"AHORA... Y SIEMPRE"
POR:AIRILEE
CAPÍTULO 1: Secreto
-¡Yo sabía! ¡Ese maldito Snape! Un día de estos...
Ron golpeó la mesa con su puño. Hermione le dirigió una mirada autosuficiente.
-Es culpa de ustedes- enfatizó la chica, acomodando los pergaminos en los que acababa de terminar sus tareas- Si no hubieran estado leyendo "El Profeta" por debajo de la mesa...
-¡Tampoco nos merecíamos que nos mande tareas en la semana de navidad!- se quejó Ron. Levantó un puñado de pergaminos.-¡Mira todo lo que tenemos que hacer!
-Snape puede hacer lo que quiera- concluyó Hermione, levantándose.-Es el profesor...
-¿Estas de su lado?- exclamó Harry. El tintero se le derramó sobre el pergamino.-¡Rayos!
-Soy imparcial- dijo ella.
-¡Ah, claro! ¡Me había olvidado!- Ron sonrió, sarcástico.- Eres una prefecta...
-¿Que quieres decir, Ron?- inquirió Hermione, molesta.
-¿Yo?- dijo él, inocentemente-¡Nada! ¿No deberías estar en la sala de los prefectos? ¿donde nunca nadie critica a un profesor? Debe ser que uno se siente mas importante ¿no?- Ron se cruzó de brazos- Creo que Percy empezó igual que tú...
-¡Eres tan estupido!- dijo Hermione, lacónicamente.-Lamento mucho que no sepas manejar tu envidia...
Tomó sus cosas y se marchó tranquilamente de la torre Gryffindor. Ron se quedó mirando fijamente el retrato de la Dama Gorda, por el cual acababa de salir Hermione.
Harry intentaba limpiar a toda costa el pergamino, pero estaba tan manchado que tendría que pasar la tarea en limpio.
-¿Sabes algo, Harry?- comentó Ron, apretando con bronca un pergamino- Creo que cuando a uno lo nombran prefecto, se contagia algo así como un virus... el virus de la superioridad... Si a mi me pidieran ser prefecto, jamás aceptaría...
-Nunca vas a ser prefecto, Ron- Ginny salió del dormitorio de las chicas- Sería un caos, siempre rompes las reglas...
-¿Quién pidió tu opinión?
-Hola, Ginny- saludó Harry, sin levantar la vista de la tarea.
Ginny le devolvió el saludo, ignorando a su hermano. Les preguntó donde podría encontrar a Hermione. Harry se encogió de hombros, pero Ron continuó:
-¡¡Ah, Hermione!! ¡Debe estar en esa sala de lujo de los prefectos! ¡Debe estar escribiendole lechuzas a Krum y ocupada en superar el nueve que sacó en el úlimo examen de McGonagall! Parece que se le olvidó que ser prefecto no garantiza buenas notas...
Ginny suspiró. Caminó hacia el retrato de la Dama Gorda, mientras Ron continuaba diciendo estupideces.
-Ranas de banana- dijo. El retrato se abrió a un lado para dejarla pasar.
Ginny se echó la capa sobre los hombros. A pesar del frío era un día hermoso, y ya hacía tiempo que no paseaba por los jardines de Hogwarts. Bajó las escaleras, prestando atención por si veía a Hermione.
Cuando llegó a la puerta de entrada, el frío exterior le pegó en el rostro. Se cubrió aún más con la capa. Varios estudiantes caminaban pequeños grupos, mientras las capas ondeaban a sus espaldas.
Ginny alzó la vista hacia el cielo azul y suspiró. Siempre le había gustado estar con Harry, Hermione y Ron; pero últimamente siempre estaban ocupados.
Hermione ya casi no tenía tiempo para ella, ahora que era prefecta. Ron siempre estaba de malhumor, y no dejaba de discutir con Hermione desde que ella había contado lo bien que pasó las vacaciones con Krum. Era tan tonto, resultaba más que evidente que estaba enamorado de ella.
Y Harry... bueno, Harry siempre estaba ocupado con algo. Si no le dolía la cicatriz, tenía práctica de Quidditch. O tareas, o encontraba algún misterio para resolver.
