Tatsuha había perdido muchas horas de sueño delante de su teléfono móvil.
Ansiedad, expectación, temor, todo ello reflejado en sus ojos cuando, por veinteava vez en un minuto, miraba el número en un papel manoseado que tenía entre sus dedos. No se trataba de pudor a la hora de llamar, en realidad le había faltado tiempo para hacerlo, simplemente es que le estaba resultado muy difícil, por no decir imposible, ponerse en contacto con el cantante. Esperanzado, volvió a marcar el numero del arrugado papel que en realidad ya se sabia perfectamente de memoria.
Piiii....piiiii.....pii
-Este es el buzón de voz de Kumagoro nanoda!, deje su mensaje al oír la señal... Piiiiiiiiii
Frunciendo el ceño, el menor de los Uesugi colgó el teléfono al ver acercarse el metro al anden. Recogió la mochila del suelo y entró cuando las puertas se abrieron silenciosas, sentándose en el primer sitio libre que encontró dentro del vagón. Cuarenta y cinco minutos después se bajaba en un distrito alejado de la urbe, donde las viviendas tradicionales se mezclaban con pisos más modernos, pero todo ellos de visible ostentación económica.
Tahsuha se detuvo junto a un portal, llamó al timbre y esperó. Y siguió esperando. Volvió a llamar al timbre, dejando su dedo pegado en el botón hasta que comenzó a sentir entumecimiento seguido del característico hormigueo. Y aun así, no consiguió respuesta procedente del interior del piso.
Con una sonrisa maliciosa, Tatsuha miró a ambos lados de la calle antes de extraer una llave de uno de sus bolsillos y escabullirse rápidamente en el bloque de pisos. Abrió la puerta con absoluta tranquilidad, cerrándola de un sonoro portazo tras de sí. Sin quitarse los zapatos a la entrada, tiró la mochila sobre el sofá del salón, entrando confiadamente en la cocina. Con manos ágiles extrajo de la nevera tras exhaustivas búsquedas, una lata de cerveza para írsela bebiendo mientras cotilleaba por la casa a voluntad.
No obstante, casi se atraganta del susto cuando, al salir de la cocina, se encontró frente a frente con su hermano estoicamente de pie con los brazos cruzados, estudiándolo impasible.
-¿Cómo has conseguido esa llave Tahsuha?
-Ah, eeeh... je, hola hermanito. Pensaba que no estabas en casa, cómo no contestabas...
El rubio parecía estar tratando de matarle con la mirada.
-Pues veras... Mika me mandó que te trajera un encargo... y bueno, pensaba dejártelo por aquí.
El moreno puso su expresión más angelical, que fue truncada cuando Yuki camino hasta escasos centímetros de su cara y tras tomarle con fuerza la muñeca donde portaba la cerveza, exigió.
-La llave.
-Eh, si toma, aquí tienes. - Se la entregó con una sonrisa. El novelista pareció satisfecho pues se volvió encendiendo un cigarrillo. Tatsuha aliviado, dejó escapar un suspiro sin mostrar dolor por la perdida del objeto, total, el conservaba cinco copias más en su casa...
¿Por qué no me abriste abajo?
-Pensé que se trataba de la editora. Bueno, viniste a darme algo de Mika, déjalo por ahí y márchate de una vez.
-Miras que eres borde hermanito- Tatsuha se encogió de hombros y haciéndose el indiferente, posó la lata de cerveza en la mesa del salón , sentándose placidamente en el sofá. -¿Estas tu sólo?
-Si, pero no te importa.
-Ya decía yo que tenias cara de amargado- comentó el moreno recibiendo una mirada gélida y amenazante. Eiri no veía la forma de echar a su hermano una vez se ponía cómodo en un lugar, y por las pintas, mucho se temía que ya era demasiado tarde. Suspiró dando una calada a su cigarrillo mientras iba a por otra lata de cerveza a la cocina. Ya se sabe el dicho, si no puedes con ellos, úneteles.
Aun estado el dueño del inmueble delante, Tatsuha se permitió coger el mando de la tele y comenzar a pasar canales con clara mueca de aburrimiento, al final desistió dejando un canal de noticias de poco interés.
-¿Dónde esta Shuichi?, ¿Por la hora no tendría que estar ya aquí contigo en amor y compañía?
El rubio tomó asiento a su lado pasando por alto el tono mordaz de su hermano pequeño.
-No lo sé, tampoco me interesa. Quizá me haya llamado por teléfono, pero no he cogido ninguna llamada.
Tatsuha miraba la pantalla brillante del televisor sin prestar atención a las imágenes mientras Yuki bebía pausadamente de su cerveza.
-Ummm- comenzó en tono pensativo- ¿cuando me lo vas a dejar una noche?
-¿El qué?
-El "que" no, sino a "quien". A Shuichi, ¿quién si no?, ¿Cuando me lo vas a dejar una noche?
Yuki le dirigió una mirada de reojo a su hermano pequeño sin dignarse a responder. Tatsuha lo encaró ofendido.
-¿Desde cuado te has vuelto tan quisquilloso con tus cosas?. Antes no tenias problemas para compartir a tus amantes conmigo.
El rubio no pudo evitar adoptar una expresión atípica, próxima al desaliento total, tomando nuevamente su cigarrillo para darle una calada tranquila.
-Tatsuha- explicó pausadamente- tu y yo nunca hemos compartido ningún amante, así que deja de montarte películas.
-Técnicamente no, pero nunca me pusiste ningún reparo cuando "consolé" a algunas de esas chicas que tu antes te follabas una noche y luego las echabas de tu casa sin siquiera recordar su nombre.
-Hice con ellas lo mismo que ellas pretendían hacer conmigo. Pero de todas formas... ¿qué tiene que ver eso con Shuichi?
-Nada, pero quiero que me lo prestes. Quiero hacer "cositas" con él.
Una mueca babeante se extendió por el rostro del hermano menor de los Uesugi. A Yuki le costaba entender, porque siquiera estaba manteniendo aquella "conversación"
-Pues díselo a él- cortó bruscamente levantándose del sofá.
**********
-Wait please!!!, arreglo rápidamente los papeles y nos marchamos. Ok?
K se quitó las gafas de sol, guardándolas en el bolsillo de su camisa. Se dirigió a uno de los encargados de dirección y éste se lo llevo a una sala aparte. Bad Luck se quedó en mitad de la gran sala central del banco. A los pocos minutos Shuichi ya le estaba tomando el pelo a Hiroshi con los intereses que le iba a cobrar por el préstamo del dinero de los recambios para su moto.
Un hombre joven entro por la puerta giratoria del banco con aire perdido, parecía buscar algo. Al reconocer la cabellera rosada del vocalista sonrió ampliamente alzando su conejo de peluche por encima de la cabeza.
-¡¡Shuichi!!
El aludido sonrió al volverse y ver a Sakuma parado tímidamente junto a la puerta del banco.
Iba a indicarle que se acercara, cuando un hombre corpulento, vestido con ropa oscura y con la cara oculta tras un pasa montañas, irrumpió en el establecimiento, con una metralleta alzada, gastando munición para hacerse notar por si su aspecto no llamaba de entrada bastante la atención.
-¿Nanda noda?
Ryuichi apenas le había dado tiempo a volverse cuando el hombre lo había tomado por el cuello apuntándole la sien con la metralleta.
-¡¡¡Esto es un atraco!!, ¡¡Todo el mundo al suelo!! ¡Qué nadie se mueva o le mato!
La gente le miró con pavor. El guardia de seguridad que era un viejecito barrigón se había quedado estático en su silla.
-¡¡Sakuma-san!! -exclamó Shuichi sin saber que hacer revolviéndose el cabello.
-¿Esto es un juego nanoda?- le preguntó con expresión infantil el cantante de Nittle Grasper al fornido delincuente- Pero yo ahora no quiero jugar contigo, yo quiero jugar son Shu-chan.
Y sin saber muy bien como lo hizo, Sakuma se libró del desconocido, que se quedó tan sólo con el peluche rosa, cuando el cantante saltó en plancha sobre Shuichi que lo miraba con ojos de cordero degollado.
