¿Qué creen? ¡Todos estos personajes son de JKR! ¡No he inventado a ninguno! ¡No soy dueña de nadie (excepto de Susan, y si quieres usarla, no hay problema)!
La idea de Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka. Lo siento, olvidé mencionarlo en el primer capítulo. Creo que adopté la idea en forma subconsciente.
El cuervo de Severus pertenece a los fics de J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometo regresarlo sin que le haya pasado nada malo.
Los catar, sin embargo, son completamente míos y los amo, así que, por favor,
no los uses sin preguntarme primero.
Notas:
Sí, este es. Este es el capítulo final, pero habrá una secuela. Sólo que aún no puedo decir exactamente cuándo. Voy a escribir mi próximo fic de Harry, titulado "Harry Potter, Conserje de Hogwarts" y que tendrá 13 capítulos. Después de eso escribiré ya sea la secuela de este o el fic de Draco que he estado planeando por un tiempo. No me he decidido aún.
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "My name is Severus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net. Y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), esta es su dirección: silverfox@kabsi.at
Capítulo 18: UNA DECISIÓN TOMADA
Draco contemplaba el lago observando las pequeñas ondas formadas por el viento romper la superficie. Se perdió en los patrones formados por ellas, tratando de olvidar por qué estaba sentado ahí, lo que estaba esperando. Contempló los guijarros y el césped a sus pies, contempló las nubes pasar por el cielo, pero hiciera lo que hiciera, mantuvo su espalda vuelta hacia el castillo. No quería verlo, no quería saber lo que estaba pasando dentro.
Le pareció que había estado sentado ahí por una eternidad... o tal vez sólo por unos pocos minutos. Nunca pensó conscientemente en el amigo que estaba a punto de perder, o que una pequeña voz en el fondo de su mente insistía en decirle que conservaría por siempre, pero de todos modos el pensamiento estaba siempre con él.
El sol se reflejó en el agua creando manchas de luz que parpadeaban alegremente con el movimiento de las ondas. Era fascinante el que una escena tan pacífica pudiera al mismo tiempo estar en movimiento constante.
-¿Draco? –se escuchó una voz detrás de él.
Reconoció la voz, pero deseó poder ignorarla, deseó poder permanecer ahí, mirando el lago y las ondas y que el momento se congelara para siempre.
Aún así se dio la vuelta, luchando contra las lágrimas. "Es lo que tenía que hacerse. Era lo correcto" se recordó a sí mismo.
-¿Profesor?
-Creo que debo haberte dicho esto alrededor de cien veces este año: mi nombre es Severus –dijo Severus Snape sonriendo mientras se sentaba junto a él.
Y Draco le sonrió a su vez y lo abrazó con fuerza. Era bueno tenerlo de vuelta sin importar qué apariencia tuviera. Tal vez no podrían ir a la escuela juntos, tal vez ya no habría más bromas ni peleas contra los otros Slytherin, pero todavía era bueno el no estar solo.
Severus abrazó a Draco por un rato hasta que consideró que el muchacho se había calmado lo suficiente.
-Estaré ausente bastante tiempo durante el fin de semana. Hay algunas cosas en Hogsmeade y Londres que necesitan ponerse en orden, pero siempre puedes buscarme cuando esté aquí y puedes contármelo todo. Sé que soy un poco viejo para ti, pero siempre seré tu amigo.
Draco lo miró. No le parecía viejo, en realidad se veía un poco más joven de lo que Draco recordaba, pero tal vez era sólo porque estaba sonriendo. Era la misma sonrisa que tenía de muchacho y Draco estaba seguro de que nunca la había visto antes en el adulto. Difícilmente había visto al profesor Snape sonreír y por un momento una pequeña parte de su mente se preguntó cuántos de los otros chicos lo habrían visto.
-No eres viejo –sonrió a su amigo-. Pero podrías arrepentirte de la oferta que acabas de hacer. Estaré tras de ti día y noche.
-Estaré contento de verte, créeme. Me encontrarás en la antigua oficina de la profesora Calligra por el momento. Mary Sue decidió dejarnos el viernes en la tarde, pero le daré a mi habitación una semana para que pierda algo de su olor. Ya será suficientemente duro dormir ahí con la decoración que tiene. No creo que pueda soportar además el olor.
-¿Puedo ayudarte con la mudanza? –preguntó Draco sonriendo.
-¿Y qué hay de tus lecciones?
