K miraba con una ceja alzada a los componentes de Bad Luck.
No contentos con haberle tenido durante un buen rato contestando preguntas de dudosa competencia, habían comenzado a formular irrisorias cuestiones, que ponían a prueba su paciencia como manager, pues, el que Fujisaki no supiera si los amplificadores estaban bien conectados, o que de pronto, Nakano se hubiera olvidado la forma de cambiar las cuerdas de la guitarra, le hacía pensar si de verdad los jóvenes le habían visto cara de estúpido.
-¿Me queréis decir la verdadera razón por la que me estáis preguntado estas chorradas?- inquirió finalmente el rubio cruzándose de brazos, cortando hastiado todo tipo de conversación.
Suguru miró de forma nerviosa a Nakano, que con la guitarra todavía en los brazos puso cara de circunstancias.
-¡Buenos días Chicos!- Sakano entró en el estudio con una sonrisa animada e inocente en el rostro- Por cierto, ¿a donde habéis mandado a Shindou-san y a Sakuma-san que tenían tanta prisa? Jajaja, esta juventud que irradia tanta vitalidad...
El productor del grupo musical dejó unos cuantos papeles que traía entre los brazos, y con tranquilidad empezó a limpiarse las gafas. A su espalda, el rostro de K comenzaba a deformarse en una mueca contracta, que no evocaba visiones de una vida larga y prospera.
-¿Donde se han ido?- preguntó desenfundado su mágnum y apuntando con ella a la cabeza del guitarrista que no mostró signo alguno de debilidad.
-¡¡¿QUÉ?!! - Sakano se volvió, con todas sus facciones deformadas por el terror- ¡¡¿Entonces no les habías mandado a ningún sitio?!! - se llevó las manos a la cabeza comenzando a dar vueltas por el cuarto como un animal al que le ha entrado una ataque de histeria, pero con la torpeza de engancharse con todos los cables e instrumentos del suelo, cayéndose continuamente- ¡¡Ya decía yo que me parecía raro que hubieran cogido la furgoneta de la empresa!! ¡¡Que tragedia!!, ¡¡Dios mío que tragedia!!
Contra todo pronostico K enfundo la pistola, y esbozo una sonrisa fría hacia los componentes de Bad Luck
¡No sirvo como productor! ¡No sirvo! ¡Soy un fracaso! ¡¡Iré a pedir mi dimisión ahora mismo a Seguchi-san! ¡¡No he estado a la altura de la confianza que ha depositado en mi!!
-¿Vosotros sabias que Shindou iba a irse verdad?
-No, no lo sabia- aclaró Hiroshi dejando la guitarra en el suelo y apoyándose en la pared con indiferencia- pero la verdad, me alegro, prefiero que este en cualquier sitio antes que estar aquí malgastando su vida.
Fujisaki le dirigió una mirada confusa, el manager se limitó a cruzarse de brazos.
-Sabes que huir no es la solución, yo lo siento, veo que al final lo que trate de hacer por Shindou con el escritor no tuvo muy buenos resultados- suspiró pesadamente a la par que se apartaba el flequillo de los ojos con cansancio- en fin, ahora me tocara irles a buscar.
Dejaron a Sakano lamentándose en el cuarto, ahogado en un mar de lagrimas. K salió del estudio con paso resuelto perseguido por Hiroshi y Suguru.
-¿Tu sabes algo verdad?- inquirió entrando en un ascensor tras él
-Yo lo sé todo -exclamó en una fanfarronada el rubio cruzándose de brazos- para eso soy vuestro manager JAJAJAJAJA
-¿Qué es lo que pasa?- preguntó Fujisaki nervioso detrás del guitarrista cuando los tres, tras salir del ascensor y recorrer un par de pasillos entraron en una oficina grande, desordenada y hasta cierto punto caótica.
-¡¡Déjale!! -pidió Hiro cuando el rubio rebuscó en el armario, sacando lo que en apariencia era un maletín de piel oscura- ¡¡Si lo sabes déjale que se marche!, ¡¿Quieres que se muera aquí?!, ¿Entre estas cuatro paredes?. ¡No le queda mucho tiempo!, ¡Por el amor de dios!... ¡¡DEJALE!! -gritó en la desesperación de verse ignorado por completo.
K depositó el maletín sobre la mesa y se volvió con seriedad hacia Nakano escrutándole con insensibilidad. Las mejillas del guitarrista habían terminado enrojeciéndose. En sus ojos se reflejaba claramente la agitación teñida de la más sincera de las preocupaciones. Parecía que en su súplica, acabaría finalmente por perder la compostura, y de un momento a otro, tibias lagrimas de impotencia recorrerían sus mejillas.
Con una mano, el manager alzó la barbilla del guitarrista con fuerza. Tras unos segundos de silenciosa tensión entre ambos, en los que Suguru tuvo la sensación de "sobrar". Los labios del rubio de relajaron en una sutil sonrisa.
-Shindou debería estar contento por tener un amigo como tu.
El manager soltó al guitarrista. Sentándose en la mesa, abrió el maletín, dejando a los componentes de Bad Luck con una mueca de desconcierto al ver en su interior, unos paneles electrónicos llenos de lucecitas, botones, e incluso una pantalla digital relativamente grande.
Esto no me llevara mucho.
-¿Qué es? -preguntó incómodamente Nakano, adelantándose hacia la mesa mientras K ponía en marcha la maquina y toqueteaba algunas teclas, consiguiendo en respuesta unos tímidos pero constantes pitiditos.
-¿Esto?, el quipo de seguimiento de mi furgoneta- sonrió- cuando uno es manager durante tantos años como yo, de gente como vosotros, debe estar preparado para situaciones como estas.
********************************
Eiri conducía nervioso, su pie casi hasta el fondo del acelerador, su hermano a su lado tamborileando de forma inquieta con los dedos en la pierna.
-Oye hermanito y cuando lleguemos... si es que no nos matamos antes... ¿podríamos-
-Cállate
Nuevo silencio entre ellos. No era la primera vez que había deseado detener el coche y tirar al moreno fuera de una patada: Llevaba los veinte minutos de trayecto con comentarios muy poco acertados para mejorar, el ya de por si, crispado humor del escritor.
Ahora ambos estaban callados. Llegaron hasta las oficinas de Nittle Grasper. Yuki aparcó de mala manera inutilizando para ello tres plazas de parking y parte de una cuarta. Tatsuha cerró la puerta del coche y echo a correr, antes siquiera de que al rubio le diese tiempo de salir y cerrar el vehículo.
Pero para cuando el rubio salía de su automóvil, el moreno regresaba al trote con una mueca frustrada, jadeando pesadamente.
-¡¡Se han ido!!
El rubio lo miro sin comprender
-¡¡¡Shindou y Sakuma se han ido!!!, ¡¡Han robado una furgoneta y se han escapado!!
Aquella frase desordenó todos los pensamientos lógicos del escritor, provocándole un efecto de aturdimiento similar o incluso mayor, al de un potente golpe en la cabeza.
-¡¿Qué?!- preguntó alterado, llevándose una mano al cabello con aspecto desorientado, necesitando repentinamente la sujeción que le proporcionaba el capó del coche.
-¿Pregúntaselo a los de ahí dentro?... no espera, ya salen- el rubio alzó la cabeza para ver como tres figuras conocidas salían del edificio.
Hiroshi al verlo, les hizo una seña con la cabeza a K y a Fujisaki. El manager le tiró un cable y salió corriendo con el otro joven hacia otro coche aparcado unos metros más abajo.
-¿Qué esta pasando aquí? - preguntó Eiri con la tez pálida cuando el guitarrista se detuvo a su lado con una mirada acusadora.
-Se ha marchado con Sakuma. Tu le echaste de tu lado. Esta mañana volvió llorando y ahora no esta. Se han llevado la furgoneta de K.
El rubio apretó los dientes frustrado, lanzando una larga mirada de odio al amigo de la infancia del cantante. Hiroshi sonrió divertido.
-¿Qué pasa?, ¿Ahora no me vendrás a decir que te parece mal?- Nakano se puso serio tomándole bruscamente por el cuello de la camisa- ¡¡Siempre le estas haciendo llorar!! ¡No se lo merece!, ¡No se merece que lo trates así!, ¡¡¿Qué es lo que te hizo esta vez?!! ¡¡¿Gemir demasiado fuerte?!!, ¡¡¡A veces consigues que Shuichi tenga miedo hasta de respirar cuando esta a tu lado!!!
El rubio cerró por un momento los ojos, antes de abrirlos con agresividad, y propinarle un puñetazo al guitarrista que lo sentó en el suelo.
-¡¿Y tú por qué has permitido que se fuera?!
-¡¡No soy su ñiñera!!
-¡¡Pero pareces su chulo!! ¿Qué pasa? ¿Acaso te has cansado de venderme la mercancía a mi y ahora intentas vendérsela a otro?
Tatsuha tuvo que meterse en medio antes de que el guitarrista, de pie nuevamente, tratara de abalanzarse sobre el escritor para enzarzarse a guantazos.
-¡¿Por qué no nos calmamos y tratamos primero de saber a donde se han ido?!
Limpiándose la mejilla con rencor, Hiroshi se colocó en el oído el cable articulado que antes de había pasado el manager.
-K tiene un sistema de rastreo en la furgoneta. Sabe que se dirigen hacia el muelle. Ya están de camino con otro coche.
-Pues venga sube y hablamos por el camino- ofreció el moreno ante la austera mueca de su hermano que se limitó a gruñir sonoramente y entrar también en el vehículo.
Arrancaron llevándose por delante unas cuantas señales de aparcamiento.
En la parte de atrás del automóvil, Tatsuha miraba de reojo al guitarrista, que se mostraba silencioso y taciturno.
-Yuki, hay algo que debo decirte- comenzó Nakano después de incómodos minutos de silencio- no quería tener que decírtelo de esta manera, y preferiría que lo hubiera echo el propio Shuichi, pero no creo que él lo haga, menos después de todo esto....
El joven tomo aire
Se esta muriendo... Shuichi se muere....
En aquel silencio que se había formado, en el cual, al guitarrista le costaba casi hasta respirar, el escritor rompió en sonoras carcajadas, arrancándole una expresión de cólera desmedida al joven de largos cabellos castaños.
-¿Ahora tu también me vienes con el cuento?, ¡¡Eso mismo me lo dijo tu manager y es una gran mentira!!- el escritor pegó un volantazo y apretó más el acelerador provocando el pánico generalizado dentro del vehículo- ¡¡No soy tan idiota para creérmelo dos veces!!, ¡¡Se lo pregunte a Shuichi ayer!!, ¡¡Y me dijo que estaba perfectamente!!
Nakano estaba desconcertado, pero no más que Tatsuha que observaba a uno y a otro con mudo desconcierto.
-¡Pero es cierto!. ¿Te acuerdas de una campaña publicitaria que hicimos haces unas semanas?. Bien, Shuichi "perdió" los papeles que le acreditaban como donante, ¡pero en realidad no los tuvo nunca!. Debió de falsificarlos. Yo hable con los médicos, me leyeron su informe. ¡¡Shuichi tiene un cáncer en la sangre y me dijeron que no le quedaban más de tres meses de vida!!, ¡Y tampoco me garantizaron tanto tiempo!
-No te creo. Shuichi me dijo que estaba bien.
-¡¡Shuichi te mintió!!- explotó Nakano desde el asiento trasero del coche- ¡¡¿No te das cuenta?!! ¡¡Se preocupa tanto por los demás que no quería decírnoslo!!... además... yo sé que Shuichi nunca te lo diría porque tu también estas enfermo. Porque vomitas sangre, porque aguantas mal algunas cosas y no querría ponerte peor...
La presión ejercida sobre el volante por el conductor se acrecentó. Eiri escucho en silencio sin despejar la vista de la carretera, alcanzando toda la velocidad que el automóvil le permitía, mientras hacia adelantamientos temerarios tanto por la derecha como por la izquierda.
... y creo que por esa misma razón. Porque esta enfermo, porque le queda poco tiempo... Sakuma al verle esta mañana tan mal, de alguna manera lo convenció para llevárselo.