Y nada. Aunque ella había intentado miles de veces acercarse a él y ser su amiga, no podía. Harry no la dejaba. Quizá creía que no era tan buena como Hermione... no tan linda como Cho...
Se dio cuenta de que estaba caminando por el lindero del bosque prohibido. Los altos árboles permanecían verdes y poblados en todas las estaciones del año. Dumbledore debía haberlos encantado.
-¡Mierda!
La pelirroja se detuvo en seco. Acababa de escuchar una voz proveniente del bosque. Era consciente que en el bosque se encontraban todo tipo de criaturas, pero esta era una voz humana. Una vez escuchó a Harry decir que había centauros, pero esta voz le resultaba conocida. Tratando de no hacer ruido, pasó lentamente entre los árboles. El piso estaba resbaloso. Se aferró a un grueso tronco y echó un vistazo.
A unos metros por delante de ella, se abría un pequeño claro. Había un chico, pero no podía verle la cara porque estaba de espaldas a ella.
Igual, creía saber quien era. Esa cabellera platinada no era muy frecuente. El chico se volteó, estrujando un papel con la mano. Sí, era Draco Malfoy. Arrojó el papel a un lado. Se apretaba los puños con furia, y lucía preocupado. Murmuraba algo. Ginny miró alrededor, pero no vio a Crabbe ni a Goyle. Malfoy estaba hablando solo en el bosque prohibido. O le estaba hablando a algo que ella no veía...
Decidió acercarse un poco más. Pasó con cuidado sobre unas gruesas raíces, y caminó lentamente. Estaba por llegar al árbol, pero resbaló. Malfoy se volteó, alarmado.
-¿Weasley?- exclamó furioso- ¿Me estabas espiando, pequeña intrusa?
Ginny se pusó de pie y avanzó hacia el claro. Malfoy se mantuvo alejado de ella, como si portara alguna enfermedad contagiosa.
-¿Te mandó Potter?- preguntó el Slytherin.
-No, no me manda nadie, Malfoy- dijo Ginny corriéndose un mechón de cabello rojo que le caía en el rostro.- Escuché una voz y pensé...
-Y no pudiste resistir la necesidad de curiosear...- concluyó Malfoy, mirándola con odio.- Y dime, Weasley, ahora que lo sabes...
-¿Qué?- lo interrumpió Ginny- ¿Qué es lo que sé?
-No te hagas la inocente- Malfoy soltó una risa sarcástica, aunque también nerviosa.- Sé que en cuanto te largues de aquí, vas a ir a contarle todo a Potter y al inútil de que tienes de hermano...
-¡¡Se llama Ron!!- exclamó Ginny, molesta. No permitiría que Malfoy insultara a su familia, por más que Ron fuera un pesado.
-Sí, ese- continuó Malfoy, autosuficiente- Esos dos y su amiguita, la sangre impura, van a reirse de mí... ¡Y no me importa en lo más mínimo!
Ginny lo miraba confundida. Malfoy estaba luchaba por aparentar seguridad y hacerse el indiferente, pero aún así estaba nervioso. ¿De qué iban a reírse? ¿De qué hablaba Malfoy?
-No sé de que hablas...- dijo Ginny suavemente. Malfoy se detuvo. Clavó sus fríos ojos azules en la pelirroja. Por un segundo, a Ginny le pareció que su expresión se suavizaba. El chico rubio la miraba con una mezcla de duda y desconfianza. Finalmente, Malfoy dio media vuelta y se dirigió al castillo, dejando a Ginny más que confundida.
Ginny se quedó unos minutos más en el bosque, pero como empezaba a oscurecer quería largarse de allí antes que cayera la noche.
Pero ella vio cuando Malfoy lo arrojó, así que no debía estar muy lejos. Siguió mirando entre el césped verde esmeralda, hasta que lo encontró.
El papel amarillento. Ese que Draco Malfoy arrojó antes. Abollado como estaba, se lo metió en el bolsillo de la capa y salió corriendo del bosque.
Cuando entró a la torre Gryffindor sintió que el calor le regresaba al cuerpo. La chimenea ardía con llamas rojizas y contrastaba enormemente con la helada temperatura del exterior. Se desabrochó la capa y la arrojó a un lado, no sin antes sacar del bolsillo el papel arrugado.
