AHORA... Y SIEMPRE
POR:AIRILEE
CAPÍTULO 4: CORAZÓN COMPUNGIDO
*Aclaración* Se van a dar cuenta de que este fic está narrado en primera persona, tal y como los pensamientos de Ginny. Éste era el fic original, así que decidí dejarlo como el último capítulo...
Este año las corrientes de Hogwarts son mas heladas. El frío no discrimina, se mete en el ínfimo espacio que separa la túnica de mi piel y me estremezco.
Siento el frío en todo mi cuerpo. En los huesos, en el corazón.
Quizá estoy demasiado sensible y soy una víctima predispuesta a las bajas temperaturas del invierno. Ni siquiera la gruesa capa del uniforme logra hacerme entrar en calor.
Divago por los corredores como una sonámbula, pero no estoy dormida. Al menos, no realmente. Mis zapatos no hacen ruido al caminar sobre la roca y me alegro de pensar que se me podría considerar un fantasma.
Los estudiantes pasan a mi lado, hablando, alegres, y hasta algunos de malhumor pero yo sigo mi camino, indiferente.
Oigo que alguien pronuncia mi nombre, pero no reacciono. El sonido de la voz me llega como un eco lejano, las palabras las arrastra el viento... no volteo. Sigo mi monótono caminar.
Debería ir al pasillo del tercer piso, al aula de Transformaciones, pero eso es lo último que me interesa en estos momentos. Una acotación en letras pequeñitas al pie de la página. No es justo. ¿Pero con quién debatir esto? Puedo batallar toda mi vida, que nunca lograré obtener la verdadera respuesta.
Ron dice que el dolor calma con el tiempo. ¿Cómo creerle a alguien que no es capaz de confesarle a la persona que ama sus sentimientos? Harry no dijo nada. ¿Qué va a decir? Otro indeciso... Al menos, debo estar orgullosa de que, en cierto modo, me arriesgué.
La felicidad llegó para mí.
Pero me la arrebataron demasiado rápido.
Ahora que no lo tengo, todos me consuelan. Que ironía. Cuando él estaba conmigo, yo era considerada una traidora.
Soy la oveja negra de la familia. Ron, que siempre se sintió desvalorado, ahora puede alimentarse el autoestima.
La guerra afuera aterroriza al mundo. Nuestro mundo, quiero decir. Y la aborrezco. La aborrezco con toda mi alma, la odio hasta que me duele odiarla... Pero soy egoísta, porque no odio la guerra en sí. No odio esta guerra por las crueles matanzas, por las vidas que fueron arrebatadas únicamente por obra y capricho de la maldad...
Yo odio la guerra porque me quitó mi felicidad. Se la llevó, casi sin darme cuenta. Me arrancó un pedazo de mi ser que me era vital, y me cuesta respirar.
No quiero llorar. Ya derramé demasiadas lágrimas. Inhalo profundamente, y el aire helado penetra en mis pulmones. Es increíble como algo tan insignificante y a la vez esencial como el aire puro y helado logra reanimarte en ciertos momentos. Como si quisiera recordarme que todavia vivo...
No quiero cerrar los ojos. Esa es mi peor pesadilla, pero los párpados ya me pesan y en algun momento caeré rendida. Si cierro los ojos, su imagen nítida se aparece ante mí. Y lo veo... lo veo sonreír y susurrarme secretos al oído. Lo veo venir hacia mi, soberbio; e instantes despues estrecharme entre sus brazos. Veo a la suave brisa colarse entre sus cabellos de color oro y juguetear con ellos...
Porque en el poco tiempo que lo tuve, llegué a conocerlo de verdad. Creo que soy la única que lo hizo.
Yo sé que su frialdad es un escudo.
Sé que su soberbia es una fachada.
Sé que sus insultos buscan llamar la atencion.
Siempre provocando, altanero.
Él tenía sus razones. Perdón, las tiene; porque no ha muerto... todavía. Ese es otro tema, pero no lo quiero tocar. No ahora.
Detrás de su coraza, bastante gruesa, se encuentra su verdadero yo. Ese yo que sonríe sinceramente, ese en el que sus ojos grisáceos se ablandan y sonríen a la par de sus labios.
Ese yo en el que los insultos y las palabras arrogantes no figuran en el vocabulario, porque las palabras dulces y amables ganan por mucho la partida.
Díganme lo que quieran.
Odiénlo.
Llámenme traidora.
No me importa. Porque lo AMO. Así, tan simple, conciso y esencial : LO AMO.
