"Wild Thing", ese era el titulo del libro menudo que estaba leyendo K. Debía de ser algo lo suficientemente interesante como para mantenerle despierto y sumamente atento aquella mañana, después de más de cuarenta y ocho horas sin dormir.
Mucho trabajo acumulado, mucho más cuando había conseguido escuchar parte de la conversación de Nakano en la cafetería. En teoría él no gozaba de ese conocimiento, pero ya de hacerlo, estaba tratando de tomar ciertas cartas en el asunto para procurar mejorarlo.
Frente a él, Bad Luck se suponía que era Bad Luck, por el mero echo de estar tocando canciones de Bad Luck, pero en realidad allí lo único que se veía eran tres jóvenes en un peligroso proceso de desnutrición, cansancio y abatimiento. El peor de todos era Shindou que cantaba sentado, pues parecía que el simple echo de estar en pie lo mataría, y no había más que mirarle la cara para pensar que su espíritu se encontraba ausente de su cuerpo.
El manager ajeno a todo esto, continuo con su en apariencia, interesante lectura, hasta que su móvil comenzó a sonar con la cancioncilla de "Misión Imposible".
Descolgó el teléfono, escuchó silenciosamente durante menos de un minuto y tras sonreír ampliamente y dar las gracias colgó la llamada.
K con reticencia, se vio obligado a dejar el libro sobre la silla, lamentándose el tener que abandonarlo en el momento más atrayente. Tenía un trabajo que hacer.
Él, como manager, se vanagloriaba de alentar siempre en la medida de lo posible a sus representados, y eso era justamente lo que iba a hacer.
****************
Tatsuha había llegado por fin a su destino. En el viaje en avión al final había sido más ameno de lo esperado. Digamos que había echo uso de todos los posibles servicios de la compañía, incluso el de haberse pasado prácticamente la totalidad del viaje encerrado en el cuarto de baño con la azafata. El moreno estaba feliz, había echo realidad otra de sus fantasías sexuales: tirarse a Ryuichi en el lavabo de un avión. El que no fuera realmente Sakuma, en ese momento no importó demasiado, el parecido era suficiente y su imaginación había echo el resto.
Ahora volvía a ponerse nervioso. Shuichi no contestaba, su hermano tampoco. Pasaba de llamar a Mika, ella si le ofrecería un lugar donde quedarse, pero a cambio tendría que estar soportando su incesante perorata de madre, y eso era una experiencia de la cual creía poder prescindir.
Utilizando otra copia de la llave original, Tatsuha volvió a colarse en el apartamento del novelista. Esta vez se cercioró de que estaba realmente vació, y fue entonces cuando comenzó a buscar a conciencia.
************
La cola daba la vuelta a la manzana. Desde lejos daba risa ver a todas aquellas mujeres haciendo pacientemente cola con dos cosas en común: un libro abrazado con impaciencia entre sus temblorosos brazos y un rubor difícilmente ocultable en el rostro.
Yuki Eiri siempre tan serio, siempre tan formal, devolvía los libros con una mirada intensa que hacía enrojecer a cada una de sus fan.
El rubio no se daba demasiada prisa pese a la cantidad de mujeres allí congregadas, a él le daba lo mismo el número, una vez llegada la hora se marcharía sin importarle lo más mínimo frustrar las esperanzas de miles de jóvenes al verse privadas de su autógrafo.
Mientras estaba firmando un ejemplar, otro libro cayó en la mesa frente a él.
-Respeten la cola por favor- pidió con voz monocorde sin alzar la vista de lo que estaba firmando.
-Me gustaría que en mi libro pusiese, "Para Shuichi, con amor"
El novelista alzó los ojos con furia hacia la voz que no reconocía, encontrándose la afable mueca del manager de Bad Luck, que se limitó a cruzarse de brazos bajo el rictus severo del escritor.
¿Acaso es algo demasiado complicado?- preguntó con picardía K, quitándose las gafas de sol. Yuki acepto el reto silencioso, y tomando el libro que le había tendido escribió "Para MI Shuichi con TODO mi AMOR".
En aquella dedicatoria había demasiadas palabras subrayadas para ser algo serio, más bien parecía una broma de mal gusto.
-¿Podría hablar contigo ahora?
-No veo porque habría de hacerlo. Además, todavía no he terminado aquí
-Pues según mi reloj, ya has terminado.
-Puedo querer quedarme un rato más- desafió con la mirada el novelista. Ante la agresión, el manager se encogió de hombros colocándose nuevamente las gafas de sol.
-Oh, Well. Veo que para ti es más importante un par de libros que un amante.
Su mirada se encendió. ¿Por qué todo el mundo trataba de meterse en su relación?, ¡en su vida!. ¡¿Acaso todos se creían mejor que él?!.
Aquello lo irritaba más que ninguna otra cosa.
Tratando de parecer calmado, terminó de firmar el libro que tenia sobre la mesa, para a continuación, ponerse de pie haciendo una leve inclinación hacia los encargados a modo de despedida.
El manager sonrió ampliamente
Ambos hombres se alejaron del establecimiento donde se vio más de una expresión frustrada. K le condujo hasta un pequeño café un par de calles más abajo, algo sucio y poco concurrido. El rubio dudaba que lo que diesen allí fuera salubre, y empezaba a especular que la posible falta de clientes podía ser debía a la intoxicación y posterior muerte de todos ellos. No obstante, se limitó a tomar asiento, y sacar un cigarrillo con fingido desinterés hacia el manager.
-¿Qué es lo ultimo que sabes de Shindou? -le preguntó el K con seriedad
-Creí que para eso me habías traído aquí, para decirme donde esta.
-O sea que no sabes nada.
Yuki volvía a irritarse de nuevo
-¿Nada de qué?- preguntó molesto sin tratar de ocultarlo
-Del disco, de su enfermedad.
El escritor miró fijamente al manager durante unos segundos y posteriormente esbozó una sonrisa cruel.
-Esa si que es buena- comentó divertido- ¿Para eso te ha mandado?. ¿Para que me digas que esta enfermo?, y a ver, ¿qué se supone que tiene?.
-I don't know it!. No fue Shindou quien me lo dijo. Deberías preguntárselo a Nakano, él lo estaba hablando con Sakuma, yo sólo escuche un poco de la conversación por accidente. Pero aunque desconozco los detalles es cierto. Shindou esta enfermo- el manager tamborileó la mesa con los dedos antes de continuar- se esta muriendo.
Eso explica lo del disco, Seguchi se ha debido de enterar, pues adelantó todos los planes de los seis próximos meses. Bad Luck vive en las oficinas desde hace casi dos semanas. Shindou cada día se ve peor, además creo que esta cayendo en una depresión, lo que es lógico con tanto trabajo...
El escritor escuchaba con el cigarrillo entre los labios. Su expresión era fría, pero su piel había perdido color. Era como si ni él mismo comprendiese hasta que punto le estaban afectando las palabras de su interlocutor.
-No te creo -murmuró finalmente, aunque parecía decirlo más para si, que para su acompañante- Si Shuichi estuviera enfermo me lo habría dicho o yo lo habría notado, pero él estaba bien, la ultima vez que lo vi estaba bien
Encogiéndose de hombros, K tomó un trago de un espeso café que una camarera acaba de depositar en su mesa sin siquiera habérselo pedido.
-Me limito a comunicarte lo que sé. El resto es asunto tuyo, pero como manager preocupado, te pido que vayas a ver a Shindou a las oficinas, aunque sea una sola vez. Cuando se deprime su nivel de eficiencia baja, y bastante difícil es ya hacer todo un disco en un mes trabajando todo lo que se puede, como para hacerlo mal y sin ganas.
Yuki seguía en silencio, pero ese estado de aparente serenidad y tranquilidad era una pantomima para ocultar que no habría podido ponerse en pie ni aunque lo hubiese querido. Aquella idea le parecía disparatada. Shuichi enfermo, no sólo eso, ¡¡muriéndose!!. Pero si resultaba que era verdad...
Trató de coger el cigarrillo de su boca, pero al hacerlo se le calló al suelo. Toda su mano temblaba de una forma incontrolable.
Avergonzado, Yuki puso ambas manos bajo la mesa tratando de parecer indiferente, K por su parte, no se dio por enterado.
Y si vas...- comenzó el manager de forma casual depositando un pequeño paquete envuelto de regalo sobre la mesa- llévale esto. Dicen que el chocolate hace milagros con la moral.
*************
Sakuma había quedado en irle a buscar en el descanso de la comida, con una Playstation para jugar un par de partidas. El cantante entró en el estudio gritando eufórico como siempre, con su Kumagoro sobre la cabeza.
-¡¡Shuichi na no da!!, ¡Vamos a jugar!- miró en derredor, allí no veía a nadie- ¿Shuichi?
Después de una búsqueda concienzuda en la que Ryuichi terminó a cuatro patas mirando hasta debajo de los soportes de las sillas, encontró al cantante de cabellos rosados que se había quedado dormido en una esquina del estudio con el micrófono abrazado y unas cuantas hojas de canciones a su lado. Ryuichi se sentó a su lado dándole golpecitos en el hombro con el dedo para cerciorarse de si estaba dormido.
-¿Estas muy cansado verdad?. Toma, te presto a Kumagoro para que descanses mejor na no da.
Una expresión adulta se apoderó del rostro de Sakuma una vez hubo depositado su conejito de peluche sobre el regazo del cantante. Apoyando la espalda en la pared junto a Shindou, tomó aquellas letras de canciones que el otro cantante había estado ensayando. Las revisó una por una, acariciando algunas zonas donde la tinta se había corrido por lo que parecían ser gotas de agua, pero que Sakuma sospechaba habían sido lágrimas.
-Que injusta es la vida- se limitó a decir dejando resbalar su cabeza sobre el hombro de Shuichi a la par que cerraba los ojos para hacerle compañía en la siesta.
*************
Yuki entró en la discográfica. Llevaba la caja de bombones que K le había dado fuertemente sujeta con ambas manos, sin despegar la vista de ella ni un sólo segundo.
El escritor se asomó en la cafetería y al no encontrar lo que buscaba, se marchó sin responder los saludos, que algunos conocidos le hicieron con la mano.
Tomó el ascensor para llegar hasta el estudio donde recordaba que Shuichi hacía todas las grabaciones. Se detuvo en la puerta con la vista fija en sus propios pies, no recordaba la última vez que había estado tan nervioso. Después de haber hablado con el manager, sentía la necesidad de ver a Shuichi, pese a que aún no sabía que era lo que iba a decirle cuando lo tuviera delante. Además aun estaba por esclarecer el tema de su supuesta enfermedad. Él no podía creérselo, pero no tenia razones para pensar que el manager le mintiera, y si la información era originalmente de Nakano...
Prefirió no sacar ideas precipitadas. Yuki se quitó las gafas de sol y las dobló guardándolas dentro del abrigo. Intentó sonreír, o al menos ocupar sus labios con aquella mueca que hacia habitualmente las funciones de sonrisa.
Eiri entró en el estudio teniendo una primera impresión de que aquello estaba desierto, las mayoría de las luces estaban apagadas, y allí no parecía haber un alma, hasta que le pareció ver unos mechones de cabello rosado que sobresalían por detrás de un amplificador.
Los pies del escritor se deslizaron sigilosamente hacia aquel rincón de la estancia. Shuichi dormía apaciblemente apoyado contra la pared, abrazando al conejo de peluche rosa que el rubio tan bien conocía, con el dueño del susodicho muñeco recostado sobre él.
Inseguridad y desagrado fue lo que reflejaron sus ojos en aquel momento. Los dos jóvenes se veían tan apacibles dormitando juntos, desprendían una especie de armonía entre ellos, más allá de lo tangible, algo que simplemente estaba allí, como si fuesen demasiado iguales para poder estar separados. Un nivel de comunicación, comprensión silenciosa, que el rubio nunca llegaría a tener con el joven cantante de cabellos rosados. Por un momento, envidio a Sakuma sinceramente por ello.
Sentía como si su presencia allí fuera una clara intromisión, por ello, Yuki se inclinó dejando los bombones junto a un pie de Shindou. Al levantarse, se encontró observado por un extraño brillo presente en los ojos entrecerrados de Ryuichi, que permanecía con la cabeza sobre el hombro del cantante de Bad Luck sin inmutarse.
El rubio no dijo nada volviéndose para abandonar el estudio. Ryuichi tras él, sonrió divertido al reconocer en aquella fría mirada, un odio trasparente y claro hacia él.
