¿Qué creen? ¡Todos estos personajes son de JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡No soy dueña de nadie (excepto de Susan, y si quieres usarla, no hay problema)!

La idea de Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka. Lo siento, olvidé mencionarlo en el primer capítulo. Creo que adopté la idea en forma subconsciente.

 El cuervo de Severus pertenece a los fics de J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometo regresarlo sin que le haya pasado nada malo.

 Los catar, sin embargo, son completamente míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin preguntarme primero.

Notas de la autora:

Se suponía que este capítulo iba a tener dos escenas más, pero no he tenido tiempo de escribirlas todavía. Aquí está la reacción de los profesores ante el regreso de Severus y Dumbledore enseña Pociones una última vez, creo.

Nota de la traductora:

Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "My name is Severus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net, Y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), esta es su dirección: silverfox@kabsi.at

Capítulo 12: UN TRIUNFO PARA DUMBLEDORE

Los profesores habían regresado del Bosque Prohibido porque pronto estaría demasiado oscuro para ver. Ahora estaban sentados tristemente en el Gran Salón, todos pensando qué terrible destino podría haber caído sobre Severus. Algunos de ellos fingían comer, pero ninguno tenía apetito realmente.

Incluso muchos de los estudiantes parecían tristes. Harry Potter lucía como si estuviera a punto de ir hasta la mesa de los profesores para preguntarle a Dumbledore qué iban a hacer a continuación. Dumbledore deseaba saberlo.

Sólo los Slytherin no parecían perturbados por la desaparición de Severus. Al menos algunos de ellos no lo parecían.

Gregory, Vincent y Blaise conversaban animadamente sin preocuparse en lo más mínimo por las dos sillas vacías entre ellos.

"Al menos Draco realmente parece extrañarlo. Tal vez no era una mala elección como amigo después de todo" pensó Albus. Se preguntaba dónde estaría el muchacho "Apuesto a que no puede comer él tampoco"

Repentinamente la puerta se abrió y Severus y Draco entraron lado a lado, riendo.

El Gran Salón quedó silencioso. Todos miraban a los dos muchachos, que no parecían notar nada extraño.

El repentino silencio en el Gran Salón logró que incluso Gregory y Vincent miraran. Pero no podían creer lo que estaban viendo.

Ni siquiera Blaise podía creerlo. Había sospechado que Draco simpatizaba con Severus y lo había acusado abiertamente de traicionar a Slytherin, pero nunca había pensado que Draco realmente dejaría que lo vieran con Severus.

El momento de shock no duró mucho, sin embargo. Los profesores empezaron a reaccionar. MacGonagall, que había estado en su puesto cerca de la mesa de Slytherin ya fuera por hábito o por evadirse de la situación deprimente de la mesa de profesores, era la que estaba más cerca y por lo tanto fue la que llegó primero hasta Severus. Lo abrazó con todas sus fuerzas.

Severus dejó escapar una exclamación de sorpresa. Había esperado absolutamente cualquier reacción de parte de Minerva MacGonagall, pero ciertamente no se había esperado un abrazo.

-¡Hey! –protestó, pero no tuvo oportunidad de decir nada más cuando los otros profesores llegaron a la carrera.

-¡Oh, Severus, qué susto nos diste! –exclamó Minerva, soltándolo finalmente-. Pensamos que habías huido.

Severus tomó aire, aliviado por ser capaz de respirar nuevamente e iba a empezar a explicar cuando Remus Lupin lo abrazó todavía con más fuerza de lo que lo había hecho MacGonagall.

-¿Estás bien, compañero? ¡Estaba muy preocupado!

Severus hubiera querido responder, pero en ese momento respirar era demasiado difícil.

"Y yo que pensé que Draco estaba exagerando cuando dijo que estaban enfermos de preocupación. De verdad deben haber creído que estaba muerto" Severus se sintió un poco culpable por eso, aún teniendo en cuenta que no había sido su intención asustarlos. Debería haber dejado que alguien supiera dónde estaba.

Después de un breve forcejeo se las arregló para escapar de los brazos de Remus y evitó ser "capturado" por Flitwick o Sprout. Madame Pomfrey casi lo atrapó, sin embargo.

Extendió los brazos frente a él para mantenerlos a distancia.

-Alto. Déjenme respirar. No puedo responder sus preguntas si me están sofocando.

Los profesores finalmente retrocedieron un poco para darle algo de espacio. Eso estaba mejor. Le permitía respirar y Greenie se veía más cómodo también. El pequeño erizo estaba todavía en sus brazos y se había convertido inmediatamente en una bola asustado cuando MacGonagall lo había estrujado. Ahora estaba asomando cautelosamente su naricita verde, investigando si estaba a salvo.

Desafortunadamente, cuando los profesores retrocedieron, eso además permitió que el director se acercara a Severus.

-¡¿Qué pensaste que estabas haciendo, huyendo de esa manera?! –tronó Dumbledore.

Severus dio un paso atrás, asustado, y chocó con Hagrid, que de inmediato puso una gigantesca mano en su hombro para sostenerlo.