No creo que volvamos a estar juntos algún día, al menos, físícamente. Es más que improbable, porque las fichas ya están jugadas y los hilos entrecruzados, lo hecho, hecho está y no se puede volver atrás.
Al final, aprendí su nombre. Eso es algo que me gusta de Harry, a las cosas hay que llamarlas tal como son. Renuncié a la tontería esa del Innombrable. Son meras excusas para negarse la realidad. Hoy lo puedo decir sin miedo, pero no puedo obviar la nota de odio en mi voz. Y no quiero hacerlo tampoco. Si obviara el odio no me quedaría nada más que el olvido.
Voldemort.
Lo digo y lo repito. Sin titubeos, ni en murmullos. En voz clara y con la cabeza erguida.
Voldemort.
De él es la culpa.
Mi amor de cabellos de oro debe estar en estos momentos con una gran capucha negra sobre su cabeza. Y ya nadie va a apreciar el hermoso color de su cabello y el azul grisáceo de sus ojos... ¿Y a quién le importa?
Mi amor de los ojos grises debe estar entre esos fríos asesinos, aunque nadie se de cuenta de que desentona en el grupo, tanto como si le pidieran a un muggle caminar a su paso.
Porque él no quiere estar ahí. Nunca lo quiso. Pero las circunstancias obligan y no es tiempo de rebelarse.
Todos lo deben haber felicitado y se deben sentir orgullosos, pero él internamente se siente una basura.
Lo sé.
Voldemort tiene la culpa. Por partida doble.
Si no fuera por Voldemort, lo nuestro no hubiera acabado, ya que desde un principio nunca nos hubiéramos enamorado.
Si no fuera por Voldemort, yo no estaría ahora castigándome mentalmente, repasando sin descanso todas las posibilidades habidas y por haber para encontrar una bendita explicación que le dé un respiro de paz y aire fresco a mi herido corazón.
Estoy tan distraída caminando, que casi ni sentí pisarle la cola a la gata. La Sra. Norris salió maullando por el corredor. Filch vendrá por mí en menos de lo que tardo en decir su nombre. Sigo teniendo frío.
La nieve blanca se acumula en las ventanas, y le quita luminosidad al corredor. La pureza de la nieve... tan blanca que aturde...
Yo tenía razón, ahí viene Filch, alto y desgarbado, con mi delatora caminando a su lado. Pero ya no le temo a Filch, sería estúpido de mi parte hacerlo. He visto cosas peores, he vivido cosas peores; al punto que Filch me resulta casi tan bueno y amable como Dumbledore.
Dumbledore. Filch suelta un parloteo de palabras a las que no les presto atención. La Señora Norris maúlla a sus pies. Me pregunto si realmente Filch entiende el lenguaje de los gatos.
Y vuelvo a Dumbledore. Dejo que Filch hable todo lo que quiera, total, yo no escucho. ¿Porqué Dumbledore no hizo nada cuando se lo pedí? ¿Qué es esa tontería de la ley de la vida? ¡Es la ley de la vida, claro está! ¡Eso es lo que me enseña mi querido director! No debo inminscuirme en asuntos ajenos, es la ley de la vida, que curioso, Dumbledore...un lindo consejo, completamente inútil.
Filch se debe haber dado cuenta de la inexpresividad de mi cara y de la palidez de mi piel, porque calla. Ya no habla, ahora me mira fijamente, preguntándose tal vez si hay alguien ahí adentro.
Porque yo, muy a menudo, siento que solo me queda este cuerpo vacío, al cual el alma abandonó hace rato. Ese saco de piel inútil sin la esencia del alma.
Vuelvo a la realidad. Le pido disculpas a Filch y continuo caminando. Se me queda viendo, atónito. Debo ser la primer estudiante que lo trata de esta forma. Se que irá a quejarse con Dumbledore. Pero no me importa, es la ley de la vida... le dirá este.
Comienzo a subir una escalera en forma de caracol. Unos momentos después, empujo la pesada puerta y el cielo se abre, con el color del humo, frente a mí.
Respiro pausadamente. Detrás de mí, las lechuzas chillan alborotadas. Me acerco al final del muro de piedra y me subo a el. Separo los brazos de mi cuerpo y los abro a los lados. Si alguien me viera desde los terrenos, me confundiría con una pequeña cruz.
El viento me alborota los cabellos y siento como toca cada fibra de mi ser, estremeciéndola. La nieve cae, impetérrita, en gruesos copos de algodón.
