"Confianza"
Quito capítulo:
Buenas noches
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El viento soplaba fuerte, la aldea estaba en silencio, los muchachos se encotraban preocupados ya que ni Kagome ni Inuyasha habían vuelto la noche anterior, como se supone que harían, pero se sintieron aliviados al ver en las lejanías, la pareja tan esperada, acercandose lentamente.
Miroku al verlos llegar, no dudó en aprovechar la situción para molestar al joven hanyou, con una de sus bromas pervertidas ya que ninguno de los dos había vuelto anoche, pero fue rápidamente callado por la mirada de éstos. Todos lo notaron, la mirada de los dos, especialmente Kagome, parecían como perdidas en pensamientos lejanos. Decidieron guardar silencio, y proseguir con el viaje en busca de los fragmentos de shikon.
Mientras caminaban entorpecidos por el hielo y el frío, la joven exterminadora, se preguntaba si se pelearon nuevamente, pero, por una extraña razón, desconocida para ella, Inuyasha y Kagome, se mantenían juntos, caminando uno al lado del otro, creando una escena hermosa, que tranquilizaba a cada uno de los integrantes de este grupo. Todos estaban algo preocupados por lo que podía haber sucedido, pero nadie se atrevía a preguntar, lo que era lo más prudente.
Kagome no sabía que hacer, el silencio era incómodo y sabía muy bien que era por su culpa, podía sentir el deseo de los demás de saber lo ocurrido, pero ella no tendría el valor de contarles tal tragedia, su tragedia. Desde pequeña, ella se guardo en secreto, todas aquellas cosas que la hacían sufrir, todas sus heridas. Siempre se había preocupado por los demás antes que ella misma, ahora en este mundo, con estas aventuras, lo podía comprobar.
El camino se hizo más largo que lo esperado, se dirigían a una aldea a unos días, en donde se había corrido el rumor de que un demonio se había posesionado de un fragmento de la perla. De todas maneras, Kagome no había sentido ningún fragmento cerca, por lo que era lo más lógico. El frío se hacía más insoportable, mientras el sol empezaba ya a esconderse lentamente. "Deberíamos acampar..." Dijo el monje quien se encontraba algo pálido ya con el frío. Todos asintieron. Sango preparó una fogata para contrarestar un poco el adormecedor frío y para cocinar algo de comida, el ambiente era algo desagradable, el silencio, la tensión, hacían que todos se sintieran algo incómodos, por ésto, la joven Kagome, decidió alejarse unos momentos. Tomó algunas de sus cosas y con la sonrisa más sincera que podía dar en esos momentos, le hizo a saber a todos que iba a darse un baño en las aguas termales que habían cerca. A Inuyasha no le gustaba nada la idea de que anduviera sola, más aún cuando empezaba a atardecer, por lo que la alcanzó. "Kagome... no debes andar sola", dijo ésto timidamente el joven hanyou. "¿piensas acompañarme?" Preguntó seria Kagome, haciendo que el rostro de Inuyasha se ruborizara completamente al imaginar la idea de estar acompañandola en su baño. Inuyasha tragó.
Continuaron el camino en silencio hacia los baños termales, mientras Inuyasha aún no sabía que decir, ante la inesperada reacción de Kagome. Ella no había pensado en nada erótico al preguntarle si la compañaría, pero le causó gracia la cara que Inuyasha había puesto cuando ella pronunció aquellas palabras, por lo que dejó que se imaginara lo que quisiera.
Luego de unos minutos llegaron a las aguas termales, se quedaron mirando por unos instantes, mientras el rostro de Inuyasha se ponía completamente rojo. Ejem... Inuyasha, me permites, dijo la muchacha, mientras le indicaba al hanyou que se diera vuelta o algo. Inuyasha se avergonzó aún más por las miles de ideas que habían surgido en su mente, y se sentó dado vuelta en una roca.
El vapor cubría el lugar, mientras que destellos anaranjados se habrían paso entre el follaje, para iluminar a la pareja. Kagome se bañaba despacio, disfrutando de la compañía de su amado hanyou, y del placer que siempre le daba bañarse. Mientras tanto, Inuyasha se encontraba mirando el piso, decifrando la forma perfecta de explicarle sus sentimientos a Kagome.
AYH! suspiró alegremente Kagome, mientras salía del agua, Inuyasha la miraba de reojo admirando su belleza, viendo cómo pequeñas perlas de cristal caían de su cuerpo, haciendola parecer brillante, como una estrella.