Nakano al levantar la cabeza, se empotró inconscientemente contra el asiento del coche temiendo que descarrilarían en cualquier momento, debido a la temeridad e imprudencia del conductor.
-A ver que me aclare un momentin- inquirió Tatsuha ignorado la visible gravedad y tensión del asunto- ¿Qué Shindou la va a diñar?, Oye que es sólo una pregunta, no tienes porque mirarme así Nakano.
-Si, la va a "diñar" ¿Contento? - corroboró furioso el amigo de la infancia del cantante.
Tatsuha se quedó callado y pensativo, mirando fijamente a sus propios pies, antes de que una jocosa sonrisa se extendiera por sus labios.
-Joder hermanito. Tu novio se muere y tu, en vez de "aprovechar", le echas de casa. Si que eres listo si...
Nakano farfulló algo entre dientes molesto por la ligera con la que hablaba el moreno, más aún cuando este, súbitamente se golpeó la frente con la mano exclamando para si.
-¡¡Pero que putada!!, ¡No se puede morir todavía!, ¡¡Que yo aún no me lo he tirado!!
Se giró hacia él con la clara intención de darle un golpe que le saltara todos los dientes de la boca, pero no fue necesario para el guitarrista. Fue el propio escritor, el que tras pegar un frenazo en mitad de la autovía que casi los mata a los tres, se volvió desde el asiento delantero, cogió a su hermano por la solapa de la camisa y tras abrir bruscamente la puerta del copiloto, lo lanzó fuera de un puñetazo.
Tatsuha se quedó en la cuneta, mirando desde el suelo con una mueca estúpida, como el coche aceleraba levantando una gran cantidad de humo y olor a goma quemada, antes de arrancar y salir disparado.
-... Pero que sensiblon eres cuando quieres hermanito- protestó el moreno limpiándose la sangre del labio roto antes de ponerse en pie y tras adecentarse dignamente la ropa, levantar el dedo pulgar hacia los demás automóviles por si conseguía que alguien le llevase a su destino.
Nakano había enmudecido de la impresión, y por una vez, creyó ver una pequeña parte de la faceta que tanto había enamorado a su amigo de la infancia. Se permitió una sonrisa tierna hacia ese sentimiento, que apartó rápidamente, al recibir nuevas instrucciones por el escucha propiedad del manager que tenia colocado en el oído.
-Yuki, K esta cerca, dice que acaba de hablar con "alguien", y le han dicho que había un crucero que salía hoy del muelle, dentro de... oh vaya, cinco minutos... ya no llegamos.
No recibió respuesta, tan sólo un notable incremento de la velocidad, cuando pensó que el automóvil ya iba a su máxima capacidad.
Volvió a sonreír, quizá el escritor si quería a Shuichi después de todo.
******************
K sujetó al hombre por la solapa zarandeándolo como un pelele, hasta que este suplicó que se detuviera. El rubio lejos de acceder al ruego, sacó su mágnum y apuntó con ella a la cabeza del extraño.
-Comprenda que tengo demasiado interés en conocer esos datos.
-¡¡Pero señor!! -gimió el desconocido- ¡No puedo dárselos! ¡La lista de pasajeros es un dato privado de la empresa!¡Además el crucero ya salió!
El rubio soltó al empleado y miró a Fujisaki como en busca de consejo: Habían perdido el crucero por minutos.
Se sentó en un banco del muelle, mirando un punto blanquecino que se perdía en el horizonte.
-¡Shit!
Un chirrido de frenos anunció la llegada del escritor acompañado por el guitarrista. El rubio novelista se plantó delante de él con el ceño fruncido pocos segundos después.
-¿Y bien?
-The ship has left- acompañó sus palabras con un gesto de su mano señalando el punto blanco en la lejanía- Tenía que haber presupuesto que algo como esto podía ocurrir, más estando Ryuichi metido de por medio...
-Todavía podemos alcanzarlos -aseguró Eiri lanzando una mirada significativa hacia todas las lanchas que se entendían en el muelle. K se puso en pie, esbozando una gran y confiada sonrisa ante la propuesta.
Divertido aparentemente con la idea que estaba sugiriendo el escritor, K silbó a Nakano y a Fujisaki que estaban revisando la furgoneta que había quedado abandonada con la puerta abierta y las llaves puestas en un borde de la carretera.
-¡Chicos! Let´s go!
Los componentes de Bad Luck, ajenos a las intenciones de los rubios, se miraron con claras expresiones de desconcierto. Más aun cuando k cogía al primer hombre que pasaba por allí con pinta de tener unos mínimos conocimientos marítimos, se lo cargaba al hombro como un fardo, y embarcaba junto al escritor en una de los barcos más grandes que estaban en el apeadero.
Nakano y Suguru saltaron al barco cuando se puso en marcha. El cohibido conductor, obedecía ciegamente al loco que le tenia conduciendo un barco ajeno, apunta de pistola, dirigiéndose rápidamente hacia nosabía que sitio.
Tan sólo se escuchaba el motor a máxima potencia acompasado por el sonido de las hélices al desplazarse por el agua. Ese sonido, que en cualquier otro momento, podría haber sido agradable, cave incluso que hasta relajante para el escritor, en aquel momento le estaban descomponiendo. El punto blanco que era el crucero que perseguían se hacía más grande a casa segundo que pasaba, al igual que la sensación desagradable en la boca de su estomago. Allí estaba Shuichi, el mismo Shuichi al que había echado hacía unas pocas de horas, y el mismo que ahora se encontraba con Sakuma. Se sintió perdido, nervioso ante la idea de como iba a reaccionar al verlos juntos ahora que sabia que el cantante de Nittle Grasper sentía algo más que amistad por el vocalista de rosados cabellos.
Apretó los puños ante la sensación de vació de su pecho, de alterada intranquilidad.
Trató de contenerse, el crucero no estaba lejos, obtendría la resolución de sus males en poco tiempo. El estúpido de Sakuma no se iría a ningún sitio con Shuichi.
K hizo gestos al conductor, para que se acercase lo más posible al yate mientras le pedía a Suguru que siguiese sujetando su mágnum junto a la cabeza del desconocido, para que este no perdiese "motivación".
El manager tuvo que aseverar sus pies en el suelo antes de disparar una especie de cilindro, que se asemejaba en muchos aspectos a un bazoka, pero que terminaba con un gancho a modo de anzuelo. El extremo salió despedido con dirección a la cubierta. Tiró de la cuerda para asegurarse que estaba bien sujeta, e hizo una seña de invitación al resto de los pasajeros del pequeño barco.
-Ehh...- comentó Nakano mirando los muchos metros de cuerda que tenían que escalar- como nos caigamos de ahí nos vamos a hacer mucho, pero que mucho daño.
-Pues no te caigas- dijo secamente el novelista trepando por la cuerda sin pensárselo siquiera.
Con un suspiro resignado Hiroshi lo siguió.
-Ah! Fujisaki!- el manager le quitó la mágnum al joven y le dio unas suaves palmaditas en la cabeza antes de empezar a subir él también por la cuerda- ¡Hazme el favor de explicarle tú todo esto a la policía!. Ya sabes... el secuestro del hombre, el robo de este cacharro, el terrorismo armado que vamos a organizar ahora en el barco...
-Pero... pero...
-¡¡Thanks Fujisaki!!, ¡¡Sabia que podía contar contigo!! ¡¡BYEEEEEE!!
Y el menor de los componentes de Bad Luck se quedó en el pequeño barco, con los ojos desencajados y el sudor frió recorriéndole la espalda, mientras el hombre que llevaba el timón, le lanzaba claras y frías miradas de desconfianza natural.
Tres hombres abordaron el crucero bajo la sorprendida mirada de los pasajeros de la cubierta. El más alto de ellos, sacó una pistola y pegando varios tiros al aire exclamó.
-¡¡Esto es un secuestro!! ¡que nadie se mueva!
Sus dos acompañantes le miraron de arriba abajo como si se hubiese vuelto loco.
¡¿Qué?! ¡Siempre me hizo ilusión hacer algo como esto! - se excusó riendo ampliamente el manager, antes de ponerse serio, guardarse la mágnum dentro del traje y cruzarse de brazos.
Se repartieron las tareas de rastreo, acordando encontrarse un par de horas más tarde en aquel mismo punto. Yuki buscó, como si su propia vida le fuese en ello, en todos los lugares que pudo.
A pesar de querer ocultar su propia agitación, era demasiado evidente. Más en los momentos en que veía abrirse una puerta de algún camarote. Retenía la respiración por miedo, como si en algún momento fuese a ver salir de alguno de ellos, a la pareja de cantantes en algún tipo de situación que a sus ojos fuera comprometida o desagradable.
Pero no encontró nada, pasó el tiempo y regresó irritado al lugar de encuentro. Allí ya estaban esperándole Nakano y el manager. K mantenía un rictus molesto, arrugando una ceja mientras miraba un bloque de papeles con visible y creciente irritación.
-We have a problem- exclamó enfadado el manager hacia el escritor cuando lo tuvo a poca distancia- Nos la han pegado. Sakuma esta vez lo ha echo muy bien, esta ha sido con diferencia, la mejor de sus escapaditas- comentó tendiéndole el fardo de hojas- En América me costaba mucho menos encontrarle.
El novelista cogió los documentos con una mueca molesta de "ah, ¿pero esto es algo habitual?"
-¿Qué se supone que tengo que hacer con esto?
-En el registro de pasajeros. No están sus nombres, ni ninguno de los seudónimos que Ryuchi utilizaba. Además nadie los ha visto, y créeme, esos dos por aquí no pasarían desapercibidos.
El manager se apoyó en la barandilla suspirando pesadamente con la vista perdida hacia el mar
-Por lo que deduzco que Ryuichi sabia lo del dispositivo de seguimiento de la furgoneta, y lo aprovechó para despistarnos e irse por otro lado.
Los tres se sumieron en silencio. El escritor tan sólo sentía la impetuosa necesidad de coger la cabeza del cantante y darle un golpe contra la barandilla en la que estaba apoyado.
Me preguntó hasta donde se querrá llevar a Shindou. Estando enfermo, no creo que tenga intención de irse muy lejos, ni a ninguna ciudad pequeña que no cuente buenos centros hospitalarios...
El estomago de Eiri pegó otro vuelco. Asustado ante lo que veía ahora, ser un echo y no una simple y lejana posibilidad: Shuichi se había marchado, y además enfermo. ¿Qué ocurriría si para cuando lo encontrase fuese tarde?.
Sintió como los ojos se le volvían acuosos, a causa de la impotencia y la frustración.
Sabía que en circunstancias normales, cualquier otra persona se habría puesto a llorar y a maldecir en todos los idiomas conocidos. Pero él no lo haría.
Desde hacía muchos años nadie le había vito llorar, por la simple razón de que él raramente lo hacía. Excepcionalmente lo habían visto Shuichi y Tohma, y no tenia intención de que esa reducida lista gozase de nuevos miembros.
Sacó el móvil y comenzó a marcar números como si acabase de recordar algo de suma relevancia.
Una cordial voz se escuchó al otro lado de la línea cuando descolgaron.
-Ah! Eiri. ¡Me agrada mucho que me llames!, ¿Necesitas alguna cosa?
-Tohma, quiero que me expliques porqué, si sabias que Shuichi estaba enfermo, primero, no me lo dijiste. Y segundo y más importante, porque le obligaste a adelantar el disco y lo separaste de mi lado.
La voz seca del escritor desconcertó en todo lo posible a Seguchi, borrando su sempiterna sonrisa desde el otro lado de la línea.
-Yo... Eiri... yo...
En muy contadas ocasiones el presidente de la discográfica se había visto en una situación de la que considerase difícil evadirse. No obstante esta era una para la que no tenía argumentos, o al menos, ninguno valido para su cuñado.
-Estoy cansado- confesó el novelista caminando por la cubierta, alejándose tanto del manager como de Nakano, que no le quitaron los ojos de encima- Estoy cansado de que hagas siempre este tipo de cosas. Yo..., como por culpa de esto pierda a Shuichi, y ya no hablo de la enfermedad que eso todavía está por aclarar..., pero como lo pierda... Te juro que no te lo perdono- y colgó.