-Yo no...

-¿Dónde estuviste todo este tiempo?

MacGonagall puso gentilmente una mano en el hombro de Dumbledore y le dedicó una mirada muy firme para darle a entender "si dejas de gritarle por un momento, nos lo dirá".

Albus dejó de gritar y en cambio fijó en Severus una mirada enojada.

-En el baño –contestó Severus suavemente.

-¿Dónde? –rugió Dumbledore.

-En el baño. Estaba en el baño –repitió Severus.

-Es la verdad –Draco se colocó junto a Severus, con una altanera mirada de reojo a Hagrid-. Encontré a Severus en el baño. Él no huyó.

-¿En el baño? ¿Tu baño en los dormitorios? –preguntó Dumbledore sin poder creerle a sus orejas. Draco y Severus asintieron.

-¡Yo revisé ese baño!

-No lo suficiente, supongo –sonrió Draco ligeramente-. Olvidó revisar la última ducha.

-¿Las duchas? ¡Nunca chequeé las duchas!

-Y tampoco me llamaste tampoco –agregó Severus, acusador-. Te habría escuchado. Ni siquiera sabía que me estaban buscando y ahora me acusas de haber huido. Todo lo que hice fue perder algunas lecciones. ¿Y qué con eso? Ya conozco toda la materia, en cualquier caso. No es como si me hubiera perdido algo importante.

MacGonagall se aclaró la garganta.

-De acuerdo, me perdí Transfiguraciones, pero nunca habría aprendido nada de todos modos. Estaré bien sin eso –admitió Severus.

-¿Y cómo, exactamente, planeas aprobar tus OWLS si no aprendes Transfiguraciones, Severus? –preguntó MacGonagall, mirando elocuentemente al pequeño erizo verde en los brazos de Severus.

Severus abrazó a Greenie contra su pecho.

-¡No voy a transformar a Greenie! ¡Es mi amigo!

-Pero tienes que transformar algo para tus OWLS –isistió MacGonagall-. Y ese algo debe ser un erizo. O una maceta. Lo cual te perdiste hoy.

-Yo le enseñaré –ofreció Draco ante la sorpresa de todos-. Usted dijo que lo hice bien con la maceta.

-Lo hiciste –confirmó MacGonagall-. Pero aún así te advierto que no debes perder más de mis lecciones, Severus. ¿Entendido?

Severus asintió. Se había puesto un poco pálido desde que Minerva mencionara los OWLS. Realmente no quería tener que pasar por eso otra vez, pero no tenía elección.

-No me importa si ya conoces o no la materia –dijo Dumbledore severamente-. En el futuro, espero que asistas a todas tus clases igual que todos los demás. O te pondré en detención.

Severus asintió otra vez.

Albus repentinamente lo abrazó.

-¡Estoy tan feliz de que hayas vuelto! –exclamó.

Severus forcejeó inútilmente.

-¡Suéltame, Albus! Me estás avergonzando.

Dumbledore lo dejó ir, reluctante.

-De acuerdo, pero promete que no huirás otra vez.

-Nunca huí.

-Oh, sí... bien... Entonces prométeme que no huirás nunca.

-De acuerdo, lo prometo. ¿Puedo ir a cenar ahora? No he comido nada en todo el día y tengo un poco de hambre.

Albus dejó ir a los dos muchachos y los siguió con la mirada, sacudiendo la cabeza.

-Severus de verdad es un chico adorable –comentó Madame Pomfrey, sonriendo.

-Sí –suspiró Dumbledore-. Si tan solo fuera un poco menos problemático.

Severus y Draco se reunieron con sus compañeros sonriendo triunfantes. Después de todo, acababan de escapar de una horda de profesores sin recibir ningún castigo.

Miradas frías como el hielo los recibieron en la mesa de Slytherin.

Ni siquiera parecieron notarlo mientras se sentaban y empezaban a comer. La comida ya estaba fría, pero eso no podía echar a perder su buen humor. Con lo hambriento que estaba Severus, habría podido comer cualquier cosa, sin importar cómo estuviera.

-¡Traidor! –siseó Blaise a Draco, justo lo suficientemente alto como para estar seguro de que todos sus compañeros de dormitorio lo oyeran.

-¡Madura, Blaise! –sonrió Draco alegremente.

No le importaba quién lo oyera o no. Severus era su amigo y si a los otros no les parecía bien, entonces un solo amigo era suficiente para él. Que Blaise dirigiera la pandilla si quería hacerlo. Nunca había sido capaz de ser él mismo con ellos, en cualquier caso. Severus, él sabía, sería diferente. Y si tenían que quedarse solos, estaba bien para Draco. Un amigo real era todo lo que necesitaba, todo lo que siempre había querido.

Todavía sonriendo, se apartó de Blaise y ofreció un trocito de carne a Greenie.

-Ten, compañerito, ven y tómalo.

-¡Sniff! –dijo Greenie y se acercó al plato de Draco.

