"AHORA...Y SIEMPRE"

:::::SEGUNDA PARTE:::::

("Siempre existe un mañana")

CAPÍTULO 10: Emociones mezcladas

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-Eh...

-Sí...bien...

-Estemm...

-¿Y ahora?

Draco Malfoy frunció el ceño, molesto. Se cruzó de brazos despreocupadamente, esperando que los otros terminaran de decidir acerca de su destino... Y como él no tenía voz ni voto en el asunto porque era un prófugo, lo mejor era quedarse a un lado para no estorbar, y de paso, evitar escuchar toda clase de estupideces "mal disimuladas" (léase comentarios de Ron) dirigidas a él.

-¡Ni loco! ¡Ni loco pienses que voy a tener a Draco Malfoy en mi casa!- protestó Ron, mirando a Harry.- A mis padres les va a dar un patatús...¡un mortífago! ¡Y Percy! Percy sería capaz de denunciarlo... Imagina los problemas por encubrimiento que tendríamos... es de locos... descarten esa idea... Además...- Ron se puso colorado.- no lo quiero cerca de Ginny... ya sabes, no me agradaría mucho escuchar "ruidos raros" por la noche...

-Ya, Ron...- Harry le dio unas palmaditas en la espalda.- Te entendimos...

-Si... -dijo el pelirrojo, volviendo la mirada hacia Sirius y Remus.- ¿Qué tal ustedes?

-Ah...- Sirius Black miró de reojo a Remus, y comenzó a tartamudear.- Este... no es por ser groseros... pero...

-Estamos con el espacio reducido- completó Lupin. Parecía incómodo.

-¿Y si usan magia...?-propuso Ron, esperanzado.- Ya saben, para agrandar el espacio...

-Eh, si, Ron, verás...- Sirius lo miró con una sonrisa torcida.- Sólo hay espacio para Remus y yo ¿ENTIENDES? Otra persona... ESTORBARÍA...

-Ah, bueno...- Ron se encogió de hombros, sin captar nada acerca de la indirecta que le habían proferido los ex- merodeadores.- ¿Y tú, Harry?

Harry puso los ojos en blanco. Realmente... realmente Ron era tan insensible y bruto como para preguntar eso?

-¿Qué dices, Ron?- preguntó Harry entre dientes, intentando que Ron entendiera la situación, pero el pelirrojo seguía siendo inocente para ciertas cosas.

-Decía que por que no te lo llevas a tu apartamento... ¿No es una buena idea?

Harry desvió la mirada hacia Draco, que se la devolvía con sus filosos ojos de acero. ¿Cómo diablos iba a soportar a Draco cerca... sabiendo que estaba con Ginny? Él todavía no se había recuperado... todavía le dolía haberla perdido...

-No me parece que sea una buena idea...-dijo al fin Harry, apartando sus ojos verdes del rubio.- Malfoy y yo... ya saben...

-¡Pero ya son personas adultas!- exclamó Ron.- Ya no estamos más en Hogwarts, Harry...

-Ron...- Sirius le posó una mano en el hombro.- No creo que Harry se refiriera a eso...

-Ah...- el pelirrojo pareció caer en la cuenta, porque miró a Harry con aprehensión.- Bueno...

-¿Y entonces?- Remus Lupin se cruzó de brazos, pensativo.- No creo que quieran que comparta apartamento con Hermione...

-¿¿Estás loco??- exclamó Ron, sonrojándose.- ¿Cómo puedes dejar a Malfoy con Hermione? ¡De ninguna manera!

-No estaría mal...- comentó Harry.- Después de todo, ella sabe mantenerlo a raya...

-¡¡¡¡Harryyyy!!!- estalló el pelirrojo, apretando los puños con furia.- ¡No, no, no y no!

-Calma, Ron... tranquilo- sonrió Sirius, dandole palmaditas en la espalda.- Y sabemos que Hermione y tú...