Tohma sujetó el teléfono móvil mirándolo con una expresión que no había tocado su cara en años: el miedo. Su rostro había perdido el color, y su cándida sonrisa parecía haber sido diezmada por completo por las palabras del rubio escritor. Con movimientos rígidos, deposito el teléfono sobre la mesa de su oficina, enterrando el rostro entre las manos.
-Yo sólo quería verte feliz- murmuró con voz queda- yo sólo quería librarte de todo el sufrimiento, ¿No te das cuenta? ¿No ves qué lo hago todo por ti? ¿Acaso no puedes ver lo que yo siento?
El presidente exhaló unas largas espiraciones, como tratando de recuperarse de una impresión demasiado fuerte.
-Bien, si lo que quieres es encontrar a Shindou-san, yo le encontrare para ti
Y dicho esto, el presidente con una triste sonrisa en los labios, se levantó poniéndose su abrigo más cómodo, uno con cuello de pelo.
Marcó unos cuantos números en el móvil mientras salía por la puerta de su despacho.
-Si?, ¿Central de policía?. Soy Seguchi Tohma. Tengo que pedirles un favor...
*************
Un taxi se detuvo frente a la entrada del aeropuerto. Dos jóvenes bajaron rápidamente del vehículo sin soltar sus manos entrelazadas. Por su parte el conductor del trasporte se había quedado estático en su asiento, mirando con desconcierto como sus "clientes" le había pagado el largo trayecto hasta allí con una bolsa de chuches y piruletas.
Sakuma tiró de la mano de Shindou mientras corrían por la terminal en busca de una oficina donde tenían que recoger unos billetes de avión que habían reservado
-¿Pero a dónde vamos Sakuma-san? -inquirió Shuichi ante un montón de acontecimientos que estaban ocurriendo tan deprisa, y de forma tan precipitada, que ni él era capaz de asimilarlos todos. Sakuma se había empeñado en darle una sorpresa con el lugar de destino, pasándose todo el trayecto en taxi entre bromas, contándo chistes para mejorar el humor funesto del cantante de cabellos rosados, con tal nivel de éxito que casi lo había sacado de su depresión, e incluso había conseguido que se riera.
Sabes- comentó con una sonrisa Shindou cuando llegaron a un mostrador donde se suponía, debían de recoger los documentos- la verdad es que me asustaste cuando cogimos la furgoneta de K. ¡¡Si no sabes conducir!! ¡Creí que nos matábamos!
Sakuma puso cara de circunstancias antes de reír infantilmente haciendo un ademán con la mano.
-No era mucho más difícil que jugar al Gran Turismo noda, si lo miramos de esa manera ya tengo más que suficientes horas de practica en carretera jajja
Se excuso provocando una espontánea carcajada en el joven de cabellos rosados.
-Sisi, pero creo que al menos con el taxi llegamos de una pieza... ummm ¡¡Oye!! ¡¿No dejaríamos la furgoneta abierta?!
-UM?, nosé no me acuerdo
-K nos matara si se la roban, deberíamos haberle llamado para decirle donde se la dejamos.
Sakuma le observó con una sonrisa divertida, antes de añadir con un tono sobrio que confundió al cantante:
-Descuida, la encontrara.
-¿Qué?
-¡¡Que fijo que K la encuentra nanoda!!!- rió nuevamente desde su faceta inocente, poniéndose a cuatro patas en el suelo imitando a un perro- ¡¡Seguro que sigue el olor a polvora!!!
El cantante ayudó a Sakuma a ponerse de pie con una sonrisa ancha en los labios.
Recogieron los billetes de avión que les trajo un encargado.
La pareja de cantantes caminó silenciosamente entre la amalgama de personas y maletas. Shuichi con su billete en la mano, no podía hacer otra cosa que no fuera pensar nervioso en lo que estaba haciendo. Se estaba marchando. Seguchi lo mataría, eso si quedaba algo que matar después de que K lo encontrara. Estaba eludiendo todas sus responsabilidades por el simple echo de tener una fuerte crisis emocional con el escritor.
Tampoco tenia muy claro que marcharse con la causa de su discusión fuera a solucionarle mucho el problema. Se ruborizó violentamente al mirar a Sakuma y recordar las imputaciones del novelista.
Era cierto que estando con Sakuma se sentía cómodo, era muy fácil sonreír a su lado, y rara vez podía uno estar triste, pero él no lo amaba. En plena pubertad si había sentido una muy fuerte atracción por aquel cantante... pero todos aquellos pensamientos juveniles de admiración, que posiblemente habrían terminado desembocando en algo más si lo hubiera conocido personalmente antes, habían quedado barridos y completamente sepultados bajo el alud de sensaciones y sentimientos que el escritor le había producido desde el mismo instante en que lo vió por primera vez.
El recuerdo del novelista volvió a hacerle sentir mal. Sus dañinas palabras resonando nuevamente en un eco dentro de su cabeza, le recordaron el motivo de su huida, la razón por la que no podía dar simplemente media vuelta, y regresar tranquilamente a su casa como era su deseo.
Trató de disimular su ánimo mirando hacia otro lado. No obstante, Sakuma si había captado ese cambio radical en su actitud, por lo que se le quedo mirando con una mueca interrogante.
-Sakuma-san... -comenzó Shuichi en un susurro apenas audible- aprecio mucho lo que estas haciendo por mi. Pero no tienes que sentirte obligado a acompañarme. No puedo depender de Hiro o de ti toda la vida... aunque...-un suspiro roto se escapo de entre sus labios- ... aunque me sienta tan mal, aunque tenga tanto miedo... aunque lo único que quiera sea irme a la que me gustaria que fuera mi casa... pero son mis problemas y no quiero mezclarte en ellos porque luego...
El rostro del cantante de Bad Luck había pasado en tan sólo en un solo minuto, de la alegría más exaltada, a la tristeza más lamentable. El mero recuerdo de las ultimas palabras del rubio para con él, ya habían provocado que unas tímidas lagrimas surcaran velozmente las mejillas de Shuichi, teniendo como resultado que éste tratara torpemente de ocultarlas cubriéndose con el billete de avión. Ryuichi sonrió enternecido pero sin poder evitar un hálito de tristeza, por aquel que tanta influencia tenía en el cantante de rosados cabellos.
Cogió a Kumagoro y se lo plantó encima de la cabeza de Shindou como un sombrero.
-Ma, ma shuichi. No te preocupes por eso ahora. Ir contigo es lo que mas deseo en este momento -acompañó sus palabras de una intensa mirada que desconcertó al cantante de Bad Luck lo suficiente como para que dejase de llorar. Ryuichi dibujo una mohín divertido en su cara- Vamos a pasárnoslo bien ¿¿no??. ¡Ahora sonríe!
-Eh... mmm ... hum- afirmó minimamente el joven con una sonrisa suave en los labios.
-Perdonen- dos hombres uniformados que los revelaban como el personal de seguridad del aeropuerto, se detuvieron a su lado- ¿Son ustedes Sakuma Ryuichi y Shindou Shuichi?
-Eh, si- confirmó el cantante de Bad Luck sin pensar, extrañado por la pregunta.
-Entonces quedan detenidos.
El hombre sacó unas esposas ante la mueca de pánico que se extendió en la cara del joven de rosados cabellos, y antes de que pudieran reaccionar, ya los habían esposado el uno al otro, y a su vez, a una de las sillas de metal empotradas en el suelo que había en la terminal.
-¡¿Pero qué es esto nanoda?!- preguntó enfurruñado un Sakuma que ponía pucheros- ¡No es un juego divertido vamos a perder el avión!
-Los hemos encontrado- hablo uno de los agentes por un comunicador negro y de forma cuadrada- estamos en el aeropuerto. Si, los dos- Los agentes se alejaron un poco para continuar con las instrucciones. Shuichi lanzó una mirada de pánico a su acompañante.
-¡¡Sakuma-san!! ¡¿Has robado algo?!
-¡¡Yo que voy a robar noda!- se quejó Ryuichi tirando de las esposas, frustrado hasta tal punto que se puso en cuclillas junto a la silla y comenzó a mordisquear la cadena.
"Tripulantes del vuelo 8, por favor, dispónganse a embarcar por la terminal 23. Repito. Tripulantes del vuelo 8, por favor, dispónganse a embarcar por la terminal"
-¡¡Nuestro vuelo!! -gimió Shuichi al oír la voz femenina a través del altavoz.
-¡ARGG! -Sakuma se estaba poniendo histérico, hasta le estaba dando de patadas a la silla. Más cuando parecía que los agentes ya habían terminado de hablar e iban a volver a por ellos.
Shuichi. A la de tres tira y sal corriendo. ¿Has entendido?
El joven se limitó a asentir desconcertado. Los agentes de seguridad ya se volvían hacia ellos.
Tres!!- susurró Sakuma.
Loa gentes observaron estupefactos como los dos jóvenes arrancaban del suelo la silla y salían corriendo como alma que se lleva el diablo entre la gente. Trataron de perseguirlos, gritando advertencias y ordenes por el comunicador, pero era obvio que les habían perdido.
El aeropuerto en pocos minutos, se puso rebosante de guardias de seguridad, policías (en sus múltiples vertientes, pues estaban desde los de trafico, hasta lo de antidrogas), bomberos e incluso militares. Allí se estaban reuniendo prácticamente todos los representantes de los servicios públicos ante el desconcierto de todos los viajeros que embarcaban o acababan de llegar a la ciudad.
No habría habido más revuelo, si hubieran avisado que había instalada un bomba en el avión que acaba de tomar el presidente del país.
En consigna de objetos perdidos, ocultos entre un montón de paquetes extraviados o devueltos, los jóvenes cantantes se habían echo una bola intentando pasar desapercibidos.
-¡¿Pero qué es lo que hemos echo?!- preguntó en un susurro Shuichi mirando a todos los lados nervioso.
Sakuma no respondió, simplemente se llevo un dedo a la boca con expresión de inocencia, y mejillas sonrosadas.
-¿Saaakuuuumaaaaa-saaaan?- preguntó Shindou mirándole de forma sospechosa
-¿Siiii?
-¡¿Que has echo?!
-¡Nada noda!
-ummmm... ¿UM?
El cantante se volvió hacia un paquete, olvidado en un estante inferior que quedaba junto a él, del que reconocía su letra.
¿No será?... -lo desencajo del estante y le dio vueltas en las manos- mi móvil!!
-¿Móvil noda?
-Es el paquete que envió K a saber donde, con todas nuestras cosas- restregó su mejilla contra el paquete antes de abrirlo y extraer de entre un montón de foros pan, un par de móviles, juguetes electrónicos varios, y un pequeño llavero. Shuichi puso mueca compungida- Mi tamagochi... lo sabia, se murió...
"El vuelo 8 acaba de iniciar el despegue. Les agradecemos...."
-Se marchó- murmuró Shindou tras un breve silencio- ¿Qué vamos a hacer ahora?
-Lo primero lo primero, salir del aeropuerto. Pero creo que no nos va a resultar fácil... -el joven de rosados cabellos se volvió hacia su acompañante con una expresión vacía, expectante de recibir cualquier tipo de propuesta.
Sakuma en cuclillas registró varios fardos de paquetes, cajones y estanterías, buscando alguna cosa que les pudiera llegar a ser de utilidad. Encontrando un pequeño armario con trajes varios pertenecientes a los distintos empleados de las instalaciones del aeropuerto.
-Shu, ven, creo que he encontrado algo que puede servirnos para salir de aquí.
El cantante gateó hasta la altura de Sakuma, recargándose en su espalda para tratar de ver lo que le indicaba.
-Trajes de asistentes de vuelo... ¡¡Es genial!!, Con eso podremos salir sin llamar demasiado la atención, ¿Nos servirán?
Con una sonrisa que podría considerarse infantilmente perversa, Sakuma se volvió hacia Shindou, señalándole lo que él tenia intención de ponerse. Shuichi lo miró, riendo nerviosamente ante la proposición.
-¡¿Pero habéis mirado en todos los lugares?!- preguntó un policía por su comunicador- ¡Es imposible que hayan salido la zona esta acordonada!.... ¡Seguid buscando!.... ¡Me da igual, buscadlos!....