Se acomodó en un cómodo sofá frente a la chimenea. Echó un vistazo alrededor, pero nadie le prestaba atención. Y tampoco había rastros de Harry, Ron y Hermione. Abrió el papel, que era un trozo de pergamino. Estaba escrito con una cuidadosa y elegante caligrafía y en tinta negra.
"Draco:
Estoy más que feliz de informarte que ya es la hora. ¿Qué me dices? ¿No es grandioso? Va a ser un orgullo que continuemos con la tradición, ¿verdad, hijo? En cuanto te alejes del inútil de Dumbledore, conocerás el maravilloso mundo que te espera. Tus compañeros Crabbe y Goyle quizá se unan más adelante, como me han comentado sus padres. Tu serás el primero. Como siempre, superior a los demás, Draco.
El Señor de las Tinieblas hará la ceremonia muy pronto. En un mes, es decir, a fines de enero, te sacaré del colegio. Mientras tanto, cuenta con impaciencia los días.
Lucius Malfoy."
Ginny sintió que el alma se le caía a los pies. No es que fuera amiga de Draco, pero... ¿El Señor de las Tinieblas? Ese era el Innombrable...
¡Y Malfoy estaba enojado esta tarde! ¿Acaso no quería hacerlo? ¿No quería unirse al Innombrable?
-¿Qué estás leyendo?
Ginny cerró el pergamino, sobresaltada. No oyó cuando sus amigos entraron a la torre.
-Nada- dijo Ginny, volviendo a guardar la carta en su bolsillo.
-¡Mentira!- exclamó Ron.-¿Qué es tan secreto? ¿Es una carta de amor?
-No te importa, Ron- dijo Ginny, con impaciencia. Se levantó del sillón, tomó su capa y se marchó al dormitorio de las chicas.
Al día siguiente, Ginny no podía contener su ansiedad. Aunque Transformaciones era su clase favorita, ese día no escuchaba las palabras de McGonagall. No podía sacarse el nombre de Malfoy de la cabeza.
No había dicho nada a Ron ni a los demás, aunque en la cena estuvieron importunándola queriendo sacarle información. Malfoy tenía razón: Ron, Harry y Hermione probablemente se burlarían y dirían que era evidente que Malfoy se uniera a los mortífagos.
-Y eso es todo por hoy- dijo McGonagall- No olviden hacer sus tareas para poder transformar cosas de gran tamaño...
Ginny guardó todo apresuradamente y salió al pasillo. Dobló a la derecha y se recostó contra la fría pared de piedra. Miraba fijamente la pesada puerta de madera que tenía delante.
Ella sabía que Slytherin y Hufflepuff compartían Historia de la Magia. Luego de esperar unos minutos, la puerta se abrió.
Muchos alumnos salieron, somñolientos. Ginny miraba atentamente, algo nerviosa. Al final lo vio: Malfoy salía solo. Crabbe y Goyle no lo flanqueaban esta vez. Ginny sintió que se revolvía nervioso al verla, pero se hizo el indiferente y continuó caminando por el corredor.
-Malfoy...-Ginny se atravesó en su camino. Le tendió el pedazo de pergamino- Creo que no deberías dejar tirado por ahí algo como esto. Cualquiera puede leerlo.
Malfoy lo tomó bruscamente y lo guardó.
-¿Ya se lo hiciste leer a todo Gryffindor, Weasley?- dijo con sorna.
-No le dije a nadie, Malfoy...- Ginny se volteó y comenzó a alejarse por el corredor. Malfoy la alcanzó.
-¡Eh, Weasley!- titubeó- Gracias...
^_^ FIN DEL CAPÍTULO 1 ^_^
Holass! Este es el primer fic que publico por aquí y espero que sea de su agrado. Esto es sólo el primer capítulo y más adelante se va a poner más interesante...
Me encantaría que me dejen reviews, o, si quieren mandarme un mail pueden hacerlo a annin@ubbi.com. ¡Los espero!
Y eso es todo por ahora, nos leemos en el próximo capítulo.