-He perdido la mayoría de todos modos. ¿Por favor? Seré un buen muchacho y trabajaré realmente duro para reponerlas mañana.
-De acuerdo, pero te haré un examen para comprobar eso –rió Severus.
***
Mary Sue ya se había marchado a la hora de la cena del viernes. Difícilmente hubo quien pareciera extrañarla.
Cuando el profesor Snape llegó al Gran Salón para la cena y recobró su antigua silla, los alumnos lo vitorearon y Draco notó con satisfacción que los Gryffindor y los Hufflepuff vitoreaban tan fuerte como los Slytherin.
Los Ravenclaw eran un poco menos vocales, pero eso era normal para ellos. Nunca habían creado mucho ruido.
Draco sonrió triunfante a su amigo y Severus le guiñó un ojo antes de concentrarse en su comida y alimentar a Greenie.
-Hey, Draco, ¿vas a extrañarlo? –preguntó Vincent de repente.
Draco miró a su antiguo amigo sintiéndose inseguro de sí mismo. ¿Por qué preguntaba eso Vicent? ¿Cómo debería reaccionar?
-Estoy contento de tenerlo de vuelta como profesor. Es mucho mejor que Mary Sue.
-Todos estamos contentos por eso, pero no es lo que quiero decir –dijo Vincent.
-¿Entonces qué es?
-Bueno, ustedes dos fueron inseparables este año. Ni siquiera nos hablabas a nosotros dos en ocasiones.
Draco bajó la mirada hacia su plato. Sí, había estado rechazando a sus otros amigos. En parte era su propia culpa el sentirse solo en ese momento.
-Nada más estaba pensando en cómo me sentiría si Greg ya no estuviera más en nuestro dormitorio –continuó Vincent-. No creo que pudiera soportarlo. Así que, ¿vas a extrañarlo?
-Un poco –admitió Draco suavemente-. Todavía estará por aquí y todavía podremos hablar y dibujar juntos, pero creo que será solitario ir a clases sin él.
-Puedes sentarte de nuevo con nosotros, si los profesores te dejan –dijo Vincent-. Si tú quieres, claro.
-Eso sería agradable, pero no creo que nos dejen a los tres ocupar un solo escritorio –le sonrió Draco.
Tal vez no había sido todo malo con sus viejos amigos.
-Lo sé, es sólo que pensé que tal vez querrías sentarte cerca otra vez, como antes –explicó Vincent.
-Sí –dijo Gregory-. Regresa, Draco.
-Siempre que no signifique que uno de nosotros debe sentarse de nuevo con Blaise. Nunca voy a perdonarlo.
-¿Entonces te quedarás solo en Transfiguraciones? –preguntó Gregory estremeciéndose.
-MacGonagall dijo que no podría cambiar lugares otra vez, de todos modos. Le preguntaré a Severus si puedo trabajar con ustedes en Pociones. Tendrá que haber un equipo de tres de todos modos. Quizá podamos ser nosotros.
-De acuerdo, dame esos cinco –Vincent le ofreció su enorme mano.
Draco se la estrechó y rió a pesar del dolor cuando el puño de hierro de Gregory se cerró sobre las manos de ambos. El trío estaba junto otra vez aún cuando Vincent parecía haber tomado el liderazgo. A Draco no le molestaba. No tendría que tomar parte en nada que no quisiera. Sería nada más el socio independiente.
Miró hacia la mesa de los profesores y vio a Severus sonriéndole. Draco sonrió también. "Sí, todo está bien. Estaré bien con mis viejos amigos. No te preocupes por mí".
Severus asintió y se puso en pie. Se acercó a la silla del director en su camino hacia la salida, se inclinó para hablar con Dumbledore por un momento y entonces siguió hacia la puerta. Draco se preguntó el por qué de la pequeña desviación por un momento hasta que un fuerte BUUM aclaró las cosas.
Esta vez había sido para los profesores, que quedaron todos cubiertos de sopa.
Dumbledore permaneció sentado parpadeando sorprendido por un momento, su barba goteando. Entonces muy, muy despacio, metió su cuchara en los restos de su sopa y pescó lo que quedaba de un petardo.
-¡Severus!
-¡Lo siento, Albus!
De repente los alumnos salieron del shock y empezaron a reír. Draco se puso en pie de un salto y corrió al lado de Severus para felicitarlo por su travesura.
