Hola a todo el mundo¡¡¡¡ Bueno, me he llevado una sorpresa a ver tantos reviews¡¡ Dios mío 22¡¡¡ Voy a llorar de la emoción¡¡¡ Buahhhhhhhhhh muchas gracias¡¡¡ Pero que no es para tanto, si en realidad es una porquería¡¡¡¡

Bueno antes que nada respondo a los reviews:

* barbi_lupin: Hombre, yo oscura no a veo, la verdad, lo que pasa es que es un tema que no se suele tratar en un fic. Yo he intentado hacer lo mejor posible para no herir la sensibilidad de algunos lectores, pero que de todos modos es algo que sucede en nuestros días por desgracia. La idea original no es mía, es de un libro, lo que pasa es que yo le hice muchos cambios para amoldarlo a Harry Potter. Gracias por los ánimos¡¡¡ ^_^ Besos¡¡

* bellatrix_charmed: Hola niña¡¡¡¡ Si, si, esto continúa, ya solo le queda un capítulo... creo, porque como no he escrito aún el final no tengo ni idea :p. Muchas gracias por todo. Cuídate¡¡¡

* cass metallium: Es cierto que ésta pareja es muy poco común, es por eso que la escogí, porque para mí ha sido todo un reto el hacerla, aparte de que me he divertido muchísimo y he puesto a prueba todos mis nervios, porque no me hace mucha gracia escribir una escena con mi Sirius y que no esté yo. Es frustrante... Besos¡¡¡

* Yussi: Hombre final final... como el del libro no va a ser, pero no porque sea malo, sino porque ya lo tengo planeado, y es en el próximo capítulo. La petición de Ginny me encanta¡¡¡¡ Es que yo me imaginaba la cara de Sirius y.. oh Dios quiero ser Ginny¡¡¡¡¡¡¡ Gracias.

* Medora Black: Es que no sabía a quién poner de pervertido la verdad, porque Lucius no, que Draco ya lleva el burdel, y después Dumbledore le da un pro cardiaco con el primer roce femenino que tenga, que el pobre ya está viejo. Así que el que me quedaba era él. Gracias por todo y me alero de que te guste mi estilo, lee mis otros fics¡¡¡ Besos¡¡¡

* Bere Radcliffe: Hola¡¡¡ Bueno te aviso de que Harry no va a aparecer, y Fleur y Draco son los malos¡¡¡¡ De momento no te puedo decir nada más, tú lee y espero que te guste¡¡¡ Besos¡¡

* PENELOPE BLACK: Gracias por tu apoyo¡¡¡ Besos¡¡¡

* magda : Me alegro que te gustara porque es algo paranoica. Sí, es cierto que en el primer capítulo nunca se sabe lo que poner, pero luego ya no paras¡¡¡¡

* Athena Katsura: Hombre fuerte es pero tampoco es para dar la espalda a los problemas del mundo ¿no? En fin, espero que el segundo capítulo lo leas. Besitos¡¡

* Phoenix.G.Fawkes: Ah muchas gracias por alabar mi modo de escribir¡¡¡¡ Me haces feliz¡¡¡ Yo me imagino una motocicleta de estás antiguas, ¿sabes las que te digo? Como la de Sherlock Holmes de los dibujos animados que veía de pequeña jeje. Besos¡¡

* Kmila: MI MUSA¡¡¡ Qué feliz me hizo tu review¡¡¡¡ Es que si Ginny pierde la virginidad con Sirius ya a Snape no le sirve, porque él la quiere virgen es la gracia ¿entiendes? Sino le hubiese servido otra cualquiera. Él la quiere desvirgar. Espero que te siga gustando éste capítulo. Besos, besos y más besos¡¡¡¡ Te quiero¡¡¡

* Yaiza: Jajaja. Yo continúo y tu lo lees y dejas review ¿si? :P Besos¡¡¡

* Luadica : ¿En serio te gusta tanto? Bueno yo lo sigo ¿vale? A tus órdenes¡¡¡

* Selene: Me alegro que te gustara, pero la categoría es para mayores de trece años ¿no? Yo creo que los niños a esa edad están más espabilaos ya... sino mira mi hermana que tiene 15 y ya no se le ve el pelo yendo de aquí para allá con las amigas. Yo a su edad estaba aún encerrada en casa Jajajajaj. Besos¡¡¡

