"AHORA...Y SIEMPRE"
:::::SEGUNDA PARTE:::::
("Siempre existe un mañana")
CAPÍTULO 11: Promesas sin garantías...
:::::::::::::::::::
Ginny Weasley se preguntó por enésima vez cuanta resistencia al dolor tendría su cuerpo.
Evidentemente, era mucha más de la que había imaginado, porque seguía recibiendo golpes y todavía estaba aquí... resistiendo. O intentando resistir.
-¿No vas a hablarme?- la voz de Draco llegó desde alguna parte de la habitación, amarga y lejana. Ginny enterró aún más la cabeza en la almohada, deseando que desapareciera. -¡Mierda, Ginny, no es mi culpa!
-¿Estás bromeando?- Ginny alzó la cabeza y lo miró con incredulidad. ¿Realmente estaba diciendo aquello? -¡Vamos, Draco, te acostaste con ella! ¿Lo hiciste inconscientemente? ¿Ella te amenazó con la varita? Lo dudo...
Él gruñó, evidentemente molesto y lleno de impotencia. Le dio una violenta patada a un desvencijado mueble que amenazó con caerse estrepitosamente al suelo. Desmoronarse, de la misma manera que parecía estar haciéndolo su turbulenta relación.
-No sentí nada.- dijo al fin, con voz ronca.- No fue nada para mí, fue sólo un arrebato de furia...
-Eso es más que evidente.- Ginny dejó que una sonrisa triste se asomara en sus labios, irónica. No había lágrimas, ya estaba saturada de ellas. -No significó nada, pero te encargaste de hacer DEMASIADO bien las cosas, Draco...
No buscó las palabras para responderle, porque evidentemente sí tenía la culpa. Draco Malfoy dejó que su vista se perdiera más allá de la ventana, intentando ordenar sus ideas. Se sentía perdido, más perdido de lo que nunca había estado en su vida. Y asustado también, aunque no era algo que él reconociera. No encontraba, por más que buscara afanosamente, una solución decente.
Un hijo. SU hijo.
¿Cómo encajaba eso en sus planes? No había estado desde ningún principio. Había caído como una pieza extra a la cual todavía no le encontraba un lugar donde ubicarla. Se sentía vacío, como si el alma se le hubiera ido volando en el mismo momento en que Pansy había revelado el secreto.
NO lo quería.
NO lo quería.
Y no se sentía mal por pensar esto, aunque debería hacerlo. Como si le hubieran vacíado las emociones, limitándolo al hecho de existir y aceptar automáticamente la sucesión de hechos en su vida.
Completamente diferente a la noche anterior, cargada emociones hasta rebalsar.
Entregando el alma, en estado puro...
Pero a Ginny, sólo a ella.
-Nunca hablamos, Draco...- la voz de Ginny inundó nuevamente la habitación, sacándolo de sus retorcidos pensamientos. Draco clavó sus ojos en la pelirroja.- Quiero saber que pasó en estos seis años...
-¿Qué?
-¿Dónde estuviste? ¿Qué pasó en tu vida? - Ginny se echó el pelo hacia atrás con un movimiento sistemático, autómata.- ¿No te has dado cuenta de que hay momentos en que parecemos dos perfectos extraños?
-¿Qué mierda estás diciendo?- la furia comenzó a correr por sus venas al recordar las caricias de Ginny la noche anterior.- ¿Qué hay de anoche? ¿Sólo fue un arrebato?
-Cuéntame, Draco, por favor...- pidió, pasando por alto la creciente furia del rubio.- Cuentame porque tardaste seis años, por qué...
-¡¡Ah, vamos!!- Los ojos de Draco se entornaron peligrosamente, como metal frío. Se acercó a Ginny y se arremangó la camisa violentamente, haciendo que algunos botones se zafaran y cayeran al piso, alejándose. Extendió el brazo hacia la chica.-Esto, Ginny, es lo que me mantuvo alejado seis largos años...
Ginny contempló con aprehensión la horrible marca presente en el brazo de Draco. Como Voldemort ya había desaparecido, la marca no se veía de un color negro penetrante, sino que daba la impresión de ser una vieja cicatriz, un color tenue que no acababa de fundirse con la pálida piel.
La calavera y la serpiente, latientes allí, burlándose de ellos. Condenando a Draco, delatándolo a cada paso, un recuerdo imborrable. Cruel.
-Mi vida no fue de color rosa...- su voz sonó cansada y al mismo tiempo dura.- Conocí el infierno en vida... Si supieras lo que se siente ver el horror y no poder hacer nada... Ver morir a tanta gente y no poder evitar sentirte sucio, asesino... -Draco frunció el ceño, como si el recuerdo mismo aún le provocara naúseas.- Sobreviví porque me obligué a pensar día y noche en tí, me obligué a soñar contigo, a buscar todos los colores que se esconden en tus ojos, a recordar cada uno de tus gestos, a intentar volver a oler la fragancia que se desprende de tu cabello, para olvidar el olor de la sangre... para no volver a ver una y otra vez las horribles imágenes que presenciaba cada día... cada tortura... Si no hubiera tenido esta razón... me habría vuelto loco... hubiera acabado suicidándome...