El abismo se extiende, maravilloso, exibiendo a todo Hogwarts bajo mis pies. Me pregunto como se sentiría dejarse caer desde allí y sentir el aire golpeándote como un látigo invisible por todo tu cuerpo. Cierro los ojos y parece que el muro se desvanece, me siento flotar en el aire arremolinado como por arte de magia... Sólo me concentro en sentir. El aullido del viento, la intensa sensación de frío, el abismo rodeándome...
Vuelvo a abrir los ojos y me bajo lentamente del muro. Esta bien ir acostumbrándose de a poco, ¿no es así? Al final, estaré tan familiarizada que lo haré con gusto y casi con ansias. Pero ahora no puede ser, no es el momento.
Vuelvo a entrar al castillo y sigo recorriendo los corredores. Y otra vez vuelvo a concentrarme, a forzar a mi mente para que todos mis pensamientos giren en torno a la que se ha convertido en la única razón de mi existencia.
Es reconfortante.
En medio de todos los escombros por los que camino día a día es alentador, en cierta forma, guardar un secreto tan maravilloso. Maravilloso no, porque la palabra maravilloso se asocia casi siempre a un estado de felicidad, y eso no es para mi. Mi secreto es apropiado para mi, para mi y la situación que vivo. Como si lo hubieran hecho a medida...
Cierro el puño derecho y todavía siento la cicatriz. No desapareció a pesar del tiempo transcurrido, mi pequeño tatuaje personal. Y hay alguien más en el mundo que tiene uno idéntico. Recuerdo la sangre caliente deslizarse por mi blanca piel, y sonrío. ¿Quién iría a pensar que algún día disfrutaría del macabro espectáculo de ver el fluído color escarlata escabulliéndose de mi cuerpo, deslizándose lentamente por mi túnica, para acabar fundiéndose con su igual?
Nuestra sangre pura tiñó de rojo una pequeña porción de césped. Aún permanece allí, seca, la prueba irrefutable de nuestro pacto secreto.
Lo prometido es deuda, me recuerdo mientras la dama gorda se hace a un lado para dejarme pasar a la sala de Gryffindor, y en ningún momento dudé acerca de nuestra decisión. Ni voy a hacerlo tampoco.
¿Qué me queda en esta vida sin ti?
Los demás alumnos de la casa hablan en voz baja mientras voy cruzando la sala hacia el dormitorio de las chicas. Que me importan todos ellos... pobres inocentes que no tienen un motivo o meta que le dé coherencia a sus vidas inútiles.
Me recuesto en la cama y corro las cortinas de color escarlata para que nadie interrumpa mi tranquilidad.
Con la mirada perdida en el techo, empiezo a serenarme. Levanto mis manos de manera que queden a la altura de mis ojos y recorro con las yemas de los dedos la cicatriz.
No voy a fallarte, mi amor.
La cicatriz es diagonal y me cruza toda la palma de la mano. Pareciera que se niega a irse, porque no acaba de desaparecer. Es mejor así.
Aunque ellos no lo sepan, estamos conectados.
Ya dejó de dolerme, pero quedará la marca. Recuerdo imborrable del cruce de sangre.
Esto es algo que no pueden destruir, como lo hicieron con nuestro amor físico.
Mañana volveré a la pajarera de las lechuzas, y nuevamente me treparé al muro. Ya empiezo a tomarle gusto.
Sé que piensas en mí, puedo sentirlo...
Hoy acabé de comprender todo, no debo estar triste ni lamentarme. Es difícil, lo sé, pero no vale la pena cuando tenemos asegurado que la luz está al final.
Voy a continuar llevando mi vida... o lo que queda de ella. No renunciaré a pensar en ti ni un instante.
Siempre juntos, ¿verdad?
Los párpados se me cierran, y ya casi no tengo fuerzas para resistirme a permanecer despierta. Sé lo que viene después. Espero dormir profundamente esta noche.
Te amo.
Ni te atrevas a dudarlo siquiera.
Ellos ya jugaron sus fichas, y nosotros dejamos listas las nuestras, para pasar a la acción en cuanto llegue el momento.
Quizá seas tu, o quizá yo, el orden de los factores no altera el producto.
Comenzamos todo esto juntos y así vamos a terminarlo.
Caeremos el mismo día.
Cuando la sangre de uno se derrame, el otro se unirá a ella.
Ya encontré mi razón para vivir... y para morir.
Te amo, no lo olvides...nunca....
Fin.
Holas...
