¿Qué creen? ¡Todos estos personajes son de JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡No soy dueña de nadie (excepto de Susan, y si quieres usarla, no hay problema)!
La idea de Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka. Lo siento, olvidé mencionarlo en el primer capítulo. Creo que adopté la idea en forma subconsciente.
El cuervo de Severus pertenece a los fics de J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometo regresarlo sin que le haya pasado nada malo.
Los catar, sin embargo, son completamente míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin preguntarme primero.
Notas:
Bueno, para todos aquellos de ustedes que hablan español, aquí está la dirección para la traducción de Daga para ese fic: .
Aquellos de ustedes que no hablan español, échenle una mirada de todos modos, y podrán ver la portada que dibujó ella.
Si quieren saber cómo soy, hice un dibujo de mi misma como una estudiante de Slytherin Rising (¿hay alguien que no sepa qué es Slytherin Rising? ¡Vayan y léanlo! Es mejor que este). J.L. Matthews amablemente envió mi dibujo a su mailing list de Slytherin Rising: .com/groups/slytherin_
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "My name is Severus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en . Y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), esta es su dirección:
Capítulo quince: ALBUS PATINA
Draco y Severus hicieron el intento esa misma noche. Calladamente se deslizaron hasta la biblioteca, con los corazones acelerados, pero nada se movía en el castillo. Parecía ser que hasta la Señora Norris estaba dormida.
¿O quizá estaban todos esperándolos en la biblioteca si alguien se había enterado de su plan?
-¡Sniff! -dijo Greenie, cuando finalmente llegaron a la puerta de la biblioteca.
Los dos muchachos se alarmaron. Draco miró enojado al erizo.
-¿Tenías que traerlo? -se quejó-. Va a traicionarnos.
-¡Greenie nunca haría eso! Es nuestro amigo.
-Lo que pasa es que no puede entender la situación. ¿O lo has entrenado para que guarde silencio si se lo ordenas?
Severus miró al entusiasmado erizo en sus brazos. No tenía la impresión de que los erizos pudieran ser entrenados así.
-¡Shhh, Greenie! -susurró a su pequeño amigo-. Tienes que estar muy callado. No queremos perder más puntos para Slytherin. ¿Recuerdas lo que pasó cuando Albus nos atrapó aquí?
Greenie no respondió.
-¿Ves?, me entiende. Estará callado ahora.
-Sí, seguro...
-Buen muchacho, Greenie. No hagas ni un sonido.
-¡Sniff!
Draco le lanzó una mirada de enojo a Severus, pero no hizo comentarios. Era demasiado tarde de todos modos. Ya habían llegado demasiado lejos como para devolverse a guardar al erizo.
-De acuerdo. ¿Listo? -preguntó Severus sacando su varita.
Draco tomó rápidamente su propia varita y repasó otra vez el hechizo que Severus le había enseñado. No era uno fácil, pero el hechizo requerido para abrir la puerta sin activar las alarmas era todavía más complicado y Draco sabía que no era capaz de realizarlo.
Asintió mirando a Severus para señalarle que estaba listo.
Severus realizó el hechizo difícil con facilidad, mientras Draco preparaba el suyo.
La puerta se abrió y segundos después el hechizo adormecedor golpeaba el escritorio de la bibliotecaria. Draco contuvo la respiración hasta que un fuerte ronquido llegó hasta ellos señalando que había alcanzado a Dobby y que el hechizo funcionaba correctamente.
Los muchachos se deslizaron dentro de la oscura biblioteca y caminaron de puntillas hasta la sección prohibida.
-¿Estás seguro de saber cómo pasar por las barreras? -preguntó Draco nerviosamente.
-Lo he hecho muchas veces. Sólo me tomará un poco de tiempo.
-Eras mayor entonces.
-Sólo mi cuerpo.
-¿Oh, sí? Dumbledore está empezando a dudar al respecto.
Severus miró enojado a Draco.
-Te aseguro que mis habilidades no han sufrido ningún cambio.
-De seguro que lo has demostrado en Transfiguraciones.
-¿Alguna vez me habías visto transfigurar algo antes de ese incidente?
-Er... no.
-Ahora sabes por qué.
-Bueno, no te recuerdo usando petardos, colocando ratoneras para atrapar estudiantes o llevando en brazos erizos verdes cuando eras adulto.
-Eso no significa que no quisiera hacerlo. Y nunca había tenido un erizo verde para llevar en brazos. Ahora sólo siéntate y cállate para que pueda concentrarme en los hechizos.
Draco suspiró y se sentó. Por un momento deseó poder volver a la cama. Severus no lo necesitaba realmente después de todo.