Ginny reaccionó ante esta última palabra.
Suicidio.
Tomó la palma de la mano de Draco y la volteó hacia sí. La piel aparecía lisa, nueva. ¿Dónde estaba su cicatriz? Levantó la mirada, inquisidora.
-Se dio cuenta- suspiró Draco, cerrando el puño.- Voldemort se dio cuenta de que era un conjuro, y lo quitó... - frunció el ceño.- Temí tanto que malinterpretaras... que pensaras que yo habría muerto y llevaras a cabo nuestro plan...
Ginny bajó la cabeza.
-Lo pensé, Draco, cientas de veces- lo reconoció con la voz amarga, y en su interior se preguntó si el haber elegido esa opción no habría facilitado las cosas, evitado el dolor. - Pero algo dentro mío gritaba a voces que no lo hiciera, que algo estaba saliendo mal, que tu seguías con vida...- Corrió la cabeza a un lado, evitando la penetrante mirada de Draco sobre ella.- Soy una cobarde, Draco...
Él la miró sorprendido, y tomó la mano derecha de ella. La volteó para encontrarla en las mismas condiciones que la suya: piel lisa y nueva.
-La borré- se apresuró a contestar ella.- Para olvidarte...
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Draco, violento. ¿Para olvidarlo?
-¿Intentaste... olvidarme?- repitió, con incredulidad. Él nunca había pensado en esa posibilidad, Ginny estaba presente en su mente noche y día. Se había convertido en algo tan común y vital como respirar.
-Intenté seguir con mi vida, Draco- le aclaró ella, con paciencia.- Voldemort estuvo en el poder dos años... ¿Dónde estuviste los otros cuatro?
-¿Pretendías que pasee por las calles tranquilamente?- replicó, mordaz. Una sonrisa amarga se asomó en su rostro.- ¿Que viniera corriendo cuando tus amigos son Aurores? ¿Cuando todos los que te rodean quieren verme muerto?
-Entonces te estabas revolcando con Pansy, supongo...-
-¿¿Qué dijiste??- bramó él, enfurecido. La rabia le corría por las venas, tal como veneno.
-Lo que oíste- repitió ella, con firmeza. No podía llorar, pero el dolor la carcomía lentamente por dentro. Si iba a perderlo otra vez, quería las respuestas a las cientas de preguntas que se formuló a lo largo de seis años.
Se acercó furioso a Ginny y la tumbó en la cama, con fuerza. Se puso encima de ella, al tiempo que le sujetaba las muñecas. Sus ojos relampagueaban peligrosamente, aunque tambien dolidos.
-Suéltame, Draco... me haces daño...- sollozó ella, intentando zafarse, pero él parecía fuera de sí.
-¡¡Maldición, Ginny!!- gritó, apretando los dientes con impotencia. Ginny se retorció, llorosa.- ¿Qué parte no entiendes? ¡¡Dime que no te acostaste con Potter!! ¡¡Mirame a los ojos y dímelo, Ginny!!
-Draco...- Ginny hipó, sintiendo como las muñecas le escocían.-Déjame, Draco...
-¡¡¡¡¡Dilo!!!!!- exigió, acercándo su rostro al de Ginny.-¡Dilo, Ginny!
-¡¡¡Esta bien, sí lo hice!!!- soltó al fin, cerrando los ojos, con las lágrimas rodando por sus mejillas. Draco la soltó y ella se encogió en pocisión fetal, estremeciéndose.-Me acosté con Harry... para ver si te había olvidado... para ver... si podía volver a sentir lo que es amar a alguien...
-Entonces, no tienes derecho a exigirme nada- murmuró él, mirándola con tristeza.- Los Aurors tenían licencia para matar, Ginny, no podía ser visto bajo ninguna circunstancia...- Draco pasó lentamente la mano por el cabello de Ginny, pero ella se apartó.- La mansión Malfoy era un blanco evidente, no podía regresar allí... tus padres me hubieran entregado de buena gana si regresaba a buscarte... pero los Parkinson son una familia de renombre, respetable... Nunca nadie los relacionaría con algún asunto oscuro. Guardé mi orgullo en lo más hondo de mi ser y me presenté en su casa... Evité a Pansy durante muchísimo tiempo... Pero una noche estaba particularmente deprimido y furioso... y terminé... con ella...
Los ojos de Ginny permanecían abiertos, inexpresivos, oyendo en silencio cada palabra que pronunciaba Draco, sintiendo como cada una ahondaba más y más en su alma, hiriente. Agregando heridas a su alma...
