"AHORA... Y SIEMPRE"
POR:AIRI
-CAPÍTULO 2:Pensamientos confusos
Las clases ya habían finalizado ese día. Un aire de tranquilidad y diversión reinaba en el ambiente. Harry y Ron se encontraban en la sala común de la torre Gryffindor jugando un partido de Snap Explosivo. Ron llevaba ventaja. Hermione caminaba de un lado a otro de la sala, comprobando meticulosamente que todo estuviera en orden. Se tomaba muy en serio su tarea como prefecta.
Sin embargo, Ginny no podía apartar la vista del gran ventanal que daba a los jardines del castillo. Sus ojos recaían una y otra vez sobre la gran mata de árboles a la derecha. El bosque prohibido actuaba como un imán desde el otro día, cuando encontró a Malfoy...
-Voy a dar una vuelta- resolvió, poniéndose la capa. Colin Creevey, que se había hecho muy amigo suyo, se levantó de un salto de la butaca donde estaba recostado leyendo.
-Te acompaño- dijo el chico.- Me va a venir bien un poco de aire fresco.
-Eh, Colin- titubeó Ginny, mirándolo- ¿No te molestas si te digo que prefiero ir sola?
-¡Oh!- El tono de voz de Colin sonó a decepción. Luego sonrió, aunque se notaba bastante forzado.- Yo esperaba que...- pero pareció pensarse mejor lo que iba a decir, porque finalizó:- No hay problema, saldremos otro día.
Tratando de disimular su decepción, Colin se dejó caer nuevamente en la butaca y abrió por la mitad el libro que leía hace unos instantes. Ginny lo miró unos segundos, apenada, pero no podría ir adonde quería si Colin estaba con ella.
Bajó lo más rápidamente que pudo las escaleras sin correr. Una vez en el vestíbulo, abrió la pesada puerta de entrada y salió al exterior. Aspiró una gran bocanada de aire frío y sonrió.
Con la capa ondéandole detrás, encaminó sus pasos (siempre disimuladamente) hacia el bosque prohibido. Recorrió el lugar con la vista, asegurándose de que nadie la veía; y se internó entre los árboles.
El claro que descubrió el otro día estaba allí. Y también, sentado sobre una roca, estaba Malfoy.
A Ginny se le escapó un pequeño sonido de sorpresa. Malfoy se volteó, sorprendido. Aunque en el fondo deseaba que Malfoy estuviera allí, lo creía improbable. Aún asi...
-¡Weasley!- exclamó el Slytherin- ¿Otra vez espiando? ¿Qué es lo que buscas ahora? ¿Chantajearme para que no cuentes mi secreto?
Los fríos ojos de Malfoy se clavaron en Ginny. Ella avanzó lentamente por el claro y se detuvo a una distancia prudente de Malfoy.
-Yo... sólo paseaba...- se disculpó Ginny.
-¡Claro!- se burló Draco Malfoy, sarcástico.- De todo el inmenso campo de Hogwarts, eliges, por casualidad, este mismo lugar para dar tu paseíto...
-Malfoy, yo no...- Ginny sintió que comenzaba a sonrojarse involuntariamente. ¿Qué pasaba?- En realidad- admitió- vine aquí a propósito...
-¿¿Qué??- exclamó, incrédulo. Esa chusma de Weasley se debía traer algo entre manos. Podía sentirlo.
-Vine a ver si estabas bien...- dijo Ginny, serena. Draco Malfoy aún no quitaba la expresión de sorpresa de su cara.
-Yo no necesito que se preocupen por mí, Weasley.- dijo Malfoy en un suspiro.- Puedo cuidarme solo ¿sabes?. Además, ¿Tienes la más mínima idea de lo que estás haciendo?
-¿Qué quieres decir?
-Weasley, no creo que nadie apruebe que te intereses en mí. ¿Porqué esa curiosidad repentina? Porque... ¿Tú sabes quién soy, verdad?- Malfoy sonrió despectivamente- Yo, soy Draco Malfoy, y tu eres una Weasley. Es un hecho, los Malfoy y los Weasley compartimos un odio infinito el uno al otro. Además, yo soy Slytherin, tu Gryffindor. Somos, básicamente, enemigos. ¿Porqué ese interés en mi? Lo único que tenemos en común es el blanco del ojo...
Ginny lo miraba, seria. En cierto punto, Malfoy tenía razón. Pero ella no sabía porque necesitaba ir al bosque, sólo lo hizo. Si alguien de su familia se enterara que estaba sola en el bosque con Malfoy, hubiera puesto el grito en el cielo.
-No busco tener intereses comunes contigo, Malfoy.- le aclaró Ginny- Vine por otra razón. Tú no quieres unirte al Innombrable, ¿No Malfoy? Me dí cuenta el otro día...
