¿Qué creen? ¡Todos estos personajes pertenecen a JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡Ninguno me pertenece!
Nota de la autora:
Bueno, parece ser que ff.net está trabajando otra vez y espero que el problema del capítulo duplicado esté reparado ya. Si no es así, acepten mis disculpas, continuaré tratando de arreglarlo.
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Harry Potter, Caretaker of Hogwarts" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente) su dirección es silverfox@kabsi.at
Capítulo 4: LAVENDERMinerva dejó a los estudiantes de primer año en el mismo salón que Harry recordaba de su primer día de escuela y guió a Harry hacia el Gran Salón. Cuando pasaron por las escaleras que llevaban hacia los calabozos, Twichy de repente saltó de su hombro y corrió bajando los escalones. Harry lo miró con un toque de pena. Habría sido agradable enfrentar a los profesores y estudiantes teniendo cerca su pequeño amigo animal, pero el hurón parecía tener ideas diferentes.
"Debe ser la mascota de un Slytherin" pensó Harry "Bajó a buscar a su dueño. Espero que no se preocupe al no encontrar a nadie en casa"
Minerva le indicó su asiento en el Gran Salón y Harry se sentó y observó la entrada de los estudiantes. Eran menos de los que recordaba de sus propios días, pero eran igual de ruidosos e inquietos. Saludos y gritos amigables eran intercambiados entre las cuatro mesas más frecuentemente que en el tiempo de Harry y los Slytherin se mezclaban libremente con las demás Casas. Ninguna de las Casas parecía evitar a los Slytherin como entonces. ¿O tal vez Harry sólo estaba sobredimensionando pequeños signos de resentimiento después de tanto tiempo? ¿Tal vez no recordaba correctamente?
Mientras Harry miraba a los estudiantes, los profesores empezaron a llegar. Harry los miró con precaución esperando no ser notado. Sabían que estaría ahí, ¿no era cierto? Esperaba que ninguno se mostrara sorprendido.
MacGonagall era hasta el momento la única de sus antiguos profesores ahí, pero también vio a Madame Pomfrey y Madame Pince, y algunas caras sospechosamente familiares.
El asiento en la cabecera de la mesa estaba vacío todavía. Harry miró a su alrededor buscando a Neville, pero no lo encontró tampoco por ningún lado. Él y Dumbledore probablemente estaban hablando todavía. Severus Snape llegó acompañado por... ese tenía que ser Draco Malfoy. Seguía siendo como una versión más joven de su padre. Era difícil de creer que en realidad fueran tan diferentes. Snape se sentó en su vieja silla a la izquierda de donde Dumbledore debería sentarse. Opuesta a él, a la derecha del director, la silla de MacGonagall seguiría vacía hasta después de la ceremonia del Sombrero Seleccionador. Draco se sentó junto a Snape, con Madame Pince a su otro lado y saludó a alguien, Harry no pudo ver a quién porque Pomfrey estaba sentada justo junto a esa persona, oscureciendo su vista. Harry se inclinó ligeramente y vio a una joven mujer con revuelto cabello castaño sonreírle a Draco.
"¡Oh, no! ¡Hermione!" No había esperado encontrarla ahí. Bueno, luego de pensarlo, tenía sentido que hubiera llegado a ser profesora. Harry volvió rápidamente su atención hacia los estudiantes, antes de que ella pudiera mirar y notarlo mirándola. Simplemente no podía lidiar con ver a una antigua amiga justo ahora. Hermione sería muy diferente. Recordando la forma en que siempre estaba advirtiéndoles sobre obedecer las reglas, él se estremeció incómodo.
Aún así su atención fue atraída hacia la mesa a medida que más y más profesores tomaban sus asientos. Se estremeció al reconocer a Remus Lupin y Sirius Black entre Pince y Pomfrey. Concluyó que Lupin había vuelto a enseñar Defensa otra vez, ¿pero qué demonios estaba haciendo su padrino en Hogwarts? Sirius era con mucho la última persona en el mundo a quien Harry quería ver en ese momento. Afortunadamente una linda pelirroja estaba sentada junto a Sirius, atrapando toda su atención. Harry tragó saliva cuando ella volvió un poco la cabeza para decir algo a la mujer de cabello oscuro frente a ella, permitiéndole una primera oportunidad de ver su cara.
