¿Qué creen? ¡Todos estos personajes pertenecen a JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡Ninguno me pertenece!
Nota de la traductora: Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Harry Potter, Hogwarts' Caretaker" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente) su dirección es silverfox@kabsi.at
Capítulo 11: SIRIUS
Su trabajo progresó bien durante el día siguiente y para sorpresa de Harry tenían el salón limpio antes de la hora del almuerzo. Sólo algunos insultos que Peeves había garabateado en las paredes permanecían y no podían encontrar una forma de limpiarlos. Harry finalmente decidió repintar todo el salón. Estaba casi vacío de todos modos.
Hizo su mejor esfuerzo por permanecer ocupado u no pensar en Sirius, pero no parecía funcionar. Las palabras de Remus volvían a él una y otra vez. Se puso peor desde que terminaron de pintar y salieron para dejar que el salón se secara. Para mantener su mente lejos de sus problemáticos pensamientos, Harry decidió llevar los muebles dentro y simplemente no poner ninguno contra los muros todavía.
Hermione llegó a revisar su progreso y pareció muy impresionada. Para alivio de Harry, ella además dio su aprobación para las sillas que había elegido. Bueno, excepto por el hecho de que una silla parecía un poco inestable y ella insistió en que necesitaba reparación.
Harry no discutió al respecto. Eso le daba algo que hacer para cuando terminaran de meter los muebles. Buscó su caja de herramientas, llevó la silla aparte aunque tenía que admitir para sí mismo que no era necesario y la reparó. Después de eso la silla quedó tan buena como cuando nueva y los pensamientos de Harry regresaron a Sirius otra vez.
Harry había visto a Sirius durante las comidas ese día y notó cómo evitaba siquiera mirarlo. Eso dolía a pesar de todo. Sirius había sido lo más cercano a un padre que Harry había conocido jamás y dolía el que no quisiera reconocerlo.
Harry decidió retomar su interrogatorio con Dobby, pero por alguna razón pareció ir mucho más rápido esta vez y requirió mucho menos concentración. Una y otra vez los pensamientos de Harry se dirigían hacia Sirius.
Una hora antes de la cena, Harry dejó ir a Dobby para ayudar en la cocina. No tenía nada para distraerlo más. ¿Qué debería hacer?
Podía continuar su exploración del castillo, pero eso le daba mucho tiempo para pensar. Y tiempo para pensar era justo lo que no quería. Podía empezar a emparejar los muebles como había planeado, pero de alguna manera no sentía deseos de abandonar la seguridad de su oficina. ¿Y si encontraba a Sirius en los salones? ¿Cómo debería reaccionar? ¿Qué pasaría si Sirius requería su asistencia?
Harry suspiró. Sirius probablemente haría lo que había hecho Hermione. Acudir a Dumbledore con el problema. Al menos Harry suponía que eso era lo que Hermione debía haber hecho. Era la única explicación de por qué había sido Dumbledore el que fuera a su oficina para informarle sobre el caos en el salón de Aritmancia.
"Ya no le agrado a Hermione tampoco" concluyó Harry y se preguntó ligeramente por qué lo sorprendía eso. ¿Cómo podía quererlo nadie después de lo que había hecho? ¿Qué pasaba con esos Weasleys? No parecía importarles. Bueno, ellos habían tenido que lidiar con lo que había sido de su hermano ¿Pero por qué no estaban enojados con Harry más que recibiéndolo bien? ¿No debería lastimarlos el que Harry estuviera libre con sólo cinco años en Azkaban mientras que Percy debería pasar ahí el resto de su vida?
Sirius y Hermione y Cho y Lavender tenían razón. Ellos sabían lo que Harry era y cómo merecía ser tratado por ello…
Hermione había intentado ser amable, sin embargo. Harry se preguntó por qué. La perfecta Hermione. ¿Cómo había sabido ella siempre qué era lo que había que hacer? Harry estaba convencido de que ella también había sido una heroína en la batalla de Hogwarts, aún a pesar de que nadie lo había mencionado. Hermione siempre hacían lo correcto y en el momento correcto. Harry, sin embargo...
