¿Qué creen? ¡Todos estos personajes son de JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡No soy dueña de nadie (excepto de Susan, y si quieres usarla, no hay problema)!

La idea de Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka. Lo siento, olvidé mencionarlo en el primer capítulo. Creo que adopté la idea en forma subconsciente.

El cuervo de Severus pertenece a los fics de J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometo regresarlo sin que le haya pasado nada malo.


Los catar, sin embargo, son completamente míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin preguntarme primero.

Notas:

Muy bien, damos un pequeño salto y ahora nos estamos acercando al final del año escolar. Lamento que este capítulo llegue tan tarde, pero estaba de viaje hoy y volví a las ocho de la tarde. Ahora son las once y estoy cansada, por favor perdonen si se me escapa algún error.

Nota de la traductora:

Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "My name is Severus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net. Y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), esta es su dirección: silverfox@kabsi.at

Capítulo diecisiete:  UNA GRAN DECISIÓN

Severus miró enojado su rana. El animal simplemente se negaba a convertirse en una rosa y quedaban menos de dos meses para los OWLS.

MacGonagall había pasado ya varias veces cerca de él, pero no había comentado sobre su rana todavía sin cambios. Él se preguntaba qué estaría pensando.

El único lado bueno de la situación era que no había vuelto verde a la rana todavía. Claro que había sido verde desde el principio, así que tal vez la había vuelto verde, pero no resultaba visible el cambio.

-¡Vamos, inténtalo! -lo animó Draco-. Las rosas están vivas, igual que las ranas. No vas a matarla.

-Las rosas no se ven muy vivas, me parece. Apuesto a que le gusta más ser una rana. Al menos puede saltar y no está arraigado al suelo.

Draco suspiró. Severus y Transfiguraciones no iba a funcionar jamás. Hasta la profesora MacGonagall parecía haberse rendido.

Severus tocó gentilmente a la rana con su varita.

-¿Quieres ser una rosa?

-¡Croac!

-¿Ves? Prefiere ser una rana.

-Severus, esa rana no tiene idea de lo que acabas de decir. No habla inglés.

Repentinamente hubo una llamada a la puerta y Albus Dumbledore entró irradiando felicidad en una forma que incluso Severus difícilmente había visto antes.

-¿Ha muerto Voldemort? -preguntó-. ¿Qué otra cosa podría alegrarlo tanto?

-Tal vez Mary Sue le dijo que se marcha -sugirió Draco esperanzado.

-Eso no lo pondría feliz. Aún no tiene un reemplazo.

Draco no respondió. Reemplazar a Mary Sue era un asunto espinoso desde que Lucius había estado a punto de aceptar el trabajo. Había sido su carta acerca de Hermione lo que había disparado el asunto. Lucius había recibido un shock tan fuerte con la idea de que su hijo estaba enamorado de una sangre sucia que había considerado aceptar el degradante trabajo de maestro para poder vigilarlo de cerca. Afortunadamente la noticia de que Draco había besado a Ginny lo había detenido a tiempo y decidió que aquello no valía la humillación de trabajar, después de todo.

-Severus, ¿podrías acompañarme a mi oficina un momento? Tenemos que hablar -dijo Dumbledore, todavía sonriendo.

Ahora Severus estaba realmente confundido. ¿Tenía todo aquello algo que ver con él? Tenía que ser algo grande para que Dumbledore lo sacara de la clase de Transfiguraciones.

Se levantó, tomó su mochila y sus libros y siguió al director.

-¿Albus? ¿Qué fue lo que hice ahora? -preguntó con cautela-. No recuerdo ninguna broma particularmente mala esta semana. Bueno, hubo una, pero estoy seguro de que Mary Sue no tiene idea de que fui yo.

-No tienes de qué preocuparte, Severus -sonrió Dumbledore-. Tengo noticias para ti. Buenas noticias.

-¿Mary Sue se suicidó?

-Todavía mejor que eso.

-¿Qué puede ser mejor que eso?

-Recibí una carta de Durmstrang. Una carta muy complicada y muy detallada que no comprendo del todo, pero estoy seguro de que la encontrarás fascinante.

-¿Quieres que te explique una carta? -preguntó confundido Severus mientras entraban a la oficina de Albus.

-Oh, no, estoy muy satisfecho con la parte que entendí y con el paquete que venía con la carta -sonrió Dumbledore.

-¿Paquete? ¿Por qué? ¿Qué hay en el paquete?

-Tu antídoto. Me aseguraron que es completamente seguro, a pesar de que no están seguros de la dosis exacta que requieres, ya que no hay manera de saber qué tan concentrada estaba la poción de Neville. Podrías terminar siendo ligeramente más joven de lo que eras originalmente, pero no será mucha la diferencia.