Las protestas de MacGonagall fueron ahogadas por la rugiente risa de Hagrid. Dumbledore tomó una servilleta y empezó un desesperanzado intento por secar su cara y barba.
Filch, que había sido suficientemente afortunado como para sentarse bastante lejos de Dumbledore y permanecer casi del todo seco le dirigió a Severus una mirada muy oscura, la cual ignoró el maestro de Pociones. Severus nunca le hacía bromas pesadas a Filch directamente y el conserje sabía y apreciaba eso. Por supuesto que estaba siendo un mal ejemplo para los estudiantes, pero por otro lado, muy pocos de los niños lo apreciaban en todo caso, así que ¿por qué alguno habría de imitarlo?
En la mesa de Gryffindor, Neville Longbottom se volvió hacia Harry Potter y dijo:
-¿No es el profesor más grandioso de todos? Tengo que probar el truco del petardo en la sopa con mi abuela alguna vez.
***
Alrededor de una hora después de la cena, Ginny se acercó a Neville en la sala común de Gryffindor.
-Hola, Neville. ¿Todavía tienes las llaves del calabozo de Pociones?
-Hola, Ginny –dijo Neville cautelosamente-. ¿De qué llaves hablas? ¿Por qué debería yo tener llaves de los calabozos?
-Draco dijo que las tenías y yo te pregunto si todavía las tienes.
-¿Y qué es lo que quieres con ellas? –preguntó Neville.
Le parecía que estaba bien si Draco se lo había dicho a ella, pero no le gustaba la idea de darle las llaves a nadie que no fuera el profesor Snape, a quien pertenecían por derecho. ¿Tal vez debería ir a devolvérselas enseguida?
-Estamos planeando una pequeña sorpresa para el profesor Snape, pero no podemos hacer nada sin esas llaves. ¿Todavía las tienes?
-Sí –asintió Neville-. Pero antes tienes que decirme exactamente qué es lo que vas a hacer con ellas para que pueda decidir si puedo dártelas.
Ginny miró nerviosamente el salón comprobando que nadie los escuchara. No había nadie lo suficientemente cerca como para espiar su conversación, pero eso no era bastante bueno para Ginny. Se inclinó y susurró el plan al oído de Neville. Los ojos de Neville se agrandaron bastante.
-Es una gran idea, Ginny pero van a necesitar toda clase de cosas para llevarla a cabo. ¿Dónde planean conseguir todo?
-Draco le pedirá al señor Filch que nos preste sus herramientas, pero necesitamos primero tener las llaves. ¿Nos ayudarás?
Neville lo pensó sólo por un momento.
-¿Quién más va a tomar parte? –preguntó con excitación.
-Por el momento sólo Draco y yo. Y tú, si quieres. Estamos planeando preguntarle a algunos más cuando estemos seguros de que podemos empezar.
-De acuerdo, cuenten conmigo.
***
Media hora después, Neville y Ginny detuvieron a Harry y su pandilla cuando volvían al castillo luego de visitar a Hagrid.
-¿Harry, es cierto que conoces un pasaje secreto que lleva a Hogsmeade? –preguntó Ginny.
Harry y sus amigos intercambiaron miradas nerviosas.
-No tienes que decirnos dónde está si no quieres –dijo Neville rápidamente-. Sólo necesitamos que alguien vaya a Hogsmeade mañana por la mañana y compre algunas cosas para nosotros. ¿Podrías hacerlo?
-¿Qué es lo que necesitan? –preguntó Harry.
Ginny le entregó la lista de compras. Ron y Hermione miraron el pergamino por encima de los hombros de Harry.
-¿Para qué necesitan todo esto? –demandó Harry seriamente.
-Estamos planeando una sorpresa para el profesor Snape –explicó Neville.
-Algo así como un regalo de bienvenida a casa –agregó Ginny.
-¿Qué es exactamente lo que piensan hacer? –preguntó Harry con curiosidad.
Ginny susurró en su oreja. Harry se dio vuelta y empezó a conferenciar con Ron y Hermione.
Ginny y Neville esperaron cruzando los dedos. Si no podían encontrar un socio que supiera cómo escaparse a la villa, podían olvidarse del plan completamente.
-¡Oh, es una idea realmente dulce! –exclamó Hermione.
"¡Sí!" pensó Ginny "¡Lo harán!"
-No, no veo por qué debemos correr el riesgo de una detención por Snape –anunció Ron.