¡Ginny Weasley! ¿Podría ponerse peor la cosa? Sí, sí podría. La mujer de cabello oscuro con la que Ginny hablaba resultó no ser otra más que Cho Chang, el primer amor de Harry. Junto a ella, Charlie Weasley le dirigió una sonrisa de ánimo. Harry miró la silla vacía junto a él deseando que finalmente llegara alguien y se sentara entre él y Ginny. ¿Pero y si su vecino resultaba ser también alguien conocido? Harry se volvió hacia Charlie.
-¿De quién es esta silla? –preguntó, temiendo lo peor.
-De Neville, supongo. Lavender o Michael podrían reclamarla también, pero no creo que lo hagan. Ninguno de los dos se presenta aquí con frecuencia.
-¿Lavender o Michael? –preguntó Harry.
-Oh, Michael es el profesor de Astronomía. No lo conoces. Dejó Hogwarts antes de tu tiempo. Tampoco lo vas a conocer mucho. Es un tanto solitario. Siempre tiene la cabeza en las nubes y puedo decir que rara vez deja su torre, justo como Lavender.
Harry estaba a punto de profundizar en el asunto de Lavender cuando otro pelirrojo se presentó y tomó la silla frente a él. Era obviamente otro Weasley. ¿Pero cuál?
"¡Oh, por favor, que no sea Ron. Ahórrame tener que encontrar a Ron de nuevo!" pensó Harry.
-¡Hola, Charlie! ¡Hola, Harry! ¿Cuántos estudiantes de primer año tenemos esta vez?
-¡Hola, Fred! –contestó Charlie sonriendo alegremente-. No tantos como quisiéramos, pero el número parece estarse elevando otra vez.
Harry suspiró aliviado. Sólo Fred. ¿Pero dónde estaba su gemelo? ¿Qué había pasado con su tienda de artículos de broma? Recordaba que Minerva había hablado sobre la reconstrucción de Hogsmeade. ¿Habrían perdido los gemelos su tienda durante la guerra? Eso parecía plausible, pero no explicaba la ausencia de George. Nunca había visto a un gemelo sin el otro antes. Harry sintió algo de preocupación creciendo dentro de él.
Repentinamente su nariz captó el aroma del incienso. Volvió la cabeza hacia la puerta de donde provenía eso y vio una masa de chales de brillantes colores acercándose hacia él. Por un momento Harry pensó que era la profesora Trelawney llegando a predecir su muerte otra vez. Entonces notó la cara de la mujer y se calmó un poco. Era mucho más joven que sería Trelawney. Aproximadamente de su propia edad, para ser más exacto. Otra vez una desagradable suposición saltó dentro de él. ¿No había mencionado Charlie a una mujer llamada Lavender? Pero no podía ser esta. Sí, sí era, comprendió con una sensación deprimente. Lavender Brown.
-Lavender, qué sorpresa verte aquí –la saludó Fred con una sonrisa burlona-. ¿Podemos esperar que Michael nos honre con su presencia también?
-Eso no lo sé. Sólo le pregunté a mis cartas del tarot si debía unirme a ustedes en el banquete de este año. No pregunté si alguien más se presentaría.
Lavender se movió hacia la silla a la derecha de Harry, pero se detuvo en seco cuando lo vio.
-No esperarán que me siente junto a este fugitivo de Azkaban, ¿o sí?
Harry se encogió.
-¡No soy un fugitivo! –siseó mirándola, con tanta convicción como pudo mostrar-. Cumplí mi condena y fui liberado oficialmente.
Toda la mesa quedó silenciosa. Todos miraban a Harry y Lavender. ¿Había hablado tan fuerte? Se acomodó y trató de lucir tan inconspicuo como le fue posible.
-Como si eso hiciera alguna diferencia. No toleraré a ese criminal junto a mí –anunció Lavender, que al parecer no tenía el menor problema con que todos la miraran.
¿Tal vez los profesores desarrollaban inmunidad a eso después de un tiempo? O tal vez Lavender simplemente sabía que estaba en su derecho al demandar eso. Él era un exconvicto después de todo. ¿Por qué deberían aceptarlo los demás después de todo lo que había hecho? ¿Tal vez debería comer en la oficina del conserje? Pero Dumbledore quería presentarlo a los niños. ¿O era importante eso, a fin de cuentas? Era sólo el conserje.