-¡No digas estúpideces!- exclamó el Slytherin, con una sonrisa inquieta.-¡Claro que lo haré!
-Lo harás, sí, para no rebelarte contra tu padre. Pero no es lo que quieres. Dime si me equivoco.
-¡Por supuesto que estas equivocada, Weasley!- Malfoy se sonó ruidosamente los nudillos. Ginny lo miraba fijamente.
Malfoy pateó una pequeña piedra que había en el suelo. La diminuta roca se alejó por el césped dando tumbos. Draco frunció el ceño, como si estuviera debatiendo mentalmente algún asunto que lo tenía confuso. Dio un largo suspiro, que denotaba resignación y se recostó sobre el grueso tronco de un árbol.
Mantenía la mirada perdida en el frondoso bosque. Su cara se tornó inexpresiva. Permanecieron en silencio durante un buen rato, que a Ginny se le hizo interminable. ¿Realmente se había confundido?
De repente, Malfoy pareció volver a la realidad. Se pasó una mano por su cabellera platinada y se cruzó de brazos. Miró a Ginny con cierto recelo.
-Yo...- dijo taciturno- Debo hacerlo, Weasley. No debería siquiera sopesar las posibilidades, eso no es concebible para un miembro de la familia Malfoy. Se supone que mi padre hace lo que considera mas correcto para mí.- Ginny abrió la boca para decir algo, pero Malfoy la cortó.- Déjame hablar, Weasley. Si, debería estar feliz.- soltó una risa irónica.- Debería pensar en la gloria, en la desaparición de los sangre impura...- Ginny se estremeció y la imagen de Hermione se le cruzó por la mente.- El Innombrable tiene grandes expectativas para mí... Pero, si me dieran a elegir, que no es el caso, no creo que seguiría ese camino...
Ginny lo miraba en silencio. Al final, resultó que si tenía razón, y sintió una pena muy grande por Malfoy, que debería servir al Innombrable por obligación, por seguir una estúpida tradición familiar.
-Ya ves, Weasley- el tono de su voz sonaba abatido- Hay que aprender a resignarse... y aceptar lo que toque...
-Pero Draco...- musitó Ginny. Malfoy la miró por un instante a los ojos, acababa de llamarlo por su nombre de pila.- ¿No tienes la más mínima posibilidad?
-Aún si la hubiera, sería una locura llevarla a cabo. Estamos hablando del Innombrable, por más que huyera o me escondiera, me encontrarían. Y sería considerado una escoria por mi propia familia... Y yo no quiero eso...
-¡Tu familia te esta enviando a la muerte!- replicó Ginny.
-¡¡No hay salida!!- gritó Malfoy, más para si mismo que para Ginny. Había rabia en su voz.-¿No lo entiendes? Eso es lo que se espera de mí, no tengo opción.
-¿Y si sale mal? ¿Y si Harry vuelve a derrotarlo? ¡Azkaban! ¡Vas a estropearte la vida!
-Siempre hay riesgos- dijo Malfoy, suavemente- Pero mi padre me aseguró que El Señor de las Tinieblas ya recuperó su antiguo poder... o es incluso más fuerte aún...
-¡Pero...
-¡¡Malfoy, Weasley!!
Ambos jóvenes se voltearon rápidamente. Allí, tan sólo a unos metros de ellos, se encontraba la profesora McGonagall. Tenía los brazos cruzados y la expresión de su cara hubiera asustado a cualquiera. Ginny podría jurar que sus ojos echaban chispas.
-¡¿Se puede saber que estan haciendo aquí?!
-Nada, profesora- se apresuró a responder Malfoy.
-Saben que el bosque está prohibido para los estudiantes... Ya son lo bastante mayorcitos y tendrían que haber memorizado esa regla hace rato. Además, una pareja de alumnos solos, en en bosque y con la noche próxima...
-¡Se equivoca, profesora!- exclamó Ginny. Su cara estaba casi del mismo color que su cabello.-¡No es eso!
-A menos que me den una buena excusa que justifique su presencia aquí, van a cumplir su correspondiente castigo- les informó McGonagall con la voz fría como el hielo. Nunca hubiera esperado encontrar a Ginny Weasley con alguien como Malfoy, y menos con todo lo que estaba sucediendo, con las cosas que se decían de la familia del chico.
-Verá...- dijo Malfoy, recuperando su seguridad habitual.- A Weasley le pareció escuchar ruidos y nos acercamos a ver... Pensamos que habría algún estudiante, o tal vez Hagrid...
-Mala elección, Malfoy.- dijo McGonagall, haciendo señas para que la siguieran. Draco y Ginny se apresuraron a ir detrás.- Si realmente escucharon ruidos en el bosque, tendrían que comunicárselo a un profesor y no seguir el ejemplo de Potter (malo por cierto) de querer resolver los asuntos por su cuenta, aunque hay que reconocer que en varias ocasiones, si no hubiera sido por él...; pero ese es otro tema. Señorita Weasley, ¿usted coincide con la versión del joven Malfoy?
