Card Captor Sakura 01
Las motas de polvo se sucedían a lo largo de aquel lugar poco iluminado. Una voz dulce, tosió un poco, al mover algunas cajas de sitio, y la polvareda fué directamente hacia su rostro.
- No sé porque papá me tenía que decir que ordenase un poco el desván - susurró en modo de queja aquella muchacha, frotándose la nariz
Los ojos grandes y verdes, relucientes, se posaron con tristeza en una de las cajas, que se había quedado a la vista. Pequeña pero bastante importante, por las cosas que contenía en su interior, referente a su pasado. Se arrodilló en el suelo, atrayendo hacia así la caja de color rosa pálido. Pasó una mano por las tapas de cartón, quitando los restos de polvo, y después la abrió, observando su contenido
Varias cintas de vídeo en sus correspondientes títulos en el lateral, un bastón plateado de animadora, varios adornos del pelo, un libro, y lo que más hizo que se entristeciera, un osito gris de peluche. Lo cogió en sus manos, y lo acarició. Después lo estrechó contra su pecho. Lo dejo nuevamente en la caja, para coger en sus finas manos, un pequeño libro, en el cual se podía observar la leyenda, "Diario de Sakura"
- ¡Sakura! ¡Llegarás tarde a clase!
La muchacha de cabellos castaños, abrió los ojos, disipando sus recuerdos de la mente, al oír a su padre como le advertía de la hora que era. Rápidamente cerro la caja y aun en su mano portaba el pequeño diario.
"Me llamo Sakura Kinomoto, y estoy en segundo de bachillerato en el instituto Seijo, en dónde antes estudiaba mi hermano. Mis asignaturas favoritas son música y gimnasia, pero odio las matemáticas, pero al fin y al cabo soy una chica alegre y simpática. Ah... y también soy una Maestra de Cartas desde hace algunos años"
Bajó las escaleras corriendo, metiéndose en su cuarto, y con mucha agilidad, se cambió de vestido. Miró el resultado de su tremenda rapidez al vestirse, y la figura de una muchacha de 17 años, se reflejó expléndida en el espejo de cuerpo entero.
- ¿Adónde vas? - el muñequito de felpa salió del interior de un cajón del escritorio, moviendo sus alitas, y restregándose un ojo
- ¡A clase! - exclamo Sakura mirando la hora, y dándose prisa en atarse las zapatillas de deporte
Volvió a correr escaleras abajo, y comenzó a buscar por todos lados, su mochila, mientras repetía por lo bajo lo tarde que iba a llegar a la escuela, y como su profesora le echaría una buena bronca, en su búsqueda se topo con un muchacho alto, de cabellos negros, y ojos rasgados, que le sostenía una sonrisa burlona
- Monstruo, si sigues corriendo de esa manera, terminarás por tirar la casa abajo
"Este es mi hermano mayor, Toya, tan desagradable como siempre, ¡está claro que los años pasan iguales para algunos!. Ahora estudia económicas, está en el último curso, y hace 3 años, se marchó a vivir con Yukito a un modesto apartamento en el centro de la ciudad... aunque siempre que puede viene a visitarnos y a molestar... como no..."
Sakura no se detuvo en palabras, y se dio prisa en atinarle una patada en la espinilla, a lo que Toya murmuró algo entre dientes, que no se pudo descifrar.
- Hija, ¿buscas esto? - un señor de aspecto agradable y con gafas, le tendió una pequeña bolsa
- ¡Sí! - exclamó contenta Sakura cogiendo la mochila amarilla - Gracias papa, eres adorable, no como este... - dijo refiriéndose a su hermano, mientras deslizaba en la bolsa, el pequeño libro
"Este es mi padre, Fujitaka, sigue siendo profesor de arqueología en la universidad, aún conserva su buen carácter y sus habilidades de cocinar bien y coser, no han cambiado para nada"
Sakura despidió a su padre con un beso, y a su hermano le hizo un gesto con burla, y rápidamente salió de casa.