Severus miró a Dumbledore. Eso se suponía que tenía que alegrarlo. Era lo que había querido todo el tiempo. Había estado cerca de la desesperación cuando tuvo que abandonar sus propios experimentos porque no podía conseguir los ingredientes adecuados.

Pero todo lo que sentía era shock y confusión. Severus se sentó en la silla opuesta al escritorio de Albus, tratando de encontrar un pensamiento coherente.

-¿Severus? -preguntó Dumbledore gentilmente.

Obviamente no había esperado esa clase de reacción. Severus, sin embargo, no tenía tiempo para lidiar justo ahora con lo que Albus esperaba de él. Tenía que sortear sus propios pensamientos y sentimientos.

-¿Severus? -preguntó otra vez Dumbledore, ahora un poco preocupado.

-¿Cómo lo hicieron? Dijiste que era imposible y lo que yo logré no era nada bueno.

Necesitaba tiempo para entenderlo. Tal vez la información técnica podría ayudar.

-Esa es la parte de la carta que no entiendo -confesó el director-. Toma, léela tú mismo.

Severus releyó la carta varias veces.  Albus lo miraba preocupado

-¿Si tomo esta poción volveré a ser exactamente como era antes?

-Bueno, como dije antes y tú has leído también en la carta, nuestros amigos de Durmstrang no están seguros sobre la concentración requerida. Aseguran sin embargo que no te hará más viejo de lo que eras -dijo Albus, todavía preguntándose qué era lo que pasaba.

Severus se quedó mirando la poción por un rato. Todavía no la había tocado, como si temiera que pudiera lastimarlo.

-¿Qué hay de la Marca Oscura?

-¿La Marca Oscura?

-¿Volverá la Marca también? Porque si lo hace no sé qué voy a hacer.

¿Era esa la verdad? Ciertamente no quería que volviera la Marca Oscura y tampoco estaba seguro de si quería tomar la poción. ¿Pero estaban conectados esos dos sentimientos? ¿Qué era lo que no quería? Severus necesitaba más tiempo para considerarlo.

-Severus, esa marca es sólo una imagen. Es muy fea, pero no es una razón para que renuncies a tu vida. Tienes la oportunidad de volver a ser lo que eras. Aprovéchala.

-No es sólo una imagen, Albus. Existe por el Mal, por las peores cosas que he hecho y visto en mi vida. Es un recordatorio constante de los terribles errores que cometí. Siempre quise deshacerme de ella y ahora se ha cumplido mi deseo. No puedo perder eso.

-Pero ese razonamiento también funciona de la otra manera. ¿No lo ves? La Marca también existe por nuestra lucha contra esas cosas. Existe por todo lo que hiciste contra Voldemort y sus seguidores. Y también debe servir como un recordatorio de a dónde perteneces realmente. Un recordatorio de las cosas que has superado. Tú eres más fuerte que eso. Mírala así y será una señal de honor. Todo tiene significado según la forma en que lo mires. Como todos los símbolos, sólo tiene el sentido que le demos en nuestras mentes.

-Dame algo de tiempo para pensarlo. Necesito hablar con Draco.

¡Eso era! Draco. No podía simplemente abandonar al muchacho, aunque tenía que volver a la normalidad para deshacerse de Mary Sue.

-Te lo diré después, Albus. No es una decisión fácil.

Dumbledore asintió. Tal vez Severus había sido un muchacho por demasiado tiempo. Se había adaptado demasiado a su nueva vida, tenía planes y amigos. Albus comprendió que no era fácil dejar atrás todo eso. Sólo esperaba que Severus entendiera a dónde pertenecía realmente.

Severus dejó la oficina del director, pero no regresó a clases. Fue a su dormitorio y se sentó en la cama mirando algunos de los dibujos que él y Draco habían puesto en los muros, para disgusto de Blaise.

No era sólo una elección entre ser un profesor adulto y ser un alumno. Era también una elección entre su viejo amigo y su nuevo amigo.

Albus, había terminado por entender, no podía relacionarse con el muchacho de la misma manera que con el adulto. Estaba inseguro acerca de cómo tratar a Severus y extrañaba a su amigo. Por mucho que al director le gustara estar rodeado de niños, también necesitaba amigos adultos en cuya fuerza pudiera apoyarse. Dumbledore podría querer al Severus muchacho, pero no podía apoyarse en él y se sentía empujado fuera de su vida. Y necesitaba su ayuda para luchar contra Voldemort.