-Si...- murmuró Ginny, mirando de reojo a Malfoy. El chico le devolvía la mirada con sus ojos azulgrisáceo.- Escuchamos una voz, y si hubiéramos ido al castillo...
-¿Encontraron algo en su exhaustiva investigación?- preguntó la profesora. Ambos chicos hicieron movimientos negativos con la cabeza.- Porque, serán imaginaciones mías quizá, pero no me pareció que estuviesen investigando precisamente. Y parecían muy tranquilos, si admitieran que sólo conversaban... En fin, ahora eso ya no interesa.- Llegaron al castillo y Mc Gonagall abrió la pesada puerta de entrada. Comenzaron a caminar por los corredores. Algunos alumnos los miraban asombrados, la cara de McGonagall delataba que estaban en serios problemas.-Con todo lo que esta sucediendo, con las miles de preocupaciones que tenemos los profesores, no necesitamos que uds, jovencitos, causen mas problemas. ¿Tienen una idea de todo lo que se encuentra oculto en ese bosque? ¡Es más que peligroso!
-Lo sentimos mucho, profesora- dijo Ginny suavemente.- De verdad que lo sentimos...
-¡¡Ginny!!
La pelirroja sintió que se le caía el alma a los pies. Lo que más había temido estaba sucediendo. Ron, Harry y Hermione miraban desconcertados a Malfoy y a McGonagall.
-Weasley- le dijo la profesora McGonagall a Ron.- Tu hermana tiene que aclarar unos asuntos ahora.
-¿Qué sucedió?- preguntó Ron, mirando despreciativamente a Malfoy, quien permanecía cruzado de brazos y arrogante.
-La joven fue sorprendida, por así decirlo, con el joven Malfoy; en el bosque...
Harry y Hermione no daban crédito a lo que acababan de oír. ¿Ginny con Malfoy? ¿Qué pasaba? Ron se puso rojo de rabia antes de que la profesora acabara de hablar.
-¡¡Si le pusiste un sólo dedo encima, cerdo asqueroso, te juro que te mato!!- Ron tomó a Malfoy por la túnica y lo zarandeó violentamente.
-¡¡¡Weasley!!! ¡¡Contrólese!! O va a recibir ud. también una sanción.- Parecía que los nervios de McGonagall iban a estallar de un momento a otro. -Granger, llevélos a mi despacho. En un momento voy.
Hermione comenzó a caminar y Ginny y Draco fueron detrás de ella, de mala gana. Harry y Ron se quedaron en el corredor, con McGonagall. A Ron todavía le temblaban las manos de agitación.
-No malinterprete lo dicho, Ronald Weasley- McGonagall se cruzó de brazos- No fueron sorprendidos en ninguna circunstancia comprometedora, se entiende. Simplemente se encontraban hablando, aunque ellos aseguran que oyeron voces en el bosque y se internaron a investigar.
-¡¡Malfoy debió obligarla a entrar!! ¡¡Ginny le teme al bosque!! ¡Esa rata asquerosa!- Ron se estremeció de rabia- ¡¿Quién sabe lo que hubiera pasado si ud. no llegaba?!
-Le repito, Weasley, contrólese.- McGonagall se alejó unos pasos.- No me obligue a castigarlo a ud. también. Y no agreda a Malfoy, ¿Entiende?
-Si- dijo Ron de mala gana. Harry hubiera jurado que si Ron se encontraba a Malfoy por algún corredor ni siquiera Trelawney podría predecir lo que iría a pasar.
-Regresen a la torre- dijo McGonagall, al tiempo que el ruido de sus tacones se alejaba por el corredor. Una vez que McGonagall desapareció de la vista, Harry y Ron permanecieron en el sombrío corredor.
-No lo entiendo- decía furioso- De verdad que no lo entiendo...
-Hablaremos con ella luego, Ron- dijo Harry en un intento por apaciguar la situación.- Vamos a la sala común, quizá Hermione ya haya regresado y sepa decirnos algo.
Ron asintió en silencio y comenzaron a alejarse. Ron permaneció colorado un buen rato antes de recuperar su color habitual.
***
El despacho de McGonagall era bastante amplio. Unas antorchas flameaban el las paredes, iluminando lo necesario. Hermione les dejó allí, y regresó a la torre. El silencio era sobrecogedor.
-Draco...¿Cuál crees que será el castigo?- murmuró Ginny, retórciendose nerviosamente las manos. A pesar del frío, las tenía sudadas.
-No lo sé.- respondió él, mirando fijamente las pilas de libros en las estanterías.
La puerta se abrió y McGonagall entró al despacho. La luz de las antorchas la hacía ver mas atemorizadora. Ambos jóvenes se revolvieron en sus asientos.