AiRiLeE.
POR:AIRILEE
CAPÍTULO 1: Secreto
-¡Yo sabía! ¡Ese maldito Snape! Un día de estos...
Ron golpeó la mesa con su puño. Hermione le dirigió una mirada autosuficiente.
-Es culpa de ustedes- enfatizó la chica, acomodando los pergaminos en los que acababa de terminar sus tareas- Si no hubieran estado leyendo "El Profeta" por debajo de la mesa...
-¡Tampoco nos merecíamos que nos mande tareas en la semana de navidad!- se quejó Ron. Levantó un puñado de pergaminos.-¡Mira todo lo que tenemos que hacer!
-Snape puede hacer lo que quiera- concluyó Hermione, levantándose.-Es el profesor...
-¿Estas de su lado?- exclamó Harry. El tintero se le derramó sobre el pergamino.-¡Rayos!
-Soy imparcial- dijo ella.
-¡Ah, claro! ¡Me había olvidado!- Ron sonrió, sarcástico.- Eres una prefecta...
-¿Que quieres decir, Ron?- inquirió Hermione, molesta.
-¿Yo?- dijo él, inocentemente-¡Nada! ¿No deberías estar en la sala de los prefectos? ¿donde nunca nadie critica a un profesor? Debe ser que uno se siente mas importante ¿no?- Ron se cruzó de brazos- Creo que Percy empezó igual que tú...
-¡Eres tan estupido!- dijo Hermione, lacónicamente.-Lamento mucho que no sepas manejar tu envidia...
Tomó sus cosas y se marchó tranquilamente de la torre Gryffindor. Ron se quedó mirando fijamente el retrato de la Dama Gorda, por el cual acababa de salir Hermione.
Harry intentaba limpiar a toda costa el pergamino, pero estaba tan manchado que tendría que pasar la tarea en limpio.
-¿Sabes algo, Harry?- comentó Ron, apretando con bronca un pergamino- Creo que cuando a uno lo nombran prefecto, se contagia algo así como un virus... el virus de la superioridad... Si a mi me pidieran ser prefecto, jamás aceptaría...
-Nunca vas a ser prefecto, Ron- Ginny salió del dormitorio de las chicas- Sería un caos, siempre rompes las reglas...
-¿Quién pidió tu opinión?
-Hola, Ginny- saludó Harry, sin levantar la vista de la tarea.
Ginny le devolvió el saludo, ignorando a su hermano. Les preguntó donde podría encontrar a Hermione. Harry se encogió de hombros, pero Ron continuó:
-¡¡Ah, Hermione!! ¡Debe estar en esa sala de lujo de los prefectos! ¡Debe estar escribiendole lechuzas a Krum y ocupada en superar el nueve que sacó en el úlimo examen de McGonagall! Parece que se le olvidó que ser prefecto no garantiza buenas notas...
Ginny suspiró. Caminó hacia el retrato de la Dama Gorda, mientras Ron continuaba diciendo estupideces.
-Ranas de banana- dijo. El retrato se abrió a un lado para dejarla pasar.
Ginny se echó la capa sobre los hombros. A pesar del frío era un día hermoso, y ya hacía tiempo que no paseaba por los jardines de Hogwarts. Bajó las escaleras, prestando atención por si veía a Hermione.
Cuando llegó a la puerta de entrada, el frío exterior le pegó en el rostro. Se cubrió aún más con la capa. Varios estudiantes caminaban pequeños grupos, mientras las capas ondeaban a sus espaldas.
Ginny alzó la vista hacia el cielo azul y suspiró. Siempre le había gustado estar con Harry, Hermione y Ron; pero últimamente siempre estaban ocupados.
Hermione ya casi no tenía tiempo para ella, ahora que era prefecta. Ron siempre estaba de malhumor, y no dejaba de discutir con Hermione desde que ella había contado lo bien que pasó las vacaciones con Krum. Era tan tonto, resultaba más que evidente que estaba enamorado de ella.
Y Harry... bueno, Harry siempre estaba ocupado con algo. Si no le dolía la cicatriz, tenía práctica de Quidditch. O tareas, o encontraba algún misterio para resolver.