Unos diez minutos después, Severus anunció que había terminado y Draco se acercó a los estantes, nuevamente curioso.
Había varios libros ahí con títulos familiares para él. Sí, estaba seguro de haber visto algunos en la biblioteca de su padre.
Severus empezó a sacar libros y meterlos en su mochila. No perdió mucho tiempo mirando los títulos. Parecía saber exactamente cuáles libros quería y cuáles no.
-¿Puedo tocarlos? -preguntó Draco con precaución.
-Por supuesto que puedes. Ya lo hice y la alarma no sonó, ¿qué te preocupa?
-Bueno, pensé que tal vez tu hechizo sólo funcionaba para ti -explicó Draco mientras tomaba un libro de aspecto interesante.
Era sobre los métodos empleados por los magos oscuros. Muy descriptivo y con ilustraciones. Draco se quedó mirándolo espantado.
Severus terminó de empacar y llegó a su lado.
-Listo, vámonos.
Draco no reaccionó. Severus puso una mano sobre su hombro y lo sintió temblar.
-¿Draco?
Todavía no hubo reacción. Severus le quitó cuidadosamente el libro de entre las manos, lo miró y lo cerró rápidamente.
-Tal vez no debí dejar que los tocaras. Están bajo todos esos hechizos de protección por un motivo. Pero sin embargo es sólo un libro. Nadie haría realmente algo como eso. Vamos -guió a Draco hacia la puerta y reactivó las barreras lanzando un rápido hechizo por encima de su hombro.
Draco no dijo nada durante su camino de regreso al dormitorio y cuando estuvieron ahí sacó su osito del baúl y se acurrucó en la cama, luciendo como un niño muy pequeño y muy asustado. Severus tenía razón, por supuesto. Nadie en Hogwarts haría algo como eso, pero Draco estaba convencido de que su padre podría. Sí, su padre podría hacer cosas como esas y todavía peores que las que aparecían en la ilustración que había visto.
Severus se sentía terriblemente culpable. Sabía muy bien por qué a los estudiantes no se les permitía el acceso a esos libros. No debería haber dejado que Draco se les acercara. Él era adulto y había visto muchas cosas. Podía manejar lo que había en esos libros y sabía cómo usarlos. Pero Draco era sólo un muchacho. Uno muy sensible aunque no lo demostrara la mayor parte del tiempo. Debería haberlo vigilado. Tal vez darle uno de los libros más inofensivos. Pedirle que buscara determinados títulos...
Se sentó en la cama, junto a Draco, hablándole suavemente y acariciando su cabello hasta que finalmente se quedó dormido.
Durante el desayuno del viernes, Draco y Severus empezaron a revisar los libros que "habían pedido prestados" en la biblioteca buscando todas las referencias sobre pociones rejuvenecedoras o envejecedoras. Severus escogió qué libros darle a Draco muy cuidadosamente esa vez y ni siquiera le permitió espiar por encima de su hombro los libros que había reservado para sí.
Draco se sentía un poco molesto, pero entonces recordó la forma en que Severus había estado velándolo casi toda la noche.
"Debe creer que no puedo con esto, que soy demasiado débil y está tratando de protegerme" comprendió. Tal vez Severus tenía razón. Draco todavía temblaba visiblemente cada vez que recordaba aquella ilustración.
Severus levantó la mirada cuando Draco se estremeció otra vez.
-¿Prefieres que lo haga solo? Puedo revisarlos más rápido que tú, de todos modos.
-¿Oh, de veras? ¿Piensas que eres mucho mejor? -Draco hizo su mejor esfuerzo por sonar indiferente, pero el resultado sonaba más bien como un insulto incluso para él.
-No, pero los he leído antes, ya sabes. Sé qué capítulos mirar.
-Aún así lo harás más rápido si te ayudo.
-Cierto, pero no quiero que te asustes. Puedo hacerlo sin tu ayuda de ser necesario.
-¡Yo nunca me asusto!
-Sip, y yo nunca lloro.
Draco sonrió. Severus le estaba dando la oportunidad de retirarse sin deshonor. Simplemente aceptaría si Draco decía que era demasiado para él. ¡Pero no lo era!
-Estoy bien. No había visto nada en ninguno de esos libros todavía. Sólo fue una ilustración. O sólo un libro en particular. Es sólo que tiemblo cuando me acuerdo. Estos libros están bien. De veras.
-Aún no te estoy dando nada que tenga ilustraciones -declaró Severus calmadamente.
Ese era el maestro adulto saliendo a la superficie. Draco sonrió.
-Y dicen que no eres suficientemente responsable como para enseñar.
