¿Qué creen? ¡Todos estos personajes pertenecen a JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡Ninguno me pertenece!
Nota de la autora:
Muy bien, prometo que la alerta de autor estará de vuelta tan pronto como reciba el próximo reporte mensual de mi tarjeta de crédito. Simplemente no puedo pagar antes. Pay-pal no me deja. ¡Grrr! De cualquier manera, aquí está otro capítulo con un pequeño toque de diversión una vez más.
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Harry Potter, Hogwarts' Caretaker" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente) su dirección es silverfox@kabsi.at
Capítulo 10: REMUS
Harry pasó la mayor parte de la tarde buscando mobiliario nuevo disponible para el salón de Hermione. La profesora Hermione Weasley tenía ideas muy exactas de lo que quería y la lista que le había dado durante el almuerzo era muy detallada.
Por supuesto que había montones de muebles sin uso almacenados en salones sin uso por todo Hogwarts, pero encontrar 20 escritorios exactamente iguales de una altura particular probó ser casi imposible. En la mayoría de los viejos salones había diferentes tipos mezclados, pero Harry notó que escritorios del mismo tipo podían ser encontrados en diferentes salones y luego de buscar por algunas horas se las arregló para encontrar los escritorios que necesitaba.
Sólo las sillas no se ajustaban. ¿Dónde estaban las sillas que iban originalmente con esos escritorios? Harry no quería tener que enviar a los elfos domésticos a ayudar con la búsqueda mientras los cuatro que había elegido originalmente todavía estaban ocupados limpiando el salón de Hermione y los otros tenían que realizar sus trabajos usuales también. Así que continuó buscando solo.
Para cuando llegó al corredor de Defensa Contra las Artes Oscuras llevando consigo una silla bajo el brazo para usarla como modelo ya que la mayoría de las sillas parecían iguales a primera vista, todo lo que necesitaba era dos sillas más. Tenía que ser posible encontrar dos sillas más que fueran idénticas a la que llevaba consigo. Tenía que ser posible.
Entró al salón contiguo a la habitación del profesor de Defensa y se quedó congelado en shock. El salón estaba completamente lleno con escritorios y sillas amontonados unos encima de otros y parecía no haber dos piezas que combinaran. Harry gruñó. Podría tomarle un día entero abrirse paso a través de eso. Ese fue el momento en que decidió acomodar todos los muebles sin uso. Le pediría a Dobby que lo ayudara. De ahora en adelante todos los escritorios y sillas almacenados en la misma habitación tendrían que combinar. No quería tener que ir de arriba abajo por todo el castillo para encontrar el tipo apropiado de silla otra vez. ¿Por qué, oh, por qué Filch no los había acomodado apropiadamente en primer lugar?
Con un último profundo suspiro, Harry se puso a trabajar, tirando de la primera silla del primer montón. No, no combinaba con su silla. La sacó al corredor. Tal vez encontrara otras sillas que combinaran con esa. Las almacenaría juntas si las encontraba. Tiró de la siguiente silla...
¡CLATTER! Una pata de esa silla se había enganchado con una de los montones próximos y la arrastró consigo. El montón arrastró algunos otros consigo sepultando a Harry bajo sillas.
Harry suspiró otra vez. Rodeado y derribado por sillas. ¿Acaso no encajaba la situación perfectamente con el sentimiento que había tenido toda la tarde? Empezó a abrirse paso hacia fuera y descubrió, para su sorpresa, que estaba recibiendo ayuda desde el otro extremo. ¿Quién podría haber ido a ayudarlo? Nadie sabía que estaba ahí. Puso a un lado otra silla y sacó la cabeza del montón.
-¿Profesor Lupin?
-Ah, Harry, eres tú. Debí haberlo imaginado. ¿Quién más estaría interesado en esta vieja bodega? –Lupin le sonrió-. Y llámame Remus. Ya no eres un alumno, después de todo.
-¿Cómo supo que estaba aquí? –preguntó Harry, todavía ligeramente confundido.
-Escuché el escándalo. Estaba preparándome una taza de té en mi oficina, la cual, como ya sabes, está justo a dos puertas de aquí, y escuché todo el ruido cuando las sillas cayeron. Vine a ver qué había pasado y te encontré bajo esta montaña de sillas. Probablemente deberías haber tomado una de los otros salones donde no están apiladas hasta el techo. Hay uno justo en la siguiente puerta.
-Lo sé –gruñó Harry con enojo-. Pero no son del tipo correcto. Hermione quiere que todas sean exactamente iguales.
Buscó su muestra con la mirada. Ah, ahí estaba. Había quedado cubierta por sillas también. La sacó.
-Necesito dos más como esta. ¿De casualidad ha visto alguna por algún lado? –le preguntó a Lupin.