* Jenny Anderson: Por desgracia se parece demasiado a  la realidad, y es lo que me apena de verdad. Interesante espero que sea, y también espero que con ello la gente se de cuenta de lo que llegan a sufrir algunas chicas. Besos¡¡

* Arwen-chan: Qué mala¡¡ No os hago sufrir¡¡¡¡ Bueno yo lo sigo ¿vale? Pero no soy tan fantástica ¿eh? Muchas gracias por el halago niña¡¡¡ Besos¡¡

* Denisse: No suelen tomarlo, pero date cuenta que yo intento verlo lo más cómico posible, tampoco voy a ponerme aquí con una pancarta ni nada, pero sí que es cierto que no deberíamos de ser tan egocéntricos y mirar a nuestro alrededor y ver lo que sucede. Besos¡¡

* Mirelle : Siiiiiiiiiii un Sirius / Ginny, una paranoia mala pero es un reto, tengo que acabarlo¡¡¡¡ La última escena también es mi favorita, además me costó poquísimo escribirla, fue la más fácil. Besos¡¡

* Patricya Weasley : Gracias por los halagos, te pagaré cuando tenga dinero¡¡¡¡ :P Besos¡¡¡

* Agus y Moony: Muchas gracias, pero ahora tengo una pregunta ¿cómo puedo pertenecer a la Orden Siriusiana? Yo quiero¡¡¡ Besos¡¡¡

* ^nan^ : PEASO DE REVIEW Patri Wapa¡¡¡¡ No te quedas cortita ¿eh? Y Andas que no pides nada por al boquita que tienes¡¡¡ De momento decirte que Arturo Pérez Reverte es, en mi opinión, el Dios de la literatura española de nuestros tiempos. Pertenece a la RAE y tiene varios libros en el mercado y una saga llamada "Capitán Alatriste". Escribe periódicamente en el semanal, deberías de leer sus escritor alguna vez, son cortos y bastante buenos. Besos¡¡

Pues hasta aquí la cosa. Tan sólo decir que tengáis piedad, que el capítulo puede que no sea muy bueno, pero el final se acerca tranquilos. Calculé que el próximo es el último.

Ahora dedicar éste capítulo a Kmila, por ser mi Gran Musa y ayudarme cuando más lo he necesitado aunque esté lejos. Te quiero mucho amiga¡¡¡

Y ahora.... recordad que no lo revisé ^_^, es que estoy floja.

Leed mis otros fics¡¡¡

Besos¡¡¡

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PICANTE: Capítulo 2

Sirius miraba incrédulo a aquella pelirroja que tenía enfrente. Sus ojos oscuros marcados bajo las cejas del mismo tono que su pelo, las lágrimas corriendo por el rostro pecoso y ese vestido tan sugerente...

Un momento, ¿pensé que era sugerente?

Intentó concentrarse en lo que debía hacer, no en lo que quería hacer. Su cabeza le recordaba que aquella muchacha apenas tendría diecisiete años, que era una menor y no tenía ningún derecho sobre ella. Pero algo más abajo de la cintura, que tenía voz y vida propia, le aseguraba que si ella se lo pedía tampoco causaba un gran daño a la humanidad...

- Creo que te has tomado algo extraño... – dijo por fin, haciendo caso omiso a lo que había en su entrepierna.

- No he bebido nada – respondió la chica, poniendo una cara tan linda que Sirius se obligó a no mirarla a los ojos.

- Tal vez una poción del sexo y...

- Por favor. Acuéstate conmigo – la miró de arriba abajo, y un cosquilleo comenzó a subirle por las piernas hasta llegar a su cintura y recorrer toda su espina dorsal ¿Pero es que esa niña no tenía corazón? ¿No veía que por primera vez en mucho tiempo rechazaba acostarse con una chica?

La separó a regañadientes unos centímetros y pudo comprobar como aún corrían lágrimas por su rostro. Era una carita joven, y las lágrimas en vez de afearla le daba la impresión de ser más débil e indefensa. Sus ojos seguían abiertos de par en par, y resaltaban bajo aquella piel moteada y blanquita.

- Por qué ese afán por acostarte con alguien.

- Porque no lo he hecho nunca – le respondió insinuante, y Sirius se preguntó cuánto tiempo de cordura aguantaría con esa pelirroja delante.