-Ese bebé... debería ser mío, Draco...- su voz llegó lejana, como si hubiera otra persona dentro de su cuerpo que hablaba por ella. Él la miró sorprendido ante la confesión.- ¿Cuánto hace que sabes del compromiso?
Draco carraspeó, dubitativo. Finalmente dijo:
-Desde... que estaba en Hogwarts...
-¿¿Desde hace tanto??- Ginny se incorporó, molesta. Se percató de amaba a Draco, pero había muchas cosas de su vida que ignoraba.- ¿Qué estabas pensando, Draco?
-Nunca pensé en llevarlo a cabo...- la contradijo él.- Creí que iba a morirme junto a Voldemort...
-Pero estás vivo... y le perteneces a otra...- dolor, dolor, una espina clavada en su pecho... otra de tantas...
-No digas eso...
-Es la verdad, por amarga que sea...
-¡Todo esto va a arreglarse!- le prometió él, obligándola a mirarlo. Ella se recostó sobre su hombro, sintiendo la calidez que desprendía su cuerpo. Aquel que conocía tan bien.
-No es tan fácil, Draco...- murmuró en voz baja, enredando sus dedos con los cabellos de oro.- Vas a tener un hijo...
-No me interesa
-¡No digas estúpideces!- le reprochó ella, apartándose. Serenó su expresión.- Vete, Draco... lárgate de aquí...
-¿Qué?- él la miró incredulidad.
-Estoy cansada, Draco...- dijo.- Estoy cansada de sufrir... de esperar por tí. ¿Te imaginas lo que duele tenerte y volver a perderte? Si no puedes arreglar esto... no regreses ¿oíste? No lo hagas... por favor...
:::::::::::::::
Aun cuando tenía sus cientos de años, la Mansión Malfoy se erigía tan magnífica como siempre, misteriosa y fascinante, rodeada de altísimos pinos. Un amplio camino de mármol blanco conducía hacia la escalinata que llevaba a la entrada y Draco lo atravesó lentamente, con la vista clavada en la mansión de piedra.
Su hogar.
Miles de sensaciones se le revolvían en el interior, indescriptibles, tantos recuerdos buenos y malos sellados en su memoria... que volvían a él, como atraídos por un imán.
Subió la escalinata y llamó a la puerta, suavemente, preguntándose si aún habría alguien allí.
No había sabido nada de su familia desde hacía años.
Para su sorpresa ( o tranquilidad) un hombre petiso y calvo abrió la puerta. Estaba vestido con una túnica gris y llevaba grabada la insignia de la familia. Sus ojos se abrieron con desconcierto al ver al joven, pero ese momento de estupor se esfumó y pasó a convertirse en una sonrisa sincera.
-¡¡Señorito Malfoy!!- exclamó, haciendo una reverencia.- ¡Por dios, cuánto ha crecido! ¡¡Qué bueno verlo otra vez por aquí, señorito!!
-Hola, John...- Draco habló suavemente, aunque sus ojos seguían manteniendo una mirada grave.
-¡¡Oh, pase, pase!!- el mayordomo se corrió a un costado, haciendo gestos para que el chico avanzara. Draco entró temeroso, sin saber exactamente porqué. El estómago le dió un vuelco al ver el interior de la casa: a pesar de la guerra, seguía intacto, tal cual como la había visto por última vez a sus dieciséis años...
-¿Mis... padres?- preguntó, con cierto recelo. John suspiró y avanzó por la sala, sacudiendo la cabeza.
-Ah, señorito, su padre está en la biblioteca... pasa casi todo el día allí, ya ve,- John hizo una pausa y miró de reojo a Draco, pero el chico observaba con avidez todos los detalles de la casa.- Y su madre... bueno... se fue al exterior...
-¿Al exterior?- repitió Draco, sin comprender. John sacudió la cabeza.
-Si... hasta que las cosas vuelvan a la normalidad... Ella no soporta esconderse, dice que eso es para las escorias, no para la gente de sociedad...
Habían llegado a la puerta de la biblioteca. Draco sentía como el corazón le latía violentamente en el pecho, y casi temía que John, a su lado, pudiera oírlo. El mayordomo abrió las puertas de par en par, descubriendo la sala.
Olía a humedad, a viejo, a encierro.
Draco podía ver la nuca de su padre, de espaldas a él, posiblemente leyendo un libro, anhelando en secreto el regreso de su señor oscuro...
-¿Sabes, John? Creo que te aceptaré el vaso de whisky que me has ofrecido hace un rato...- la voz de Lucius retumbó en la sala silenciosa.
-Hola, papá...
Lucius volteó lentamente la cabeza, para encontrarse con la mirada nublada de su hijo. Se levantó y sonrió ampliamente.
-Ah, Draco... Sabía que vendrías...
-¿Sabías... que estaba vivo?- inquirió él, mirando fijamente a su padre, y contemplando el efecto que el pasar de los años había tenido sobre él. Aunque aparentaba jovialidad, se lo veía fatigado y sus ojos azules estaban ensombrecidos.