-¡¡Shuichi ¿jugamos a policías?!!
-¡¡Sakuma-san que ese tío casi te mata!!- exclamaba atónito Suguro desde el suelo cubriéndose desquiciadamente la cabeza con las manos- ¡¡¿Por qué aceptaría venir?!!- agonizó por lo bajo- ¡¡Con lo bien que estaba yo en el estudio!!
-¡¡Salvare a Kumagoro del hombre malo!!- Sakuma se había puesto de pie con un disfraz de vaquero con placa de sheriff de plástico fosforito y pistolas de colores chillones.
Hiroshi tenía los ojos desencajados mientras que Shuichi, completamente acojonado, se había agarrado de la pierna de Sakuma y no hacia más que tirar de sus pantalones para abajo para que se tirase al suelo como el resto.
Una granada voló por el aire hasta los pies del atracador, provocado una gran explosión que se llevó por delante al delincuente, la puerta y de paso algo de la pared del edificio. Cuando se disipó la humareda de los cascotes, K le estaba pisando la mano al hombre del pasamontañas y sujetaba divertido la metralleta del tipo sobre su hombro.
-Bad Boy!! Los niños no deben jugar con cosas peligrosas!.
Sakuma corrió hacia él con una gran sonrisa en la cara, pero al llegar a su lado pareció enfurruñarse.
-¡¡K!!, yo también quería jugar. - se encogió de hombros y comenzó a buscar su conejito de peluche, pero al encontrarlo su expresión alegre y juvenil se convirtió en una mueca de dolor y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Kumagoro estaba destrozado. Shuichi llegó a su lado cuando un cabizbajo Sakuma recogía los pedazos del suelo y abrazándolos se echaba a llorar.
Shindo se sintió muy mal interiormente. No supo que hacer para tratar de consolar a su amigo, sabia lo mucho que apreciaba ese conejo y el verlo en ese estado lo dejaba impotente. Nervioso le observó unos momentos, y al final se decidió a abrazarlo tomando su cabeza con una mano, peinando sus cabellos en lo que esperaba, fuera una caricia tranquilizadora. Sakuma dejó caer los trozos de peluche y se agarró con todas sus fuerzas a la ropa del joven de cabellos rosados hundiendo su humedecido rostro en su pecho.
El resto del grupo miraba la escena con cierta desolación. K, miró al hombre inconsciente en el suelo y le propinó una fuerte patada en las costillas. Hiroshi a su manera también quería ayudar, pero no veía la forma de hacerlo. Sin que nadie lo viera recogió los pedazos del antiguo peluche rosa del suelo y los guardó entre sus bolsas.
-Ummm, vamonos de aquí, esta llegando la prensa y la policía -murmuró K saliendo por el hueco en la pared que antes había sido la puerta.
**************
Tatsuha seguía en el salón del piso del escritor, abandonado de toda atención del rubio que había vuelto a su trabajo en su estudio. Tenía una caja sobre sus rodillas que ponía "propiedad de Shindo Shuichi" y que estaba llena con todo el material que el vocalista de Bad Luck tenia de Sakuma Ryuichi. El canal de noticias seguía retransmitiendo de fondo relegado de atención.
-Y esta tarde, en la periferia de Tokyo, un hombre armado intento robar... blablabla- el moreno dejó de mirar aquellos cds, pegatinas y posters, al creer ver de reojo a un pelirrojo junto con otro tío más pequeño de pelo rosa. La reportera estaba en primer plano contando rápidamente los sucesos acontecidos en aquel lugar lleno de cascotes. a su espalda eran fácilmente reconocibles unas siluetas que salían corriendo rápidamente perseguidas por varios jóvenes de ambos sexos, la gran mayoría de ellos con cámaras de fotos en la mano. - bla bla...finalmente un civil, ayudo a detener al presunto delinc ...-
Alzó el mando y apagó la televisión. Tatsuha havia visto también a Ryuichi entre los componentes de Bad Luck. El aburrimiento dejó paso a la expectación.
-Hermaniiiiitooooooo- se puso de pie y se acercó hasta el estudio- creo que hoy me voy a quedar a cenar. ¿No te importa verdad?
En ese momento se escucharon unos pasos, seguidos de murmullos y la puerta de la casa se abrió de forma temerosa.
Shuichi entró sospechosamente de puntillas directo al dormitorio con un pañuelo oscuro cubriéndole la cabeza, anudado bajo la nariz. Se entretuvo allí tan sólo unos segundos y regresó de puntillas hasta la puerta con su mochila a cuestas. Tatsuha lo observaba desde la puerta del estudio. El cantante parecía no haberle visto. Shindo cuchicheo algo sin obtener respuesta y volvió a entrar esta vez directo hasta donde sabia que Yuki debía de encontrarse.
-¡Tadaima Yu-!, eh... ¿qué haces aquí Tatsuha?
-Me quedó a cenar "Cuñadin"
A su espalda Eiri farfulló algo ininteligible
-Err... si bueno, de eso quería hablar- el cantante entró en el estudio del escritor que muy distante de cesar en su ocupación, siguió tecleando e un ritmo constante- veras Yuki... es que esta tarde nos atracaron en un banco. Al final no se llevaron nada porque K estaba con nosotros y bueno, ya sabes como es, el ladrón fue el que termino con una conmoción craneal, pero eeerrr bueno, lo cierto es que tuvimos que salir corriendo porque a lo mejor nos tocaba pagar los destrozos, y empezó a llegar mucha gente atraída por los coches de policía. K nos avisó que corriéramos, porque además era mala publicidad para nosotros, pero empezaron a gritar en cuando nos reconocieron. A Hiro que se descuido casi se lo llevan en volandas entre todos y ehh...bueno, lo importante era que el conejito de Sakuma-san...- a estas altura el rubio había dejado de escribir y se había vuelto hacia él en lo que era un despliegue de expresividad facial, pues se había permitido el lujo de alzar una ceja- ...quedó destrozado. Ahora él esta muy deprimido y ya sabes, pensaba ir a dormir con él a su casa, para animarle un poco. Si no te importa claro esta... Sakuma-san esta ahí en la puerta esperándome, lo traje porque no quería dejarlo sólo.
Tatsuha, que había estado escuchando todo aquello con una ancha sonrisa jocosa, se volvió cual ave de rapiña, hacia la puerta con las ultimas palabras del vocalista. Tuvo un primer impulso por salir corriendo, pero luego se lo pensó fríamente y tras acomodarse pulcramente el cabello y practicar una, en teoría, seductora sonrisa, comenzó a deslizarse sutilmente fuera de la habitación.
-Tu eres libre de hacer lo que quieras- desdeñó el escritor poniéndose en pie, acercándose fríamente al cantante, posando sus dorados ojos en los temblorosos violetas de su amante- Yo no te retengo para que te quedes, es más, puedes marcharte cuando quieras...
-Pero Yukiiiii...-gimoteó Shuichi que conocía lo suficiente al escritor para saber que se la situación claramente podía volverse delicada. El rubio tan sólo estudiaba fríamente el comportamiento inseguro del cantante con las palabras "pensaba ir a dormir con él a su casa, para animarle un poco" que estaban cobrando connotaciones sombrías en su cabeza.
Sacó su paquete de tabaco y cogió un cigarrito con la boca directamente del envoltorio.
Yo no... , Sakuma-san está... yo ...
-Te he dicho que no tienes que darme explicaciones. No es la primera vez que te marchas a dormir con tus amigos. Antes nunca buscabas tanto mi aprobación... ¿porqué estas tan nervioso?, ¿Te remuerde la conciencia por algo? ¿Piensas hacer algo "malo"?
Shuichi se cayó mirándole en principio sorprendido, posteriormente molesto, y por ultimo confundido y perplejo.
-Pero si yo sólo...
Eiri suspiró al ver todas esas emociones fácilmente legibles el rostro del cantante. Le paso la mano casi cariñosamente por la cabeza revolviéndole el cabello.