Estoy escondida tras la pared para evitar los tomatazos... je je je, si ya sé que el final fue triste... ( esperen, esperen, que todavía no termine de hablar...!!) pero... ¿de verdad pensaban que Ron iba a acabar llamando cuñadito a Draco?
Como ya dije antes, esta narración fue la que dio inicio a todo este fic, pero como no podía publicar esto solo, porque era demasiado...(a ver... ¿cual es la palabra?) personal, terminé haciendo cuatro caps...
Quiero hacer algunas aclaraciones con respecto a este cap:
-Primero, el asunto Dumbledore. Supongo que alguno, al leer este capítulo, se habrá preguntado si Ginny tiene algo en contra de Dumbledore, ya que el tono con el que se refiere a él no es precisamente respetuoso. La respuesta es no, en los capítulos anteriores no hice referencia a este episodio. El asunto vendría a ser mas o menos así: cuando Lucius Malfoy llega al colegio para retirar a Draco, Ginny no puede ser tan fuerte como se había prometido a si misma y le pide ayuda a Dumbledore. No es que Dumbledore no quiso hacer nada (como dice Ginny), sino que Dumbledore no PUEDE hacer nada. Lucius Malfoy puede retirar a su hijo del colegio cuando quiera, y nadie se lo puede impedir. Así que Dumbledore le aconseja a Ginny que no se meta en asuntos ajenos y le dice que es la ley de la vida (el señor Malfoy es un mortífago, era evidente que su hijo seguiría el mismo camino); pero Ginny, deprimida por la pérdida de Draco, tergiversa el significado.
-Tercero, el pacto. Otro detalle que no incluí en los capítulos anteriores (sino, ¿que me quedaba de nuevo para este?) Como ya se habrán dado cuenta, Draco y Ginny hicieron un pacto de sangre en el bosque prohibido, el lugar donde se conocieron. Tambien se habrán dado cuenta de que se abrieron diagonalmente toda la palma de la mano (¡que dolor, que dolor!) con una daga. Ambos en la mano derecha, pero Draco se hizo su corte de izquierda a derecha, y Ginny de derecha a izquierda, de modo que cuando juntaran las manos se formara una cruz. XXXX Supuestamente, este pacto establece un vínculo entre ambas personas haciendo que sean consientes de las emociones de ambos. (es decir que Ginny siente a Malfoy y viceversa)
-Y por último, una aclaración a una de las últimas palabras de Ginny que puede malinterpretarse. Casi al final, Ginny dice "Caeremos el mismo día".
Es una palabra que complica un poco las cosas, pero no quería poner directamente "moriremos el mismo día", quedaba feo.
Esto tiene que ver con el pacto que ambos hicieron: cuando uno de ellos muriese, el otro debe seguirlo.
Como habrán adivinado, Ginny piensa saltar desde la pajarera de las lechuzas si Draco llega a morir... por eso no quería que la palabra "caeremos" los llevara a pensar que habían acordado una fecha para saltar al vacío juntos. ¿Qué piensa hacer Draco si es Ginny la que muere? La verdad, no lo pensé, denle el final que quieran, hagan saltar a Ginny de la pajarera o dejenla seguir esperando... todo está en su mente...
-Y ahora sí... Escribí este fic hace cuatro meses, y en su momento lo dejé con este final, casi segura de que no tenían posibilidad de volver a estar juntos... Peero, tengo escritos algunos parrafos de una posible continuación, pero eso queda en ustedes: ¿¿prefieren que deje la historia acá o les gustaría leer más capítulos?? Espero que respondan, así sea con reviews o por mail (annin@ubbi.com)
-¡¡¡Muchisimas gracias por los reviews a:
-Mysao: me alegro que te guste el fic... ^_^ me pone contenta...
-Zelshamada: por lo que dices me parece que este cap no va a convencerte... Y gracias por los elogios también
-Carradcliffe: me has enviado una amenaza de muerte.... y supongo que después de este cap deberé cuidarme las espaldas ^_^U
-Y a Arwen- chan: gracias por otro review, y es verdad, siempre Ginny aparece llorando y sufriendo.... es hora de que tenga un poco de felicidad ¿no es cierto?
Y eso es todo!!! Respondan la pregunta y ya veremos si esto queda acá o si haré una continuación... Espero que haya quedado todo claro, pero si queda algo por ahí, me mandan una lechuza... ¿ok? Besitos. AiRiLeE
LOS PERSONAJES UTILIZADOS SON PROPIEDAD DE J.K.ROWLING...