Y nada. Aunque ella había intentado miles de veces acercarse a él y ser su amiga, no podía. Harry no la dejaba. Quizá creía que no era tan buena como Hermione... no tan linda como Cho...
Se dio cuenta de que estaba caminando por el lindero del bosque prohibido. Los altos árboles permanecían verdes y poblados en todas las estaciones del año. Dumbledore debía haberlos encantado.
-¡Mierda!
La pelirroja se detuvo en seco. Acababa de escuchar una voz proveniente del bosque. Era consciente que en el bosque se encontraban todo tipo de criaturas, pero esta era una voz humana. Una vez escuchó a Harry decir que había centauros, pero esta voz le resultaba conocida. Tratando de no hacer ruido, pasó lentamente entre los árboles. El piso estaba resbaloso. Se aferró a un grueso tronco y echó un vistazo.
A unos metros por delante de ella, se abría un pequeño claro. Había un chico, pero no podía verle la cara porque estaba de espaldas a ella.
Igual, creía saber quien era. Esa cabellera platinada no era muy frecuente. El chico se volteó, estrujando un papel con la mano. Sí, era Draco Malfoy. Arrojó el papel a un lado. Se apretaba los puños con furia, y lucía preocupado. Murmuraba algo. Ginny miró alrededor, pero no vio a Crabbe ni a Goyle. Malfoy estaba hablando solo en el bosque prohibido. O le estaba hablando a algo que ella no veía...
Decidió acercarse un poco más. Pasó con cuidado sobre unas gruesas raíces, y caminó lentamente. Estaba por llegar al árbol, pero resbaló. Malfoy se volteó, alarmado.
-¿Weasley?- exclamó furioso- ¿Me estabas espiando, pequeña intrusa?
Ginny se pusó de pie y avanzó hacia el claro. Malfoy se mantuvo alejado de ella, como si portara alguna enfermedad contagiosa.
-¿Te mandó Potter?- preguntó el Slytherin.
-No, no me manda nadie, Malfoy- dijo Ginny corriéndose un mechón de cabello rojo que le caía en el rostro.- Escuché una voz y pensé...
-Y no pudiste resistir la necesidad de curiosear...- concluyó Malfoy, mirándola con odio.- Y dime, Weasley, ahora que lo sabes...
-¿Qué?- lo interrumpió Ginny- ¿Qué es lo que sé?
-No te hagas la inocente- Malfoy soltó una risa sarcástica, aunque también nerviosa.- Sé que en cuanto te largues de aquí, vas a ir a contarle todo a Potter y al inútil de que tienes de hermano...
-¡¡Se llama Ron!!- exclamó Ginny, molesta. No permitiría que Malfoy insultara a su familia, por más que Ron fuera un pesado.
-Sí, ese- continuó Malfoy, autosuficiente- Esos dos y su amiguita, la sangre impura, van a reirse de mí... ¡Y no me importa en lo más mínimo!
Ginny lo miraba confundida. Malfoy estaba luchaba por aparentar seguridad y hacerse el indiferente, pero aún así estaba nervioso. ¿De qué iban a reírse? ¿De qué hablaba Malfoy?
-No sé de que hablas...- dijo Ginny suavemente. Malfoy se detuvo. Clavó sus fríos ojos azules en la pelirroja. Por un segundo, a Ginny le pareció que su expresión se suavizaba. El chico rubio la miraba con una mezcla de duda y desconfianza. Finalmente, Malfoy dio media vuelta y se dirigió al castillo, dejando a Ginny más que confundida.
Ginny se quedó unos minutos más en el bosque, pero como empezaba a oscurecer quería largarse de allí antes que cayera la noche.
Pero ella vio cuando Malfoy lo arrojó, así que no debía estar muy lejos. Siguió mirando entre el césped verde esmeralda, hasta que lo encontró.
El papel amarillento. Ese que Draco Malfoy arrojó antes. Abollado como estaba, se lo metió en el bolsillo de la capa y salió corriendo del bosque.
Cuando entró a la torre Gryffindor sintió que el calor le regresaba al cuerpo. La chimenea ardía con llamas rojizas y contrastaba enormemente con la helada temperatura del exterior. Se desabrochó la capa y la arrojó a un lado, no sin antes sacar del bolsillo el papel arrugado.