-Estoy cansado. Vete con tu amigo antes de que Tatsuha le haga "algo" que él no quiera.
Shindo en su inocencia, tardó en caer en lo que le decía. Para cuando lo hizo, abrió la boca en una exclamación ahogada y salió corriendo al salón.
- Si en algún momento te hago daño me avisas
En la salita Tatsuha no había desperdiciado en absoluto el tiempo. De alguna manera tenia recostado boca abajo sobre el sofá a Sakuma, se había sentado sobre las posaderas de éste, y con una crema sacada a saber de donde, le estaba dando un masaje por toda la bronceada piel de su espalda, lisa y libre de imperfecciones.
No había más que mirarle la cara para saber que tipo de pensamientos estaba teniendo en ese momento. Ryuichi había cerrado los ojos y parecía adormilado, tan sólo abría la boca para gemir levemente cuando el moreno presionaba demasiado alguna zona, provocándole alguna molestia.
Shuichi tuvo la certeza de que el hermano de Yuki lo hacia es profeso para arrancarle aquellos suspiros.
-Esto no es baño turco Tatsuha- inquirió el novelista apareciendo detrás del vocalista de Bad Luck- Para eso id a un hotel.
-Si eh... -Shuichi estaba algo violento- Sakuma-san podemos irnos ya.
Ante la conocida voz de Shindo, Ryuichi abrió rápidamente los ojos con expresión infantil y mejillas sonrosadas. Se puso de pie tirado al moreno al suelo, que les dedicó a todos una mirada de odio.
-Vámonos Shuichi!!- Sakuma se puso la camisa en un rápido movimiento y se colgó del cuello del cantante, acercándose a su rostro, depositando un suave beso en su mejilla.
Shindo se ruborizo y desvió la mirada del rubio, que en este momento observaba a ambos con una expresión fría, difícil de leer. Yuki contra toda cortesía se volvió dejando a los tres jóvenes en el salón.
-Tengo trabajo. Marchaos todos de una vez y dejad de molestarme.
Shuichi sintió un nudo en el estomago. Ese momento lo tendría que lamentar al día siguiente, pero por el momento tenía a Sakuma con los ojitos brillando de la emoción todavía agarrado a su cuello. Por otro lado Tatsuha parecía que en cualquier momento le iba a saltar encima para estrangularlo por la mueca alterada de su rostro.
Tuvo la certeza inmediata de que debía marcharse rápido del apartamento.
-Si bueno... adiós a todos.
****
-Pasa nanoda!!
Shuichi se quitó respetuosamente los zapatos a la entrada y un poco cohibido, entró en el salón depositando su mochila junto a un sofá grade de cuatro plazas.
-Siéntate Shu, voy a preparar palomitas y helado para las películas.
El nerviosismo de Shindou era debido a que, si bien no era la primera vez que entraba en casa del cantante, si lo era el echo de ir el sólo. Habitualmente se habían dejado caer alguna que otra vez él y Hiroshi, cuando el vocalista de Nittle Grasper se había olvidado alguna cosa, o había necesitado dejar algo. Tampoco había tenido nunca la suficiente confianza para más, porque cuando no dormía en casa de Yuki era porque volvían a tener problemas, y por lo general en esas circunstancias siempre recurría a Nakano.
Shuichi tomo asiento en el sofá de cuatro plazas que era de las pocas cosas que amueblaban el salón, junto con una gran televisión, un buen equipo de música y un pequeño karaoke. La casa para pertenecer a uno de los cantantes más ricos y conocidos de Japón podría encontrarse algo modesta y desordenada con el suelo lleno de revistas tiradas, cables, cuadernos de notas y cds. En cambio, Shuichi la contemplaba con una sonrisa risueña, pensando que de tener casa propia, se le parecería bastante a aquella.
Sacó de la mochila las dos películas que habían cogido en un videoclub de camino y las dejó a su lado en el sofá, pues al carecer de mesa no había otro lugar donde dejarlas.
-Ite!
Un estruendo de cacharros proveniente de la cocina levanto del sofá al cantante de pelo rosado.
-Sakuma-san ¿puedo ayudar en algo? eh... esas palomitas son para el microondas no de sartén.
A Ryuichi se le habían caído encima todos los cacharros de la balda que tenia apilados, al intentar sacar la sartén para hacer las palomitas. Lanzaba miradas de niño enfadado al estante vació y a los cacharros a sus pies.
Jaja, se nota que no cocinas mucho en casa eh?.
Shindo con una sonrisa cogió las palomitas y las metió en el microondas que tenia enfrente.
Con un poco de paciencia, pues unas vulgares palomitas, chucherias y helado en manos de esos dos, era todo un arduo trabajo por el simple echo de que Ryuichi, a pesar de estar en su casa, no encontraba absolutamente nada, ni las cucharas.
Caminaron con bandejas hasta el salón sentándose a comer en el suelo.
-¿Qué vemos primero? noda!
-Da igual, pon lo que quieras, ¡Además estamos en tu casa, elige tu!
Pusieron una, las dos eran de humor, al cuarto de hora ya se les estaban saltado las lagrimas a los dos. Cuando se llevaban las palomitas a la boca les entraba la risa tonta y se les esparcían por el suelo, el helado caía en cualquier lado menos en su estomago. Aquello parecía una guerra de snacks de sobre mesa. A Shuichi ya casi se le había olvidado el motivo principal por el que estaba allí. Tan sólo cuando Sakuma comenzaba a palmearse el pecho o los costados y posteriormente a rebuscar en su cazadora, para poco después detenerse con una mueca amarga en el rostro, lograba recordarlo. Entonces llamaba su atención por alguna cosa de la película, lo que fuera, tan poco tenia por que ser divertido o importante, le tiraba palomitas a la cara y de esa forma Ryuichi le miraba con cara de dulce venganza saltando sobre él e intentando ahogarle haciéndole comer todas las palomitas de golpe.
Se rieron hasta que no pudieron más y el dolor de costados les hacia reprimirse. Ellos dos eran como juntar madera con gasolina, avivaban el fuego: cuando las chorradas las empezaba uno, las terminaba el otro y viceversa.
La segunda película termino, Ryuichi se volvió hacia un Shindou embadurnado de chocolate por las peleas anteriores a lo largo del film.
-Ha estado bien noda!. Jeje, tienes Chocolate en la mejilla Shu- Le indicó con el dedo acercándose a él.
-¿Aquí? -preguntó el cántate de Bad Luck frotándose la mejilla
-No, más abajo- Sakuma con una sonrisa ambigua se inclinó sobre él. Ladeando la cabeza, lamió aquella pálida y tibia mejilla, llevándose los restos del chocolate con la punta de su lengua.
Sus mejillas se encendieron ante el húmedo contacto. Shuichi se volvió taimado hacia El vocalista de Nittle Grasper.
-Sakuma-san?
-Ya esta. Voy a llevar esto a la cocina y vamos a dormir vale?.
Ryuichi recogió las envueltas vacías del suelo, los recientes y las cucharas, llevándoselo todo a la cocina. Shuichi preso de pequeños temblores, se tocó la mejilla avergonzado comprobado que todavía estaba humedecida.
Tras salir de la cocina, Ryuichi comenzó a limpiar el suelo con un aspirador cuyos fabricantes habían decidido dotar de unas pestañas laterales, que junto con la pintura de colores, revelaba un sonriente elefante de mofletes rosados. Sakuma no tardó ni cinco minutos en recoger aquel caótico salón.
-¿Tienes sueño Shu?, yo es que ya estoy cansado Noda!
-Eh, err, si.- Shuichi todavía estaba un poco nervioso.
Con una sonrisa, Sakuma le indico donde se encontraba el dormitorio. La habitación estaba pintada en colores claros, con una cama amplia, quizá demasiado amplia para dormir en ella una sola persona. El armario era empotrado, y las paredes restantes libres estaban llenas de estanterías con muñequitos y figuritas, casi tantas como había tiradas por el suelo. Algunos peluches desconocidos, otros que ya sonaban más como el conejo marioneta de color blanco llamado Yuki que poseía Sakuma, situado en un lugar privilegiado entre los demás.