El hombre cortó la comunicación, ajustándose la visera cansado. Habían peinado toda la zona y no había ni rastro de los dos sujetos. Se fijo en una de las oficinas que había estado cerrada en todo momento desde que él había llegado allí, y movido por algún tipo de presentimiento, curiosidad, o quizá aburrimiento, se acercó a la puerta con la pistola desenfundada, para abrir la puerta violentamente y apuntar el arma hacia quien quiera que estuviese dentro.
-¡¡Arriba las manos!!
Un par de pollos de un color amarillo medio anaranjado, levantaron las alas dejando caer bastante plumas en el proceso. El policía miró un momento a los sujetos antes de rascarse la cabeza desorientado y guardar el arma.
Ustedes disculpen, estamos buscando a un par de sospechosos, no pretendía interrumpir en su trabajo...- el hombre se volvió con intenciones de marcharse pero remoloneó acercándose a los dos pollos que eran un reconocido icono de una empresa de alimentación- ... perdonen, pero... ¿no les quedaran muestras de esas salchichitas tan ricas que dan verdad?
Portando una bandeja vacía, tanto Shuichi como Sakuma consiguieron llegar hasta las puertas de salida sin llamar lo más mínimo la atención, a pesar de ser amarillos, con pies palmeados, y estar completamente recubiertos de plumas. Los policías, así como el personal de seguridad o algunos integrantes militares no les dedicaron más atención, de la que necesitaron para cerciorarse de que no les quedaban más productos que poder ratear.
Salieron por las puertas principales, y corrieron hasta alguna callejuela donde se quitaron los cabezones de plástico y tela, donde rompieron a reír de forma desinhibida. Shuichi no pudo por menos que reconocer que la idea había sido genial, no obstante ahora tenían un problema, no sabían a donde ir, ni como hacerlo.
Abandonaron los trajes en aquel mismo lugar, y vagaron por las calles hasta que encontraron un gran centro comercial, el que no tuvieron que preguntarse para entrar.
Una hora después, salían por aquella misma puerta dos jóvenes, pero con un "look" completamente distinto. El que podría haber sido Shuichi por la voz, traía ahora un largo cabello moreno, completamente liso, gafas de sol oscuras, que contrastaban con los brillos metálicos de los piercing que llevaba en el labio, la ceja y en una de sus orejas. Su indumentaria juvenil y desenfadada, había cambiado por una gabardina lisa aparentemente de cuero, del mismo color que su cabello y en armonía con el resto de su ropa. Unos pantalones ceñidos, sujetos por unas cuantas cadenas. Visiblemente poco quedaba en él del antiguo Shuichi, de no ser por el brillo amatista de sus ojos a través de la opacidad de sus gafas. Sakuma lo miraba divertido, pero poco más de lo que se miraba a sí mismo, con aquellos pantalones anchos, camiseta desechurada, gorra vuelta del revés, y un numero incierto de cadenas de aspecto pesado con el signo del dólar rodeándole el cuello.
Podría decirse que incluso llamaban más la atención que cuando entraron, pero claro, nadie iba buscando a nadie que encajase con su descripción actual, así que por mucho que destacasen, no tuvieron ningún tipo de problema.
Terminaron tomando un billete de tren. Sin equipaje a excepción de sus antiguas ropas metidas en mochilas y alguna que otra cosa de comer, hicieron ocupación de sus respectivos asientos.
Shuichi tras largas semanas de separación, encendió el móvil tratando de evaluar en que estado se encontraba, comprobando decepcionado, que pese a alguna perdida y algún mensaje de su hermana, no tenia nada en absoluto. Cabizbajo, lo guardo nuevamente entre las ropas, y acomodándose en el asiento poco a poco empezó a vencerle el sopor.
-¿Por qué nos perseguiría la policía? -murmuró entre dientes el cantante antes de quedarse dormido en una extraña e incomoda posición. Ryuichi le miró unos segundos divertido antes de apoyar con delicadeza la cabeza del ahora moreno cantante, sobre su hombro tratando de aliviar futuros dolores musculares, pasando ese mismo brazo por encima del joven cariñosamente, en un acto que a ojos de otros podría llegar a parecer comprometedor.
Sakuma se quedó en silencio mirando por la ventanilla del tren, como dejaban la gran mole urbana atrás, teniendo certeros pensamientos de quien era la única persona con tantos contactos como para poder movilizar a todas las fuerzas de seguridad, prevención de riesgos y antiterrorismo de la ciudad.
Pese a todo esbozo una sonrisa confiada volviéndose hacia el rostro durmiente del cantante
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Seguchi Tohma tenia una peculiar forma de mostrase arrepentido o pedir disculpas. Apenas veinte minutos después de que el rubio novelista diese por finalizada su breve conversación con él (por denominarla de alguna manera), un helicóptero sobrevoló el crucero, arrancado exclamaciones ahogadas y cientos de miradas sorprendidas.
El aparato se mantuvo a pocos metros sobre el barco, desplegando una escalerilla de cuerda, justo donde estaban sentados los polizones.
Seguchi, junto al conductor del aparato, se asomó con una sonrisa suave haciendo señas con la mano para que subiesen al vehículo aéreo.
Siendo el último en subir, Eiri apenas se hubo sentado, cuando el presidente le tendió un fardo de documentos.
-Parece ser que Shindou-san fue visto hace poco en el aeropuerto. Aunque por lo visto se le terminó escapando a la policía...- Tohma le indico unos nombre en una hoja, y rebuscó entre esa misma pila de papeles para mostrarle otros datos- me han dicho unos posibles sitios donde creen haberle visto, ahora estoy siguiendo esos datos, espero tener noticias pronto.
Yuki observó los documentos con fría compostura, antes de devolvérselos al presidente, este le sonrió dulcemente, pero apartó rápidamente la mirada como si se sintiese cohibido o culpable.
Extrajo el último cigarrillo de la caja antes de contemplar la extensión de océano que los rodeaba bajo sus pies. Tenía una pregunta atragantada en la garganta, de la cual ya sabia la respuesta. No obstante necesitaba hacerla, necesitaba que alguien le reiterase lo que él ya sabia, en una confirmacion simbólica a su propia estupidez.
-¿Estaba Sakuma con él?
Tohma afirmó, concluyendo con un débil "si"
Tuvo que tomar una amplia bocanada de humo antes de hundir la cabeza en su pecho y maldecirse a sí mismo por mentecato. No obstante todavía había una pequeña parte de él, que movida aun por la arrogancia y los celos, le susurraba desde el interior de su cabeza que la culpa era tan sólo del cantante pues había sido él, el que se había "fugado" con su "ídolo", y que si era un estúpido, lo era por el echo de estarlo buscando de una forma tan patética y desesperada.
Por un momento no supo que decirse a si mismo, como mirarse. No notó las miradas extrañadas o cabe incluso preocupadas que los integrantes del aparato le dirigieron.
Eiri necesito dos caladas más para serenarse, y aclarar sus pensamientos. Y aunque seguía escuchando la viperina voz desde la parte más profunda de su mente, exhaló sosegadamente todo el humo que contenían sus pulmones, lanzando la colilla sobrante al aire, que describió varias círculos antes de hundirse en el agua.
"...¿y para qué lo necesitas?" irrumpió en un ultimo esfuerzo la voz por ser escuchada y atendida "es sólo un mocoso, un crió llorón, no lo necesitas, no necesitas a nadie. Te bastas tu solo..."
-...Para ser un amargado- reconoció con una sonrisa ambigua el escritor ante las miradas de incomprensión que recibió de sus acompañantes que comenzaron a plantearse la posibilidad, de que el hecho de perder a su amante, hubiera trastocado del todo la mente del escritor.
Yuki les miró, dedicándoles esa amplia sonrisa a cada uno, reacción que les atemorizó mucho más que si éste hubiera cogido el arma de K y se hubiese puesto a pegar tiros al aire como un poseso.
Nadie preguntó. Nadie dijo nada. Pero los allí reunidos le lanzaron oscuras miradas de reojo.
Tohma se comía sus propios remordimientos, como siempre, como nunca, el sentimiento de culpabilidad hasta en la última fibra de su cuerpo, temiendo haber arrancado el único cable que hubiera estado anclando a la realidad al escritor. Se distrajo cuando por la señal de radio, le confirmaron que lamentablemente los otros supuestos "avistamientos" de Shindous por la ciudad terminaron siendo mentiras o falsas alarmas.
Y en silencio, esperaron llegar hasta la costa.
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Tatsuha estaba con un humor funesto. No sólo tenía el labio amoratado, hinchado y con aspecto de habérsele infectado la herida, sino que al final se había quedado con tres cuartos de narices al no saber que hacer. Consiguió que alguien le llevase hasta el muelle, allí se encontró al criajo que tocaba en Bad Luck, al que apenas conocía de vista, rodeado de policías que trataban de llevárselo esposado a la cárcel mientras este, con gesto de espanto, balbuceaba excusas y maldecía nombres.
Allí no había nadie ni nada, al menos que al él le interesase. Resignado y abatido regresó al piso se Sakuma, con una última esperanza de encontrarlo allí, que se evaporó al comprobar que el lugar se encontraba tal y como lo había dejado aquella misma mañana.
El moreno no solía darse por vencido con facilidad. La cabezonería y testarudez debía de tratarse de cosa de familia, puesto que él, a su manera, tenía ciertos comportamientos que emulaban los del escritor.
Por ello no pensaba darse por vencido, y "entregarle a Sakuma en bandeja de plata" al que había sido su cuñado. Se desespero urdiendo fantásticos y extravagantes planes imposibles de llevar a la practica, en un intento de sacar el mejor partido para él.
Además contaba con una nueva motivación. Debía de encontrar a Shuichi, si, pero ahora también por motivos personales.
Siempre había tenido la esperanza de que cuando su hermano se cansase realmente del cantante, el podría "consolarle" una temporadita, como había echo con algunos de los antiguos y fugaces amantes del escritor. Pero la relación entre los dos no se había roto con la rapidez acostumbrada. Si se hubiese tratado de cualquier otra persona, el moreno seguramente habría terminado perdiendo el interés ante la espera, pero al tratarse de Shindou Shuichi, el vivo retrato de juventud de su ansiado Sakuma-Sama, el interés no había disminuido lo más mínimo sino que se había quedado meramente aletargado, esperando la más mínima posibilidad para manifestarse... y ahora que Shuichi se estaba muriendo, no le quedaba mucho tiempo para perderlo esperando.
El moreno era consciente de que de entrada tenía un problema. Sin su hermano al lado, las posibilidades de que Shindou (incluso encontrándole el primero), se fuese con él, eran mínimas. Por lo que debía de hacer algo al respecto para solucionar esa pequeña desventaja que tenia con el rubio...
Se miró las puntas del cabello con renovado interés, antes de sonreír maliciosamente y salir corriendo hacia el supermercado de la esquina, encerrándose en el baño nada más regresar.
Media hora después, Yuki Eiri o al menos alguien que exacto en casi todos los aspectos, salía del cuarto de baño en el apartamento de Sakuma Ryuichi.
Tatsuha se miró con arrogancia en un espejo colocándose el cabello, imitando hasta en el ultimo bucle del peinado del novelista. El parecido era tal, que con gafas de sol absolutamente nadie podría diferenciarlos... a excepción de la ropa. Su atuendo era demasiado "casual" para la elegante indumentaria que acostumbraba a llevar el escritor, pero eso era un obstáculo fácilmente salvable con una rápida visita a su piso, y en especial a su armario.
Con una risotada perversa, el nuevo Yuki Eiri, abandono el apartamento con oscuros propósitos en su mente.
********************** New continue????
Me he retrasado mucho, mis mas sentidas disculpas. Falta de inspiración, motivación, y enredo de ideas en el fic. Me temo que eso es algo que se nota, espero que este capitulo, después de tanta espera, haya gustado y no haya resultado demasiado decepcionante. Ya queda muy poco para el final ^^U, quizá para el próximo capitulo. Me interesa mucho la opinión sobre este capitulo así los que tenga muchas criticas que me las digan, porque quizá deba retocarlo, o no? No sé ^^UUU.