A Ron se le subieron los colores a la cara y empezó a tartamudear, rehuyéndole la mirada a los hombres que estaban con él.

-Entre... entre Mione y yo... no hay nada, nada- titubeó.

-Sí, seguro...- se burló Sirius, alborotándole el cabello. Ron se apartó y se cruzó de brazos, molesto ante las burlas.

-Bueno...- Remus Lupin se llevó las manos a los bolsillos y interrumpió aquel ambiente "alegre". No era el momento de ponerse a bromear, cuando tenían que ocultar al mortífago más buscado. Y para colmo de males, Harry y Mione eran Aurors y si alguien llegaba a enterarse de lo sucedido, tendrían graves acusaciones por encubrimiento. Las risas se acallaron al instante y todos volvieron la mirada al licántropo.- Tendrás que llevártelo a tu casa, Ron...

Ron abrió la boca para protestar nuevamente, pero el tono de Remus no admitía réplicas. Además, no había otra salida. Ron frunció levemente el ceño y se volteó hacia Malfoy. El rubio lo miró con cierto desdén, entornando sus ojos claros.

-Malfoy- dijo con brusquedad. El rubio mantuvo su expresión fría.- Irás... a mi casa.

Un brillo inusual centelleó en los ojos del rubio y volteó la mirada hacia Harry. El chico se ajustó los anteojos y, de haber podido, hubiera golpeado a Draco con fuerza. El mensaje había sido claro: le agradaba el poder estar cerca de Ginny y no iba a dejar ocasión de restregárselo por la cara. Draco se acercó a Ron caminando con pesadez, sin dirigirle la mirada a los demás hombres que lo miraban con atención.

Ron hizo una mueca y comenzó a alejarse por el pasillo, desandando el camino, y, al mismo tiempo, buscar la manera de evitar que la presencia de el joven Malfoy en su casa no matara a sus padres de un infarto.

-¡Eh, Malfoy!- la voz de Harry se recayó con fuerza sobre el tenso silencio que reinaba el lugar. El rubio le dirigió una gélida mirada por encima del hombro.- Ten cuidado con lo haces. No tienes permitido dar un sólo paso en falso. ¿entendiste?

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-¿Sería mucho pedir que te comportes?

Draco Malfoy sonrió divertido.

-¿Preocupado, Weasley?

-No eres alguien que inspire confianza, precisamente...- soltó Ron, en la entrada de su casa.

-De alguna forma u otra, siempre tienes que confiar, Weasley...- dijo, misterioso.-La seguridad no existe. Sólo las suposiciones...

-¿Filosófico?- se burló Ron, tenso. Podía oír las voces apagadas de los miembros de su familia, y apenas era consciente del disgusto que estaba por provocar.

-De ningún modo, realista, simplemente.- respondió Draco, encogiéndose de hombros.

-Este modo de realidad no me gusta para nada...-masculló Ron, viéndolo fijamente a los ojos, en evidente acusación.

Draco le sostuvo la mirada sin parpadear. Su voz se volvió ronca y sin dudarlo siquiera, como si fuera más una orden que un comentario, dijo:

-Como sea, tendrás que acostumbrarte...

Ron intentó guardar la furia y las ganas de caerlo a golpes y empujó la puerta, deseando que fuera su propia familia los que se encargaran de él.

-¡Ron, cariño!- Molly Weasley apareció en la sala, limpiándose las manos en un delantal manchado con harina.-Que bueno que ya estés en casa...

-Eh, sí mamá...- dijo Ron con nerviosismo. Draco permanecía de pie a sus espaldas, escudriñándo todo con sus filosos ojos claros. Ron podría jurar que, en su mente, Draco despreciaba todo cuanto había en su modesta casa. Después de todo, el rubio vivía en una inmensa mansión.

-¡Oh!- la mujer cayó en la cuenta de la presencia del desconocido. Se llevó las manos a las caderas y frunció el ceño. - ¡Ronald! ¿Dónde quedaron tus modales? ¿Has traído un compañero de trabajo a casa y no lo presentas?