-No lo soy, uso petardos y hago bromas.
Los dos rieron y volvieron a trabajar. Por un rato, la mente de Draco se apartó de la ilustración que había visto en la biblioteca, pero cada vez que pensaba en eso empezaba a temblar otra vez.
-Nadie haría algo así, Draco. Honestamente. Sólo es un dibujo de cosas que algunos hechiceros malignos solían hacer hace mucho tiempo.
-¿Eran más malignos que Voldemort? -preguntó Draco suavemente.
Severus suspiró. No podía mentir al respecto. Tal vez Draco no preguntaría más si se lo decía.
-No, no lo creo.
-¿Entonces, Voldemort y sus seguidores podrían hacer esas cosas?
-No pueden entrar aquí, Draco. Hogwarts está protegido y ellos temen demasiado a Albus de todos modos.
-¿Pero ellos harían algo como eso?
"¡No, no te lo voy a decir! ¡No quiero que tengas miedo!" pensó Severus, pero sintió que debía ser honesto con Draco.
-Sí, algunos lo harían.
-¿Cómo es que sabes que mi padre es un Death Eater?
Bueno, ese era terreno ligeramente más seguro. Aunque a Severus no le gustaba hablar al respecto. Levantó a Greenie, que había estado olfateando los libros y se quedó mirando al erizo mientras contestaba.
-Lo sé, porque él fue quien me reclutó.
-Tú...
-Yo era muy solitario de muchacho. Nunca tuve amigos. No le agradaba a los chicos y los adultos por lo general me ignoraban. Sólo tu padre no. Me hizo creer que le agradaba y yo lo admiraba. Era mi héroe. Lo habría seguido a cualquier parte. Quería ser exactamente como él y cuando me pidió que fuera un Death Eater... lo hice. Lo hice para ser como él.
-¿Pero no es que lo odias? Él ciertamente te odia a ti.
-Porque soy débil a sus ojos. Tal vez lo soy.
-¿Débil? ¿Porque lloras a veces?
-Porque no puedo torturar y matar.
-¿Torturar? ¿Como en esa ilustración? -la cara de Draco estaba completamente blanca otra vez.
-No, no como en la ilustración. Pocas personas pueden hacer eso. No, es que no puedo usar el cruciatus. No puedo soportar ver cómo hace sufrir a las personas.
-Voldemort sí puede, ¿o no? -preguntó Draco, repentinamente se escuchaba muy calmado, a pesar de que aún estaba muy pálido.
-¿Hacer qué?
-Torturar a alguien como en la ilustración.
-No lo sé. Nunca he visto a nadie hacer algo como eso.
-¿Entonces Voldemort no lo hace?
-Nunca he visto algo así, pero algunas personas aseguran que ha pasado. Nunca me dijeron si ellos lo habían hecho.
-¿Por qué no?
-Bueno, ellos ya sabían que no tengo estómago para el cruciatus.
Draco recordó su reacción al ver la ilustración. Sólo una imagen de alguien siendo torturado y Severus la había visto también y no había tenido el menor problema al respecto. ¿O había ocultado su verdadera reacción? Pero incluso si era así, había sido lo suficientemente fuerte como para reprimir el shock, Draco no.
-Pienso que yo tampoco -dijo, mientras continuaba examinando los libros.
Extrañamente, Draco se sentía mejor ahora. Tal vez era por saber que Severus comprendía su reacción o tal vez le había ayudado el hablar sobre sus temores.
-¿Draco? -dijo Severus luego de un rato.
-¿Sí?
-No te conviertas en un Death Eater.
-Pero es para eso para lo que nací. Mi padre ha estado entrenándome toda mi vida. Espera que siga la tradición familiar. No puedo salirme de esto. Tengo que continuar la línea de la familia y sus tradiciones.
-Si no puedes hacer el cruciatus será el fin de la línea. Te matarán.
-No te mataron a ti.
-Me necesitaban. Para preparar pociones complicadas para ellos. Los buenos maestros de pociones son escasos y no podían encontrar un reemplazo. Pero aún así vivía en constante peligro y Lucius todavía quiere verme muerto.
-Él lo ha hecho, ¿verdad?
-¿Qué cosa?
-T... torturar... -Draco no pudo continuar, pero no era necesario.
-Sospecho que Nott era el que hacía esas cosas. Encontraba mucho placer en el sufrimiento ajeno. Lucius es mucho más calmado y tiene un rango superior como para preocuparse por esas cosas. Es más activo en el departamento de estrategia.
Pero Draco sabía que Severus estaba evitando la verdadera cuestión.
-Es capaz de hacer esas cosas, ¿no? -ya no era realmente una pregunta.