El baño había terminado, y caminaban de regreso con el resto del grupo, estaba todo en silencio, la noche ya había caído y la luz de la luna era lo único que los dejaba distinguir el camino. Kagome temblaba fuertemente, sentía algo de miedo en medio de esa oscuridad, por lo que sin darse cuenta se acercó lentamente a Inuyasha. Él notó que temblaba, "Kagome, ¿tienes frío?", dijo con un tono preocupado, Kagome sabía que éste le daría su haori si le respondía que sí, y no quería que se enfermara por su culpa, por lo que se acercó a él. "Estoy bien", le dijo la joven miko, mientras lo miraba con unos ojos tranquilizadores, esos ojos que eran la fuente de fuerza de Inuyasha. Él le sonrió, esa era su Kagome, siempre preocupándose de los demás menos de ella, se sentía tan seguro a su lado. Kagome le devolvió la sonrisa, la noche era hermosa, y quería aprovechar este tiempo a solas con su querido Inuyasha, por lo que se acecó aún más a él y lo abrazó, dejandolo sorprondido, pero pronto la abrazó de vuelta.
Kagome se preguntó cómo pudo superar lo que había sucedido en tan sólo un día. Sonrió mientras hundía su cabeza en el haori rojo de Inuyasha, ella sabía la respuesta. "Lo hice, porque estaba a tu lado", dijo despacio la joven miko. "Qué?" Preguntó Inuyasha que tan sólo alcanzó a percibir un murmullo. "Te amo Inuyasha... ".
Lo último, lo percibió claramente el hanyou, estaba sorprendido, ahora tenía toda la confianza que necesitaba para decirle que él también la amaba. Que valiente es la mujer que amo, pensó. . . "Yo también a ti, Kagome" ... Ella escuchó estas palabras, en silencio, esta contenta.
Regresaron al lugar en donde los demás habían acampado, ya estaban dormidos... Inuyasha subió a un árbol cercano, con una sonrisa en su rostro, mientras que Kagome con la misma sonrisa, se acostaba en su saco de dormir. La muchacha miró hacia arriba, y despacio, dijo: Buenas noches. Inuyasha oyó ésto perfectamente, el también le deseaba las buenas noches a su amada. Los dos cerraron lentamente sus ojos, esperando poder dormir tan bien, como hoy estuvieron despiertos.
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Nailai: DEJEN REVIEWS!!!!!....
Quito capítulo:
Buenas noches
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El viento soplaba fuerte, la aldea estaba en silencio, los muchachos se encotraban preocupados ya que ni Kagome ni Inuyasha habían vuelto la noche anterior, como se supone que harían, pero se sintieron aliviados al ver en las lejanías, la pareja tan esperada, acercandose lentamente.
Miroku al verlos llegar, no dudó en aprovechar la situción para molestar al joven hanyou, con una de sus bromas pervertidas ya que ninguno de los dos había vuelto anoche, pero fue rápidamente callado por la mirada de éstos. Todos lo notaron, la mirada de los dos, especialmente Kagome, parecían como perdidas en pensamientos lejanos. Decidieron guardar silencio, y proseguir con el viaje en busca de los fragmentos de shikon.
Mientras caminaban entorpecidos por el hielo y el frío, la joven exterminadora, se preguntaba si se pelearon nuevamente, pero, por una extraña razón, desconocida para ella, Inuyasha y Kagome, se mantenían juntos, caminando uno al lado del otro, creando una escena hermosa, que tranquilizaba a cada uno de los integrantes de este grupo. Todos estaban algo preocupados por lo que podía haber sucedido, pero nadie se atrevía a preguntar, lo que era lo más prudente.
Kagome no sabía que hacer, el silencio era incómodo y sabía muy bien que era por su culpa, podía sentir el deseo de los demás de saber lo ocurrido, pero ella no tendría el valor de contarles tal tragedia, su tragedia. Desde pequeña, ella se guardo en secreto, todas aquellas cosas que la hacían sufrir, todas sus heridas. Siempre se había preocupado por los demás antes que ella misma, ahora en este mundo, con estas aventuras, lo podía comprobar.