-Pansy no me dejó ninguna duda...-Lucius sonrió, guiñándole el ojo a su hijo, pero este endureció la expresión al oír el nombre de Pansy.
-Esa... perra...- gruñó.
-¡Draco!- lo reprendió Lucius, frunciendo el ceño.- Esa no es la manera de dirigirte a tu futura esposa...
-Nunca lo será...- dijo con rebeldía.
-¡La que nunca será tu esposa es la pobretona Weasley con quien te has empecinado!
-¡Retráctate!- exigió, avanzando peligrosamente.
-Vamos, Draco, lo sabes... ¿Dónde ha quedado tu orgullo? No dejaré que caigas tan bajo...- Lucius hablaba con calma, mientras a Draco le hervía la sangre. Apretó los puños para no gritar, o, peor aún, para no golpear a su padre.- Tu matrimonio con Pansy está arreglado desde que tenías cuatro años...
-¿Cómo pudiste... ser tan cruel?- dijo asqueado. ¿Qué derecho tenían a decidir su vida? ¡¡¡Quería gritar!!! Quería besar a Ginny... quería... que Pansy fuera sólo un mal sueño, una pesadilla a decir verdad.
-Todo es por tu bien, Draco, algún día me lo agradecerás.- Lucius prendió un cigarro y aspiró lentamente.- Y ahora, ¡Tendremos un heredero! Eso es lo que esperaba de tí...
-No me interesa- dijo reacio.- no lo quiero...
-Draco...
-Es un maldito bastardo...-dijo con bronca, apretando los dientes.
Lucius caminó al frente y plantó una sonora bofetada en la mejilla de su hijo. El rubio retrocedió, llevándose la mano a la cara.
Le ardía.
Estaba aturdido...
-¡Draco Malfoy... deja de ser un maldito egoísta, y aprende a ver más allá de tus narices!- gritó Lucius. Draco tenía las mejillas encendidas y aún miraba a su padre con incredulidad. Quería... tener control sobre su vida... quería... desaparecer...- ¡Consumarás tu matrimonio y serás un padre como es debido para tu hijo!
-En tus sueños, papá...- dijo arrogante, pero Lucius lo tomó por la túnica, amenazándolo.
-Y vas a cumplirlos, Draco- sonrió.- Harás lo que yo diga, y eso es la última palabra...
:::::::::::::::::
Ginny tachó otro día en el calendario.
Dos meses.
Dos meses de tortura, dos meses sin ver a Draco... más allá de una lechuza que envió hacia un tiempo atrás diciendo que regresaría...
Se dejó caer sobre la cama, sintiendo que la cabeza le daba vueltas y vueltas... que el pecho se le oprimía...
Suspiró e intentó tranquilizarse, pero el dolor no desaparecía, sino que se intensificaba a cada minuto.
Sus ojos recayeron sobre el calendario, recorriendo perezosamente los números, intentando apartar la imágen de Draco de sus pensamientos.
12, 13, 14... 14... ¿14?
Se incorporó sobresaltada. Sin saber porqué las piernas le flameaban y rogó internamente que no fuera lo que estaba pensando...
NO AHORA.
No supo bien como siguieron los acontecimientos, porque lo próximo que supo era que estaba en una habitación sentada frente a un hombre alto y delgado que sonreía.
Ella quería llorar y él sonreía, que dulce ironía.
-¿Y entonces?- preguntó con un hilo de voz. Aferró con fuerza la cartera.
El hombre sonrió más ampliamente y Ginny se sintió encogerse sobre el asiento. Se acomodó la bata blanca y le tendió a Ginny unos papeles.
-Felicidades, Srita. Weasley... ud. está EMBARAZADA.
:::::::::::::::
Sip, parece que Draco está haciendo bien las cosas U_____U je je je
¿Cómo están? Espero que les haya gustado este capítulo y la sorpresita que viene con él... ¿Cómo se va a resolver todo esto? ¿Ginny va a decírselo a Draco? Mmm...habrá que esperar... (sip, paciencia...)
Espero que el próximo capi me quede mejor que este, que esta muuuy feo U___U lo siento... voy a mejorar... de verdad....
Y Ahora: ¡Gracias por los reviews! ^___________^
-Mayumi Camui: muchas gracias por las felicitaciones, me alegro que te guste el fic y espero que este cap también... (aunque ahora vas a tener más dudas je jeje)
-Arwen-Chan: Espero que te guste como va quedando... ^______^ ¡olvida la bomba je jeje!
-Loyda: no me ahorques...jejeje.... aunque seguirás con la duda hasta el próx cap... U_____U gracias por el review!!
Bueno, eso es todo por ahora, espero que les guste y me dejen sus opiniones ¿sip? Si quieren mandarme un mail o agregarme al msn: airileeh@hotmail.com, sino, nos leemos en el próximo cap!