¡Finalmente le estaban dando de comer! Y dos personas al mismo tiempo. ¡Eso sí era vida!

Vincent miraba incrédulo al sonriente Draco. Draco nunca había sonreído así. Mostraba sonrisitas cínicas y a veces reía, pero Vincent no podía recordar haber visto antes esa clase de sonrisa feliz en su cara. Simple y sencillamente eso no era normal.

-¿Qué está mal contigo? –le preguntó a su amigo-. ¿Has estado comiendo algo sospechoso?

-¿Mal? ¿Comer algo sospechoso? –repitió Draco, confuso-. No, todo está bien.

-¿Entonces por qué sonríes así?

-Porque estoy contento. ¿No puedo estar feliz por una vez?

-¡No! –declaró Blaise, pero Draco simplemente lo ignoró y continuó jugando con Greenie.

-¿Finalmente besaste a Ginny? –preguntó Gregory.

Había oído que conquistar a la chica que le gustaba a uno podía producir toda clase de efectos extraños en la gente. Y Draco había estado detrás de Ginny por un buen rato ya. Tenía que sentirse triunfante si había logrado conquistarla.

-No. todavía no he encontrado cómo hacer que se detenga y me escuche sin sujetarla –suspiró Draco-. Pero encontraré la manera. Sólo espera y verás.

-Deja que yo maneje eso –dijo Severus de repente-. Te conseguiré la oportunidad perfecta para hablarle.

-¿De veras? –exclamó Draco con entusiasmo-. ¿Cómo?

-No lo sé todavía, pero pensaré en algo cuando la vea –sonrió Severus-. Tendrás que adaptarte a la situación, eso sí.

-Bueno, si no conquistaste a la chica, ¿por qué estás tan contento? –insistió Vincent.

-No  lo sé, en serio. Sólo me siento bien. Tal vez sea porque Severus volvió. De verdad lo extrañé.

Blaise y Vincent intercambiaron una mirada.

-¿Porque Severus volvió? ¿Por qué habría de hacerte feliz eso? –preguntó Gregory, todavía sin entender nada-. ¿No era que todos odiábamos a Severus? ¿No estábamos de acuerdo en deshacernos de él lo más pronto posible?

Draco se encogió de hombros.

-Yo no, Greg. Es de Blaise y las chicas de quienes estás hablando. A mí me agrada Severus y quiero que se quede con nosotros tanto como sea posible.

Gregory miró a Draco por casi un minuto tratando de decidir qué hacer. Tomar decisiones era difícil para él, porque usualmente no entendía todo lo que pasaba a su alrededor. Era por eso que siempre había seguido el liderazgo de Draco hasta ahora. Sabía que Draco era muy inteligente y que sus amigos normalmente aprobaban cualquier cosa que Draco hiciera.

Ahora, eso había cambiado de pronto. Blaise claramente no aprobaba la decisión de Draco de ser amigo de Severus y Gregory no sabía qué hacer. No le agradaba Severus, pero no quería perder la guía de Draco tampoco. Y no quería pelear en contra de Severus o Draco. Había visto suficiente de la enfermería durante las últimas semanas.

Miró a Vincent buscando ayuda.

-¿Qué debemos hacer? –susurró en su oído.

Vincent lo miró y se encogió de hombros. Tampoco él sabía qué hacer.

Vincent era mejor entendiendo lo que pasaba a su alrededor, pero también prefería seguir a Draco. Draco era un Malfoy y estar del lado de los Malfoy siempre era una buena idea, según le había dicho su padre. Los Malfoy lo tenían todo: una larga línea familiar, mucho dinero y el favor de Lord Voldemort. Todo eso los hacía aliados perfectos.

Pero este Malfoy en particular estaba actuando de un modo extraño. Primero se enamoraba de una Weasley amiga de los muggles, luego era amistoso con Dumbledore ¿y ahora de repente le agradaba Severus? Tal vez Blaise tenía razón. Tal vez Draco era un traidor. Y si lo era, Vincent no quería tener que ver más con él. Pero si no lo era, actuar en su contra podía acarrearle la ira de los Malfoy, lo cual era algo realmente peligroso.

-No lo sé –susurró-. Necesito algo de tiempo para pensarlo.

Gregory se reacomodó en su silla y miró a Draco y Severus jugando con el erizo. Realmente parecían llevarse bien. Mucho mejor de lo que Gregory y Draco se habían llevado alguna vez.

Estuvo así hasta que se imaginó cómo sería la situación de los cinco juntos. Incluso si Blaise y Severus nunca podrían llevarse bien. De alguna manera, él y Vincent podrían acabar como amortiguadores entre Blaise y Draco y Severus, recibiendo todos los golpes de ambas partes. Sólo esperaba que Vincent tomara pronto una decisión.

***

Draco y Severus pasaron el resto del día en la sala común haciendo su tarea de Transfiguraciones y un gran dibujo de dos dragones cerca de un lago.