Draco podía respetar a Snape el profesor, pero no podía confiar en él como en su amigo Severus. Un amigo era lo que Draco más necesitaba en la vida. Podía ver lo mucho que había cambiado ya el muchacho. Si Draco, a diferencia de Severus, crecía teniendo un amigo real en quién apoyarse, alguien a quién acudir y confesarle sus verdaderos sentimientos, no crecería para convertirse en un Death Eater. Draco también necesitaba a Severus para luchar contra Voldemort. Sólo que en una manera diferente

¿Qué era más importante? ¿Ayudar a salvar el mundo entero o ayudar a salvar una sola alma?  No era un problema matemático. Los problemas matemáticos podían resolverse con facilidad.

¿Cuál de sus amigos lo necesitaba más?

Ambos lo necesitaban y no podía abandonar a ninguno de los dos, pero Albus lo necesitaba como un adulto, Draco como un muchacho.

Severus se puso en pie y buscó a Greenie. El erizo lo miró con ojitos verde oscuro.

-¿Sniff?

Severus lo tomó con ambas manos para mirarlo a la cara.

-¿Qué hago, Greenie? -preguntó al pequeño animal-. ¿Cómo puedo elegir entre ellos cuando no puedo elegir?

-¡Sniff! -dijo Greenie. "Cuando no puedo decidirme entre una papa y un insecto, siempre me como ambos".

Severus volvió a su cama con el erizo en brazos. Puso a Greenie en la cama junto a él y lo miró olfatear en la colcha buscando comida que no estaba ahí.

Greenie definitivamente no era la persona correcta a la cual pedir consejo. ¿Qué sabía un erizo de amistad humana y Lords Oscuros? ¿Cómo podría entender Greenie? ¿Y cómo podría darle Greenie una respuesta? Todo lo que podía decir era "Sniff".

¿Pero a quién más acudir? ¿Quién lo escucharía y podría aconsejarlo?

Normalmente iría con Albus, pero esta vez sabía lo que Albus quería y ciertamente eso no tomaba en consideración las necesidades de Draco.

Necesitaba a un adulto que no tuviera nada que perder o ganar con la decisión que tomara. Alguien que lo entendiera y al que no le importara ninguno de los dos extremos.

¿Dónde podría encontrar a alguien que fuera lo suficientemente amigo suyo como para prestarle atención y aconsejarlo y no tan amigo como para ser afectado por su decisión?

Severus se puso en pie de un salto y tomó al erizo.

-Vamos, Greenie. Iremos a ver a Remus.

-¿Sniff? -Greenie no estaba acostumbrado a ser cambiado de sitio con tanta velocidad.

Severus, sin embargo, no se preocupó por la confusión del erizo. Tenía problemas más importantes en mente.

***

Remus había terminado sus clases de la mañana y estaba a punto de bajar al Gran Salón para almorzar cuando Severus llegó a su oficina.

-¡Hola, compañero! -lo saludó alegremente.

-Hola -murmuró Severus.

Remus miró al muchacho con más atención. Parecía bastante infeliz.

-¿Qué está mal? He escuchado algunos rumores acerca de que encontraron la forma de volverte a la normalidad. ¿No son ciertos?

-Oh, sí, lo son.

-¿Entonces cuál es el problema?

-Remus, yo... no estoy seguro de querer eso.

-¿Querer qué? ¿Volver a la normalidad?

Severus asintió sombrío, abrazando a Greenie. La forma en que sostenía al pequeño erizo debía ser dolorosa.

-Primero que todo: entra y siéntate -ordenó Remus, decidiendo que el almuerzo podía esperar. "¿Quizá hasta la hora de la cena?".

Severus entró y se sentó, todavía sosteniendo al erizo apretadamente contra su pecho.

-¿Por qué no pones a Greenie en mi escritorio? -sugirió Remus-. Tengo un libro sobre vampiros que no ha probado todavía. Quizá quiera mordisquearlo un poco.

Otra vez Severus obedeció sin decir palabra. Greenie lo olfateó todavía un poco confundido, luego empezó a explorar sus nuevos alrededores. Había estado ahí antes. Recordaba el lugar. Muchos objetos de olores interesantes, pero difícilmente algo para comer. Greenie tenía hambre. ¿No era ya hora de almorzar? ¿Cuándo planeaba Severus alimentarlo?

-¡Sniff! -"¡Quiero mis papas!"

Tanto Severus como Remus ignoraron al erizo.

-Así que, ¿cuál es el problema? -preguntó Remus-. ¿Te gusta ser niño otra vez? Pensé que lo habías odiado la primera vez.