-Oh, vamos, Ron. Después de todo lo que pasamos con Mary Sue realmente deberíamos mostrarle a Snape lo mucho que apreciamos su regreso –trató de convencerlo Harry.
-¡Al menos escúchalos, Ron! –aconsejó Hermione.
-De acuerdo. ¿Quién más tiene parte en esto? –preguntó Ron a su hermana.
-Por el momento sólo Draco y nosotros, y Filch prometió que podemos usar algunas de sus herramientas.
-No le hemos pedido ayuda a nadie más porque no tenemos todo lo que necesitamos –explicó Neville-. Sin el viaje de compras a Hogsmeade no podremos trabajar.
-No hay problema –prometió Harry-. Lo tendremos todo mañana justo después del desayuno, así que podremos empezar antes del almuerzo. ¿Correcto, Ron?
-¡De ninguna manera! –protestó Ron-. No voy a trabajar con Malfoy o Filch.
-Oh, vamos. Necesitaré que alguien me ayude a cargar todas esas cosas hasta aquí –suplicó Harry.
-Yo no. No voy a tener nada que ver con ese idiota plan de ustedes.
-Ron...
-Está bien, Harry –dijo Hermione para sorpresa de todos-. Yo iré contigo.
-¡Grandioso! –exclamó Neville-. Ahora todo lo que necesitamos es un poco más de gente para ayudar con el trabajo.
-Preguntémosles a Dean y Seamus –sugirió Harry-. Estoy seguro de que les encantará tu idea. También extrañaron mucho a Snape.
Los dos Gryffindor fueron convencidos fácilmente y también Susan de Slytherin. No les preguntaron a los gemelos porque temieron que agregaran algunas desagradables bromas a su plan y Vincent y Gregory ya habían hecho planes diferentes para ese fin de semana.
-No importa –les dijo Draco-. Tenemos suficientes ayudantes para manejar el asunto. Diviértanse y les mostraremos todo cuando hayamos terminado.
***
El sábado a la hora del almuerzo los profesores fueron sorprendidos por la visión de dos Slytherin llegando tarde a comer y en compañía de un montón de Gryffindor, todos charlando y riendo amigablemente.
Extraño. ¿Y qué sería esa extraña mancha negra en la mejilla de Neville Longbottom? No parecía tinta, pero tal vez fuera sólo un truco de la luz.
El mismo grupo llegó tarde a cenar en la misma forma y esta vez varios de los chicos tenían manchas negras que se veían un poco demasiado oscuras para ser tinta.
Severus Snape fue el único profesor que no notó nada inusual. Había almorzado en Londres y llegó a la cena demasiado tarde como para ver a los chicos entrar. Notó las manchas negras en las manos de Draco cuando el muchacho lo visitó una hora después, pero no le preguntó nada al respecto.
El domingo por la mañana el grupo salió del Gran Salón llevándose algunas tostadas cada uno y algunas personas los miraron preguntándose qué podrían querer en los calabozos todo ese tiempo.
Minerva MacGonagall notó para su sorpresa que Ron Weasley estaba sentado solo sin ninguno de sus amigos y luciendo muy enojado. Su intento por hablar con él salió mal y sólo consiguió que Ron gruñera algo acerca de gente haciendo amistad con nada confiables Slytherin.
Durante el almuerzo del domingo Draco y Susan se sentaron en la mesa de Slytherin con el resto del grupo mientras todos los demás Gryffindor se apartaban hacia el final de la mesa y Ron estrictamente se rehusaba del todo a sentarse y comer.
Otra vez Severus Snape no estaba presente para ver el inusual comportamiento de sus estudiantes.
Llegó temprano a la cena, sin embargo, pero esta vez el grupo no llegó a comer del todo. Cuando los profesores empezaron a preguntarse en voz alta dónde podrían estar, el señor Filch sólo sonrió y les aseguró que sabía exactamente dónde estaban y que no había necesidad de preocuparse por ellos.
***
Luego de la cena, Severus decidió dar una rápida mirada a su torturada oficina y tratar de encontrar lo que había quedado de sus ingredientes para pociones. Tendría que empezar con su lista de compras si era cierta su sospecha de que Mary Sue había tirado la mayor parte de su colección para hacer espacio para sus cuadros y otras decoraciones.
Mientras caminaba hacia los calabozos, se preparó a sí mismo para soportar la vista de su salón y oficina color de rosa. La siguiente cosa que iba a hacer luego de las compras era redecorar. Tal vez podría retirar ahora mismo algunas de las cosas más desagradables.
