Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen... (que repetitivo... en fin!!!)
Remy... gracias por tu review!!!! No problem!!! No suelo dejar las historias a medias, es una cuestion de amor propio... jejejejee, gracias de nuevo!!!
SEDUCCION
INFERNAL
Capitulo
8. Una visita a los Elyseos
-
¿Tu estas segura de que no hay otra salida? - Kitiara miro apenada al
caballero de Escorpio. Aunque el y Vulpix tuvieran sus diferencias, se
apreciaban.
-
No hay otra, Milo. Lo necesitamos y con urgencia. El tiempo se agota. -
la amazona se sento junto a Milo. - Si lo que Belfegor me ha dicho es cierto,
solo tenemos hasta que su tatuaje se vuelva negro. Segun me ha contando
mi primo, el hechizo que ha usado Leviathan no puede romperlo nadie mas
que el. - Milo observo desconcertado a la amazona.
-
¿Entonces, como...?
-
Pero... - lo interrumpio la chica, poniendo un dedo sobre los labios del
dorado. - Pero... si conseguimos hacerla reaccionar, podria romper el hechizo
ella sola. Por eso le he pedido a Nes que vaya a buscarlo. Es el unico
que puede hacerla volver... sin contar que es por su causa por lo que Vulpix
acabo en este lio.
-
Te estas arriesgando mucho, ¿lo sabes? Das por hecho una cosa de la que
no puedes estar completamente segura. - la amazona sonrio.
-
Si lo estoy. Aun lleva el colgante...
En
los Campos Elyseos, Nesbiros maldecia por su mala suerte. ¿Como se le
habia ocurrido a su señora mandarlo alli? ¡A el! ¡A un demonio! Tanta
paz y tanto amor lo estaban poniendo enfermo. Tropezando con todo, el demonio
pronto sintio auras como la del mortal que acompañaba siempre a su señora.
Justo lo que buscaba. Rapidamente encontro a la persona que habia venido
a buscar. Estaba sentado al pie de un arbol, con la mirada ausente. Esa
persona se volvio a ver quien rondaba por su zona. Zafiros... eso fue lo
primero que penso Nesbiros cuando vio a la persona que buscaba. Dos zafiros
brillantes y helados que lo observaban de arriba a abajo. El demonio no
pudo mantener mucho tiempo la mirada de aquel fantasma. Le producia escalofrios.
-
Tu eres el que siempre estaba cuidando de Kitiara... - la voz de esa persona
era un susurro frio, sin emociones. Al demonio casi le parecio como si
recibiese un golpe de aire helado en su rostro. Como pudo se recompuso.
-
Si, señor. Ella es mi señora y siempre estoy a su lado, se reencarne
en quien se reencarne. - la persona rio suavemente.
-
¿A que has venido? ¿Algun recado de "tu señora"? - Nesbiros pudo notar
la burla en aquella voz vacia. Fruncio el ceño, molesto. Ningun fantasma
se atrevia a hablarle asi.
-
Si... de hecho, si. Tengo un recado para vos, de ella. - le respondio bruscamente,
mientras se acercaba al arbol.
En
el Inframundo, Leviathan disfrutaba de la nueva "conducta" de su humana.
Para el demonio, ver como ella obedecia todas sus ordenes y trataba de
satisfacer todos sus deseos era algo realmente delicioso. Al tenerla bajo
el hechizo, la amazona ya no huia por las noches, ni se le escondia. Todo
lo contrario. Lo buscaba y aparecia cuando el la llamaba. Aunque debia
admitir que el tenerla sin voluntad, por muy satisfacctorio que fuera,
le aburria. Si habia algo que le excitaba mas que nada en aquella humana,
era su fuerza y su terquedad. Y aun estaba el asunto del dichoso colgante,
que no podia tocar ni arrebatarselo. Cada vez que lo intentaba le daba
una descarga de energia en las manos, que llegaba a quemarle. Al principio
penso que tal vez fuera por la voluntad y la memoria de la amazona, que
se obstinaba en recordar a quien le regalo el colgante. Pero ahora habia
comprobado que eso no era asi. Aun a pesar de controlar completamente a
la amazona, el colgante seguia sin querer quitarse de su cuello. Mientras
meditaba el asunto, paseo por la bodega. Aquella noche queria algo de diversion
y no se conformaria con tener bajo su control a la chica. Esa noche queria
sentirla arder de pasion. Con una sonrisa traviesa, que nada tenia de inocente,
escogio una botella de las miles que habia en la milenaria bodega del castillo
y desaparecio, para reaparecer segundos despues en el dormitorio. Encontro
a la amazona tendida en la cama, vestida con un camison de seda negro.
Ella abrio los ojos al sentirle llegar y lo miro inexpresiva, mientras
se incorporaba, quedando sentada en la cama. El demonio sonrio nuevamente,
mientras hacia aparecer una copa en sus manos.
-
Aun no te voy a liberar del hechizo, querida... es, mas, puede que nunca
lo haga... estas perfecta asi como estas... pero esta noche... - Leviathan
vacio la botella en la copa. Un liquido rojo oscuro, casi negro, lleno
la copa hasta su limite. El demonio se la entrego a la amazona, que la
cogio sin decir palabra. Le hizo un gesto para que bebiera y ella obedecio.
Por un segundo sus ojos volvieron a brillar para luego nublarse y oscurecerse
de manera extraña. La amazona pudo sentir como su cuerpo se llenaba de
un calor que la desconcertaba. Miro asustada al demonio, mientras notaba
como una excitacion desgarradora nublaba su mente. - Ah... no te asustes,
pequeña... solo es para hacer la noche mas divertida... nada mas... -
el demonio se le acerco, comenzando a acariciarla y a besarla. La amazona
notaba su cuerpo extremadamente sensible a cualquier roce de Leviathan.
La pasion que ardia ahora en su interior amenazaba con consumirla. Asi
que se lanzo hacia el demonio, besandolo furiosamente. Leviathan no pudo
reprimir una sonrisa triunfante. - Ya casi eres mia...
CONTINUARA...