-Nunca miro las sillas con tanto detalle –Remus se encogió de hombros-. Estoy bastante satisfecho con tener suficientes para todos mis alumnos y no me preocupo por cómo lucen. Podríamos buscar en mi salón, sin embargo. Tal vez hayan algunas ahí.
-Pero necesita esas –protestó Harry.
-Las cambiaré por dos de las que hay aquí –dijo Lupin señalando la montaña de sillas mientras hablaba-. Como dije, no me preocupo por cómo lucen. ¡Combinar sillas! Hermione debe pensar que estás aburrido para pedirte algo como eso. Ven, vamos a mi oficina y prepararé algo de té para ti y luego podremos empezar a buscar sillas. Quiero hablar contigo de todos modos.
Harry tomó su silla de muestra una vez más y siguió a Lupin hasta su oficina preguntándose por qué todos siempre le ofrecían té. ¿Alguien habría descubierto recientemente algún efecto calmante que tuviera el té sobre los suicidas potenciales? ¿Y por qué todos estaban tratando de meterse en su vida? ¿Por qué no podían simplemente dejarlo solo con su culpa y miseria?
La oficina de Lupin estaba justo como cuando Harry todavía era uno de sus estudiantes. Algunas jaulas con criaturas de la oscuridad alineadas contra los muros. Incluso estaba ahí la vieja pecera que alguna vez había sido usada para mostrar un grindylow durante el tercer año de Harry. E incluso estaba ahí dentro la enojada cara de un grindylow capturado mirándolos a través de la pared de vidrio.
Lupin dio unos golpecitos con los nudillos contra el vidrio en actitud casual cuando pasaron por la pecera y el grindylow retrocedió enojado..
Lupin le dio a Harry una taza de té y empezó una pequeña charla. Hablaron sobre el clima, alumnos, los monstruos en sus jaulas,... Harry se iba poniendo más y más ansioso. ¿Qué quería Lupin de él realmente? Finalmente no pudo soportar más.
-Así que, ¿qué quiere decirme realmente? Dijo que quería hablar conmigo de algo y no creo que sea acerca del clima.
Remus se puso en pie y caminó hacia la ventan. Había estado lloviendo todo el día y no parecía que fuera a parar pronto. Harry observó la espalda de Lupin mientras éste miraba la lluvia y el lodo que él sabía era lo único que podía verse afuera ese día.
-Es acerca de Sirius –dijo finalmente-. Creo que deberías hablar con él.
-¿Por qué? –preguntó Harry sorprendido-. No ha parecido ansioso de hablar conmigo en mucho tiempo y realmente no quiero imponerme a nadie. Sé que he sido una gran decepción para él, para todos ustedes, y entiendo si alguno de ustedes realmente no quieren volver a hablarme. En realidad, estoy sorprendido de que alguna gente todavía me hable.
-Admito que Sirius está muy decepcionado. Tienes razón al respecto. Pero también te quiere de alguna manera. Eres como un hijo para él, Harry, y él también pasó tiempo en Azkaban.
-Él era inocente. Yo no –Harry miró hacia su brazo, donde sabía que la Marca Oscura estaba oculta bajo su camisa.
-Tal vez, pero él estuvo ahí y recuerda cómo era. Él sabe cómo te sientes y eso lo está destrozando por dentro. Sólo ve y háblale. Eso los ayudará a los dos, creo. Sirius realmente quiere perdonarte, pero tienes que ser tú el que vaya y le pida que lo haga. Él no vendrá a ti.
-No sé si puedo –dijo Harry todavía mirando su brazo-. No estoy seguro de que sea bueno para él perdonarme. Hay cosas que no deberían ser perdonadas, tú lo sabes, y esta es una de esas.
-Harry, tú volviste con nosotros. Fuiste a Azkaban para ser perdonado ¿y ahora sólo dices "no está bien, yo no debería ser perdonado"? ¿No crees que nos toca a nosotros decidir qué queremos perdonar y qué no? Pienso que Sirius te perdonará si se lo pides, que realmente quiere perdonarte. Es sólo que él todavía no lo sabe. Tienes que hablarle. Sé que eso los ayudará a los dos, si tú quieres hablar al respecto.
-Sólo regresé porque los aurors me dijeron que me rindiera. Tuve la elección de rendirme ante ellos o matar a alguien. No es como si hubiera decidido volver por mi propia voluntad e ir al Ministerio para pedir que me perdonaran. No soy Snape, profesor Lupin. No soy un héroe. Sólo me rendí porque estaba demasiado asustado como para matar a ese hombre.
-El punto es que te rendiste. Un verdadero Death Eater no habría pensado dos veces antes de cometer un asesinato. En realidad, no creo que un verdadero Death Eater hubiera siquiera pensado al respecto. No eres un asesino, Harry. Y eso significa que no eres y nunca fuiste un Death Eater –Lupin miró con firmeza a Harry como si estuviera tratando de hipnotizarlo-. Y no me llames profesor Lupin. Llámame Remus.