-¿Quieres saber cómo lo juzgo? Pienso que sí, pero nunca he visto una prueba al respecto y podría equivocarme. Es difícil de leer y no creo que yo pueda ser completamente objetivo hacia él. Han pasado demasiadas cosas entre nosotros.
-En verdad lo odias tanto como él te odia, ¿no es así?
-No, creo que lo odio mucho más de lo que él jamás podría odiarme. Sólo soy un insecto para él, algún insecto que le gustaría aplastar, pero yo lo admiraba y confiaba en él una vez y él me decepcionó. Eso duele más que cualquier cosa que él piense que yo podría llegar a hacerle.
-Cualquier cosa que ÉL PIENSE que tú podrías llegar a hacerle -repitió Draco lentamente-. ¿Estás pensando en enviarlo a Azkaban algún día?
-Probablemente te hacía un favor si lo hiciera -respondió Severus, evitando mirarlo a los ojos-. Voldemort probablemente se olvidaría de ti después de eso.
Draco miró el libro que se suponía estaba revisando. Severus tenía razón. Si su padre fuera enviado a Azkaban él quedaría libre de muchas cosas. ¿Pero cómo reaccionarían sus amigos? ¿Qué pasaría si el nombre de su padre dejaba de servirle como protección? Y realmente podía imaginar la reacción de Harry Potter. ¿Y los Weasley? ¿Qué diría Ginny? ¿Querría ella al hijo de un Death Eater? Pero los Weasley ya sabían que Lucius era un Death Eater, ¿o no?
Entonces comprendió algo más.
-¿Qué hay si él te acusa? Si lo interrogan, si le dicen que revele los nombres de otros Death Eaters. Te arrastraría con él. Es la clase de cosa que él haría.
Severus rió y sacudió la cabeza.
Y repentinamente Draco comprendió la verdad. Repentinamente comprendió por qué Dumbledore había estado tan preocupado de que Voldemort matara a Severus cuando pensaba que había escapado. El Ministerio ya sabía. Voldemort había sido engañado.
-No eres débil. No eres nada débil.
-No puedo torturar gente y no puedo convertir un simple erizo en un cenicero, ¿y tú dices que no soy débil?
-La gente débil no se atreve a pronunciar el nombre de Voldemort... incluso algunos Death Eaters no pueden, tú sabes.
-Oh, sí, lo sé. Sé más acerca de los Death Eaters de lo que nadie querría y tú no encajas con esos tipos más de lo que lo hacía yo.
Draco asintió, pero no respondió. No quería hacer una promesa que no podría cumplir. No, no quería ser un Death Eater, pero tampoco le parecía que pudiera decirle eso a su padre.
-Será mejor que nos vayamos. Pociones empieza en cinco minutos.
-Oh, cielos. Otra hora con Mary Sue.
-No me digas que hiciste la tarea o algo así.
-¿Hacer mi tarea? ¡Por supuesto que no! Odio Pociones, ¿recuerdas? No podría hacer un ensayo sobre pociones ni aunque lo intentara.
Mary Sue todavía usaba un turbante sobre su cabello mayormente verde. A juzgar por la mirada en su cara, había intentado de todo para deshacerse del color en su cabello y estaba empezando a desesperarse. Severus sonrió contenidamente. Definitivamente no iba a decirle la fórmula secreta que tal vez funcionaría. No había tenido ninguna razón para probarla y ni siquiera estaba seguro de que fuera a funcionar.
El salón había sido pintado otra vez y Mary Sue había puesto el armario de los estudiantes tapando el agujero que Severus había hecho en la pared. Bueno, la situación tenía potencial. Robar algunos ingredientes extra sería fácil. Planes rudimentarios empezaron a formarse en la mente de Severus.
Mary Sue nuevamente inició la lección pidiendo las tareas.
-No encontrado reemplazo para mi elfo doméstico todavía -declaró Draco.
Mary Sue, vestida con una túnica lavanda y pintura que combinaba, le lanzó una mirada enojada y le informó que acababa de ganar otros dos puntos malos, y que ya tenía otras dos tareas pendientes.
-Ya le dije que no hago la tarea de Pociones -dijo Severus pacientemente.
-No tuve tiempo -explicó Harry.
-No tuve ganas -dijo Hermione.
-No recordé que hubiera tarea -clamó Gregory-. Quizá lo dijo mientras estábamos dormidos.
-No la entendí. Es demasiado complicado -se quejó Vincent.
Los labios de Mary Sue estaban presionados juntos tan fuertemente que Draco sospechó que estarían blancos en alguna parte debajo de todo ese lápiz labial rojo sangre.
