El humo ondulaba lentamente antes de desaparecer por completo frente a su cara.
Yuki Eiri observó la puerta cerrada absorbiendo el silencio.
Regresó con paso distraído hasta su estudio lanzando un último vistazo al salón. El sofá estaba lleno de revistas, y el viejo y anticuado pc que hasta hacia muy poco había ocupado la mesita central de la estancia, ahora disfruta de una mesa propia en una de las paredes. Sus labios se curvaron en una imperceptible sonrisa. Con el tiempo el apartamento se había ido llenando de pequeños detalles de él; al principio fue tan sólo una manta y una almohada pequeña dobladas cuidadosamente en un borde del sofá, poco a poco fueron siendo otras cosas, una determinada marca de leche en la nevera, cds de música que él no había comprado metidos en su mini cadena, revistas de musica sobre la mesita, unas cuantas perchas del armario usurpadas.
Las pertenencias de Shindou Shuichi se había ido extendiendo poco a poco, como un pequeño cáncer, por aquellas paredes hasta ocupar un espacio que ahora se vería vació sin ellas. De cierta forma Yuki se sintió un poco más como su apartamento en ese momento. Dio una profunda calada que consumió lo que le quedaba de cigarrillo y sin más dilación volvió a tomar asiento delante del portátil.
Observando la línea parpadeante de su documento de texto, suspiró y retomo las líneas de su novela.
***********
-No, de verdad que no más. Si me como una más de esas galletitas, te aseguro que reviento.
Habían dado muchas vueltas para encontrar un sitio abierto a esas horas de la mañana. Finalmente por aburrimiento, y motivados por un pronto que les dio, habían comprado un montón de porquerías en una gasolinera abierta de las que tienen "mini market". Con las cazadoras llenas a reventar se habían apropiado de un banco de un parque, pintando el perfecto cuadro de un par de chavales que todavía no habían terminado la fiesta del día anterior y continuaban de litrona.
Más de una veintena de envueltas de colores se extendían a sus pies, Sakuma estaba pasando la bolsa de panchitos con chocolate a base de cerveza. A Shindo le dolía el estomago sólo de verlo.
- Si te soy sincero hacia mucho que no desayunaba tan bien -exclamó contento el cantante de Bad Luck. A Ryuichi le entro la risa
-¿Qué planes tenias para hoy Shu?
-Dormir. Dormir mucho. Y luego por la tarde pasarme por el videoclub a alquilar alguna película.
- Pero eso no esta bien nanoda!, Es aburrido!
-Supongo, pero Yuki esta ocupado con la novela, Hiro salía con Ayaca-san y yo no tenia nada especial pensado.
Sakuma lo miró fijamente frunciendo un poco el ceño antes de sonreír, y ponerse a Kumagoro sobre la cabeza saltando del banco.
-Pasa el día conmigo Shuichi! Hagamos cosas divertidas!!
Shindou tan sólo pudo sonreír y seguirle.
****************
Ya avanzada la mañana, K se encontraba sacando brillo a su ya de por si reluciente mágnum en la terraza de un café ubicado en una placita del centro. Las mesas a su alrededor parecían haber sido victimas de la peste, pues nadie se había acercado al rubio en todo el rato que estaba allí, ni siquiera el camarero del local. Pasados unos minutos un joven moreno con gafas de sol, cazadora y pantalones oscuros, depositó sutilmente un maletín de piel a sus pies, tomando asiento en una silla contigua.
-Llegas tarde
-Tuve problemas para conseguir la mercancía. ¿Y tú?, ¿Lo trajiste?
K guardó su arma. Ante la mirada ansiosa de su acompañante, cogió pausadamente el maletín, lo deposito en la mesa, y procedió a examinar pausadamente el contenido con minuciosa ceremonia.
-Están perfectamente bien, no los mires tanto. Estaban todavía calientes cuando los conseguí
-Ummm- el rubio cogió uno de aquellos pastelillos blanquecinos que se extendían en perfectas hileras dentro del maletín, dándole un pequeño bocado que saboreo plenamente- Oh well, lo prometido es deuda...
Extrajo un sobre blanco del bolsillo de su camisa y posándolo sobre la mesa, lo deslizo hasta el joven que le acompañaba.
El moreno se arrancó las gafas de la cara y las tiró a un lado, para recoger el sobre con manos temblorosas.
-Te incluí una foto "especial" dentro del sobre a parte de lo pactado presuponiendo las posibles molestias, que inevitablemente tendrías para conseguir la mercancía.
El manager de Bad Luck se puso de pie cerrando el maletín con clara intención de marchase.
Una cosa más Uesugi. Tu y yo nunca hemos tenido esta conversación. Ese sobre nunca a salido de mis manos, y tu a mi no me conoces de nada. Ryuichi podría enfadarse mucho si se enterase de que ando trapicheando con sus cosas por unos pastelitos.
Tatsuha se quedó sólo en el café con el sobre intacto aun entre sus manos, que comenzaban a sudar de expectación. Tanto trabajo para conseguir el teléfono de contacto del antiguo manager de su Sakuma-Sama, tantas llamadas para convencer al rubio de un encuentro, y tantos intentos de soborno posteriores para alcanzar lo que realmente deseaba. Nervioso miró a ambos lados antes de abrir el sobre.