-Que injusta es la vida- repitió nuevamente el cantante volviendo a cerrar los ojos como si nada hubiera ocurrido.
Tohma corría hacia el ascensor que se abría, con una torreta de papeles entre los brazos. Cuando iba a entrar, una figura más alta que él salió, tirándole todos los documentos al suelo.
Seguchi miró todos los papeles con resignación frotándose la cabeza cansado.
-Te ayudare a recogerlos
El presidente esbozó una gran sonrisa al alzar los ojos y ver que se trataba del escritor. Su rostro se dulcificó arrodillándose para imitar al rubio.
-Eiri, qué alegría verte, pensaba llamarte un día de estos para que saliésemos juntos o alguna cosa. ¿Ya has comido?, te puedo invitar a un restaurante muy bueno que hay cerca de aquí.
-No he comido, pero no tengo hambre gracias.- el rubio trató de ordenar todos los papeles que había recogido y se los tendió a su cuñado
-¿Y un café?, Aquí cerca también hay uno donde hacen además unas tartas deliciosas, de las que te gustan a ti. ¿Vamos a tomar uno?
-Acabo de tomarlo
-Oh, vaya, de acuerdo
En silencio, el novelista observó la visible decepción de Tohma, que miraba los papeles incómodo y sin saber que decirle. Yuki se sentía en la obligación de hacerle muchas preguntas, pero por alguna razón, tras la visita al estudio de grabación, no tenía ganas de hacer absolutamente nada, ni de fumar. Sacó el paquete de tabaco, lo miró en silencio unos segundos, y lo tiró casi entero a la basura.
-¿Vas a hacer algo ahora?- preguntó como último recurso el presidente de la compañía.
-Yo...
En ese momento el techo comenzó a temblar. Eiri observó con desconfianza los pequeños cascotes que se desprendían en forma de arenilla blanca sobre él. Tuvo una sensación de "peligro" cuando ese temblor fue acompañado de un sonoro retumbar de pasos a la carrera que se acercaban. Alguien dobló la esquina del pasillo con todo lo que sus piernas daban de si. Shuichi lo vio al final del pasillo y siguió corriendo como un gato salvaje que persigue a un conejo. Venia tan deprisa que el escritor se cubrió espontáneamente la cabeza con los brazos para protegerse.
-¡¡¡¡YUUUUUUUUUUUUUUUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!
El cantante saltó encima del escritor, aferrándose a su cuello, y aprisionándole la cintura entre sus piernas mientras enterraba nerviosamente su cara en el arco de su cuello y trataba de ahogar un llanto compungido.
-¡Yuki!¡Yuki!¡Yuki!, ¡¡Viniste a verme!, ¡Y me trajiste chocolate! ¡¿Ya no estas enfadado?! ¡¡Yukiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! ¡¡Perdóname por lo del ordenador!! ¡¡Por favor!!
Estaba avergonzado, Eiri miró a su alrededor para comprobar cuanta gente estaba observando la escena con la misma cara de susto que había puesto Seguchi al ver saltar un manchón rosa encima de su cuñado. Shuichi seguía abrazado de esa forma tan comprometedora y posesiva, ahora sin tratar de ocultar las lágrimas que estaban mojando el cuello del escritor. De alguna manera, aquel llanto -casi berreo- que habitualmente le descomponia hasta el punto de sacarle de sus casillas, le produjo un efecto relajante. El rubio notó que gran parte de la carga emocional negativa que le había estado reconcomiendo, desapareció por completo para ser sustituida por una especie de excitación y jubilo contenido.
-Bájate, me estas dejando en evidencia- exigió el novelista, aunque su voz no era tan inflexible como en otras ocasiones, era casi hasta divertida.
-No quiero
-Bájate
-No
-¡¡Que te bajes!!
-¡Que no me da la gana!
-¡¡Pesas mucho!!
-¡Te jodes!
No era una expresión muy reprobatoria la que tenía en el rostro. Tohma no podía evitar que su disconformidad estuviese impresa en cada pequeño tic facial. Tosió de forma sonora para hacerse notar en aquella discusión tonta que se había organizado, y que tenia a Shindou en plan lapa, agarrado con uñas y dientes a la ropa del novelista, que no veía la forma de arrancárselo.
-Shindou-san, ¿No debería estar trabajando?, Creo recordar que ya se acabo la hora del descanso del medio día.
Con un trozo de la camisa de su presa metido en la boca, el aludido volteó hacia el novelista en una mueca suplicante que culminaba con unos ojos vidriosos presagiadores de un torrente de lágrimas.
Yuki frunció el ceño cediendo ante la petición silenciosa.
-Tohma, ¿no puedes darle hoy media tarde libre?
El presidente de la discográfica se vio en un apuro. No quería que los dos se marchasen juntos, pero tampoco sabia como decirle que no al rubio. Sonrió dulcemente acercándose a Eiri para cogerse con naturalidad de su brazo, bajo la inquisitiva mirada de Shindou que parecía querérselo comer.
-Bueno, creo tienes razón y podríamos tomarnos la tarde libre. ¿A donde quieres que vayamos?
**************
Viendo que ya era la hora, Nakano y Fujisaki fueron entrando en el estudio para continuar con los ensayos, pero en vez de encontrarse a Shuichi dormido en la esquina donde lo habían dejado, vieron a Sakuma echo un ovillo abrazando a Kumagoro con fuerza. Suguru no se trataba con Ryuichi, así que se limitó a saludarle y a ocupar su lugar en el teclado, preparando el equipo para el ensayo. Hiroshi en cambio tomó asiento a su lado, dándole un golpecito en la cabeza como a veces solía hacerle a Shuichi.
-Vino Eiri a buscarle- murmuró el cantante
-¿Yuki?, ¡Genial!, a ver si se terminan de arreglar y Shu se larga de una vez por todas de aquí. ¡Estaba empezando a ponerme nervioso!- el guitarrista soltó una carcajada de alegría, que fue respondida con una lúgubre mirada por parte de Sakuma. Hiroshi recobró la compostura nuevamente.
-¿Ocurre algo Sakuma?
-Si...
-¿Qué?
-Qué a mi, Shuichi me... - guardo silencio y se empezaron a escuchar unos gimoteos ahogados- que a mi Shu, que Shu me...
-... - Nakano había empezado a alzar una ceja un poco asustado
-¡¡Que Shu me dejo chocolate y ya se me ha acabado!! BuuuuuuuAAAAAAAAAA ¡¡Kumagoro también quería más chocolate!!!! BUAAAAAAAAAAAAAAAA
Hiroshi rió de forma nerviosa poniéndose en pie, con intención de ir a comprar chocolate para prevenir una posible inundación en el estudio.
******************
Nunca había lamentado más veces que aquel día, el no haber comprado aquel curso de "se un asesino ninja pofesional en tres semanas" que un día vio en un kiosco en la esquina de su casa. Shuichi ardía desde el otro brazo de Yuki, que caminaba indiferente mirando siempre hacia delante, con los dos jóvenes colgados uno de cada brazo. Seguchi sonreía alegremente e ignoraba su presencia por completo. ¡Pero esa era su cita! ¡¡SUYA!!, con la alegría tan terrible que se había llevado al ver a Yuki, y ahora Tohma tenia que acompañarlos. No se conformaba con pretender tenerle mes y medio recluido, sino que tenía que estropearle el único día que estaba con Yuki desde hacia semanas.
Shindou comenzó a farfullar cosas por lo bajo cuando llegaron a un parque con un precioso lago, repleto de las clásicas canoas para que los novios pasearan por las calmadas aguas en busca de un poco de intimidad.
-¿Podríamos subir en una no Eiri?
El escritor se encogió de hombros, dando a entender que a él todo aquello le resultaba indiferente, y por lo tanto le daba igual lo que hiciesen.
Se montaron en la balsa, y si Shindou se descuida, lo dejan en tierra.
El escritor se hizo con los remos, y empezó a guiar la balsa hacia el centro con expresión ausente. Shuichi se plantó enfadado en el medio de los dos, aunque no hubiera asientos en ese lugar del bote, y Tohma por su parte, miraba el paisaje con aire pensativo.
En ese plan estuvieron al menos durante diez minutos, cualquier espectador casual lo hubiera encontrado cómico. Después Tohma comenzó a divagar sobre aquellos años de juventud cuando iban juntos a todos los sitios, poniendo más visiblemente de los nervios al joven cantante.
Con el mosqueo, Shuichi ignoró el primer vuelco que le dio el estomago por hambre, hasta que se empezó a marear y a nublársele la vista. Tan sólo en ese momento recordó la comida que no había echo, así mismo como el desayuno que tampoco había tomado, la cena del día anterior que se había saltado... y sucesivos.
- ... porque aquel lugar era muy bonito, y tu siempre terminabas...
-Me estoy mareando- murmuró Shindou poniéndose en pie en el medio de la barca con aire perdido.
-... plantado en aquel escaparate mirando la dichosa pluma que no te la querían vender porque formaba parte de la colección privada del dueño...- continuó ignorándole por completo Seguchi con un aspaviento divertido
-Creo qu...
Shuichi tan sólo fue consciente de que la vista se le nublaba hasta ser un manchón negro acompañado de una sensación de vértigo hacia delante.
Para los demás fue ver, como el cantante en menos de un segundo, se metía un planchazo contra el agua del lago, para hundirse rápidamente dejando una estela de burbujas tras el.
El escritor afrontó los ojos de Tohma que parecía paralizado, y sin parase a pensar en nada más, saltó al agua, tratando dificultosamente de alcanzar el fondo.
El abrigo largo de marca ahora mojado, se había convertido en algo pesado que dificultaba sus movimientos. Se peleó furiosamente con él en el agua para quitárselo, y mientras éste se hundía, Yuki volvió a bucear para tomar el cuerpo del cantante que había tocado fondo y sacarlo fuera del agua con la ayuda de Seguchi, para subirlo rápidamente a la barca.
-¿Qué hacemos? -preguntó Tohma al lado del cuerpo de Shuichi. Yuki abrió la boca de Shuichi y le insufló un poco de aire, este simple movimiento hizo que el cantante comenzara a toser escupiendo el montón de agua que se había tragado.
¿Queréis que vayamos al hospital?- preguntó el antiguo miembro de Nittle Grasper
-No queremos nada Tohma- contestó fríamente Eiri, ayudando a incorporarse hasta quedar sentado al cantante que se estaba poniendo rojo de tanto toser- Nos iremos a casa. Él y yo. Porque creo que necesita descansar- pese a la circunstancia excepcional, Seguchi sin perder la sonrisa que siempre mostraba delante del novelista, parecía dispuesto a replicar. El rubio lo atajo antes- mañana mismo lo tendrás de vuelta en el estudio, si quieres te lo llevo yo mismo, pero ahora nos vamos.
Eiri cogió con determinación los remos y los condujo hasta la orilla. Seguchi salió del bote, esperando a que Yuki ayudase al igualmente empapado cantante a salir también, no fuera a tropezarse y caerse de nuevo.
-Bueno entonces nos vemos mañana Shindou-san.
El presidente se volvió hacia el novelista y le sonrió de forma cariñosa.
-Mika me lleva insistiendo mucho para que un día vengas a comer a nuestra casa. Si piensas en algún día házmelo saber. Adiós.
Con una sonrisa mansa en los labios, Seguchi se volvió y se marchó caminando sólo por el parque.
-Vámonos a casa- le comentó el rubio al cantante que le sonrió emocionado. Parecía que a ambos les había caído encima el diluvio universal.
-Yuki, lo siento
-No tienes porque
-Pero tu abrigo..., lo perdiste y ahora estas empapado por mi culpa
-De acuerdo, la próxima vez te dejare ahí abajo- comentó el rubio con total seriedad.
-¡¡YUKI!!- le gritó el cantante dándole un puñetazo de los flojos en la espalda, el rubio se volvió hacia él y le pasó una mano sobre el cabello mojado. El joven agradeció la caricia con algo parecido a un ronroneo suave
-¿Sabes una cosa Yuki?
-¿?
-Que casi me tengo que morir ahogado para poder quedarme a solas contigo, y pese a todo me parece que mereció la pena.
El rubio esbozó una sincera sonrisa tomando por primera vez por propia voluntad la mano del joven de cabellos rosados, provocando un tímido sonrojo en sus mejillas.