Harry era simplemente otro tonto que había caído en la trampa de Voldemort. ¿O era realmente culpa de Voldemort? Harry no sabía exactamente qué era Voldemort. Había sabido cuál era la decisión correcta, pero no la había tomado. Había elegido estar del lado de Voldemort y su maldad. Era su culpa y solamente suya. Merecía ser castigado por lo que había hecho. No merecía ser admitido de vuelta en Hogwarts, recibir permiso de trabajar ahí entre los héroes de la gran guerra que había sido demasiado cobarde para luchar.
Harry se cubrió las orejas con las manos y sacudió la cabeza violentamente para bloquear sus pensamientos. No quería oírlos más. No quería recordar, no quería saber.
Por supuesto que eso no ayudó. Uno no puede impedirse pensar cubriéndose las orejas. La única cosa que podía ayudarlo a silenciar sus pensamientos era trabajar. Tenía que hacer algo, cualquier cosa.
Buscando por el salón, sus ojos llegaron a la caja de herramientas. No había terminado de revisarlas. Harry se sujetó a la caja como un hombre que estuviera ahogándose. Eso lo mantendría ocupado hasta la hora de la cena.
Pero después de la cena los pensamientos regresarían y entonces no tendría nada que hacer. Recuerdos de Sirius mezclados con recuerdos de lo que había hecho y recuerdos de su tiempo en Azkaban. Ya no había dementores en Azkaban. Se habían unido a Voldemort justo como lo había hecho Harry. Harry se preguntó por un momento qué había sido de ellos. Lo más probable era que hubieran sido cazados y destruidos. Los sobrevivientes de la guerra no habrían tenido mucha piedad por ellos después de ver morir a tantos de sus amigos y seres queridos. Tal vez quedaran todavía unos pocos dementores escondiéndose en alguna parte, pero Harry no había tenido que sufrir por su presencia en Azkaban.
Eso no había hecho mucha diferencia. La isla prisión era un lugar horrible aún si ellos y no inspiraba buenos pensamientos. Harry casi se sentía como si aún estuvieran ahí. Sólo el sentimiento no se había ido. Algunas veces era un poco mejor, a veces era peor. En ese momento era realmente malo.
Harry trató de decirse a sí mismo que mejoraría de nuevo como siempre lo hacía, pero eso no fue de mucho consuelo. Todavía sentía como si estuviera muriendo. Si muriera todo terminaría. Si estuviera muerto ya no sentiría nada más. No tendría que recordar... ¿o sí? ¿Y si realmente había vida después de la muerte? ¿Y si realmente existían Dios y el diablo? ¿Un cielo y un infierno?
Harry no quería ir pronto al infierno. Y no consideró ir al cielo ni por un instante. Los Death Eaters no van al cielo. Pero el infierno podría ser aún peor que Azkaban... con dementores.
Harry se dejó caer en la cama, se acurrucó en una bola muy apretada y lloró.
¡Flop!
Algo aterrizó en la cama junto a él, algo pequeño. Lo sintió. Algo muy pequeño y rápido se movía por su cama.
A Harry no le importó. Simplemente continuó llorando. Ese algo acabaría por irse.
Una pequeña pata tocó su mejilla, luego otra, pelaje suave...
-¿T... Twichy? –sollozó Harry.
Una pequeña lengua empezó a lamer las lágrimas en su mejilla. Harry tomó al hurón con ambas manos y lo puso contra su pecho, abrazándolo.
Twichy no protestó. Apoyó su pequeña nariz temblorosa contra la mano de Harry y empezó a lamer sus dedos para confortarlo.
-Oh, Twichy, no sé que hacer. Todos me odian.
Twichy dejó de lamer y miró a Harry. Parecía sorprendido por lo que había dicho Harry. No, por supuesto que el hurón podía reaccionar a lo que había dicho. Ni siquiera podía entenderle. Aún así se sentía bien poder hablarle.
-Tienen todo el derecho de odiarme, por supuesto. Soy un hombre muy malo, Twichy. Los pequeños hurones probablemente debería estar muy lejos de mí. Soy un Death Eater, ¿sabes?