Un fino hilo se sangre goteó por su nariz. En sus manos una foto de Ryuichi pillado por sorpresa saliendo de la ducha, junto a un numero de teléfono garabateado en una hoja de papel, estaban a punto de hacerlo llorar. Todo el sufrimiento que le habían costado conseguir aquel dichoso número desapareció al instante. Que era saltar la tapia de un convento cristiano en plena noche, romper cuatro cerraduras, asustar a un par de monjas que lo confundieron con un violador, robar unos miserables pasteles y escapar bajo la lluvia de plomo de la escopeta del párroco... nada, eso no era absolutamente nada, porque por fin lo había conseguido...
El numero del móvil de Sakuma Ryuichi.
************
Ya era tarde. Había anochecido hacia un rato y los cantantes estaba en un puesto de comida junto a las vías del metro. Shuichi ya había estado en aquel puesto con Hiro en otras ocasiones, casi todas ellas relacionadas con los desplantes que el novelista le había echo pasar. Shuichi sonrió melancólicamente ante esa idea, pero Sakuma no le dejo con el animo caído durante mucho tiempo. Después de la cena Shindo pidió unas cuantas cosas para llevar y Ryuichi le acompañó hasta su casa.
-Ah, toma, me gustaría que probases este juego. Lo he hecho yo nanoda!!
En la puerta del bloque de apartamentos Sakuma le tendió un disquete de ordenador. Shuichi parecía divertido con la idea.
-¿Tu?, ¿Cómo lo hiciste?
-Na, es muy fácil, míralo y ya me cuentas. Si te gusta luego te enseño!
-De acuerdo lo mirare enseguida- Shindou miró la hora del reloj- Iré subiendo. No quiero que lo que compre para Yuki se quede demasiado frió, porque el microondas no anda últimamente muy bien y no quiero tocarlo, no sea que se rompa y luego Yuki me eche a mi la culpa por manazas Jaja.
-Ya será menos je. Venga, buenas noches Shu. Mañana nos vemos nanoda!!!- Ryuichi tuvo un amago de marcharse pero se volvió con absoluta seriedad- eh, Shuichi, hoy lo he pasado muy bien contigo. Si cualquier otro día no tienes nada que hacer llámame ¿vale?. Podemos hacer cualquier cosa por ahí, no te quedes en casa aburrido sin salir como pensabas hacer hoy.
Y con una mano traviesa le apartó unos cabellos rebeldes de sus ojos amatista, para luego acariciarle delicadamente la mejilla
-Ehh... eh.. gracias Sakuma-san- Shuichi retrocedió para atrás nervioso, luchando contra el rubor de sus mejillas.- Ya nos vemos mañana en el estudio o cuando sea. ¡Adiós!
Hizo una leve inclinación con la cabeza mientras Sakuma le sonreía diciéndole adiós con la mano y entró en el portal. Ryuichi se quedó unos instantes en la puerta todavía despidiéndose, hasta que su sonrisa se fue borrando poco a poco y observó con tristeza aquellos dedos con los que había acariciado la tibia mejilla del chico.
-¡¡Tadaima Yuki!!, ¡¡Te traje algo para cenar!!
Shindo se quitó los zapatos mirando la luz del estudio que iluminaba tenuemente el pasillo
-¡Date prisa Yuki! ¡Sino se va a enfriar!
Se fue hasta la cocina a oscuras. A tientas dejó la bolsa sobre la mesa y antes de alcanzar el interruptor de la luz, sintió como un brazo le tomaba por la cintura y le empujaba hacia atrás. La primer impresión fue de pánico, pero al sentir unos cálidos labios buscando delicadamente su cuello; un cuerpo más alto que el suyo envuelto en una fragancia más que conocida, se relajó en esos brazos dejando escapar una risita divertida que sonó como un ronroneo.
-Ah Yuki, ¿qué haces aquí a oscuras?, me asustaste.
-Descanso. El teléfono no ha dejado de sonar en toda la tarde. Por cierto, la próxima semana tenemos que ir a comprar uno nuevo.
-¿Por qué?
-Porque lo tire por la ventana y calló en el tejado de los de enfrente.
Shuichi no hizo ningún comentario, tan solo rió por lo bajo cuando sintió una caria que pugnaba por alcanzar su piel a través de los impedimentos de su ropa.
-¿No dijiste que querías descansar? -preguntó en tono pícaro volviéndose para encarar a la oscuridad, que le oprimió los labios en un beso experimentado y exigente.
-Ya lo estoy haciendo- Las manos del escritor se introdujeron por dentro de la camisa, rozando con la yema de los dedos su espalda. En una caricia confiada posterior, y tras desabrochar un par de botones del pantalón del cantante, las dejo resbalar por dentro de la ropa interior, alcanzando sus redondeadas nalgas oprimiéndolas con fuerza, presionando el delgado cuerpo contra el suyo. Las mejillas del cantante ardían al tacto, y su reparación agitada recreaba en la mente del rubio múltiples expresiones atesoraras en largas noches compartidas.
-Cualquiera diría que me has echado de menos -murmuró el cantante en un jadeo entrecortado, tratando de arrancar una confesión de los labios de su amante.
-¿Debería?
Su respuesta era fría, pero sus manos eran cálidas, se perdían por su cuerpo acariciando, aprisionando, arrancándole suspiros rotos de excitación. Shuichi se vio recostado en una superficie dura que reconoció como la mesa de la cocina con el cuerpo de Yuki sobre él. El escritor besaba el pecho que había conseguido desnudar parcialmente, acompañando sus labios con tibias carias.