Para cuando llegaron a su casa, Shuichi sentía que la humedad ya le había llegado hasta los huesos. Yuki abrió la puerta de la vivienda y entró directo a la cocina. En cambio el cantante se quedó unos minutos en el recibidor, observando todo con expresión fascinada, como si llevases siglos sin pisar aquella casa, pues en realidad, se sentía un poco de aquella manera.
Descalzo, se coló en el baño, dejando correr el grifo del agua caliente para llenar la bañera grande y cuadrada mientras se desvestía de todas aquellas prendas húmedas que se pegaban incómodamente a su piel. Una vez que la bañera estuvo llena, se metió en ella dejando escapar un suspiro largo y prolongado. Eiri apareció por la puerta comenzando a desvestirse también, uniendo su ropa al montón que era ya la de Shindou sobre los azulejos del suelo.
El cantante lo admiró como dentro de un ensueño. Apoyó los brazos en el borde de la bañera, y con un fuerte sonrojo en sus mejillas, observó como la última prenda resbalaba por el cuerpo del rubio hasta quedar en el suelo.
-No sé como puedes seguir ruborizándote a éstas alturas, eres de lo que no hay- comentó al cantante de forma despectiva, aunque no consiguió hacerle enfadar. Llevaba tanto tiempo deseando volver a casa, que ahora no se iba a enfadar por una nimiedad.
El rubio entró en la bañera, y se sentó poniéndose cómodo apoyado contra la pared. Shuichi con el rubor aun en sus mejillas, se acercó lentamente hasta deslizar sus manos sobre el vientre y espalda del rubio, apoyando la cabeza en su pecho.
-Te quiero Yuki
-Baka
El escritor se quedó mirando un punto fijo en el techo y para cuando quiso darse cuenta, Shuichi estaba roncando suavemente contra su pecho.
Sacó una mano del agua y con ella apartó algunos mechones rosados que se habían pegado en su cara.
¿A eso se había reducido su felicidad?, se preguntó perplejo al comprobar como todas aquellas sensaciones agobiantes que había experimentado durante la ultima semana se diluían en el agua caliente de la bañera hasta desaparecer. Miró al cantante, observándolo detenidamente, su piel suave y rosada, sus curvadas pestañas que a pesar de ser largas eran masculinas y bien formadas.
Aquel acompasado y cálido aliento en su pecho
-K me mintió, esta perfectamente bien- acarició nuevamente aquel cabello mojado y algo enredado- Tiene que estarlo.
Los dedos del rubio bajaron del cabello hasta las mejillas del cantante. Una expresión lúgubre cubrió los dorados ojos del escritor que murmuró para si.
Y si me traicionaran no podría soportarlo, no otra vez... -se cubrió los ojos con una mano, intentando silenciar recuerdos dolorosos que retumbaban en su mente en una amalgama de gritos, insultos, y las palabras más dolorosas e hirientes que había escuchado en toda su existencia. Aún así, un nombre se escapo de entre sus labios, dejando patente la agonía que le producía el pasado.
Yuki... perdóname.
**************
Nada más oír el sonido de la puerta, Tatsuha se había visto en una complicada situación. Había salido corriendo como alma que se lleva el diablo hacia el balcón, descubriendo demasiado tarde como para desandar sus pasos, que allí no había ningún sitio para esconderse.
La cara del moreno se tornó lívida al ver los aproximadamente nueve pisos de altura que le salvaban del suelo. No obstante, pudo más el terror a su hermano que el miedo a las alturas: saltó imprudentemente al único canalón de toda la pared que se encontraba casualmente a dos metros del balcón. Se quedó a él cogido, con todas las fuerzas que podía sin mirar hacia abajo. Con ojos llorosos se maldecía por no haberse marchado antes, todo porque volvió a encontrar la caja de cosas de Sakuma propiedad de Shuichi metida en el armario y se había quedado embobado mirando unas cuantas cosas que él no tenia, que sospechaba habían salido directamente de las propias manos de Ryuichi.
Suspiró de nuevo pensando que todo lo hacía por el cantante de Nittle Grasper, mientras comenzaba a bajar poco a poco por el canalón de la pared.
Olvidando pequeños pormenores como que, en alguna de las plantas piso mal y se resbaló unos cuantos metros llevándose el susto de su vida, o que cuando ya estaba casi abajo un perro se plantó a esperarle sacando a relucir su lustrosa dentadura mientras emitía sonidos poco conciliadores, el joven pudo decir que se había salvado bastante bien de la paliza que sin lugar a dudas, le habría propinado su hermano de haberlo pillado de nuevo metido en su apartamento.
Se sacudió la ropa con dignidad, dirigiéndose al centro sin tener muy claro que es lo que iba a hacer. Entró en un par de tiendas por hacer tiempo hasta que las cerraron.
Con la gente desapareciendo de las calles, el moreno merodeo hasta un banco de un parque. Tras unos minutos de claro aburrimiento, sacó el móvil, y empezó a darle golpecitos contra una de sus piernas de forma distraída.
Una gran ciudad desde luego, pero ahora se sentía perdido y sin saber a que atenerse en ella.
Decidió llamar a su hermano, para preguntarle por Shindou. Marcó y dejó sonar durante varios tonos hasta que comprendió que el rubio no iba a cogerle la llamada. Intentó llamar como los días anteriores al propio Shuichi, pero le volvió a salir la voz monocorde de un contestador que le anunciaba que el móvil estaba apagado o fuera de cobertura. Y ya por ultimo, por pura esperanza, la misma que se pone en la lotería todas las semanas, Tatsuha buscó el teléfono de Sakuma y lo marcó.
El móvil se mantuvo en crítico silencio unos segundos, antes de empezar a dar señal de llamada.
-¿Diga noda?
El menor de los Uesugi se quedó mudo de la emoción, cambió nerviosamente el teléfono de mano y se paso agitado los dedos entre los cabellos.
-Ah, hola, soy Uesugi Tatsuha. Bueno Tatsuha para ti... eh, soy el hermano de Yuki Eiri y un muy buen amigo de Shuichi... ¿Sabes quien soy no? - el moreno sentía que la boca se le estaba quedando seca de la expectación- El otro día te estuve dando un masaje en la casa de mi hermano...
-Ah si, hola Tatsuha, ¿Qué querías nanoda?
El moreno contuvo las lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos, ante el estremecimiento que le habían producido escuchar su nombre de los labios de su deseado Dios. Pero primero antes de nada, tenía que sacarse una espina de encima.
-¿Esta Shindou contigo?
-No, tu hermano vino a buscarlo a la discográfica hoy
Empezó a pegar botes de felicidad. Cualquiera que hubiera pasado por delante de Tatsuha en ese momento, hubiera pensado que tanta eufórica tan sólo podía ser producida por la victoria de tu equipo de fútbol en la liga.
-¿Buscabas a Shu?
El moreno pasó por alto el cariñoso apelativo, mientras que una perversa idea cruzaba su mente.
-No, veras es que yo... eh- su voz se volvió más débil y suave a pesar de que en su cara se había dibujado una sonrisa de hiena- acabo de llegar desde mi casa en Kyoto, mi hermano no me responde, creo que no esta en casa, y me acaban de atracar. No tengo dinero ni un sitio donde quedarme y veras... querría preguntarte si tu sabrías donde podría quedarme un par de noches, en tu casa por ejemplo, si no fuera mucha molestia...
Tras un largo silencio, en el que el moreno se encomendó a todos los dioses existentes en la tierra, escuchó una risita desde el otro lado del teléfono.
-Kumagoro dice que vale, que no le importa. Si quieres puedes venir a mi casa un par de días a dormir.
Las piernas de Tatsuha fueron presa de unos fuertes temblores, por lo que terminó sentado en el suelo al borde de las lágrimas de la más pura felicidad, aferrándose al móvil como si este fuera su más preciado tesoro.
-¿Dónde estas?, que voy a buscarte ahora mismo- urgió el moreno al borde del éxtasis.
-Eh, en realidad estoy PIPIIIIPII- silencio.
EL menor de los Uesugi miró la pantalla del móvil al borde del infarto, más aun cuando comprobó que la comunicación se había cortado porque se había quedado sin batería.
-ARRRRRRGGGGGGGGGGGGGGG, ¡¡JODEEEEEEERRR!!, ¡¡QUE PUTA MIERDA!!
Se había puesto de pie, había tirado el teléfono al suelo y había empezado a darle pisotones con toda la cara contrahecha por la furia.
-¡¡Ahora que lo tenia a huevo!!, ¡¡My honeyyyyyyyy Ryuichiiiiii!!, ¿Por quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?, ¡Cabrondemovil!, ¡De Telefónica tenia que ser!
Un hombre de cabellos castaños se había detenido delante de él con una mueca curiosa. El moreno fuera de prestarle atención, siguió pateando el teléfono y lanzando improperios hasta que cansado y sudoroso, se dejó caer nuevamente en el banco y hundiendo la cabeza entre las manos.
-Tatsuha trata muy mal a su móvil na no da
Aquella voz no podría haber sido más bella ni acompañada por arpas celestiales. El menor de los Uesugi levantó la cabeza con ojos lloros, reticente aun, a creer su suerte.
Sakuma se quitó las gafas de sol ensanchando su sonrisa juvenil
-Te estaba diciendo que te veía desde donde estaba noda- comentó con alegría el cantante señalando un punto inespecífico en otra dirección. Tatsuha tan sólo podía mirar y asentir, con una expresión aturdida en la cara que se fue convirtiendo poco a poco en una confiada sonrisa al ponerse de pie, tomar a Sakuma por un hombro y susurrarle al oído.
-¿Y dónde decías que estaba tu casa?
-Uh, pues por allí- confirmó inocentemente el cantante con kumagoro debajo de un brazo- ¿quieres ir ahora?
-Si no es mucha molestia- comentó el moreno tratando de parecer resignado y triste, pero llevándose casi a rastras al hombre más bajo que él.
Llegaron hasta el pequeño apartamento. Ryuichi guiándole por el camino, le contaba un montón de cosas anecdóticas de la zona mientras Tatsuha, lejos de hacerle caso, apuntaba a un ritmo frenético en una libreta cosas tales como la ubicación del piso, el plano de la zona, numero del distrito, las paradas del metro o del autobús y e incluso donde estaban las tomas de agua y luz.
Cuando Sakuma abrió la puerta de su apartamento y lo dejo pasar, el menor de los Uesugi habría pensado que estaba muerto y en su concepción del cielo, de no ser por la sangre que hervía en sus venas.
-Pasa Tatsuha, voy a buscar algo de comer y te lo traigo.
El moreno tuvo que contenerse ante el comentario para no decir ni hacer ninguna barbaridad. Sonrió poniendo su mejor cara de inocencia mientras tomaba asiento rígidamente en el sofá.
"Y aquí es donde sienta su culito mi honey Ryuichi"** pensó con un notorio sonrojo de mejillas Tatsuha acariciando el sillón como si fuera directamente la piel del cantante.
-¿Te parece bien unos gofres, con sardinas y chocolate?- preguntó Sakuma desde la cocina. El moreno se extrañó, pero se limitó a decirle que si. Le habría contestado afirmativamente aunque le hubiera ofrecido un trozo de calcetín viejo apolillado.
Ryuichi salió de la cocina con un par de platos, dejando uno junto al moreno en el sofá, que lo cogió mirándolo con cierta desconfianza.
-Gofres, con sardinas y sirope de chocolate, ¿no es así?
-HUM- afirmó con la cabeza el cantante empezando a comer sentado en el suelo.
-¿Y esta cosa amarilla de por aquí?- inquirió Tatsuha pinchándolo con el tenedor.
-Queso
-¿Y la cosa azul?
-Salsa de menta
-¿Y lo rojo?
-Gindilla noda!
Habría estado emocionado con aquello que tenia en la mano... si se hubiera tratado de un motivo decorativo. Tatsuha miró a Sakuma que comía aquella masa a dos carrillos con clara mueca de satisfacción y pensó, que de no hacerle mal, no le mataría a él tampoco.
Se metió un poco en la boca.
-¿A que esta bueno Tatsuha noda?
El moreno se limitó a afirmar con la cabeza, intentando por todos los medios que no se le notara demasiado el que se estaba muriendo del asco debido al mal sabor que tenia aquella mala mezcla de sabores.
-Fiquizimo- murmuró tragando pesadamente con los ojos enrojecidos al borde de las lágrimas- se notaba mucho la guindilla
-¿Quieres algo de postre?
-¡NO!
-Bueno, yo pensaba en algo de helado noda, pero si no quieres...