*****
Sakura se encontraba rezagada de la clase. Ese día había optado por coger el ultimo sitio en aquella aula, cosa que extraño a sus compañeros, ya que siempre era la primera de la fila. Sus ojos verdes, distraídos, se movían por aquellas paginas de su diario olvidado. A lo lejos, como si estuviese a años luz, podía escuchar la música de las canciones que la profesora estaba pasando en aquel momento. No podía concentrarse en la clase de hoy, solo en aquellos recuerdos que venían sin cesar a su mente.
Las hojas pasaron, trayéndole a su mente, las imágenes, en los que aquellos días fue, una cazadora de cartas, de sus aventuras con sus amigos, y llego hasta las ultimas paginas escritas, en las que su vida dio un brusco cambio, inesperado. Sakura suspiro. Todo cambio súbitamente después de atrapar a la carta "the hope". Rápidamente, todos sus amigos se fueron separando de ella de manera fugaz... y Shaoran... todo a los que quería de pequeña, se alejaron de ella, al día siguiente de aquella captura... y aquella confesión de amor...
- ¡Kinomoto!
Sakura ladeó su cabeza, volviendo a disipar aquellos recuerdos tristes, y levantó la vista, para ver enfrente de ella, a una chica joven, de pelo a media espalda, lacio, y unos ojos brillantes, que denotaban algo de molestia. Sus manos estaban apoyadas en las caderas, y una mueca de disgusto se reflejaba en sus labios.
- ¡Perdona Kaoru! - se disculpó rápidamente Sakura al ver a su profesora así
- No tiene caso... - suspiró aquella muchacha, tomando asiento a su lado en uno de los pupitres - La clase acabó hace 5 minutos... - señaló el aula totalmente vacía - Esperaba que reaccionases por ti sola, pero mira - sonrió ampliamente - ¿En que pensabas? - lanzó una risita - ¿O mejor en quien pensabas? - se agarró de su brazo, haciendo que la muchacha se ruborizase - ¿En Hiroshi quizás?
- ¡¿Cómo se te ocurre Kaoru?! - Sakura estaba completamente sonrojada por los comentarios de su profesora
- Ah vamos Sakura... - se separó de ella y puso cara triste - Soy tu mejor amiga ¿no?
- Claro que sí, lo sabes bien - respondió en un susurro mientras deslizaba su diario en la mochila
- ¡Pues entonces cuéntame en quien pensabas! ¿Es guapo? ¿Le conozco? - comenzó a ametrallearla a preguntas, mientras tomaba a la maestra de cartas por una mano y la arrastraba fuera de clase - Vamos a tomar un helado - sonrió mientras Sakura miraba a la chica que tiraba de ella.
"Esta chica es Kaoru Yamazakura. La conocí hace cinco años, justo después de la caza de la ultima carta... "the hope" ¿os acordáis?, Cuando las cosas comenzaron a cambiar radicalmente. Estudia en la misma universidad que mi hermano, en tercero de carrera de arte dramático, y por las tardes suele dar clases en mi instituto, por supuesto, de arte dramático. Nunca me ha fallado"
- ¡Neikan! ¡Dos helados!
La voz alegre de Kaoru se extendió por todo el pequeño restaurante, nada más hacer su presencia en él. Las personas que estaban disfrutando allí de algún tentempié, dirigieron sus miradas, a aquellas chicas. Sakura se ruborizó al momento, mientras era arrastrada hasta una de las mesas del fondo, que poseía una ventana a la calle
- Kaoru, como sigas entrando así espantarás a todos los clientes - un muchacho de cabellos negros, con reflejos azules, llegó hasta ellas, limpiando después la mesa
- Onii-chan... - suspiró Kaoru - ¿Nos traes unos helados? - sus ojos se convirtieron en estrellitas
- Muévete tú - le hizo una burla a la muchacha, mientras sus ojos azules destelleaban
- Qué grosero - se cruzó de brazos mirándole con cara de pena - Además tenemos invitados - miró a Sakura
- Ah... está bien... - terminó por ceder Neikan suspirando profundamente - ¿De qué sabor?