El camino se hizo más largo que lo esperado, se dirigían a una aldea a unos días, en donde se había corrido el rumor de que un demonio se había posesionado de un fragmento de la perla. De todas maneras, Kagome no había sentido ningún fragmento cerca, por lo que era lo más lógico. El frío se hacía más insoportable, mientras el sol empezaba ya a esconderse lentamente. "Deberíamos acampar..." Dijo el monje quien se encontraba algo pálido ya con el frío. Todos asintieron. Sango preparó una fogata para contrarestar un poco el adormecedor frío y para cocinar algo de comida, el ambiente era algo desagradable, el silencio, la tensión, hacían que todos se sintieran algo incómodos, por ésto, la joven Kagome, decidió alejarse unos momentos. Tomó algunas de sus cosas y con la sonrisa más sincera que podía dar en esos momentos, le hizo a saber a todos que iba a darse un baño en las aguas termales que habían cerca. A Inuyasha no le gustaba nada la idea de que anduviera sola, más aún cuando empezaba a atardecer, por lo que la alcanzó. "Kagome... no debes andar sola", dijo ésto timidamente el joven hanyou. "¿piensas acompañarme?" Preguntó seria Kagome, haciendo que el rostro de Inuyasha se ruborizara completamente al imaginar la idea de estar acompañandola en su baño. Inuyasha tragó.
Continuaron el camino en silencio hacia los baños termales, mientras Inuyasha aún no sabía que decir, ante la inesperada reacción de Kagome. Ella no había pensado en nada erótico al preguntarle si la compañaría, pero le causó gracia la cara que Inuyasha había puesto cuando ella pronunció aquellas palabras, por lo que dejó que se imaginara lo que quisiera.
Luego de unos minutos llegaron a las aguas termales, se quedaron mirando por unos instantes, mientras el rostro de Inuyasha se ponía completamente rojo. Ejem... Inuyasha, me permites, dijo la muchacha, mientras le indicaba al hanyou que se diera vuelta o algo. Inuyasha se avergonzó aún más por las miles de ideas que habían surgido en su mente, y se sentó dado vuelta en una roca.
El vapor cubría el lugar, mientras que destellos anaranjados se habrían paso entre el follaje, para iluminar a la pareja. Kagome se bañaba despacio, disfrutando de la compañía de su amado hanyou, y del placer que siempre le daba bañarse. Mientras tanto, Inuyasha se encontraba mirando el piso, decifrando la forma perfecta de explicarle sus sentimientos a Kagome.
AYH! suspiró alegremente Kagome, mientras salía del agua, Inuyasha la miraba de reojo admirando su belleza, viendo cómo pequeñas perlas de cristal caían de su cuerpo, haciendola parecer brillante, como una estrella.
El baño había terminado, y caminaban de regreso con el resto del grupo, estaba todo en silencio, la noche ya había caído y la luz de la luna era lo único que los dejaba distinguir el camino. Kagome temblaba fuertemente, sentía algo de miedo en medio de esa oscuridad, por lo que sin darse cuenta se acercó lentamente a Inuyasha. Él notó que temblaba, "Kagome, ¿tienes frío?", dijo con un tono preocupado, Kagome sabía que éste le daría su haori si le respondía que sí, y no quería que se enfermara por su culpa, por lo que se acercó a él. "Estoy bien", le dijo la joven miko, mientras lo miraba con unos ojos tranquilizadores, esos ojos que eran la fuente de fuerza de Inuyasha. Él le sonrió, esa era su Kagome, siempre preocupándose de los demás menos de ella, se sentía tan seguro a su lado. Kagome le devolvió la sonrisa, la noche era hermosa, y quería aprovechar este tiempo a solas con su querido Inuyasha, por lo que se acecó aún más a él y lo abrazó, dejandolo sorprondido, pero pronto la abrazó de vuelta.
Kagome se preguntó cómo pudo superar lo que había sucedido en tan sólo un día. Sonrió mientras hundía su cabeza en el haori rojo de Inuyasha, ella sabía la respuesta. "Lo hice, porque estaba a tu lado", dijo despacio la joven miko. "Qué?" Preguntó Inuyasha que tan sólo alcanzó a percibir un murmullo. "Te amo Inuyasha... ".
Lo último, lo percibió claramente el hanyou, estaba sorprendido, ahora tenía toda la confianza que necesitaba para decirle que él también la amaba. Que valiente es la mujer que amo, pensó. . . "Yo también a ti, Kagome" ... Ella escuchó estas palabras, en silencio, esta contenta.
Regresaron al lugar en donde los demás habían acampado, ya estaban dormidos... Inuyasha subió a un árbol cercano, con una sonrisa en su rostro, mientras que Kagome con la misma sonrisa, se acostaba en su saco de dormir. La muchacha miró hacia arriba, y despacio, dijo: Buenas noches. Inuyasha oyó ésto perfectamente, el también le deseaba las buenas noches a su amada. Los dos cerraron lentamente sus ojos, esperando poder dormir tan bien, como hoy estuvieron despiertos.
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Nailai: DEJEN REVIEWS!!!!!....