Sakuma se levantó del suelo llevándose los platos a la cocina. Tatsuha se quedó nuevamente en el salón, acechando con expresión felina la puerta de la cocina.
-¿Qué quieres hacer ahora na no da?
El moreno en el salón tuvo una hemorragia nasal ante la pregunta.
-Lo que tu quieras- se apresuró a añadir mientras sacaba un puñado de papeles de su bolsillo y se limpiaba toda la sangre.
-Tengo ahí un karaoke, ¿Si quieres cantar un poco?
-Yo canto muy mal- indicó con falsa modestia el moreno mostrándose cohibido- Preferiría que cantases tu
El vocalista salió de la cocina con una banda de tela en la frente para apartarse el cabello de la cara.
-Um bueno, a mi me gusta mucho cantar na no da- comentó jovialmente como si aquello no fuera evidente.
Se inclinó sobre el karaoke, rebuscando entre las cintas hasta que se decidió por una.
En el lado opuesto de la sala, Tatsuha se había acomodado placidamente en el sofá, visiblemente satisfecho con su idea. Aquello era casi como un concierto privado exclusivamente para él. Se regodeó ante la idea, saboreándolo por adelantado, recordando aquellos videos que tenia en su casa y la mirada cautivadora de Sakuma en todos ellos.
El sonido inundó la estancia, las notas musicales pertenecían a Predilection. Al moreno se le puso la piel de gallina, lo que le llevó a tomar mecánicamente un almohadón del sillón y ponérselo sobre el vientre, intentando que este gesto pareciese del todo natural.
Ryuichi había cerrado los ojos abrazando el micro de forma sugerente, dejándose envolver por aquellas primeras notas, hasta que el cd, cassete o lo que fuera salto y empezó a sonar la tonadilla del "aprende ingles con el canta con nosotros" y Sakuma abriendo los ojos con renovado júbilo infantil, comenzó a chapurrear un ingles nivel de primaria con todos sus gazapos.
Tatsuha sentía el sudor frió de la desesperanza. Frustrado, se limitó a reír nerviosamente mientras daba palmitas de ánimo.
Cantaron un par de canciones hasta que el moreno se dejó caer en el sofá cansado.
-¿Tienes sueño noda?
- No en realidad...
-Porque si estabas cansado te dejo un pijama y te digo donde esta el dormitorio...
-¡Que cansado estoy!- exclamó bostezando de forma teatral- Pero una cosa... ¿podemos dormir juntos?. Yo en mi casa siempre duermo con alguien porque me da miedo dormir solo con la luz apagada...
Tenia la impresión de que se había pasado. El menor de los Uesugi supo que aquello no se lo iba a creer ni un niño de tres años. Sakuma se acercó con una expresión seria, poniéndole una mano sobre el hombro.
-Tatsuha- el moreno cerró los ojos temeroso "me hecha, de esta me echa"- ¡Yo te entiendo! ¡A mi me pasa lo mismo no da!- al abrir los ojos se encontró con la expresión compresiva y radiante del cantante. El moreno se echó a reír de forma nerviosa.
Mira, ese cuarto es mi dormitorio. Te deje sobre la cama algo con lo que pidieras dormir. Vete acostándote que voy a ahora noda.
Nunca en toda su vida, había obedecido unas ordenes de tan buen agrado. El moreno se deslizó en el dormitorio emocionado, tratando de memorizar hasta el más minúsculo de los detalles de aquella estancia.
Aspiró el olor que tenía la prenda que encontró sobre la cama, reflejándose su satisfacción en una ancha sonrisa. El notar aquel tejido que pertenecía a Sakuma cubriéndole el cuerpo le producía un agradable cosquilleo excitante.
Se acostó respirando de forma agitada, no recordaba haber estado nunca tan ansioso ante nada. En un ultimo intento de recuperar su serenidad, cerró los ojos, su respiración se normalizo, y encontró la calma... hasta el momento que sintió un peso sobre la cama que avanzaba gateando hasta detenerse a la altura de su cabeza, rozándole con un aliento cálido en su mejilla.
Tatsuha no pudo evitar la impresión y abrió los ojos encontrando el rostro de Sakuma escrutándole con una mirada poco frecuente a escasos centímetros.
-Umm Tatsuha, dijiste que tu no podías dormir solo ¿verdad?
Tragando con esfuerzo, el moreno cabeceó sin romper el contacto visual. Ryuichi mostraba su faceta perturbadora, inclinado sobre él con tan sólo unos pantalones de tela ligera cubriendo su cuerpo, a una distancia que sugería que iba a besarlo pero sin mostrar prisa por ello.
-¿Quieres dormir con Ryu-chan?- inquirió de forma divertida y cariñosa apartándole unos cabellos del rostro. Ante la pregunta y la tierna caricia, Tatsuha se había quedado mudo de la impresión. Su piel sufrió una repentina subida de temperatura, y sus labios entreabiertos comenzaron a temblar de forma expectante.
Ocurría justo lo que deseaba, pero nunca se hubiera imaginado que viniese de una forma tan natural y sencilla.
¿Quieres abrazar a Ryu-chan o prefieres a otro?
Privado de la coherencia necesaria para expresarse con palabras, el moreno negó efusivamente con la cabeza. Sentía su cuerpo arder pero no se atrevía a mover un músculo. Sakuma estaba sobre él, completamente a su alcance, tan sólo tenia que alzar un poco la cabeza y sus labios se rozarían. Pese a todo no podía, los ojos azul profundo de Ryuichi le tenían clavado en la cama como una chincheta sujeta una mariposa a un tablón.
-No, no quiero a otro- tartamudeó por fin el moreno con un curioso rubor en sus mejillas, pues hacía ya mucho que había dejado de ruborizarse en aquel tipo de situaciones.
La contestación fue recibida con una amplia sonrisa de complacencia.
-Pues te prestare a Ryu-chan, esta noche podrás hacer todo lo que quieras con él.
El moreno temió volver a sufrir otra hemorragia nasal. Sakuma se puso de rodillas en la cama mirando de forma pensativa hacia un lado, permitiendo a Tatsuha recrearse en la estructura de su pecho bien formado que subía y bajaba en una respiración calmada.
Se había contenido durante demasiado tiempo, el menor de los Uesugi nunca se había considerado tímido, sino que más bien le gustaba tomar la iniciativa. Se mordió minimamente el labio cuando sus ojos siguieron bajando para deleitarse con el ombligo y la parte del vientre que el pantalón descuidadamente dejaba a la vista. Se incorporó en la cama y con cuidado reverencial pero simultáneamente deseo ilimitado, acarició un costado del cantante para posar una mano sobre la cálida cadera. Ryuichi volvió la cabeza hacia él con una mueca interrogante.
-¿Quieres a Ryu-chan ahora?- preguntó Sakuma acariciando con la yema de los dedos la mano que tenia sobre él. Tatsuha afirmando con la cabeza, sonrió ufanamente mientras entrecerraba los ojos, para a continuación, levantarse en un intento de alcanzar los labios del cantante.
En ese momento, Sakuma saltó de la cama para abrir la puerta del armario. Tatsuha volvió a abrir los ojos molesto y desconcertado, recibiendo al vuelo un peluche de una berenjena rosa con ojos de felpa.
-Toma, aquí lo tienes- exclamó Sakuma con una sonrisa infantil sacando además, algo de ropa de calle con la que comenzó a vestirse ante la mirada perpleja y desesperada del moreno.
-¡¿Pero y esto?!- preguntó al borde de las lágrimas cuando Sakuma se quitó el pantalón del pijama bajo el cual no llevaba realmente nada, y se calzaba rápidamente unos vaqueros ajustados de aspecto desgastado.
-Umm, Ryu-chan, uno de mis peluches, dijiste que no podías dormir sólo, así que puedes dormir con él. Como a mi me pasaba lo mismo te entiendo, por eso yo duermo con Kumagoro noda- el moreno se había doblado sobre si mismo encima de la cama como si le hubiesen apuñalado en el estomago, retorciendose y temblando. Sakuma tras colocarse una cazadora, se inclinó sobre él, con un dedo en la boca en una expresión curiosa.
Yo me tengo que ir a trabajar con Shuichi pero puedes quedarte el tiempo que quieras. Cuida bien de Ryu-chan, y llámame si necesitas algo noda!
El cantante iba a salir por la puerta cuando Tatsuha le retuvo tomándole por la muñeca.
-¿Qué hay entre Shindou y tu? - el moreno había dejado atrás su expresión de fingida inexperiencia, también había abandonado la sonrisa bobalicona de su rostro, ahora lo contemplaba con intensidad, como pidiéndole una explicación a su comportamiento. Sakuma, que en un principio le había devuelto la mirada con unos ojos puros y cristalinos que parecían no entender la pregunta, sonrió de forma cansada bajando la cabeza en un gesto de resignación. Al levantarla nuevamente, el cantante tenia una mirada madura, y unos ojos que brillaban en algún tipo de expresión reprimida.
-Nada, sólo somos amigos- declaró con total sinceridad, pero el moreno no pudo evitar darse cuenta del leve tomo de amargura en aquellas palabras. Tatsuha afianzó más fuerte la muñeca del hombre temiendo que se le escapara.
-Pero tu sientes algo más ¿verdad?
Tatsuha se arrepintió inmediatamente cuando una amarga mueca rompió la sonrisa suave que Ryuichi había mantenido en sus labios. El cantante se soltó con un movimiento brusco y apartandose el flequillo de los ojos con suntuosidad, tomó aliento.
-Yo...-comenzó de forma pausada- ...desde que comencé a cantar por primera vez he querido comunicar algo, con cada canción, con cada palabra... estaba enviando un mensaje, una invitación... Shuichi fue quien respondió.
El cantante se apoyó en el marco de la puerta esquivando la gélida mirada del moreno. Con aquella misma indiferencia, que parecía haber sido heredada de su hermano, obligó inconscientemente a Sakuma a silenciar sus palabras momentáneamente.
Él me escuchó, y desde ese momento intentó alcanzarme, llegar hasta mi. Saliendo de la nada, trabajando duro, llevándose muchos berrinches por lo que creyó que nunca conseguiría. Pero siguió esforzándose, todo con una única meta: Ser mi igual.
¡¡Shuichi era mi destino!!..., o al menos tendría que haberlo sido.
Sakuma apretó los puños hasta que estos perdieron el color, mordiendo a su vez cada palabra que decía.
Si tal sólo ese cabr- se detuvo a mitad de la palabra, decidiendo que era mejor contenerse. Sus facciones que se habían contraído en una mueca de repudia, volvieron a tornarse suaves y su voz trató de recuperar la serenidad- no se hubiera cruzado en su camino... Shuichi ahora seria mío, porque era a él a quien yo estaba llamando.
Tatsuha escuchó en silencio. Sus palabras no le produjeron ningún tipo de sorpresa debido a que él, ya suponía deforma bastante acertada que el cantante sentía algún tipo de "debilidad especial" por el vocalista de cabellos rosados.
Suspiró de forma paciente, sabiendo que todavía necesitaría algo de tiempo para "camelárselo" del todo, pues aun así, no pensaba darse por vencido. Su hermano estaba con Shindou, hasta que el rubio siguiese con él, todavía tendría oportunidades de conseguir lo que deseaba.
Sakuma le mantenía la mirada con firmeza, como retándole a que reprochara sus palabras. El moreno lejos de acobardarse, sonrió de forma despreocupada justo antes de acercársele con suavidad, y robarle el tan deseado beso en los labios.
-¿Qué estas haciendo Tatsuha na noda?
Al soltar su boca, Ryuichi le contemplaba con inocencia, todo vestigio de su anterior comportamiento borrado por completo. El moreno le acarició de forma cariñosa el cabello a aquel hombre mayor que él, pero de apariencia infantil y deseable.
-Dándote el beso de buenas noches, en mi casa también es una costumbre.
*******************New continue??
Bueno, corto aki porque sino esto se expande más que el chicle. Como va???, espero que haya resultado interesante aunque hay un par de cachos que a mi me parecieron un poco fuera de lugar, de todas formas tenia que ponerlos. Si algo veis que no pega mucho o quizá que empiezo a divagar demasiado no dudéis en decirlo!!!
Muchas gracias por estar leyendo esto. Un saludo a todos.
Ja-ne!!!