BeSiToS, AiRiLeE.!
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("Siempre existe un mañana")
CAPÍTULO 11: Promesas sin garantías...
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Ginny Weasley se preguntó por enésima vez cuanta resistencia al dolor tendría su cuerpo.
Evidentemente, era mucha más de la que había imaginado, porque seguía recibiendo golpes y todavía estaba aquí... resistiendo. O intentando resistir.
-¿No vas a hablarme?- la voz de Draco llegó desde alguna parte de la habitación, amarga y lejana. Ginny enterró aún más la cabeza en la almohada, deseando que desapareciera. -¡Mierda, Ginny, no es mi culpa!
-¿Estás bromeando?- Ginny alzó la cabeza y lo miró con incredulidad. ¿Realmente estaba diciendo aquello? -¡Vamos, Draco, te acostaste con ella! ¿Lo hiciste inconscientemente? ¿Ella te amenazó con la varita? Lo dudo...
Él gruñó, evidentemente molesto y lleno de impotencia. Le dio una violenta patada a un desvencijado mueble que amenazó con caerse estrepitosamente al suelo. Desmoronarse, de la misma manera que parecía estar haciéndolo su turbulenta relación.
-No sentí nada.- dijo al fin, con voz ronca.- No fue nada para mí, fue sólo un arrebato de furia...
-Eso es más que evidente.- Ginny dejó que una sonrisa triste se asomara en sus labios, irónica. No había lágrimas, ya estaba saturada de ellas. -No significó nada, pero te encargaste de hacer DEMASIADO bien las cosas, Draco...
No buscó las palabras para responderle, porque evidentemente sí tenía la culpa. Draco Malfoy dejó que su vista se perdiera más allá de la ventana, intentando ordenar sus ideas. Se sentía perdido, más perdido de lo que nunca había estado en su vida. Y asustado también, aunque no era algo que él reconociera. No encontraba, por más que buscara afanosamente, una solución decente.
Un hijo. SU hijo.
¿Cómo encajaba eso en sus planes? No había estado desde ningún principio. Había caído como una pieza extra a la cual todavía no le encontraba un lugar donde ubicarla. Se sentía vacío, como si el alma se le hubiera ido volando en el mismo momento en que Pansy había revelado el secreto.
NO lo quería.
NO lo quería.
Y no se sentía mal por pensar esto, aunque debería hacerlo. Como si le hubieran vacíado las emociones, limitándolo al hecho de existir y aceptar automáticamente la sucesión de hechos en su vida.
Completamente diferente a la noche anterior, cargada emociones hasta rebalsar.
Entregando el alma, en estado puro...
Pero a Ginny, sólo a ella.
-Nunca hablamos, Draco...- la voz de Ginny inundó nuevamente la habitación, sacándolo de sus retorcidos pensamientos. Draco clavó sus ojos en la pelirroja.- Quiero saber que pasó en estos seis años...
-¿Qué?
-¿Dónde estuviste? ¿Qué pasó en tu vida? - Ginny se echó el pelo hacia atrás con un movimiento sistemático, autómata.- ¿No te has dado cuenta de que hay momentos en que parecemos dos perfectos extraños?
-¿Qué mierda estás diciendo?- la furia comenzó a correr por sus venas al recordar las caricias de Ginny la noche anterior.- ¿Qué hay de anoche? ¿Sólo fue un arrebato?
-Cuéntame, Draco, por favor...- pidió, pasando por alto la creciente furia del rubio.- Cuentame porque tardaste seis años, por qué...
-¡¡Ah, vamos!!- Los ojos de Draco se entornaron peligrosamente, como metal frío. Se acercó a Ginny y se arremangó la camisa violentamente, haciendo que algunos botones se zafaran y cayeran al piso, alejándose. Extendió el brazo hacia la chica.-Esto, Ginny, es lo que me mantuvo alejado seis largos años...
Ginny contempló con aprehensión la horrible marca presente en el brazo de Draco. Como Voldemort ya había desaparecido, la marca no se veía de un color negro penetrante, sino que daba la impresión de ser una vieja cicatriz, un color tenue que no acababa de fundirse con la pálida piel.
La calavera y la serpiente, latientes allí, burlándose de ellos. Condenando a Draco, delatándolo a cada paso, un recuerdo imborrable. Cruel.
-Mi vida no fue de color rosa...- su voz sonó cansada y al mismo tiempo dura.- Conocí el infierno en vida... Si supieras lo que se siente ver el horror y no poder hacer nada... Ver morir a tanta gente y no poder evitar sentirte sucio, asesino... -Draco frunció el ceño, como si el recuerdo mismo aún le provocara naúseas.- Sobreviví porque me obligué a pensar día y noche en tí, me obligué a soñar contigo, a buscar todos los colores que se esconden en tus ojos, a recordar cada uno de tus gestos, a intentar volver a oler la fragancia que se desprende de tu cabello, para olvidar el olor de la sangre... para no volver a ver una y otra vez las horribles imágenes que presenciaba cada día... cada tortura... Si no hubiera tenido esta razón... me habría vuelto loco... hubiera acabado suicidándome...