- Me... me... me alegro por ello – tragó saliva y notó cómo la boca se le estaba secando. Ginny ladeó un poco la cabeza, haciendo que mechones le cayeran por el rostro y observó a Sirius con curiosidad.

- ¿Eres gay? – Sirius se separó de ella como si quemase.

- No¡¡¡ A mí me gustan las chicas¡¡ - exclamó ofendido por la pregunta.

- ¿Impotente tal vez? ¿Complejo por el tamaño?

- No¡¡¡ - gritó malhumorado.

- Entonces ¿por qué me rechazas?

Andaba en dirección a él, con ese trajecito tan corto que le bailaba en las caderas y el cabello enmarcando el rostro infantil y sereno. ¿Cómo podía estar tan tranquila diciendo lo que le estaba diciendo? Notó como algo en la entrepierna luchaba por asomar la cabecita.

No me hagas esto ahora, no me traiciones... – se decía -  venga quédate quieto en tu sitio maldita sea¡¡¡ Es una niña¡¡¡

- Eres joven – se excusó, echando a andar hacia atrás, aterrado por el acercamiento de la pelirroja.

- Tú también – repuso indiferente.

- Soy... soy muy malo¡¡¡ Malísimo¡¡¡

- Me da igual

- Eh... yo... no creo en el amor¡¡¡ - intentaba inventarse algo que la impresionase, pero ella parecía poseer buenos reflejos, aparte de unas curvas bastantes vertiginosas, a pesar de su corta edad.

- No estoy enamorada de ti – se encogió de hombros – Solo quiero utilizarte.

- ¿Por qué no te acuestas con Malfoy? – ella paró en seco, haciendo una mueca que a Sirius le pareció divertida.

- Draco no puede – respondió, entre asqueada y enojada por la pregunta – Él vendió mi virginidad a Snape.

- ¿El brujo oscuro? – Ginny asintió y hundió su rostro en sus manos para comenzar a llorar.

- Y yo no quiero hacerlo¡¡¡¡ Él me vendió por mil galeones a ese viejo estúpido¡¡¡¡

- No llores... – Sirius se acercó a ella y le pasó un brazo por los hombros, en actitud protectora – Será mejor que te lleve a mi casa, allí podremos hablar con tranquilidad.

La pelirroja levantó el rostro y le sonrió débilmente.

- Me llamo Ginny – el mago le devolvió la sonrisa ¿cómo podía ser tan linda?

- Yo soy Sirius.

****

Sirius vivía en una cabaña en las afueras de Hogsmeade, era muy pequeña, de madera y bastante vieja y destartalada, pero a Ginny le pareció el mejor lugar del mundo.

Con un toque de varita encendió la chimenea y el lugar quedó medianamente alumbrado. Era un piso amplio, más de lo que la pelirroja se había imaginado desde el exterior, al lado izquierdo había dos puertas de roble que permanecían cerradas, mientras que el salón se componía de una mesa con cuatro sillas, un enorme sofá y un butacón frente a la hoguera. De las paredes colgaban cuadros de quidditch y jugadores famosos que se movían observando a la nueva inquilina, mientras que en las repisas puestas aquí y allá descansaban libros de temática variada.

- ¿Vives solo? – preguntó Ginny, ojeando un libro que permanecía abierto sobre la mesa.

- Antes estaba Terry, pero acabó abandonándome – la pelirroja lo miró curiosa.

- ¿Tu novia?

- No, mi gata – ella rió divertida durante un buen rato, y Sirius descubrió que sentía de nuevo ese cosquilleo subirle por la espalda.

- Tienes que ser un desastre – auguró Ginny, pasando un dedo por la mesa distraída. El chico la observaba detenidamente, y en su interior se preguntaba cómo sería el contacto de ese dedo recorriendo su torso. Se fijó entonces en las piernas llenas de pecas, tan finas y largas... tal vez rodeándole la cintura. El espanto momentáneo se apoderó de él ¿Había pensado en la pelirroja de una manera sexual?