PD. Un especial saludo en este capitulo a Cucha, ya sabéis por que no??? XD. Killa, a ver si sigues que me tienes con la intriga de aquellas cuatro líneas que me pasaste!. Eso no se hace, es como enseñarle a alguien un caramelo y luego quitárselo de la boca _. Escribeeeeeeeeeeee!!!! :P
Mucho trabajo acumulado, mucho más cuando había conseguido escuchar parte de la conversación de Nakano en la cafetería. En teoría él no gozaba de ese conocimiento, pero ya de hacerlo, estaba tratando de tomar ciertas cartas en el asunto para procurar mejorarlo.
Frente a él, Bad Luck se suponía que era Bad Luck, por el mero echo de estar tocando canciones de Bad Luck, pero en realidad allí lo único que se veía eran tres jóvenes en un peligroso proceso de desnutrición, cansancio y abatimiento. El peor de todos era Shindou que cantaba sentado, pues parecía que el simple echo de estar en pie lo mataría, y no había más que mirarle la cara para pensar que su espíritu se encontraba ausente de su cuerpo.
El manager ajeno a todo esto, continuo con su en apariencia, interesante lectura, hasta que su móvil comenzó a sonar con la cancioncilla de "Misión Imposible".
Descolgó el teléfono, escuchó silenciosamente durante menos de un minuto y tras sonreír ampliamente y dar las gracias colgó la llamada.
K con reticencia, se vio obligado a dejar el libro sobre la silla, lamentándose el tener que abandonarlo en el momento más atrayente. Tenía un trabajo que hacer.
Él, como manager, se vanagloriaba de alentar siempre en la medida de lo posible a sus representados, y eso era justamente lo que iba a hacer.
****************
Tatsuha había llegado por fin a su destino. En el viaje en avión al final había sido más ameno de lo esperado. Digamos que había echo uso de todos los posibles servicios de la compañía, incluso el de haberse pasado prácticamente la totalidad del viaje encerrado en el cuarto de baño con la azafata. El moreno estaba feliz, había echo realidad otra de sus fantasías sexuales: tirarse a Ryuichi en el lavabo de un avión. El que no fuera realmente Sakuma, en ese momento no importó demasiado, el parecido era suficiente y su imaginación había echo el resto.
Ahora volvía a ponerse nervioso. Shuichi no contestaba, su hermano tampoco. Pasaba de llamar a Mika, ella si le ofrecería un lugar donde quedarse, pero a cambio tendría que estar soportando su incesante perorata de madre, y eso era una experiencia de la cual creía poder prescindir.
Utilizando otra copia de la llave original, Tatsuha volvió a colarse en el apartamento del novelista. Esta vez se cercioró de que estaba realmente vació, y fue entonces cuando comenzó a buscar a conciencia.
************
La cola daba la vuelta a la manzana. Desde lejos daba risa ver a todas aquellas mujeres haciendo pacientemente cola con dos cosas en común: un libro abrazado con impaciencia entre sus temblorosos brazos y un rubor difícilmente ocultable en el rostro.
Yuki Eiri siempre tan serio, siempre tan formal, devolvía los libros con una mirada intensa que hacía enrojecer a cada una de sus fan.
El rubio no se daba demasiada prisa pese a la cantidad de mujeres allí congregadas, a él le daba lo mismo el número, una vez llegada la hora se marcharía sin importarle lo más mínimo frustrar las esperanzas de miles de jóvenes al verse privadas de su autógrafo.
Mientras estaba firmando un ejemplar, otro libro cayó en la mesa frente a él.
-Respeten la cola por favor- pidió con voz monocorde sin alzar la vista de lo que estaba firmando.
-Me gustaría que en mi libro pusiese, "Para Shuichi, con amor"
El novelista alzó los ojos con furia hacia la voz que no reconocía, encontrándose la afable mueca del manager de Bad Luck, que se limitó a cruzarse de brazos bajo el rictus severo del escritor.
¿Acaso es algo demasiado complicado?- preguntó con picardía K, quitándose las gafas de sol. Yuki acepto el reto silencioso, y tomando el libro que le había tendido escribió "Para MI Shuichi con TODO mi AMOR".
En aquella dedicatoria había demasiadas palabras subrayadas para ser algo serio, más bien parecía una broma de mal gusto.
-¿Podría hablar contigo ahora?
-No veo porque habría de hacerlo. Además, todavía no he terminado aquí
-Pues según mi reloj, ya has terminado.
-Puedo querer quedarme un rato más- desafió con la mirada el novelista. Ante la agresión, el manager se encogió de hombros colocándose nuevamente las gafas de sol.
-Oh, Well. Veo que para ti es más importante un par de libros que un amante.
Su mirada se encendió. ¿Por qué todo el mundo trataba de meterse en su relación?, ¡en su vida!. ¡¿Acaso todos se creían mejor que él?!.
Aquello lo irritaba más que ninguna otra cosa.
Tratando de parecer calmado, terminó de firmar el libro que tenia sobre la mesa, para a continuación, ponerse de pie haciendo una leve inclinación hacia los encargados a modo de despedida.
El manager sonrió ampliamente
Ambos hombres se alejaron del establecimiento donde se vio más de una expresión frustrada. K le condujo hasta un pequeño café un par de calles más abajo, algo sucio y poco concurrido. El rubio dudaba que lo que diesen allí fuera salubre, y empezaba a especular que la posible falta de clientes podía ser debía a la intoxicación y posterior muerte de todos ellos. No obstante, se limitó a tomar asiento, y sacar un cigarrillo con fingido desinterés hacia el manager.
-¿Qué es lo ultimo que sabes de Shindou? -le preguntó el K con seriedad
-Creí que para eso me habías traído aquí, para decirme donde esta.
-O sea que no sabes nada.
Yuki volvía a irritarse de nuevo
-¿Nada de qué?- preguntó molesto sin tratar de ocultarlo
-Del disco, de su enfermedad.
El escritor miró fijamente al manager durante unos segundos y posteriormente esbozó una sonrisa cruel.
-Esa si que es buena- comentó divertido- ¿Para eso te ha mandado?. ¿Para que me digas que esta enfermo?, y a ver, ¿qué se supone que tiene?.
-I don't know it!. No fue Shindou quien me lo dijo. Deberías preguntárselo a Nakano, él lo estaba hablando con Sakuma, yo sólo escuche un poco de la conversación por accidente. Pero aunque desconozco los detalles es cierto. Shindou esta enfermo- el manager tamborileó la mesa con los dedos antes de continuar- se esta muriendo.
Eso explica lo del disco, Seguchi se ha debido de enterar, pues adelantó todos los planes de los seis próximos meses. Bad Luck vive en las oficinas desde hace casi dos semanas. Shindou cada día se ve peor, además creo que esta cayendo en una depresión, lo que es lógico con tanto trabajo...
El escritor escuchaba con el cigarrillo entre los labios. Su expresión era fría, pero su piel había perdido color. Era como si ni él mismo comprendiese hasta que punto le estaban afectando las palabras de su interlocutor.
-No te creo -murmuró finalmente, aunque parecía decirlo más para si, que para su acompañante- Si Shuichi estuviera enfermo me lo habría dicho o yo lo habría notado, pero él estaba bien, la ultima vez que lo vi estaba bien
Encogiéndose de hombros, K tomó un trago de un espeso café que una camarera acaba de depositar en su mesa sin siquiera habérselo pedido.
-Me limito a comunicarte lo que sé. El resto es asunto tuyo, pero como manager preocupado, te pido que vayas a ver a Shindou a las oficinas, aunque sea una sola vez. Cuando se deprime su nivel de eficiencia baja, y bastante difícil es ya hacer todo un disco en un mes trabajando todo lo que se puede, como para hacerlo mal y sin ganas.
Yuki seguía en silencio, pero ese estado de aparente serenidad y tranquilidad era una pantomima para ocultar que no habría podido ponerse en pie ni aunque lo hubiese querido. Aquella idea le parecía disparatada. Shuichi enfermo, no sólo eso, ¡¡muriéndose!!. Pero si resultaba que era verdad...
Trató de coger el cigarrillo de su boca, pero al hacerlo se le calló al suelo. Toda su mano temblaba de una forma incontrolable.
Avergonzado, Yuki puso ambas manos bajo la mesa tratando de parecer indiferente, K por su parte, no se dio por enterado.
Y si vas...- comenzó el manager de forma casual depositando un pequeño paquete envuelto de regalo sobre la mesa- llévale esto. Dicen que el chocolate hace milagros con la moral.
*************
Sakuma había quedado en irle a buscar en el descanso de la comida, con una Playstation para jugar un par de partidas. El cantante entró en el estudio gritando eufórico como siempre, con su Kumagoro sobre la cabeza.
-¡¡Shuichi na no da!!, ¡Vamos a jugar!- miró en derredor, allí no veía a nadie- ¿Shuichi?
Después de una búsqueda concienzuda en la que Ryuichi terminó a cuatro patas mirando hasta debajo de los soportes de las sillas, encontró al cantante de cabellos rosados que se había quedado dormido en una esquina del estudio con el micrófono abrazado y unas cuantas hojas de canciones a su lado. Ryuichi se sentó a su lado dándole golpecitos en el hombro con el dedo para cerciorarse de si estaba dormido.
-¿Estas muy cansado verdad?. Toma, te presto a Kumagoro para que descanses mejor na no da.
Una expresión adulta se apoderó del rostro de Sakuma una vez hubo depositado su conejito de peluche sobre el regazo del cantante. Apoyando la espalda en la pared junto a Shindou, tomó aquellas letras de canciones que el otro cantante había estado ensayando. Las revisó una por una, acariciando algunas zonas donde la tinta se había corrido por lo que parecían ser gotas de agua, pero que Sakuma sospechaba habían sido lágrimas.
-Que injusta es la vida- se limitó a decir dejando resbalar su cabeza sobre el hombro de Shuichi a la par que cerraba los ojos para hacerle compañía en la siesta.
*************
Yuki entró en la discográfica. Llevaba la caja de bombones que K le había dado fuertemente sujeta con ambas manos, sin despegar la vista de ella ni un sólo segundo.
El escritor se asomó en la cafetería y al no encontrar lo que buscaba, se marchó sin responder los saludos, que algunos conocidos le hicieron con la mano.
Tomó el ascensor para llegar hasta el estudio donde recordaba que Shuichi hacía todas las grabaciones. Se detuvo en la puerta con la vista fija en sus propios pies, no recordaba la última vez que había estado tan nervioso. Después de haber hablado con el manager, sentía la necesidad de ver a Shuichi, pese a que aún no sabía que era lo que iba a decirle cuando lo tuviera delante. Además aun estaba por esclarecer el tema de su supuesta enfermedad. Él no podía creérselo, pero no tenia razones para pensar que el manager le mintiera, y si la información era originalmente de Nakano...
Prefirió no sacar ideas precipitadas. Yuki se quitó las gafas de sol y las dobló guardándolas dentro del abrigo. Intentó sonreír, o al menos ocupar sus labios con aquella mueca que hacia habitualmente las funciones de sonrisa.
Eiri entró en el estudio teniendo una primera impresión de que aquello estaba desierto, las mayoría de las luces estaban apagadas, y allí no parecía haber un alma, hasta que le pareció ver unos mechones de cabello rosado que sobresalían por detrás de un amplificador.
Los pies del escritor se deslizaron sigilosamente hacia aquel rincón de la estancia. Shuichi dormía apaciblemente apoyado contra la pared, abrazando al conejo de peluche rosa que el rubio tan bien conocía, con el dueño del susodicho muñeco recostado sobre él.
Inseguridad y desagrado fue lo que reflejaron sus ojos en aquel momento. Los dos jóvenes se veían tan apacibles dormitando juntos, desprendían una especie de armonía entre ellos, más allá de lo tangible, algo que simplemente estaba allí, como si fuesen demasiado iguales para poder estar separados. Un nivel de comunicación, comprensión silenciosa, que el rubio nunca llegaría a tener con el joven cantante de cabellos rosados. Por un momento, envidio a Sakuma sinceramente por ello.
Sentía como si su presencia allí fuera una clara intromisión, por ello, Yuki se inclinó dejando los bombones junto a un pie de Shindou. Al levantarse, se encontró observado por un extraño brillo presente en los ojos entrecerrados de Ryuichi, que permanecía con la cabeza sobre el hombro del cantante de Bad Luck sin inmutarse.
El rubio no dijo nada volviéndose para abandonar el estudio. Ryuichi tras él, sonrió divertido al reconocer en aquella fría mirada, un odio trasparente y claro hacia él.
-Que injusta es la vida- repitió nuevamente el cantante volviendo a cerrar los ojos como si nada hubiera ocurrido.