-Sugiero que todos ustedes miren atentamente esa lista -dijo, señalando la pizarra-. Algunos de ustedes están muy cerca de una tarea adicional y sólo hemos usado este sistema por dos lecciones. No me sorprende que el pobre director estuviera tan desesperado por encontrar un nuevo maestro de Pociones. Mi predecesor debe haberse marchado de aquí de frustración.
-Yo no estaría tan seguro -sonrió Draco.
-Probablemente tú fuiste el que lo obligó a marcharse.
-Para su información: yo le agradaba a su predecesor. Fui uno de sus estudiantes favoritos.
-Sinceramente, tengo mis dudas sobre eso -respondió Mary Sue fríamente y otra vez se preguntó de qué se reiría toda la clase-. Como algunos de ustedes fallaron ayer miserablemente en sus intentos por hacer una poción para dormir, la prepararemos de nuevo hoy. Saquen sus apuntes y empiecen a trabajar.
Por un rato todo pareció estar bien. Mary Sue empezó a relajarse y calificar tareas.
¡BUUM!
Esta vez fue la poción de Draco y Ron la que explotó. Draco había estado estudiando: había descubierto exactamente qué había hecho Severus para que su poción explotara y estaba muy feliz con la oportunidad de probar la receta.
Otra vez una gran parte del salón estaba ennegrecida por la explosión y había otro agujero en el muro. Esta vez mostraba una agradable vista del corredor afuera del salón.
Mary Sue corrió hacia los dos muchachos y recién acababa de abrir la boca para gritar cuando...
¡HISS!
El caldero de Hermione y Pansy se había derretido otra vez bajo la influencia de su poción.
Mary Sue dio vuelta y corrió hacia su pesa para limpiarla rápidamente antes de que el ácido disolviera la mesa.
-¡Tomen otro caldero y empiecen otra vez! -ordenó a las chicas.
-¡Pero el otro se derritió ayer! -dijo Hermione calmadamente-. Tenemos que comprar unos nuevos durante el próximo viaje a Hogsmeade.
-¡Pero es en tres semanas! -exclamó Pansy con desmayo.
Mary Sue suspiró.
-Trataré de conseguirles permiso para que vayan a Hogsmeade este fin de semana a comprar nuevos calderos. Ahora guarde sus cosas y...
-¡Ahhh! ¡Profesora, auxilio! -gritó Seamus.
Mary Sue volteó inmediatamente. La poción de Seamus y Vincent estaba desbordándose. El caliente líquido café oscuro rezumaba por los lados del caldero y sobre la mesa nítidamente pintada en celeste, desde donde goteaba lentamente sobre el piso rosado.
Mary Sue rápidamente bajó el fuego y se puso a secar el piso. No sirvió de mucho, sin embargo. El líquido siguió burbujeando por un rato y dejó feas manchas en la mesa y el piso.
Ella siguió limpiando hasta que Gregory se le acercó.
-Hum... tenemos un problema, profesora -dijo, haciendo su mejor esfuerzo por no reír.
Mary Sue se puso en pie y miró hacia la mesa de Neville. Neville estaba mirando mansamente su último accidente. A su caldero le habían crecido pies y danzaba alegremente por la mesa, derramando su contenido en todas direcciones y creando todavía más manchas en el piso, muros y muebles.
Draco tuvo que luchar con fuerza para no reír. No lo habían planeado, por supuesto, pero de seguro era una buena travesura.
Mary Sue no podía creer lo que estaba mirando. Se acercó a la mesa mirando fijamente al caldero bailarín. Entonces se acercó más, todavía mirando. El caldero no pareció sentirse impresionado.
Después de casi cinco minutos, Mary Sue finalmente pudo sacar su varita y apuntar al caldero bailarín.
-Fini...
El caldero bailó fuera de su alcance. Mary Sue lo siguió. No notó que Severus hacía señas a sus compañeros a espaldas suyas.
-Finite i...
El caldero dio un salto repentino y Mary Sue se encontró mirando la mesa otra vez. Detrás de ella, Draco se había deslizado hasta la mesa de Harry y Severus para recoger a Greenie mientras todos los demás empacaban calladamente sus cosas.
Mary Sue dejó caer sobre la mesa las llaves que había tenido en su mano izquierda y agarró el caldero. Manteniéndolo cerca con una mano, usó la otra para apuntarle con la varita.
-Finite incantatem!
Los pies del caldero desaparecieron y se volcó de un lado, cubriendo la mesa completa con limo café.
-¿Qué es lo que piensan que están haciendo? -gritó Mary Sue a Neville y Gregory.