El cantante trató de sentarse sobre la mesa en busca de una posición más cómoda. La mano del rubio había ido bajando hasta quedar depositada sobre sus caderas, deslizándola hasta la entrepierna, para aprisionar su miembro dedicándole caricias que estremecían de tal manera su cuerpo que casi le hacían a perder el control de sus extremidades haciendo todavía más precario su equilibrio. Shuichi se desesperó tanto buscando sujeción sobre la mesa que, en el proceso, empujo lo que sobre ella se encontraba, produciendo un sonido húmedo al chafarse contra el suelo.
- ¡¡Tu ah,cena!!, ahh, ¡Mierda la tire! uff...¡¡Yuuukiii lo siento!!
Eiri inevitablemente suspiró en la oscuridad.
-Baka, no pienses ahora en eso- intentó besarlo de nuevo pero Shuichi se había puesto violento, preso de la culpabilidad.
-Pero Yuki, yo... buuuuaaaaaaaa... ¡¡Estropeé la cena de Yuuuukiiiiii!!
-¿Crees que me apetece cenar?
Los llantos cedieron, siendo remplazados por una serie de titubeos que terminaron siendo un inseguro "no".
Yuki encendió la luz de la cocina y la sensación para los dos fue de un fogonazo de luz que iba a quemarles las retinas.
-Eh... Yuki?
El escritor se volvió a la imagen del cántate despeinado, medio desnudo, turbado y con una excitación difícil de ocultar.
¿Por qué no vamos al dormitorio?, sabes que me encantan tus arranques de pasión... pero me estoy dejando los riñones aquí.
Yuki parpadeó un par de veces soltando una carcajada.
Shuichi lo miró perplejo, pocas personas lo habían visto sonreír, muchas menos reírse, pero carcajearse... posiblemente no lo hubiera echo delante de nadie en su vida.
El rubio abandonó la cocina, dejando sólo al cantante que comenzó a sentirse incómodo, y de alguna manera maldiciendo su idiotez por estropear siempre los momentos "especiales".
Bajó de la mesa colocándose la ropa y miró con desolación la cena destrozada en el suelo. Ya se estaba agachando a recogerla cuando el rubio regresó, apoyándose en el marco de la puerta con un cigarrillo prendido y vestido tan sólo con unos pantalones medio desabrochados.
-Shuichi deja eso. Te estoy esperando. ¿O prefieres que vaya empezando yo sólo?
- Eh... eh...- el cantante atónito, enrojeció hasta la raíz del cabello por varias razones. Tras lanzar una ultima mirada a la cena caída, salió corriendo rápidamente hacia el dormitorio tirando toda su ropa por el camino.
Yuki aspiró una ultima calada de su cigarrillo apagando la luz de la cocina tras de sí.
***********************
Hiro no se había levantado de muy buen humor. Las cosas que le estaban ocurriendo a lo largo de la mañana tampoco estaban contribuyendo mucho para mejorarlo. Lo primero que vio nada más salir por la puerta de su apartamento para ir a trabajar, fue a unos chavales intentando desguazar su moto. Los echo a patadas, los niñatos ya habían empezado a correr nada más verle ir hacia ellos con el casco en la mano y la cara de más absoluto puteo que verían en mucho tiempo. Una vez en la autopista tuvo problemas, pues los criajos si habían sido capaces de llevarse un par de piezas, entre ellas el espejo retrovisor, por lo que casi se lo come un coche por detrás cuando en una maniobra para adelantar no lo vio. Llegó al edificio de oficinas, y se dio cuenta que se había olvidado el pase para entrar en el estudio. Por lo tanto tuvo que esperar pacientemente hasta que alguien conocido le abriese la puerta. Shuichi al verlo llegar cansado, ojeroso y bastante taciturno, comenzó a reírse por lo bajo, sacando por adelantado sus propias conclusiones de lo que le había pasado el día anterior.
Los ensayos por la mañana fueron normales, Shindo ponía espíritu en cada letra de la canción, incluso Fujisaki no tuvo recriminaciones ese día. Terminaron los tres en la cafetería, con Nakano frente a un zumo de naranja al que tuvieron que invitarle, porque la cartera donde tenia el pase del estudio, era también la cartera donde tenia todo su dinero y por lo tanto había salido a calle sin nada.
-No están los ánimos para bromas ¿eh Hiro?- preguntó el cantante mirándole con compresión.
-Como pille a esos hijoputas te aseguro que los reviento. Ahora tendré que volver a casa, coger el dinero, e ir a comprar las piezas que me faltan. ¡¡Más gastos!!. Eso si es que tienen las piezas para mi moto y no tienen que pedirlas.
Nakano lloraba delante del zumo lamentándose por todas aquellas molestias innecesarias.
-Y para colmo a la vuelta, que me pillen los de carretera y me empapelen!!
-Tranquilo Hiro, podemos ir juntos al centro en el metro- El cantante sacó la cartera que iba atada con una cadena al pantalón ancho que llevaba- umm... si, todavía lo tengo. Me quedan ticket de sobra para los dos, y traigo mi tarjeta de crédito así que te puedo dejar yo el dinero. ¿Qué te parece?, ¿Quedamos hoy y vamos a por los recambios?