Ron miró a su madre, desorbitado. ¿Cómo decirle aquello? Lentamente, deslizó su mirada castaña hacia Draco, quien le devolvía la mirada con cierto tono burlón. Era evidente que Ron esperaba otra reacción de parte de su familia. ¿Y si realmente hiciera pasar a Draco por un compañero de trabajo? Evitaría tantos disgustos...

-Ay, querido.- Molly avanzó hacia los jóvenes y, inocente, le tendió una mano a Draco.- Perdona la torpeza de Ron, bienvenido a nuestra casa... ¿Cómo te llamas?

Pero Draco no extendió su mano.

Clavó duramente sus ojos grises contra los de la madre de Ron, como si ya estuviera todo dicho. Como esperando que su mirada revelara su identidad...

-¡¡¡¡Oh, Dios mío!!!!- gritó.

El resto de la familia Weasley no tardó en aparecer en la sala. Arthur miró con desconcierto a Ron y luego rodeó a su mujer con los brazos, reconfortándola. Los gemelos miraban con bronca al rubio, aunque no se atrevían a hacer nada.

-Draco Malfoy...- Arthur fue el primero en recuperarse de la sorpresa.- Hiciste de las tuyas hoy, ¿verdad?

-Hice lo que creí correcto- respondió él.

-¡¡¿¿Te parece correcto estropearle la vida a mi Ginny??!!- sollozó Molly, furiosa.

-Nunca quise hacerla sufrir...- las respuestas de Draco eran cortas y secas, como si lo estuvieran sometiendo a un interrogatorio policial. Respuestas sin sentimiento. Automáticas.

-¿Porqué Ginny, Malfoy?- preguntó Arthur con insistencia.- No tiene fortuna, no está a tu nivel... su pareja es complicada...

-El amor es complicado...- Ginny Weasley apareció en la sala, serena. Cruzó la habitación ignorando a su familia y se paró junto a Draco, junto al hombre que amaba. Le dirigió una sonrisa y tomó su mano. Draco pareció serenarse al sentir el contacto de la mano de Ginny.

-Ginny, déjanos solos...- pidió el señor Weasley.

-No.- dijo ella, firme.- Sé que no tienen una buena impresión de Draco, pero yo voy a darle una oportunidad, porque lo amo y no hay razón más fuerte que ésa. Ayúdenme a ser feliz...- paseó su mirada por toda su familia, mirando con detenimiento a cada uno.- Esta vez todo va a salir bien, lo presiento...

-Es un mortífago...- sollozó Molly Weasley, aferrándose al brazo de su marido.

-ERA un mortífago- corrigió Ginny.- Y no por elección.

-Estás jugando con fuego, Virginia...- le advirtió su padre, mirando fríamente al hombre junto a su hija.

-Sé lo que estoy haciendo, sé a lo que me arriesgo, y lo acepto.- apretó con más fuerza la mano de Draco, como corroborando sus palabras.- El fuego ya no puede hacerme daño...

-Sólo por esta noche...- sentenció Arthur, molesto. Su Ginny parecía tan decidida, tan resuelta y con tanta confianza hacia ese joven cuando la había lastimado tanto.- No más.- clavó sus ojos sobre su hija.- Espero que sepas lo que haces...

-Lo sé, papá, lo sé.

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Draco Malfoy se contempló en el espejo. Se había cortado el largo cabello platinado, y este caía ahora un poco más arriba de los hombros, increíblemente liso. La barba también había desaparecido, descubriendo sus rasgos jóvenes. Lentamente, volvía a parecerse al joven que alguna vez había sido.

Antes de todo el horror.

Sin embargo, había huellas, había secuelas...

Sus ojos grises no volvían a ser los de antes. Todavía se cernía una sombra oscura sobre ellos, todavía había asuntos pendientes...

