, si es cierto eso de que parte del carácter se lleva en los genes familiares, para Vegeta la expectativa de tener a otros Raditz pululando a su alrededor no era muy cómoda. Es cierto que Raditz le servía fielmente, no podía ser de otra forma; pero ese nuevo saiyan también sería de clase baja, y si era como su hermano, también pondría esas mismas caras estúpidas cada vez que algo le sorprendía. ¡Cht!... En cualquier caso era mejor que nada: si no había tal Kakarot, entonces tendrían un planeta con que obsequiar a Freezer, y si el tal Kakarot seguía vivo, habría un saiyan más entre sus filas. En caso de ese plan saliera mal, quien lo acabaría pagando sería Raditz, y eso tampoco sería la peor de las pérdidas. Su plan era sencillamente bueno y tenía que salir bien por fuerza.

Para Nappa la idea de que por fin hubiese aparecido otro saiyan vivo después de tantos años, y que Vegeta se hubiese dado cuenta de lo que ese descubrimiento significaba, era muy alentadora. Los saiyan eran muy longevos, y lo bastante fuertes como para poder sobrevivir a las adversidades comunes, así que tal vez no estuviese todo tan perdido y en el futuro apareciesen más saiyans que hubiesen sobrevivido a los impulsos homicidas de Freezer. Su única queja era que prefería hubiese sido una mujer saiyan, porque de poco sirve que su pueblo se reagrupe de nuevo si todos son hombres y no hay descendientes. Era lo mismo que extinguirse poco a poco. De todas formas, aunque entendía que Raditz tuviera ese entusiasmo, sería mejor que se calmara un poco: en realidad no sabían qué iba a encontrarse.

Por su parte Raditz tenía una sensación agridulce: si era cierto que Kakarot seguía vivo, se podía considerar afortunado, pues aunque los saiyans no eran dados a las muestras abiertas de afecto, lo cierto es que él tendría algo que sus dos compañeros no tenían, un familiar con quien luchar... y además de su mismo grado, no un par de pedantes miembros de la elite que le menosprecian por ser de clase baja. Era tan simple como que Kakarot llenaría ese vacío que había sufrido durante casi 30 años. Sin embargo aunque él se negara a creer lo contrario, lo cierto es que no era una certeza que su hermanito siguiera vivo, sino una posibilidad... y si fallaba en esa posibilidad, entonces su cabeza corría mucho peligro. Raditz tenía la incómoda certeza de que una de las razones por las que Vegeta le había enviado a él solo a buscar a su hermano, era porque si algo fallaba, sería él solo quien pagaría el error.

Con estos y otros inquietantes pensamientos, se fue sumergiendo en un sueño que duraría casi seis meses y que, con algo de suerte, cambiaría su vida.



Sin embargo ninguno de los tres podía ni siquiera imaginar lo que de verdad iba a encontrarse Raditz en la Tierra... y la forma en que eso les afectaría


Notas

(1) En realidad Tarles es un personaje creado solo para una de las películas que no se menciona por ningún otro lado. Sin embargo debido a su enorme parecido con el canon familiar de Goku, lo he querido introducir aquí como un familiar suyo, en este caso como un primo, licencia que me he tomado de los fics de Dragoness. En otros fics también aparece como familiar (hermano, tío) pero rechazo totalmente la idea de que sea hermano gemelo de Goku ya que, como he dicho, eso no se demuestra por ningún lado.

(2) Que nadie se sorprenda, pero esa es la conclusión a la que he llegado después de ve la serie y el manga: los saiyans NO son como los humanos, a ellos les interesa más la lucha, y si no fuera así, entonces ¿por qué Goku no prestó ninguna atención a ninguna chica en toda su adolescencia? ¡Ni siquiera entendía por qué Chichi quería estar con él! En cuanto a Vegeta se puso muy nervioso cuando Bulma le comentó que aunque la encontrara muy atractiva, no la hiciera "nada raro" Si Vegeta se puso tan mojigato, es que no tenía ninguna experiencia al respecto ni de lo que significa tratar con mujeres.

(3) En la película se ve claramente que Bardock no sabía el nombre de su hijo, pero Raditz sí: es factible entonces que a Goku el nombre saiyan se lo pusiera su madre.

(4) Me refiero a la famosa "atadura" de los fics en inglés. No creo que sea tan exagerada como algunos fics cuentan, pero si que hay cierta empatía entre individuos cercanos (también ocurre en algunos humanos): en la serie se puede ver cómo Goku sitió la muerte de Krilín y de Muten la primera vez que murieron aun sin saber nada de lo que ocurría. Y en el manga también se ve que cuando Vegeta muere al enfrentarse a Boo, se despide de su familia, y Bulma sabe que "algo malo" le ha pasado. Por eso afirmo en este fic que Raditz sabía que algo había pasado con su padre y su mundo.

(5) Me refiero a los Woolongs, es decir todos esos animales antropomorfos de la serie, como Oolong, Puar o el Rey