POR:AIRILEE
CAPÍTULO 4: CORAZÓN COMPUNGIDO
*Aclaración* Se van a dar cuenta de que este fic está narrado en primera persona, tal y como los pensamientos de Ginny. Éste era el fic original, así que decidí dejarlo como el último capítulo...
Este año las corrientes de Hogwarts son mas heladas. El frío no discrimina, se mete en el ínfimo espacio que separa la túnica de mi piel y me estremezco.
Siento el frío en todo mi cuerpo. En los huesos, en el corazón.
Quizá estoy demasiado sensible y soy una víctima predispuesta a las bajas temperaturas del invierno. Ni siquiera la gruesa capa del uniforme logra hacerme entrar en calor.
Divago por los corredores como una sonámbula, pero no estoy dormida. Al menos, no realmente. Mis zapatos no hacen ruido al caminar sobre la roca y me alegro de pensar que se me podría considerar un fantasma.
Los estudiantes pasan a mi lado, hablando, alegres, y hasta algunos de malhumor pero yo sigo mi camino, indiferente.
Oigo que alguien pronuncia mi nombre, pero no reacciono. El sonido de la voz me llega como un eco lejano, las palabras las arrastra el viento... no volteo. Sigo mi monótono caminar.
Debería ir al pasillo del tercer piso, al aula de Transformaciones, pero eso es lo último que me interesa en estos momentos. Una acotación en letras pequeñitas al pie de la página. No es justo. ¿Pero con quién debatir esto? Puedo batallar toda mi vida, que nunca lograré obtener la verdadera respuesta.
Ron dice que el dolor calma con el tiempo. ¿Cómo creerle a alguien que no es capaz de confesarle a la persona que ama sus sentimientos? Harry no dijo nada. ¿Qué va a decir? Otro indeciso... Al menos, debo estar orgullosa de que, en cierto modo, me arriesgué.
La felicidad llegó para mí.
Pero me la arrebataron demasiado rápido.
Ahora que no lo tengo, todos me consuelan. Que ironía. Cuando él estaba conmigo, yo era considerada una traidora.
Soy la oveja negra de la familia. Ron, que siempre se sintió desvalorado, ahora puede alimentarse el autoestima.
La guerra afuera aterroriza al mundo. Nuestro mundo, quiero decir. Y la aborrezco. La aborrezco con toda mi alma, la odio hasta que me duele odiarla... Pero soy egoísta, porque no odio la guerra en sí. No odio esta guerra por las crueles matanzas, por las vidas que fueron arrebatadas únicamente por obra y capricho de la maldad...
Yo odio la guerra porque me quitó mi felicidad. Se la llevó, casi sin darme cuenta. Me arrancó un pedazo de mi ser que me era vital, y me cuesta respirar.
No quiero llorar. Ya derramé demasiadas lágrimas. Inhalo profundamente, y el aire helado penetra en mis pulmones. Es increíble como algo tan insignificante y a la vez esencial como el aire puro y helado logra reanimarte en ciertos momentos. Como si quisiera recordarme que todavia vivo...
No quiero cerrar los ojos. Esa es mi peor pesadilla, pero los párpados ya me pesan y en algun momento caeré rendida. Si cierro los ojos, su imagen nítida se aparece ante mí. Y lo veo... lo veo sonreír y susurrarme secretos al oído. Lo veo venir hacia mi, soberbio; e instantes despues estrecharme entre sus brazos. Veo a la suave brisa colarse entre sus cabellos de color oro y juguetear con ellos...
Porque en el poco tiempo que lo tuve, llegué a conocerlo de verdad. Creo que soy la única que lo hizo.
Yo sé que su frialdad es un escudo.
Sé que su soberbia es una fachada.
Sé que sus insultos buscan llamar la atencion.
Siempre provocando, altanero.
Él tenía sus razones. Perdón, las tiene; porque no ha muerto... todavía. Ese es otro tema, pero no lo quiero tocar. No ahora.
Detrás de su coraza, bastante gruesa, se encuentra su verdadero yo. Ese yo que sonríe sinceramente, ese en el que sus ojos grisáceos se ablandan y sonríen a la par de sus labios.
Ese yo en el que los insultos y las palabras arrogantes no figuran en el vocabulario, porque las palabras dulces y amables ganan por mucho la partida.
Díganme lo que quieran.
Odiénlo.
Llámenme traidora.
No me importa. Porque lo AMO. Así, tan simple, conciso y esencial : LO AMO.