Suguru revolvía silenciosamente su café. Al no prestarle atención a nada en especial, localizó a K desde el mismo momento que entro en la cafetería. El manager se acercó hasta la barra, pidió algo, y luego tomo asiento con el grupo al completo.
-Umm, Which the problem is?!, veo muchas caras largas por aqui. Hiroshi, ¿qué te ocurre?. Smile!!!
-Unos capullos me robaron unas piezas de la moto- murmuró desganado el pelirrojo habiendo optado por la opción de beberse el zumo antes de que éste se caducara de tanto estar en estado contemplativo.
-Vamos a ir comprar los repuestos en cuanto salgamos- informó el cantante
-Me fastidia tener que ir en metro- farfulló Hiro con desgana- a estas horas está demasiado lleno. En fin, mejor eso que tener que pagar una multa.
K tomó un par de sorbos de la infusión adoptando una mueca distraída.
-La verdad es que yo tenía que arreglar esta tarde unos papeles en el banco.- Miró a los jóvenes con una sonrisa- puedo coger la furgoneta de la empresa y nos vamos todos juntos. ¿Qué os parece?
-Por mi bien- Nakano se encogió de hombros y se volvió hacia el componente más joven del grupo- Y tu Suguro, ¿Qué haces?¿Te vienes?
***************
Suguro miraba en silencio a través de la ventanilla junto al conductor, preguntándose como se había dejado engatusar. K había cogido la circunvalación que rodeaba la ciudad para ir al distrito donde se encontraba la tienda de repuestos del pelirrojo. Cuando ya llevaban un rato, todos en un silencio casi religioso, K había optado por "animar" el ambientillo poniendo uno de sus casetes en vez de la radio. Una melodía chillona pero vagamente familiar, había comenzado entonces a sonar dentro del coche. Los jóvenes se lanzaron miradas de desconfianza entre si, más aun cuando una voz en plan "pitufillo" comenzó a canturrear "Vamos de paseo, pi pi piii" para el terror de Bad Luck al completo. Suguro desde el asiento delantero se volvió buscando la ayuda de los otros dos que se lanzaban miradas entre sí, gesticulando mucho y poniendo muecas fácilmente legibles, para decidirse quien iba a ser el cabeza de turco en lo que se refería a decirle al manager, que quitara aquella melodía (por denominarla de alguna manera), arriesgando así su propia integridad física por el bien común y la supervivencia neuronal del grupo.
-Eh... eh... -tartamudeó con inseguridad Suguro poco después de que el pelirrojo y el vocalista comenzaran a darle patadas en el asiento desde atrás- K, oye... podrías ... ehh ¿Poner otra cosa?
K se volvió hacia él mirándole tras las opacas gafas de sol que utilizaba para conducir.
-¿No os gusta la música?. No problem! pondré otra cosa.
-¡¡Pero no sueltes el volante!! -gritó Hiroshi cuando el manager se olvido de que era él, el que llevaba el vehículo y se puso a buscar más música en la guantera.
-AAAAAAAhhh ¡¡Que vienen tres de frente!! - gritó Shuichi poniéndose de pie como pudo dentro del automóvil llevado por el pánico.
Suguro sujetó como pudo el volante, pegando un volantazo que esquivó por los pelos a los tres vehículos contrarios.
En la autoría los demás conductores tan sólo veían una temeraria furgoneta a gran velocidad, que no dejaba de hacer eses, con tendencias suicidas u homicidas hacia otros automóviles.
-K!! ¡¡El volanteeeeeeeeeeee!!
-A ver si os gusta esta, es una cinta que me dejaron el otro día y esta muy bi....
-EL VOLANTEEEE!! -gritaron los tres al unísono llevados por el pavor al ver otra tanda de coches que se les echaban encima.
Como si nada anormal hubiese ocurrido, el manager recuperó con tranquilidad el mando del vehículo, se colocó las gafas de sol con indiferencia y cambió el caset de la radio.
"WUUUAAAAAAAAAA, Kill you - fuck you - i will never be you
Kill you - fuck you - i will never be you
I can't fuckin' take it anymore"*
Los guturales gritos del cantante a todo volumen les provoco otra sacudida, haciéndoles saltar nuevamente en sus asientos.
El manager rió a pleno pulmón ante los rostros exentos de color que los jóvenes presentaban.
Se alzó una comunitaria oración silenciosa cuando el grupo llegó a su destino. Suguro se bajó aun tambaleante, y Hiroshi le iba susurrando a Shuichi de camino a la tienda, que prefería enfrentarse a los peligros del metro antes que volver a repetir tan traumática experiencia.
-Hey! Hurry!. Que si nos da tiempo después de ir al banco, os invito a tomar un helado antes de volver al estudio!! JAJAAAJAA
Los chicos entraron en la tienda, lanzando miradas desconfiadas al manager.
-Hiro... ya se que prefieres ir en metro. ¿Pero no estaría muy mal por nuestra parte, dejar al pobre Suguro sólo?. Podría tomárselo como una ofensa personal, y claro, eso luego repercutiría en el trabajo de la banda...
-Shuichi ya lo capto- suspiro el pelirrojo mirando en derredor buscando las piezas- iremos a por ese helado. Además no podemos ser tan desagradecidos con K... aunque éste casi nos mate...
Compraron los recambios y se fueron todos al banco.
************************* New Continue???
Bueno aquí va el capitulo 2, espero que este esté resultando más interesante, porque la verdad es que el primero no me tenia muy satisfecha.