Gregory cerró su mochila y se encogió de hombros. Neville estaba escondido bajo la mesa, todavía empacando.
-No traten de fingir que no lo hicieron a propósito -chilló Mary Sue-. Esto les costará un punto malo a cada uno... ¿Por qué están empacando? ¡La lección no ha terminado!
Neville pensó rápido.
-Queremos proteger nuestros libros de esa poción tan pegajosa. Se arruinarán si les cae encima.
-Bueno, esa no es excusa para...
Una extraña niebla azul elevándose del caldero de Severus y Harry distrajo su atención.
-¿Qué cosa es eso? -Mary Sue se acercó a investigar.
Los alumnos se alejaron de la niebla tratando de no inhalarla. Draco y Greenie estaban ya en la puerta. Neville silenciosamente quitó su caldero de la mesa. Sus ojos se encontraron con el juego de llaves junto al caldero.
Mary Sue miraba la niebla azul. Nunca había visto nada así antes. Se inclinó sobre el caldero notando que la niebla olía bastante extraño.
Severus y Harry se unieron en la puerta al resto de la clase, sonriendo con orgullo. Neville todavía estaba mirando las llaves. Era su oportunidad de hacer una verdadera travesura. Miró a la profesora.
Mary Sue cayó al suelo dormida.
Neville tomó las llaves y corrió hacia la puerta.
-Muy bien, todos, la clase terminó -anunció Severus-. Vámonos.
Los estudiantes de sétimo año que llegaron para su clase de Pociones casi media hora después encontraron a Mary Sue durmiendo en el suelo junto a un caldero vacío. Hicieron un intento sin muchas ganas por despertarla y entonces se encogieron de hombros y salieron. Tenían que estudiar para sus NEWTS.
El lunes en la mañana, Severus llegó a la sala común sonriendo alegremente y con un gran martillo que el señor Filch había estado buscando durante días.
-Les sugiero que quiten del piso tan rápido como puedas todo lo que no quieran que se moje -anunció.
-¿Por qué? ¿Estamos esperando una inundación? -preguntó Susan, que habiéndose vuelto una de sus principales proveedores de dulces y utensilios para bromas era una de los pocos Slytherin que aún se atrevían a aproximársele cuando estaba sonriendo.
-Sí -fue su única respuesta.
Subió a su dormitorio seguido, a una distancia prudente, por la mayor parte de los otros Slytherin y subió su baúl sobre su cama y luego hizo lo mismo con el de Draco. Viendo eso, los otros rápidamente fueron a sus dormitorios para prepararse para lo que fuera que Severus estuviera planeando.
Draco entró unos diez minutos después con una caja de madera en las manos y sonriendo casi tan abiertamente como Severus. Se detuvo sorprendido al observar la situación del cuarto.
-¿Bueno, dónde has estado? -lo saludó Severus-. Te busqué durante horas y sólo encontré este martillo.
-¿Estabas buscándome en la caja de herramientas de Filch?
-No, por el campo de quidditch. Filch debe haber olvidado su martillo después de que arregló la puerta del cobertizo de las escobas.
-Estaba en la sala común de Gryffindor -anunció Draco.
-¿La sala común de Gryffindor?
-Ginny me dejó entrar. También convenció a Hermione para que me diera esto -dijo, enseñándole la caja a Severus.
Severus miró dentro.
-Sin embargo, Hermione me hizo prometer que sólo las usaré en los calabozos y cerca de Mary Sue -continuó Draco-. Me pareció que podríamos soltarlas en la sala común y frente a su oficina.
Severus sonrió.
-Perfecto, pero será mejor que esperemos hasta que haya puesto este martillo en uso. No queremos ahogarlas.
-¿Ahogarlas? ¿Qué vas a hacer?
-¿Quieres subirte a la división de la ducha otra vez?
Draco lo pensó por un momento. Lo había hecho bien la primera vez, pero no le gustaba la idea de intentarlo de nuevo.
-No realmente.
-Tendrás al martillo para hacerte compañía -lo animó Severus sonriendo.
-No.
-De acuerdo, yo lo haré, pero tendrás que alcanzarme el martillo.
-¡De acuerdo, vamos! ¿Puedo poner a nuestras pequeñas amigas en tu cama por ahora?
-Seguro... ¡No, espera! No puedes. Greenie está en mi cama. Se las comería. Ponlas en la de Blaise. Entonces no importará si alguna se sale.
Media hora después, hubo una llamada a la puerta de la oficina de Mary Sue. Mary Sue abrió la puerta luciendo muy disgustada. Su cabello todavía verde estaba todo mojado y había una botella de tinte en su mano.