-Bien- dijo en tono severo, colocándose detrás del gran escritorio de roble- Creo que ya encontré el castigo ideal para ustedes dos... pero antes quiero aclarar una cosa respecto al joven Malfoy. Como es debido, no me corresponde a mi infligirle un castigo a usted- miró fijamente a Draco- eso es tarea del profesor Snape. Pero,- agregó rápidamente.- supongo que estará al corriente de que Snape no se encuentra en Hogwarts en estos momentos... así que Dumbledore acaba de autorizarme para darle su correspondiente castigo. Asi que, como a ambos parece gustarles el aire libre, mañana a las cinco de la mañana deberán presentarse en la cabaña de Hagrid. Pueden retirarse.
Ginny y Malfoy se levantaron rápidamente de la sillas y salieron del despacho de la profesora. Caminaron en silencio por el oscuro corredor, que estaba apenas iluminado por alguna que otra antorcha.
Draco se detuvo al llegar a una bifurcación.
-Adios, Weasley- murmuró secamente- Nos veremos mañana.
-Si...- musitó Ginny. Se quedó unos instantes inmóvil, viendo como Malfoy se perdía en la oscuridad. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y cayó en la cuenta de que estaba completamente sola en el pasillo. Se apresuró a llegar al retrato de la dama gorda, que en esos momentos estaba hablando muy entretenida con su amiga Violeta. Susurró la contraseña y el cuadro se abrió a un lado. La sala común de Gryffindor estaba, aparentemente, vacía. El fuego crepitaba en la chimenea, inundando la habitación con un acogedor fulgor anaranjado. Suspiró, y caminó lentamente a la butaca más cercana al fuego. Necesitaba pensar.
Por su cabeza desfilaban cientas de imágenes de lo que le había sucedido ese día. Se recostó en la cómoda butaca, y su mirada se perdió en las llamas de la chimenea, que daban la impresión de danzar al ritmo de una silente melodía.
El fulgor anaranjado se reflejaba en sus ojos, y el fuego la atraía, la adormecía. Se perdía en los colores, el naranja, el rojo, aquel dorado... como la cabellera de Malfoy cuando la acariciaba el sol.
Se sobresaltó. ¿Qué era todo esto? ¿Porqué no podía sacarse a Malfoy de la cabeza? Se tranquilizó diciéndose que era lo más lógico pensar en él, por todo lo que les había pasado, pero... ¿Qué era eso de la cabellera de Malfoy cuando la acariciaba el sol? Sonaba tan cursi.
-¡Por fin te encuentro!
Ginny miró sobre su hombro. Un chico pelirrojo acababa de entrar a la torre Gryffindor, acompañado por otro grupo de chicos. Acababan de terminar la cena en el gran salón. Hermione apareció detrás de Ron y corrió hacia Ginny. Harry se acercó caminando lentamente.
-¡Ginny! - exclamó Hermione, sentándose en la butaca próxima a donde estaba Ginny.- ¿Qué fue lo que sucedió? Me quedé tan ansiosa cuando los dejé en el despacho de McGonagall...
-¡¿Él te obligó, verdad?!- estalló Ron, que permanecía de pie. Ginny negó con la cabeza, y su mirada se volvió a perder en el fuego.-¿Estabas con Malfoy voluntariamente?- dijo atónito- ¡Es Malfoy, Ginny!
-Yo fui a buscar a Malfoy- le contó Ginny.- Y, será mejor que me vaya a dormir porque mañana debo cumplir el castigo.
-¿Qué era lo que hacías con Malfoy?- prosiguió Ron, tomándola del brazo para que no se marchara.
-No te debo explicaciones- respondió Ginny, irritada. Ron comenzó a enfadarse.- Ya tengo catorce años, puedo cuidarme sola.
-¡No seas estúpida, Ginny!- bramó Ron, furioso.-¡No sabes en lo que te estas metiendo!- Ginny caminaba decididamente hacia el dormitorio de las chicas. Ron la amenazó con el dedo.- ¡Es peligroso! ¡Y ahora más que nunca! ¡Aléjate de él! ¿Me oíste? ¡Aléjate!
Ginny cerró violentamente la puerta del dormitorio como toda respuesta. Se dejó caer en la mullida cama y cerró las cortinas. Inhaló profundamente e intentó serenarse. ¡Qué sabía Ron! ¡Era un tonto! Cerró los ojos, pero no la rodeó la oscuridad. El cabello rubio de Draco destacaba en las sombras negras. No entendía porque estaba obsesionada de esa forma con el chico, pero no le importaba. Ahora ya no le importaba. Su boca se curvó apenas en una sonrisa, a la par de la sonrisa imaginaria de Draco.