Se acomodó en un cómodo sofá frente a la chimenea. Echó un vistazo alrededor, pero nadie le prestaba atención. Y tampoco había rastros de Harry, Ron y Hermione. Abrió el papel, que era un trozo de pergamino. Estaba escrito con una cuidadosa y elegante caligrafía y en tinta negra.
"Draco:
Estoy más que feliz de informarte que ya es la hora. ¿Qué me dices? ¿No es grandioso? Va a ser un orgullo que continuemos con la tradición, ¿verdad, hijo? En cuanto te alejes del inútil de Dumbledore, conocerás el maravilloso mundo que te espera. Tus compañeros Crabbe y Goyle quizá se unan más adelante, como me han comentado sus padres. Tu serás el primero. Como siempre, superior a los demás, Draco.
El Señor de las Tinieblas hará la ceremonia muy pronto. En un mes, es decir, a fines de enero, te sacaré del colegio. Mientras tanto, cuenta con impaciencia los días.
Lucius Malfoy."
Ginny sintió que el alma se le caía a los pies. No es que fuera amiga de Draco, pero... ¿El Señor de las Tinieblas? Ese era el Innombrable...
¡Y Malfoy estaba enojado esta tarde! ¿Acaso no quería hacerlo? ¿No quería unirse al Innombrable?
-¿Qué estás leyendo?
Ginny cerró el pergamino, sobresaltada. No oyó cuando sus amigos entraron a la torre.
-Nada- dijo Ginny, volviendo a guardar la carta en su bolsillo.
-¡Mentira!- exclamó Ron.-¿Qué es tan secreto? ¿Es una carta de amor?
-No te importa, Ron- dijo Ginny, con impaciencia. Se levantó del sillón, tomó su capa y se marchó al dormitorio de las chicas.
Al día siguiente, Ginny no podía contener su ansiedad. Aunque Transformaciones era su clase favorita, ese día no escuchaba las palabras de McGonagall. No podía sacarse el nombre de Malfoy de la cabeza.
No había dicho nada a Ron ni a los demás, aunque en la cena estuvieron importunándola queriendo sacarle información. Malfoy tenía razón: Ron, Harry y Hermione probablemente se burlarían y dirían que era evidente que Malfoy se uniera a los mortífagos.
-Y eso es todo por hoy- dijo McGonagall- No olviden hacer sus tareas para poder transformar cosas de gran tamaño...
Ginny guardó todo apresuradamente y salió al pasillo. Dobló a la derecha y se recostó contra la fría pared de piedra. Miraba fijamente la pesada puerta de madera que tenía delante.
Ella sabía que Slytherin y Hufflepuff compartían Historia de la Magia. Luego de esperar unos minutos, la puerta se abrió.
Muchos alumnos salieron, somñolientos. Ginny miraba atentamente, algo nerviosa. Al final lo vio: Malfoy salía solo. Crabbe y Goyle no lo flanqueaban esta vez. Ginny sintió que se revolvía nervioso al verla, pero se hizo el indiferente y continuó caminando por el corredor.
-Malfoy...-Ginny se atravesó en su camino. Le tendió el pedazo de pergamino- Creo que no deberías dejar tirado por ahí algo como esto. Cualquiera puede leerlo.
Malfoy lo tomó bruscamente y lo guardó.
-¿Ya se lo hiciste leer a todo Gryffindor, Weasley?- dijo con sorna.
-No le dije a nadie, Malfoy...- Ginny se volteó y comenzó a alejarse por el corredor. Malfoy la alcanzó.
-¡Eh, Weasley!- titubeó- Gracias...
^_^ FIN DEL CAPÍTULO 1 ^_^
Holass! Este es el primer fic que publico por aquí y espero que sea de su agrado. Esto es sólo el primer capítulo y más adelante se va a poner más interesante...
Me encantaría que me dejen reviews, o, si quieren mandarme un mail pueden hacerlo a annin@ubbi.com. ¡Los espero!
Y eso es todo por ahora, nos leemos en el próximo capítulo.
AiRiLeE.