- ¡De chocolate! - exclamó Sakura contenta, le encantaban los helados que allí se elaboraban
- De vainilla - Kaoru se levantó y se abrazó cariñosamente al pecho de su hermano - Gracias hermanito - Sakura los observó atentamente
"Neikan Yamazakura, el hermano mayor de Kaoru. No estudia, este pequeño restaurante de comida es su negocio, ¡y tan solo con 26 años!. Cuando Kaoru me presentó a su hermano, al principio pensé que se trataba de su novio, él siempre la ha tratado con mucho cariño, más que el que se le expresa a una hermana... y creo que el sentimiento es reciproco. Ahí algo más profundo entre ellos, aunque Kaoru nunca me ha mencionado nada sobre eso"
Sakura tomó una cucharada del helado, disfrutando su sabor, cuando Neikan los trajo a la mesa. El muchacho se sentó al lado de Kaoru, robándole a esta, un poco de su helado, a lo cuál ella no dejó de protestar enérgicamente.
- Si si... ¿quién te ha traído el helado? - Kaoru dejó de protestar - ¿Qué tal las clases de hoy?
- Muy bien - contestó Kaoru tomando un poco de helado - Mis alumnos cada día están mas aplicados
- Eso es porque a todos les tienes detrás de ti, Kaoru - rió bajito Sakura, a lo que hizo que su amiga se ruborizase
- Vaya... - hizo una mueca de disgusto Neikan - Me parece que tendré que pasarme un día por allí
- Eres un celoso
- Tengo que proteger a mi hermana pequeña ¿no?
- ...... - una gota surgió de Kaoru mientras que miró a Sakura intentando cambiar de tema - Todos atendieron menos tú, Sakura... ¿me vas a decir ya en que chico estabas pensando? - apoyó las manos en su barbilla, mirándola con ojos brillantes
- Es que yo... - Sakura se ruborizó y miró de reojo a Neikan
- Vale vale, conversación de mujeres - guiñó el chico un ojo divertido - Os dejo a solas... tengo faena en el restaurante - puso como excusa, y se alejó de ellas, hasta ponerse detrás de la barra.
- Ya estamos a solas Sakura-chan - insistió Kaoru en saberlo y vió como su amiga sacaba de la bolsa amarilla un pequeño libro
- Ordenando el desván me encontré con esto... - se lo extendió y Kaoru lo tomó en sus manos, pasando las páginas escritas de forma rápida - No pude evitar no leerlo...
- Sakura... - Kaoru se puso extremadamente seria - Pensé que te habías desecho de él...
- Ya... pero... - tragó saliva - Los echo de menos... - Sakura sintió como su mano era apretada fuertemente por su amiga
- Lo siento Sakura - la mirada de los ojos color violeta, se humedeció al instante
"Ella estuvo a mi lado en todo momento, cuando poco a poco, toda la gente que quería, fue desapareciendo de mi lado. Primero fue Shaoran, el día justo después de que nos hubiéramos dicho que nos amábamos... tuvimos una gran discusión, que ahora mismo no alcanzo a recordar el por qué... y se marchó. No he vuelto a saber nada de él. Seguidamente, de la ciudad se marcharon Sonomi y Tomoyo. La empresa de su madre se expandió de manera asombrosa, y eso hizo que tuvieran que mudarse al extranjero. Nunca recibí ninguna carta de ella"
- ¿Eh? Pero si tú no tienes la culpa de nada - Sakura decidió volver a poner en su rostro aquella sonrisa
- Siento no poder hacer nada más - suspiró tan bajo que la maestra de cartas no pudo entenderlo y al momento volvió a sonreir como antes - ¿Un trozo de pastel?
"Seguidamente, a estas marchas fortuitas de la ciudad, les siguieron Chiharu, Yamazaki, Naoko y Rika. Tampoco tengo noticias de ellos. Y de Eriol y la señorita Mizuki... también han desaparecido de mi vida..."