Tohma corría hacia el ascensor que se abría, con una torreta de papeles entre los brazos. Cuando iba a entrar, una figura más alta que él salió, tirándole todos los documentos al suelo.
Seguchi miró todos los papeles con resignación frotándose la cabeza cansado.
-Te ayudare a recogerlos
El presidente esbozó una gran sonrisa al alzar los ojos y ver que se trataba del escritor. Su rostro se dulcificó arrodillándose para imitar al rubio.
-Eiri, qué alegría verte, pensaba llamarte un día de estos para que saliésemos juntos o alguna cosa. ¿Ya has comido?, te puedo invitar a un restaurante muy bueno que hay cerca de aquí.
-No he comido, pero no tengo hambre gracias.- el rubio trató de ordenar todos los papeles que había recogido y se los tendió a su cuñado
-¿Y un café?, Aquí cerca también hay uno donde hacen además unas tartas deliciosas, de las que te gustan a ti. ¿Vamos a tomar uno?
-Acabo de tomarlo
-Oh, vaya, de acuerdo
En silencio, el novelista observó la visible decepción de Tohma, que miraba los papeles incómodo y sin saber que decirle. Yuki se sentía en la obligación de hacerle muchas preguntas, pero por alguna razón, tras la visita al estudio de grabación, no tenía ganas de hacer absolutamente nada, ni de fumar. Sacó el paquete de tabaco, lo miró en silencio unos segundos, y lo tiró casi entero a la basura.
-¿Vas a hacer algo ahora?- preguntó como último recurso el presidente de la compañía.
-Yo...
En ese momento el techo comenzó a temblar. Eiri observó con desconfianza los pequeños cascotes que se desprendían en forma de arenilla blanca sobre él. Tuvo una sensación de "peligro" cuando ese temblor fue acompañado de un sonoro retumbar de pasos a la carrera que se acercaban. Alguien dobló la esquina del pasillo con todo lo que sus piernas daban de si. Shuichi lo vio al final del pasillo y siguió corriendo como un gato salvaje que persigue a un conejo. Venia tan deprisa que el escritor se cubrió espontáneamente la cabeza con los brazos para protegerse.
-¡¡¡¡YUUUUUUUUUUUUUUUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!
El cantante saltó encima del escritor, aferrándose a su cuello, y aprisionándole la cintura entre sus piernas mientras enterraba nerviosamente su cara en el arco de su cuello y trataba de ahogar un llanto compungido.
-¡Yuki!¡Yuki!¡Yuki!, ¡¡Viniste a verme!, ¡Y me trajiste chocolate! ¡¿Ya no estas enfadado?! ¡¡Yukiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! ¡¡Perdóname por lo del ordenador!! ¡¡Por favor!!
Estaba avergonzado, Eiri miró a su alrededor para comprobar cuanta gente estaba observando la escena con la misma cara de susto que había puesto Seguchi al ver saltar un manchón rosa encima de su cuñado. Shuichi seguía abrazado de esa forma tan comprometedora y posesiva, ahora sin tratar de ocultar las lágrimas que estaban mojando el cuello del escritor. De alguna manera, aquel llanto -casi berreo- que habitualmente le descomponia hasta el punto de sacarle de sus casillas, le produjo un efecto relajante. El rubio notó que gran parte de la carga emocional negativa que le había estado reconcomiendo, desapareció por completo para ser sustituida por una especie de excitación y jubilo contenido.
-Bájate, me estas dejando en evidencia- exigió el novelista, aunque su voz no era tan inflexible como en otras ocasiones, era casi hasta divertida.
-No quiero
-Bájate
-No
-¡¡Que te bajes!!
-¡Que no me da la gana!
-¡¡Pesas mucho!!
-¡Te jodes!
No era una expresión muy reprobatoria la que tenía en el rostro. Tohma no podía evitar que su disconformidad estuviese impresa en cada pequeño tic facial. Tosió de forma sonora para hacerse notar en aquella discusión tonta que se había organizado, y que tenia a Shindou en plan lapa, agarrado con uñas y dientes a la ropa del novelista, que no veía la forma de arrancárselo.
-Shindou-san, ¿No debería estar trabajando?, Creo recordar que ya se acabo la hora del descanso del medio día.
Con un trozo de la camisa de su presa metido en la boca, el aludido volteó hacia el novelista en una mueca suplicante que culminaba con unos ojos vidriosos presagiadores de un torrente de lágrimas.
Yuki frunció el ceño cediendo ante la petición silenciosa.
-Tohma, ¿no puedes darle hoy media tarde libre?
El presidente de la discográfica se vio en un apuro. No quería que los dos se marchasen juntos, pero tampoco sabia como decirle que no al rubio. Sonrió dulcemente acercándose a Eiri para cogerse con naturalidad de su brazo, bajo la inquisitiva mirada de Shindou que parecía querérselo comer.
-Bueno, creo tienes razón y podríamos tomarnos la tarde libre. ¿A donde quieres que vayamos?
**************
Viendo que ya era la hora, Nakano y Fujisaki fueron entrando en el estudio para continuar con los ensayos, pero en vez de encontrarse a Shuichi dormido en la esquina donde lo habían dejado, vieron a Sakuma echo un ovillo abrazando a Kumagoro con fuerza. Suguru no se trataba con Ryuichi, así que se limitó a saludarle y a ocupar su lugar en el teclado, preparando el equipo para el ensayo. Hiroshi en cambio tomó asiento a su lado, dándole un golpecito en la cabeza como a veces solía hacerle a Shuichi.
-Vino Eiri a buscarle- murmuró el cantante
-¿Yuki?, ¡Genial!, a ver si se terminan de arreglar y Shu se larga de una vez por todas de aquí. ¡Estaba empezando a ponerme nervioso!- el guitarrista soltó una carcajada de alegría, que fue respondida con una lúgubre mirada por parte de Sakuma. Hiroshi recobró la compostura nuevamente.
-¿Ocurre algo Sakuma?
-Si...
-¿Qué?
-Qué a mi, Shuichi me... - guardo silencio y se empezaron a escuchar unos gimoteos ahogados- que a mi Shu, que Shu me...
-... - Nakano había empezado a alzar una ceja un poco asustado
-¡¡Que Shu me dejo chocolate y ya se me ha acabado!! BuuuuuuuAAAAAAAAAA ¡¡Kumagoro también quería más chocolate!!!! BUAAAAAAAAAAAAAAAA
Hiroshi rió de forma nerviosa poniéndose en pie, con intención de ir a comprar chocolate para prevenir una posible inundación en el estudio.
******************
Nunca había lamentado más veces que aquel día, el no haber comprado aquel curso de "se un asesino ninja pofesional en tres semanas" que un día vio en un kiosco en la esquina de su casa. Shuichi ardía desde el otro brazo de Yuki, que caminaba indiferente mirando siempre hacia delante, con los dos jóvenes colgados uno de cada brazo. Seguchi sonreía alegremente e ignoraba su presencia por completo. ¡Pero esa era su cita! ¡¡SUYA!!, con la alegría tan terrible que se había llevado al ver a Yuki, y ahora Tohma tenia que acompañarlos. No se conformaba con pretender tenerle mes y medio recluido, sino que tenía que estropearle el único día que estaba con Yuki desde hacia semanas.
Shindou comenzó a farfullar cosas por lo bajo cuando llegaron a un parque con un precioso lago, repleto de las clásicas canoas para que los novios pasearan por las calmadas aguas en busca de un poco de intimidad.
-¿Podríamos subir en una no Eiri?
El escritor se encogió de hombros, dando a entender que a él todo aquello le resultaba indiferente, y por lo tanto le daba igual lo que hiciesen.
Se montaron en la balsa, y si Shindou se descuida, lo dejan en tierra.
El escritor se hizo con los remos, y empezó a guiar la balsa hacia el centro con expresión ausente. Shuichi se plantó enfadado en el medio de los dos, aunque no hubiera asientos en ese lugar del bote, y Tohma por su parte, miraba el paisaje con aire pensativo.
En ese plan estuvieron al menos durante diez minutos, cualquier espectador casual lo hubiera encontrado cómico. Después Tohma comenzó a divagar sobre aquellos años de juventud cuando iban juntos a todos los sitios, poniendo más visiblemente de los nervios al joven cantante.
Con el mosqueo, Shuichi ignoró el primer vuelco que le dio el estomago por hambre, hasta que se empezó a marear y a nublársele la vista. Tan sólo en ese momento recordó la comida que no había echo, así mismo como el desayuno que tampoco había tomado, la cena del día anterior que se había saltado... y sucesivos.
- ... porque aquel lugar era muy bonito, y tu siempre terminabas...
-Me estoy mareando- murmuró Shindou poniéndose en pie en el medio de la barca con aire perdido.
-... plantado en aquel escaparate mirando la dichosa pluma que no te la querían vender porque formaba parte de la colección privada del dueño...- continuó ignorándole por completo Seguchi con un aspaviento divertido
-Creo qu...
Shuichi tan sólo fue consciente de que la vista se le nublaba hasta ser un manchón negro acompañado de una sensación de vértigo hacia delante.
Para los demás fue ver, como el cantante en menos de un segundo, se metía un planchazo contra el agua del lago, para hundirse rápidamente dejando una estela de burbujas tras el.
El escritor afrontó los ojos de Tohma que parecía paralizado, y sin parase a pensar en nada más, saltó al agua, tratando dificultosamente de alcanzar el fondo.
El abrigo largo de marca ahora mojado, se había convertido en algo pesado que dificultaba sus movimientos. Se peleó furiosamente con él en el agua para quitárselo, y mientras éste se hundía, Yuki volvió a bucear para tomar el cuerpo del cantante que había tocado fondo y sacarlo fuera del agua con la ayuda de Seguchi, para subirlo rápidamente a la barca.
-¿Qué hacemos? -preguntó Tohma al lado del cuerpo de Shuichi. Yuki abrió la boca de Shuichi y le insufló un poco de aire, este simple movimiento hizo que el cantante comenzara a toser escupiendo el montón de agua que se había tragado.
¿Queréis que vayamos al hospital?- preguntó el antiguo miembro de Nittle Grasper
-No queremos nada Tohma- contestó fríamente Eiri, ayudando a incorporarse hasta quedar sentado al cantante que se estaba poniendo rojo de tanto toser- Nos iremos a casa. Él y yo. Porque creo que necesita descansar- pese a la circunstancia excepcional, Seguchi sin perder la sonrisa que siempre mostraba delante del novelista, parecía dispuesto a replicar. El rubio lo atajo antes- mañana mismo lo tendrás de vuelta en el estudio, si quieres te lo llevo yo mismo, pero ahora nos vamos.
Eiri cogió con determinación los remos y los condujo hasta la orilla. Seguchi salió del bote, esperando a que Yuki ayudase al igualmente empapado cantante a salir también, no fuera a tropezarse y caerse de nuevo.
-Bueno entonces nos vemos mañana Shindou-san.
El presidente se volvió hacia el novelista y le sonrió de forma cariñosa.
-Mika me lleva insistiendo mucho para que un día vengas a comer a nuestra casa. Si piensas en algún día házmelo saber. Adiós.
Con una sonrisa mansa en los labios, Seguchi se volvió y se marchó caminando sólo por el parque.
-Vámonos a casa- le comentó el rubio al cantante que le sonrió emocionado. Parecía que a ambos les había caído encima el diluvio universal.
-Yuki, lo siento
-No tienes porque
-Pero tu abrigo..., lo perdiste y ahora estas empapado por mi culpa
-De acuerdo, la próxima vez te dejare ahí abajo- comentó el rubio con total seriedad.
-¡¡YUKI!!- le gritó el cantante dándole un puñetazo de los flojos en la espalda, el rubio se volvió hacia él y le pasó una mano sobre el cabello mojado. El joven agradeció la caricia con algo parecido a un ronroneo suave
-¿Sabes una cosa Yuki?
-¿?
-Que casi me tengo que morir ahogado para poder quedarme a solas contigo, y pese a todo me parece que mereció la pena.
El rubio esbozó una sincera sonrisa tomando por primera vez por propia voluntad la mano del joven de cabellos rosados, provocando un tímido sonrojo en sus mejillas.
Para cuando llegaron a su casa, Shuichi sentía que la humedad ya le había llegado hasta los huesos. Yuki abrió la puerta de la vivienda y entró directo a la cocina. En cambio el cantante se quedó unos minutos en el recibidor, observando todo con expresión fascinada, como si llevases siglos sin pisar aquella casa, pues en realidad, se sentía un poco de aquella manera.