No creo que volvamos a estar juntos algún día, al menos, físícamente. Es más que improbable, porque las fichas ya están jugadas y los hilos entrecruzados, lo hecho, hecho está y no se puede volver atrás.
Al final, aprendí su nombre. Eso es algo que me gusta de Harry, a las cosas hay que llamarlas tal como son. Renuncié a la tontería esa del Innombrable. Son meras excusas para negarse la realidad. Hoy lo puedo decir sin miedo, pero no puedo obviar la nota de odio en mi voz. Y no quiero hacerlo tampoco. Si obviara el odio no me quedaría nada más que el olvido.
Voldemort.
Lo digo y lo repito. Sin titubeos, ni en murmullos. En voz clara y con la cabeza erguida.
Voldemort.
De él es la culpa.
Mi amor de cabellos de oro debe estar en estos momentos con una gran capucha negra sobre su cabeza. Y ya nadie va a apreciar el hermoso color de su cabello y el azul grisáceo de sus ojos... ¿Y a quién le importa?
Mi amor de los ojos grises debe estar entre esos fríos asesinos, aunque nadie se de cuenta de que desentona en el grupo, tanto como si le pidieran a un muggle caminar a su paso.
Porque él no quiere estar ahí. Nunca lo quiso. Pero las circunstancias obligan y no es tiempo de rebelarse.
Todos lo deben haber felicitado y se deben sentir orgullosos, pero él internamente se siente una basura.
Lo sé.
Voldemort tiene la culpa. Por partida doble.
Si no fuera por Voldemort, lo nuestro no hubiera acabado, ya que desde un principio nunca nos hubiéramos enamorado.
Si no fuera por Voldemort, yo no estaría ahora castigándome mentalmente, repasando sin descanso todas las posibilidades habidas y por haber para encontrar una bendita explicación que le dé un respiro de paz y aire fresco a mi herido corazón.
Estoy tan distraída caminando, que casi ni sentí pisarle la cola a la gata. La Sra. Norris salió maullando por el corredor. Filch vendrá por mí en menos de lo que tardo en decir su nombre. Sigo teniendo frío.
La nieve blanca se acumula en las ventanas, y le quita luminosidad al corredor. La pureza de la nieve... tan blanca que aturde...
Yo tenía razón, ahí viene Filch, alto y desgarbado, con mi delatora caminando a su lado. Pero ya no le temo a Filch, sería estúpido de mi parte hacerlo. He visto cosas peores, he vivido cosas peores; al punto que Filch me resulta casi tan bueno y amable como Dumbledore.
Dumbledore. Filch suelta un parloteo de palabras a las que no les presto atención. La Señora Norris maúlla a sus pies. Me pregunto si realmente Filch entiende el lenguaje de los gatos.
Y vuelvo a Dumbledore. Dejo que Filch hable todo lo que quiera, total, yo no escucho. ¿Porqué Dumbledore no hizo nada cuando se lo pedí? ¿Qué es esa tontería de la ley de la vida? ¡Es la ley de la vida, claro está! ¡Eso es lo que me enseña mi querido director! No debo inminscuirme en asuntos ajenos, es la ley de la vida, que curioso, Dumbledore...un lindo consejo, completamente inútil.
Filch se debe haber dado cuenta de la inexpresividad de mi cara y de la palidez de mi piel, porque calla. Ya no habla, ahora me mira fijamente, preguntándose tal vez si hay alguien ahí adentro.
Porque yo, muy a menudo, siento que solo me queda este cuerpo vacío, al cual el alma abandonó hace rato. Ese saco de piel inútil sin la esencia del alma.
Vuelvo a la realidad. Le pido disculpas a Filch y continuo caminando. Se me queda viendo, atónito. Debo ser la primer estudiante que lo trata de esta forma. Se que irá a quejarse con Dumbledore. Pero no me importa, es la ley de la vida... le dirá este.
Comienzo a subir una escalera en forma de caracol. Unos momentos después, empujo la pesada puerta y el cielo se abre, con el color del humo, frente a mí.
Respiro pausadamente. Detrás de mí, las lechuzas chillan alborotadas. Me acerco al final del muro de piedra y me subo a el. Separo los brazos de mi cuerpo y los abro a los lados. Si alguien me viera desde los terrenos, me confundiría con una pequeña cruz.
El viento me alborota los cabellos y siento como toca cada fibra de mi ser, estremeciéndola. La nieve cae, impetérrita, en gruesos copos de algodón.