- ¡¡Claro!! - contestó Sakura mientras veía como Kaoru se levantaba, y ella misma servía los trozos de pastel. La observó como bromeaba en broma con su hermano
"Kaoru sabe que soy maestra de cartas. A los dos meses de conocerla, tuve que contarle la verdad, ya que descubrió de forma accidentada, a Kero-chan, en la cocina, zampándose un gran trozo de tarta. Lo comprendió todo, y no le ha dicho absolutamente nada a nadie. Algo increíble, es que Kero-chan se ha encariñado mucho con ella... no... eso no es lo increíble, lo increíble fue como Yue, al conocerla, esbozó una suave sonrisa... a una persona completamente extraña... la verdad es que Kaoru es fascinante"
*****
Sakura cerró los ojos, tratando de alejar de sus pensamientos, aquellos recuerdos. Se tapó bien con las mantas, mientras de fondo escuchó los pequeños ronquidos de Kero-chan, que dormía plácidamente en su cajón. Por fin ella también logró caer en un profundo sueño.
*****
- ¡No puedo! ¡Basta! ¡No puedo más!
Los gritos de dolor, se dispersaron rápidamente por el interior de aquel pequeño apartamento. Sin dudarlo un segundo, un muchacho de largos cabellos, y un animal, parecido a una pantera gris, corrieron hasta un pequeño cuarto. Abrieron la puerta de par en par, y vieron entre las sombras, la figura de una mujer, bañada en sudor, y con el rostro desencajado por el dolor. Su cuerpo brillaba de una forma muy extraña. Un aura de color azulada, se entremezclaba con otra de color negro carbón. Los dos recién llegados intentaron ayudar de alguna manera, pero les fue imposible
- ¡Alejaos! - la voz que salió de su cuerpo fue tan tétrica que les tomó desprevenidos - ¡¡Noooooooooo!! - el grito fue esta vez de una voz femenina
En ese mismo momento, el cuerpo de la muchacha desprendió una gran cantidad de magia, que hizo que aquellos dos seres, saliesen catapultados hacia atrás, hasta chocar fuertemente contra la pared.
La explosión de poder mágico, comenzó a extenderse a lo largo y ancho del mundo... advirtiendo a los que poseían poderes mágicos... que un peligro jamas soñado acababa de despertar...
*****
Un muchacho joven que entrenaba con la espada, en uno de los jardines de su casa, en esos momentos dejó de practicar, y su espada cayó al suelo en un estrépito. Un escalofrío recorrió su espalda, al presentir aquella magia tan poderosa que acababa de despertar
- ¡Primo! ¡La tía está inquieta por esa oleada de poder maligno! - una chica corrió hasta el joven de ojos castaños
- Ordena que me preparen el equipaje... Mei Ling...
*****
Los ojos azules de un joven adolescente, que se encontraba leyendo un libro en esos momentos, en un gran sillón rojo, destellearon unos momentos, y su cuerpo se estremeció de manera brusca, haciendo que ese libro, cayese al suelo.
- ¡¿Qué ha sido eso?! - una muchacha de cabellos castaños largos interrumpió en la habitación al momento
- Nada bueno... - susurró el joven, ajustándose las gafas - Partimos en este mismo momento...
*****
Sakura se incorporó bruscamente sobre la cama. Apenas hacía cinco minutos que había podido conciliar el sueño, y aquel súbito escalofrío le advirtió de manera peligrosa, que algo había pasado en esos momentos. Kero se encontraba agitando sus alitas por la habitación, con la mirada fija en la ventana, intentando analizar aquella energía que había azotado la ciudad bruscamente.
Kero agudizó la vista, y se pegó por completo al cristal de la ventana. Abrió sus pequeños ojitos de par en par, sin creer lo que estaba viendo.
- ¡Sakura! ¡Ven a ver esto! - exclamó, al mismo tiempo que veía como su ama, se acercaba hasta él
*****
Sakura observó a un lado y a otro, pendiente de que nadie más en la casa se despertase. Abrochó los botones de su chubasquero, mientras que se aseguraba que la llave, estaba colgada de su cuello. Kero se deslizó hacia fuera de la casa, y un brillo dorado le rodeó. En el suelo se formó el sello de la estrella, mientras que sus pequeñas alitas crecieron a ritmo vertiginoso, rodeándole, y al abrirse, había acabado de adoptar su forma verdadera, la bestia del sello.