Descalzo, se coló en el baño, dejando correr el grifo del agua caliente para llenar la bañera grande y cuadrada mientras se desvestía de todas aquellas prendas húmedas que se pegaban incómodamente a su piel. Una vez que la bañera estuvo llena, se metió en ella dejando escapar un suspiro largo y prolongado. Eiri apareció por la puerta comenzando a desvestirse también, uniendo su ropa al montón que era ya la de Shindou sobre los azulejos del suelo.
El cantante lo admiró como dentro de un ensueño. Apoyó los brazos en el borde de la bañera, y con un fuerte sonrojo en sus mejillas, observó como la última prenda resbalaba por el cuerpo del rubio hasta quedar en el suelo.
-No sé como puedes seguir ruborizándote a éstas alturas, eres de lo que no hay- comentó al cantante de forma despectiva, aunque no consiguió hacerle enfadar. Llevaba tanto tiempo deseando volver a casa, que ahora no se iba a enfadar por una nimiedad.
El rubio entró en la bañera, y se sentó poniéndose cómodo apoyado contra la pared. Shuichi con el rubor aun en sus mejillas, se acercó lentamente hasta deslizar sus manos sobre el vientre y espalda del rubio, apoyando la cabeza en su pecho.
-Te quiero Yuki
-Baka
El escritor se quedó mirando un punto fijo en el techo y para cuando quiso darse cuenta, Shuichi estaba roncando suavemente contra su pecho.
Sacó una mano del agua y con ella apartó algunos mechones rosados que se habían pegado en su cara.
¿A eso se había reducido su felicidad?, se preguntó perplejo al comprobar como todas aquellas sensaciones agobiantes que había experimentado durante la ultima semana se diluían en el agua caliente de la bañera hasta desaparecer. Miró al cantante, observándolo detenidamente, su piel suave y rosada, sus curvadas pestañas que a pesar de ser largas eran masculinas y bien formadas.
Aquel acompasado y cálido aliento en su pecho
-K me mintió, esta perfectamente bien- acarició nuevamente aquel cabello mojado y algo enredado- Tiene que estarlo.
Los dedos del rubio bajaron del cabello hasta las mejillas del cantante. Una expresión lúgubre cubrió los dorados ojos del escritor que murmuró para si.
Y si me traicionaran no podría soportarlo, no otra vez... -se cubrió los ojos con una mano, intentando silenciar recuerdos dolorosos que retumbaban en su mente en una amalgama de gritos, insultos, y las palabras más dolorosas e hirientes que había escuchado en toda su existencia. Aún así, un nombre se escapo de entre sus labios, dejando patente la agonía que le producía el pasado.
Yuki... perdóname.
**************
Nada más oír el sonido de la puerta, Tatsuha se había visto en una complicada situación. Había salido corriendo como alma que se lleva el diablo hacia el balcón, descubriendo demasiado tarde como para desandar sus pasos, que allí no había ningún sitio para esconderse.
La cara del moreno se tornó lívida al ver los aproximadamente nueve pisos de altura que le salvaban del suelo. No obstante, pudo más el terror a su hermano que el miedo a las alturas: saltó imprudentemente al único canalón de toda la pared que se encontraba casualmente a dos metros del balcón. Se quedó a él cogido, con todas las fuerzas que podía sin mirar hacia abajo. Con ojos llorosos se maldecía por no haberse marchado antes, todo porque volvió a encontrar la caja de cosas de Sakuma propiedad de Shuichi metida en el armario y se había quedado embobado mirando unas cuantas cosas que él no tenia, que sospechaba habían salido directamente de las propias manos de Ryuichi.
Suspiró de nuevo pensando que todo lo hacía por el cantante de Nittle Grasper, mientras comenzaba a bajar poco a poco por el canalón de la pared.
Olvidando pequeños pormenores como que, en alguna de las plantas piso mal y se resbaló unos cuantos metros llevándose el susto de su vida, o que cuando ya estaba casi abajo un perro se plantó a esperarle sacando a relucir su lustrosa dentadura mientras emitía sonidos poco conciliadores, el joven pudo decir que se había salvado bastante bien de la paliza que sin lugar a dudas, le habría propinado su hermano de haberlo pillado de nuevo metido en su apartamento.
Se sacudió la ropa con dignidad, dirigiéndose al centro sin tener muy claro que es lo que iba a hacer. Entró en un par de tiendas por hacer tiempo hasta que las cerraron.
Con la gente desapareciendo de las calles, el moreno merodeo hasta un banco de un parque. Tras unos minutos de claro aburrimiento, sacó el móvil, y empezó a darle golpecitos contra una de sus piernas de forma distraída.
Una gran ciudad desde luego, pero ahora se sentía perdido y sin saber a que atenerse en ella.
Decidió llamar a su hermano, para preguntarle por Shindou. Marcó y dejó sonar durante varios tonos hasta que comprendió que el rubio no iba a cogerle la llamada. Intentó llamar como los días anteriores al propio Shuichi, pero le volvió a salir la voz monocorde de un contestador que le anunciaba que el móvil estaba apagado o fuera de cobertura. Y ya por ultimo, por pura esperanza, la misma que se pone en la lotería todas las semanas, Tatsuha buscó el teléfono de Sakuma y lo marcó.
El móvil se mantuvo en crítico silencio unos segundos, antes de empezar a dar señal de llamada.
-¿Diga noda?
El menor de los Uesugi se quedó mudo de la emoción, cambió nerviosamente el teléfono de mano y se paso agitado los dedos entre los cabellos.
-Ah, hola, soy Uesugi Tatsuha. Bueno Tatsuha para ti... eh, soy el hermano de Yuki Eiri y un muy buen amigo de Shuichi... ¿Sabes quien soy no? - el moreno sentía que la boca se le estaba quedando seca de la expectación- El otro día te estuve dando un masaje en la casa de mi hermano...
-Ah si, hola Tatsuha, ¿Qué querías nanoda?
El moreno contuvo las lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos, ante el estremecimiento que le habían producido escuchar su nombre de los labios de su deseado Dios. Pero primero antes de nada, tenía que sacarse una espina de encima.
-¿Esta Shindou contigo?
-No, tu hermano vino a buscarlo a la discográfica hoy
Empezó a pegar botes de felicidad. Cualquiera que hubiera pasado por delante de Tatsuha en ese momento, hubiera pensado que tanta eufórica tan sólo podía ser producida por la victoria de tu equipo de fútbol en la liga.
-¿Buscabas a Shu?
El moreno pasó por alto el cariñoso apelativo, mientras que una perversa idea cruzaba su mente.
-No, veras es que yo... eh- su voz se volvió más débil y suave a pesar de que en su cara se había dibujado una sonrisa de hiena- acabo de llegar desde mi casa en Kyoto, mi hermano no me responde, creo que no esta en casa, y me acaban de atracar. No tengo dinero ni un sitio donde quedarme y veras... querría preguntarte si tu sabrías donde podría quedarme un par de noches, en tu casa por ejemplo, si no fuera mucha molestia...
Tras un largo silencio, en el que el moreno se encomendó a todos los dioses existentes en la tierra, escuchó una risita desde el otro lado del teléfono.
-Kumagoro dice que vale, que no le importa. Si quieres puedes venir a mi casa un par de días a dormir.
Las piernas de Tatsuha fueron presa de unos fuertes temblores, por lo que terminó sentado en el suelo al borde de las lágrimas de la más pura felicidad, aferrándose al móvil como si este fuera su más preciado tesoro.
-¿Dónde estas?, que voy a buscarte ahora mismo- urgió el moreno al borde del éxtasis.
-Eh, en realidad estoy PIPIIIIPII- silencio.
EL menor de los Uesugi miró la pantalla del móvil al borde del infarto, más aun cuando comprobó que la comunicación se había cortado porque se había quedado sin batería.
-ARRRRRRGGGGGGGGGGGGGGG, ¡¡JODEEEEEEERRR!!, ¡¡QUE PUTA MIERDA!!
Se había puesto de pie, había tirado el teléfono al suelo y había empezado a darle pisotones con toda la cara contrahecha por la furia.
-¡¡Ahora que lo tenia a huevo!!, ¡¡My honeyyyyyyyy Ryuichiiiiii!!, ¿Por quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?, ¡Cabrondemovil!, ¡De Telefónica tenia que ser!
Un hombre de cabellos castaños se había detenido delante de él con una mueca curiosa. El moreno fuera de prestarle atención, siguió pateando el teléfono y lanzando improperios hasta que cansado y sudoroso, se dejó caer nuevamente en el banco y hundiendo la cabeza entre las manos.
-Tatsuha trata muy mal a su móvil na no da
Aquella voz no podría haber sido más bella ni acompañada por arpas celestiales. El menor de los Uesugi levantó la cabeza con ojos lloros, reticente aun, a creer su suerte.
Sakuma se quitó las gafas de sol ensanchando su sonrisa juvenil
-Te estaba diciendo que te veía desde donde estaba noda- comentó con alegría el cantante señalando un punto inespecífico en otra dirección. Tatsuha tan sólo podía mirar y asentir, con una expresión aturdida en la cara que se fue convirtiendo poco a poco en una confiada sonrisa al ponerse de pie, tomar a Sakuma por un hombro y susurrarle al oído.
-¿Y dónde decías que estaba tu casa?
-Uh, pues por allí- confirmó inocentemente el cantante con kumagoro debajo de un brazo- ¿quieres ir ahora?
-Si no es mucha molestia- comentó el moreno tratando de parecer resignado y triste, pero llevándose casi a rastras al hombre más bajo que él.
Llegaron hasta el pequeño apartamento. Ryuichi guiándole por el camino, le contaba un montón de cosas anecdóticas de la zona mientras Tatsuha, lejos de hacerle caso, apuntaba a un ritmo frenético en una libreta cosas tales como la ubicación del piso, el plano de la zona, numero del distrito, las paradas del metro o del autobús y e incluso donde estaban las tomas de agua y luz.
Cuando Sakuma abrió la puerta de su apartamento y lo dejo pasar, el menor de los Uesugi habría pensado que estaba muerto y en su concepción del cielo, de no ser por la sangre que hervía en sus venas.
-Pasa Tatsuha, voy a buscar algo de comer y te lo traigo.
El moreno tuvo que contenerse ante el comentario para no decir ni hacer ninguna barbaridad. Sonrió poniendo su mejor cara de inocencia mientras tomaba asiento rígidamente en el sofá.
"Y aquí es donde sienta su culito mi honey Ryuichi"** pensó con un notorio sonrojo de mejillas Tatsuha acariciando el sillón como si fuera directamente la piel del cantante.
-¿Te parece bien unos gofres, con sardinas y chocolate?- preguntó Sakuma desde la cocina. El moreno se extrañó, pero se limitó a decirle que si. Le habría contestado afirmativamente aunque le hubiera ofrecido un trozo de calcetín viejo apolillado.
Ryuichi salió de la cocina con un par de platos, dejando uno junto al moreno en el sofá, que lo cogió mirándolo con cierta desconfianza.
-Gofres, con sardinas y sirope de chocolate, ¿no es así?
-HUM- afirmó con la cabeza el cantante empezando a comer sentado en el suelo.
-¿Y esta cosa amarilla de por aquí?- inquirió Tatsuha pinchándolo con el tenedor.
-Queso
-¿Y la cosa azul?
-Salsa de menta
-¿Y lo rojo?
-Gindilla noda!
Habría estado emocionado con aquello que tenia en la mano... si se hubiera tratado de un motivo decorativo. Tatsuha miró a Sakuma que comía aquella masa a dos carrillos con clara mueca de satisfacción y pensó, que de no hacerle mal, no le mataría a él tampoco.
Se metió un poco en la boca.
-¿A que esta bueno Tatsuha noda?
El moreno se limitó a afirmar con la cabeza, intentando por todos los medios que no se le notara demasiado el que se estaba muriendo del asco debido al mal sabor que tenia aquella mala mezcla de sabores.
-Fiquizimo- murmuró tragando pesadamente con los ojos enrojecidos al borde de las lágrimas- se notaba mucho la guindilla
-¿Quieres algo de postre?
-¡NO!
-Bueno, yo pensaba en algo de helado noda, pero si no quieres...
Sakuma se levantó del suelo llevándose los platos a la cocina. Tatsuha se quedó nuevamente en el salón, acechando con expresión felina la puerta de la cocina.