Ginny reaccionó ante esta última palabra.
Suicidio.
Tomó la palma de la mano de Draco y la volteó hacia sí. La piel aparecía lisa, nueva. ¿Dónde estaba su cicatriz? Levantó la mirada, inquisidora.
-Se dio cuenta- suspiró Draco, cerrando el puño.- Voldemort se dio cuenta de que era un conjuro, y lo quitó... - frunció el ceño.- Temí tanto que malinterpretaras... que pensaras que yo habría muerto y llevaras a cabo nuestro plan...
Ginny bajó la cabeza.
-Lo pensé, Draco, cientas de veces- lo reconoció con la voz amarga, y en su interior se preguntó si el haber elegido esa opción no habría facilitado las cosas, evitado el dolor. - Pero algo dentro mío gritaba a voces que no lo hiciera, que algo estaba saliendo mal, que tu seguías con vida...- Corrió la cabeza a un lado, evitando la penetrante mirada de Draco sobre ella.- Soy una cobarde, Draco...
Él la miró sorprendido, y tomó la mano derecha de ella. La volteó para encontrarla en las mismas condiciones que la suya: piel lisa y nueva.
-La borré- se apresuró a contestar ella.- Para olvidarte...
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Draco, violento. ¿Para olvidarlo?
-¿Intentaste... olvidarme?- repitió, con incredulidad. Él nunca había pensado en esa posibilidad, Ginny estaba presente en su mente noche y día. Se había convertido en algo tan común y vital como respirar.
-Intenté seguir con mi vida, Draco- le aclaró ella, con paciencia.- Voldemort estuvo en el poder dos años... ¿Dónde estuviste los otros cuatro?
-¿Pretendías que pasee por las calles tranquilamente?- replicó, mordaz. Una sonrisa amarga se asomó en su rostro.- ¿Que viniera corriendo cuando tus amigos son Aurores? ¿Cuando todos los que te rodean quieren verme muerto?
-Entonces te estabas revolcando con Pansy, supongo...-
-¿¿Qué dijiste??- bramó él, enfurecido. La rabia le corría por las venas, tal como veneno.
-Lo que oíste- repitió ella, con firmeza. No podía llorar, pero el dolor la carcomía lentamente por dentro. Si iba a perderlo otra vez, quería las respuestas a las cientas de preguntas que se formuló a lo largo de seis años.
Se acercó furioso a Ginny y la tumbó en la cama, con fuerza. Se puso encima de ella, al tiempo que le sujetaba las muñecas. Sus ojos relampagueaban peligrosamente, aunque tambien dolidos.
-Suéltame, Draco... me haces daño...- sollozó ella, intentando zafarse, pero él parecía fuera de sí.
-¡¡Maldición, Ginny!!- gritó, apretando los dientes con impotencia. Ginny se retorció, llorosa.- ¿Qué parte no entiendes? ¡¡Dime que no te acostaste con Potter!! ¡¡Mirame a los ojos y dímelo, Ginny!!
-Draco...- Ginny hipó, sintiendo como las muñecas le escocían.-Déjame, Draco...
-¡¡¡¡¡Dilo!!!!!- exigió, acercándo su rostro al de Ginny.-¡Dilo, Ginny!
-¡¡¡Esta bien, sí lo hice!!!- soltó al fin, cerrando los ojos, con las lágrimas rodando por sus mejillas. Draco la soltó y ella se encogió en pocisión fetal, estremeciéndose.-Me acosté con Harry... para ver si te había olvidado... para ver... si podía volver a sentir lo que es amar a alguien...
-Entonces, no tienes derecho a exigirme nada- murmuró él, mirándola con tristeza.- Los Aurors tenían licencia para matar, Ginny, no podía ser visto bajo ninguna circunstancia...- Draco pasó lentamente la mano por el cabello de Ginny, pero ella se apartó.- La mansión Malfoy era un blanco evidente, no podía regresar allí... tus padres me hubieran entregado de buena gana si regresaba a buscarte... pero los Parkinson son una familia de renombre, respetable... Nunca nadie los relacionaría con algún asunto oscuro. Guardé mi orgullo en lo más hondo de mi ser y me presenté en su casa... Evité a Pansy durante muchísimo tiempo... Pero una noche estaba particularmente deprimido y furioso... y terminé... con ella...
Los ojos de Ginny permanecían abiertos, inexpresivos, oyendo en silencio cada palabra que pronunciaba Draco, sintiendo como cada una ahondaba más y más en su alma, hiriente. Agregando heridas a su alma...