Tal vez Lupin realmente estaba tratando de hipnotizarlo. Harry no lo sabía y tampoco le importaba. Todavía estaba mirando su brazo, imaginándose la Marca Oscura que sabía que estaba ahí. Eso decía Death Eater, lo marcaba como un criminal para todos los que la vieran, a menos que la mantuviera cubierta y eso lo que hacía todo el tiempo, por supuesto. Voldemort podía haberse ido, pero la gente todavía lo recordaba bien. Reconocerían su marca si la veían y Harry no quería pensar en cuál sería la reacción.
-Nunca estuvo en esta situación. Es muy fácil para usted decirlo.
-No, no lo he estado. Es por eso que pienso que deberías hablar con Sirius. Porque él sí. Él sabe cómo es y él será capaz de ayudarte donde yo no puedo. Aún quiero ser tu amigo, Harry. Dame una oportunidad.
Harry lo miró entonces. ¿Darle una oportunidad? ¿Qué quería decir? ¿Qué oportunidad? ¿Cómo podría hacer eso? Harry no podía tener amigos. Al menos no en el mundo mágico, donde todos sabían lo que había sido y lo que había hecho. Simplemente no estaba bien. No podían aceptarlo de regreso. La forma en que los niños hablaban sobre la guerra y aquellos que habían luchado en ella nunca permitiría olvidar lo que Harry había hecho.
"Y no debería tampoco" pensó Harry amargamente "tienen todo el derecho de odiarme por lo que soy"
Lupin estaba silencioso ahora, probablemente esperando una respuesta de Harry. Como no llegó ninguna, tomó las tazas vacías sin decir palabra.
-Bien, vamos. Encontremos esas sillas para hacer feliz a Hermione –dijo cuando regresó y encontró a Harry todavía sentado ahí, mirando su brazo una vez más.
Harry tomó de nuevo su silla de muestra y fue a buscar al salón de Lupin. Pronto encontraron las sillas que Harry necesitaba y la llevó alegremente al salón de Hermione. Puso las sillas en uno de los salones sin uso en el corredor de Aritmancia donde había almacenado el resto de los nuevos muebles de Hermione hasta que estuvieran listos para ser trasladados al salón.
Entonces fue a ver a los elfos domésticos. Habían hecho notables progresos. Casi todas las astillas y libros dañados habían sido retirados y estaban casi listos para empezar con la verdadera limpieza.
-Muy bien –les dijo Harry-. Si siguen así podremos empezar a traer los muebles mañana en la tarde.
-¿Harry Potter, señor, encontró todos los muebles que Harry Potter, señor, necesita? Los elfos domésticos conocen buenos lugares con montones de muebles –le ofreció uno de ellos.
Harry sonrió deseando saber cuál de ellos era. Todavía no había tenido tiempo de preguntar sus nombres.
-Gracias, amigo, pero tengo todo lo que necesito ahora. Déjenme ayudarlos a sacar las últimas de las piezas más largas y haremos el resto mañana.
-Harry Potter, señor, no tiene que ayudar a los elfos domésticos, Harry Potter, señor. Los elfos domésticos pueden cargar solos grandes piezas. Los elfos son fuertes, Harry Potter, señor. Harry Potter, señor, no tiene necesidad de trabajar –protestaron inmediatamente.
-Pero quiero hacerlo –explicó Harry-. No tengo nada mejor que hacer y quiero estar seguro de que ustedes, muchachos, paren de trabajar antes de que caigan rendidos. No tenemos que tener todo esto hecho para mañana así que quiero que usen la noche para dormir. ¿Está claro?
-Los elfos domésticos no están cansados, Harry Potter, señor. Los elfos domésticos pueden terminar fácilmente –protestó otro elfo.
-Eso es exactamente lo que quiero decir. Estoy aquí para ver que no lo hagan. Soy su jefe y le estoy ordenando parar de trabajar cuando hayan terminado de sacar los escombros e irse a la cama. Continuaremos mañana. Cuando yo lo ordene –insistió Harry con seriedad.
-Sí, Harry Potter, señor –dijeron a coro los elfos domésticos.
-Mucho mejor –Harry sonrió y se pusieron a trabajar.
Harry necesitaba trabajar para apartar su mente de Sirius. No podía sacar las palabras de Remus de su cabeza. Hablar con Sirius. Hablar con Sirius... Estaba demasiado asustado para hacerlo y no quería pensar al respecto. Si tan sólo esa horrible voz en alguna parte dentro de su cabeza dejara de hablar al respecto.
Continuará...
En el próximo capítulo:
Encontraremos a Sirius, por supuesto, Twichy hace otra aparición y Harry se siente muy deprimido otra vez.
Notas de la autora:
Ya saben, me gusta Remus. ¿Y a ustedes? ¿Piensan que Harry debería seguir su consejo? ¿Cómo reaccionará Sirius? Por favor, comenten.