Sakuma abrió el armario del cual pendían muchas prendas distintas e incluso el disfraz de Kumagoro que antes tanto se ponía. Una sonrisa triste se poso en sus labios antes de apartarlo y sacar un futon, que con esfuerzos logró extender en el suelo.
-Bueno, Shuichi duerme en la cama y Ryuichi en el futon. Esto es como ir de camping noda!! podríamos asar malvaviscos!
-Jaja, Si, podríamos- comentó entre risas Shuichi- pero Sakuma no esta bien que duerma en tu cama, yo dormiré en el...-Ryuichi salió corriendo del dormitorio, cuando regreso traía una lata grande, llena de revistas, una botella de queroseno, un paquete de malvaviscos, con otras cuantas cosas más. Shuichi lo observó con mudo interés.
Tras abrir la ventana del cuarto, lo que permitió que una fina brisa nocturna revolviera sus cabellos, Sakuma se acomodó sobre el futon, desenroscó la botella de queroseno y con una cerilla prendió todas las revistas.
-Jajaa, de campamento con Shuichi nanoda!!!. Vamos Shu! siéntate!
-Eh, ¿no se prendera el futon? -Shindo tomó asiento a su lado y cogió el palo con malvaviscos pinchados que el otro cantante le tendía.
-No si te los comes deprisa!! -exclamó con una carcajada- ¡¡estos son de frambuesa con piña, un nuevo sabor noda!!
Los ojos del joven de cabellos rosados adquirieron un brillo especial, extendiendo la brocheta sobre las ondulantes llamas de la lata.
-¡¡De verdad!!, ¡¡Con las ganas que tenia de probarlos!!, ¡Estaban agotados!
*******
-My HONEYYY RYUICHIIIIII, ¿¿Por quéeeeeeeeeeeeeee??- lloriqueó Tatsuha golpeando con los puños el suelo mientras trataba de contener las lagrimas- ¡¡Hermano!!, ¡Eres tonto!, no debiste dejar que se fueran. ¡¡SAKUMA-SAMAAAAAAAAAA!! ¡¡Vuelveeeeeeeeeeeeeeeee!!
El escritor trataba de mantener la concentración, pero ante los gritos, berridos e improperios de su hermano, sus dedos cada vez se movían más despacio, hasta que se detuvo, apoyando las manos a un costado del teclado.
-Te quieres callar de una vez. No todo el mundo es ocioso como tu, algunos deben de trabajar porque tienen fechas de entrega que cumplir.
-¡¿Y que más da una maldita fecha de entrega?!, ¡¡Esos dos se han ido solos!!, ¡A saber lo que harán!. Son jóvenes e impulsivos, seguro que están noche duermen los dos en la misma cama, abrazados, frotando sus cuerpos, acariciándose mutuamente la... -Tatsuha ante este ultimo pensamiento enmudeció sintiendo como su cólera y resentimiento crecían- ¡¡Y yo aquí!! ¡¡Desgraciados!! ¡¡Yo quería ir con ellos!!!
Yuki observaba en silencio como su hermano golpeaba el suelo con los puños, se daba cabezazos y se lo ponía todo perdido por el berrinche.
-Shuichi es demasiado inocente- con movimientos pausados, casi delicados, el escritor, viéndose privado de la tranquilidad que necesitaba para reiniciar su trabajo, se deshizo de las gafas depositándolas en la mesa. Se acomodó confiadamente el cabello con los dedos bajo la atenta mirada inquisitiva del moreno- Además el nunca haría nada que...
-Ja, que te lo crees tu hermanito!!
El rubio guardo silencio sorprendido por la risotada de su hermano.
Mira Eiri, tu crees que yo soy un niñato que nunca me entero de nada, pero te diré una cosa: ¡El que no se entera eres tu!. Te marchaste de casa en cuanto pudiste y apenas nos conocemos lo suficiente como para llamarnos hermanos el uno al otro. Tampoco pretendo darte consejos, pero con tu forma de ser te vas a quedar sólo. ¡¡Eres un amargado!!
-¿Pero qué demonios estas diciendo Tatsuha?
El moreno se había puesto de pie. Una mueca de seria determinación había borrado las caricaturescas expresiones de lamentación y rabia que el menor de los Uesugi había mostrado delante del rubio. Ahora era el escritor el que lucia una mueca de sorpresa e indignación.
-Con esto te quiero decir, ¡que es casi de seguro que se yo más cosas de Shuichi que tu!
-¿Qué?
-Si, tu vives con él, pero apenas ni habláis. No sé ni como Shuichi todavía te aguanta, yo desde luego no lo haría. Te encierras aquí todo el día con el jodio ordenador. ¡¡Eres un muermazo de tío hermano!!
-¡¿Qué?!
-Y ves que viene a buscarle Sakuma-Sama, y en vez de decirle algo para que se quede, vas y te das la vuelta para que se vayan los dos felizmente cogidos de la mano. ¡¡Sólo te falto regalarle una caja de condones!!
-... - a estas alturas, Yuki lo miraba sin poder soltar palabra.
-Yo he hablado mucho con Shuichi sobre Ryuichi- continuó el moreno con cara de entendido en la materia- y si no tuvieras a ese tontaina tan colgado por ti, seguro que le habría faltado tiempo para saltar sobre Sakuma. A Shindo le gustaba Sakuma casi tanto como a mi, y Ryuichi se porta con él mucho mejor de como lo harás tu en toda tu vida. No te sorprendas el día que Shuichi se canse de tus desplantes y tus cortes, y se largue con él.
El rubio desvió la mirada, tamborileó la mesa con los dedos y frunció los labios en una señal de disconformidad que no paso inadvertida para Tatsuha.
-No me importa, yo no voy a ser su niñera, si él quiere largarse que se largue. La gran mayoría el tiempo es una carga, no lo necesito para nada.
El cuarto se sumió en silencio. El moreno estudiaba la expresión fría que el novelista nuevamente había adoptado. Una sonrisa cansada se poso en sus labios.
-Aiii, que pena me das hermanito. No se que pudo ver Shuichi en ti con lo tonto que eres, en fin...- Tatsuha se puso en pie y se estiro perezosamente- ...espero que no sea demasiado tarde para ti cuando por fin tengas lo que tienes que tener para afrontar tus propios sentimientos, ya que desde hace mucho tiempo tan sólo sabes huir. Algún día habrá algo que llegue a ser importante de verdad y lo perderás por el simple hecho de no molestarte en defenderlo. Pero yo no soy como tu, yo no me voy a dejar pisar por nadie. Y ni tu, ni Shindo, ni nadie me va a quitar a Sakuma. Ya lo veras!- exclamó en una clásica fanfarronada juvenil.
Ya no quiero cenar aquí, me voy a comer una hamburguesa, seguro que hay alguna dependienta guapa en el burguer que abrieron hace poco en el barrio noreste de Athosetawa. Adiós.
El menor de los Uesugi salió del estudio del novelista y poco después se escuchaba el portazo de salida del moreno. Yuki con indiferencia, volvió a colocarse las gafas retomando nuevamente las funciones del teclado.
-Que tan sólo se huir... -murmuró por lo bajo- será niñato...
Pero por alguna razón algo se había removido dentro del escritor que vio su inspiración, esfumada completamente, dejándole tan sólo con un vació inquieto mirando en derredor sin saber muy bien que hacer.
De pronto se encontró pensando en Shuichi y en que estaría haciendo en ese momento.
-Maldito Tatsuha -maldijo entre dientes
********************** New continue???
Ehhh antes que nada, que nadie me saque los ojos por lo del conejito de Ryuichi!!!! era una sacrificio inevitable!!! esperad un par de capitulos más para empezara cojer las atonchas, el alquitran y el saco de plumas vale??? ^^UUU
Ettó, no si estoy escribiendo realmente lo que quiero, se me va mucho la pinza, a ver si termino donde tenia intencion o acabo a saber donde.