-Ese bebé... debería ser mío, Draco...- su voz llegó lejana, como si hubiera otra persona dentro de su cuerpo que hablaba por ella. Él la miró sorprendido ante la confesión.- ¿Cuánto hace que sabes del compromiso?
Draco carraspeó, dubitativo. Finalmente dijo:
-Desde... que estaba en Hogwarts...
-¿¿Desde hace tanto??- Ginny se incorporó, molesta. Se percató de amaba a Draco, pero había muchas cosas de su vida que ignoraba.- ¿Qué estabas pensando, Draco?
-Nunca pensé en llevarlo a cabo...- la contradijo él.- Creí que iba a morirme junto a Voldemort...
-Pero estás vivo... y le perteneces a otra...- dolor, dolor, una espina clavada en su pecho... otra de tantas...
-No digas eso...
-Es la verdad, por amarga que sea...
-¡Todo esto va a arreglarse!- le prometió él, obligándola a mirarlo. Ella se recostó sobre su hombro, sintiendo la calidez que desprendía su cuerpo. Aquel que conocía tan bien.
-No es tan fácil, Draco...- murmuró en voz baja, enredando sus dedos con los cabellos de oro.- Vas a tener un hijo...
-No me interesa
-¡No digas estúpideces!- le reprochó ella, apartándose. Serenó su expresión.- Vete, Draco... lárgate de aquí...
-¿Qué?- él la miró incredulidad.
-Estoy cansada, Draco...- dijo.- Estoy cansada de sufrir... de esperar por tí. ¿Te imaginas lo que duele tenerte y volver a perderte? Si no puedes arreglar esto... no regreses ¿oíste? No lo hagas... por favor...
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Aun cuando tenía sus cientos de años, la Mansión Malfoy se erigía tan magnífica como siempre, misteriosa y fascinante, rodeada de altísimos pinos. Un amplio camino de mármol blanco conducía hacia la escalinata que llevaba a la entrada y Draco lo atravesó lentamente, con la vista clavada en la mansión de piedra.
Su hogar.
Miles de sensaciones se le revolvían en el interior, indescriptibles, tantos recuerdos buenos y malos sellados en su memoria... que volvían a él, como atraídos por un imán.
Subió la escalinata y llamó a la puerta, suavemente, preguntándose si aún habría alguien allí.
No había sabido nada de su familia desde hacía años.
Para su sorpresa ( o tranquilidad) un hombre petiso y calvo abrió la puerta. Estaba vestido con una túnica gris y llevaba grabada la insignia de la familia. Sus ojos se abrieron con desconcierto al ver al joven, pero ese momento de estupor se esfumó y pasó a convertirse en una sonrisa sincera.
-¡¡Señorito Malfoy!!- exclamó, haciendo una reverencia.- ¡Por dios, cuánto ha crecido! ¡¡Qué bueno verlo otra vez por aquí, señorito!!
-Hola, John...- Draco habló suavemente, aunque sus ojos seguían manteniendo una mirada grave.
-¡¡Oh, pase, pase!!- el mayordomo se corrió a un costado, haciendo gestos para que el chico avanzara. Draco entró temeroso, sin saber exactamente porqué. El estómago le dió un vuelco al ver el interior de la casa: a pesar de la guerra, seguía intacto, tal cual como la había visto por última vez a sus dieciséis años...
-¿Mis... padres?- preguntó, con cierto recelo. John suspiró y avanzó por la sala, sacudiendo la cabeza.
-Ah, señorito, su padre está en la biblioteca... pasa casi todo el día allí, ya ve,- John hizo una pausa y miró de reojo a Draco, pero el chico observaba con avidez todos los detalles de la casa.- Y su madre... bueno... se fue al exterior...
-¿Al exterior?- repitió Draco, sin comprender. John sacudió la cabeza.
-Si... hasta que las cosas vuelvan a la normalidad... Ella no soporta esconderse, dice que eso es para las escorias, no para la gente de sociedad...
Habían llegado a la puerta de la biblioteca. Draco sentía como el corazón le latía violentamente en el pecho, y casi temía que John, a su lado, pudiera oírlo. El mayordomo abrió las puertas de par en par, descubriendo la sala.
Olía a humedad, a viejo, a encierro.
Draco podía ver la nuca de su padre, de espaldas a él, posiblemente leyendo un libro, anhelando en secreto el regreso de su señor oscuro...
-¿Sabes, John? Creo que te aceptaré el vaso de whisky que me has ofrecido hace un rato...- la voz de Lucius retumbó en la sala silenciosa.
-Hola, papá...
Lucius volteó lentamente la cabeza, para encontrarse con la mirada nublada de su hijo. Se levantó y sonrió ampliamente.
-Ah, Draco... Sabía que vendrías...
-¿Sabías... que estaba vivo?- inquirió él, mirando fijamente a su padre, y contemplando el efecto que el pasar de los años había tenido sobre él. Aunque aparentaba jovialidad, se lo veía fatigado y sus ojos azules estaban ensombrecidos.