-¿Qué quieres hacer ahora na no da?
El moreno en el salón tuvo una hemorragia nasal ante la pregunta.
-Lo que tu quieras- se apresuró a añadir mientras sacaba un puñado de papeles de su bolsillo y se limpiaba toda la sangre.
-Tengo ahí un karaoke, ¿Si quieres cantar un poco?
-Yo canto muy mal- indicó con falsa modestia el moreno mostrándose cohibido- Preferiría que cantases tu
El vocalista salió de la cocina con una banda de tela en la frente para apartarse el cabello de la cara.
-Um bueno, a mi me gusta mucho cantar na no da- comentó jovialmente como si aquello no fuera evidente.
Se inclinó sobre el karaoke, rebuscando entre las cintas hasta que se decidió por una.
En el lado opuesto de la sala, Tatsuha se había acomodado placidamente en el sofá, visiblemente satisfecho con su idea. Aquello era casi como un concierto privado exclusivamente para él. Se regodeó ante la idea, saboreándolo por adelantado, recordando aquellos videos que tenia en su casa y la mirada cautivadora de Sakuma en todos ellos.
El sonido inundó la estancia, las notas musicales pertenecían a Predilection. Al moreno se le puso la piel de gallina, lo que le llevó a tomar mecánicamente un almohadón del sillón y ponérselo sobre el vientre, intentando que este gesto pareciese del todo natural.
Ryuichi había cerrado los ojos abrazando el micro de forma sugerente, dejándose envolver por aquellas primeras notas, hasta que el cd, cassete o lo que fuera salto y empezó a sonar la tonadilla del "aprende ingles con el canta con nosotros" y Sakuma abriendo los ojos con renovado júbilo infantil, comenzó a chapurrear un ingles nivel de primaria con todos sus gazapos.
Tatsuha sentía el sudor frió de la desesperanza. Frustrado, se limitó a reír nerviosamente mientras daba palmitas de ánimo.
Cantaron un par de canciones hasta que el moreno se dejó caer en el sofá cansado.
-¿Tienes sueño noda?
- No en realidad...
-Porque si estabas cansado te dejo un pijama y te digo donde esta el dormitorio...
-¡Que cansado estoy!- exclamó bostezando de forma teatral- Pero una cosa... ¿podemos dormir juntos?. Yo en mi casa siempre duermo con alguien porque me da miedo dormir solo con la luz apagada...
Tenia la impresión de que se había pasado. El menor de los Uesugi supo que aquello no se lo iba a creer ni un niño de tres años. Sakuma se acercó con una expresión seria, poniéndole una mano sobre el hombro.
-Tatsuha- el moreno cerró los ojos temeroso "me hecha, de esta me echa"- ¡Yo te entiendo! ¡A mi me pasa lo mismo no da!- al abrir los ojos se encontró con la expresión compresiva y radiante del cantante. El moreno se echó a reír de forma nerviosa.
Mira, ese cuarto es mi dormitorio. Te deje sobre la cama algo con lo que pidieras dormir. Vete acostándote que voy a ahora noda.
Nunca en toda su vida, había obedecido unas ordenes de tan buen agrado. El moreno se deslizó en el dormitorio emocionado, tratando de memorizar hasta el más minúsculo de los detalles de aquella estancia.
Aspiró el olor que tenía la prenda que encontró sobre la cama, reflejándose su satisfacción en una ancha sonrisa. El notar aquel tejido que pertenecía a Sakuma cubriéndole el cuerpo le producía un agradable cosquilleo excitante.
Se acostó respirando de forma agitada, no recordaba haber estado nunca tan ansioso ante nada. En un ultimo intento de recuperar su serenidad, cerró los ojos, su respiración se normalizo, y encontró la calma... hasta el momento que sintió un peso sobre la cama que avanzaba gateando hasta detenerse a la altura de su cabeza, rozándole con un aliento cálido en su mejilla.
Tatsuha no pudo evitar la impresión y abrió los ojos encontrando el rostro de Sakuma escrutándole con una mirada poco frecuente a escasos centímetros.
-Umm Tatsuha, dijiste que tu no podías dormir solo ¿verdad?
Tragando con esfuerzo, el moreno cabeceó sin romper el contacto visual. Ryuichi mostraba su faceta perturbadora, inclinado sobre él con tan sólo unos pantalones de tela ligera cubriendo su cuerpo, a una distancia que sugería que iba a besarlo pero sin mostrar prisa por ello.
-¿Quieres dormir con Ryu-chan?- inquirió de forma divertida y cariñosa apartándole unos cabellos del rostro. Ante la pregunta y la tierna caricia, Tatsuha se había quedado mudo de la impresión. Su piel sufrió una repentina subida de temperatura, y sus labios entreabiertos comenzaron a temblar de forma expectante.
Ocurría justo lo que deseaba, pero nunca se hubiera imaginado que viniese de una forma tan natural y sencilla.
¿Quieres abrazar a Ryu-chan o prefieres a otro?
Privado de la coherencia necesaria para expresarse con palabras, el moreno negó efusivamente con la cabeza. Sentía su cuerpo arder pero no se atrevía a mover un músculo. Sakuma estaba sobre él, completamente a su alcance, tan sólo tenia que alzar un poco la cabeza y sus labios se rozarían. Pese a todo no podía, los ojos azul profundo de Ryuichi le tenían clavado en la cama como una chincheta sujeta una mariposa a un tablón.
-No, no quiero a otro- tartamudeó por fin el moreno con un curioso rubor en sus mejillas, pues hacía ya mucho que había dejado de ruborizarse en aquel tipo de situaciones.
La contestación fue recibida con una amplia sonrisa de complacencia.
-Pues te prestare a Ryu-chan, esta noche podrás hacer todo lo que quieras con él.
El moreno temió volver a sufrir otra hemorragia nasal. Sakuma se puso de rodillas en la cama mirando de forma pensativa hacia un lado, permitiendo a Tatsuha recrearse en la estructura de su pecho bien formado que subía y bajaba en una respiración calmada.
Se había contenido durante demasiado tiempo, el menor de los Uesugi nunca se había considerado tímido, sino que más bien le gustaba tomar la iniciativa. Se mordió minimamente el labio cuando sus ojos siguieron bajando para deleitarse con el ombligo y la parte del vientre que el pantalón descuidadamente dejaba a la vista. Se incorporó en la cama y con cuidado reverencial pero simultáneamente deseo ilimitado, acarició un costado del cantante para posar una mano sobre la cálida cadera. Ryuichi volvió la cabeza hacia él con una mueca interrogante.
-¿Quieres a Ryu-chan ahora?- preguntó Sakuma acariciando con la yema de los dedos la mano que tenia sobre él. Tatsuha afirmando con la cabeza, sonrió ufanamente mientras entrecerraba los ojos, para a continuación, levantarse en un intento de alcanzar los labios del cantante.
En ese momento, Sakuma saltó de la cama para abrir la puerta del armario. Tatsuha volvió a abrir los ojos molesto y desconcertado, recibiendo al vuelo un peluche de una berenjena rosa con ojos de felpa.
-Toma, aquí lo tienes- exclamó Sakuma con una sonrisa infantil sacando además, algo de ropa de calle con la que comenzó a vestirse ante la mirada perpleja y desesperada del moreno.
-¡¿Pero y esto?!- preguntó al borde de las lágrimas cuando Sakuma se quitó el pantalón del pijama bajo el cual no llevaba realmente nada, y se calzaba rápidamente unos vaqueros ajustados de aspecto desgastado.
-Umm, Ryu-chan, uno de mis peluches, dijiste que no podías dormir sólo, así que puedes dormir con él. Como a mi me pasaba lo mismo te entiendo, por eso yo duermo con Kumagoro noda- el moreno se había doblado sobre si mismo encima de la cama como si le hubiesen apuñalado en el estomago, retorciendose y temblando. Sakuma tras colocarse una cazadora, se inclinó sobre él, con un dedo en la boca en una expresión curiosa.
Yo me tengo que ir a trabajar con Shuichi pero puedes quedarte el tiempo que quieras. Cuida bien de Ryu-chan, y llámame si necesitas algo noda!
El cantante iba a salir por la puerta cuando Tatsuha le retuvo tomándole por la muñeca.
-¿Qué hay entre Shindou y tu? - el moreno había dejado atrás su expresión de fingida inexperiencia, también había abandonado la sonrisa bobalicona de su rostro, ahora lo contemplaba con intensidad, como pidiéndole una explicación a su comportamiento. Sakuma, que en un principio le había devuelto la mirada con unos ojos puros y cristalinos que parecían no entender la pregunta, sonrió de forma cansada bajando la cabeza en un gesto de resignación. Al levantarla nuevamente, el cantante tenia una mirada madura, y unos ojos que brillaban en algún tipo de expresión reprimida.
-Nada, sólo somos amigos- declaró con total sinceridad, pero el moreno no pudo evitar darse cuenta del leve tomo de amargura en aquellas palabras. Tatsuha afianzó más fuerte la muñeca del hombre temiendo que se le escapara.
-Pero tu sientes algo más ¿verdad?
Tatsuha se arrepintió inmediatamente cuando una amarga mueca rompió la sonrisa suave que Ryuichi había mantenido en sus labios. El cantante se soltó con un movimiento brusco y apartandose el flequillo de los ojos con suntuosidad, tomó aliento.
-Yo...-comenzó de forma pausada- ...desde que comencé a cantar por primera vez he querido comunicar algo, con cada canción, con cada palabra... estaba enviando un mensaje, una invitación... Shuichi fue quien respondió.
El cantante se apoyó en el marco de la puerta esquivando la gélida mirada del moreno. Con aquella misma indiferencia, que parecía haber sido heredada de su hermano, obligó inconscientemente a Sakuma a silenciar sus palabras momentáneamente.
Él me escuchó, y desde ese momento intentó alcanzarme, llegar hasta mi. Saliendo de la nada, trabajando duro, llevándose muchos berrinches por lo que creyó que nunca conseguiría. Pero siguió esforzándose, todo con una única meta: Ser mi igual.
¡¡Shuichi era mi destino!!..., o al menos tendría que haberlo sido.
Sakuma apretó los puños hasta que estos perdieron el color, mordiendo a su vez cada palabra que decía.
Si tal sólo ese cabr- se detuvo a mitad de la palabra, decidiendo que era mejor contenerse. Sus facciones que se habían contraído en una mueca de repudia, volvieron a tornarse suaves y su voz trató de recuperar la serenidad- no se hubiera cruzado en su camino... Shuichi ahora seria mío, porque era a él a quien yo estaba llamando.
Tatsuha escuchó en silencio. Sus palabras no le produjeron ningún tipo de sorpresa debido a que él, ya suponía deforma bastante acertada que el cantante sentía algún tipo de "debilidad especial" por el vocalista de cabellos rosados.
Suspiró de forma paciente, sabiendo que todavía necesitaría algo de tiempo para "camelárselo" del todo, pues aun así, no pensaba darse por vencido. Su hermano estaba con Shindou, hasta que el rubio siguiese con él, todavía tendría oportunidades de conseguir lo que deseaba.
Sakuma le mantenía la mirada con firmeza, como retándole a que reprochara sus palabras. El moreno lejos de acobardarse, sonrió de forma despreocupada justo antes de acercársele con suavidad, y robarle el tan deseado beso en los labios.
-¿Qué estas haciendo Tatsuha na noda?
Al soltar su boca, Ryuichi le contemplaba con inocencia, todo vestigio de su anterior comportamiento borrado por completo. El moreno le acarició de forma cariñosa el cabello a aquel hombre mayor que él, pero de apariencia infantil y deseable.
-Dándote el beso de buenas noches, en mi casa también es una costumbre.
*******************New continue??
Bueno, corto aki porque sino esto se expande más que el chicle. Como va???, espero que haya resultado interesante aunque hay un par de cachos que a mi me parecieron un poco fuera de lugar, de todas formas tenia que ponerlos. Si algo veis que no pega mucho o quizá que empiezo a divagar demasiado no dudéis en decirlo!!!
Muchas gracias por estar leyendo esto. Un saludo a todos.
Ja-ne!!!
PD. Un especial saludo en este capitulo a Cucha, ya sabéis por que no??? XD. Killa, a ver si sigues que me tienes con la intriga de aquellas cuatro líneas que me pasaste!. Eso no se hace, es como enseñarle a alguien un caramelo y luego quitárselo de la boca _. Escribeeeeeeeeeeee!!!! :P