Gracias por estar leyendo esto y un saludo!
No contentos con haberle tenido durante un buen rato contestando preguntas de dudosa competencia, habían comenzado a formular irrisorias cuestiones, que ponían a prueba su paciencia como manager, pues, el que Fujisaki no supiera si los amplificadores estaban bien conectados, o que de pronto, Nakano se hubiera olvidado la forma de cambiar las cuerdas de la guitarra, le hacía pensar si de verdad los jóvenes le habían visto cara de estúpido.
-¿Me queréis decir la verdadera razón por la que me estáis preguntado estas chorradas?- inquirió finalmente el rubio cruzándose de brazos, cortando hastiado todo tipo de conversación.
Suguru miró de forma nerviosa a Nakano, que con la guitarra todavía en los brazos puso cara de circunstancias.
-¡Buenos días Chicos!- Sakano entró en el estudio con una sonrisa animada e inocente en el rostro- Por cierto, ¿a donde habéis mandado a Shindou-san y a Sakuma-san que tenían tanta prisa? Jajaja, esta juventud que irradia tanta vitalidad...
El productor del grupo musical dejó unos cuantos papeles que traía entre los brazos, y con tranquilidad empezó a limpiarse las gafas. A su espalda, el rostro de K comenzaba a deformarse en una mueca contracta, que no evocaba visiones de una vida larga y prospera.
-¿Donde se han ido?- preguntó desenfundado su mágnum y apuntando con ella a la cabeza del guitarrista que no mostró signo alguno de debilidad.
-¡¡¿QUÉ?!! - Sakano se volvió, con todas sus facciones deformadas por el terror- ¡¡¿Entonces no les habías mandado a ningún sitio?!! - se llevó las manos a la cabeza comenzando a dar vueltas por el cuarto como un animal al que le ha entrado una ataque de histeria, pero con la torpeza de engancharse con todos los cables e instrumentos del suelo, cayéndose continuamente- ¡¡Ya decía yo que me parecía raro que hubieran cogido la furgoneta de la empresa!! ¡¡Que tragedia!!, ¡¡Dios mío que tragedia!!
Contra todo pronostico K enfundo la pistola, y esbozo una sonrisa fría hacia los componentes de Bad Luck
¡No sirvo como productor! ¡No sirvo! ¡Soy un fracaso! ¡¡Iré a pedir mi dimisión ahora mismo a Seguchi-san! ¡¡No he estado a la altura de la confianza que ha depositado en mi!!
-¿Vosotros sabias que Shindou iba a irse verdad?
-No, no lo sabia- aclaró Hiroshi dejando la guitarra en el suelo y apoyándose en la pared con indiferencia- pero la verdad, me alegro, prefiero que este en cualquier sitio antes que estar aquí malgastando su vida.
Fujisaki le dirigió una mirada confusa, el manager se limitó a cruzarse de brazos.
-Sabes que huir no es la solución, yo lo siento, veo que al final lo que trate de hacer por Shindou con el escritor no tuvo muy buenos resultados- suspiró pesadamente a la par que se apartaba el flequillo de los ojos con cansancio- en fin, ahora me tocara irles a buscar.
Dejaron a Sakano lamentándose en el cuarto, ahogado en un mar de lagrimas. K salió del estudio con paso resuelto perseguido por Hiroshi y Suguru.
-¿Tu sabes algo verdad?- inquirió entrando en un ascensor tras él
-Yo lo sé todo -exclamó en una fanfarronada el rubio cruzándose de brazos- para eso soy vuestro manager JAJAJAJAJA
-¿Qué es lo que pasa?- preguntó Fujisaki nervioso detrás del guitarrista cuando los tres, tras salir del ascensor y recorrer un par de pasillos entraron en una oficina grande, desordenada y hasta cierto punto caótica.
-¡¡Déjale!! -pidió Hiro cuando el rubio rebuscó en el armario, sacando lo que en apariencia era un maletín de piel oscura- ¡¡Si lo sabes déjale que se marche!, ¡¿Quieres que se muera aquí?!, ¿Entre estas cuatro paredes?. ¡No le queda mucho tiempo!, ¡Por el amor de dios!... ¡¡DEJALE!! -gritó en la desesperación de verse ignorado por completo.
K depositó el maletín sobre la mesa y se volvió con seriedad hacia Nakano escrutándole con insensibilidad. Las mejillas del guitarrista habían terminado enrojeciéndose. En sus ojos se reflejaba claramente la agitación teñida de la más sincera de las preocupaciones. Parecía que en su súplica, acabaría finalmente por perder la compostura, y de un momento a otro, tibias lagrimas de impotencia recorrerían sus mejillas.
Con una mano, el manager alzó la barbilla del guitarrista con fuerza. Tras unos segundos de silenciosa tensión entre ambos, en los que Suguru tuvo la sensación de "sobrar". Los labios del rubio de relajaron en una sutil sonrisa.
-Shindou debería estar contento por tener un amigo como tu.
El manager soltó al guitarrista. Sentándose en la mesa, abrió el maletín, dejando a los componentes de Bad Luck con una mueca de desconcierto al ver en su interior, unos paneles electrónicos llenos de lucecitas, botones, e incluso una pantalla digital relativamente grande.
Esto no me llevara mucho.
-¿Qué es? -preguntó incómodamente Nakano, adelantándose hacia la mesa mientras K ponía en marcha la maquina y toqueteaba algunas teclas, consiguiendo en respuesta unos tímidos pero constantes pitiditos.
-¿Esto?, el quipo de seguimiento de mi furgoneta- sonrió- cuando uno es manager durante tantos años como yo, de gente como vosotros, debe estar preparado para situaciones como estas.
********************************
Eiri conducía nervioso, su pie casi hasta el fondo del acelerador, su hermano a su lado tamborileando de forma inquieta con los dedos en la pierna.
-Oye hermanito y cuando lleguemos... si es que no nos matamos antes... ¿podríamos-
-Cállate
Nuevo silencio entre ellos. No era la primera vez que había deseado detener el coche y tirar al moreno fuera de una patada: Llevaba los veinte minutos de trayecto con comentarios muy poco acertados para mejorar, el ya de por si, crispado humor del escritor.
Ahora ambos estaban callados. Llegaron hasta las oficinas de Nittle Grasper. Yuki aparcó de mala manera inutilizando para ello tres plazas de parking y parte de una cuarta. Tatsuha cerró la puerta del coche y echo a correr, antes siquiera de que al rubio le diese tiempo de salir y cerrar el vehículo.
Pero para cuando el rubio salía de su automóvil, el moreno regresaba al trote con una mueca frustrada, jadeando pesadamente.
-¡¡Se han ido!!
El rubio lo miro sin comprender
-¡¡¡Shindou y Sakuma se han ido!!!, ¡¡Han robado una furgoneta y se han escapado!!
Aquella frase desordenó todos los pensamientos lógicos del escritor, provocándole un efecto de aturdimiento similar o incluso mayor, al de un potente golpe en la cabeza.
-¡¿Qué?!- preguntó alterado, llevándose una mano al cabello con aspecto desorientado, necesitando repentinamente la sujeción que le proporcionaba el capó del coche.
-¿Pregúntaselo a los de ahí dentro?... no espera, ya salen- el rubio alzó la cabeza para ver como tres figuras conocidas salían del edificio.
Hiroshi al verlo, les hizo una seña con la cabeza a K y a Fujisaki. El manager le tiró un cable y salió corriendo con el otro joven hacia otro coche aparcado unos metros más abajo.
-¿Qué esta pasando aquí? - preguntó Eiri con la tez pálida cuando el guitarrista se detuvo a su lado con una mirada acusadora.
-Se ha marchado con Sakuma. Tu le echaste de tu lado. Esta mañana volvió llorando y ahora no esta. Se han llevado la furgoneta de K.
El rubio apretó los dientes frustrado, lanzando una larga mirada de odio al amigo de la infancia del cantante. Hiroshi sonrió divertido.
-¿Qué pasa?, ¿Ahora no me vendrás a decir que te parece mal?- Nakano se puso serio tomándole bruscamente por el cuello de la camisa- ¡¡Siempre le estas haciendo llorar!! ¡No se lo merece!, ¡No se merece que lo trates así!, ¡¡¿Qué es lo que te hizo esta vez?!! ¡¡¿Gemir demasiado fuerte?!!, ¡¡¡A veces consigues que Shuichi tenga miedo hasta de respirar cuando esta a tu lado!!!
El rubio cerró por un momento los ojos, antes de abrirlos con agresividad, y propinarle un puñetazo al guitarrista que lo sentó en el suelo.
-¡¿Y tú por qué has permitido que se fuera?!
-¡¡No soy su ñiñera!!
-¡¡Pero pareces su chulo!! ¿Qué pasa? ¿Acaso te has cansado de venderme la mercancía a mi y ahora intentas vendérsela a otro?
Tatsuha tuvo que meterse en medio antes de que el guitarrista, de pie nuevamente, tratara de abalanzarse sobre el escritor para enzarzarse a guantazos.
-¡¿Por qué no nos calmamos y tratamos primero de saber a donde se han ido?!
Limpiándose la mejilla con rencor, Hiroshi se colocó en el oído el cable articulado que antes de había pasado el manager.
-K tiene un sistema de rastreo en la furgoneta. Sabe que se dirigen hacia el muelle. Ya están de camino con otro coche.
-Pues venga sube y hablamos por el camino- ofreció el moreno ante la austera mueca de su hermano que se limitó a gruñir sonoramente y entrar también en el vehículo.
Arrancaron llevándose por delante unas cuantas señales de aparcamiento.
En la parte de atrás del automóvil, Tatsuha miraba de reojo al guitarrista, que se mostraba silencioso y taciturno.
-Yuki, hay algo que debo decirte- comenzó Nakano después de incómodos minutos de silencio- no quería tener que decírtelo de esta manera, y preferiría que lo hubiera echo el propio Shuichi, pero no creo que él lo haga, menos después de todo esto....
El joven tomo aire
Se esta muriendo... Shuichi se muere....
En aquel silencio que se había formado, en el cual, al guitarrista le costaba casi hasta respirar, el escritor rompió en sonoras carcajadas, arrancándole una expresión de cólera desmedida al joven de largos cabellos castaños.
-¿Ahora tu también me vienes con el cuento?, ¡¡Eso mismo me lo dijo tu manager y es una gran mentira!!- el escritor pegó un volantazo y apretó más el acelerador provocando el pánico generalizado dentro del vehículo- ¡¡No soy tan idiota para creérmelo dos veces!!, ¡¡Se lo pregunte a Shuichi ayer!!, ¡¡Y me dijo que estaba perfectamente!!
Nakano estaba desconcertado, pero no más que Tatsuha que observaba a uno y a otro con mudo desconcierto.
-¡Pero es cierto!. ¿Te acuerdas de una campaña publicitaria que hicimos haces unas semanas?. Bien, Shuichi "perdió" los papeles que le acreditaban como donante, ¡pero en realidad no los tuvo nunca!. Debió de falsificarlos. Yo hable con los médicos, me leyeron su informe. ¡¡Shuichi tiene un cáncer en la sangre y me dijeron que no le quedaban más de tres meses de vida!!, ¡Y tampoco me garantizaron tanto tiempo!
-No te creo. Shuichi me dijo que estaba bien.
-¡¡Shuichi te mintió!!- explotó Nakano desde el asiento trasero del coche- ¡¡¿No te das cuenta?!! ¡¡Se preocupa tanto por los demás que no quería decírnoslo!!... además... yo sé que Shuichi nunca te lo diría porque tu también estas enfermo. Porque vomitas sangre, porque aguantas mal algunas cosas y no querría ponerte peor...
La presión ejercida sobre el volante por el conductor se acrecentó. Eiri escucho en silencio sin despejar la vista de la carretera, alcanzando toda la velocidad que el automóvil le permitía, mientras hacia adelantamientos temerarios tanto por la derecha como por la izquierda.
... y creo que por esa misma razón. Porque esta enfermo, porque le queda poco tiempo... Sakuma al verle esta mañana tan mal, de alguna manera lo convenció para llevárselo.