Más de lo de siempre, comentarios, criticas, blabla, dejen algun comentario!!! que ya me da cosa ^^UUU
Ansiedad, expectación, temor, todo ello reflejado en sus ojos cuando, por veinteava vez en un minuto, miraba el número en un papel manoseado que tenía entre sus dedos. No se trataba de pudor a la hora de llamar, en realidad le había faltado tiempo para hacerlo, simplemente es que le estaba resultado muy difícil, por no decir imposible, ponerse en contacto con el cantante. Esperanzado, volvió a marcar el numero del arrugado papel que en realidad ya se sabia perfectamente de memoria.
Piiii....piiiii.....pii
-Este es el buzón de voz de Kumagoro nanoda!, deje su mensaje al oír la señal... Piiiiiiiiii
Frunciendo el ceño, el menor de los Uesugi colgó el teléfono al ver acercarse el metro al anden. Recogió la mochila del suelo y entró cuando las puertas se abrieron silenciosas, sentándose en el primer sitio libre que encontró dentro del vagón. Cuarenta y cinco minutos después se bajaba en un distrito alejado de la urbe, donde las viviendas tradicionales se mezclaban con pisos más modernos, pero todo ellos de visible ostentación económica.
Tahsuha se detuvo junto a un portal, llamó al timbre y esperó. Y siguió esperando. Volvió a llamar al timbre, dejando su dedo pegado en el botón hasta que comenzó a sentir entumecimiento seguido del característico hormigueo. Y aun así, no consiguió respuesta procedente del interior del piso.
Con una sonrisa maliciosa, Tatsuha miró a ambos lados de la calle antes de extraer una llave de uno de sus bolsillos y escabullirse rápidamente en el bloque de pisos. Abrió la puerta con absoluta tranquilidad, cerrándola de un sonoro portazo tras de sí. Sin quitarse los zapatos a la entrada, tiró la mochila sobre el sofá del salón, entrando confiadamente en la cocina. Con manos ágiles extrajo de la nevera tras exhaustivas búsquedas, una lata de cerveza para írsela bebiendo mientras cotilleaba por la casa a voluntad.
No obstante, casi se atraganta del susto cuando, al salir de la cocina, se encontró frente a frente con su hermano estoicamente de pie con los brazos cruzados, estudiándolo impasible.
-¿Cómo has conseguido esa llave Tahsuha?
-Ah, eeeh... je, hola hermanito. Pensaba que no estabas en casa, cómo no contestabas...
El rubio parecía estar tratando de matarle con la mirada.
-Pues veras... Mika me mandó que te trajera un encargo... y bueno, pensaba dejártelo por aquí.
El moreno puso su expresión más angelical, que fue truncada cuando Yuki camino hasta escasos centímetros de su cara y tras tomarle con fuerza la muñeca donde portaba la cerveza, exigió.
-La llave.
-Eh, si toma, aquí tienes. - Se la entregó con una sonrisa. El novelista pareció satisfecho pues se volvió encendiendo un cigarrillo. Tatsuha aliviado, dejó escapar un suspiro sin mostrar dolor por la perdida del objeto, total, el conservaba cinco copias más en su casa...
¿Por qué no me abriste abajo?
-Pensé que se trataba de la editora. Bueno, viniste a darme algo de Mika, déjalo por ahí y márchate de una vez.
-Miras que eres borde hermanito- Tatsuha se encogió de hombros y haciéndose el indiferente, posó la lata de cerveza en la mesa del salón , sentándose placidamente en el sofá. -¿Estas tu sólo?
-Si, pero no te importa.
-Ya decía yo que tenias cara de amargado- comentó el moreno recibiendo una mirada gélida y amenazante. Eiri no veía la forma de echar a su hermano una vez se ponía cómodo en un lugar, y por las pintas, mucho se temía que ya era demasiado tarde. Suspiró dando una calada a su cigarrillo mientras iba a por otra lata de cerveza a la cocina. Ya se sabe el dicho, si no puedes con ellos, úneteles.
Aun estado el dueño del inmueble delante, Tatsuha se permitió coger el mando de la tele y comenzar a pasar canales con clara mueca de aburrimiento, al final desistió dejando un canal de noticias de poco interés.
-¿Dónde esta Shuichi?, ¿Por la hora no tendría que estar ya aquí contigo en amor y compañía?
El rubio tomó asiento a su lado pasando por alto el tono mordaz de su hermano pequeño.
-No lo sé, tampoco me interesa. Quizá me haya llamado por teléfono, pero no he cogido ninguna llamada.
Tatsuha miraba la pantalla brillante del televisor sin prestar atención a las imágenes mientras Yuki bebía pausadamente de su cerveza.
-Ummm- comenzó en tono pensativo- ¿cuando me lo vas a dejar una noche?
-¿El qué?
-El "que" no, sino a "quien". A Shuichi, ¿quién si no?, ¿Cuando me lo vas a dejar una noche?
Yuki le dirigió una mirada de reojo a su hermano pequeño sin dignarse a responder. Tatsuha lo encaró ofendido.
-¿Desde cuado te has vuelto tan quisquilloso con tus cosas?. Antes no tenias problemas para compartir a tus amantes conmigo.
El rubio no pudo evitar adoptar una expresión atípica, próxima al desaliento total, tomando nuevamente su cigarrillo para darle una calada tranquila.
-Tatsuha- explicó pausadamente- tu y yo nunca hemos compartido ningún amante, así que deja de montarte películas.
-Técnicamente no, pero nunca me pusiste ningún reparo cuando "consolé" a algunas de esas chicas que tu antes te follabas una noche y luego las echabas de tu casa sin siquiera recordar su nombre.
-Hice con ellas lo mismo que ellas pretendían hacer conmigo. Pero de todas formas... ¿qué tiene que ver eso con Shuichi?
-Nada, pero quiero que me lo prestes. Quiero hacer "cositas" con él.
Una mueca babeante se extendió por el rostro del hermano menor de los Uesugi. A Yuki le costaba entender, porque siquiera estaba manteniendo aquella "conversación"
-Pues díselo a él- cortó bruscamente levantándose del sofá.
**********
-Wait please!!!, arreglo rápidamente los papeles y nos marchamos. Ok?
K se quitó las gafas de sol, guardándolas en el bolsillo de su camisa. Se dirigió a uno de los encargados de dirección y éste se lo llevo a una sala aparte. Bad Luck se quedó en mitad de la gran sala central del banco. A los pocos minutos Shuichi ya le estaba tomando el pelo a Hiroshi con los intereses que le iba a cobrar por el préstamo del dinero de los recambios para su moto.
Un hombre joven entro por la puerta giratoria del banco con aire perdido, parecía buscar algo. Al reconocer la cabellera rosada del vocalista sonrió ampliamente alzando su conejo de peluche por encima de la cabeza.
-¡¡Shuichi!!
El aludido sonrió al volverse y ver a Sakuma parado tímidamente junto a la puerta del banco.
Iba a indicarle que se acercara, cuando un hombre corpulento, vestido con ropa oscura y con la cara oculta tras un pasa montañas, irrumpió en el establecimiento, con una metralleta alzada, gastando munición para hacerse notar por si su aspecto no llamaba de entrada bastante la atención.
-¿Nanda noda?
Ryuichi apenas le había dado tiempo a volverse cuando el hombre lo había tomado por el cuello apuntándole la sien con la metralleta.
-¡¡¡Esto es un atraco!!, ¡¡Todo el mundo al suelo!! ¡Qué nadie se mueva o le mato!
La gente le miró con pavor. El guardia de seguridad que era un viejecito barrigón se había quedado estático en su silla.
-¡¡Sakuma-san!! -exclamó Shuichi sin saber que hacer revolviéndose el cabello.
-¿Esto es un juego nanoda?- le preguntó con expresión infantil el cantante de Nittle Grasper al fornido delincuente- Pero yo ahora no quiero jugar contigo, yo quiero jugar son Shu-chan.
Y sin saber muy bien como lo hizo, Sakuma se libró del desconocido, que se quedó tan sólo con el peluche rosa, cuando el cantante saltó en plancha sobre Shuichi que lo miraba con ojos de cordero degollado.