Tu tranquilo, res... respira hondo y... y... ¿tendrá pecas también en el pecho? Por Dios Sirius¡¡¡ No pienses en eso ahora mismo¡¡¡

Cerró los ojos con fuerza, intentando no dar rienda suelta a aquella imaginación desbordante que se estaba apoderando poco a poco de su cabeza y... bueno, y de todo su ser. Al abrirlos de nuevo Ginny estaba a pocos centímetros, y pudo aspirar su aroma, una mezcla entre mora y vainilla que lo estaba dejando bastante atontado. Pasaron unos segundos antes de percatarse de la situación y dando un salto hacia atrás se dirigió directamente a la chimenea.

- ¿Qui... quieres cenar? – soltó aire, maldiciéndose una y otra vez por haber hablado tan rápido y en un tono apenas audible.

Ginny sonrió ampliamente, así que el mago estaba nervioso por su presencia... bueno, era un punto a su favor; de hecho un GRAN punto a su favor.

- Me encuentras atractiva ¿verdad? – la reacción de Sirius fue un CRASH sonoro de los vasos al caer.

Joder con la niña – se dijo, empezando a recoger el destrozo con la varita – Me pregunto cómo habrá conseguido seguir virgen y no convertirse en María Magdalena.

Estaba sumido en sus pensamientos cuando  notó la presencia de Ginny a su lado,  que agachada recogía alguno de los cristales esparcidos por el piso.

- Ay¡¡ - gritó ella, poniéndose en pie y mirando su mano.

- ¿Qué te pasa?

- Me corté – le enseñó la mano, por donde ya corría un leve hilo carmesí en dirección a la muñeca. Sirius se acercó la mano pecosa al rostro y después de sacar un pequeño trozo de cristal de la herida comenzó a besarla lentamente, llevándose en sus labios el sabor de su sangre.

Ginny cerró los ojos y se dejó hacer, sintiendo el dulce contacto de los labios del moreno, la saliva mezclada con el líquido rojo que ya apenas brotaba y gimió al notar la lengua lamiendo el pequeño hilo que ya iba cercano al codo. La pelirroja rozó con sus dedos el cabello negro del hombre, y lo tuvo que agarrar con fuerza cuando comenzó a darle pequeños mordiscos de vuelta a la mano.

Sirius no sabía ni siquiera lo que estaba haciendo, solo seguía al instinto que lo había torturado desde que Ginny apareció escondida en aquella caja que transportaba cervezas de mantequilla, y por primera vez pensó en dónde habría dejado esa niña la mercancía, pero no era hora de preguntar nada, ya que un gemido proveniente de los labios carnosos y delineados de la pelirroja lo animó a continuar su camino. La mano de Ginny se enredó en su cabello, y lo agarró con fuerza, haciendo que sus ojos azules la miraran por primera vez desde que había comenzado. Tenía la boca ligeramente entreabierta, sus ojos marrones y enormes permanecían cerrados y con la otra mano se acariciaba el cuello lleno de motas y más motas que Sirius deseó besar una por una. Sonrió divertido ante la reacción de la chica y separó sus labios de su piel cremosa poco a poco.

- Ya no sangra – dijo muy serio, y aquello hizo que Ginny parpadeara varias veces hasta comprender de qué le estaba hablando.

- Ah – es lo único que logró decir. Sirius vio que su escote subía y baja con rapidez y las mejillas estaban tornadas de un rosa que le daban más que nunca un aspecto de niña inocente.

O te quitas del medio o la desnudas aquí mismo – le dijo su mente en un momento de lucidez.

Se dirigió a una de las puertas y al abrirla dejó ver una estancia bonita compuesta por una amplia cama, un armario, el escritorio lleno de pergaminos y libros revueltos por todo el suelo. Ginny dedujo que era su habitación. Sirius abrió el armario y sacó una toalla.

- Voy a ducharme – logró decir, intentando aparentar seguridad y decisión cuando pasó por el lado de la pelirroja sin mirarla, cerrando la puerta tras de sí.

Cuando Ginny quedó sola en el salón se dejó caer en el sofá frente a la chimenea, intentando explicarse a sí misma qué era eso que había sentido cuando Sirius le había acariciado la herida. Eran muchas sensaciones, una explosión que invadió todo su cuerpo, pero a pesar de ser tortuosa deseaba que no acabara, que siguiera hasta que... hasta que... la temperatura corporal comenzó a subirle de una forma vertiginosa y al tocarse las mejillas supo al instante que estaban ardiendo ¿Quería acostarse con él de verdad? ¿Con un chico que apenas conocía?  Se mordió el labio inferior y volteó para ver la puerta cerrada del baño, donde se podía escuchar el agua caer amortiguada.