-Buena idea, Lavender –dijo Minerva en medio del silencio-. Vuelve a tu torre y libéranos de tu presencia.
-Me encantaría dejar este rebosante lugar, Minerva. Como bien sabes, el estar rodeada por tanta gente frenética nubla mi ojo interior, pero leí en las catas que estaría aquí hoy para el banquete o una gran tragedia nos golpearía este año.
-¿Cuál tragedia? –preguntó Hermione dulcemente-. ¿No conseguirías nada de pudding para el postre?
Algunos profesores rieron. Los alumnos cerca de la mesa empezaron a notarlo. Volvían sus cabezas expectantemente. ¿Una pelea entre los profesores? Eso era demasiado bueno como para perdérselo.
Lavender arrugó la nariz en dirección a Hermione como si ella ni siquiera se mereciera una respuesta y caminó hacia Fred.
-Ay de mí, tomaré la silla de Michael este año para evitar al criminal –declaró mientras se sentaba junto a él.
Fred puso los ojos en blanco.
-Espero que ella no planee acompañarnos a comer con mucha frecuencia –recalcó, sin dirigirse a nadie en particular.
Lavender abrió la boca para responder y... la cerró otra vez. Estaba mirando algo que estaba detrás de Harry. Él volteó a mirar y vio a Albus Dumbledore y Neville caminando hacia ellos y por la forma en que el director estaba mirando a Lavender parecía cualquier cosa menos complacido.
Harry recordó cómo MacGonagall le había pedido que la llamara Minerva. Sí, Dumbledore debía haber pedido a todo su personal que fueran amables con Harry. No habría escuchado las cosas que Lavender había dicho, pero obviamente había notado el cambio de asiento y no estaba contento con ella.
Dumbledore le señaló a Neville su silla, saludó a Harry cálidamente y caminó hasta su propio sitio a la cabeza de la mesa para anunciar el inicio de la ceremonia.
Eso sorprendió a Harry. No había notado siquiera cuándo había dejado Minerva el salón. Debía haber sido en el mismo momento en que Dumbledore había entrado, porque ella ya estaba regresando, guiando a los inquietos alumnos de primer año.
Harry recordó su propia ceremonia y cómo había temido no ser elegido del todo. Recordó cómo había amado ver las ceremonias después de eso. Pero no esta vez. Mientras el Sombrero entonaba su canción, Harry deseó poder estar en algún otro sitio. Después de la ceremonia Dumbledore lo presentaría a los estudiantes. Sabrían quién era. ¿Habrían escuchado antes de él? ¿Sabrían de Azkaban? Por supuesto que sí. Todos lo mirarían en la forma en que Lavender lo miraba ahora. O pretenderían que nada había pasado, como Neville y Charlie. No, no harían eso. No lo habían conocido antes, no habían sido sus amigos. ¿Por qué deberían fingir? Gritarían sus protestas, escribirían a sus casas para quejarse con sus padres. ¿Y qué podría hacer Dumbledore si empezaban a sacar a sus niños de la escuela como protesta? Había demasiado pocos estudiantes en cualquier caso. Dumbledore no podía arriesgarse a perder ninguno más. Tendría que echar a Harry. ¿Y qué sería de él entonces? ¿A dónde iría?
La ceremonia prosiguió despiadadamente. Minerva llamó nombre tras nombre. El Sombrero anunció Casa tras Casa. Los alumnos aplaudieron a sus nuevos compañeros. Harry notó que el aplauso de la mesa de Slytherin parecía ser el más fuerte. Los Gryffindors parecían ser menos aplaudidos que el resto. O quizá sólo lo estaba imaginando. ¿Era porque él había sido un Gryffindor? No, por supuesto que no. ¿Por qué debería preocuparse por eso? Él no era lo suficientemente importante como para ser recordado en esa forma. Debía ser por la rivalidad tradicional entre Slytherin y Gryffindor. Todos amaban a Slytherin, así que todos detestaban a Gryffindor. ¿Slytherin, Casa de héroes? Todavía no podía creerlo.