El abismo se extiende, maravilloso, exibiendo a todo Hogwarts bajo mis pies. Me pregunto como se sentiría dejarse caer desde allí y sentir el aire golpeándote como un látigo invisible por todo tu cuerpo. Cierro los ojos y parece que el muro se desvanece, me siento flotar en el aire arremolinado como por arte de magia... Sólo me concentro en sentir. El aullido del viento, la intensa sensación de frío, el abismo rodeándome...
Vuelvo a abrir los ojos y me bajo lentamente del muro. Esta bien ir acostumbrándose de a poco, ¿no es así? Al final, estaré tan familiarizada que lo haré con gusto y casi con ansias. Pero ahora no puede ser, no es el momento.
Vuelvo a entrar al castillo y sigo recorriendo los corredores. Y otra vez vuelvo a concentrarme, a forzar a mi mente para que todos mis pensamientos giren en torno a la que se ha convertido en la única razón de mi existencia.
Es reconfortante.
En medio de todos los escombros por los que camino día a día es alentador, en cierta forma, guardar un secreto tan maravilloso. Maravilloso no, porque la palabra maravilloso se asocia casi siempre a un estado de felicidad, y eso no es para mi. Mi secreto es apropiado para mi, para mi y la situación que vivo. Como si lo hubieran hecho a medida...
Cierro el puño derecho y todavía siento la cicatriz. No desapareció a pesar del tiempo transcurrido, mi pequeño tatuaje personal. Y hay alguien más en el mundo que tiene uno idéntico. Recuerdo la sangre caliente deslizarse por mi blanca piel, y sonrío. ¿Quién iría a pensar que algún día disfrutaría del macabro espectáculo de ver el fluído color escarlata escabulliéndose de mi cuerpo, deslizándose lentamente por mi túnica, para acabar fundiéndose con su igual?
Nuestra sangre pura tiñó de rojo una pequeña porción de césped. Aún permanece allí, seca, la prueba irrefutable de nuestro pacto secreto.
Lo prometido es deuda, me recuerdo mientras la dama gorda se hace a un lado para dejarme pasar a la sala de Gryffindor, y en ningún momento dudé acerca de nuestra decisión. Ni voy a hacerlo tampoco.
¿Qué me queda en esta vida sin ti?
Los demás alumnos de la casa hablan en voz baja mientras voy cruzando la sala hacia el dormitorio de las chicas. Que me importan todos ellos... pobres inocentes que no tienen un motivo o meta que le dé coherencia a sus vidas inútiles.
Me recuesto en la cama y corro las cortinas de color escarlata para que nadie interrumpa mi tranquilidad.
Con la mirada perdida en el techo, empiezo a serenarme. Levanto mis manos de manera que queden a la altura de mis ojos y recorro con las yemas de los dedos la cicatriz.
No voy a fallarte, mi amor.
La cicatriz es diagonal y me cruza toda la palma de la mano. Pareciera que se niega a irse, porque no acaba de desaparecer. Es mejor así.
Aunque ellos no lo sepan, estamos conectados.
Ya dejó de dolerme, pero quedará la marca. Recuerdo imborrable del cruce de sangre.
Esto es algo que no pueden destruir, como lo hicieron con nuestro amor físico.
Mañana volveré a la pajarera de las lechuzas, y nuevamente me treparé al muro. Ya empiezo a tomarle gusto.
Sé que piensas en mí, puedo sentirlo...
Hoy acabé de comprender todo, no debo estar triste ni lamentarme. Es difícil, lo sé, pero no vale la pena cuando tenemos asegurado que la luz está al final.
Voy a continuar llevando mi vida... o lo que queda de ella. No renunciaré a pensar en ti ni un instante.
Siempre juntos, ¿verdad?
Los párpados se me cierran, y ya casi no tengo fuerzas para resistirme a permanecer despierta. Sé lo que viene después. Espero dormir profundamente esta noche.
Te amo.
Ni te atrevas a dudarlo siquiera.
Ellos ya jugaron sus fichas, y nosotros dejamos listas las nuestras, para pasar a la acción en cuanto llegue el momento.
Quizá seas tu, o quizá yo, el orden de los factores no altera el producto.
Comenzamos todo esto juntos y así vamos a terminarlo.
Caeremos el mismo día.
Cuando la sangre de uno se derrame, el otro se unirá a ella.
Ya encontré mi razón para vivir... y para morir.
Te amo, no lo olvides...nunca....
Fin.
Holas...