Se imaginó a Sirius con el cabello mojado, el torso blanco al descubierto y los ojos azules muy abiertos bajo el agua. Sacudió fuertemente la cabeza, regañándose por pensar así de alguien que seguramente la veía como una niña. Aquello no le hizo gracia, ninguna gracia, y solo recordarlo hacía que frunciera el ceño.

- Como si él fuera muy mayor – dijo en alto, sin poder evitar que una gran frustración le presionara el pecho. ¿Frustración por que no intentó besarla? ¿Realmente ella se hubiera dejado? Sí, había que admitir que se habría dejado sin ninguna dificultad. Con sus dedos rozó casi inconscientemente la herida de la mano, y se la llevó a los labios, queriendo grabar de ese modo lo sucedido hacía tan solo unos minutos.

Sirius había demostrado que le atraía, que sentía algo cuando ella hablaba, se movía o simplemente callaba. Pero sin embargo se había echado atrás cuando podía haberse aprovechado fácilmente de ella. Un calor interno se apoderó del cuerpo de Ginny, una dulzura indescriptible hacia ese hombre que apenas conocía, y en su mente algo le comenzó a golpear insistentemente sin cesar. Miró de nuevo la puerta, concentrada en sus pensamientos y sentimientos. Se llevó así unos minutos hasta que finalmente se decidió.

- Es ahora o nunca – se dijo para darse fuerzas, y finalmente se levantó abriendo la puerta del baño.

****

 Se echó su melena negra hacia atrás, dejando que el agua cayera libremente por la cara y por todo el cuerpo como si le lamiera. Aquello le estaba despejando bastante, sonrió aliviado, porque se dio cuenta de que ya no pensaba en Ginny, ni en sus piernas, ni sus ojos, ni su pelo, ni en cómo serían aquellos pechos y... un momento, pero qué estaba haciendo¡¡¡¡ Se golpeó la sien varias veces para quitarse cualquier pensamiento de la cabeza, y volvió a pasar sus finas manos por su pelo mojado.

Aunque tenía la cortina cubriendo la bañera, veía por una rendija la puerta del baño cerrada y la observaba de vez en cuando, recordando que apenas cuatro centímetros de madera lo separaba del cuerpo moteado y blanquecino de Ginny.

- Es una locura – se dijo en alto, frotando las manos en su rostro y apoyándose en la pared de azulejos negros. Sintió un frío recorrerle el cuerpo desnudo y un estremecimiento se apoderó de él.

- Hace frío – dijo en alto, aún con las manos ocultando su rostro.

- Eso es porque dejé la puerta abierta

Sus ojos azules se abrieron cuando vio que en la bañera con él estaba Ginny. Vestía el mismo trajecito ceñido y suelto a las caderas, pero ésta vez era distinto, muy distinto, porque si antes era sugerente ¿Cómo iba a soportarlo ahora que estaba completamente empapado y pegado al cuerpo fino de la pelirroja?

- No puedes estar aquí¡¡¡¡ - gritó él, sin poder evitar que sus ojos se posasen en las gotas que se perdían por el pequeño escote de la niña, ella siguió su mirada y sonrió.

- ¿Quieres que me vaya? – preguntó inocente, con el pelo rojo pegado al rostro y de la nariz goteando el agua que caía de la ducha.

- Sí¡¡¡ - exclamó Sirius, pero vio como Ginny comenzó al reírse, y se reía porque mientras afirmaba con la voz negaba con la cabeza. Supo que los colores comenzaban a subir a su rostro, y que no solo eso se estaba elevando en su cuerpo. Cerró los ojos con fuerzas, dándole la espalda a la chica.

No la mires¡¡¡ Tú... tú ante todo no... pero es que es imposible no mirarla por Dios¡¡¡

Ginny lo agarró por los hombros y le obligó a darse la vuelta hasta que quedaron frente a frente uno del otro.

- Mírame – le dijo muy bajito, casi en un susurro.

- Si te miro yo... – dejo la frase en el aire, pero Ginny comprendió perfectamente lo que le quería decir, porque a ella el espectáculo tampoco le parecía desagradable en absoluto. Sirius completamente desnudo, con su culito respingón al aire, su más que desarrollado cuerpo y aquella espalda tan ancha y blanca... y en la ducha¡¡¡ Con el agua cayéndole hasta... hasta...¡¡¡ La verdad es que  la vista no era nada despreciable.