-Te ves muy bien...- Ginny apareció en el marco de la puerta, contemplándolo con dulzura.

-Me alegra que te guste...- sonrió él, atrayéndola hacia sí.

-Eres muy guapo...- susurró ella, recorriendo con la yema del dedo los labios del chico.

-Lo sé, lo sé...

-¡Creído!- Ginny le dió un leve empujón, sonriendo.- La cena está lista...

Draco se volteó, molesto. Ginny lo miró sin comprender.

-No pienso bajar...-resolvió.- No quiero que claven sus miradas de odio en mí...

-¡¡Draco!!

-¡No, Ginny!

-¡¡Baja!!

-¡¡Que no!!

-¡¡¡Lo harás!!!

-¡¡De ningún modo!!- estalló, marchándose. Ginny lo siguió, irritada. ¿porqué se comportaba así?

-¿Ádonde vas?- preguntó, mientras él bajaba las escaleras a toda prisa y salía de la casa ante la mirada atónita de todos los Weasley.

-¡¡A cualquier parte!!- respondió. No necesitaba que Ginny lo presionara de esa forma, cuando todos en su casa hubieran dado lo que sea porque él mismo fuera la cena. ¿Para que ser hipócrita?

-Siéntate a comer, Ginny.-dijo con suavidad Arthur, temiendo quesu hija comenzara a llorar.

Pero ella no iba a resignarse, claro que no.

Si Draco tenía ese carácter endemoniado, ella también.

Salió corriendo por el prado, viendo como la figura de Draco se recortaba a lo lejos, bajo la luz de la luna. El chico se volteó y la contempló en silencio, viendo como el viento le alborotaba los cabellos y aquella expresión de enfado la hacía ver tan bonita. Sus ojos azules centelleaban, como si las pupilas fueran fuego azulino.

-¿Se puede saber que te pasa?- inquirió, cruzándose de brazos. Draco solo suspiró, cansado. -¡Draco!- exclamó al ver que el no parecía deseoso de responderle.

-No quiero más discordia- dijo al fin.- No quiero que tengas problemas con tu familia por mi culpa... No era una alegre reunión familiar, Gin, la tensión podrían cortarla con cuchillo...

-Pero a mi me gustaría que...-

-Sé lo que quieres, Ginny- la interrumpió él.- Pero no puede ser ya. No ahora. No puedes reunirme con tu familia y esperar que se olviden de todos sus prejuicios, que yo me comporte como tu novio servicial y alegre...

-Lo sé, Draco...- murmuró ella, acercándose a él y enterrando la cabeza en el pecho del rubio.-Creo que me dejé llevar por la emoción... y... lo siento...

Él la tomó por la barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos.

-No hay nada que lamentar...- susurró.

-¿Y ahora qué, Draco?- preguntó ella, acariciandole la mejilla.-¿Qué sigue a partir de aquí?

-Lo que queramos que suceda, Ginny...- dijo él, sintiendo que la suave brisa le golpeaba en el rostro y el aire cálido lo hacía sentirse extrañamente libre. Dueño del universo, bueno, quizá no tanto. Dueño de su vida, de sus acciones...

-¿Somos nosotros, entonces?- preguntó ella, contemplando como el aire alborotaba los mechones dorados de Draco, acentúando ese aire de rebeldía presente en él.

Él la tomó por los hombros y la obligó a voltearse. El sol se estaba fundiendo en el horizonte, tiñiéndo el cielo de cientos de matices diferentes. Era un momento mágico, en gran contraste, por un lado la intensa luminosidad y por el otro, la tenue calma de la noche, perlada de estrellas.

-Nosotros y nuestro destino, Ginny- susurró, abrazándola contra sí, incapaz de apartar la mirada de la efervescente bola de fuego. Como si en el fondo, le diera fuerzas, unas fuerzas y esperanzas que sentía perdidas en él.- Ya no hay nadie ni nada que pueda separarnos, no hay nadie capaz de tomar decisiones por nosotros...