Sakura subió a lomos de Kerberos, y ambos se levaron, por encima de la ciudad, observando atentamente todas las calles. Sakura clavó los ojos en el agua, que, descendía por su ciudad. Todo estaba quedando prácticamente inundado por el agua, poco a poco, subía su nivel. Miró a un lado, viendo como hasta ellos, llegó el otro guardián de las cartas. La mirada de Yue lanzó un destello.
- Está claro que esto no es normal... - susurró Yue mirando las calles mientras levitaban hacia algún lugar
- ¿Puede que se haya roto algún tanque de agua? - preguntó inocentemente Sakura
- Esto no lo causa un tanque de agua... - negó Kerberos
- Pero no siento ningún poder mágico... - suspiró Sakura mientras que Kerberos siguió las indicaciones de Yue
Volaron, fijándose atentamente, en la dirección en la cuál fluía el agua. Yendo contra corriente, quizás podrían llegar al meollo del asunto. Después de varios minutos, siguiendo aquellos ríos forzados, llegaron a los límites de la ciudad, y a lo lejos, encontraron lo que lo estaba provocando
Ante ellos, se alzaba, imponente, un cúmulo de agua, suspendido en el aire, del cuál emanaban, pequeños hilos de líquido, que se dispersaban en varias direcciones, apuntando siempre, hacia la ciudad. Sin duda era aquello lo que estaba provocando aquella situación.
- ¿Pero qué demonios es eso? - preguntó en voz alta Kerberos
- No lo sé - respondió Sakura, haciendo que Kerberos la depositara en el suelo, y cogió la llave entre sus manos - Pero si no lo detengo, la ciudad acabará bajo las aguas - y extendió en su mano la llave
"Oh llave que ocultas los poderes de mi estrella, revélame la naturaleza de tu verdadero poder, te lo ordeno por el rango que me ha sido otorgado. ¡Libéralo ahora!"
A sus pies se formó el sello mágico, y al finalizar aquellas palabras, la llave, se extendió, hasta formar la vara rosada, con la cuál la maestra, manejaba a sus cartas. Sakura se llevó una mano al bolsillo del chubasquero, eligiendo con cuidado a una de sus cartas. Tomó la carta entre sus dedos, y la lanzó al aire
- ¡Firey!
La carta tomó forma, y las lenguas de fuego rojo vivo, rodearon a aquel cúmulo de agua. Cantaron victoria, al ver como un pequeño vapor, salía del objeto atacado... pero sus ojos se abrieron de par en par, observando como, aquella agua, cayó sobre el fuego mágico, apagándolo completamente, y un pequeño vapor, resultó de esto
- ¡¡Eso no es posible!! - exclamó Yue, apartando a su ama, con un gran salto, de un ataque de un chorro por parte de aquella cosa
- Ah... - un pequeño gemido de horror salió de la garganta de Sakura
- ¡¿Sakura, estás herida?! - se preocupó Kerberos al oír eso
- No pero... - alzó la carta Firey, dejándola a la vista - ¿Cómo puede ser?
Desde luego aquello no era normal. No, ¡ era imposible !. Observaron con horror como la carta Fuego, estaba agrietada por los lados, como si fuese vieja, y estuviese a punto de romperse. Rápidamente se movieron del lugar dónde se encontraban. Aquella fuente de aquel fluido, volvió a atacarles.
Kerberos protegió con sus alas blancas, a su ama. La palma de la mano de Yue comenzó a brillar, y unos pequeños cristales emanaron de ella, los cuales, hizo que se dirigieran rápidamente hacia su atacante. Ni siquiera llegaron a tocarle, momentos antes de llegar, estos se había disuelto. Aquello parecía, que a esa acción, se había vuelto más rabioso. Los pequeños riachuelos en dirección a la ciudad, dejaron de brotar, para concentrarse en uno solo. Aquel brazo extenso se alargó hasta rodear completamente a Yue, haciéndole que le fuera imposible escapar de aquella cárcel.