Ginny alargó sus manos hasta enmarcar el rostro del mago con ellas, y para cuando éste abrió los ojos ella dibujaba en su carita de ángel una dulce sonrisa.

- ¿Qué sientes por mí? – aquella pregunta le contrarió hasta casi no poder respirar. ¿Qué le iba a decir, que se había enamorado de ella en apenas tres horas? ¿Qué no quería que se fuera de su vida? ¿Qué la deseaba más que nada en éste mundo? Pero estar con ella significaba estar contra Malfoy y la francesa, y aquello era algo que apenas le importaba, aunque fuera lo más peligroso.

- Yo no siento nada – dijo lo más frío que pudo, intentando que sus ojos no le traicionasen. Pero lejos de separarse Ginny se acercó más, y más, hasta que sus labios se tocaron.

Por un momento Sirius intentó alejarla, pero cuando ella juntó su cuerpo tibio al suyo y sintió cómo hacía un intento torpe de profundizar aquel beso se dejó llevar. Sus manos fueron resbalando hasta las caderas, quedando enredadas en los pliegues del vestido mojado de la pelirroja. La sujetó con fuerza, con posesión y deseo, apretándola fuertemente contra él. Notó como Ginny iba trasladando el beso buscando su cuello, haciendo que Sirius gimiera de placer, hundiendo sus yemas en la cintura de la pelirroja. Ella entonces lo volvió a besar en los labios, sintiendo como en ese beso se mezclaba el agua y la saliva de ambos. Carne contra carne que se buscaban a la desesperada, casi en un intento por saciarse uno del otro, bebiendo y arrasando con todo a su paso, y sin conseguir hartarse el uno del otro.

Sirius se apoyó en la pared de azulejos negros para no caer y Ginny enlazó sus brazos en el cuello del mago, apartándose apenas unos centímetros de su boca y mirándole con aquellos ojos marrones fijos y enormes.

- Cuando dices que no sientes nada por mí – le dijo con su voz firme y decidida – Estás mintiendo.

Echó la cabeza hacia atrás, tocando el frío azulejo, y ella se deshizo suavemente de los brazos de Sirius para salir de la ducha en dirección al salón, dejando a su paso pequeños charcos y pisadas de sus pies mojados y desnudos. La vio irse, con el vestido como una segunda piel pegado a su cuerpo moteado.

Trampa, a eso se le llama trampa.

Pensó en como lo había besado, y cómo le correspondió a ese beso. El placer y el deseo de tenerla allí mismo y ella... ¿Qué había hecho para desasirse de él? Dudó unos instantes ¿Realmente aquello había sido una trampa de la pelirroja?

Salió de la ducha tal y como estaba y se fue tras ella, agarrándola con violencia del brazo y obligándola a mirarle a los ojos azules.

- ¿Y tú? – le preguntó exasperado - ¿Qué sientes tú por mí, Ginny?

Estaba pálida, y con la luz del fuego reflejada en sus ojos se veía como una persona frágil, delicada y pura.

- Yo solo quiero acostarme contigo, nada más – contestó con furia contenida, sus labios apretados y el cabello pegado a la cara.

Sirius le apartó unos mechones y se quedó mirándola, admirándola.

Cada centímetro de piel y cada latido que daba ese corazón quería que fuese suyo, cada suspiro y cada trozo tibio de ese cuerpo recorrerlo poco a poco sin prisas, lentamente, dejando marcado cada uno de lo territorios con besos y caricias. Sus ojos azules la recorrieron lentamente, y vio como ella se removía incómoda, intentando escapar sin conseguirlo. La arrastró hacia él, notando la respiración agitada de la chica y sujetándola por ambos brazos la besó.

Sintió el rechazo de la pelirroja, cómo quería desasirse de los brazos fuertes de Sirius, pero finalmente sucumbió a aquel largo y apasionado beso, rodeándole el cuello mientras el mago la empujaba, sin despegar sus labios, hasta llegar a la pared. Apenas le quedaba respiración cuando sus lenguas se encontraron a mitad de camino, pero no por ello interrumpieron el beso, sino que siguieron hasta que Sirius comenzó a darle pequeños mordiscos en el labio inferior. Ginny le clavó las uñas en los hombros, y echó la cabeza para atrás, dejando al descubierto su cuello pecoso, donde las gotas resbalaban hasta el escote y se perdían en ese secreto escondido. El chico la observó un poco y le besó el cuello y el escote suavemente. Pero para sorpresa de ella, Sirius se apartó.