En realidad fue Draco quien hizo la mayor parte de la tarea. Severus sólo la copió e hizo infinidad de preguntas al respecto. Draco pronto concluyó que Severus realmente no entendía nada de Transfiguraciones. Sabía exactamente cómo lograr los mismos efectos por medio de pociones, sin embargo, y Draco no dudó en incluir eso en su ensayo. MacGonagall notaría que había sido un trabajo de equipo. No podrían acusarlos de copiar y además era definitivamente uno de los ensayos más largos e interesantes que habría visto. ¿Cuál era el problema con que lo leyera dos veces?

Draco descubrió pronto que, a pesar del hecho de que nunca antes había demostrado ese talento en particular, Severus sabía cómo dibujar dragones y los dos quedaron muy orgullosos del primer dibujo que habían hecho juntos. Decidieron pegarlo en la perta de su dormitorio a pesar de todos los Slytherin que pasaron por ahí gruñeron al verlo. Que hicieran lo que quisieran. A Severus y Draco les gustaba su dibujo sin importar lo que los otros dijeran.

No era su talento como dibujantes lo que molestaba a los otros, en cualquier caso. Ellos no aprobaban el arte en general. Pansy Parkinson incluso le dijo a Draco que dibujar era para Hufflepuffs y que ahí era a donde pertenecían. Ella estaba tan enojada que le dijo que ni siquiera quería volver a dirigirle la palabra nunca más. Draco simplemente sonrió con eso. Finalmente se había librado de Pansy.

***

Albus Dumbledore se deslizó en la sala común de Slytherin una vez más durante la noche para asegurarse de que todos estuvieran durmiendo. Como no quería despertar a nadie, se asomó calladamente a cada dormitorio usando sólo la suave luz de su varita.

Cuidadosamente, revisó cada puerta antes de abrirla. Haber caído dos veces en las trampas de Severus lo había vuelto cauteloso.

Y fue especialmente cuidadoso cuando se acercó al dormitorio de los quintos años. Revisó hasta el último centímetro del piso alrededor de la puerta y se sintió aliviado de no encontrar pistas de ninguna trampa. La puerta estaba cerrada completamente, lo cual indicaba que no había ningún balde y no había cuerdas visibles desde el exterior. Podían haberlas del lado de adentro, pero si abría la puerta lentamente y sólo un poco, podría verlas antes de caer en ellas.

Albus tomó la manija de la puerta para abrirla, levantó su varita y… se encontró frente a frente con los ojos de dos furiosos dragones.

Sorprendido, Albus retrocedió, resbaló y aterrizó sonoramente en el suelo con un grito de sorpresa.

Sonidos apagados se oyeron desde adentro del cuarto. Luego fue visible una luz por la rendija de la puerta y la puerta se abrió.

Severus miró afuera con curiosidad y luego abrió la puerta completamente dejando ver a Draco y Vincent en pie detrás de él.

-Pero, Albus, ni siquiera te puse una trampa esta vez –sonrió.

Dumbledore se puso en pie lentamente, encontrando para su alivio que no se había lastimado. Miró a Severus enojadamente y Severus le sonrió. Draco sonrió también. Vincent miraba. Blaise y Gregory parecían estar aún medio dormidos.

-¿Qué pasa? –preguntó Gregory, frotándose los ojos.

Dumbledore encendió otra vez su varita y revisó la parte de afuera de la puerta. Draco y Severus lo siguieron alrededor de la puerta.

-¿Qué hace esto aquí? –preguntó Albus, señalando el dibujo de los dragones.

-Nosotros lo dibujamos –explicó Draco.

-Es muy decorativo, ¿no te parece? –agregó Severus.

-¿Decorativo? –dijo Dumbledore como un eco-. ¿Tener dragones en su puerta?

-Oh, sí –confirmó Draco.

-Es estúpido –declaró Blaise.

Vincent y Gregory no dijeron nada. También pensaban que esos dibujos eran estúpidos, pero realmente no querían decírselo a Draco. Así que sólo se quedaron ahí y miraron esperando lo que viniera a continuación.

-Bueno, estoy seguro de que les tomó mucho trabajo y que es una buena obra de arte, pero no creo que sea apropiado para esta puerta. Puede asustar a alguien.

-Pero Albus, es sólo un pergamino. No puede lastimar a nadie –protestó Severus.

-Me dio un buen susto. Cualquiera puede pasar por aquí descuidado y asustarse.

-Sólo porque te sorprendió a ti no quiere decir que a todos los demás les vaya a pasar lo mismo. Muchos de los chicos ya lo vieron y nadie se asustó. ¿Quién más viene por aquí?

-¡No discutas conmigo, Severus! Quita ese dibujo y pon algo menos conspicuo. Puedes ponerla sobre tu cama o algo así. Pero si quieren decorar la puerta, por favor dibujen algo más agradable.

-¿Más agradable? –gruñó Draco-. ¿Qué espera que hagamos? ¿Dibujar flores y corazoncitos?

-No tienen que ser corazones, pero las flores serían agradables.

Una mirada de disgusto fue intercambiada entre Severus y Draco.

-O podrían probar con unicornios o conejos. Tal vez perros...