Al acercarse a su clase notó con satisfacción que el agujero en la pared ya había sido cerrado. El buen viejo Argus Filch. Tenía que recordar darle las gracias al conserje por su rápido trabajo.
Severus tomó las llaves de reserva y las introdujo en la cerradura. Esa era otra cosa en su lista de cosas pendientes. Pedirle a Neville que le devolviera las llaves. Y, de ser posible, sin asustar al muchacho. Pobre olvidadizo Neville, seguramente había querido entregarle las llaves desde hacía mucho. No quería avergonzar al muchacho o hacerlo sentirse como un ladrón. Él mismo conocía ese sentimiento demasiado bien después de todo.
Severus giró la llave en la cerradura y...
¡CLATTER!
Neville, que había estado mezclando pintura cerca de la puerta volteó rápidamente ante el sonido de la puerta abriéndose, que había golpeado accidentalmente una escalera, que había caído sobre Ginny y Susan, quienes al parecer estaban a punto de subir a la escalera y habían caído sobre el bote de pintura. Afortunadamente todavía no había subido nadie a la escalera.
Viendo que las dos chicas ya se estaban poniendo en pie más sorprendidas que lastimadas, Severus terminó de entrar al salón y miró rápidamente a su alrededor. Los chicos habían quitado todos los muebles, exceptuando dos mesas sobre las cuales estaban Draco, Harry, Dean y Seamus pintando el cielorraso. Ginny y Susan obviamente pretendían usar la escalera para el mismo propósito y el deber de Neville era proveerlos con pintura fresca. Hermione estaba en el fondo del salón a la mitad de un hechizo de secado rápido en un muro ya pintado.
Los niños habían repintado todo el salón con su color negro original. Sólo el cielorraso era todavía rosado. Pintar por encima de la cabeza había probado obviamente que era un trabajo inesperadamente dificultoso. La pintura goteaba por las brochas y sobre los pintores dejando sus manos, ropas y, en algunos casos, incluso sus caras cubiertas con manchas negras.
Draco bajó de un salto de su mesa y se acercó a Severus.
-Lo siento. No esperábamos que entraras aquí antes de mañana por la mañana. Para entonces tendremos todo listo.
-¿Dónde están los muebles? –preguntó Severus tratando de no reírse.
De alguna manera Draco había conseguido una gran franja de pintura negra cruzando todo su cabello rubio platino. ¿Quizá la brocha de alguien se había resbalado? La pintura sería difícil de remover.
-En la oficina. Necesitábamos un poco de espacio cuando arreglamos el piso.
Severus entró a la oficina y descubrió que los muros ya habían sido repintados y que sólo faltaban el cielorraso y el piso. Las mesas y sillas del salón evidentemente habían sido puestas ahí con prisa. También habían vuelto a su acostumbrado negro mientras que los muebles de la oficina sólo habían sido puestos a un lado sin pintar.
-Sólo hemos terminado con los muros aquí y en tu cuarto por el momento, pero tendremos los pisos y los cielorrasos listos en unas horas. Decidimos no tocar los muebles porque nos parece que ni siquiera son los tuyos. El señor Filch prometió mostrarnos dónde puso Mary Sue tus cosas unas vez que hayamos terminado, pero no planeamos traerlos todavía, porque no sabemos dónde van –explicó Draco.
Severus miró de nuevo los muebles y el salón repintados y al muchacho cubierto de pintura.
-¿Quieres ayudarme a arreglar el pizarrón?
-¡Seguro! Me encantará. ¿Cómo se hace?
-Con una poción, por supuesto. Y eso significa que tenemos que llevar de vuelta una de esas mesas de trabajo al salón y poner un caldero al fuego. Y mientras estamos con eso, creo que también tenemos que preparar una poción especial para sacarles de encima esa pintura, chicos, otra para su ropa, y otra más para tu cabello.
-¿Por qué? ¿La que trabaja con la ropa no funciona también con el cabello?
-¿Con tu color de cabello? Lo dudo. Parece que tendré que lavártelo yo mismo.
-¡Hey, yo sé cómo lavarme mi propio cabello!
-Sí, pero yo no voy a dejar que manejes una poción tan fuerte como esa. Podría causarte un serio daño si te cayera algo en los ojos –declaró Severus seriamente.