Ginny lo miró confundida ¿qué le ocurría? Él la miraba desde su infinito azul.

- Y ahora la que miente eres tú – le dijo con la respiración entrecortada y del cabello negro goteándole. 

Ella permanecía apoyada en un mueble, respirando con dificultad y sin un ápice de sentimiento en su rostro.

No la entendía, él no la comprendía, ni siquiera sabía nada de su pasado... y aún así la quería.

- Picante – dijo Ginny de repente, a lo que Sirius la miró extrañado, levantando una ceja.

- ¿Picante? – ella asintió.

- Mi condimento favorito. El Picante le da vida a los alimentos. En un principio lo temes, luego te quema por dentro y deseas que se vaya, pero... – sonrió débilmente – pero luego le da un sabor a tu boca del que nunca te puedes olvidar. – hizo un a pausa y aladió – Pero luego siempre quieres más.

- No lo entiendo – se sinceró el mago, y Ginny soltó una carcajada.

- ¿No? ¿En serio? Bueno, yo te explico.

Se miraron unos instantes y luego la pelirroja se lanzó con frenesí hacia los labios de Sirius, que la acogió como si con su cuerpo volviera a respirar. Se tumbaron en la moqueta y mientras Ginny se preocupaba en explorar el cuello de Sirius éste se aprendía las formas de sus piernas de memoria. A su paso fue subiendo el vestido mojado, descubriendo una a una cada peca, cada mota escondida tras la tela, y escuchaba a la pelirroja susurrar su nombre al aire una y otra vez, ahogándolos en un gemido de vez en cuando.

Le gustaba sentir los labios del mago en su piel, recorrerla cuan mapa del mundo se tratara. Hasta ese momento no se dio cuenta del frío que había pasado, pero ahora notaba la calidez de su lengua y sus labios en el interior de sus muslos. Nunca había experimentado tantas emociones juntas, ni siquiera se había imaginado que aquello fue tan... en fin, tan bueno.

Los dedos estaban enredados en su cabello y la sentía revolverse entre sus brazos y arquear la espalda cuando su lengua húmeda llegaba a sitios prohibidos y nunca antes palpados por el género masculino. Cuando llegó al vientre lo mordisqueó y pasó sus manos frías por los costados de la pelirroja, haciéndola gemir de placer y morderse el labio inferior. Sonrió para sí mismo cuando se dio cuenta de que si seguía más arriba vería los pechos, y se los imaginó delicados y llenos de pecas, miles y millones de pecas esparcidas sin control que le conducían a la locura.

La admiró apoyando la barbilla en su vientre y ella lo buscó con la mirada oscura y la respiración agitada.

- ¿Qué pasa? – preguntó, el traje en la cintura y una pierna puesta en ángulo mientras la otra se enredaba con la de Sirius.

- No quiero hacerte daño – ella parpadeó varias veces, y luego se acercó y depositó un suave beso en sus labios. El mago intentó hablar pero ella lo acalló con el dedo índice, acercándose a su oído le susurró.

- Déjame a mi ahora – se agarró a los hombros de Sirius y lo hizo tumbar en la moqueta, pudiendo de éste modo montar a horcajadas en su cintura. Pasó sus manos por el torso del chico y notó como se estremecía. Lo besó con ternura, recorriendo su lengua por los labios y bajando lentamente hacia su cuello. Luego sus manos por la cintura, haciéndolas resbalar hasta que encontró lo que buscaba. El chico ahogó un gemido y la miró con sus ojos azules muy abierto, mientras que Ginny sonreía triunfante ante lo que provocaba aquel simple gesto.

- Sabes mucho para ser virgen – pudo decir, sofocando a tiempo un gemido. Ella lo miró divertida.

- Vivo en un burdel. Soy virgen, pero no tonta.