-¿Gatos sería suficientemente agradable? –preguntó Severus con un tono sospechosamente inocente, pero Dumbledore no notó el repentino brillo en sus ojos.

-Oh, sí, gatos, es una muy buena idea. Dibujen algunos gatos para su puerta. Y ahora: ¡buenas noches! –dijo, abriendo la puerta para ellos y señalándoles el camino a su dormitorio.

-¿Gatos, Severus? –preguntó Draco cuando volvieron a sus camas.

-Sí, gatos. Acabo de recibir esa hermosa inspiración. Nos dibujaremos a nosotros mismos.

-¿A nosotros?

-Como gatos.

-¿Nosotros como gatos? –repitió Draco, dudoso.

-Gatos Catar.

Draco no podía ver la cara de Severus en la oscuridad, pero casi podía ver su sonrisa burlona cuando dijo eso. Una pantera furiosa podía lucir casi tan aterradora como un dragón. Draco se durmió tratando de imaginarse qué aspecto tendría si fuera un gran gato.

***

El martes por la mañana hubo otra vez clase doble de Pociones con Dumbledore para los Slytherin y Gryffindor de quinto año. Todavía no había podido encontrar un nuevo profesor de pociones por lo tanto se había visto forzado a hacer un último intento por enseñarles cómo hacer una poción sanadora.

Dumbledore esperaba lo peor, pero decidió hacer su mejor esfuerzo.

A primera vista daba la impresión de que sus temores iban a confirmarse. La lección inició con otra confrontación entre él y Severus acerca de dónde debía estar cierto erizo verde durante la clase de Pociones. Por un rato temió que Severus iba a hacer lo mismo de la vez anterior, pero cuando Albus le dijo que trabajara con Draco, se calmó y decidió cooperar.

Recordando la última lección práctica, Albus emparejó a Neville con Hermione y sólo para estar seguro los hizo colocarse cerca de Severus y Draco.

Harry Potter fue asignado con Seamus Finnegan, y Ron Weasley con Dean Thomas. Con Lavender Brown y Parvati Patil entre esas dos parejas, el nivel de susurreo de la clase se redujo notablemente y su concentración fue asegurada.

Vicent Crabbe y Gregory Goyle estaban felices de trabajar juntos a pesar de que lo hacían un poco lentamente y tenían que hacer un montón de preguntas.

Blaise Zabini se ofreció para trabajar con Pansy Parkinson, lo que sorprendió a Dumbledore, pero había estado preguntándose qué hacer con Blaise y no iba a protestar por la idea.

A la mitad de la lección descubrió que Severus y Draco habían sacado disimuladamente a Greenie de su jaula y estaban turnándose para alimentarlo con sus babosas y ojos de escarabajo.

El primer impulso de Albus fue enojarse, pero decidió pretender que no los veía. ¿Quién podía saber cómo reaccionaría Severus, a fin de cuentas? No quería tenerlo sentado enojado otra vez y parecía bastante feliz en ese momento.

Las otras parejas se mostraron sorprendentemente pacíficas también. Hermione mantuvo a Neville bajo supervisión asignándole las tareas sencillas como cortar los ingredientes o echarlos en la poción para mantenerlo ocupado y lejos de los problemas.

Gregory y Vincent acapararon la mayor parte de la atención de Dumbledore ya que necesitaban asistencia en forma constante. Sin embargo no estaban dando problemas de ninguna manera. Simplemente no parecían ser capaces de entender las instrucciones de Albus. Dumbledore se acostumbró a estar explicándoles todo una y otra vez y hacerles algunas demostraciones extra, lo cual pareció ayudar mucho.

Harry y Ron estaba trabajando bien con sus respectivos compañeros y no parecieron notar que los había separado a propósito.

Lavender y Parvati tuvieron una discusión durante la cual se tiraron ingredientes de pociones una a la otra. Golpearon a algunos de los otros alumnos en el proceso, y éstos declararon unánimemente que era mejor que detuvieran el bombardeo o si no... Pronto las dos muchachas estaban otra vez sin dirigirse la palabra y el salón estaba maravillosamente silencioso.

Maravillosamente silencioso, excepto por Blaise y Pansy, que seguían susurrando y trabajaban todavía más despacio que Gregory y Vincent. Esos dos estaban obviamente tramando algo, a pesar de que no parecían completamente de acuerdo con lo que fuera. Estaban distraídos y constantemente había que recordarles que removieran su poción.

Albus empezó a temer que fuera a quemárseles como había ocurrido con la de Harry y Ron la última vez, pero afortunadamente Millicent Bulstrode estuvo vigilándolos a ambos y algunas veces incluso les dio una mano.

Cinco minutos antes de terminar la clase doble de Pociones, Albus Dumblredore comprendió con sorpresa que, con la excepción de Blaise y Pansy, todos sus estudiantes habían terminado. ¡Lo había logrado! Finalmente había podido mantener la clase bajo control el tiempo suficiente como para enseñarles ha preparar una poción sanadora.