-Oh, lo siento.
-¿Por qué? ¿Por salvarme de tener que soportar la decoración de Mary Sue una semana más?
-No, por hacer el tonto y dejar que me cayera esto en el cabello.
-Está bien. De verdad no me molesta. Ahora, ¿de casualidad han visto algunos ingredientes para pociones en alguna parte?
Buscaron por los estantes y escritorio de Mary Sue, pero al final tuvieron que conformarse con los suministros para estudiantes. Por supuesto, esos no incluían todos los ingredientes necesarios y Draco realmente temió que tendrían que abandonar el plan, pero en cambio fue sorprendido con una demostración del ingenio de un auténtico maestro de pociones en acción. Los estudiantes contemplaron con admiración cómo Severus simplemente adaptaba las recetas para aprovechar los ingredientes disponibles.
En una hora había logrado cuatro pociones diferentes. Le entregó a Draco el primer caldero en cuanto estuvo listo.
-Pon esto en agua y lava el pizarrón con eso. Luego sécalo y trata de escribir en él. con esto tiene que servir.
Draco asintió excitadamente y vació la poción en uno de los baldes de Filch, que ya estaba casi lleno con agua. Mientras estaba ocupado lavando la pizarra, Snape vació la siguientes dos pociones en botellas pequeñas.
-De acuerdo, chicos, no confundan estas –advirtió, mirando a Neville-. Las blancas son para ser usadas en su ropa. Froten la poción en las manchas cuando laven la ropa. Las verdes son para las manchas en su piel. Úsenla como jabón. Blanca para la ropa, verde para ustedes. ¿Está claro?
Ellos asintieron.
-¿Y qué hay de la cuarta poción? –preguntó Harry.
-Esa es para el cabello de Draco y voy a aplicarla yo mismo, no tienen nada que hacer con ella. ¡No la toquen!
-¿Por qué no? –preguntó Neville espiando dentro del caldero.
Severus lo tomó por los hombros gentilmente y lo hizo retroceder.
-Porque es peligrosa. Pon un poco de más en tu cuerpo o bien olvida lavártela a tiempo y hará un hoyo en tu piel.
Neville chilló y saltó hacia atrás.
-No es tan peligrosa, Neville. No puede matarte, pero las heridas serían muy desagradables y tardarían mucho en curar, así que preferiría que todos ustedes permanecieran lejos de esto.
Todos asintieron otra vez.
-Ahora, si metemos los muebles aquí otra vez, creo que habremos terminado con este salón y podremos empezar con la oficina.
***
El lunes en la mañana el profesor Snape llegó a la clase de buen humor. Esto lo sorprendió incluso a él, que no pudo siquiera recordar la última vez que había pasado algo así.
Su salón y oficina habían vuelto a ser como debían, excepto por la falta de muchos de los ingredientes que deberían estar en su oficina, pero unos cuantos viajes de compras a Diagon Alley solucionarían ese problema fácilmente. Su habitación todavía olía ligeramente a perfume y todavía tenía que traer de vuelta la mayor parte de los muebles, pero el olor desaparecía en unos días y, con la ayuda de sus jóvenes amigos, los muebles estarían en su sitio para la hora de la cena.
La colonia de cucarachas podría haber molestado a cualquier otro, pero para Severus sólo representaba una fuente permanente de patas y ojos de insecto y bocadillos para erizo.
Greenie todavía sonaba molesto cada vez que su nariz captaba algo de perfume o de olor a pintura, pero por lo demás parecía gustarle su nuevo hogar. Puesto que Severus seguía negándose a desayunar hojuelas de maíz sólo para molestar a su erizo y Minerva MacGonagall había rehusado estrictamente darle ni una probadita de las suyas, Greenie había decidido que de ahora en adelante sería deber de Albus servirle el desayuno. Al director no parecía molestarle compartir su plato con un pequeño erizo verde. ¿O tal vez no lo había notado? Cualquier cosa era posible en lo que concerniera a Albus Dumbledore.
La primera clase de Severus en la semana eran los Ravenclaw y Hufflepuff de primer año. Difícilmente conocía a esos niños. Sólo los había tratado por unas pocas semanas antes de su accidente y se estremeció al pensar lo poco que probablemente habían aprendido de Albus y Mary Sue.
Dejó a Greenie en su escritorio deteniéndose por un momento para admirar la nueva pintura negra "Gracias, Draco. Eres el mejor".