-Lo único que me importa es estar contigo...- lo interrumpió ella, tranquila.

-Eso...- Draco la atrajo hacia sí, tomándola firmemente por la cintura. Acercó su rostro a solo centímetros del rostro de Ginny, de manera que ella podía sentir el cálido aliento de su amado rozar su rostro.- Es algo que puedo cumplirte...

Reposó sus labios contra los de Ginny, como sellando un pacto secreto, una emoción compartida uníca y exclusivamente por ellos dos. Nadie más. Ningún dolor, ninguna tortura... Ginny casi sentía irreal aquel momento compartido con Draco cuando todo parecía estar tan bien, cuando quería sospechar de que las piezas no caían en su lugar, pero la evidencia real, la presencia del rubio enfrente suyo, la contradecía por completo, burlándose de ella.

Después de todo era normal estar tan a la defensiva... luchar contra los seis años de angustia no había sido fácil y la presencia de Draco junto a la suya, todavía parecía un sueño incalcanzable, salvo por el hecho de que era totalmente palpable...

-Te amo, Ginny...- le susurró él, estrechándola fuertemente, sintiendo como la electricidad corría dentro suyo al sentir ese cuerpo contra el suyo. Lo había anhelado tanto. La oscuridad se cernió sobre ellos y los ojos de Draco centellearon plateados a la luz de la luna, como monedas de plata. Se dejó caer en el césped y atrajo a Ginny consigo, aprisionándola.

-¿Ansioso, Draco?- se burló ella, ante la mirada provocadora que se dibujaba en los ojos grises del chico. Podía ver tantas cosas a través de ellos, como si fueran un par de ventanas abiertas únicamente a ella. Y ahora mismo, bajo la luz de la luna, sosteniéndola firmemente por las muñecas, acompañando la sonrisa torcida e indiscutiblemente sensual los ojos de Draco reflejaban con claridad sus intenciones: DESEO... un deseo reprimido, un deseo ahogado que luchaba por salir. Y que amenzaba con hacerlo con fiereza...

-No sabes cuanto...- respondió él, con voz ronca. Ginny se rió cuando Draco comenzó a juguetear en su cuello, provocándole cosquillas. Pero las risas acallaron al instante, cuando la lengua del chico comenzó a despertar sensaciones que habían permanecido aletargadas demasiado tiempo. Ginny enterró sus dedos en los sedosos hilos rubios que Draco tenía de cabello, y se arqueó hacia atrás. Una insistente sensación hormigueante se le extendía por todo el cuerpo, como si acabase de tomar una bebida efervescente que se le había mezclado en la sangre. Atrajo a Draco más contra sí, deseosa de no dejarlo ir nunca más. De tenerlo a su alcance, de tenerlo para ella...

-Te amo, Draco- murmuró, cuando él descendió sobre su boca, ardiente, sensual, ansioso por ese esperado reencuentro. La lengua de Draco la obligó a separar los labios, curiosa y a la vez firme, como reclamando un territorio que le había pertenecido hacía mucho tiempo. Y Ginny no opuso resistencia, dio la bienvenida a aquel placer tan añorado, tan satisfactorio y libre de culpa alguna. No importaba nada. Le parecía extraño no oír las recriminaciones de su mente, pero acabó por recordarse que ya no las había. Draco era su alma gemela, su complemento, su otra mitad... la persona que estaba destinada a ser su compañera, en cuerpo y alma...

-Dios, Ginny... que bien se siente volver a tenerte en mis brazos- exclamó con voz ronca, cuando el aliento de ambos ya parecía un jadeo insistente y regular. -Volver a besar tu piel... volver a... hacerte el amor...una vez más...