Ja-ne!!
Yuki Eiri observó la puerta cerrada absorbiendo el silencio.
Regresó con paso distraído hasta su estudio lanzando un último vistazo al salón. El sofá estaba lleno de revistas, y el viejo y anticuado pc que hasta hacia muy poco había ocupado la mesita central de la estancia, ahora disfruta de una mesa propia en una de las paredes. Sus labios se curvaron en una imperceptible sonrisa. Con el tiempo el apartamento se había ido llenando de pequeños detalles de él; al principio fue tan sólo una manta y una almohada pequeña dobladas cuidadosamente en un borde del sofá, poco a poco fueron siendo otras cosas, una determinada marca de leche en la nevera, cds de música que él no había comprado metidos en su mini cadena, revistas de musica sobre la mesita, unas cuantas perchas del armario usurpadas.
Las pertenencias de Shindou Shuichi se había ido extendiendo poco a poco, como un pequeño cáncer, por aquellas paredes hasta ocupar un espacio que ahora se vería vació sin ellas. De cierta forma Yuki se sintió un poco más como su apartamento en ese momento. Dio una profunda calada que consumió lo que le quedaba de cigarrillo y sin más dilación volvió a tomar asiento delante del portátil.
Observando la línea parpadeante de su documento de texto, suspiró y retomo las líneas de su novela.
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-No, de verdad que no más. Si me como una más de esas galletitas, te aseguro que reviento.
Habían dado muchas vueltas para encontrar un sitio abierto a esas horas de la mañana. Finalmente por aburrimiento, y motivados por un pronto que les dio, habían comprado un montón de porquerías en una gasolinera abierta de las que tienen "mini market". Con las cazadoras llenas a reventar se habían apropiado de un banco de un parque, pintando el perfecto cuadro de un par de chavales que todavía no habían terminado la fiesta del día anterior y continuaban de litrona.
Más de una veintena de envueltas de colores se extendían a sus pies, Sakuma estaba pasando la bolsa de panchitos con chocolate a base de cerveza. A Shindo le dolía el estomago sólo de verlo.
- Si te soy sincero hacia mucho que no desayunaba tan bien -exclamó contento el cantante de Bad Luck. A Ryuichi le entro la risa
-¿Qué planes tenias para hoy Shu?
-Dormir. Dormir mucho. Y luego por la tarde pasarme por el videoclub a alquilar alguna película.
- Pero eso no esta bien nanoda!, Es aburrido!
-Supongo, pero Yuki esta ocupado con la novela, Hiro salía con Ayaca-san y yo no tenia nada especial pensado.
Sakuma lo miró fijamente frunciendo un poco el ceño antes de sonreír, y ponerse a Kumagoro sobre la cabeza saltando del banco.
-Pasa el día conmigo Shuichi! Hagamos cosas divertidas!!
Shindou tan sólo pudo sonreír y seguirle.
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Ya avanzada la mañana, K se encontraba sacando brillo a su ya de por si reluciente mágnum en la terraza de un café ubicado en una placita del centro. Las mesas a su alrededor parecían haber sido victimas de la peste, pues nadie se había acercado al rubio en todo el rato que estaba allí, ni siquiera el camarero del local. Pasados unos minutos un joven moreno con gafas de sol, cazadora y pantalones oscuros, depositó sutilmente un maletín de piel a sus pies, tomando asiento en una silla contigua.
-Llegas tarde
-Tuve problemas para conseguir la mercancía. ¿Y tú?, ¿Lo trajiste?
K guardó su arma. Ante la mirada ansiosa de su acompañante, cogió pausadamente el maletín, lo deposito en la mesa, y procedió a examinar pausadamente el contenido con minuciosa ceremonia.
-Están perfectamente bien, no los mires tanto. Estaban todavía calientes cuando los conseguí
-Ummm- el rubio cogió uno de aquellos pastelillos blanquecinos que se extendían en perfectas hileras dentro del maletín, dándole un pequeño bocado que saboreo plenamente- Oh well, lo prometido es deuda...
Extrajo un sobre blanco del bolsillo de su camisa y posándolo sobre la mesa, lo deslizo hasta el joven que le acompañaba.
El moreno se arrancó las gafas de la cara y las tiró a un lado, para recoger el sobre con manos temblorosas.
-Te incluí una foto "especial" dentro del sobre a parte de lo pactado presuponiendo las posibles molestias, que inevitablemente tendrías para conseguir la mercancía.
El manager de Bad Luck se puso de pie cerrando el maletín con clara intención de marchase.
Una cosa más Uesugi. Tu y yo nunca hemos tenido esta conversación. Ese sobre nunca a salido de mis manos, y tu a mi no me conoces de nada. Ryuichi podría enfadarse mucho si se enterase de que ando trapicheando con sus cosas por unos pastelitos.
Tatsuha se quedó sólo en el café con el sobre intacto aun entre sus manos, que comenzaban a sudar de expectación. Tanto trabajo para conseguir el teléfono de contacto del antiguo manager de su Sakuma-Sama, tantas llamadas para convencer al rubio de un encuentro, y tantos intentos de soborno posteriores para alcanzar lo que realmente deseaba. Nervioso miró a ambos lados antes de abrir el sobre.