Nakano al levantar la cabeza, se empotró inconscientemente contra el asiento del coche temiendo que descarrilarían en cualquier momento, debido a la temeridad e imprudencia del conductor.
-A ver que me aclare un momentin- inquirió Tatsuha ignorado la visible gravedad y tensión del asunto- ¿Qué Shindou la va a diñar?, Oye que es sólo una pregunta, no tienes porque mirarme así Nakano.
-Si, la va a "diñar" ¿Contento? - corroboró furioso el amigo de la infancia del cantante.
Tatsuha se quedó callado y pensativo, mirando fijamente a sus propios pies, antes de que una jocosa sonrisa se extendiera por sus labios.
-Joder hermanito. Tu novio se muere y tu, en vez de "aprovechar", le echas de casa. Si que eres listo si...
Nakano farfulló algo entre dientes molesto por la ligera con la que hablaba el moreno, más aún cuando este, súbitamente se golpeó la frente con la mano exclamando para si.
-¡¡Pero que putada!!, ¡No se puede morir todavía!, ¡¡Que yo aún no me lo he tirado!!
Se giró hacia él con la clara intención de darle un golpe que le saltara todos los dientes de la boca, pero no fue necesario para el guitarrista. Fue el propio escritor, el que tras pegar un frenazo en mitad de la autovía que casi los mata a los tres, se volvió desde el asiento delantero, cogió a su hermano por la solapa de la camisa y tras abrir bruscamente la puerta del copiloto, lo lanzó fuera de un puñetazo.
Tatsuha se quedó en la cuneta, mirando desde el suelo con una mueca estúpida, como el coche aceleraba levantando una gran cantidad de humo y olor a goma quemada, antes de arrancar y salir disparado.
-... Pero que sensiblon eres cuando quieres hermanito- protestó el moreno limpiándose la sangre del labio roto antes de ponerse en pie y tras adecentarse dignamente la ropa, levantar el dedo pulgar hacia los demás automóviles por si conseguía que alguien le llevase a su destino.
Nakano había enmudecido de la impresión, y por una vez, creyó ver una pequeña parte de la faceta que tanto había enamorado a su amigo de la infancia. Se permitió una sonrisa tierna hacia ese sentimiento, que apartó rápidamente, al recibir nuevas instrucciones por el escucha propiedad del manager que tenia colocado en el oído.
-Yuki, K esta cerca, dice que acaba de hablar con "alguien", y le han dicho que había un crucero que salía hoy del muelle, dentro de... oh vaya, cinco minutos... ya no llegamos.
No recibió respuesta, tan sólo un notable incremento de la velocidad, cuando pensó que el automóvil ya iba a su máxima capacidad.
Volvió a sonreír, quizá el escritor si quería a Shuichi después de todo.
******************
K sujetó al hombre por la solapa zarandeándolo como un pelele, hasta que este suplicó que se detuviera. El rubio lejos de acceder al ruego, sacó su mágnum y apuntó con ella a la cabeza del extraño.
-Comprenda que tengo demasiado interés en conocer esos datos.
-¡¡Pero señor!! -gimió el desconocido- ¡No puedo dárselos! ¡La lista de pasajeros es un dato privado de la empresa!¡Además el crucero ya salió!
El rubio soltó al empleado y miró a Fujisaki como en busca de consejo: Habían perdido el crucero por minutos.
Se sentó en un banco del muelle, mirando un punto blanquecino que se perdía en el horizonte.
-¡Shit!
Un chirrido de frenos anunció la llegada del escritor acompañado por el guitarrista. El rubio novelista se plantó delante de él con el ceño fruncido pocos segundos después.
-¿Y bien?
-The ship has left- acompañó sus palabras con un gesto de su mano señalando el punto blanco en la lejanía- Tenía que haber presupuesto que algo como esto podía ocurrir, más estando Ryuichi metido de por medio...
-Todavía podemos alcanzarlos -aseguró Eiri lanzando una mirada significativa hacia todas las lanchas que se entendían en el muelle. K se puso en pie, esbozando una gran y confiada sonrisa ante la propuesta.
Divertido aparentemente con la idea que estaba sugiriendo el escritor, K silbó a Nakano y a Fujisaki que estaban revisando la furgoneta que había quedado abandonada con la puerta abierta y las llaves puestas en un borde de la carretera.
-¡Chicos! Let´s go!
Los componentes de Bad Luck, ajenos a las intenciones de los rubios, se miraron con claras expresiones de desconcierto. Más aun cuando k cogía al primer hombre que pasaba por allí con pinta de tener unos mínimos conocimientos marítimos, se lo cargaba al hombro como un fardo, y embarcaba junto al escritor en una de los barcos más grandes que estaban en el apeadero.
Nakano y Suguru saltaron al barco cuando se puso en marcha. El cohibido conductor, obedecía ciegamente al loco que le tenia conduciendo un barco ajeno, apunta de pistola, dirigiéndose rápidamente hacia nosabía que sitio.
Tan sólo se escuchaba el motor a máxima potencia acompasado por el sonido de las hélices al desplazarse por el agua. Ese sonido, que en cualquier otro momento, podría haber sido agradable, cave incluso que hasta relajante para el escritor, en aquel momento le estaban descomponiendo. El punto blanco que era el crucero que perseguían se hacía más grande a casa segundo que pasaba, al igual que la sensación desagradable en la boca de su estomago. Allí estaba Shuichi, el mismo Shuichi al que había echado hacía unas pocas de horas, y el mismo que ahora se encontraba con Sakuma. Se sintió perdido, nervioso ante la idea de como iba a reaccionar al verlos juntos ahora que sabia que el cantante de Nittle Grasper sentía algo más que amistad por el vocalista de rosados cabellos.
Apretó los puños ante la sensación de vació de su pecho, de alterada intranquilidad.
Trató de contenerse, el crucero no estaba lejos, obtendría la resolución de sus males en poco tiempo. El estúpido de Sakuma no se iría a ningún sitio con Shuichi.
K hizo gestos al conductor, para que se acercase lo más posible al yate mientras le pedía a Suguru que siguiese sujetando su mágnum junto a la cabeza del desconocido, para que este no perdiese "motivación".
El manager tuvo que aseverar sus pies en el suelo antes de disparar una especie de cilindro, que se asemejaba en muchos aspectos a un bazoka, pero que terminaba con un gancho a modo de anzuelo. El extremo salió despedido con dirección a la cubierta. Tiró de la cuerda para asegurarse que estaba bien sujeta, e hizo una seña de invitación al resto de los pasajeros del pequeño barco.
-Ehh...- comentó Nakano mirando los muchos metros de cuerda que tenían que escalar- como nos caigamos de ahí nos vamos a hacer mucho, pero que mucho daño.
-Pues no te caigas- dijo secamente el novelista trepando por la cuerda sin pensárselo siquiera.
Con un suspiro resignado Hiroshi lo siguió.
-Ah! Fujisaki!- el manager le quitó la mágnum al joven y le dio unas suaves palmaditas en la cabeza antes de empezar a subir él también por la cuerda- ¡Hazme el favor de explicarle tú todo esto a la policía!. Ya sabes... el secuestro del hombre, el robo de este cacharro, el terrorismo armado que vamos a organizar ahora en el barco...
-Pero... pero...
-¡¡Thanks Fujisaki!!, ¡¡Sabia que podía contar contigo!! ¡¡BYEEEEEE!!
Y el menor de los componentes de Bad Luck se quedó en el pequeño barco, con los ojos desencajados y el sudor frió recorriéndole la espalda, mientras el hombre que llevaba el timón, le lanzaba claras y frías miradas de desconfianza natural.
Tres hombres abordaron el crucero bajo la sorprendida mirada de los pasajeros de la cubierta. El más alto de ellos, sacó una pistola y pegando varios tiros al aire exclamó.
-¡¡Esto es un secuestro!! ¡que nadie se mueva!
Sus dos acompañantes le miraron de arriba abajo como si se hubiese vuelto loco.
¡¿Qué?! ¡Siempre me hizo ilusión hacer algo como esto! - se excusó riendo ampliamente el manager, antes de ponerse serio, guardarse la mágnum dentro del traje y cruzarse de brazos.
Se repartieron las tareas de rastreo, acordando encontrarse un par de horas más tarde en aquel mismo punto. Yuki buscó, como si su propia vida le fuese en ello, en todos los lugares que pudo.
A pesar de querer ocultar su propia agitación, era demasiado evidente. Más en los momentos en que veía abrirse una puerta de algún camarote. Retenía la respiración por miedo, como si en algún momento fuese a ver salir de alguno de ellos, a la pareja de cantantes en algún tipo de situación que a sus ojos fuera comprometida o desagradable.
Pero no encontró nada, pasó el tiempo y regresó irritado al lugar de encuentro. Allí ya estaban esperándole Nakano y el manager. K mantenía un rictus molesto, arrugando una ceja mientras miraba un bloque de papeles con visible y creciente irritación.
-We have a problem- exclamó enfadado el manager hacia el escritor cuando lo tuvo a poca distancia- Nos la han pegado. Sakuma esta vez lo ha echo muy bien, esta ha sido con diferencia, la mejor de sus escapaditas- comentó tendiéndole el fardo de hojas- En América me costaba mucho menos encontrarle.
El novelista cogió los documentos con una mueca molesta de "ah, ¿pero esto es algo habitual?"
-¿Qué se supone que tengo que hacer con esto?
-En el registro de pasajeros. No están sus nombres, ni ninguno de los seudónimos que Ryuchi utilizaba. Además nadie los ha visto, y créeme, esos dos por aquí no pasarían desapercibidos.
El manager se apoyó en la barandilla suspirando pesadamente con la vista perdida hacia el mar
-Por lo que deduzco que Ryuichi sabia lo del dispositivo de seguimiento de la furgoneta, y lo aprovechó para despistarnos e irse por otro lado.
Los tres se sumieron en silencio. El escritor tan sólo sentía la impetuosa necesidad de coger la cabeza del cantante y darle un golpe contra la barandilla en la que estaba apoyado.
Me preguntó hasta donde se querrá llevar a Shindou. Estando enfermo, no creo que tenga intención de irse muy lejos, ni a ninguna ciudad pequeña que no cuente buenos centros hospitalarios...
El estomago de Eiri pegó otro vuelco. Asustado ante lo que veía ahora, ser un echo y no una simple y lejana posibilidad: Shuichi se había marchado, y además enfermo. ¿Qué ocurriría si para cuando lo encontrase fuese tarde?.
Sintió como los ojos se le volvían acuosos, a causa de la impotencia y la frustración.
Sabía que en circunstancias normales, cualquier otra persona se habría puesto a llorar y a maldecir en todos los idiomas conocidos. Pero él no lo haría.
Desde hacía muchos años nadie le había vito llorar, por la simple razón de que él raramente lo hacía. Excepcionalmente lo habían visto Shuichi y Tohma, y no tenia intención de que esa reducida lista gozase de nuevos miembros.
Sacó el móvil y comenzó a marcar números como si acabase de recordar algo de suma relevancia.
Una cordial voz se escuchó al otro lado de la línea cuando descolgaron.
-Ah! Eiri. ¡Me agrada mucho que me llames!, ¿Necesitas alguna cosa?
-Tohma, quiero que me expliques porqué, si sabias que Shuichi estaba enfermo, primero, no me lo dijiste. Y segundo y más importante, porque le obligaste a adelantar el disco y lo separaste de mi lado.
La voz seca del escritor desconcertó en todo lo posible a Seguchi, borrando su sempiterna sonrisa desde el otro lado de la línea.
-Yo... Eiri... yo...
En muy contadas ocasiones el presidente de la discográfica se había visto en una situación de la que considerase difícil evadirse. No obstante esta era una para la que no tenía argumentos, o al menos, ninguno valido para su cuñado.
-Estoy cansado- confesó el novelista caminando por la cubierta, alejándose tanto del manager como de Nakano, que no le quitaron los ojos de encima- Estoy cansado de que hagas siempre este tipo de cosas. Yo..., como por culpa de esto pierda a Shuichi, y ya no hablo de la enfermedad que eso todavía está por aclarar..., pero como lo pierda... Te juro que no te lo perdono- y colgó.