Los labios de Draco recorrieron el brazo de Ginny, perezosos, suaves, burlones ante el evidente deseo que se desprendía del cuerpo de la chica. Ella se estremecía ante el contacto, disfrutándolo, anhelándo cada vez más, con tanta intensidad que ella misma se sorprendía. Draco sonrió al ver la expresión de deseo también reflejada en los ojos azules de Ginny, y cuidadosamente desabrochó algunos botones de la blusa rosada que llevaba puesta la chica. Y Draco continuó la tortura besando esta vez el plano vientre, haciendo que Ginny gimiera ahogadamente.

Le quemaba.

Lo deseaba, como nunca había deseado a nadie en su vida.

Sólo él, en todo el mundo, y hasta podría arriesgarse a jurar en todo el vasto Universo, podía hacerla sentir eso.

Eso, y emociones que no conocía, sentimientos nuevos que le recorrían el cuerpo como veneno en sus venas.

El sólo roce con su suave piel la hacía erizarse, como si su cuerpo supiera lo imprescindible que era Draco para él.

Como una adicción, una dulce adicción...

La luz de la luna hacía que sus figuras se recortaran entre las sombras, moviéndose lenta y rápidamente, sutil y bruscamente, hambrientas, deseosas, simplemente buscando una forma de saciar la urgente sensación que les quemaba el pecho.

La piel relucía como plata bajo la luna, riéndose de vez en cuando por la cosquilla que provocaba el césped sobre sus partes sensibles. En esos momentos, desmesuradamente perfectos, los pensamientos no se hilaban correctamente en sus mentes, y el mundo parecía más grande de lo que en realidad era...

Se entregaron el uno al otro de la manera que sólo puede llevar a hacerlo el verdadero amor, dejando atrás el simple enredo de sus cuerpos desnudos, fundiendo al mismo tiempo sus almas, sus sentimientos, sus corazones...

Y el imperturbable silencio de la noche se vió interrumpido de a ratos por gemidos apenas audibles, jadeos incontenibles, y susurros que sólo el viento escuchó y que guardaron las más hermosas palabras de amor... flotando bajo la luz de la luna.

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El sol entraba a raudales por la ventana entreabierta quemando insistentemente los párpados de la joven pelirroja, molestando, obligándola a interrumpir su pacífico sueño para regresar a la vida real.

Golpes.

Se incorporó pesadamente, todavía sintiendo la dulzura de los labios de Draco grabada sobre su piel. Alguien llamaba con insistencia a la puerta, pero nadie parecía acudir al llamado.

Esperó un poco más, deseando que cualquier otro se ocupara.

Pero no fue así. Con sólo su fino y blanco camisón a cuestas, bajó corriendo las escaleras, las mismas en las cuales la noche anterior, Draco Malfoy la había subido en sus brazos, haciéndola sentir como una princesa protegida por su fiel caballero.

Golpes, más fuertes, más insistentes, más rápidos.

-Mas vale que sea urgente...- rumió para sí, momentos antes de girar el picaporte.

-¿Sí?- preguntó Ginny, con la voz cargada de sueño y a la vez endulzada por los recuerdos de la pasada noche.

La que llamaba a la puerta era una mujer.

Una desconocida, porque Ginny no recordaba haberla visto antes.

A Ginny le llamó vagamente la atención la forma en que la mujer estaba vestida exquisitamente, como si formara parte de la élite importante. Una túnica celeste, caía ondeándose suavemente, envolviendo su cuerpo como imaginarios hilos de agua. El cabello castaño estaba recogido en una trenza sencilla, aunque, en conjunto, le daban una apariencia imponente y hasta un poco arrogante. Pero los redondos ojos castaños distaban mucho de reflejar amabilidad. Lo que se veía parecía... odio, bronca...

-¿¿Dónde está??- exclamó la desconocida. Ginny la miró sin comprender. ¿A que se refería?

-Disculpe... pero... ¿la conozco?- Ginny habló con suavidad, porque la mujer que estaba en frente suyo parecía muy alterada y molesta. Algo así como si la desesperación ya comenzaba a extenderse por su cuerpo.