Un fino hilo se sangre goteó por su nariz. En sus manos una foto de Ryuichi pillado por sorpresa saliendo de la ducha, junto a un numero de teléfono garabateado en una hoja de papel, estaban a punto de hacerlo llorar. Todo el sufrimiento que le habían costado conseguir aquel dichoso número desapareció al instante. Que era saltar la tapia de un convento cristiano en plena noche, romper cuatro cerraduras, asustar a un par de monjas que lo confundieron con un violador, robar unos miserables pasteles y escapar bajo la lluvia de plomo de la escopeta del párroco... nada, eso no era absolutamente nada, porque por fin lo había conseguido...
El numero del móvil de Sakuma Ryuichi.
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Ya era tarde. Había anochecido hacia un rato y los cantantes estaba en un puesto de comida junto a las vías del metro. Shuichi ya había estado en aquel puesto con Hiro en otras ocasiones, casi todas ellas relacionadas con los desplantes que el novelista le había echo pasar. Shuichi sonrió melancólicamente ante esa idea, pero Sakuma no le dejo con el animo caído durante mucho tiempo. Después de la cena Shindo pidió unas cuantas cosas para llevar y Ryuichi le acompañó hasta su casa.
-Ah, toma, me gustaría que probases este juego. Lo he hecho yo nanoda!!
En la puerta del bloque de apartamentos Sakuma le tendió un disquete de ordenador. Shuichi parecía divertido con la idea.
-¿Tu?, ¿Cómo lo hiciste?
-Na, es muy fácil, míralo y ya me cuentas. Si te gusta luego te enseño!
-De acuerdo lo mirare enseguida- Shindou miró la hora del reloj- Iré subiendo. No quiero que lo que compre para Yuki se quede demasiado frió, porque el microondas no anda últimamente muy bien y no quiero tocarlo, no sea que se rompa y luego Yuki me eche a mi la culpa por manazas Jaja.
-Ya será menos je. Venga, buenas noches Shu. Mañana nos vemos nanoda!!!- Ryuichi tuvo un amago de marcharse pero se volvió con absoluta seriedad- eh, Shuichi, hoy lo he pasado muy bien contigo. Si cualquier otro día no tienes nada que hacer llámame ¿vale?. Podemos hacer cualquier cosa por ahí, no te quedes en casa aburrido sin salir como pensabas hacer hoy.
Y con una mano traviesa le apartó unos cabellos rebeldes de sus ojos amatista, para luego acariciarle delicadamente la mejilla
-Ehh... eh.. gracias Sakuma-san- Shuichi retrocedió para atrás nervioso, luchando contra el rubor de sus mejillas.- Ya nos vemos mañana en el estudio o cuando sea. ¡Adiós!
Hizo una leve inclinación con la cabeza mientras Sakuma le sonreía diciéndole adiós con la mano y entró en el portal. Ryuichi se quedó unos instantes en la puerta todavía despidiéndose, hasta que su sonrisa se fue borrando poco a poco y observó con tristeza aquellos dedos con los que había acariciado la tibia mejilla del chico.
-¡¡Tadaima Yuki!!, ¡¡Te traje algo para cenar!!
Shindo se quitó los zapatos mirando la luz del estudio que iluminaba tenuemente el pasillo
-¡Date prisa Yuki! ¡Sino se va a enfriar!
Se fue hasta la cocina a oscuras. A tientas dejó la bolsa sobre la mesa y antes de alcanzar el interruptor de la luz, sintió como un brazo le tomaba por la cintura y le empujaba hacia atrás. La primer impresión fue de pánico, pero al sentir unos cálidos labios buscando delicadamente su cuello; un cuerpo más alto que el suyo envuelto en una fragancia más que conocida, se relajó en esos brazos dejando escapar una risita divertida que sonó como un ronroneo.
-Ah Yuki, ¿qué haces aquí a oscuras?, me asustaste.
-Descanso. El teléfono no ha dejado de sonar en toda la tarde. Por cierto, la próxima semana tenemos que ir a comprar uno nuevo.
-¿Por qué?
-Porque lo tire por la ventana y calló en el tejado de los de enfrente.
Shuichi no hizo ningún comentario, tan solo rió por lo bajo cuando sintió una caria que pugnaba por alcanzar su piel a través de los impedimentos de su ropa.
-¿No dijiste que querías descansar? -preguntó en tono pícaro volviéndose para encarar a la oscuridad, que le oprimió los labios en un beso experimentado y exigente.
-Ya lo estoy haciendo- Las manos del escritor se introdujeron por dentro de la camisa, rozando con la yema de los dedos su espalda. En una caricia confiada posterior, y tras desabrochar un par de botones del pantalón del cantante, las dejo resbalar por dentro de la ropa interior, alcanzando sus redondeadas nalgas oprimiéndolas con fuerza, presionando el delgado cuerpo contra el suyo. Las mejillas del cantante ardían al tacto, y su reparación agitada recreaba en la mente del rubio múltiples expresiones atesoraras en largas noches compartidas.
-Cualquiera diría que me has echado de menos -murmuró el cantante en un jadeo entrecortado, tratando de arrancar una confesión de los labios de su amante.
-¿Debería?
Su respuesta era fría, pero sus manos eran cálidas, se perdían por su cuerpo acariciando, aprisionando, arrancándole suspiros rotos de excitación. Shuichi se vio recostado en una superficie dura que reconoció como la mesa de la cocina con el cuerpo de Yuki sobre él. El escritor besaba el pecho que había conseguido desnudar parcialmente, acompañando sus labios con tibias carias.