-Pansy no me dejó ninguna duda...-Lucius sonrió, guiñándole el ojo a su hijo, pero este endureció la expresión al oír el nombre de Pansy.
-Esa... perra...- gruñó.
-¡Draco!- lo reprendió Lucius, frunciendo el ceño.- Esa no es la manera de dirigirte a tu futura esposa...
-Nunca lo será...- dijo con rebeldía.
-¡La que nunca será tu esposa es la pobretona Weasley con quien te has empecinado!
-¡Retráctate!- exigió, avanzando peligrosamente.
-Vamos, Draco, lo sabes... ¿Dónde ha quedado tu orgullo? No dejaré que caigas tan bajo...- Lucius hablaba con calma, mientras a Draco le hervía la sangre. Apretó los puños para no gritar, o, peor aún, para no golpear a su padre.- Tu matrimonio con Pansy está arreglado desde que tenías cuatro años...
-¿Cómo pudiste... ser tan cruel?- dijo asqueado. ¿Qué derecho tenían a decidir su vida? ¡¡¡Quería gritar!!! Quería besar a Ginny... quería... que Pansy fuera sólo un mal sueño, una pesadilla a decir verdad.
-Todo es por tu bien, Draco, algún día me lo agradecerás.- Lucius prendió un cigarro y aspiró lentamente.- Y ahora, ¡Tendremos un heredero! Eso es lo que esperaba de tí...
-No me interesa- dijo reacio.- no lo quiero...
-Draco...
-Es un maldito bastardo...-dijo con bronca, apretando los dientes.
Lucius caminó al frente y plantó una sonora bofetada en la mejilla de su hijo. El rubio retrocedió, llevándose la mano a la cara.
Le ardía.
Estaba aturdido...
-¡Draco Malfoy... deja de ser un maldito egoísta, y aprende a ver más allá de tus narices!- gritó Lucius. Draco tenía las mejillas encendidas y aún miraba a su padre con incredulidad. Quería... tener control sobre su vida... quería... desaparecer...- ¡Consumarás tu matrimonio y serás un padre como es debido para tu hijo!
-En tus sueños, papá...- dijo arrogante, pero Lucius lo tomó por la túnica, amenazándolo.
-Y vas a cumplirlos, Draco- sonrió.- Harás lo que yo diga, y eso es la última palabra...
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Ginny tachó otro día en el calendario.
Dos meses.
Dos meses de tortura, dos meses sin ver a Draco... más allá de una lechuza que envió hacia un tiempo atrás diciendo que regresaría...
Se dejó caer sobre la cama, sintiendo que la cabeza le daba vueltas y vueltas... que el pecho se le oprimía...
Suspiró e intentó tranquilizarse, pero el dolor no desaparecía, sino que se intensificaba a cada minuto.
Sus ojos recayeron sobre el calendario, recorriendo perezosamente los números, intentando apartar la imágen de Draco de sus pensamientos.
12, 13, 14... 14... ¿14?
Se incorporó sobresaltada. Sin saber porqué las piernas le flameaban y rogó internamente que no fuera lo que estaba pensando...
NO AHORA.
No supo bien como siguieron los acontecimientos, porque lo próximo que supo era que estaba en una habitación sentada frente a un hombre alto y delgado que sonreía.
Ella quería llorar y él sonreía, que dulce ironía.
-¿Y entonces?- preguntó con un hilo de voz. Aferró con fuerza la cartera.
El hombre sonrió más ampliamente y Ginny se sintió encogerse sobre el asiento. Se acomodó la bata blanca y le tendió a Ginny unos papeles.
-Felicidades, Srita. Weasley... ud. está EMBARAZADA.
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Sip, parece que Draco está haciendo bien las cosas U_____U je je je
¿Cómo están? Espero que les haya gustado este capítulo y la sorpresita que viene con él... ¿Cómo se va a resolver todo esto? ¿Ginny va a decírselo a Draco? Mmm...habrá que esperar... (sip, paciencia...)
Espero que el próximo capi me quede mejor que este, que esta muuuy feo U___U lo siento... voy a mejorar... de verdad....
Y Ahora: ¡Gracias por los reviews! ^___________^
-Mayumi Camui: muchas gracias por las felicitaciones, me alegro que te guste el fic y espero que este cap también... (aunque ahora vas a tener más dudas je jeje)
-Arwen-Chan: Espero que te guste como va quedando... ^______^ ¡olvida la bomba je jeje!
-Loyda: no me ahorques...jejeje.... aunque seguirás con la duda hasta el próx cap... U_____U gracias por el review!!
Bueno, eso es todo por ahora, espero que les guste y me dejen sus opiniones ¿sip? Si quieren mandarme un mail o agregarme al msn: airileeh@hotmail.com, sino, nos leemos en el próximo cap!
BeSiToS, AiRiLeE.!