Twichy lo miró y sacudió la cabeza. Bueno, al menos parecía que había sacudido la cabeza. Lo más probable era que estuviera tratando de escapar, porque Harry estaba sujetándolo con demasiada fuerza. Harry abrió la mano, pero el hurón permaneció ahí todavía mirando a Harry.
-Remus me dijo que no lo soy, pero esto dice que lo soy –explicó Harry al hurón descubriendo su brazo y mostrándole la Marca Oscura.
Twichy saltó más cerca e inspeccionó la Marca con su pequeña temblorosa nariz. Eso hacía cosquillas. Harry sonrió. Twichy miró a Harry por un momento, vio la sonrisa y pareció tomar eso como un permiso. Volvió su atención a la Marca Oscura y empezó a lamerla con una pequeña lengua roja que hacía aún más cosquillas que su pelaje.
Harry apartó el brazo y lo cubrió de nuevo rápidamente.
-¡No lo hagas! –le dijo al hurón-. ¡Nunca toques eso! Es maligno. Podrías envenenarte... no puede borrarse lamiéndolo, ¿sabes? Es un tatuaje mágico –continuó con un tono más gentil-. Nunca desaparecerá. Y dice que soy un Death Eater.
Harry tomó al huró y lo abrazó de nuevo, más gentilmente esta vez.
-Remus dice que no lo soy –repitió-. Remus dice que hable con Sirius y le diga que lamento lo que hice. Remus dice que él me perdonará. Pero él no ha tratado de verme y no me atrevo a ir solo a buscarlo.
Repentinamente, Twichy se safó de su mano con lo que pareció ser un solo agraciado movimiento, saltó a su hombro chilló suavemente justo en su oreja.
-¿Tú también crees que debo ir¡ -preguntó Harry maravillándose de que a veces el hurón pareciera entenderle-. ¿Estarás conmigo?
El hurón asintió.
-Bueno, realmente me gustaría hablarle otra vez. Él es la única familia que tengo –Harry pensó por un momento-. De acuerdo, lo haré.
Se levantó con la esperanza de que Twichy no saltara de su hombro en el momento en que saliera al corredor. Pero Twichy se quedó. Permaneció en el hombro de Harry hasta que llegaron ante la puerta de la oficina de Sirius.
Entonces Harry se detuvo sintiéndose nervioso otra vez. Twichy hizo cosquillas en su oreja una vez más y entonces bajó de su hombro y se deslizó dentro del bolsillo de su camisa. Harry tuvo que sonreír a pesar de sus temores. El hurón casi parecía estar brindándole a él y Sirius algo de privacía mientras permanecía cerca para apoyar mentalmente a Harry.
Harry inspiró profundamente y llamó a la puerta. Tal vez Sirius no estaba ahí. Entonces podría volver a su oficina y olvidar toda esa estúpida empresa. Podría invitar a Twichy a otro juego de atrapar como el que habían jugado cuando se encontraron por primera vez. No pensaría más en su padrino, lo más cercano que había tenido a un padre.
Harry estaba a punto dar vuelta y marcharse cuando la puerta se abrió y Sirius estuvo frente a él.
Harry se estremeció. ¡Oh, no! Estaba ahí. Ahora tendría que hablarle.
-Hola, Sirius –dijo suavemente.
-Hola, Harry –respondió Sirius con voz inexpresiva, obviamente tan inseguro sobre cómo hablarle como se sentía Harry acerca de hablarle a él.
Harry se estremeció otra vez.
-¿Puedo entrar un momento?
Sirius pareció pensarlo y luchar consigo mismo antes de responder con un cortante asentimiento y hacerse a un lado para permitirle pasar. Sirius cerró la puerta y repentinamente Harry se sintió atrapado. Tuvo que luchar contra el impulso de correr hacia la puerta y comprobar si aún podía salir.
Sirius se volvió hacia él y lo miró de arriba abajo sin decir nada por un rato. No le ofreció un asiento. Sólo se quedó ahí y miró. Harry miró hacia el suelo preguntándose de repente qué había sido del profesor Binns. El antiguo maestro de Historia de la Magia ya era un fantasma así que no podía haber muerto. ¿Por qué Sirius tenía su trabajo ahora?