-¿Estás bromeando?- soltó una carcajada cruel y prolongada, una risa sarcástica que a Ginny le pareció oir en alguna parte... alguna vez... hacía ya mucho tiempo. Ginny frunció el ceño e intentó con todas las fuerzas recordar donde había oído esa voz... La mujer clavó con evidente odio su mirada castaña sobre la suya y Ginny recordó todo.

Esa mujer, tiempo atrás la había molestado bastante.

Se habían odiado infinitamente, por alguien en común...

Un muchacho de cabellos como el oro y ojos del color de la plata: Draco Malfoy.

-Parkinson...- soltó Ginny, contemplando cuanto había cambiado la chica. Muy dificílmente alguien la reconocería por la poco agraciada chica que había sido en sus tiempos en Slytherin.

-Weasley... -Pansy alzó la cabeza con arrogancia, mirando a Ginny con desdén. La pelirroja deseó haber estado presentable y no con su simple pijama blanco. Estar así la hacía sentirse inferior de alguna forma.- ¿Está aquí, verdad? Sabía que lo intentaría, el muy maldito, sabía que volvería a ti...

-¿Qué mierda quieres ahora, Pansy?

Draco apareció en el rellano de la puerta, con cara de evidente sueño. Llevaba su perfecto torso al descubierto, lo que permitía ver algunas cicatrices que seguramente se habría hecho cuando era un mortífago. Los ojos de Pansy centellearon al verlo, furiosos. Ignorando por completo a Ginny, Pansy se acercó a Draco y lo tomó por el brazo, pero el se soltó.

-Tienes que regresar, Draco- dijo, con suavidad. Ginny la miró sin comprender nada. ¿Regresar ádonde? ¿Porqué ese tono amable?

-Olvídalo, de ninguna manera...- se rehusó el rubio, pasándose la mano por el cabello dorado. Pansy bufó, irritada.

-¡Ya no puedes hacer lo que se te de la gana!- gritó Pansy, señalándolo acusadoramente con el dedo.

-¿Quién lo dice?- la desafió Draco, acercándose peligrosamente a ella. Pansy sólo se quedó quieta en el lugar, devolviéndole a Draco su mirada afilada y demostrándole que no temía hacerle frente.

-¿De qué estan hablando?- los interrumpió Ginny, desorientada. Draco la miró rápidamente y luego volvió su mirada hacia Pansy. Pansy, por el contrario, sonrió.

-Ahh... no se lo has contado...- le dijo a Draco, regocijándose ante la mirada nerviosa del rubio.

-¿Qué no me ha contado qué?- inquirió Ginny, sintiéndo como se le comprimía el estómago. ¿Qué sucedía? Sintió un extraño cosquilleó subirle por el brazo, pero lo ignoró.

-Cállate, Pansy...-la amenazó Draco, tomándola con fuerza por el brazo, haciendo que ella se quejara de dolor.- Cállate...

-¡¡Me importa un bledo!!- gritó ella, comenzando a llorar.- ¡No es justo! ¡¡Tu eres mi prometido!!

El aire había desaparecido... fue como si se hubiese esfumado de la tierra y los pulmones de Ginny no podían cumplir con su función vital... La cabeza empezó a darle vueltas y vueltas... y podía oír a Draco y Pansy discutiendo... pero no entendía con exactitud las palabras... ¿Draco comprometido? No podía ser verdad... ¿Para qué había regresado por ella, entonces?

-¿Draco...?- preguntó con un hilo de voz, mientras caía de rodillas al suelo, dolida, luchando por mantenerse consciente cuando deseaba estar desmayada- ¿Es... verdad?

-¡Estúpida!- le gritó a Pansy. Se acercó a Ginny y la rodeó con sus brazos. Ella sollozó.-Es un viejo compromiso... no tengo intenciones de llevarlo a cabo, Ginny, nunca lo haría, nunca me casaría con ella... tu eres la chica que amo...