Caminó por el salón para revisar sus productos, sintiéndose extremadamente orgulloso. Sin duda Snape habría terminado con esa poción semanas antes, pero Albus finalmente había aprendido a controlar la clase. En su opinión eso era un gran avance.

Dumbledore se detuvo frente a la mesa de Vincent y Gregory.

-Algo está mal –se quejó Gregory.

-El color no es correcto –aclaró Vincent.

Albus miró la poción más de cerca. Era ligeramente más oscura de lo que debería.

-Demasiadas patas de araña –anunció una voz de chica detrás de su hombro derecho-. Se puede arreglar fácilmente.

-Fácil, pero innecesariamente –declaró otra voz, detrás de su hombro izquierdo-. La poción trabajará de todos modos. El efecto será ligeramente más débil, pero la diferencia no vale el trabajo de arreglarlo.

Albus dio vuelta y miró a Hermione y Severus.

-No necesito su ayuda para enseñar esta clase –les dijo-. Por favor, vueltas a sus asientos y limpien sus mesas.

-Ya lo hicimos –señaló Hermione mientras regresaba a su mesa.

Entre tanto, la mayoría de los estudiantes habían terminado con su trabajo y lo miraban con expectación.

-Estamos aburridos –dijo Severus, haciendo un puchero.

-Muy bien. Aquellos de ustedes que ya me enseñaron sus pociones y limpiaron sus mesas pueden irse. Gregory, Vincent, su poción no es perfecta, pero sirve. Pueden limpiar e irse.

Vio a la mayoría de sus estudiantes tomar sus mochilas y dirigirse a la puerta.

-Un momento, por favor, señorita Brown y señorita Patil.

Lavender y Parvati se detuvieron en la puerta y lo miraron sorprendidas.

-Limpiaron su mesa, ¿pero qué hay de los ingredientes que tiraron al piso? Espero que limpien el desastre que hicieron mientras peleaban.

Lavender y Parvati trotaron de regreso y empezaron a trapear el piso murmurando algo como "no es justo".

Albus finalmente terminó su ronda en la mesa de Blaise y Pansy. Para entonces la clase doble de Pociones había terminado oficialmente y, excepto por Lavender y Parvati, que estaban terminando de limpiar el piso, todos los demás estudiantes se habían ido.

Blaise y Pansy sin embargo todavía no habían terminado con su poción.

-Profesor, sólo necesitamos otros diez minutos –suplicó Pansy cuando notó su mirada crítica.

-No tienen otros diez minutos. Para cuando terminen con esto y hayan limpiado, estarán al menos cinco minutos tarde para su próxima lección. Me temo que no puedo permitirlo. Quiten su caldero del fuego y apresúrense a limpiar. Mi próxima grupo llegará en unos pocos minutos.

-Pero, profesor Dumbledore... –empezó Blaise.

-Lo siento, señor Zabini, pero ustedes dos han incumplido su trabajo. Les recomendaría que pusieran más atención en lo futuro. Podrían haber terminado fácilmente sin no hubieran estado hablando tanto.

-¡Todo esto es culpa de Draco! –siseó Blaise mientras recogía los ingredientes sobrantes y los devolvía al armario de estudiantes.

***

Draco y Severus eligieron la oficina de Filch para realizar su nuevo dibujo. Severus quería ver a su cuervo y a Draco le agradaba la idea de no tener que sentarse en la sala común para oír gruñidos de todos los que pasaran cerca de ellos.

Filch apartaba la mirada de su trabajo para observarlos de vez en cuando, y sacudía la cabeza, pero no hacía comentarios. Dibujar estaba bien, en su opinión, ya que usualmente no causaba mucho desorden ni permitía hacer mucho ruido y le alegraba que Severus finalmente tuviera un amigo.

Escondió una sonrisa detrás de su mano y se concentró en reconstruir los archivos de los Weasley. Estaba pegando tanto como podía, pero como no podía arreglar mágicamente los documentos rotos, tendría que rescribir la mayor parte de lo que el cuervo había destrozado.

-Tengo que ir a la práctica de quidditch –dijo Draco de repente, dejando la casi terminada pintura-. ¿Quieres venir?

Severus hizo mala cara y sacudió la cabeza.

-No, gracias. Quiero ir a ver a Remus, de todos modos. Te encontraré en la sala común después para que terminemos esto –dijo, señalando el dibujo.

Draco suspiró y le hizo ojos de cachorrito huérfano.

-Oh, vamos. Te dejaré usar mi escoba después y luego iremos juntos a ver a Lupin.

Severus miró a su amigo y tuvo que sonreír. El cuervo había simpatizado con Draco de inmediato, en ese momento estaba en su hombro, jugando gentilmente con su cabello rubio platino, y para entonces había conseguido despeinarlo completamente. Los cuervos son conocidos por su curiosidad y porque son atraídos por todas las cosas brillantes y en Corvus eso último era realmente grave. Severus usualmente tenía que rendirse ante la inteligencia de su mascota.