-¿De qué querías hablarme? –preguntó Sirius finalmente, luego de una eternidad de mirar. ¿O había sido menos de un minuto?
-Yo... yo sólo quería que... que... Sirius, sé que debes estar muy decepcionado y avergonzado de mí y lo lamento. Yo... yo querría nunca... nunca haber hecho eso. Pero ahora es demasiado tarde. No puedo retroceder. Yo sólo... sólo quiero... que sepas... que lo lamento terriblemente y que si pudiera cambiar las cosas lo haría.
-¿Cómo pudiste, Harry? Simplemente no puedo entender cómo pudiste hacerlo. Él fue quien asesinó a tus padres. Ellos murieron para salvarte de él, murieron luchando en su contra. ¿No significó nada para ti? ¿Cómo pudiste servir al hombre que asesinó a Lily y James? Yo nunca habría podido y no soy su hijo. Él te convirtió en un huérfano, Harry. Todo fue su culpa. Todo lo que los Dursley te hicieron, cada vez que esos muggles te hicieron sentir como un fenómeno, cada vez que los Death Eaters te atacaron a ti y a tus amigos, toda la gente que murió en la guerra, la gente que arriesgó su vida protegiéndote. ¿Nada de eso significó algo para ti?
-Lo siento, Sirius. Lo siento tanto, tanto –sollozó Harry.
-¿Lo sientes? ¿Piensas que eso lo arregla? Sentirlo no cambia nada. Eso no hace que nada quede deshecho.
-¡Por favor, Sirius! No hay nada que pueda hacer. Si pudiera lo haría, pero todo lo que puedo hacer es pedirte que me perdones. Por favor, dame una segunda oportunidad. Tenemos que llevarnos bien si vamos a trabajar aquí los dos.
-Estoy tratando. Pero nunca podré perdonarte que traicionaras a Lily y James con lo que hiciste. Ellos eran mis mejores amigos y tú despreciaste su sacrificio. Fuiste como un hijo para mí, Harry. Pensé que eras como ellos, pero nos traicionaste a todos como Peter. Nunca podré perdonarte, Harry, pero prometo que seré correcto. Te daré tu segunda oportunidad, pero nunca seré capaz de quererte de nuevo como lo hice... Lo siento, Harry. Eso es todo lo que te puedo ofrecer. Tómalo o déjalo.
Harry asintió. No podía hablar. "Eres como Peter". Eso era cierto. No era mejor que Wormtail. Un traidor y un cobarde. No merecía la amabilidad que Sirius estaba ofreciéndole.
-Gracias, Sirius –se las arregló para decir-. Creo que es todo lo que puedo pedir.
Sirius asintió y abrió la puerta para él. Harry salió caminando lentamente, sintiéndose solo y perdido. La puerta se cerró detrás de él. el sonido tenía algo de final, algo simbólico. No había manera de regresar. Estaba completamente solo.
Algo le hizo cosquillas en el pecho. Twichy estaba saliendo de su bolsillo. Harry lo tomó gentilmente y lo miró. El hurón casi parecía tan miserable como Harry se sentía. Arrastraba su pequeña peluda cola y estaba cabizbajo. Incluso sus orejas parecían colgar miserablemente. Harry lo abrazó un poco.
-Está bien, Twichy. No es tu culpa. Trataste de ayudar, pero sólo eres un pequeño hurón. ¿Qué podías esperar conseguir? Yo me hice todo esto. Tomé una decisión y ahora tengo que pagar el precio de ello. Es justo.
Continuará...
En el próximo capítulo:
Harry tiene que lidiar con el rechazo de Sirius, Twichy se lleva un gran susto y Harry descubre a un amigo que nunca pensó que tenía.
Notas de la autora:
Creo que muchos de ustedes no esperaban esto, ¿o sí? Y un montón de amigos de Sirius probablemente estarán muy enojados conmigo ahora. Por favor, entiendan que Sirius tuvo un muy mal momento cuando Harry se pasó al lado oscuro después de todo lo que había pasado. Probablemente lo superará con el tiempo, aún a pesar de que ahora no lo cree posible, pero tomará mucho tiempo y mucho esfuerzo de parte de Harry ganarlo de nuevo. Por favor, comenten.