-Será una verdadera lástima que no puedas quedarte con ella, pero lo que sucede es que tú también tienes parte de la culpa, cariño...- dijo Pansy, con rabia. Era venganza, era impotencia por perder lo que ella más quería.

-¿De qué estás hablando?- gruño Draco, manteniendo la cabeza de Ginny contra su pecho, quien de lo aturdida que estaba no había comenzado a soltar lágrimas.

-De lo que hablo, Draco, es que VAS a tener que regresar. No es una opción, es una orden- Pansy suspiró.- Estoy embarazada. De TU hijo...

Y el mundo se volvió gris...

Luego negro...

Otra vez, ese color que odiaba.

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HoLas!!! ¿Cómo están?

Sí, tengo que reconocer que me tardé un poco... quizá bastante U____U disculpen... Pero es que me agarró un período en el cual no encontraba la inspiración por ninguna parte y no podía escribir una sola palabra. Además de que no sabía exactamente como seguir la historia... ^,^U

Tengo que agradecerle tremendamente a mi amiga Arwen-Chan, quien me ayudó a ordenar mis ideas y me ayudó a decidir la forma en que va a seguir la historia: Gracias por todo ! ^________^ Si no fuera por ella, no se como hubiera seguido esto...

Bueno, me van a tomar bronca otra vez por el giro que tomó la historia, lo sé, je je je pero no puedo resistirme... U___U Sé que dije que a esta historia sólo le quedaban dos caps, y tengo que retirar lo dicho, porque no sé cuanto me va a tomar desarrollar lo que tengo en mente ahora (¿Están contentos? je je je)

Este capítulo está bastante larguito y espero que les guste (a mi, en particular, no me convence...)

Y ahora sí, como siempre: ¡Gracias por los reviews!

-Yoko: Me alegra que te guste el fic, y sip, Harry fue tremendamente bueno al dejar ir a Ginny, aunque le doliera horrores (y si, todas queremos consolarlo, pero ya nos daremos cuenta que el chico no está tan mal como creemos je je je ops! no tenía que revelar nada!! U___U ) No hubiera tenido gracia que Draco cayera el día anterior a la boda, la cuestión es hacer sufrir más a los personajes... U___U sí, soy mala... ¡Que casualidad! Yo también vi Ana y el Rey uno de estos pasados días, y sí, Tom Felton sale divino je je je ¡Gracias por el review, espero saber de tí nuevamente!

-Mirelle: Aquí tienes la continuacion, espero que te guste...

-Loyda: ^____^ Me alegra que te guste el fic, y me alegro tambien de que tus ganas de ahorcarme desaparecieran je je . Espero que te guste este cap ¡Gracias por el review!

-Arwen-chan: Me parece que tendrás que guardarte la carta bomba que estabas pensando enviarme para más adelante, je je je ¡Aquí tienes la continuación! je jeje

-Luna Lovegood: Aquí tienes el cap, gracias por el review!!

-Zelshamada:¡Me alegró saber de ti nuevamente! Pensé que te habías perdido... o quizá estabas ocupada buscando a Hermione para matarla y no te enteraste que hizo las cosas bien je je je.... En fin... sip, a muchos les gustó el discurso de Harry... que tierno... Y es verdad lo que dices, cuando ves a la causa de tu alegria y tu desdicha se hace un cortocircuito! Buena forma de expresarlo... ^,^ Bueno, acá esta el cap, espero que te guste, y que me cuentes que te pareció!

Bueno, eso es todo, subiré el prox cap prontito ¡lo prometo!

Si quieren envíarme una lechuza o agregarme al msn: airileeh@hotmail.com, sino dejen reviews... ^______^ Espero sus comentarios...

Nos Leemos Prontito!

AiRiLeE

LOS PERSONAJES UTILIZADOS SON PROPIEDAD DE J.K.ROWLING