-Y así fue, pero esta vez es diferente. Tengo a Draco. Nos hemos divertido mucho juntos. Odio la idea de tener que dejarlo.

-Pero no te vas a ninguna parte, ¿o sí? ¿Vas a quedarte aquí?

-Pero no en la forma en que estoy ahora. Draco me necesita, Remus. Está tan solitario como lo estaba yo a su edad. Y tú sabes a qué me condujo eso. No quiero que Draco termine cometiendo los mismos errores que yo. Ya sufre suficiente por causa de su padre. Pienso que podría ayudarlo si me quedara cerca de él.

-Así que quieres seguir siendo niño. ¿Entonces por qué no se lo dices a Albus? Estoy seguro de que entenderá. Nadie quiere forzarte a ser un adulto de nuevo. Es sólo que todos nosotros pensamos que eso era lo que querías y tratamos de ayudar. Si estás seguro de que no quieres, no lo hagas. Es tu elección.

-No estoy seguro de lo que quiero. Quiero ser amigo de Draco, pero también quiero serlo de Albus.

-¿Albus? ¿Qué tiene que ver la amistad de Albus con tu edad?

-Todo. No nos hemos llevado bien desde que soy niño otra vez. No parece saber cómo manejar la situación. Sé que me quiere de vuelta como era antes, que era cuando podía entenderme. Y también me necesita, Remus. Me necesita y está dándome la oportunidad de reparar mis errores. Le debo demasiado.

Remus contempló pensativo al muchacho.

-¿Sabes? Me estás diciendo lo que Draco quiere y lo que Albus quiere, pero ¿qué es lo que quieres tú, Severus? Poniendo a parte los deseos de todos los demás. ¿Qué es lo que tú querrías si eso te concerniera únicamente a ti? ¿Qué es lo que tú necesitas realmente?

Severus se esforzó en pensarlo. No era realmente difícil responder la pregunta, pero realmente no quería admitir la respuesta ante nadie. Especialmente no ante Remus. Pero había llegado ahí con la esperanza de resolver un problema personal. Remus no podría ayudarle con eso si no deseaba contestar preguntas personales. Severus miró hacia el piso.

-Amigos –susurró.

-¿Qué?

-Lo que realmente necesito es a mis amigos. Y no puede elegir entre ellos. Los necesito a los dos. Albus me da fuerza. Me hace sentir seguro y protegido. Draco me hace reír. Me hace sentir comprendido y aceptado. Los necesito, Remus. A los dos.

Remus suspiró. El asunto no estaba marchando en la forma en que había esperado. Severus no estaba eligiendo entre su antigua vida y la oportunidad de un nuevo inicio. Estaba tratando de elegir entre el mentor al cual le debía la vida y el muchacho cuya vida tenía la oportunidad de salvar.

-Uno no puede elegir entre amigos, Severus. No es correcto. Moralmente, quiero decir. Tienes que decidir qué vida quieres vivir. No tomes en cuenta los sentimientos de otras personas para esa elección.

Severus continuó mirando al piso. ¿Qué vida quería vivir? No lo sabía. Una ofrecía la oportunidad de ser libre de la Marca Oscura; la otra, de usarla para salvar a otros de ella.

Una oportunidad de vivir toda su vida de nuevo en forma diferente y una oportunidad de librarse de Mary Sue.

-No es tan fácil no pensar en ellos. Son importantes para mí.

-Lo sé. Te llevará algo de tiempo pensarlo, me parece. Estoy seguro de que encontrarás el camino.

Severus suspiró cuando abandonó la oficina de Remus. Eso no había ayudado mucho. "Piénsalo". Eso era lo que estaba haciendo antes.

¿Ahora, a dónde debería ir? Era hora del almuerzo, pero realmente no sentía hambre. Si iba al Gran Salón encontraría a Draco y tendría que contarle sobre el antídoto. Draco podría querer saber cuál era su decisión y también Albus querría saberlo. Y no podía decirles aún.

No, la charla con Draco tendría que esperar. Sería mejor estar fuera de su vista hasta que las clases empezaran de nuevo. ¿Pero dónde habría un lugar donde Draco no fuera a buscarlo de inmediato?

***

Severus llamó a la puerta de la oficina de Filch.

No hubo reacción. Por supuesto que no. Finalmente recordó que el conserje probablemente estaría almorzando en el Gran Salón con todos los demás.

¿Y ahora qué? ¿Irse? No.

-Alohomora.

La puerta se abrió fácilmente y Severus entró. Corvus lo miró e inclinó la cabeza en su dirección. Había estado jugando con algunos objetos confiscados que había encontrado en una gaveta que por alguna razón había quedado abierta y estaba reluctante a interrumpir su juego.