***
^_^FIN DEL CAPÍTULO 2 ^_^
POR:AIRI
-CAPÍTULO 2:Pensamientos confusos
Las clases ya habían finalizado ese día. Un aire de tranquilidad y diversión reinaba en el ambiente. Harry y Ron se encontraban en la sala común de la torre Gryffindor jugando un partido de Snap Explosivo. Ron llevaba ventaja. Hermione caminaba de un lado a otro de la sala, comprobando meticulosamente que todo estuviera en orden. Se tomaba muy en serio su tarea como prefecta.
Sin embargo, Ginny no podía apartar la vista del gran ventanal que daba a los jardines del castillo. Sus ojos recaían una y otra vez sobre la gran mata de árboles a la derecha. El bosque prohibido actuaba como un imán desde el otro día, cuando encontró a Malfoy...
-Voy a dar una vuelta- resolvió, poniéndose la capa. Colin Creevey, que se había hecho muy amigo suyo, se levantó de un salto de la butaca donde estaba recostado leyendo.
-Te acompaño- dijo el chico.- Me va a venir bien un poco de aire fresco.
-Eh, Colin- titubeó Ginny, mirándolo- ¿No te molestas si te digo que prefiero ir sola?
-¡Oh!- El tono de voz de Colin sonó a decepción. Luego sonrió, aunque se notaba bastante forzado.- Yo esperaba que...- pero pareció pensarse mejor lo que iba a decir, porque finalizó:- No hay problema, saldremos otro día.
Tratando de disimular su decepción, Colin se dejó caer nuevamente en la butaca y abrió por la mitad el libro que leía hace unos instantes. Ginny lo miró unos segundos, apenada, pero no podría ir adonde quería si Colin estaba con ella.
Bajó lo más rápidamente que pudo las escaleras sin correr. Una vez en el vestíbulo, abrió la pesada puerta de entrada y salió al exterior. Aspiró una gran bocanada de aire frío y sonrió.
Con la capa ondéandole detrás, encaminó sus pasos (siempre disimuladamente) hacia el bosque prohibido. Recorrió el lugar con la vista, asegurándose de que nadie la veía; y se internó entre los árboles.
El claro que descubrió el otro día estaba allí. Y también, sentado sobre una roca, estaba Malfoy.
A Ginny se le escapó un pequeño sonido de sorpresa. Malfoy se volteó, sorprendido. Aunque en el fondo deseaba que Malfoy estuviera allí, lo creía improbable. Aún asi...
-¡Weasley!- exclamó el Slytherin- ¿Otra vez espiando? ¿Qué es lo que buscas ahora? ¿Chantajearme para que no cuentes mi secreto?
Los fríos ojos de Malfoy se clavaron en Ginny. Ella avanzó lentamente por el claro y se detuvo a una distancia prudente de Malfoy.
-Yo... sólo paseaba...- se disculpó Ginny.
-¡Claro!- se burló Draco Malfoy, sarcástico.- De todo el inmenso campo de Hogwarts, eliges, por casualidad, este mismo lugar para dar tu paseíto...
-Malfoy, yo no...- Ginny sintió que comenzaba a sonrojarse involuntariamente. ¿Qué pasaba?- En realidad- admitió- vine aquí a propósito...
-¿¿Qué??- exclamó, incrédulo. Esa chusma de Weasley se debía traer algo entre manos. Podía sentirlo.
-Vine a ver si estabas bien...- dijo Ginny, serena. Draco Malfoy aún no quitaba la expresión de sorpresa de su cara.
-Yo no necesito que se preocupen por mí, Weasley.- dijo Malfoy en un suspiro.- Puedo cuidarme solo ¿sabes?. Además, ¿Tienes la más mínima idea de lo que estás haciendo?
-¿Qué quieres decir?
-Weasley, no creo que nadie apruebe que te intereses en mí. ¿Porqué esa curiosidad repentina? Porque... ¿Tú sabes quién soy, verdad?- Malfoy sonrió despectivamente- Yo, soy Draco Malfoy, y tu eres una Weasley. Es un hecho, los Malfoy y los Weasley compartimos un odio infinito el uno al otro. Además, yo soy Slytherin, tu Gryffindor. Somos, básicamente, enemigos. ¿Porqué ese interés en mi? Lo único que tenemos en común es el blanco del ojo...
Ginny lo miraba, seria. En cierto punto, Malfoy tenía razón. Pero ella no sabía porque necesitaba ir al bosque, sólo lo hizo. Si alguien de su familia se enterara que estaba sola en el bosque con Malfoy, hubiera puesto el grito en el cielo.
-No busco tener intereses comunes contigo, Malfoy.- le aclaró Ginny- Vine por otra razón. Tú no quieres unirte al Innombrable, ¿No Malfoy? Me dí cuenta el otro día...