El cantante trató de sentarse sobre la mesa en busca de una posición más cómoda. La mano del rubio había ido bajando hasta quedar depositada sobre sus caderas, deslizándola hasta la entrepierna, para aprisionar su miembro dedicándole caricias que estremecían de tal manera su cuerpo que casi le hacían a perder el control de sus extremidades haciendo todavía más precario su equilibrio. Shuichi se desesperó tanto buscando sujeción sobre la mesa que, en el proceso, empujo lo que sobre ella se encontraba, produciendo un sonido húmedo al chafarse contra el suelo.
- ¡¡Tu ah,cena!!, ahh, ¡Mierda la tire! uff...¡¡Yuuukiii lo siento!!
Eiri inevitablemente suspiró en la oscuridad.
-Baka, no pienses ahora en eso- intentó besarlo de nuevo pero Shuichi se había puesto violento, preso de la culpabilidad.
-Pero Yuki, yo... buuuuaaaaaaaa... ¡¡Estropeé la cena de Yuuuukiiiiii!!
-¿Crees que me apetece cenar?
Los llantos cedieron, siendo remplazados por una serie de titubeos que terminaron siendo un inseguro "no".
Yuki encendió la luz de la cocina y la sensación para los dos fue de un fogonazo de luz que iba a quemarles las retinas.
-Eh... Yuki?
El escritor se volvió a la imagen del cántate despeinado, medio desnudo, turbado y con una excitación difícil de ocultar.
¿Por qué no vamos al dormitorio?, sabes que me encantan tus arranques de pasión... pero me estoy dejando los riñones aquí.
Yuki parpadeó un par de veces soltando una carcajada.
Shuichi lo miró perplejo, pocas personas lo habían visto sonreír, muchas menos reírse, pero carcajearse... posiblemente no lo hubiera echo delante de nadie en su vida.
El rubio abandonó la cocina, dejando sólo al cantante que comenzó a sentirse incómodo, y de alguna manera maldiciendo su idiotez por estropear siempre los momentos "especiales".
Bajó de la mesa colocándose la ropa y miró con desolación la cena destrozada en el suelo. Ya se estaba agachando a recogerla cuando el rubio regresó, apoyándose en el marco de la puerta con un cigarrillo prendido y vestido tan sólo con unos pantalones medio desabrochados.
-Shuichi deja eso. Te estoy esperando. ¿O prefieres que vaya empezando yo sólo?
- Eh... eh...- el cantante atónito, enrojeció hasta la raíz del cabello por varias razones. Tras lanzar una ultima mirada a la cena caída, salió corriendo rápidamente hacia el dormitorio tirando toda su ropa por el camino.
Yuki aspiró una ultima calada de su cigarrillo apagando la luz de la cocina tras de sí.
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Hiro no se había levantado de muy buen humor. Las cosas que le estaban ocurriendo a lo largo de la mañana tampoco estaban contribuyendo mucho para mejorarlo. Lo primero que vio nada más salir por la puerta de su apartamento para ir a trabajar, fue a unos chavales intentando desguazar su moto. Los echo a patadas, los niñatos ya habían empezado a correr nada más verle ir hacia ellos con el casco en la mano y la cara de más absoluto puteo que verían en mucho tiempo. Una vez en la autopista tuvo problemas, pues los criajos si habían sido capaces de llevarse un par de piezas, entre ellas el espejo retrovisor, por lo que casi se lo come un coche por detrás cuando en una maniobra para adelantar no lo vio. Llegó al edificio de oficinas, y se dio cuenta que se había olvidado el pase para entrar en el estudio. Por lo tanto tuvo que esperar pacientemente hasta que alguien conocido le abriese la puerta. Shuichi al verlo llegar cansado, ojeroso y bastante taciturno, comenzó a reírse por lo bajo, sacando por adelantado sus propias conclusiones de lo que le había pasado el día anterior.
Los ensayos por la mañana fueron normales, Shindo ponía espíritu en cada letra de la canción, incluso Fujisaki no tuvo recriminaciones ese día. Terminaron los tres en la cafetería, con Nakano frente a un zumo de naranja al que tuvieron que invitarle, porque la cartera donde tenia el pase del estudio, era también la cartera donde tenia todo su dinero y por lo tanto había salido a calle sin nada.
-No están los ánimos para bromas ¿eh Hiro?- preguntó el cantante mirándole con compresión.
-Como pille a esos hijoputas te aseguro que los reviento. Ahora tendré que volver a casa, coger el dinero, e ir a comprar las piezas que me faltan. ¡¡Más gastos!!. Eso si es que tienen las piezas para mi moto y no tienen que pedirlas.
Nakano lloraba delante del zumo lamentándose por todas aquellas molestias innecesarias.
-Y para colmo a la vuelta, que me pillen los de carretera y me empapelen!!
-Tranquilo Hiro, podemos ir juntos al centro en el metro- El cantante sacó la cartera que iba atada con una cadena al pantalón ancho que llevaba- umm... si, todavía lo tengo. Me quedan ticket de sobra para los dos, y traigo mi tarjeta de crédito así que te puedo dejar yo el dinero. ¿Qué te parece?, ¿Quedamos hoy y vamos a por los recambios?
Suguru revolvía silenciosamente su café. Al no prestarle atención a nada en especial, localizó a K desde el mismo momento que entro en la cafetería. El manager se acercó hasta la barra, pidió algo, y luego tomo asiento con el grupo al completo.