-¡¡Shuichi ¿jugamos a policías?!!
-¡¡Sakuma-san que ese tío casi te mata!!- exclamaba atónito Suguro desde el suelo cubriéndose desquiciadamente la cabeza con las manos- ¡¡¿Por qué aceptaría venir?!!- agonizó por lo bajo- ¡¡Con lo bien que estaba yo en el estudio!!
-¡¡Salvare a Kumagoro del hombre malo!!- Sakuma se había puesto de pie con un disfraz de vaquero con placa de sheriff de plástico fosforito y pistolas de colores chillones.
Hiroshi tenía los ojos desencajados mientras que Shuichi, completamente acojonado, se había agarrado de la pierna de Sakuma y no hacia más que tirar de sus pantalones para abajo para que se tirase al suelo como el resto.
Una granada voló por el aire hasta los pies del atracador, provocado una gran explosión que se llevó por delante al delincuente, la puerta y de paso algo de la pared del edificio. Cuando se disipó la humareda de los cascotes, K le estaba pisando la mano al hombre del pasamontañas y sujetaba divertido la metralleta del tipo sobre su hombro.
-Bad Boy!! Los niños no deben jugar con cosas peligrosas!.
Sakuma corrió hacia él con una gran sonrisa en la cara, pero al llegar a su lado pareció enfurruñarse.
-¡¡K!!, yo también quería jugar. - se encogió de hombros y comenzó a buscar su conejito de peluche, pero al encontrarlo su expresión alegre y juvenil se convirtió en una mueca de dolor y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Kumagoro estaba destrozado. Shuichi llegó a su lado cuando un cabizbajo Sakuma recogía los pedazos del suelo y abrazándolos se echaba a llorar.
Shindo se sintió muy mal interiormente. No supo que hacer para tratar de consolar a su amigo, sabia lo mucho que apreciaba ese conejo y el verlo en ese estado lo dejaba impotente. Nervioso le observó unos momentos, y al final se decidió a abrazarlo tomando su cabeza con una mano, peinando sus cabellos en lo que esperaba, fuera una caricia tranquilizadora. Sakuma dejó caer los trozos de peluche y se agarró con todas sus fuerzas a la ropa del joven de cabellos rosados hundiendo su humedecido rostro en su pecho.
El resto del grupo miraba la escena con cierta desolación. K, miró al hombre inconsciente en el suelo y le propinó una fuerte patada en las costillas. Hiroshi a su manera también quería ayudar, pero no veía la forma de hacerlo. Sin que nadie lo viera recogió los pedazos del antiguo peluche rosa del suelo y los guardó entre sus bolsas.
-Ummm, vamonos de aquí, esta llegando la prensa y la policía -murmuró K saliendo por el hueco en la pared que antes había sido la puerta.
**************
Tatsuha seguía en el salón del piso del escritor, abandonado de toda atención del rubio que había vuelto a su trabajo en su estudio. Tenía una caja sobre sus rodillas que ponía "propiedad de Shindo Shuichi" y que estaba llena con todo el material que el vocalista de Bad Luck tenia de Sakuma Ryuichi. El canal de noticias seguía retransmitiendo de fondo relegado de atención.
-Y esta tarde, en la periferia de Tokyo, un hombre armado intento robar... blablabla- el moreno dejó de mirar aquellos cds, pegatinas y posters, al creer ver de reojo a un pelirrojo junto con otro tío más pequeño de pelo rosa. La reportera estaba en primer plano contando rápidamente los sucesos acontecidos en aquel lugar lleno de cascotes. a su espalda eran fácilmente reconocibles unas siluetas que salían corriendo rápidamente perseguidas por varios jóvenes de ambos sexos, la gran mayoría de ellos con cámaras de fotos en la mano. - bla bla...finalmente un civil, ayudo a detener al presunto delinc ...-
Alzó el mando y apagó la televisión. Tatsuha havia visto también a Ryuichi entre los componentes de Bad Luck. El aburrimiento dejó paso a la expectación.
-Hermaniiiiitooooooo- se puso de pie y se acercó hasta el estudio- creo que hoy me voy a quedar a cenar. ¿No te importa verdad?
En ese momento se escucharon unos pasos, seguidos de murmullos y la puerta de la casa se abrió de forma temerosa.
Shuichi entró sospechosamente de puntillas directo al dormitorio con un pañuelo oscuro cubriéndole la cabeza, anudado bajo la nariz. Se entretuvo allí tan sólo unos segundos y regresó de puntillas hasta la puerta con su mochila a cuestas. Tatsuha lo observaba desde la puerta del estudio. El cantante parecía no haberle visto. Shindo cuchicheo algo sin obtener respuesta y volvió a entrar esta vez directo hasta donde sabia que Yuki debía de encontrarse.
-¡Tadaima Yu-!, eh... ¿qué haces aquí Tatsuha?
-Me quedó a cenar "Cuñadin"
A su espalda Eiri farfulló algo ininteligible
-Err... si bueno, de eso quería hablar- el cantante entró en el estudio del escritor que muy distante de cesar en su ocupación, siguió tecleando e un ritmo constante- veras Yuki... es que esta tarde nos atracaron en un banco. Al final no se llevaron nada porque K estaba con nosotros y bueno, ya sabes como es, el ladrón fue el que termino con una conmoción craneal, pero eeerrr bueno, lo cierto es que tuvimos que salir corriendo porque a lo mejor nos tocaba pagar los destrozos, y empezó a llegar mucha gente atraída por los coches de policía. K nos avisó que corriéramos, porque además era mala publicidad para nosotros, pero empezaron a gritar en cuando nos reconocieron. A Hiro que se descuido casi se lo llevan en volandas entre todos y ehh...bueno, lo importante era que el conejito de Sakuma-san...- a estas altura el rubio había dejado de escribir y se había vuelto hacia él en lo que era un despliegue de expresividad facial, pues se había permitido el lujo de alzar una ceja- ...quedó destrozado. Ahora él esta muy deprimido y ya sabes, pensaba ir a dormir con él a su casa, para animarle un poco. Si no te importa claro esta... Sakuma-san esta ahí en la puerta esperándome, lo traje porque no quería dejarlo sólo.
Tatsuha, que había estado escuchando todo aquello con una ancha sonrisa jocosa, se volvió cual ave de rapiña, hacia la puerta con las ultimas palabras del vocalista. Tuvo un primer impulso por salir corriendo, pero luego se lo pensó fríamente y tras acomodarse pulcramente el cabello y practicar una, en teoría, seductora sonrisa, comenzó a deslizarse sutilmente fuera de la habitación.
-Tu eres libre de hacer lo que quieras- desdeñó el escritor poniéndose en pie, acercándose fríamente al cantante, posando sus dorados ojos en los temblorosos violetas de su amante- Yo no te retengo para que te quedes, es más, puedes marcharte cuando quieras...
-Pero Yukiiiii...-gimoteó Shuichi que conocía lo suficiente al escritor para saber que se la situación claramente podía volverse delicada. El rubio tan sólo estudiaba fríamente el comportamiento inseguro del cantante con las palabras "pensaba ir a dormir con él a su casa, para animarle un poco" que estaban cobrando connotaciones sombrías en su cabeza.
Sacó su paquete de tabaco y cogió un cigarrito con la boca directamente del envoltorio.
Yo no... , Sakuma-san está... yo ...
-Te he dicho que no tienes que darme explicaciones. No es la primera vez que te marchas a dormir con tus amigos. Antes nunca buscabas tanto mi aprobación... ¿porqué estas tan nervioso?, ¿Te remuerde la conciencia por algo? ¿Piensas hacer algo "malo"?
Shuichi se cayó mirándole en principio sorprendido, posteriormente molesto, y por ultimo confundido y perplejo.
-Pero si yo sólo...
Eiri suspiró al ver todas esas emociones fácilmente legibles el rostro del cantante. Le paso la mano casi cariñosamente por la cabeza revolviéndole el cabello.
-Estoy cansado. Vete con tu amigo antes de que Tatsuha le haga "algo" que él no quiera.