Tohma sujetó el teléfono móvil mirándolo con una expresión que no había tocado su cara en años: el miedo. Su rostro había perdido el color, y su cándida sonrisa parecía haber sido diezmada por completo por las palabras del rubio escritor. Con movimientos rígidos, deposito el teléfono sobre la mesa de su oficina, enterrando el rostro entre las manos.
-Yo sólo quería verte feliz- murmuró con voz queda- yo sólo quería librarte de todo el sufrimiento, ¿No te das cuenta? ¿No ves qué lo hago todo por ti? ¿Acaso no puedes ver lo que yo siento?
El presidente exhaló unas largas espiraciones, como tratando de recuperarse de una impresión demasiado fuerte.
-Bien, si lo que quieres es encontrar a Shindou-san, yo le encontrare para ti
Y dicho esto, el presidente con una triste sonrisa en los labios, se levantó poniéndose su abrigo más cómodo, uno con cuello de pelo.
Marcó unos cuantos números en el móvil mientras salía por la puerta de su despacho.
-Si?, ¿Central de policía?. Soy Seguchi Tohma. Tengo que pedirles un favor...
*************
Un taxi se detuvo frente a la entrada del aeropuerto. Dos jóvenes bajaron rápidamente del vehículo sin soltar sus manos entrelazadas. Por su parte el conductor del trasporte se había quedado estático en su asiento, mirando con desconcierto como sus "clientes" le había pagado el largo trayecto hasta allí con una bolsa de chuches y piruletas.
Sakuma tiró de la mano de Shindou mientras corrían por la terminal en busca de una oficina donde tenían que recoger unos billetes de avión que habían reservado
-¿Pero a dónde vamos Sakuma-san? -inquirió Shuichi ante un montón de acontecimientos que estaban ocurriendo tan deprisa, y de forma tan precipitada, que ni él era capaz de asimilarlos todos. Sakuma se había empeñado en darle una sorpresa con el lugar de destino, pasándose todo el trayecto en taxi entre bromas, contándo chistes para mejorar el humor funesto del cantante de cabellos rosados, con tal nivel de éxito que casi lo había sacado de su depresión, e incluso había conseguido que se riera.
Sabes- comentó con una sonrisa Shindou cuando llegaron a un mostrador donde se suponía, debían de recoger los documentos- la verdad es que me asustaste cuando cogimos la furgoneta de K. ¡¡Si no sabes conducir!! ¡Creí que nos matábamos!
Sakuma puso cara de circunstancias antes de reír infantilmente haciendo un ademán con la mano.
-No era mucho más difícil que jugar al Gran Turismo noda, si lo miramos de esa manera ya tengo más que suficientes horas de practica en carretera jajja
Se excuso provocando una espontánea carcajada en el joven de cabellos rosados.
-Sisi, pero creo que al menos con el taxi llegamos de una pieza... ummm ¡¡Oye!! ¡¿No dejaríamos la furgoneta abierta?!
-UM?, nosé no me acuerdo
-K nos matara si se la roban, deberíamos haberle llamado para decirle donde se la dejamos.
Sakuma le observó con una sonrisa divertida, antes de añadir con un tono sobrio que confundió al cantante:
-Descuida, la encontrara.
-¿Qué?
-¡¡Que fijo que K la encuentra nanoda!!!- rió nuevamente desde su faceta inocente, poniéndose a cuatro patas en el suelo imitando a un perro- ¡¡Seguro que sigue el olor a polvora!!!
El cantante ayudó a Sakuma a ponerse de pie con una sonrisa ancha en los labios.
Recogieron los billetes de avión que les trajo un encargado.
La pareja de cantantes caminó silenciosamente entre la amalgama de personas y maletas. Shuichi con su billete en la mano, no podía hacer otra cosa que no fuera pensar nervioso en lo que estaba haciendo. Se estaba marchando. Seguchi lo mataría, eso si quedaba algo que matar después de que K lo encontrara. Estaba eludiendo todas sus responsabilidades por el simple echo de tener una fuerte crisis emocional con el escritor.
Tampoco tenia muy claro que marcharse con la causa de su discusión fuera a solucionarle mucho el problema. Se ruborizó violentamente al mirar a Sakuma y recordar las imputaciones del novelista.
Era cierto que estando con Sakuma se sentía cómodo, era muy fácil sonreír a su lado, y rara vez podía uno estar triste, pero él no lo amaba. En plena pubertad si había sentido una muy fuerte atracción por aquel cantante... pero todos aquellos pensamientos juveniles de admiración, que posiblemente habrían terminado desembocando en algo más si lo hubiera conocido personalmente antes, habían quedado barridos y completamente sepultados bajo el alud de sensaciones y sentimientos que el escritor le había producido desde el mismo instante en que lo vió por primera vez.
El recuerdo del novelista volvió a hacerle sentir mal. Sus dañinas palabras resonando nuevamente en un eco dentro de su cabeza, le recordaron el motivo de su huida, la razón por la que no podía dar simplemente media vuelta, y regresar tranquilamente a su casa como era su deseo.
Trató de disimular su ánimo mirando hacia otro lado. No obstante, Sakuma si había captado ese cambio radical en su actitud, por lo que se le quedo mirando con una mueca interrogante.
-Sakuma-san... -comenzó Shuichi en un susurro apenas audible- aprecio mucho lo que estas haciendo por mi. Pero no tienes que sentirte obligado a acompañarme. No puedo depender de Hiro o de ti toda la vida... aunque...-un suspiro roto se escapo de entre sus labios- ... aunque me sienta tan mal, aunque tenga tanto miedo... aunque lo único que quiera sea irme a la que me gustaria que fuera mi casa... pero son mis problemas y no quiero mezclarte en ellos porque luego...
El rostro del cantante de Bad Luck había pasado en tan sólo en un solo minuto, de la alegría más exaltada, a la tristeza más lamentable. El mero recuerdo de las ultimas palabras del rubio para con él, ya habían provocado que unas tímidas lagrimas surcaran velozmente las mejillas de Shuichi, teniendo como resultado que éste tratara torpemente de ocultarlas cubriéndose con el billete de avión. Ryuichi sonrió enternecido pero sin poder evitar un hálito de tristeza, por aquel que tanta influencia tenía en el cantante de rosados cabellos.
Cogió a Kumagoro y se lo plantó encima de la cabeza de Shindou como un sombrero.
-Ma, ma shuichi. No te preocupes por eso ahora. Ir contigo es lo que mas deseo en este momento -acompañó sus palabras de una intensa mirada que desconcertó al cantante de Bad Luck lo suficiente como para que dejase de llorar. Ryuichi dibujo una mohín divertido en su cara- Vamos a pasárnoslo bien ¿¿no??. ¡Ahora sonríe!
-Eh... mmm ... hum- afirmó minimamente el joven con una sonrisa suave en los labios.
-Perdonen- dos hombres uniformados que los revelaban como el personal de seguridad del aeropuerto, se detuvieron a su lado- ¿Son ustedes Sakuma Ryuichi y Shindou Shuichi?
-Eh, si- confirmó el cantante de Bad Luck sin pensar, extrañado por la pregunta.
-Entonces quedan detenidos.
El hombre sacó unas esposas ante la mueca de pánico que se extendió en la cara del joven de rosados cabellos, y antes de que pudieran reaccionar, ya los habían esposado el uno al otro, y a su vez, a una de las sillas de metal empotradas en el suelo que había en la terminal.
-¡¿Pero qué es esto nanoda?!- preguntó enfurruñado un Sakuma que ponía pucheros- ¡No es un juego divertido vamos a perder el avión!
-Los hemos encontrado- hablo uno de los agentes por un comunicador negro y de forma cuadrada- estamos en el aeropuerto. Si, los dos- Los agentes se alejaron un poco para continuar con las instrucciones. Shuichi lanzó una mirada de pánico a su acompañante.
-¡¡Sakuma-san!! ¡¿Has robado algo?!
-¡¡Yo que voy a robar noda!- se quejó Ryuichi tirando de las esposas, frustrado hasta tal punto que se puso en cuclillas junto a la silla y comenzó a mordisquear la cadena.
"Tripulantes del vuelo 8, por favor, dispónganse a embarcar por la terminal 23. Repito. Tripulantes del vuelo 8, por favor, dispónganse a embarcar por la terminal"
-¡¡Nuestro vuelo!! -gimió Shuichi al oír la voz femenina a través del altavoz.
-¡ARGG! -Sakuma se estaba poniendo histérico, hasta le estaba dando de patadas a la silla. Más cuando parecía que los agentes ya habían terminado de hablar e iban a volver a por ellos.
Shuichi. A la de tres tira y sal corriendo. ¿Has entendido?
El joven se limitó a asentir desconcertado. Los agentes de seguridad ya se volvían hacia ellos.
Tres!!- susurró Sakuma.
Loa gentes observaron estupefactos como los dos jóvenes arrancaban del suelo la silla y salían corriendo como alma que se lleva el diablo entre la gente. Trataron de perseguirlos, gritando advertencias y ordenes por el comunicador, pero era obvio que les habían perdido.
El aeropuerto en pocos minutos, se puso rebosante de guardias de seguridad, policías (en sus múltiples vertientes, pues estaban desde los de trafico, hasta lo de antidrogas), bomberos e incluso militares. Allí se estaban reuniendo prácticamente todos los representantes de los servicios públicos ante el desconcierto de todos los viajeros que embarcaban o acababan de llegar a la ciudad.
No habría habido más revuelo, si hubieran avisado que había instalada un bomba en el avión que acaba de tomar el presidente del país.
En consigna de objetos perdidos, ocultos entre un montón de paquetes extraviados o devueltos, los jóvenes cantantes se habían echo una bola intentando pasar desapercibidos.
-¡¿Pero qué es lo que hemos echo?!- preguntó en un susurro Shuichi mirando a todos los lados nervioso.
Sakuma no respondió, simplemente se llevo un dedo a la boca con expresión de inocencia, y mejillas sonrosadas.
-¿Saaakuuuumaaaaa-saaaan?- preguntó Shindou mirándole de forma sospechosa
-¿Siiii?
-¡¿Que has echo?!
-¡Nada noda!
-ummmm... ¿UM?
El cantante se volvió hacia un paquete, olvidado en un estante inferior que quedaba junto a él, del que reconocía su letra.
¿No será?... -lo desencajo del estante y le dio vueltas en las manos- mi móvil!!
-¿Móvil noda?
-Es el paquete que envió K a saber donde, con todas nuestras cosas- restregó su mejilla contra el paquete antes de abrirlo y extraer de entre un montón de foros pan, un par de móviles, juguetes electrónicos varios, y un pequeño llavero. Shuichi puso mueca compungida- Mi tamagochi... lo sabia, se murió...
"El vuelo 8 acaba de iniciar el despegue. Les agradecemos...."
-Se marchó- murmuró Shindou tras un breve silencio- ¿Qué vamos a hacer ahora?
-Lo primero lo primero, salir del aeropuerto. Pero creo que no nos va a resultar fácil... -el joven de rosados cabellos se volvió hacia su acompañante con una expresión vacía, expectante de recibir cualquier tipo de propuesta.
Sakuma en cuclillas registró varios fardos de paquetes, cajones y estanterías, buscando alguna cosa que les pudiera llegar a ser de utilidad. Encontrando un pequeño armario con trajes varios pertenecientes a los distintos empleados de las instalaciones del aeropuerto.
-Shu, ven, creo que he encontrado algo que puede servirnos para salir de aquí.
El cantante gateó hasta la altura de Sakuma, recargándose en su espalda para tratar de ver lo que le indicaba.
-Trajes de asistentes de vuelo... ¡¡Es genial!!, Con eso podremos salir sin llamar demasiado la atención, ¿Nos servirán?
Con una sonrisa que podría considerarse infantilmente perversa, Sakuma se volvió hacia Shindou, señalándole lo que él tenia intención de ponerse. Shuichi lo miró, riendo nerviosamente ante la proposición.
-¡¿Pero habéis mirado en todos los lugares?!- preguntó un policía por su comunicador- ¡Es imposible que hayan salido la zona esta acordonada!.... ¡Seguid buscando!.... ¡Me da igual, buscadlos!....