-Umm, Which the problem is?!, veo muchas caras largas por aqui. Hiroshi, ¿qué te ocurre?. Smile!!!
-Unos capullos me robaron unas piezas de la moto- murmuró desganado el pelirrojo habiendo optado por la opción de beberse el zumo antes de que éste se caducara de tanto estar en estado contemplativo.
-Vamos a ir comprar los repuestos en cuanto salgamos- informó el cantante
-Me fastidia tener que ir en metro- farfulló Hiro con desgana- a estas horas está demasiado lleno. En fin, mejor eso que tener que pagar una multa.
K tomó un par de sorbos de la infusión adoptando una mueca distraída.
-La verdad es que yo tenía que arreglar esta tarde unos papeles en el banco.- Miró a los jóvenes con una sonrisa- puedo coger la furgoneta de la empresa y nos vamos todos juntos. ¿Qué os parece?
-Por mi bien- Nakano se encogió de hombros y se volvió hacia el componente más joven del grupo- Y tu Suguro, ¿Qué haces?¿Te vienes?
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Suguro miraba en silencio a través de la ventanilla junto al conductor, preguntándose como se había dejado engatusar. K había cogido la circunvalación que rodeaba la ciudad para ir al distrito donde se encontraba la tienda de repuestos del pelirrojo. Cuando ya llevaban un rato, todos en un silencio casi religioso, K había optado por "animar" el ambientillo poniendo uno de sus casetes en vez de la radio. Una melodía chillona pero vagamente familiar, había comenzado entonces a sonar dentro del coche. Los jóvenes se lanzaron miradas de desconfianza entre si, más aun cuando una voz en plan "pitufillo" comenzó a canturrear "Vamos de paseo, pi pi piii" para el terror de Bad Luck al completo. Suguro desde el asiento delantero se volvió buscando la ayuda de los otros dos que se lanzaban miradas entre sí, gesticulando mucho y poniendo muecas fácilmente legibles, para decidirse quien iba a ser el cabeza de turco en lo que se refería a decirle al manager, que quitara aquella melodía (por denominarla de alguna manera), arriesgando así su propia integridad física por el bien común y la supervivencia neuronal del grupo.
-Eh... eh... -tartamudeó con inseguridad Suguro poco después de que el pelirrojo y el vocalista comenzaran a darle patadas en el asiento desde atrás- K, oye... podrías ... ehh ¿Poner otra cosa?
K se volvió hacia él mirándole tras las opacas gafas de sol que utilizaba para conducir.
-¿No os gusta la música?. No problem! pondré otra cosa.
-¡¡Pero no sueltes el volante!! -gritó Hiroshi cuando el manager se olvido de que era él, el que llevaba el vehículo y se puso a buscar más música en la guantera.
-AAAAAAAhhh ¡¡Que vienen tres de frente!! - gritó Shuichi poniéndose de pie como pudo dentro del automóvil llevado por el pánico.
Suguro sujetó como pudo el volante, pegando un volantazo que esquivó por los pelos a los tres vehículos contrarios.
En la autoría los demás conductores tan sólo veían una temeraria furgoneta a gran velocidad, que no dejaba de hacer eses, con tendencias suicidas u homicidas hacia otros automóviles.
-K!! ¡¡El volanteeeeeeeeeeee!!
-A ver si os gusta esta, es una cinta que me dejaron el otro día y esta muy bi....
-EL VOLANTEEEE!! -gritaron los tres al unísono llevados por el pavor al ver otra tanda de coches que se les echaban encima.
Como si nada anormal hubiese ocurrido, el manager recuperó con tranquilidad el mando del vehículo, se colocó las gafas de sol con indiferencia y cambió el caset de la radio.
"WUUUAAAAAAAAAA, Kill you - fuck you - i will never be you
Kill you - fuck you - i will never be you
I can't fuckin' take it anymore"*
Los guturales gritos del cantante a todo volumen les provoco otra sacudida, haciéndoles saltar nuevamente en sus asientos.
El manager rió a pleno pulmón ante los rostros exentos de color que los jóvenes presentaban.
Se alzó una comunitaria oración silenciosa cuando el grupo llegó a su destino. Suguro se bajó aun tambaleante, y Hiroshi le iba susurrando a Shuichi de camino a la tienda, que prefería enfrentarse a los peligros del metro antes que volver a repetir tan traumática experiencia.
-Hey! Hurry!. Que si nos da tiempo después de ir al banco, os invito a tomar un helado antes de volver al estudio!! JAJAAAJAA
Los chicos entraron en la tienda, lanzando miradas desconfiadas al manager.
-Hiro... ya se que prefieres ir en metro. ¿Pero no estaría muy mal por nuestra parte, dejar al pobre Suguro sólo?. Podría tomárselo como una ofensa personal, y claro, eso luego repercutiría en el trabajo de la banda...
-Shuichi ya lo capto- suspiro el pelirrojo mirando en derredor buscando las piezas- iremos a por ese helado. Además no podemos ser tan desagradecidos con K... aunque éste casi nos mate...
Compraron los recambios y se fueron todos al banco.
************************* New Continue???
Bueno aquí va el capitulo 2, espero que este esté resultando más interesante, porque la verdad es que el primero no me tenia muy satisfecha.
Ja-ne!!