Una vez que todos los estudiantes de primer año habían sido sorteados, el director se puso en pie e hizo un gesto pidiendo silencio. Las voces de los estudiantes bajaron lentamente. Su respeto por el director no parecía haber mejorado mucho en los últimos diez años. Dumbledore esperó pacientemente. Harry se preguntó cómo habría reaccionado Snape, pero Snape probablemente nunca habría recibido esa clase de reacción. Lo más seguro sería que los estudiantes callaran inmediatamente si el maestro de Pociones tenía algo que decirles.
-Bienvenidos a otro año en Hogwarts. Antes de comenzar con el banquete, permítanme presentarles rápidamente a dos nuevos miembros de nuestro personal. La profesora Sprout, como ustedes saben, se ha retirado y quiero pedirles que le den la bienvenida a su sucesor, el profesor Longbottom.
Los alumnos aplaudieron dudosos. Harry se estaba poniendo nervioso otra vez. ¿Y si los alumnos se ponían de pie y demandaban que se marchara inmediatamente? ¿Cómo reaccionaría Dumbledore?
-El profesor Longbottom es uno de los más reconocidos expertos en herbología en toda Europa y también es uno de los hombres valientes que nos ayudó en la defensa de Hogwarts durante la guerra.
"¡Ahhh!"s y "¡Ohhh!"s provinieron de los estudiantes.
Obviamente estaban impresionados con los logros de Neville. También lo estaba Harry.
-Por favor, no tengan la impresión equivocada –intervino Neville-. No fui un héroe de guerra. Sólo ayudé a esconder y guardar a los niños. Nunca tomé parte en la acción real. No soy un luchador, ¿saben?
-Sin embargo, el papel del profesor Longbottom durante la batalla fue uno de los menos gloriosos, pero también uno de los más importantes. El castillo que defendimos podía ser reconstruido, y lo fue, parcialmente. Pero los niños que estaban aquí era lo que defendíamos realmente ese día. Si hubieran sido atrapados por el enemigo todos ellos se habrían perdido. Ustedes, los estudiantes son lo que hace a Hogwarts tan importante, y cada uno de ustedes es irremplazable. Es por eso que el profesor Longbottom y algunos otros permanecieron atrás mientras el resto de nosotros estaba en la batalla. Para proteger lo más valioso que teníamos. Y, créanme, para esos niños a los que protegieron, ese día ellos fueron los héroes más grandes de todos.
Más "¡Ahhh!"s y "¡Ohhh!"s fueron escuchados y los estudiantes aplaudieron entusiásticamente. No importaba lo que pensara Neville sobre sus actividades en la guerra, los niños estaban impresionados.
-También tenemos un nuevo conserje este año y espero que le muestre más respeto que al señor Filch. Sí, sé que el pobre señor Filch era un squib y estaba casi sordo y no podía más con ustedes, pero nuestro nuevo conserje no es nada de esas cosas –le advirtió Dumbledore a los niños-. Por favor, den la bienvenida al señor Potter.
Algunos aplausos educados y muchos susurros.
-¿El señor Potter? ¿No será ese señor Potter, tú qué crees?
Harry trató de ignorarlos. Al menos no estaban protestando a gritos.
-Señor Potter, quisiera que me acompañara a mi oficina después del banquete. Hay algunas cosas que me gustaría hablar con usted –agregó Dumbledore.
Harry asintió en silencio. Las cosas habían sido mejores de lo que había temido, pero aún así no quería atraer mucha atención hacia sí.
Dumbledore sonrió animándolo y empezó el banquete. Harry finalmente recordó lo hambriento que estaba. No había comido desde que había bajado del avión esa mañana y la comida de Hogwarts seguía siendo tan buena como siempre. Harry probó de todos los platos como lo había hecho durante su primer banquete tantos años atrás y trató de fingir que no veía cómo Lavender seguía mirándolo por encima de su plato.
Continuará…
En próximos capítulos:
Hablaremos con el director, sabremos por qué Dumbledore hizo regresar a Harry y Harry se preguntará cómo se supone que un solo hombre limpie todo Hogwarts.
Nota de la autora:
Entonces, ¿no están en shock esta vez? Por favor, comenten.