Afuera había un gran grupo de Slytherin cuyas ropas estaban tan mojadas como el cabello de Mary Sue.
-¡Oh, Mary Sue, nuestra sala común está llena de agua! -exclamó Pansy tan pronto como se abrió la puerta.
Nadie había pasado la advertencia de Severus a los miembros del "fan club" de Mary Sue y Pansy y Millicent estaban muy asustadas.
-Nos parece que debe haber una fuga en alguna parte -dijo Susan, haciendo su mejor esfuerzo por lucir confundida e inocente.
A diferencia de Pansy, ella tenía una idea bastante buena de lo que había pasado.
Mary Sue suspiró profundamente. ¿No podía tener un momento de paz para atender su belleza?
-Bueno, quiten todo lo que puedan del camino del agua y usen unas toallas para secar el reguero. Estaré con ustedes en media hora -ordenó y cerró la puerta.
-¡Media hora! ¡No podemos esperar media hora! -chilló Pansy y golpeó otra vez la puerta, pero Mary Sue había vuelto al serio trabajo de teñirse el cabello y no contestó.
Pasó casi una hora hasta que finalmente emergió de su oficina recién pintada y con un turbante nuevo envolviendo su cabeza para esconder su todavía verde cabellera. Estaba especialmente de mal humor, por sus fallidos intentos por reteñirse el cabello y no estaba con ganas de lidiar con fugas de agua para nada. ¿Dónde estaba el señor Filch cuando lo necesitaba?
El señor Filch, de hecho, había sido advertido sobre la fuga de agua en la sala común de Slytherin hacía bastante rato, cuando Severus había llegado a su oficina para devolverle el martillo. Al principio se había enojado mucho ya que tendría que reparar todo el daño causado por el agua, pero entonces recordó que Mary Sue siempre lo trataba con desprecio y que incluso había pateado a la Señora Norris.
El recuerdo de su pobre gata maltratada lo convenció de que las escaleras de la torre de Astronomía necesitaban una buena limpieza y eso era algo de debía atender de inmediato.
Luego de unos diez minutos de golpear con fuerza la puerta del conserje, Mary Sue tuvo que aceptar que Filch no estaba en su oficina. Decidió echarle una mirada al problema y encontró a los Slytherin sentados frente a la puerta cerrada de su sala común, con baúles, mochillas y mascotas amontonadas por ahí.
-¿Qué significa esto? -demandó ella-. ¿Por qué no están secando el agua?
-Se nos acabaron las toallas -comentó Severus secamente, a pesar de que estaba mojado de la cabeza a los pies.
Tenía el aspecto de alguien que se hubiera vaciado un cubo de agua sobre la cabeza. Mary Sue decidió que probablemente era lo que había pasado. Ese niño era tan disgustante que eso no la sorprendería. Los otros alumnos tenían la ropa mojada también, pero la mayoría tenía el cabello seco.
Mary Sue se acercó a la puerta y dijo la palabra clave. La puerta se abrió y el agua se derramó fuera, empapando las piernas de Mary Sue y fluyendo por el corredor. Los alumnos se pusieron en pie de un salto recogiendo y trasladando sus posesiones en dirección a la escalera más cercana.
Mary Sue miró la sala común. El agua ahí dentro le llegaba a la rodilla. Iba a inundar toda el área de los calabozos. Había que hacer algo inmediatamente.
Entró a la sala y trató de determinar de dónde venía el agua. ¡Ahí! Estaba fluyendo desde las escaleras de los dormitorios de los muchachos.
Mary Sue subió las escaleras luchando contra la corriente. Remontándose hasta la fuente, llegó a un baño. Allí la encontró. Una llave rota era la fuente de su problema. Pero no vio la manera de subir y arreglarla. Necesitaba una escalera. Pero aunque tuviera una no podría llevarla hasta ahí a causa del agua.
Así que Mary Sue vadeó de regreso. Consideró cerrar la puerta detrás suyo para mantener contenida el agua, pero tendría que volver a abrirla cuando encontrara a alguien que cerrara la tubería principal y entonces saldría de nuevo el agua de todos modos cuando abriera la puerta.
Ahora, ¿quién podría cerrar la tubería? Filch, por supuesto. Pero no aparecía por ningún lado.
¿Quién más podría? ¿O quién sabría donde estaba el conserje?
Albus Dumbledore contempló sorprendido a una profesora de Pociones completamente empapada entrando como una tormenta en su oficina.
-¡Ah, Mary Sue! -exclamó alegremente-. ¿Qué la trae por aquí?
-Hay una fuga de agua en la Casa de Slytherin -jadeó Mary Sue-. Está inundando todos los calabozos y no puedo encontrar a ese vago idiota de Filch.