-¡No digas estúpideces!- exclamó el Slytherin, con una sonrisa inquieta.-¡Claro que lo haré!
-Lo harás, sí, para no rebelarte contra tu padre. Pero no es lo que quieres. Dime si me equivoco.
-¡Por supuesto que estas equivocada, Weasley!- Malfoy se sonó ruidosamente los nudillos. Ginny lo miraba fijamente.
Malfoy pateó una pequeña piedra que había en el suelo. La diminuta roca se alejó por el césped dando tumbos. Draco frunció el ceño, como si estuviera debatiendo mentalmente algún asunto que lo tenía confuso. Dio un largo suspiro, que denotaba resignación y se recostó sobre el grueso tronco de un árbol.
Mantenía la mirada perdida en el frondoso bosque. Su cara se tornó inexpresiva. Permanecieron en silencio durante un buen rato, que a Ginny se le hizo interminable. ¿Realmente se había confundido?
De repente, Malfoy pareció volver a la realidad. Se pasó una mano por su cabellera platinada y se cruzó de brazos. Miró a Ginny con cierto recelo.
-Yo...- dijo taciturno- Debo hacerlo, Weasley. No debería siquiera sopesar las posibilidades, eso no es concebible para un miembro de la familia Malfoy. Se supone que mi padre hace lo que considera mas correcto para mí.- Ginny abrió la boca para decir algo, pero Malfoy la cortó.- Déjame hablar, Weasley. Si, debería estar feliz.- soltó una risa irónica.- Debería pensar en la gloria, en la desaparición de los sangre impura...- Ginny se estremeció y la imagen de Hermione se le cruzó por la mente.- El Innombrable tiene grandes expectativas para mí... Pero, si me dieran a elegir, que no es el caso, no creo que seguiría ese camino...
Ginny lo miraba en silencio. Al final, resultó que si tenía razón, y sintió una pena muy grande por Malfoy, que debería servir al Innombrable por obligación, por seguir una estúpida tradición familiar.
-Ya ves, Weasley- el tono de su voz sonaba abatido- Hay que aprender a resignarse... y aceptar lo que toque...
-Pero Draco...- musitó Ginny. Malfoy la miró por un instante a los ojos, acababa de llamarlo por su nombre de pila.- ¿No tienes la más mínima posibilidad?
-Aún si la hubiera, sería una locura llevarla a cabo. Estamos hablando del Innombrable, por más que huyera o me escondiera, me encontrarían. Y sería considerado una escoria por mi propia familia... Y yo no quiero eso...
-¡Tu familia te esta enviando a la muerte!- replicó Ginny.
-¡¡No hay salida!!- gritó Malfoy, más para si mismo que para Ginny. Había rabia en su voz.-¿No lo entiendes? Eso es lo que se espera de mí, no tengo opción.
-¿Y si sale mal? ¿Y si Harry vuelve a derrotarlo? ¡Azkaban! ¡Vas a estropearte la vida!
-Siempre hay riesgos- dijo Malfoy, suavemente- Pero mi padre me aseguró que El Señor de las Tinieblas ya recuperó su antiguo poder... o es incluso más fuerte aún...
-¡Pero...
-¡¡Malfoy, Weasley!!
Ambos jóvenes se voltearon rápidamente. Allí, tan sólo a unos metros de ellos, se encontraba la profesora McGonagall. Tenía los brazos cruzados y la expresión de su cara hubiera asustado a cualquiera. Ginny podría jurar que sus ojos echaban chispas.
-¡¿Se puede saber que estan haciendo aquí?!
-Nada, profesora- se apresuró a responder Malfoy.
-Saben que el bosque está prohibido para los estudiantes... Ya son lo bastante mayorcitos y tendrían que haber memorizado esa regla hace rato. Además, una pareja de alumnos solos, en en bosque y con la noche próxima...
-¡Se equivoca, profesora!- exclamó Ginny. Su cara estaba casi del mismo color que su cabello.-¡No es eso!
-A menos que me den una buena excusa que justifique su presencia aquí, van a cumplir su correspondiente castigo- les informó McGonagall con la voz fría como el hielo. Nunca hubiera esperado encontrar a Ginny Weasley con alguien como Malfoy, y menos con todo lo que estaba sucediendo, con las cosas que se decían de la familia del chico.
-Verá...- dijo Malfoy, recuperando su seguridad habitual.- A Weasley le pareció escuchar ruidos y nos acercamos a ver... Pensamos que habría algún estudiante, o tal vez Hagrid...
-Mala elección, Malfoy.- dijo McGonagall, haciendo señas para que la siguieran. Draco y Ginny se apresuraron a ir detrás.- Si realmente escucharon ruidos en el bosque, tendrían que comunicárselo a un profesor y no seguir el ejemplo de Potter (malo por cierto) de querer resolver los asuntos por su cuenta, aunque hay que reconocer que en varias ocasiones, si no hubiera sido por él...; pero ese es otro tema. Señorita Weasley, ¿usted coincide con la versión del joven Malfoy?