-No terminaremos el dibujo para esta noche si lo hacemos así y yo sigo teniendo miedo de las alturas.

Draco lo miró inexpresivo, y Corvus aprovechó la oportunidad y levantó una pata para agarrar otro mechón de ese agradable, brillante cabello rubio platino.

-Ya te expliqué que no me gusta volar –aclaró Severus.

-Siempre podrías ir y mirar... ¡Ouch! ¡Suéltame, Corvus, eso duele!

Draco espantó al cuervo de su hombro. Corvus dio un graznido de protesta y revoloteó alrededor de la habitación para aterrizar en el otro hombro de Draco.

-Lo siento, pero realmente quiero hablar con Remus. Iré a verte la próxima vez. Lo prometo.

Suspirando, Draco se rindió y trató de alejar al cuervo.

-Vamos, Corvus. Me tengo que ir. Te visitaré de nuevo pronto.

El cuervo finalmente saltó a la mesa y sacudió sus plumas indignado.

-¡Travieso! –graznó.

Draco saltó sorprendido y miró al pájaro.

-Acaba de rebautizarte –rió Severus.

Draco lo miró.

-Tu pájaro habla.

-Por supuesto que lo hace –sonrió Severus-. Muchos cuervos lo hacen.

-¿Por qué me llamó así?

-No sé cómo elige esos nombres, pero una vez que lo hace no los deja. Será mejor que te acostumbres, Travieso.

Draco murmuró algo ininteligible, reunió sus cosas y se preparó para marcharse.

-Bueno, te veré después, entonces.

Severus sonrió.

-La próxima vez iré contigo. A menos que quieras llevar a Ginny en mi lugar.

Draco dio media vuelta y salió. Iba a llegar tarde.

Severus apartó uno de sus lápices de Greenie, que por alguna razón seguía tratando de comerse sus útiles y enrolló el pergamino. Acomodó todo en su mochila cuidadosamente antes de recoger al erizo y despedirse rápidamente de Corvus y Filch.

Tan pronto como se hubo marchado, apareció la Señora Norris de debajo de un librero donde había estado escondiéndose de los visitantes y le lanzó una mirada acusadora al conserje.

-Lo siento, querida, pero no fueron demasiado ruidosos, ¿o sí? Y me agrada tener algo de compañía de vez en cuando.

La Señora Norris sacudió una pata con disgusto y se marchó a buscar algunos ratones en quiénes descargar su cólera.

Filch continuó reconstruyendo las escapadas de los Weasley.

***

Severus llamó a la puerta de Remus deseando al mismo tiempo que estuviera y que no estuviera. Si no estaba ahí, podría ir al campo de quidditch y ver a Draco. No habría querido decepcionar así a su amigo y aún estaba a tiempo de ir a animarlo.

Si Remus estaba ahí, lo salvaría de tener que ir a ver quidditch, que le resultaba insoportablemente aburrido. No podía entender por qué a los demás les gustaba tanto ese deporte.

-¡Adelante! –escuchó la voz de Remus desde adentro.

Bueno, nada de aburrido quidditch. Acompañaría a Draco la próxima vez.

Severus abrió la puerta, entró y se detuvo en seco, sorprendido. Remus Lupin estaba sentado tras su escritorio, tomando té con... Harry Potter.  

-¡Hola, compañero! ¿Quieres un poco de té? –lo saludó Remus, sonriendo alegremente.

Harry miró a Lupin sorprendido. "¿Compañero?" murmuró para sí.

-No, gracias. No quería molestar. Volveré más tarde. No sabía que tenías un invitado –Severus dio vuelta para marcharse.

-¡Severus, espera! –exclamó Remus rápidamente-. Realmente me gustaría conversar contigo. Y no estás molestando. Ven acá. ¿Por favor?

Severus suspiró y se acercó a pesar de que había notado que Harry no parecía complacido. No quería decepcionar a Remus. Al menos un profesor seguía tratándolo como a un igual. Eso valía pasar algún tiempo en compañía de Harry Potter.

Remus conjuró otra silla para Severus y le sirvió una taza de té. Trató varias veces de iniciar una conversación entre los dos muchachos, para falló miserablemente. Severus y Harry sólo se miraban mutuamente con mala cara. Era muy similar a ver a Severus y James tantos años atrás.

-Esto me recuerda cómo trataba siempre de que tú y James se llevaran bien cuando éramos niños –dijo a Severus, sonriendo ante el recuerdo-. Siempre creí que podría funcionar. Que ustedes dos serían amigos si tan solo se dieran una oportunidad el uno al otro.

-¡Mi padre nunca habría sido amigo de un Slytherin! –exclamó Harry.

-Oh, pero era mi amigo. Yo era un Slytherin, ¿sabes?

-¡Usted! ¿Slytherin? –Harry palideció-. No. Eso no puede ser.

Remus sonrió.

-Era una amistad inusual, pero no nos importaba mucho la rivalidad entre Casas. Ayudó mucho a aliviar las tensiones entre los otros estudiantes también. Sólo Severus y James insistieron siempre en odiarse el uno al otro. Nunca entendí por qué.