Entonces procedió a pasar lista. Todos estaban ahí. Excelente. Ahora, a probar su conocimiento.
Una niña pequeña levantó tentativamente su mano antes de que pudiera hacer ninguna pregunta. Asintió para indicarle que podía hablar.
-Señor, por favor no se ría de esto, pero hay un erizo verde en su escritorio –reportó ella.
-Lo sé. Yo lo puse ahí.
-Oh –dijo la pequeña niña, sonando confundida.
Severus contuvo las ganas de reír y en cambio preguntó a los estudiantes cómo preparar una poción encogedora.
Los resultados fueron mejores de lo que había esperado. Uniendo sus mentes los niños realmente eran capaces de reconstruir la receta. Sus estudiantes usualmente eran mejores que eso, pero su conocimiento era suficiente. ¿Tal vez Albus era un buen maestro de pociones, después de todo, si no había un verdadero maestro de pociones cerca para confundirlo?
"Tengo que decirle a Albus que lo hizo bien con los niños. Trabajó duro para esas lecciones, después de todo" pensó "Pasemos a la siguiente poción".
Un niño pequeño alzó la mano.
-¡Señor! ¡Señor! ¡El erizo verde en su escritorio se está comiendo sus ingredientes de pociones!
-Lo sé. Yo los puse ahí.
-¿Huh?
-Son para alimento de erizo. No pienso hacer ninguna poción en clase hoy. Tengo que comprobar primero cuánto saben. No vamos a empezar con nada nuevo si encuentro que no saben algo de lo viejo.
-Oh.
-Sigamos con el quiz: ¿cuál es el ingrediente principal para todas las pociones de crecimiento? –demandó Severus.
Flapp, flapp.
-Un diente de dragón.
-Gracias, Corvus. Pero le estaba preguntando a los niños.
Los niños miraban y señalaban.
-¡Ese pájaro habló! –exclamó alguno excitadamente.
-Sí, es un cuervo. Los cuervos hablan –contestó Severus.
-¿Qué hace el cuervo aquí?
-Traerme una carta, según parece –dijo Severus, desatando el lazo de la pata de Corvus.
-¿Los cuervos son búhos? –preguntó un niño obviamente hijo de muggles.
-No, no lo son.
-¿Entonces por qué el cuervo le trajo una carta?
-Porque lo entrené para hacerlo.
-Oh.
-¿Es suyo el cuervo? –preguntó la niñita que había señalado a Greenie al principio.
-Sí, lo es –suspiró Severus.
¿Acaso no se suponía que era él quién debía hacer las preguntas?
-¿Cuál es su nombre?
-Corvus.
-¿Por qué su nombre es Corvos?
-No Corvos, Corvus. Eso es "cuervo" en latín.
-¿Por qué puso el erizo en su escritorio?
-Porque me gusta tenerlo conmigo cuando enseño. Es mi mascota.
-Pensé que Corvus era su mascota.
-Lo es. Tengo dos mascotas.
-¿Por qué usted puede tener dos mascotas? A nosotros sólo se nos permite una.
-Porque soy un adulto. Puedo tener todas las mascotas que quiera.
-Oh.
-¿Qué es lo que dice la carta?
-Nada.
-¿Por qué nada?
-Porque no la he leído todavía.
-¿Cuándo va a leerla?
-Después de la lección.
-Oh.
-¿Cuál es el nombre del erizo?
-Greenie.
-¿Por qué se llama Greenie? –preguntó un pequeño Hufflepuff rubio.
-¡Obviamente porque es verde, idiota! –exclamó un Ravenclaw poniendo los ojos en blanco.
-¡Cinco puntos menos para Ravenclaw por insultar a un compañero estudiante! –anunció Severus para sorpresa de todos.
Envió a Corvus de vuelta a su cuarto, antes de volver a interrogar a los niños. El cuervo sabía pociones demasiado bien. Habría contestado expertamente todas las preguntas en lugar de ellos.
-¿Por qué Corvus no puede quedarse y aprender con nosotros?
-Porque no está en el nivel de ustedes.
-¿No?
-No, él es de sétimo año.
-¿Huh?
Severus continuó con el quiz dejando que los niños resolvieran la última respuesta como quisieran.