-Si...- murmuró Ginny, mirando de reojo a Malfoy. El chico le devolvía la mirada con sus ojos azulgrisáceo.- Escuchamos una voz, y si hubiéramos ido al castillo...
-¿Encontraron algo en su exhaustiva investigación?- preguntó la profesora. Ambos chicos hicieron movimientos negativos con la cabeza.- Porque, serán imaginaciones mías quizá, pero no me pareció que estuviesen investigando precisamente. Y parecían muy tranquilos, si admitieran que sólo conversaban... En fin, ahora eso ya no interesa.- Llegaron al castillo y Mc Gonagall abrió la pesada puerta de entrada. Comenzaron a caminar por los corredores. Algunos alumnos los miraban asombrados, la cara de McGonagall delataba que estaban en serios problemas.-Con todo lo que esta sucediendo, con las miles de preocupaciones que tenemos los profesores, no necesitamos que uds, jovencitos, causen mas problemas. ¿Tienen una idea de todo lo que se encuentra oculto en ese bosque? ¡Es más que peligroso!
-Lo sentimos mucho, profesora- dijo Ginny suavemente.- De verdad que lo sentimos...
-¡¡Ginny!!
La pelirroja sintió que se le caía el alma a los pies. Lo que más había temido estaba sucediendo. Ron, Harry y Hermione miraban desconcertados a Malfoy y a McGonagall.
-Weasley- le dijo la profesora McGonagall a Ron.- Tu hermana tiene que aclarar unos asuntos ahora.
-¿Qué sucedió?- preguntó Ron, mirando despreciativamente a Malfoy, quien permanecía cruzado de brazos y arrogante.
-La joven fue sorprendida, por así decirlo, con el joven Malfoy; en el bosque...
Harry y Hermione no daban crédito a lo que acababan de oír. ¿Ginny con Malfoy? ¿Qué pasaba? Ron se puso rojo de rabia antes de que la profesora acabara de hablar.
-¡¡Si le pusiste un sólo dedo encima, cerdo asqueroso, te juro que te mato!!- Ron tomó a Malfoy por la túnica y lo zarandeó violentamente.
-¡¡¡Weasley!!! ¡¡Contrólese!! O va a recibir ud. también una sanción.- Parecía que los nervios de McGonagall iban a estallar de un momento a otro. -Granger, llevélos a mi despacho. En un momento voy.
Hermione comenzó a caminar y Ginny y Draco fueron detrás de ella, de mala gana. Harry y Ron se quedaron en el corredor, con McGonagall. A Ron todavía le temblaban las manos de agitación.
-No malinterprete lo dicho, Ronald Weasley- McGonagall se cruzó de brazos- No fueron sorprendidos en ninguna circunstancia comprometedora, se entiende. Simplemente se encontraban hablando, aunque ellos aseguran que oyeron voces en el bosque y se internaron a investigar.
-¡¡Malfoy debió obligarla a entrar!! ¡¡Ginny le teme al bosque!! ¡Esa rata asquerosa!- Ron se estremeció de rabia- ¡¿Quién sabe lo que hubiera pasado si ud. no llegaba?!
-Le repito, Weasley, contrólese.- McGonagall se alejó unos pasos.- No me obligue a castigarlo a ud. también. Y no agreda a Malfoy, ¿Entiende?
-Si- dijo Ron de mala gana. Harry hubiera jurado que si Ron se encontraba a Malfoy por algún corredor ni siquiera Trelawney podría predecir lo que iría a pasar.
-Regresen a la torre- dijo McGonagall, al tiempo que el ruido de sus tacones se alejaba por el corredor. Una vez que McGonagall desapareció de la vista, Harry y Ron permanecieron en el sombrío corredor.
-No lo entiendo- decía furioso- De verdad que no lo entiendo...
-Hablaremos con ella luego, Ron- dijo Harry en un intento por apaciguar la situación.- Vamos a la sala común, quizá Hermione ya haya regresado y sepa decirnos algo.
Ron asintió en silencio y comenzaron a alejarse. Ron permaneció colorado un buen rato antes de recuperar su color habitual.
***
El despacho de McGonagall era bastante amplio. Unas antorchas flameaban el las paredes, iluminando lo necesario. Hermione les dejó allí, y regresó a la torre. El silencio era sobrecogedor.
-Draco...¿Cuál crees que será el castigo?- murmuró Ginny, retórciendose nerviosamente las manos. A pesar del frío, las tenía sudadas.
-No lo sé.- respondió él, mirando fijamente las pilas de libros en las estanterías.
La puerta se abrió y McGonagall entró al despacho. La luz de las antorchas la hacía ver mas atemorizadora. Ambos jóvenes se revolvieron en sus asientos.