- ¡Yue! - sollozó Sakura, sujetando la vara, y sacando otra carta, dispuesta a liberarle
- ¡Sakura apártate!
Sakura sintió como Kerberos le había dando un gran empujón. En su preocupación por el estado de Yue, no se había dado cuenta de cómo otro brazo de agua, como aquél que había atrapado a uno de sus guardianes, se dirigía hacia ella. Pero Kerberos la había apartado de su trayectoria, y ahora era él quién había sido atrapado.
Sakura ahogó las lágrimas que luchaban por salir, ante tal situación de impotencia. Tuvo que apartar la vista de sus amigos, para concentrarse en esquivar los ataques restantes de aquel líquido. Tenía que pensar en algo rápido, algo que liberase de aquello a sus amigos. Abrió los ojos esperanzada, y sacó una de sus cartas rosadas
- ¡Shield! ¡Forma una prisión alrededor de la fuente de agua! ¡Ahora!
Rápidamente la carta obedeció las órdenes de su ama, y una niebla dorada rodeó a aquel afluente de agua. El líquido que quedó fuera de aquella cárcel, perdió su fuerza, y eso hizo, que sus guardianes quedasen liberados, exaustos, en el suelo, intentando recuperar el aliento.
- ¿Estáis bien? - Sakura se acercó hasta ellos asegurándose de su estado
- ¿Y el agua? - preguntó entre una pequeña tos, Yue, mientras que dirigían sus miradas hacia el lugar
Vieron como aquella agua, estaba completamente furiosa. No dejaba de golpear el escudo tratando de liberarse de lo que la mantenía encerrada. Sakura notó un temblor en su mano. En ella aún estaba la carta que contenía a "Escudo". ¿Era ella la que había temblado?. La alzó, y vio como en ella no estaba la imagen de la carta, claro, ahora mismo estaba siendo usada para retener a aquella cosa... pero sus ojos se avisparon, y vió, con sorpresa, como la imagen de escudo comenzó a parpadear en la carta, y como esta, se estaba agrietando por momentos
- ¡No puede ser! - gritó Sakura ante tal hecho - ¡No le he ordenado que regrese! - volvió a gritar al ver como la carta era igual que siempre, solo que con aspecto herido
El agua se había liberado del escudo de la maestra de cartas. Comenzó a danzar sobre si misma, haciéndose una pequeña bola de líquido azul, y poco a poco, se fue empequeñeciendo. El sobrecogimiento azotó sus cuerpos. El agua se había esfumado totalmente, y ahora allí, imponente, a unos metros de ellos, se encontraba, levitando, una carta. Una carta de aspecto parecido a las antiguas cartas Clow, y a las, ahora, cartas Sakura. Su color predominante eran varios tonos de azules, entrelazados con un gris claro. El símbolo de dos diamantes pequeños unos lados, y el de un diamante de mayor tamaño, predominando en ella. Difícilmente se pudo leer la leyenda "Agua", escrita en ella
- ¡¿Una carta?! - exclamó Kerberos sin creerlo aún - ¡No existen más cartas! ¡Es imposible!
Una risita sonora se oyó de fondo. Un escalofrío recorrió los cuerpos de los guardianes. Vieron como la carta obedeció una orden, y se alejó rápidamente. La presencia que había percibido, en aquella explosión, que les había sacado del sueño, acababa de volver a hacerse presente, por unos segundos. Ahora ya se había extinguido totalmente.
Sakura observó en sus manos, a las cartas Fuego y Escudo, notablemente dañadas, y las abrazó con pena, sobre su pecho
- Yue... - susurró Kerberos con una notable preocupación
- No puede ser Kerberos, no puede ser la presencia que hemos notado... él no... - los ojos de Yue destellearon al decir aquellas palabras, y observó el lugar donde momentos antes había estado la carta azul
Fin 01