Se vio muy evidente cuándo había reemplazado Mary Sue a Albus. Los niños fueron capaces de reconstruir la mayor parte de lo que habían aprendido de Dumbledore con sólo un poco de ayuda aquí y allá. Pero estaban completamente confundidos por las cosas que habían aprendido de Mary Sue. Habían olvidado algunas cosas que de las que Albus les había dicho, pero habían malentendido la mayor parte de las explicaciones de Mary Sue.
Para el final de la lección Severus sabía que tenía que retomar desde donde había quedado Albus. Tratar de reconstruir algo de lo que la clase había hecho después era un esfuerzo inútil.
Su siguiente clase a un grupo de tercer año no fue diferente. Tenían una idea ligeramente mejor de lo que Mary Sue estaba hablando, y estaban bien en lo básico de los dos primeros años, pero aún así Severus no confiaba en ellos para preparar una de las pociones que les había enseñado Mary Sue sin riesgo de serios accidentes.
Llegó a almorzar de tan mal humor que Dumbledore le preguntó qué estaba mal. Eso era inusual porque el personal estaba acostumbrado al constante mal humor de Severus. ¿Estaba demasiado peor ese día?
-Tengo que empezar de nuevo con casi todo lo que mis alumnos debería haber aprendido este año. No entienden nada de lo que recibieron.
-Lo siento, Severus –dijo Dumbledore-. Hice mi mejor esfuerzo, pero no tenía idea de que tu trabajo fuera tan difícil. Yo nada más...
-Albus, no es tu culpa. Ellos son capaces de vivir con lo que aprendieron en tus lecciones. Mary Sue fue que lo echó todo a perder. No pudo explicar las cosas propiamente e hizo que los pobres niños leyeran libros que eran demasiado complicados para sus niveles. Tú lo hiciste bien, en serio.
-Bueno, entonces lamento haber contratado a Mary Sue, pero no pude encontrar a nadie más que quisiera llenar tus zapatos. Creo que eso sirve para probar cuánto vale mi maestro de Pociones.
***
Esa tarde Albus Dumbledore dio un largo paseo por los límites del bosque prohibido. Era una bella tarde y su primera oportunidad para relajarse un poco desde hacía mucho tiempo. El año escolar casi había terminado y todos sus estudiantes y profesores estaban por una vez sanos y salvos. Severus Snape estaba de vuelta. Mary Sue Blackwell se había ido y parecía ser que Draco Malfoy y Harry Potter se estaban llevando bien por una vez. La vida en Hogwarts no podía ser mejor a los ojos del director.
Caminó respirando el aire fresco profundamente y pensando en el año escolar. Había sido uno lleno de eventos y en ocasiones había sentido que era demasiado, que todo eso no podía terminar bien. Pero lo había hecho. Severus realmente parecía haber aprendido algo de su experiencia, Albus mismo había empezado a sentir más respeto por él y finalmente comenzaba a entender los problemas de la Casa de Slytherin e incluso los estudiantes parecían haber encontrado un nuevo respeto hacia su maestro de Pociones. Y, tal vez, el más joven de los Malfoy no era tan malo después de todo.
Un súbito rascar y gruñir sorprendieron a Albus. Se congeló con la varita lista para defenderse del monstruo que se aproximaba.
Tres pequeñas formas aparecieron por unos momentos bajo un arbusto, pero decidieron que no querían salir a campo abierto y volvieron al bosque.
Albus rió para sí mismo. El único hombre temido por el mismísimo Lord Oscuro, asustado por una familia de erizos. Sacudiendo la cabeza, continuó su paseo sonriendo ante el pensamiento de la madre erizo y sus dos bebés.
Albus se detuvo a la mitad de un movimiento. Regresó a donde había visto los erizos, pero no pudo encontrarlos. ¿De verdad había visto a un bebé erizo verde? Eso no podía ser. Sólo había un erizo verde en el mundo y ese era adulto. Debía ser un truco de la luz del atardecer.
Con una última divertida sacudida de cabeza, Albus Dumbledore dio vuelta para regresar al Castillo. Si realmente había visto erizos verdes, entonces realmente era hora de irse a la cama.
Finis
Notas:
Así que eso es todo. Sólo falta el epílogo. (Probablemente lo enviaré junto con el primer capítulo de "Harry Potter, Conserje de Hogwarts" la próxima semana. Sin embargo, quiero advertirles: ese nuevo fic no será tan agradable y divertido como este. Tiene una atmósfera más bien parecida a mi songfic y espero recibir cuando menos algunas llamaradas por esto). Por favor, comenten.