-Bien- dijo en tono severo, colocándose detrás del gran escritorio de roble- Creo que ya encontré el castigo ideal para ustedes dos... pero antes quiero aclarar una cosa respecto al joven Malfoy. Como es debido, no me corresponde a mi infligirle un castigo a usted- miró fijamente a Draco- eso es tarea del profesor Snape. Pero,- agregó rápidamente.- supongo que estará al corriente de que Snape no se encuentra en Hogwarts en estos momentos... así que Dumbledore acaba de autorizarme para darle su correspondiente castigo. Asi que, como a ambos parece gustarles el aire libre, mañana a las cinco de la mañana deberán presentarse en la cabaña de Hagrid. Pueden retirarse.
Ginny y Malfoy se levantaron rápidamente de la sillas y salieron del despacho de la profesora. Caminaron en silencio por el oscuro corredor, que estaba apenas iluminado por alguna que otra antorcha.
Draco se detuvo al llegar a una bifurcación.
-Adios, Weasley- murmuró secamente- Nos veremos mañana.
-Si...- musitó Ginny. Se quedó unos instantes inmóvil, viendo como Malfoy se perdía en la oscuridad. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y cayó en la cuenta de que estaba completamente sola en el pasillo. Se apresuró a llegar al retrato de la dama gorda, que en esos momentos estaba hablando muy entretenida con su amiga Violeta. Susurró la contraseña y el cuadro se abrió a un lado. La sala común de Gryffindor estaba, aparentemente, vacía. El fuego crepitaba en la chimenea, inundando la habitación con un acogedor fulgor anaranjado. Suspiró, y caminó lentamente a la butaca más cercana al fuego. Necesitaba pensar.
Por su cabeza desfilaban cientas de imágenes de lo que le había sucedido ese día. Se recostó en la cómoda butaca, y su mirada se perdió en las llamas de la chimenea, que daban la impresión de danzar al ritmo de una silente melodía.
El fulgor anaranjado se reflejaba en sus ojos, y el fuego la atraía, la adormecía. Se perdía en los colores, el naranja, el rojo, aquel dorado... como la cabellera de Malfoy cuando la acariciaba el sol.
Se sobresaltó. ¿Qué era todo esto? ¿Porqué no podía sacarse a Malfoy de la cabeza? Se tranquilizó diciéndose que era lo más lógico pensar en él, por todo lo que les había pasado, pero... ¿Qué era eso de la cabellera de Malfoy cuando la acariciaba el sol? Sonaba tan cursi.
-¡Por fin te encuentro!
Ginny miró sobre su hombro. Un chico pelirrojo acababa de entrar a la torre Gryffindor, acompañado por otro grupo de chicos. Acababan de terminar la cena en el gran salón. Hermione apareció detrás de Ron y corrió hacia Ginny. Harry se acercó caminando lentamente.
-¡Ginny! - exclamó Hermione, sentándose en la butaca próxima a donde estaba Ginny.- ¿Qué fue lo que sucedió? Me quedé tan ansiosa cuando los dejé en el despacho de McGonagall...
-¡¿Él te obligó, verdad?!- estalló Ron, que permanecía de pie. Ginny negó con la cabeza, y su mirada se volvió a perder en el fuego.-¿Estabas con Malfoy voluntariamente?- dijo atónito- ¡Es Malfoy, Ginny!
-Yo fui a buscar a Malfoy- le contó Ginny.- Y, será mejor que me vaya a dormir porque mañana debo cumplir el castigo.
-¿Qué era lo que hacías con Malfoy?- prosiguió Ron, tomándola del brazo para que no se marchara.
-No te debo explicaciones- respondió Ginny, irritada. Ron comenzó a enfadarse.- Ya tengo catorce años, puedo cuidarme sola.
-¡No seas estúpida, Ginny!- bramó Ron, furioso.-¡No sabes en lo que te estas metiendo!- Ginny caminaba decididamente hacia el dormitorio de las chicas. Ron la amenazó con el dedo.- ¡Es peligroso! ¡Y ahora más que nunca! ¡Aléjate de él! ¿Me oíste? ¡Aléjate!
Ginny cerró violentamente la puerta del dormitorio como toda respuesta. Se dejó caer en la mullida cama y cerró las cortinas. Inhaló profundamente e intentó serenarse. ¡Qué sabía Ron! ¡Era un tonto! Cerró los ojos, pero no la rodeó la oscuridad. El cabello rubio de Draco destacaba en las sombras negras. No entendía porque estaba obsesionada de esa forma con el chico, pero no le importaba. Ahora ya no le importaba. Su boca se curvó apenas en una sonrisa, a la par de la sonrisa imaginaria de Draco.
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^_^FIN DEL CAPÍTULO 2 ^_^