Shindo en su inocencia, tardó en caer en lo que le decía. Para cuando lo hizo, abrió la boca en una exclamación ahogada y salió corriendo al salón.
- Si en algún momento te hago daño me avisas
En la salita Tatsuha no había desperdiciado en absoluto el tiempo. De alguna manera tenia recostado boca abajo sobre el sofá a Sakuma, se había sentado sobre las posaderas de éste, y con una crema sacada a saber de donde, le estaba dando un masaje por toda la bronceada piel de su espalda, lisa y libre de imperfecciones.
No había más que mirarle la cara para saber que tipo de pensamientos estaba teniendo en ese momento. Ryuichi había cerrado los ojos y parecía adormilado, tan sólo abría la boca para gemir levemente cuando el moreno presionaba demasiado alguna zona, provocándole alguna molestia.
Shuichi tuvo la certeza de que el hermano de Yuki lo hacia es profeso para arrancarle aquellos suspiros.
-Esto no es baño turco Tatsuha- inquirió el novelista apareciendo detrás del vocalista de Bad Luck- Para eso id a un hotel.
-Si eh... -Shuichi estaba algo violento- Sakuma-san podemos irnos ya.
Ante la conocida voz de Shindo, Ryuichi abrió rápidamente los ojos con expresión infantil y mejillas sonrosadas. Se puso de pie tirado al moreno al suelo, que les dedicó a todos una mirada de odio.
-Vámonos Shuichi!!- Sakuma se puso la camisa en un rápido movimiento y se colgó del cuello del cantante, acercándose a su rostro, depositando un suave beso en su mejilla.
Shindo se ruborizo y desvió la mirada del rubio, que en este momento observaba a ambos con una expresión fría, difícil de leer. Yuki contra toda cortesía se volvió dejando a los tres jóvenes en el salón.
-Tengo trabajo. Marchaos todos de una vez y dejad de molestarme.
Shuichi sintió un nudo en el estomago. Ese momento lo tendría que lamentar al día siguiente, pero por el momento tenía a Sakuma con los ojitos brillando de la emoción todavía agarrado a su cuello. Por otro lado Tatsuha parecía que en cualquier momento le iba a saltar encima para estrangularlo por la mueca alterada de su rostro.
Tuvo la certeza inmediata de que debía marcharse rápido del apartamento.
-Si bueno... adiós a todos.
****
-Pasa nanoda!!
Shuichi se quitó respetuosamente los zapatos a la entrada y un poco cohibido, entró en el salón depositando su mochila junto a un sofá grade de cuatro plazas.
-Siéntate Shu, voy a preparar palomitas y helado para las películas.
El nerviosismo de Shindou era debido a que, si bien no era la primera vez que entraba en casa del cantante, si lo era el echo de ir el sólo. Habitualmente se habían dejado caer alguna que otra vez él y Hiroshi, cuando el vocalista de Nittle Grasper se había olvidado alguna cosa, o había necesitado dejar algo. Tampoco había tenido nunca la suficiente confianza para más, porque cuando no dormía en casa de Yuki era porque volvían a tener problemas, y por lo general en esas circunstancias siempre recurría a Nakano.
Shuichi tomo asiento en el sofá de cuatro plazas que era de las pocas cosas que amueblaban el salón, junto con una gran televisión, un buen equipo de música y un pequeño karaoke. La casa para pertenecer a uno de los cantantes más ricos y conocidos de Japón podría encontrarse algo modesta y desordenada con el suelo lleno de revistas tiradas, cables, cuadernos de notas y cds. En cambio, Shuichi la contemplaba con una sonrisa risueña, pensando que de tener casa propia, se le parecería bastante a aquella.
Sacó de la mochila las dos películas que habían cogido en un videoclub de camino y las dejó a su lado en el sofá, pues al carecer de mesa no había otro lugar donde dejarlas.
-Ite!
Un estruendo de cacharros proveniente de la cocina levanto del sofá al cantante de pelo rosado.
-Sakuma-san ¿puedo ayudar en algo? eh... esas palomitas son para el microondas no de sartén.
A Ryuichi se le habían caído encima todos los cacharros de la balda que tenia apilados, al intentar sacar la sartén para hacer las palomitas. Lanzaba miradas de niño enfadado al estante vació y a los cacharros a sus pies.
Jaja, se nota que no cocinas mucho en casa eh?.
Shindo con una sonrisa cogió las palomitas y las metió en el microondas que tenia enfrente.
Con un poco de paciencia, pues unas vulgares palomitas, chucherias y helado en manos de esos dos, era todo un arduo trabajo por el simple echo de que Ryuichi, a pesar de estar en su casa, no encontraba absolutamente nada, ni las cucharas.
Caminaron con bandejas hasta el salón sentándose a comer en el suelo.
-¿Qué vemos primero? noda!
-Da igual, pon lo que quieras, ¡Además estamos en tu casa, elige tu!
Pusieron una, las dos eran de humor, al cuarto de hora ya se les estaban saltado las lagrimas a los dos. Cuando se llevaban las palomitas a la boca les entraba la risa tonta y se les esparcían por el suelo, el helado caía en cualquier lado menos en su estomago. Aquello parecía una guerra de snacks de sobre mesa. A Shuichi ya casi se le había olvidado el motivo principal por el que estaba allí. Tan sólo cuando Sakuma comenzaba a palmearse el pecho o los costados y posteriormente a rebuscar en su cazadora, para poco después detenerse con una mueca amarga en el rostro, lograba recordarlo. Entonces llamaba su atención por alguna cosa de la película, lo que fuera, tan poco tenia por que ser divertido o importante, le tiraba palomitas a la cara y de esa forma Ryuichi le miraba con cara de dulce venganza saltando sobre él e intentando ahogarle haciéndole comer todas las palomitas de golpe.
Se rieron hasta que no pudieron más y el dolor de costados les hacia reprimirse. Ellos dos eran como juntar madera con gasolina, avivaban el fuego: cuando las chorradas las empezaba uno, las terminaba el otro y viceversa.
La segunda película termino, Ryuichi se volvió hacia un Shindou embadurnado de chocolate por las peleas anteriores a lo largo del film.
-Ha estado bien noda!. Jeje, tienes Chocolate en la mejilla Shu- Le indicó con el dedo acercándose a él.
-¿Aquí? -preguntó el cántate de Bad Luck frotándose la mejilla
-No, más abajo- Sakuma con una sonrisa ambigua se inclinó sobre él. Ladeando la cabeza, lamió aquella pálida y tibia mejilla, llevándose los restos del chocolate con la punta de su lengua.
Sus mejillas se encendieron ante el húmedo contacto. Shuichi se volvió taimado hacia El vocalista de Nittle Grasper.
-Sakuma-san?
-Ya esta. Voy a llevar esto a la cocina y vamos a dormir vale?.
Ryuichi recogió las envueltas vacías del suelo, los recientes y las cucharas, llevándoselo todo a la cocina. Shuichi preso de pequeños temblores, se tocó la mejilla avergonzado comprobado que todavía estaba humedecida.
Tras salir de la cocina, Ryuichi comenzó a limpiar el suelo con un aspirador cuyos fabricantes habían decidido dotar de unas pestañas laterales, que junto con la pintura de colores, revelaba un sonriente elefante de mofletes rosados. Sakuma no tardó ni cinco minutos en recoger aquel caótico salón.
-¿Tienes sueño Shu?, yo es que ya estoy cansado Noda!
-Eh, err, si.- Shuichi todavía estaba un poco nervioso.
Con una sonrisa, Sakuma le indico donde se encontraba el dormitorio. La habitación estaba pintada en colores claros, con una cama amplia, quizá demasiado amplia para dormir en ella una sola persona. El armario era empotrado, y las paredes restantes libres estaban llenas de estanterías con muñequitos y figuritas, casi tantas como había tiradas por el suelo. Algunos peluches desconocidos, otros que ya sonaban más como el conejo marioneta de color blanco llamado Yuki que poseía Sakuma, situado en un lugar privilegiado entre los demás.