Severus se acercó y ofreció su mano al ave. Corvus saltó a su hombro y empezó a picotear su cabello cariñosamente.

Severus sonrió. Esa era la forma en que todo debería ser. El cuervo en un brazo, el erizo en el otro.

Corvus al principio no había estado muy seguro de qué hacer con respecto a Greenie, pero pronto había descubierto que los erizos no eran comestibles. Greenie simplemente se había vuelto una bolita espinosa cada vez que había intentado probarlo. El pico de un cuervo puede no ser muy sensitivo a las púas de un erizo, pero sus patas de seguro lo eran. Corvus pronto renunció a la idea de jugar con Greenie y ahora generalmente lo ignoraba excepto por la ocasional mirada celosa. ¿Por qué el erizo podía estar con Severus mientras que se esperaba de él que permaneciera en la repleta oficina de Filch todo el tiempo?

Filch regresó con la Señora Norris pisándole los talones para encontrar la puerta de su oficina abierta y a Severus dentro jugando con el cuervo.

La Señora Norris bufó enojada ante esa vista y volvió a salir con la cola muy en alto.

-Oh, vamos, querida –trató de convencerla Filch-. Severus no va a lastimarte.

La Señora Norris lo ignoró y continuó caminando. No se trataba de salir lastimada. Severus estaba invadiendo su hogar. La oficina de Filch le pertenecía a ella, después de todo. Toleraba a Filch, porque necesitaba a alguien que la alimentara y Corvus era aceptable también, pero los muchachos debían permanecer afuera. ¿Por qué no podían Severus y ese rubio amigo suyo recordar eso apropiadamente?

Filch estaba ya acostumbrado a los modales de su gata. La contempló marcharse sacudiendo la cabeza y cerró la puerta detrás de él para volver su atención hacia Severus.

-No fuiste a almorzar –comenzó, pretendiendo no darle importancia.

-No tenía ganas.

-¿Oh? –Filch se acercó a los estantes y tomó un expediente al azar.

-Albus tiene el antídoto.

Filch tomó asiento frente a su escritorio y abrió el expediente. Lo ojeó por un momento.

-¿Entonces, por qué todavía eres un niño? ¿No tienes mejores cosas que hacer?

-No estoy seguro.

Filch dio vuelta a otra página.

-¿No estás seguro de qué?

-No estoy seguro de si debería ser niño o adulto.

-Adulto, por supuesto. Es lo mejor. Podrás asustar a todos esos mocosos y no tendrás que irte a la cama a las diez. Tampoco tendrás que hacer los OWLS –añadió.

Severus se sorprendió. ¿Se había estado quejando demasiado sobre los OWLS?

-Pero tendría que dejar a Draco. Es mi amigo y estará solo sin mí.

Filch puso el expediente en una posición más confortable en su escritorio.

-¿Por qué? ¿Estás planeando ir a algún sitio? Pensé que trabajabas aquí y el muchacho vive aquí. ¿Cómo vas a dejarlo?

-No tendré más su edad. Él necesita a alguien en quien confiar. De otro modo terminará convertido en un Death Eater como su papá.

Filch dio vuelta a otra página.

-¿Por qué no podría confiar en un adulto? Me parece que es muy sensato.

-Los niños no son sensatos. Necesitan amigos de su propia edad.

-¿En serio?

Severus suspiró. ¿Los niños necesitaban que sus amigos fueran de su misma edad? Esa pregunta no tenía sentido... ¿o sí?

Filch finalmente lo miró.

-Severus, un adulto es lo que se supone que debes ser. Es a lo que perteneces. Todo este asunto ha sido un infortunado accidente. Nunca debería haber pasado y es hora de corregir ese error.

Severus suspiró otra vez y gentilmente empujó a Corvus de su hombro.

-Lo pensaré –prometió.

-Habla con Draco. Dile que tienes que volver a lo que eres realmente. Creo que entenderá –aconsejó Filch, volviendo a su expediente.

-De acuerdo, lo haré –prometió Severus.

Filch no respondió y Severus dejó calladamente la oficina del conserje para buscar a su amigo.

Una vez que la puerta se cerró, Filch tomó el expediente y lo miró más de cerca. "Los gemelos Weasley. Debí suponerlo", después de todo, la mitad de los expedientes en su oficina eran de los gemelos Weasley.

***

El almuerzo había terminado y sólo quedaban algunos rezagados en el Gran Salón. Draco no estaba entre ellos.

Severus decidió buscar en la Sala Común de Slytherin, luego en su dormitorio y finalmente incluso registró el baño. Nada de Draco.