El hombre cortó la comunicación, ajustándose la visera cansado. Habían peinado toda la zona y no había ni rastro de los dos sujetos. Se fijo en una de las oficinas que había estado cerrada en todo momento desde que él había llegado allí, y movido por algún tipo de presentimiento, curiosidad, o quizá aburrimiento, se acercó a la puerta con la pistola desenfundada, para abrir la puerta violentamente y apuntar el arma hacia quien quiera que estuviese dentro.
-¡¡Arriba las manos!!
Un par de pollos de un color amarillo medio anaranjado, levantaron las alas dejando caer bastante plumas en el proceso. El policía miró un momento a los sujetos antes de rascarse la cabeza desorientado y guardar el arma.
Ustedes disculpen, estamos buscando a un par de sospechosos, no pretendía interrumpir en su trabajo...- el hombre se volvió con intenciones de marcharse pero remoloneó acercándose a los dos pollos que eran un reconocido icono de una empresa de alimentación- ... perdonen, pero... ¿no les quedaran muestras de esas salchichitas tan ricas que dan verdad?
Portando una bandeja vacía, tanto Shuichi como Sakuma consiguieron llegar hasta las puertas de salida sin llamar lo más mínimo la atención, a pesar de ser amarillos, con pies palmeados, y estar completamente recubiertos de plumas. Los policías, así como el personal de seguridad o algunos integrantes militares no les dedicaron más atención, de la que necesitaron para cerciorarse de que no les quedaban más productos que poder ratear.
Salieron por las puertas principales, y corrieron hasta alguna callejuela donde se quitaron los cabezones de plástico y tela, donde rompieron a reír de forma desinhibida. Shuichi no pudo por menos que reconocer que la idea había sido genial, no obstante ahora tenían un problema, no sabían a donde ir, ni como hacerlo.
Abandonaron los trajes en aquel mismo lugar, y vagaron por las calles hasta que encontraron un gran centro comercial, el que no tuvieron que preguntarse para entrar.
Una hora después, salían por aquella misma puerta dos jóvenes, pero con un "look" completamente distinto. El que podría haber sido Shuichi por la voz, traía ahora un largo cabello moreno, completamente liso, gafas de sol oscuras, que contrastaban con los brillos metálicos de los piercing que llevaba en el labio, la ceja y en una de sus orejas. Su indumentaria juvenil y desenfadada, había cambiado por una gabardina lisa aparentemente de cuero, del mismo color que su cabello y en armonía con el resto de su ropa. Unos pantalones ceñidos, sujetos por unas cuantas cadenas. Visiblemente poco quedaba en él del antiguo Shuichi, de no ser por el brillo amatista de sus ojos a través de la opacidad de sus gafas. Sakuma lo miraba divertido, pero poco más de lo que se miraba a sí mismo, con aquellos pantalones anchos, camiseta desechurada, gorra vuelta del revés, y un numero incierto de cadenas de aspecto pesado con el signo del dólar rodeándole el cuello.
Podría decirse que incluso llamaban más la atención que cuando entraron, pero claro, nadie iba buscando a nadie que encajase con su descripción actual, así que por mucho que destacasen, no tuvieron ningún tipo de problema.
Terminaron tomando un billete de tren. Sin equipaje a excepción de sus antiguas ropas metidas en mochilas y alguna que otra cosa de comer, hicieron ocupación de sus respectivos asientos.
Shuichi tras largas semanas de separación, encendió el móvil tratando de evaluar en que estado se encontraba, comprobando decepcionado, que pese a alguna perdida y algún mensaje de su hermana, no tenia nada en absoluto. Cabizbajo, lo guardo nuevamente entre las ropas, y acomodándose en el asiento poco a poco empezó a vencerle el sopor.
-¿Por qué nos perseguiría la policía? -murmuró entre dientes el cantante antes de quedarse dormido en una extraña e incomoda posición. Ryuichi le miró unos segundos divertido antes de apoyar con delicadeza la cabeza del ahora moreno cantante, sobre su hombro tratando de aliviar futuros dolores musculares, pasando ese mismo brazo por encima del joven cariñosamente, en un acto que a ojos de otros podría llegar a parecer comprometedor.
Sakuma se quedó en silencio mirando por la ventanilla del tren, como dejaban la gran mole urbana atrás, teniendo certeros pensamientos de quien era la única persona con tantos contactos como para poder movilizar a todas las fuerzas de seguridad, prevención de riesgos y antiterrorismo de la ciudad.
Pese a todo esbozo una sonrisa confiada volviéndose hacia el rostro durmiente del cantante
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Seguchi Tohma tenia una peculiar forma de mostrase arrepentido o pedir disculpas. Apenas veinte minutos después de que el rubio novelista diese por finalizada su breve conversación con él (por denominarla de alguna manera), un helicóptero sobrevoló el crucero, arrancado exclamaciones ahogadas y cientos de miradas sorprendidas.
El aparato se mantuvo a pocos metros sobre el barco, desplegando una escalerilla de cuerda, justo donde estaban sentados los polizones.
Seguchi, junto al conductor del aparato, se asomó con una sonrisa suave haciendo señas con la mano para que subiesen al vehículo aéreo.
Siendo el último en subir, Eiri apenas se hubo sentado, cuando el presidente le tendió un fardo de documentos.
-Parece ser que Shindou-san fue visto hace poco en el aeropuerto. Aunque por lo visto se le terminó escapando a la policía...- Tohma le indico unos nombre en una hoja, y rebuscó entre esa misma pila de papeles para mostrarle otros datos- me han dicho unos posibles sitios donde creen haberle visto, ahora estoy siguiendo esos datos, espero tener noticias pronto.
Yuki observó los documentos con fría compostura, antes de devolvérselos al presidente, este le sonrió dulcemente, pero apartó rápidamente la mirada como si se sintiese cohibido o culpable.
Extrajo el último cigarrillo de la caja antes de contemplar la extensión de océano que los rodeaba bajo sus pies. Tenía una pregunta atragantada en la garganta, de la cual ya sabia la respuesta. No obstante necesitaba hacerla, necesitaba que alguien le reiterase lo que él ya sabia, en una confirmacion simbólica a su propia estupidez.
-¿Estaba Sakuma con él?
Tohma afirmó, concluyendo con un débil "si"
Tuvo que tomar una amplia bocanada de humo antes de hundir la cabeza en su pecho y maldecirse a sí mismo por mentecato. No obstante todavía había una pequeña parte de él, que movida aun por la arrogancia y los celos, le susurraba desde el interior de su cabeza que la culpa era tan sólo del cantante pues había sido él, el que se había "fugado" con su "ídolo", y que si era un estúpido, lo era por el echo de estarlo buscando de una forma tan patética y desesperada.
Por un momento no supo que decirse a si mismo, como mirarse. No notó las miradas extrañadas o cabe incluso preocupadas que los integrantes del aparato le dirigieron.
Eiri necesito dos caladas más para serenarse, y aclarar sus pensamientos. Y aunque seguía escuchando la viperina voz desde la parte más profunda de su mente, exhaló sosegadamente todo el humo que contenían sus pulmones, lanzando la colilla sobrante al aire, que describió varias círculos antes de hundirse en el agua.
"...¿y para qué lo necesitas?" irrumpió en un ultimo esfuerzo la voz por ser escuchada y atendida "es sólo un mocoso, un crió llorón, no lo necesitas, no necesitas a nadie. Te bastas tu solo..."
-...Para ser un amargado- reconoció con una sonrisa ambigua el escritor ante las miradas de incomprensión que recibió de sus acompañantes que comenzaron a plantearse la posibilidad, de que el hecho de perder a su amante, hubiera trastocado del todo la mente del escritor.
Yuki les miró, dedicándoles esa amplia sonrisa a cada uno, reacción que les atemorizó mucho más que si éste hubiera cogido el arma de K y se hubiese puesto a pegar tiros al aire como un poseso.
Nadie preguntó. Nadie dijo nada. Pero los allí reunidos le lanzaron oscuras miradas de reojo.
Tohma se comía sus propios remordimientos, como siempre, como nunca, el sentimiento de culpabilidad hasta en la última fibra de su cuerpo, temiendo haber arrancado el único cable que hubiera estado anclando a la realidad al escritor. Se distrajo cuando por la señal de radio, le confirmaron que lamentablemente los otros supuestos "avistamientos" de Shindous por la ciudad terminaron siendo mentiras o falsas alarmas.
Y en silencio, esperaron llegar hasta la costa.
*************
Tatsuha estaba con un humor funesto. No sólo tenía el labio amoratado, hinchado y con aspecto de habérsele infectado la herida, sino que al final se había quedado con tres cuartos de narices al no saber que hacer. Consiguió que alguien le llevase hasta el muelle, allí se encontró al criajo que tocaba en Bad Luck, al que apenas conocía de vista, rodeado de policías que trataban de llevárselo esposado a la cárcel mientras este, con gesto de espanto, balbuceaba excusas y maldecía nombres.
Allí no había nadie ni nada, al menos que al él le interesase. Resignado y abatido regresó al piso se Sakuma, con una última esperanza de encontrarlo allí, que se evaporó al comprobar que el lugar se encontraba tal y como lo había dejado aquella misma mañana.
El moreno no solía darse por vencido con facilidad. La cabezonería y testarudez debía de tratarse de cosa de familia, puesto que él, a su manera, tenía ciertos comportamientos que emulaban los del escritor.
Por ello no pensaba darse por vencido, y "entregarle a Sakuma en bandeja de plata" al que había sido su cuñado. Se desespero urdiendo fantásticos y extravagantes planes imposibles de llevar a la practica, en un intento de sacar el mejor partido para él.
Además contaba con una nueva motivación. Debía de encontrar a Shuichi, si, pero ahora también por motivos personales.
Siempre había tenido la esperanza de que cuando su hermano se cansase realmente del cantante, el podría "consolarle" una temporadita, como había echo con algunos de los antiguos y fugaces amantes del escritor. Pero la relación entre los dos no se había roto con la rapidez acostumbrada. Si se hubiese tratado de cualquier otra persona, el moreno seguramente habría terminado perdiendo el interés ante la espera, pero al tratarse de Shindou Shuichi, el vivo retrato de juventud de su ansiado Sakuma-Sama, el interés no había disminuido lo más mínimo sino que se había quedado meramente aletargado, esperando la más mínima posibilidad para manifestarse... y ahora que Shuichi se estaba muriendo, no le quedaba mucho tiempo para perderlo esperando.
El moreno era consciente de que de entrada tenía un problema. Sin su hermano al lado, las posibilidades de que Shindou (incluso encontrándole el primero), se fuese con él, eran mínimas. Por lo que debía de hacer algo al respecto para solucionar esa pequeña desventaja que tenia con el rubio...
Se miró las puntas del cabello con renovado interés, antes de sonreír maliciosamente y salir corriendo hacia el supermercado de la esquina, encerrándose en el baño nada más regresar.
Media hora después, Yuki Eiri o al menos alguien que exacto en casi todos los aspectos, salía del cuarto de baño en el apartamento de Sakuma Ryuichi.
Tatsuha se miró con arrogancia en un espejo colocándose el cabello, imitando hasta en el ultimo bucle del peinado del novelista. El parecido era tal, que con gafas de sol absolutamente nadie podría diferenciarlos... a excepción de la ropa. Su atuendo era demasiado "casual" para la elegante indumentaria que acostumbraba a llevar el escritor, pero eso era un obstáculo fácilmente salvable con una rápida visita a su piso, y en especial a su armario.
Con una risotada perversa, el nuevo Yuki Eiri, abandono el apartamento con oscuros propósitos en su mente.
********************** New continue????
Me he retrasado mucho, mis mas sentidas disculpas. Falta de inspiración, motivación, y enredo de ideas en el fic. Me temo que eso es algo que se nota, espero que este capitulo, después de tanta espera, haya gustado y no haya resultado demasiado decepcionante. Ya queda muy poco para el final ^^U, quizá para el próximo capitulo. Me interesa mucho la opinión sobre este capitulo así los que tenga muchas criticas que me las digan, porque quizá deba retocarlo, o no? No sé ^^UUU.
Gracias por estar leyendo esto y un saludo!