Sakuma abrió el armario del cual pendían muchas prendas distintas e incluso el disfraz de Kumagoro que antes tanto se ponía. Una sonrisa triste se poso en sus labios antes de apartarlo y sacar un futon, que con esfuerzos logró extender en el suelo.
-Bueno, Shuichi duerme en la cama y Ryuichi en el futon. Esto es como ir de camping noda!! podríamos asar malvaviscos!
-Jaja, Si, podríamos- comentó entre risas Shuichi- pero Sakuma no esta bien que duerma en tu cama, yo dormiré en el...-Ryuichi salió corriendo del dormitorio, cuando regreso traía una lata grande, llena de revistas, una botella de queroseno, un paquete de malvaviscos, con otras cuantas cosas más. Shuichi lo observó con mudo interés.
Tras abrir la ventana del cuarto, lo que permitió que una fina brisa nocturna revolviera sus cabellos, Sakuma se acomodó sobre el futon, desenroscó la botella de queroseno y con una cerilla prendió todas las revistas.
-Jajaa, de campamento con Shuichi nanoda!!!. Vamos Shu! siéntate!
-Eh, ¿no se prendera el futon? -Shindo tomó asiento a su lado y cogió el palo con malvaviscos pinchados que el otro cantante le tendía.
-No si te los comes deprisa!! -exclamó con una carcajada- ¡¡estos son de frambuesa con piña, un nuevo sabor noda!!
Los ojos del joven de cabellos rosados adquirieron un brillo especial, extendiendo la brocheta sobre las ondulantes llamas de la lata.
-¡¡De verdad!!, ¡¡Con las ganas que tenia de probarlos!!, ¡Estaban agotados!
*******
-My HONEYYY RYUICHIIIIII, ¿¿Por quéeeeeeeeeeeeeee??- lloriqueó Tatsuha golpeando con los puños el suelo mientras trataba de contener las lagrimas- ¡¡Hermano!!, ¡Eres tonto!, no debiste dejar que se fueran. ¡¡SAKUMA-SAMAAAAAAAAAA!! ¡¡Vuelveeeeeeeeeeeeeeeee!!
El escritor trataba de mantener la concentración, pero ante los gritos, berridos e improperios de su hermano, sus dedos cada vez se movían más despacio, hasta que se detuvo, apoyando las manos a un costado del teclado.
-Te quieres callar de una vez. No todo el mundo es ocioso como tu, algunos deben de trabajar porque tienen fechas de entrega que cumplir.
-¡¿Y que más da una maldita fecha de entrega?!, ¡¡Esos dos se han ido solos!!, ¡A saber lo que harán!. Son jóvenes e impulsivos, seguro que están noche duermen los dos en la misma cama, abrazados, frotando sus cuerpos, acariciándose mutuamente la... -Tatsuha ante este ultimo pensamiento enmudeció sintiendo como su cólera y resentimiento crecían- ¡¡Y yo aquí!! ¡¡Desgraciados!! ¡¡Yo quería ir con ellos!!!
Yuki observaba en silencio como su hermano golpeaba el suelo con los puños, se daba cabezazos y se lo ponía todo perdido por el berrinche.
-Shuichi es demasiado inocente- con movimientos pausados, casi delicados, el escritor, viéndose privado de la tranquilidad que necesitaba para reiniciar su trabajo, se deshizo de las gafas depositándolas en la mesa. Se acomodó confiadamente el cabello con los dedos bajo la atenta mirada inquisitiva del moreno- Además el nunca haría nada que...
-Ja, que te lo crees tu hermanito!!
El rubio guardo silencio sorprendido por la risotada de su hermano.
Mira Eiri, tu crees que yo soy un niñato que nunca me entero de nada, pero te diré una cosa: ¡El que no se entera eres tu!. Te marchaste de casa en cuanto pudiste y apenas nos conocemos lo suficiente como para llamarnos hermanos el uno al otro. Tampoco pretendo darte consejos, pero con tu forma de ser te vas a quedar sólo. ¡¡Eres un amargado!!
-¿Pero qué demonios estas diciendo Tatsuha?
El moreno se había puesto de pie. Una mueca de seria determinación había borrado las caricaturescas expresiones de lamentación y rabia que el menor de los Uesugi había mostrado delante del rubio. Ahora era el escritor el que lucia una mueca de sorpresa e indignación.
-Con esto te quiero decir, ¡que es casi de seguro que se yo más cosas de Shuichi que tu!
-¿Qué?
-Si, tu vives con él, pero apenas ni habláis. No sé ni como Shuichi todavía te aguanta, yo desde luego no lo haría. Te encierras aquí todo el día con el jodio ordenador. ¡¡Eres un muermazo de tío hermano!!
-¡¿Qué?!
-Y ves que viene a buscarle Sakuma-Sama, y en vez de decirle algo para que se quede, vas y te das la vuelta para que se vayan los dos felizmente cogidos de la mano. ¡¡Sólo te falto regalarle una caja de condones!!
-... - a estas alturas, Yuki lo miraba sin poder soltar palabra.
-Yo he hablado mucho con Shuichi sobre Ryuichi- continuó el moreno con cara de entendido en la materia- y si no tuvieras a ese tontaina tan colgado por ti, seguro que le habría faltado tiempo para saltar sobre Sakuma. A Shindo le gustaba Sakuma casi tanto como a mi, y Ryuichi se porta con él mucho mejor de como lo harás tu en toda tu vida. No te sorprendas el día que Shuichi se canse de tus desplantes y tus cortes, y se largue con él.
El rubio desvió la mirada, tamborileó la mesa con los dedos y frunció los labios en una señal de disconformidad que no paso inadvertida para Tatsuha.
-No me importa, yo no voy a ser su niñera, si él quiere largarse que se largue. La gran mayoría el tiempo es una carga, no lo necesito para nada.
El cuarto se sumió en silencio. El moreno estudiaba la expresión fría que el novelista nuevamente había adoptado. Una sonrisa cansada se poso en sus labios.
-Aiii, que pena me das hermanito. No se que pudo ver Shuichi en ti con lo tonto que eres, en fin...- Tatsuha se puso en pie y se estiro perezosamente- ...espero que no sea demasiado tarde para ti cuando por fin tengas lo que tienes que tener para afrontar tus propios sentimientos, ya que desde hace mucho tiempo tan sólo sabes huir. Algún día habrá algo que llegue a ser importante de verdad y lo perderás por el simple hecho de no molestarte en defenderlo. Pero yo no soy como tu, yo no me voy a dejar pisar por nadie. Y ni tu, ni Shindo, ni nadie me va a quitar a Sakuma. Ya lo veras!- exclamó en una clásica fanfarronada juvenil.
Ya no quiero cenar aquí, me voy a comer una hamburguesa, seguro que hay alguna dependienta guapa en el burguer que abrieron hace poco en el barrio noreste de Athosetawa. Adiós.
El menor de los Uesugi salió del estudio del novelista y poco después se escuchaba el portazo de salida del moreno. Yuki con indiferencia, volvió a colocarse las gafas retomando nuevamente las funciones del teclado.
-Que tan sólo se huir... -murmuró por lo bajo- será niñato...
Pero por alguna razón algo se había removido dentro del escritor que vio su inspiración, esfumada completamente, dejándole tan sólo con un vació inquieto mirando en derredor sin saber muy bien que hacer.
De pronto se encontró pensando en Shuichi y en que estaría haciendo en ese momento.
-Maldito Tatsuha -maldijo entre dientes
********************** New continue???
Ehhh antes que nada, que nadie me saque los ojos por lo del conejito de Ryuichi!!!! era una sacrificio inevitable!!! esperad un par de capitulos más para empezara cojer las atonchas, el alquitran y el saco de plumas vale??? ^^UUU
Ettó, no si estoy escribiendo realmente lo que quiero, se me va mucho la pinza, a ver si termino donde tenia intencion o acabo a saber donde.
Más de lo de siempre, comentarios, criticas, blabla, dejen algun comentario!!! que ya me da cosa ^^UUU