-No sé porque me odiaba James, pero puedo decirte por qué lo odiaba yo. Pero no te gustaría saberlo, me parece.

Remus miró a Severus con curiosidad. ¿Por qué habría sido?

-¿Por qué? –preguntó, sintiéndose, por alguna razón, nervioso ante la posible respuesta.

-Por ti –dijo Severus suavemente-. Porque pudiste haber sido mi único amigo, pero James y su pandilla te alejaron de mí y no me permitieron unirme al grupo.

-Lo siento –dijo Remus-. Nunca imaginé que te afectaría tanto. Nunca pareció que te importara. Habría dejado de verlos.

-¿Y entonces qué? Habríamos estado muy solitarios. Nunca fui popular. Habrías extrañado a tus otros amigos.

Remus miró su taza por un rato. Sí, habría extrañado ser popular y tener toneladas de diversión con las travesuras de los Merodeadores, pero Severus nunca debería haberse quedado tan solo. No había estado bien elegir a James y su pandilla por encima de su único amigo en Slytherin. Pero no había nada que pudiera hacerse ahora. Decidió cambiar el tema.

-Estaré enseñando a un grupo de sétimo año en la primera elección del miércoles en la mañana. ¿Podrías venir y ayudarme con ellos?

-No, lo siento, no puedo –suspiró Severus-. Me encantaría, pero me perdería Transfiguraciones y Minerva nunca me perdonaría.

-Puedo explicárselo a ella.

-Eso no ayudará. ¿Recuerdas que siempre hacía desastres en su clase? Fallaré en los OWLS esta vez si no empiezo a trabajar seriamente.

-Oh, vamos. ¿Qué tan difícil puede ser? Ya los pasaste antes –Remus trató de animarlo cuando vio lo asustado que lucía Severus.

-Tuve suerte la primera vez. Y mis habilidades en Transfiguración no han mejorado desde entonces. ¿Recuerdas el incidente del erizo? –Severus señaló con la cabeza a Greenie, que estaba en su jaula sobre el escritorio de Remus, mirándolos.

-Pero eso fue una broma. ¿No fue así?

Severus sacudió la cabeza.

-No, recreé todo el incidente completo, hasta la parte de arrojar a Greenie a la cara de Minerva. Y nada de eso fue a propósito.

-Pero si ni siquiera estaba ahí Sirius burlándose de ti.

-No, pero estaba Neville.

Harry iba sintiéndose más y más incómodo. Odiaba estar en la misma habitación con Severus. El muchacho era todavía más desagradable de lo que lo era el profesor. Y todavía estaba en shock por la revelación acerca de Remus. Uno de los mejores amigos de su padre. ¡¿Un Slytherin?!

Siempre había pensado que todos los Slytherin eran malvados. Ahora se sentía confundido. Remus Lupin era una de las personas más agradables que conocía. ¿Cómo podía ser un Slytherin? ¿Tal vez porque era un hombre lobo? Sí, tenía que ser por eso. La parte de Remus que era un hombre lobo era maligna y por eso el Sombrero Seleccionador lo había enviado a Slytherin.

¿Pero cómo podía haber sido amigo de Severus Snape? Harry no tenía problemas en imaginarse a Severus sin amigos. No podía imaginarlo teniendo amigos del todo. Bueno, aparte de alguna gente, como Lucius Malfoy.

-Siempre pensé que Malfoy era tu mejor amigo –dijo Harry antes de poder detenerse.

-¿Draco? Por supuesto que lo es. Pero él no estaba por aquí entonces.

-No Draco. Me refiero a su padre –"¿Draco es el mejor amigo de Severus?" pensó Harry, sorprendido "Creí que se odiaban mutuamente"

-¿Lucius? –Severus parecía no poder creer lo que acababa de escuchar-. Lucius es diez años mayor que yo. Admito que lo admiraba mucho entonces. Principalmente porque era el único adulto que realmente parecía interesarse en mí. No me di cuenta por qué, por supuesto. Era más bien un mentor. Ciertamente no puedo decir que fuéramos amigos.

-¿No son amigos ahora? –preguntó Harry, sorprendido.

-¿Amigos? Él es probablemente la única persona en el mundo que me agrada menos que tú, Potter... Él y Voldemort, eso es –añadió luego de pensarlo un poco.

-¿Entonces por qué siempre eres tan atento con su hijo?

-Ya te lo dije. Me agrada Draco. No su padre. Draco.

Continuará...

Notas:

La próxima clase de Transfiguraciones tendrá que esperar hasta el capítulo 13, tengo que ir a reunirme con un amigo ahora (para conversar acerca de Harry Potter, por supuesto). Como siempre, por favor, comenten.

En próximos capítulos:

¿Qué pasa cuando Albus ve el nuevo dibujo? ¿De qué lado se pondrán Gregory y Vincent? Y finalmente vamos a encontrarnos con Mary Sue en el próximo capítulo. ¿Y qué va a hacer Severus con respecto a Ginny?