Estoy escondida tras la pared para evitar los tomatazos... je je je, si ya sé que el final fue triste... ( esperen, esperen, que todavía no termine de hablar...!!) pero... ¿de verdad pensaban que Ron iba a acabar llamando cuñadito a Draco?
Como ya dije antes, esta narración fue la que dio inicio a todo este fic, pero como no podía publicar esto solo, porque era demasiado...(a ver... ¿cual es la palabra?) personal, terminé haciendo cuatro caps...
Quiero hacer algunas aclaraciones con respecto a este cap:
-Primero, el asunto Dumbledore. Supongo que alguno, al leer este capítulo, se habrá preguntado si Ginny tiene algo en contra de Dumbledore, ya que el tono con el que se refiere a él no es precisamente respetuoso. La respuesta es no, en los capítulos anteriores no hice referencia a este episodio. El asunto vendría a ser mas o menos así: cuando Lucius Malfoy llega al colegio para retirar a Draco, Ginny no puede ser tan fuerte como se había prometido a si misma y le pide ayuda a Dumbledore. No es que Dumbledore no quiso hacer nada (como dice Ginny), sino que Dumbledore no PUEDE hacer nada. Lucius Malfoy puede retirar a su hijo del colegio cuando quiera, y nadie se lo puede impedir. Así que Dumbledore le aconseja a Ginny que no se meta en asuntos ajenos y le dice que es la ley de la vida (el señor Malfoy es un mortífago, era evidente que su hijo seguiría el mismo camino); pero Ginny, deprimida por la pérdida de Draco, tergiversa el significado.
-Tercero, el pacto. Otro detalle que no incluí en los capítulos anteriores (sino, ¿que me quedaba de nuevo para este?) Como ya se habrán dado cuenta, Draco y Ginny hicieron un pacto de sangre en el bosque prohibido, el lugar donde se conocieron. Tambien se habrán dado cuenta de que se abrieron diagonalmente toda la palma de la mano (¡que dolor, que dolor!) con una daga. Ambos en la mano derecha, pero Draco se hizo su corte de izquierda a derecha, y Ginny de derecha a izquierda, de modo que cuando juntaran las manos se formara una cruz. XXXX Supuestamente, este pacto establece un vínculo entre ambas personas haciendo que sean consientes de las emociones de ambos. (es decir que Ginny siente a Malfoy y viceversa)
-Y por último, una aclaración a una de las últimas palabras de Ginny que puede malinterpretarse. Casi al final, Ginny dice "Caeremos el mismo día".
Es una palabra que complica un poco las cosas, pero no quería poner directamente "moriremos el mismo día", quedaba feo.
Esto tiene que ver con el pacto que ambos hicieron: cuando uno de ellos muriese, el otro debe seguirlo.
Como habrán adivinado, Ginny piensa saltar desde la pajarera de las lechuzas si Draco llega a morir... por eso no quería que la palabra "caeremos" los llevara a pensar que habían acordado una fecha para saltar al vacío juntos. ¿Qué piensa hacer Draco si es Ginny la que muere? La verdad, no lo pensé, denle el final que quieran, hagan saltar a Ginny de la pajarera o dejenla seguir esperando... todo está en su mente...
-Y ahora sí... Escribí este fic hace cuatro meses, y en su momento lo dejé con este final, casi segura de que no tenían posibilidad de volver a estar juntos... Peero, tengo escritos algunos parrafos de una posible continuación, pero eso queda en ustedes: ¿¿prefieren que deje la historia acá o les gustaría leer más capítulos?? Espero que respondan, así sea con reviews o por mail (annin@ubbi.com)
-¡¡¡Muchisimas gracias por los reviews a:
-Mysao: me alegro que te guste el fic... ^_^ me pone contenta...
-Zelshamada: por lo que dices me parece que este cap no va a convencerte... Y gracias por los elogios también
-Carradcliffe: me has enviado una amenaza de muerte.... y supongo que después de este cap deberé cuidarme las espaldas ^_^U
-Y a Arwen- chan: gracias por otro review, y es verdad, siempre Ginny aparece llorando y sufriendo.... es hora de que tenga un poco de felicidad ¿no es cierto?
Y eso es todo!!! Respondan la pregunta y ya veremos si esto queda acá o si haré una continuación... Espero que haya quedado todo claro, pero si queda algo por ahí, me mandan una lechuza... ¿ok? Besitos. AiRiLeE
LOS PERSONAJES UTILIZADOS SON PROPIEDAD DE J.K.ROWLING...