-¿Dónde podrá estar? –le preguntó a Greenie.

-¿Sniff? –contestó el erizo. "¿Qué es lo que estamos buscando? Aún no he almorzado".

Severus decidió que Greenie no era probablemente la persona adecuada a la cual preguntarle y se dirigió a Vincent y Gregory cuando regresaba. Estaban jugando ajedrez en la Sala Común. Un asunto complicado. Vincent era uno de los peores jugadores que Severus había conocido jamás, pero contra Gregory generalmente ganaba.

-¿Alguno de ustedes tiene idea de dónde está Draco?

Vincent movió un peón justo al sitio equivocado y miró a Severus.

-Buscándote.

Gregory miraba indefenso y confundido el tablero. Debería haber comido el peón que Vincent acababa de mover, pero obviamente no se le había ocurrido.

-¿Alguna idea de dónde está buscando?

-Creo que murmuró algo sobre preguntarle a MacGonagall –dijo Vincent. Vamos, Gregory, mueve.

Gregory, sin embargo, todavía no había decidido qué hacer. Severus dejó la Sala Común sacudiendo la cabeza. ¿Qué había podido apoderarse de esos dos para elegir jugar ajedrez de entre todas las cosas? Bueno, tal vez el tener mucho tiempo en sus manos y nada que hacer. Ese juego ciertamente les tomaría mucho tiempo.

Cuando llegó a la oficina de MacGonagall la encontró cerrada. Minerva obviamente no estaba ahí. Consideró esperar hasta que volviera, pero no estaba ahí para verla y Draco podría estar buscándolo en otro lugar.

Severus decidió probar en la biblioteca. Usualmente pasaba mucho tiempo ahí, después de todo, y Draco podría haber ido a buscarlo ahí.

Dio vuelta y caminó por el corredor hacia la biblioteca. Al dar vuelta a la esquina chocó con la profesora MacGonagall, que lo miró sorprendida.

-¿Severus? Qué haces aquí todavía? Creí que Albus finalmente había encontrado un antídoto.

-No, Albus no ENCONTRÓ nada, pero sí, tiene el antídoto.

-¿Entonces por qué sigues aquí?

-Estoy buscando a Draco. ¿No lo has visto?

-No, pero no es eso lo que quería decir. ¿Por qué todavía eres un niño?

-Porque necesito hablar con Draco y porque no estoy seguro siquiera de quiero volver a como era antes.

-¿Por qué no? Pensé que odiabas ser niño.

-No lo sé –Severus se encogió de hombros-. No puedo abandonar a Draco así como así, me parece. Y esto no es del todo malo. Me divierto un poco también. Es mucho mejor que la primera vez, por lo menos.

Minerva suspiró al comprender el problema de Severus.

-¿Es por Draco? –preguntó gentilmente-. ¿Porque esta vez tienes un amigo?

Severus asintió mirándola a los ojos. Era duro confesarlo, pero ella tenía razón, por supuesto. Tener un amigo había cambiado todo.

-Y ahora piensas que estarás traicionándolo si vuelves a ser un adulto.

Severus asintió otra vez. ¿Cómo sabía Minerva todas esas cosas? ¿Cómo podía decirle tan claramente todo lo que él no podía poner en palabras?

-Severus, Draco no te necesita. Es un muchacho muy popular. Tiene muchos amigos. Por supuesto que te echará de menos, pero no lo dejarás abandonado.

-No los tiene –Severus sacudió la cabeza-. Nunca ha tenido verdaderos amigos y rompió con todos sus falsos amigos por mi culpa.

-¿Falsos amigos? Crabbe y Goyle...

-Crabbe y Goyle necesitan a alguien con algo de cerebro para dirigirlos de manera que no tengan que tomar sus propias decisiones. Y una alianza con los Malfoy puede ser bastante beneficiosa.

-Pero todavía quieren ser sus amigos, ¿no es así?

-Gregory tal vez, pero Crabbe ha descubierto su propio cerebro y Gregory probablemente preferirá seguirlo a él. no pelearán con Draco pero tampoco lo secundarán en la forma en que lo hacían.

-Aún tiene otros amigos.

-Y yo repito: no verdaderos.

Minerva sacudió la cabeza sonriendo.

-Severus, pienso que estás sobreestimando tu importancia para el señor Malfoy. Sé que lo necesitas y es maravilloso lo bien que se llevan los dos, pero él estaba bien si ti antes. Lo estará de nuevo.

-Pero...