-Vamos, vamos, Mary Sue -le llamó la atención Dumbledore-. El señor Filch tiene un castillo muy grande para cuidar y estoy seguro de que estará ocupado en alguna de las áreas remotas de Hogwarts. Debería dejarle una nota en la puerta de su oficina y estoy seguro de que se encargará del problema en cuanto regrese.
-Es una fuga mayor de la que estoy hablando. Para cuando regrese tendremos que navegar en los calabozos. Necesito alguien que cierre la tubería principal ahora -respondió Mary Sue.
-¿Así de serio es el asunto? Bueno, entonces será mejor que vaya a ver qué puedo hacer.
-¿Usted, director? -Mary Sue lo miró de arriba abajo con aire crítico-. No veo qué pueda hacer.
-Puedo cerrar la tubería, si no puedo hacer nada más -respondió Dumbledore parpadeando alegremente-. Pero vamos a echarle una mirada a la situación en primer lugar. Tal vez no sea necesario dejar a todo Hogwarts sin agua.
-Créame, lo es -murmuró Mary Sue con enojo mientras seguía a Dumbledore de regreso a los calabozos.
Pronto encontraron a los Slytherin en la escalinata y Dumbledore tuvo una primera vista del agua fluyendo por los corredores.
-Ah, espero que hayan recordado traer sus patines -dijo Dumbledore a los estudiantes y con un simple hechizo convirtió el agua en hielo.
Cuando llegaron al corredor, rápidamente transformó sus zapatos y los de Mary Sue en patines y se dirigió hacia la sala común con una sonrisa feliz en la cara.
-Ah, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que fui a patinar. Debería tomarme algo de tiempo para esto el próximo año.
Mary Sue, que resultó ser una muy mala patinadora, se agarraba desesperadamente del muro y trataba de seguirlo.
Albus pronto desapareció por la puerta secreta. Tuvo que esperarla en la sala común, sin embargo, ya que el agua congelada no le daba ninguna pista acerca de dónde había empezado todo. Se deslizó alrededor de las mesas, disfrutando intensamente por unos minutos hasta que Mary Sue finalmente apareció en la puerta.
-Ah, Mary Sue. ¿Me aceptaría un vals sobre hielo?
-No. Vine a mostrarle dónde está la fuga.
-Oh, sí, la fuga. Es una pena, tendremos que bailar en otra ocasión -dijo Dumbledore con aire decepcionado.
Mary Sue lo guió por las escaleras y hasta el baño. Una vez ahí la fuga resultaba claramente visible debido a la gran cascada de hielo que había originado.
-Ah, ya veo -contestó Dumbledore-. Reparo!
La fuga se cerró de inmediato.
Mary Sue miró enojada el piso cubierto de hielo. Cualquier estudiante habría podido hacer ese hechizo. ¿Por qué no se le había ocurrido?
-Hey, Albus, ¿dónde vamos a dormir hoy? -se escuchó una alegre voz detrás de ellos.
Dieron vuelta para encontrar a Severus en la puerta. Su risa respondió a todas las preguntas. Albus Dumbledore sin duda podía imaginarse cuál era el origen de cierta fuga de agua.
-Pudiste haber reparado esto tú mismo, Severus -señaló, riéndose también.
-¿Por qué debería? Fue divertido ver toda la confusión. ¿Puedo patinar yo también?
-Seguro -dijo Dumbledore, y transformó los zapatos de Severus-. Y dile a tus compañeros que tomen lo que necesiten por una noche y se muden a la enfermería.
Entonces Albus conjuró un gran picahielo que inmediatamente empezó a atacar el hielo, y varios baldes que empezaron a recoger los pedazos para tirarlos al lago.
-Listo, me parece que su calabozo volverá a la normalidad para mañana. Ahora disfruten mientras dure el hielo.
Pero Mary Sue sólo sacudió la cabeza y patinó y cayó de vuelta a su oficina para intentar de nuevo teñirse el cabello. La puerta de la oficina estaba congelada y no pudo abrirla. Mary Sue maldijo con rabia, pero eso no ayudó. Así que rentó una habitación en Las Tres Escobas por esa noche.
Continuará...
Notas:
¿Alguien siente pena por Mary Sue? Espero que no. Por favor, comenten.
En próximos capítulos:
¿Qué había en la caja que Hermione le dio a Draco? ¿Qué hará Neville con las llaves que robó? ¿Encontrará Severus una forma de volver a la normalidad? Dumbledore tiene una sorpresa para Severus. ¿Y qué hace Draco con un montón de Gryffindor?