Besó su pecho y él volviendo a la realidad comenzó a tantear el borde del vestido. Comenzó a subirlo y Ginny masajeó aquella parte hasta que Sirius no pudo más y la agarró con fuerza para acorralarla entre su cuerpo y la moqueta. Intentó quitarle el vestido con rapidez pero ella lo paró con delicadeza, chistando en señal reprobatoria. Cogió una de las manos del mago y las pasó por debajo del vestido, que ya llegaba de nuevo a la cintura. Aquello excitó bastante a Sirius, que veía como Ginny lo iba conduciendo con lentitud hasta lo prohibido y lo oculto. Notaba cómo arqueaba su espalda cuando sentía las yemas de los dedos del chico recorrerla y de vez en cuando ahogaba un gemido mordiéndose los labios frenéticamente.

Cuando sintió uno de los pechos de la chica lo masajeó, mientras que Ginny conducía la mano restante por el mismo camino. Al llegar la que quedaba a su destino, el vestido estaba lo suficientemente subido como para descubrir unos pechos jóvenes y pecosos, que hicieron a Sirius estremecer. Ginny levantó la espalda y le ayudó a quitarle la tela arrugada y la ropa interior.

La admiró unos segundos desnuda, y como se imaginaba estaba llena de pecas, pecas y más pecas que llegaban al infinito. Pecas grandes, juntas y aisladas, pecas por las que sería capaz de matar. Ginny alzó sus manos al rostro de Sirius y lo besó, abriendo con su lengua la boca del chico y mordiéndole el labio superior.

- Sigue – le dijo en el cuello, notando el roce de sus labios por la zona. Pero el chico no se movió. Ella lo miró, profundizando desde sus ojos marrones a los azules del mago, dándole a entender que quería hacerlo. Y él lo comprendía, claro que la comprendía, pero era tan dulce que... ¿Y si le hacía daño?

- Sigue – repitió ella, enlazando sus piernas a la cintura de Sirius. Éste le acarició el pelo y la besó por todo el rostro, pequeños besos que la hicieron desearlo aún más.

Sirius se colocó lentamente entre sus piernas y la besó por toda la cara, cada centímetro de piel que repetía una y otra vez. Luego pasó a sus labios, lentamente fue penetrándola y ella ahogó un grito en su hombro.

- Shhh... tranquila pequeña – le susurró dulcemente, y ella asintió, aferrándose más que nunca al moreno. Se fue moviendo poco a poco en su interior, sintiendo las uñas clavadas en su espalda y las piernas enlazándole la cintura con fuerza extrema.

- Sirius... – dijo en un gemido, y aquello hizo que el nombrado acelerara un poco más el movimiento.

Ginny estaba asfixiada, completamente asfixiada. Notaba al moreno dentro de ella, moviéndose con delicadeza, besándola de vez en cuando y sintiendo su respiración en el cuello, oculto el rostro y los ojos azules en el hueco.

- Tranquila – le volvió a escuchar una vez más y notó como el movimiento iba acelerándose, sintiendo ella también un placer intenso que llegado un minuto la hizo gritar desesperada justo a la vez que Sirius.

Se quedaron como estaban. Exhaustos y cansados, llenos de perlas de sudor que resbalaban junto con el agua de la ducha anterior. Uno encima del otro, con la moqueta en la espalda de la pelirroja y el fuego reflejado en la del chico debido.

Aquello había sido genial, increíble, único. Y había sido con él, con Sirius, con el que la había salvado de las garras de Fleur y Draco, con el que había descubierto lo que significaba el deseo y el amor. Le besó el cabello negro y él levantó el rostro, en el que se dibujaba a la perfección una sonrisa.

- Me alegro de que hayas sido tú y no otro – le dijo, besándolo una vez más en los labios.

- Y yo me alegro de tenerte a mi lado – le respondió, pasando una mano por su rostro y llevándose así las gotas que le resbalaban por la sien.

- Pues espero que la hayas disfrutado bien, porque es el último polvo que echas, cabrón.

Ambos miraron hacia la entrada de la cabaña, y se quedaron totalmente paralizados. Ginny tenía los ojos desorbitados, aún no se podía creer lo que veía.

- Draco...

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Pues nada más, hasta aquí llegó el capítulo, que lo suyo me ha costado¡¡¡¡¡ He estado 4 horas hoy y 8 horas ayer para hacer la puñetera escena de cama¡¡¡¡ Bueno nada más que añadir, solo que seáis buenos y dejéis opiniones.

Besos¡¡¡

                                                    Shashira