-Estás proyectando en Draco tus propios sentimientos. Tú estabas solo y necesitabas desesperadamente un amigo. Ahora estás pensando cómo te sentirías si perdieras a ese amigo otra vez, pero no lo necesitarás más cuando seas un adulto de nuevo. Tendrás a tus viejos amigos de vuelta. Todo volverá a la normalidad... Y no tendrás que pasar los OWLS.

Severus se estremeció. ¿Qué le hacía pensar a ella que podía predecir el futuro? ¿Sus viejos amigos de vuelta? ¿Qué amigos? Bueno, Albus, ¿pero quién más? No había otros. Bueno, Remus y Filch tal vez, pero sólo se habían acercado a él luego de que volviera a ser niño. Tal vez sólo sentían pena por él y volverían a ser como antes cuando volviera a la normalidad.

Volver a la normalidad. La normalidad nunca había sido buena para él. siempre había sido infeliz con su vida. Tal vez podría ser más feliz ahora. No estaba seguro.

-Todavía necesito hablar con Draco. ¿Alguna idea de dónde puede estar?

-¿En su Sala Común? –sugirió Minerva.

-No, ya busqué ahí.

-¿La cancha de quidditch?

Esa era una posibilidad. Severus buscó primero en la biblioteca de todos modos, pero Draco no estaba ahí. Así que fue a la cancha de quidditch como le había aconsejado Minerva y encontró a Draco en la caseta de las escobas.

-¡Severus! Ahí estás. Te he estado buscando durante toda la hora del almuerzo. ¿Dónde estabas todo este rato? –lo saludó Draco.

-Bueno, Albus me llamó a su oficina.

-Pero no puedes haber estado hablando con Dumbledore todo este tiempo. Fue a almorzar, ¿sabes? Y no creo que haya dominado el arte de estar en dos lugares al mismo tiempo.

-No creo que esté fuera de su alcance.

Draco miró a Severus con duda.

-No tienes idea de lo poderoso que es Albus en realidad, Draco. Hay razón de que Voldemort le tema.

-Pero mi padre dice que estar en dos lugares a la vez es absolutamente imposible. Incluso con la magia más fuerte.

-Tu padre no lo sabe todo, Draco. Puede ser poderoso, pero nunca superará a Albus. Nadie puede.

-Entonces... ¿entonces es posible estar en dos lugares a la vez? –preguntó Draco con excitación.

-Hasta donde yo sé, no, pero Albus podría pensar diferente al respecto.

Draco lo consideró por un rato y llegó a una conclusión

-No estuviste con Dumbledore todo este tiempo.

-No.    

-¿Entonces, dónde estabas? –insistió Draco.

Estaba un poco preocupado. Severus obviamente estaba evitando contestar su pregunta y eso no podía ser bueno. Usualmente le decía todo a Draco. Incluso sus travesuras más apreciadas.

-Bueno, primero hablé con Albus, luego volví al dormitorio para tomar a Greenie –dijo Severus, acariciando su pequeño erizo.

-¡Sniff! –confirmó Greenie.

-Luego hablé un poco con Remus, fui a ver a Corvus y luego estuve buscándote, pero tropecé con MacGonagall.

Draco se conformó con esa respuesta por el momento. Era propia de Severus y respondía su pregunta, pero sentía que había sido evadido otra vez. ¿Dónde exactamente radicaba esa evasión? ¿Qué era lo que Severus no le estaba diciendo?

-¿Fuiste a ver a Corvus sin mí? –hizo un puchero para ganar algo de tiempo y pensar.

-Lo siento, Travieso –sonrió Severus-. Pero tú todavía estabas almorzando y yo no tenía ganas de comer.

Fue entonces cuando Draco se dio cuenta de qué era lo que Severus no había dicho.

-¿Por qué? ¿Qué quería Dumbledore?

-Él... me dijo que... que encontraron un antídoto.

Draco se quedó quieto, mirando a Severus por casi un minuto tratando de comprender plenamente lo que su amigo acababa de decir.

-Así que viniste a decirme adiós –dijo finalmente, con voz átona-. Te extrañaré.

-Draco... yo... no estoy seguro de lo que voy a hacer. No quiero simplemente irme y dejarte solo. Eres el mejor amigo que he tenido jamás y hemos pasado un tiempo grandioso juntos. No quiero herirte.

-Pero es lo que has querido desde el principio. Nos esforzamos mucho por encontrar un antídoto y es la única manera de deshacernos de Mary Sue. Nos salvarás a todos con eso. Apuesto que hasta los otros profesores estarán agradecidos de que los liberes de su presencia.

-¿Entonces, quieres que lo haga?

