Sin Palabras 6.

*AMBER MIST

            Ash y Brock esperaban la llegada del médico en el consultorio indicado por una de las enfermeras. El criador miró de reojo al chico sintiendo lástima por la, cada vez, más apariencia que la culpa transformaba. Se había agarrado tantas veces la cabeza tratando de sacar de su mente los fríos ojos de Misty, que lo acusaban constantemente por su pérdida de voz, que su negro cabello estaba más desordenado que lo habitual y por el movimiento constante le causaba un aspecto sucio, por más que no lo estaba. Sus ojos eran totalmente rojos por cansancio y por el ardor del llanto. A los costados de estos y por sus mejillas podía verse el rastro de las lágrimas derramadas durante el día, las cuales el entrenador no se molestó en limpiar. Estaba agotado, habían estado en el hospital todo el día y (omitiendo sus visitas a la habitación de Misty) cada vez que debía sentarse su cuerpo caía en el asiento deslizando las tensiones estirando sus piernas abiertas, dejando caer los brazos a los lados con su cabeza sobre su pecho mirando fijo al suelo...

-No creí que Misty guardara tanto odio. – Pensó Brock viendo los efectos de la situación en Ash -... O que Ash la quisiera tanto...-

            El doctor entró en el consultorio con la carpeta de los estudios de Misty. Los dos amigos de la paciente siguieron con la mirada cada movimiento del médico, ansiosos de saber los resultados. Se sentó frente ambos chicos y apoyó sus manos sobre la carpeta que dejó sobre el escritorio.

-La razón por la cual los hice esperarme no era solo por los resultados de los estudios. – Comenzó con seriedad atrayendo la completa atención de los chicos. –Debes hablar con Misty después. Te daré la autorización para que excedas el tiempo de visita. –

            Ash se acomodó en su silla sin apartar la mirada del médico, quien parecía que solo hablaba con Brock.

-¿Sobre qué debemos hablarle? –

-Sobre El Incidente... –

-¿No lo recuerda? –Preguntó Ash preocupado.

-Sí lo recuerda... pero... no creo que ella quiera hablarlo contigo... –

-¿Porqué no? –

-Pidió que no te dejáramos pasar... –

-NO! Tengo que...-

-Es la voluntad del paciente, Ash. –

-No es cierto. – Protestó el entrenador golpeando el escritorio. –Misty no puede hablar. –

-No puede hablar, pero sí escribir. – Replicó el médico.

-Doctor. – Intervino Brock viendo la desesperación en su amigo –Ash y Misty discutieron antes del accidente, pero... ¿No cree que ella está exagerando? –

-Si no supiera el modo en que Misty entiende la situación, estaría de acuerdo contigo, Brock. –

-¿Cómo ella entiende la situación? ¿Qué significa eso? – El doctor miró a Ash con lástima...

-Misty dice que tú... la empujaste... –

-¿QUÉ? –

-Ash sería incapaz de algo así. –

-Lo sé... pero Misty está convencida que fue de esa forma. –

            Ash golpeó el escritorio enfadado poniéndose de pie...

-YO NO LE HICE NADA! –

-Cálmate, Ash. –

-NO VOY A CALMARME. –

            Marchó con furiosos pasos largos hacia la puerta y la abrió con violencia...

-¿A dónde vas? – Preguntó el criador poniéndose de pie también.

-Debo hablarle. – Respondió en tono vehemente.

-No, espera! – El médico también se levantó de su asiento sobresaltado, pero Ash ya se había ido.

            Brock corrió tras su amigo y lo detuvo en medio del pasillo sujetándolo del brazo tratando de llevarlo devuelta al consultorio, pero el entrenador, sin ser notoriamente un niño, se soltó con facilidad con evidente furia y reanudó su marcha hacia la habitación de Misty. El criador solo optó por la opción y volvió a avanzar hacia el lado de su compañero...

-¿Qué piensas decirle? –

-Tiene que saber que yo no le he hecho nada. –

-¿Así de furioso? –

            Ash no respondió y continuó avanzando teniendo solo un corto pasillo hasta la habitación...

-¿No crees que tuvo suficiente susto con el furioso mar? – Intentó Brock tratando de razonar. La mirada de Ketchum, que hasta el momento estaba cegada por la furia de la falsa acusación, se suavizó mostrando una vez más la culpa y la angustia al recordar la expresión llena de sorpresa y miedo de Misty segundos antes de caer del barco...

-Sí, pero... – Protestó Ash tendiendo aún intención de acabar su trayecto hacia la habitación.

-Ven. – Brock le hizo un gesto con su mano mientras giraba hacia el consultorio –El doctor aún tiene cosas por decirnos. –

-Sí, de acuerdo . Ash no estaba del todo convencido de la decisión, pero aceptaba darle a Misty el tiempo que precise para darse cuenta de la verdad, confiado que Brock aclare la situación cuando hablen más tarde.

            En la habitación, Misty había oidito dormirse atrapada por el cansancio de las actividades del día...

            Se encontraba en medio del lugar donde todo su problema de incomunicación comenzó. Flotaba en las profundidades del mar, solo que en esta ocasión este se encontraba calmo, falto de la violencia que le causó su pérdida de voz. El agua jugaba con la corriente relajando a la entrenadora, quien se distendía cada vez más recordando porque amaba tanto ese elemento. Pero cuando confiada cerró los ojos disfrutando del escenario, un remolino se formó frente a ella, solo que pese a su velocidad  no tenía la fuerza aparente para jalar a Misty a su centro, el agua simplemente giraba impidiéndole ver del otro lado de la masa acuática. Al disiparse el remolino y una vez que el ambiente marino volvió a su estado inicial, Misty pudo distinguir una figura en lugar del torbellino, una chica idéntica a ella que la única diferencia que poseía con la entrenadora era la mirada fría como el hielo repleta de odio y rechazo...

-Tenemos que tomar una decisión. – Proclamó la figura con voz autoritaria que resonó en toda la profundidad acuática sin ser afectada por el elemento. La entrenadora asintió consciente de la referencia.

-Estarás de acuerdo que lo mejor será que nos quedemos. – Misty la miró sorprendida y negó con la cabeza como si la figura estuviera diciendo alguna incoherencia.

-¿Tengo que recordarte lo que nos hizo? – Preguntó hostilmente arqueando una ceja. La entrenadora bajó la cabeza apenada y negó una vez más. –Entonces no te entiendo. –

            Hubo un largo silencio hasta que la figura sonrió de forma extraña...

-De acuerdo, iremos con ellos. Así, tal vez, te des cuenta... –

Continuará.

*AM