-¿Quererlo? No, no quiero, pero es lo correcto, supongo. Pero voy a extrañarte. Estaré terriblemente solo sin ti. Tendrás de vuelta a todos tus viejos amigos, pero yo no puedo volver a fingir que soy alguien que no soy. No me lo creerán más y aunque lo hicieran, sé que eso no es como tener un amigo de verdad. Nunca estaré cómodo con ellos de nuevo. Nunca lo estuve.

-¿Viejos amigos? El único amigo real que tuve antes de ti es Albus. Lo extraño ahora, pero si decido tomar el antídoto, te extrañaré a ti en la misma forma. No sé cómo escoger, Draco. Los necesito a ambos, pero parece que no puedo quedarme con los dos.

-¿Me recordarás? ¿Como a un amigo de tu infancia? –preguntó Draco, esperanzado-. Y tal vez algún día, cuando yo haya crecido...

-Nunca podré olvidarte y no he tomado una decisión todavía. Pero no importa cuál sea mi decisión, siempre estaré aquí para ti. Siempre te he apreciado y siempre lo haré. Incluso si decido ser un profesor otra vez.

-Tienes que ser un adulto para vengarte de mi padre –dijo Draco repentinamente-. Tienes que volver a la normalidad.

-Tal vez tú eres mejor que una venganza. Voldemort y Lucius piensan que les perteneces como yo les pertenecí. Si puedo mantenerte a salvo de ellos tal vez eso sea una revancha mejor que cualquier cosa que pueda hacerle a Lucius.

-Pero para eso tienes que ser un adulto –murmuró Draco tristemente.

-¿Tengo? –preguntó Severus sorprendido.

Nunca había considerado que tuviera alguna oportunidad como adulto para salvar a Draco. Que Draco viera aquello justo en la forma opuesta fue un ligero shock.

-Por supuesto. ¿Cómo podría un niño protegerme de mi padre? De cualquier forma que lo mires, la mejor cosa para ti es volver a ser adulto.

Severus lo pensó. Desde el punto de vista lógico el asunto era más claro, pero su corazón le decía que permaneciera como niño, que permaneciera con Draco.

-Tengo que hablar con Albus. Tal vez pueda ayudarme a aclarar todo esto. Tiene el antídoto, en todo caso. Creo que tendré que dejar que sus argumentos decidan.

Severus dio vuelta para dirigirse al castillo.

-¡No, espera! –exclamó Draco de repente-. Espera un momento. Hay algo que quiero que tengas antes de que te vayas.

Draco corrió de regreso a la escuela, casi derribando a un par de alumnos de tercer año que se dirigían a la cabaña de Hagrid para su clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Corrió hasta los calabozos y a través de la Sala Común, cruzándose con sus compañeros que se dirigían a sus próximas lecciones.

-¡Draco! Ya pensábamos que llegarías tarde –dijo Gregory cuando entró al dormitorio y corrió hasta su baúl.

-Y así será –respondió Draco, abriendo el baúl.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Severus tiene que irse. Voy a decirle adiós –digo Draco, revolviendo el contenido de su baúl.

-¿Se va? ¿Qué quieres decir con que se va? ¿A dónde se va? –preguntó Vincent, pero Draco no pareció escucharlo.

Finalmente había encontrado lo que estaba buscando. El dibujo del dragón bardo y su balada. Era con mucho su mejor trabajo y no se lo había mostrado aún a Severus. Lo había hecho para sí mismo y lo hacía sentirse terriblemente orgulloso.

Sin otra palabra, Draco volvió a salir corriendo. Cuando llegó a donde Severus estaba esperando, jadeaba con tanta fuerza que tuvo que sentarse en el césped, incapaz de hablar mientras recuperaba el aliento.

Sólo le ofreció el pergamino a su amigo. Severus lo miró confundido.

-Para... qu... que me recuerdes –jadeó Draco.

Severus lentamente se sentó junto a él.

-Gracias, pero aún no estoy seguro de que me vaya a ir.

-Qui... quiero que lo... tengas... de todos modos.

Severus asintió en silencio. Permanecieron sentados por un rato hasta que Draco se recobró. Entonces Severus finalmente se puso en pie y fue a hablar con Dumbledore para tomar su decisión.

Draco se quedó atrás. Sabía que debería ir a clases, pero no se sentía capaz de hacerlo. Caminó por la orilla del lago y se sentó en una piedra, mirando el agua, esperando

Continuará...

Notas:

El próximo capítulo será el último antes del epílogo a menos que se vuelva tan largo que tenga que dividirlo. Por favor, comenten.

En el próximo capítulo:

¿Cuál será la decisión de Severus? Draco y un montón de Gryffindors tienen una sorpresa para Severus, y otra travesura.